PARROQUIA DE SANTIAGO APÓSTOL
LORCA




























LIBROS DE LAS CRÓNICAS O PARALIPÓMENOS

LIBRO PRIMERO
CAPITULOS
1  2  3  4  5  6  7  8  9  10  11  12  13  14  15  16  17  18  19  20  21  22  23  24  25  26  27  28  29 

LIBRO SEGUNDO 
CAPITULOS
1  2  3  4  5  6  7  8  9  10  11  12  13  14  15  16  17  18  19  20  21  22  23  24  25  26  27  28  29  30  31  32  33  34  35  36

LIBRO PRIMERO DE LAS CRÓNICAS 

1 Crónicas 1
1    Adán, Set, Enós;
2    Quenán, Mahalalel, Yered;
3    Henoc, Matusalén, Lámek;
4    Noé, Sem, Cam y Jafet.
5    Hijos de Jafet: Gómer, Magog, los medos, Yaván, Túbal, Mések y Tirás.
6    Hijos de Gómer: Askenaz, Rifat y Togarmá
7    Hijos de Yaván: Elisá, Tarsis, Kittim y Rodanim.
8    Hijos de Cam: Kus y Misrayim, Put y Canaán.
9    Hijos de Kus: Sebá, Javilá, Sabtá, Ramá y Sabteká. Hijos de Ramá: Sebá y Dedán.
10    Kus engendró a Nimrod, que fue el primer hombre poderoso de la tierra.
11    Misrayim engendró a los luditas, anamitas, lahabitas, naftujitas,
12    patrusitas, kaslujitas y kaftoritas, de donde proceden los filisteos.
13    Canaán engendró a Sidón, su primogénito, a Jet,
14    y al jebuseo, al amorreo, al guirgasita,
15    al jivita, al arquita, al sinita,
16    al arvadita, al semarita y al jamatita.
17    Hijos de Sem: Elam, Assur, Arpaksad, Lud y Aram. Hijos de Aram: Us, Jul, Guéter y Mések.
18    Arpaksad engendró a Sélaj y Sélaj engendró a Héber.
19    A Héber le nacieron dos hijos: el nombre del primero era Pélej, porque en sus días fue dividida la tierra, y el nombre de su hermano era Yoqtán.
20    Yoqtán engendró a Almodad, Sélef, Jasarmávet, Yéraj,
21    Hadoram, Uzal, Diqlá,
22    Ebal, Abimael, Sebá,
23    Ofir, Javilá, Yobab: todos ellos hijos de Yoqtán.
24    Arpaksad, Sélaj,
25    Héber, Pélej, Reú,
26    Serug, Najor, Téraj,
27    Abram, o sea Abraham.
28    Hijos de Abraham: Isaac e Ismael.
29    Sus descendientes son éstos: El primogénito de Ismael: Nebayot; después, Quedar, Adbeel, Mibsam,
30    Mismá, Dumá, Massá, Jadad, Temá,
31    Yetur, Nafís y Quedmá. Estos son los hijos de Ismael.
32    Hijos de Queturá, concubina de Abraham. Dio a luz a Zimrán, Joqsán, Medán, Madián,  Yisbaq y Súaj. Hijos de Yoqsán: Sebá y Dedán.
33    Hijos de Madián: Efá, Efer, Henoc, Abidá y Eldaá. Todos ellos son hijos de Queturá.
34    Abraham engendró a Isaac. Hijos de Isaac: Esaú e Israel.
35    Hijos de Esaú: Elifaz, Reuel, Yeús, Yalam y Coré.
36    Hijos de Elifaz: Temán, Omar, Sefí, Gatam, Quenaz, Timná y Amalec.
37    Hijos de Reuel: Nájat, Zéraj, Sammá y Mizzá.
38    Hijos de Seír: Lotán, Sobal, Sibón, Aná, Disón, Eser y Disán.
39    Hijos de Lotán: Jorí y Homán. Hermana de Lotán fue Timná.
40    Hijos de Sobal: Alyán, Manájat. Ebal, Sefí y Onam. Hijos de Sibón: Ayyá y Aná.
41    Hijos de Aná: Disón. Hijos de Disón: Jamrán, Esbán, Yitrán y Kerán.
42    Hijos de Eser: Bilhán, Zaaván y Yaacán. Hijos de Disón: Us y Arán.
43    Estos son los reyes que reinaron en el país de Edom antes de que hubiera rey entre los israelitas: Bela, hijo de Beor; el nombre de su ciudad era Dinhabá.
44    Murió Bela, y reinó en su lugar Yobab, hijo de Zéraj, de Bosrá.
45    Murió Yobab y reinó en su lugar Jusam, del país de los temanitas.
46    Y murió Jusam, y en su lugar reinó Hodad, hijo de Bedad, que derrotó a los madianitas en los campos de Moab; el nombre de su ciudad fue Avit.
47    Murió Hodad, y reinó en su lugar Samlá, de Masrecá.
48    Murió Samlá, y reinó en su lugar Saúl, de Rejobot Hannahar.
49    Murió Saúl y reinó en su lugar Baal Janán, hijo de Akbor.
50    Murió Baal Janán y reinó en su lugar Hodad. El nombre de su ciudad era Paí, y el de su mujer Mehetabel, hija de Matred, hija de Mezahab.
51    Murió Hodad, y hubo jeques en Edom: el jeque Timná, el jeque Alyá, el jeque Yetet,
52    el jeque Oholibamá, el jeque Elá, el jeque Pinón,
53    el jeque Quenaz, el jeque Temán, el jeque Mibsar,
54    el jeque Magdiel, el jeque Iram. Estos fueron los jeques de Edom.

INICIO

1 Crónicas 2
1    Estos son los hijos de Israel: Rubén, Simeón, Leví y Judá, Isacar y Zabulón,
2    Dan, José y Benjamín, Neftalí, Gad y Aser.
3    Hijos de Judá: Er, Onán y Selá; los tres le nacieron de Bat Súa la cananea. Er, primogénito de Judá, era malo a los ojos de Yahveh, que le quitó la vida.
4    Tamar, nuera de Judá, le dio a luz a Peres y Zéraj. Todos los hijos de Judá fueron cinco.
5    Hijos de Peres: Jesrón y Jamul.
6    Hijos de Zéraj: Zimrí, Etán, Hemán, Kalkol y Dardá, en total cinco.
7    Hijos de Karmí: Akar, que perturbó a Israel por haber violado el anatema.
8    Hijos de Etán: Azarías.
9    Hijos de que le nacieron a Jesrón: Yerajmeel, Ram y Kelubay.
10    Ram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Najsón, príncipe de los hijos de Judá.
11    Najsón engendró a Salmá, y Salmá engendró a Booz.
12    Booz engendró a Obed y Obed engendró a Jesé.
13    Jesé engendró a su primogénito Eliab; Abinadab, el segundo; Simá, el tercero;
14    Netanel, el cuarto; Radday, el quinto;
15    Osem, el sexto; David, el séptimo.
16    Hermanas suyas fueron Sarvia y Abigaíl. Hijos de Sarvia: Abisay, Joab y Asahel, tres.
17    Abigaíl dio a luz a Amasá, el padre de Amasá fue Yéter el ismaelita.
18    Caleb, hijo de Jesrón, engendró a Yeriot, de su mujer Azubá. Estos son sus hijos: Yéser, Sobab y Ardón.
19    Murió Azubá y Caleb tomó por mujer a Efratá, de la que tuvo a Jur.
20    Jur engendró a Urí, y Urí engendró a Besalel.
21    Después se unió Jesrón a la hija de Makir, padre de Galaad. Tenía él sesenta años cuando la tomó por mujer; y le dijo a luz a Segub.
22    Segub engendró a Yaír, que poseyó veintitrés ciudades en el país de Galaad.
23    Los guesuritas y los arameos les tomaron las aldeas de Yaír, Quenat y sus aduares: sesenta ciudades. Todo esto pertenece a los hijos de Makir, padre de Galaad.
24    Después de morir Jesrón, Caleb se unió a Efratá, mujer de su padre Jesrón, la cual le dio a luz a Asjur, padre de Técoa.
25    Los hijos de Yerajmeel, primogénito de Jesrón, fueron: Ram, el primogénito, y Buná, Orén, Osem y Ajías.
26    Yerajmeel tuvo otra mujer cuyo nombre era Atará, que fue madre de Onam.
27    Los hijos de Ram, primogénito de Yerajmeel, fueron: Maás, Yamín y Equer.
28    Y los hijos de Onam fueron Sammay y Yadá; los hijos de Sammay, Nadab y Abisur.
29    La mujer de Abisur se llamaba Abihayil, que le dio a luz a Ajbán y Molid.
30    Los hijos de Nadab fueron Séled y Efraím; Séled murió sin hijos.
31    Hijo de Efraím fue Yisí; hijo de Yisí, Sesán; hijo de Sesán, Ajlay.
32    Hijos de Yadá, hermano de Sammay, fueron Yéter y Jonatán; Yéter murió sin hijos.
33    Hijos de Jonatán: Pélet y Zazá. Estos fueron los descendientes de Yerajmeel.
34    Sesán no tuvo hijos, sino hijas; tenía Sesán un siervo egipcio que se llamaba Yarjá.
35    Y dio Sesán una hija suya a su siervo Yarjá por esposa, la cual le engendró a Attay,
36    Attay engendró a Natán, Natán engendró a Zabad,
37    Zabad engendró a Eflal, Eflal engendró a Obed,
38    Obed engendró a Jehú, Jehú engendró a Azarías,
39    Azarías engendró a Jeles, Jeles engendró a Elasá,
40    Elasá engendró a Sismay, Sismay engendró a Sallum,
41    Sallum engendró a Yecamías, Yecamías engendró a Elisamá.
42    Hijos de Caleb, hermano de Yerajmeel: Mesá, su primogénito, que fue padre de Zif; tuvo por hijo a Maresá, padre de Hebrón.
43    Hijos de Hebrón: Coré, Tappúaj, Réquem y Sema.
44    Sema engendró a Rájam, padre de Yorqueam; Réquem engendró a Sammay.
45    Hijo de Sammay fue Maón, y Maón fue padre de Bet Sur.
46    Efá, concubina de Caleb, dio a luz a Jarán, Mosá y Gazez; Jarán engendró a Gazez.
47    Hijos de Yahday: Reguem, Jotam, Guesán, Pélet, Efá y Sáaf.
48    Maaká, concubina de Caleb, dio a luz a Séber y Tirjaná.
49    Engendró también a Sáaf, padre de Madmanná, y a Sevá, padre de Makdená y padre de Guibeá. Hija de Caleb fue Aksá.
50    Estos fueron los hijos de Caleb. Hijos de Jur, primogénito de Efratá: Sobal, padre de Quiryat Yearim;
51    Salmá, padre de Belén; Járef, padre de Bet Gáder.
52    Sobal, padre de Quiryat Yearim, tuvo por hijos a Haroé, es decir, la mitad de los manajatitas
53    y las familias de Quiryat Yearim; los yitríes, los putíes, los sumatíes y los misraíes. De ellos salieron los soratíes y los de Estaol.
54    Hijos de Salmá: Belén y los netofatíes, Atrot Bet Joab, la otra mitad de los manajatitas, los soríes
55    y las familias de los sofríes que habitaban en Yabés, los tiratíes, los simatíes, los sukatíes. Estos son kineos, descendientes de Jamat, padre de la casa de Rebak.

INICIO

1 Crónicas 3
1    Estos son los hijos que le nacieron a David en Hebrón: el primogénito Amnón, hijo de Ajinoam, de Yizreel; el segundo, Daniel, hijo de Abigaíl de Carmelo;
2    el tercero, Absalón, hijo de Maaká, hija de Talmay, rey de Guesur; el cuarto, Adonías, hijo de Jagguit;
3    el quinto, Sefatías, de Abital; el sexto, Yitream, de su mujer Eglá.
4    Estos seis le nacieron en Hebrón, donde reinó siete años y seis meses. Reinó en Jerusalén 33 años.
5    Estos son los que le nacieron en Jerusalén: Simá, Sobab, Natán, Salomón, los cuatro de Bat Súa, hija de Ammiel.
6    Además, Yibjar, Elisamá, Elifélet,
7    Nogah, Néfeg, Yafía,
8    Elisamá, Elyadá, Elifélet: nueve.
9    Estos son todos los hijos de David, sin contar los hijos de las concubinas. Hermana de ellos fue Tamar.
10    Hijo de Salomón: Roboam; hijo suyo, Abías; hijo suyo, Asá; hijo suyo, Josafat;
11    hijo suyo, Joram; hijo suyo, Ocozías; hijo suyo, Joás;
12    hijo suyo, Amasías; hijo suyo, Azarías; hijo suyo, Jotam;
13    hijo suyo, Acaz; hijo suyo, Ezequías; hijo suyo, Manasés;
14    hijo suyo, Amón; hijo suyo, Josías.
15    Hijos de Josías: Yojanán, el primogénito; Yoyaquim, el segundo; Sedecías, el tercero; Sallum, el cuarto.
16    Hijos de Yoyaquim: su hijo Joaquim y su hijo Sedecías.
17    Hijos de Joaquín, el cautivo: Sealtiel su hijo;
18    Malkiram, Pedaías, Senassar, Yecamías, Hosamá, Nedabías.
19    Hijos de Pedaías: Zorobabel y Simí. Hijos de Zorobabel: Mesullam, Jananías y Selomit, hermana de ellos.
20    Hijos de Mesullam: Jasubá, Ohel, Berekías, Jasadías y Yusab Jésed: cinco.
21    Hijos de Jananías: Pelatías; Isaías, hijo suyo; Refaías, hijo suyo; Arnán, hijo suyo; Abdías, hijo suyo; Sekanías, hijo suyo.
22    Hijos de Sekanías: Semaías, Jattús, Yigal, Baríaj, Nearías y Safat: seis.
23    Hijos de Nearías: Elyoenay, Ezequías, Azricam: tres. Hijos de Elyoenay: Hodaías, Elyasib, Pelaías, Aqcub, Yojanán, Delaías y Ananí: siete.

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1 Crónicas 4
1    Hijos de Judá: Peres, Jesrón, Karmí, Jur y Sobal.
2    Reaías, hijo de Sobal, engendró a Yájat. Yájat engendró a Ajumay y Lahad. Estas son familias de los soreatitas.
3    Estos son los hijos de Jur, padre de Etam: Yizreel, Yismá y Yibdás. Su hermana se llamaba Haslelponí.
4    Penuel fue el padre de Guedor, y Ezer padre de Jusá. Estos son los hijos de Jur, primogénito de Efratá, padre de Belén.
5    Asjur, padre de Técoa, tuvo dos mujeres: Jelá y Naará.
6    Naará dio a luz a Ajuzzam, Jéfer, los timnitas y los ajastaritas. Estos son los hijos de Naará.
7    Hijos de Jelá: Séret, Sójar, Etnán.
8    Cos engendró a Anub y Hossobebá y las familias de Ajarjel, hijo de Harum.
9    Pero Yabés fue más ilustre que sus hermanos, y su madre le dio el nombre de Yabés, diciendo: «Di a luz con dolor.»
10    Yabés invocó al Dios de Israel, exclamando: «Si de verdad me bendices, ensancharás mis términos, tu mano estará conmigo y alejarás el mal para que no padezca aflicción.» Y otorgóle Dios su petición.
11    Kelub, hermano de Sujá, engendró a Mejir, que fue padre de Estón.
12    Estón engendró a Bet Rafá, Paséaj y Tejinná, padre de Ir Najás. Estos son los hombres de Rekal.
13    Hijos de Quenaz: Otniel y Seraías. Hijos de Otniel: Jatat y Meonotay.
14    Meonotay engendró a Ofrá, y Seraías engendró a Joab, padre de Gue Jarasim, pues eran artesanos.
15    Hijos de Caleb, hijo de Yefunné: Ir, Elá y Náam; hijo de Elá: Quenaz.
16    Hijos de Yehallelel: Zif, Zifá, Tiryá y Asarel.
17    Hijos de Ezrá: Yéter, Méred, Efer y Yalón. Ella concibió a María, Samay y Yisbaj, padre de Estemoa.
18    Su mujer, la de Judá, dio a luz a Yéred, padre de Guedor, a Héber, padre de Sokó, y a Yecutiel, padre de Zanóaj. Estos son los hijos de Bitía, hija del Faraón, que Méred había tomado por esposa.
19    Hijos de la mujer de Odías, hermana de Nájam, padre de Queilá el garmita y Estemoa el maakatita.
20    Hijos de Simón: Ammón y Rinná, Ben Janán y Tilón. Hijos de Yisí: Zójet y Ben Zójet.
21    Hijos de Sela, hijo de Judá: Er, padre de Leká, y Ladá, padre de Maresá, y las familias de los que trabajan el lino en Bet Asbea.
22    Yoquim, los hombres de Kozebá; y Joás y Saraf, que se casaron en Moab, antes de volver a Belén. Estas son cosas muy antiguas.
23    Ellos eran alfareros y habitaban en Netaím y Guederá; moraban allí con el rey, trabajando a su servicio.
24    Hijos de Simeón: Nemuel, Yamín, Yarib, Zéraj y Saúl,
25    Sallum, su hijo; Mibsam, su hijo; Mismá, su hijo.
26    Hijos de Mismá: Jammuel, hijo suyo; Zakkur, hijo suyo; Simí, hijo suyo.
27    Simí tuvo dieciséis hijos y seis hijas, pero sus hermanos no tuvieron muchos hijos, no se multiplicaron todas sus familias como los hijos de Judá.
28    Habitaban en Berseba, Moladá, Jasar-Sual,
29    Bilhá, Esem y Tolad,
30    Betuel, Jormá, Siquelag,
31    Bet Markabot, Jasar Susim, Bet Birí y Saaráyim. Estas fueron sus ciudades hasta el reino de David.
32    También sus aldeas: Etam, Ayim, Rimmón, Tokén y Asán, cinco ciudades,
33    y todas sus aldeas que están en torno a aquellas ciudades, hasta Baalat. Aquí habitaron y éste fue su registro genealógico.
34    Mesobab, Yamlek, Yosá, hijo de Amasías,
35    Joel, Jehú, hijo de Yosibías, hijo de Seraías, hijo de Asiel;
36    Elyoenay, Yaacobá, Yesojaías, Asaías, Adiel, Yesimiel y Benaías,
37    Zizá, hijo de Sifí, hijo de Allón, hijo de Yedaías, hijo de Simrí, hijo de Semaías.
38    Estos que han sido citados por sus nombres, fueron jefes en sus familias y sus casas paternas y se multiplicaron  grandemente.
39    Se dirigieron a la entrada de Guerar, hasta el oriente del valle, buscando pastos para sus ganados.
40    Y hallaron pastos pingües y buenos y una tierra espaciosa, tranquila y segura, pues antes habían morado allí los  descendientes de Cam.
41    Estos que se han citado por sus nombres vinieron en tiempos de Ezequías, rey de Judá, y destruyeron las tiendas  de aquéllos, y los refugios que allí se encontraban, entregándolos al anatema hasta el día de hoy; y habitaron en lugar de ellos, ya que había allí pastos para sus ganados.
42    Algunos de los hijos de Simeón, en número de quinientos hombres, se fueron a la montaña de Seír; sus jefes eran Pelatías, Nearías, Refaías, Uzziel, hijos de Yisí:
43    derrotaron a los restos de Amalec, que habían escapado, y habitaron allí hasta el día de hoy.

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1 Crónicas 5
1    Hijos de Rubén, primogénito de Israel. Rubén había nacido el primero, mas por haber manchado el tálamo de su padre fue dada su primogenitura a los hijos de José, hijo de Israel. Con todo, José no fue inscrito en las genealogías como el primogénito,
2    pues Judá se hizo poderoso entre sus hermanos y de él procede el príncipe, pero la primogenitura pertenece a José.
3    Hijos de Rubén, primogénito de Israel: Henoc, Pallú, Jesrón y Karmí.
4    Hijos de Joel: Semaías, hijo suyo; Gog, hijo suyo; Simí, hijo suyo;
5    Miká, hijo suyo; Reaías, hijo suyo; Báal, hijo suyo;
6    Beerá, hijo suyo, al cual Teglatfalasar, rey de Asiria, llevó cautivo. Era jefe de los rubenitas.
7    Hermanos suyos, por familias, agrupados según sus genealogías: el primero, Yeiel, Zacarías,
8    Belá, hijo de Azaz, hijo de Sema, hijo de Joel. Este habitaba en Aroer y hasta Nebo y Báal Meón.
9    Habitaban, asimismo, al oriente hasta el borde del desierto que se extiende desde el río Eufrates, pues sus ganados se habían multiplicado en la tierra de Galaad.
10    En los días de Saúl hicieron guerra contra los agareos, que cayeron en sus manos; y habitaron en sus tiendas por toda la parte oriental de Galaad.
11    Los hijos de Gad habitaban junto a ellos en la tierra de Basán hasta Salká.
12    Joel fue el primero, Safán el segundo; luego Yanay y Safat, en Basán.
13    Sus hermanos, por casas paternas, fueron: Miguel, Mesullam, Seba, Yoray, Yakán, Zía y Héber: siete.
14    He aquí los hijos de Abijáyil, hijo de Jurí, hijo de Yaróaj, hijo de Guilad, hijo de Miguel, hijo de Yesisay, hijo de Yajdó, hijo de Buz.
15    Ají, hijo de Abdiel, hijo de Guní, era cabeza de sus casas paternas.
16    Habitaban en Galaad, en Basán y sus aldeas, y en todos los ejidos de Sarón hasta sus confines.
17    Todos ellos fueron registrados en los días de Jotam, rey de Judá, y en los días de Jeroboam, rey de Israel.
18    Los hijos de Rubén, los de Gad y la media tribu de Manasés eran hombres valientes, llevaban escudo y espada, manejaban el arco y eran diestros en la guerra. Salían a campaña en número de 44.760.
19    Hicieron guerra contra los agareos, contra Yetur, Nafis y Nodab,
20    y Dios les ayudó contra ellos, de suerte que los agareos y todos los que con ellos estaban fueron entregados en sus manos; pues en la batalla clamaron a Dios y les fue propicio, por cuanto confiaban en él.
21    Capturaron sus ganados: sus camellos, en número de 50.000, 250.000 ovejas, 2.000 asnos y 100.000 personas,
22    pues, por ser guerra de Dios, cayeron muertos muchos. Habitaron el lugar de ellos hasta el destierro.
23    Los hijos de la media tribu de Manasés habitaron en el país desde Basán hasta Báal Hermón, Senir y la montaña de Hermón. Eran muy numerosos.
24    He aquí los jefes de sus casas paternas: Efer, Yisi, Eliel, Azriel, Jeremías, Hodavías y Yajdiel, hombres valerosos, gente famosa, jefes de sus casas paternas.
25    Pero fueron infieles al Dios de sus padres y se prostituyeron siguiendo a los dioses de los pueblos del país que Dios había destruido delante de ellos.
26    Por lo cual el Dios de Israel suscitó el espíritu de Pil, rey de Asiria, que deportó a los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, y los llevó a Jalaj, Jabor, Jará y el río Gozán, hasta el día de hoy.
27    Hijos de Leví: Guersón, Quehat y Merarí.
28    Hijos de Quehat: Amram, Yishar, Hebrón y Uzziel.
29    Hijos de Amram: Aarón, Moisés y María. Hijos de Aarón: Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar.
30    Eleazar engendró a Pinjás, Pinjás engendró a Abisúa.
31    Abisúa engendró a Buqquí y Buqquí engendró a Uzzí,
32    Uzzí engendró a Zerajías, Zerajías engendró a Merayot,
33    Merayot engendró a Amarías, Amarías engendró a Ajitub,
34    Ajitub engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Ajimaas,
35    Ajimaas engendró a Azarías, Azarías engendró a Yojanán,
36    Yojanán engendró a Azarías, el cual ejerció el sacerdocio en la Casa que Salomón edificó en Jerusalén.
37    Azarías engendró a Amarías, Amarías engendró a Ajitub,
38    Ajitub engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Sallum,
39    Sallum engendró a Jilquías, Jilquías engendró a Azarías,
40    Azarías engendró a Seraías, Seraías engendró a Yehosadaq,
41    Yehosadaq marchó cuando Yahveh deportó a Judá y Jerusalén por mano de Nabucodonosor.

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1 Crónicas 6
1    Hijos de Leví: Guersón, Quehat y Merarí.
2    Estos son los nombres de los hijos de Guersón: Libní y Simí.
3    Hijos de Quehat: Amram, Yishar, Hebrón y Uzziel.
4    Hijos de Merarí: Majlí y Musí. Estas son las familias de los levitas según sus casas paternas.
5    De Guersóm: Libní, hijo suyo; Yájat, hijo suyo: Zimmá, hijo suyo;
6    Yoaj, hijo suyo; Iddó, hijo suyo; Zéraj, hijo suyo; Yeatray, hijo suyo.
7    Hijos de Quehat: Amminadab, hijo suyo; Coré, hijo suyo; Assir, hijo suyo;
8    Elcaná, hijo suyo; Ebyasaf, hijo suyo; Assir, hijo suyo;
9    Tájat, hijo suyo; Uriel, hijo suyo; Uzzías, hijo suyo; Saúl, hijo suyo.
10    Hijos de Elca1na: Amasay y Ajimot.
11    Elcaná, hijo suyo; Sufay, hijo suyo; Nájat, hijo suyo.
12    Eliab, hijo suyo; Yerojam, hijo suyo; Elcaná, hijo suyo.
13    Hijos de Elcaná: Samuel, el primogénito y Abías, el segundo.
14    Hijos de Merarí: Majlí; Libní, hijo suyo; Simí, hijo suyo; Uzzá, hijo suyo;
15    Simá, hijo suyo; Jagguías, hijo suyo; Asaías, hijo suyo.
16    Estos son los que puso David para dirigir el canto en la Casa de Yahveh, desde que el arca tuvo un lugar de reposo.
17    Ejercían el ministerio de cantores ante la Morada de la Tienda del Encuentro, hasta que Salomón edificó la Casa de Yahveh en Jerusalén. Cumplían su servicio conforme a su reglamento.
18    Estos son los que ejercían ese ministerio con sus hijos: De los hijos de Quehat: Hemán el cantor, hijo de Joel, hijo de Samuel,
19    hijo de Elcaná, hijo de Yerojam, hijo de Eliel, hijo de Tóaj,
20    hijo de Suf, hijo de Elcaná, hijo de Májat, hijo de Amasay,
21    hijo de Elcaná, hijo de Joel, hijo de Azarías, hijo de Sofonías,
22    hijo de Tájat, hijo de Assir, hijo de Ebyasaf, hijo de Coré,
23    hijo de Yishar, hijo de Quehat, hijo de Leví, hijo de Israel.
24    Su hermano Asaf, que asistía a su derecha: Asaf, hijo de Berekías, hijo de Simá,
25    hijo de Miguel, hijo de Baasías, hijo de Malkías,
26    hijo de Etní, hijo de Zéraj, hijo de Adaías,
27    hijo de Etán, hijo de Zimmá, hijo de Simí,
28    hijo de Yájat, hijo de Guersom, hijo de Leví.
29    Los hijos de Merarí, hermanos de ellos, asistían a la izquierda: Etán, hijo de Quisí, hijo de Abdí, hijo de Malluk,
30    hijo de Jasabías, hijo de Amasías, hijo de Jilquías,
31    hijo de Amsí, hijo de Baní, hijo de Sémer,
32    hijo de Majlí, hijo de Musí, hijo de Merarí, hijo de Leví.
33    Sus hermanos, los levitas, estaban dedicados a los servicios de la Morada de la Casa de Dios.
34    Aarón y sus hijos quemaban las ofrendas en el altar del holocausto y en el altar de los perfumes, según todo el servicio de las cosas  sacratísimas, y hacían la expiación por todo Israel, conforme a todo cuanto había mandado Moisés, siervo de Dios.
35    Estos son los hijos de Aarón: Eleazar, su hijo; Pinjás, su hijo: Abisúa, su hijo;
36    Buqquí, su hijo; Uzzí, su hijo; Zerajías, su hijo;
37    Merayot, su hijo; Amarías, su hijo; Ajitub, su hijo;
38    Sadoq, su hijo; Ajimaas, su hijo.
39    He aquí sus residencias según el orden de sus fronteras: A los hijos de Aarón, de la familia de los quehatitas - pues la suerte cayó sobre ellos -
40    se les dio Hebrón en la tierra de Judá, con sus ejidos circundantes;
41    pero el campo de la ciudad y sus aldeas se dieron a Caleb, hijo de Yefunné.
42    Se dio a los hijos de Aarón como ciudades de asilo: Hebrón, Libná con sus ejidos, Yattir y Estemoa con sus ejidos,
43    Jilaz con sus ejidos, Debir con sus ejidos,
44    Asán con sus ejidos y Bet Semes con sus ejidos.
45    De la tribu de Benjamín: Gueba con sus ejidos, Alémet con sus ejidos y Anatot con sus ejidos. El total de todas sus ciudades: trece ciudades según sus familias.
46    A los otros hijos de Quehat les dieron por sorteo, conforme a sus familias, diez ciudades de la tribu de Efraím, de la tribu de Dan y de la media tribu de Manasés.
47    A los hijos de Guersom, según sus familias, trece ciudades de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la tribu de Manasés en el Basán.
48    A los hijos de Merarí, según sus familias, les tocaron en suerte doce ciudades de la tribu de Rubén, de la tribu  de Gad y de la tribu de Zabulón;
49    los israelitas dieron a los levitas estas ciudades con sus ejidos.
50    De la tribu de los hijos de Judá, de la tribu de los hijos de Benjamín, les tocaron en suerte las ciudades a las que pusieron sus nombres.
51    En la tribu de Efraím se tomaron ciudades para algunas familias de los hijos de Quehat.
52    Se les asignó como ciudades de asilo: Siquem con sus ejidos, en la montaña de Efraím, Guézer con sus ejidos,
53    Yoqmeam con sus ejidos y Bet Jorón con sus ejidos,
54    Ayyalón con sus ejidos, Gat Rimmón con sus ejidos.
55    Y de la media tribu de Manasés: Aner con sus ejidos, Bilam con sus ejidos. Esta para los restantes hijos de Quehat.
56    Para los hijos de Guersom: De la familia de la media tribu de Manasés, Golán, en Basán, con sus ejidos, Astarot con sus ejidos.
57    De la tribu de Isacar, Cadés con sus ejidos, Dobrat con sus ejidos,
58    Ramot con sus ejidos, Anem con sus ejidos.
59    De la tribu de Aser, Masal con sus ejidos, Abdón con sus ejidos,
60    Jucoq con sus ejidos y Rejob con sus ejidos.
61    De la tribu de Neftalí: Cadés en Galilea con sus ejidos, Jammón con sus ejidos y Quiryatáyim con sus ejidos.
62    Para los demás hijos de Merarí: de la tribu de Zabulón: Rimmón con sus ejidos y Tabor con sus ejidos.
63    Y en la otra parte del Jordán, frente a Jericó, al oriente del Jordán, de la tribu de Rubén: Béser en el desierto, con sus ejidos, y Yahsa con sus ejidos,
64    Quedemot con sus ejidos y Mefaat con sus ejidos.
65    De la tribu de Gad: Ramot en Galaad con sus ejidos, Majanáyim con sus ejidos,
66    Jesbón con sus ejidos y Yazer con sus ejidos.

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1 Crónicas 7
1    Hijos de Isacar: Tolá, Puá, Yasub, Simrón: cuatro.
2    Hijos de Tolá: Uzzí, Refaías, Yeriel, Yajmay, Yibsam y Samuel, jefes de las casas paternas de Tolá. Su número, en los días de David, era, según sus genealogías, de 22.600, valientes guerreros.
3    Hijos de Uzzí: Yizrajías; hijos de Yizrajías: Miguel, Abdías, Joel, Yissaías: en total cinco jefes.
4    Tenían, según sus genealogías, por sus casas paternas, divisiones de tropas de guerra en número de 36.000; pues tenían muchas mujeres e hijos.
5    Sus hermanos de todas las familias de Isacar, eran 87.000, esforzados guerreros, inscritos todos ellos en las genealogías.
6    Hijos de Benjamín: Bela, Béker, Yediael: tres.
7    Hijos de Bela: Esbón, Uzzí, Uzziel, Yerimot e Irí: cinco jefes de las casas paternas, esforzados guerreros, inscritos en las genealogías en número de 22.034.
8    Hijos de Béker: Zamirá, Joás, Eliezer, Elyoenay, Omrí, Yeremot, Abías, Anatot y Alémet; todos éstos hijos de Béker.
9    Estaban inscritos según linajes y los jefes de sus casa paternas; tenían 20.200 guerreros esforzados.
10    Hijos de Yediael: Bilhán. Hijos de Bilhán: Yeús, Benjamín, Ehúd, Kenaaná, Zetán, Tarsis y Ajisajar.
11    Todos estos fueron hijos de Yediael, cabezas de familia, esforzados guerreros, en número de 17.200, aptos para la milicia y la guerra.
12    Suppim y Juppim. Hijos de Ir: Jusim; su hijo: Ajer.
13    Hijos de Neftalí: Yajseel, Guní, Yézer y Sallum, hijos de Bilhá.
14    Hijos de Manasés: Asriel, que le dio a luz su concubina aramea. Esta le dio también a luz a Makir, padre de Galaad.
15    Makir tomó una mujer para Juppim y para Suppim, y el nombre de su hermana era Maaká. El nombre del segundo era Selofjad; Selofjad tuvo hijas.
16    Maaká, mujer de Makir, dio a luz un hijo, a quien llamó Peres. Su hermano se llamaba Seres y sus hijos Ulam y Réquem.
17    Hijos de Ulam: Bedán. Estos son los hijos de Galaad, hijo de Makir, hijo de Manasés.
18    Su hermana, Malkat, dio a luz a Ishod, Abiézer y Majlá.
19    Los hijos de Semidá fueron: Ajyán, Sékem, Liqjí y Aniam.
20    Hijos de Efraím: Sutélaj, Bered, su hijo; Tájat, su hijo; Eladá, su hijo; Tájat, su hijo;
21    Zabad, su hijo; Sutélaj, su hijo; Ezer y Elad. Pero los hombres de Gat, nacidos en el país, los mataron, pues habían bajado a apoderarse de sus ganados.
22    Su padre Efraím los lloró durante muchos días, y sus hermanos vinieron a consolarle.
23    Después se unió a su mujer, que concibió y le dio un hijo, a quien llamó Beriá, porque la desgracia estaba en su casa.
24    Hija suya fue Seerá, que edificó a Bet Jorón de arriba y de abajo y a Uzén Seerá.
25    Réfaj, hijo suyo; Sutélaj, hijo suyo; Taján, hijo suyo.
26    Ladán, hijo suyo; Ammihúd, hijo suyo; Elisamá, hijo suyo;
27    Nun, hijo suyo; Josué, hijo suyo.
28    Tenían propiedades y habitaban en Betel y sus aldeas anejas, en Naarán hacia el oriente, en Guézer y sus aldeas anejas hacia el occidente, en Siquem y sus aldeas hasta Ayyá y sus aldeas.
29    Y en manos de los hijos de Manasés estaban Bet Seán y sus aldeas anejas, Tanak y sus aldeas, Meguiddó y sus aldeas, Dor y sus aldeas. En ellas habitaron los hijos de José, hijo de Israel.
30    Hijos de Aser: Yimná, Yisvá, Yisví, Beriá, y Seraj, hermana de éstos.
31    Hijos de Beriá: Héber y Malkiel, el cual fue padre de Birzayit.
32    Héber engendró a Yaflet, Semer, Jotam y Suá, hermana de ellos.
33    Hijos de Yaflet: Pasak, Bimhal y Asvat. Estos son los hijos de Yaflet.
34    Hijos de Sémer: Ají, Rohgá, Jubbá y Aram.
35    Hijos de Hélem, su hermano: Sofaj, Yimná, Seles y Amal.
36    Hijos de Sofaj: Súaj, Jarnéfer, Sual, Berí y Yimrá;
37    Béser, Hod, Sammá, Silsá, Yitrán y Beerá.
38    Hijos de Yéter: Yefunné, Pispá y Ará.
39    Hijos de Ullá: Araj, Janniel y Risías.
40    Todos estos fueron hijos de Aser, jefes de familia, gente escogida, esforzados guerreros, jefes de príncipes. EN los registros genealógicos estaban inscritos en número de 26.000 hombres, aptos para la milicia y la guerra.

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1 Crónicas 8
1    Benjamín engendró a Bela, su primogénito; Asbel, el segundo; Ajiram el tercero;
2    Nojá, el cuarto, y Rafá, el quinto.
3    Los hijos de Bela fueron: Addar y Guerrá, padre de Ehúd,
4    Abisúa, Naamán, Ajoaj,
5    Guerá, Sefufán y Juram.
6    Estos son los hijos de Ehúd, los jefes de familia de los que moraban en Gueba y a los que deportaron a Manájat:
7    Naamán, Ajías y Guerá. Este los deportó, y engendró a Uzzá y Ajijud.
8    Sajaráyim engendró hijos en los campos de Moab, después de haber repudiado a sus mujeres Jusim y Baará.
9    Y de su nueva mujer engendró a Yobab, Sibías, Mesá, Malckom,
10    Yeús, Sakías y Mirmá. Estos son sus hijos, jefes de casas paternas.
11    Y de Jusim engendró a Atibub y Elpáal:
12    Hijos de Elpáal: Héber. Misam y Semed, el cual edificó Onó, Lud y sus aldeas anejas.
13    Beriá y Sema fueron cabezas de familia de los habitantes de Ayyalón, que pusieron en fuga a los moradores de Gat.
14    Hermano suyo: Sesaq. Yeremot,
15    Zebadías, Arad, Eder.
16    Miguel, Yispá, Yojá: eran hijos de Beriá.
17    Zebadías, Mesullam, Jizquí, Jáber.
18    Yismeray, Yizlías y Yobab: hijos de Elpáal.
19    Yaquim, Zikrí, Zabdí,
20    Elienay. Silletay, Eliel,
21    Adaías, Beraías y Simrat: hijos de Simí.
22    Yispán, Héber, Eliel,
23    Abdón, Zikrí, Janán,
24    Jananías, Elam, Antotías,
25    Yifdías y Penuel: hijos de Sesaq.
26    Samseray, Serajías, Atalías,
27    Yaaresías, Elías y Zikri: hijos de Yerojam.
28    Estos eran los jefes de las casas paternas, según sus linages, que habitaban en Jerusalén.
29    En Gabaón habitaba Yeiel, padre de Gabaón, cuya mujer se llamaba Maaká.
30    Su hijo primogénito: Abdón; después Sur, Quis, Báal, Ner, Nadab,
31    Guedor, Ajyó, Záker.
32    Miqlot engendró a Simá. También éstos habitaron, igual que sus hermanos, en Jerusalén, con sus hermanos.
33    Ner engendró a Quis, Quis engendró a Saúl, Saúl engendró a Jonatán, Malki Súa, Abinadab y Esbáal.
34    Hijo de Jonatán: Merib Báal. Merib Báal engendró a Miká.
35    Hijos de Miká: Pitón, Mélek, Tarea, Ajaz.
36    Ajaz engendró a Yehoaddá, Yehoaddá engendró a Alémet, Azmávet y Zimri; Zimrí engendró a Mosá.
37    Mosá engendró a Biná, cuyo hijo fue Rafá, cuyo hijo fue Elasá, cuyo hijo fue Asel.
38    Asel tuvo seis hijos, cuyos nombres son: Azricam, su primogénito; después, Israel, Searías, Abdías y Janán. Todos ellos son hijos de Asel.
39    Hijos de Eseq, hermano suyo: Ulam, su primogénito, Yeús, el segundo, y Elifélet, el tercero.
40    Los hijos de Ulam fueron esforzados guerreros que manejaban el arco; tuvieron muchos hijos y nietos: 150. Todos estos eran descendientes de Benjamín.

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1 Crónicas 9
1    Todos los israelitas estaban registrados en las genealogías e inscritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá, cuando fueron deportados a Babilonia por sus infidelidades.
2    Los primeros que volvieron a habitar en sus propiedades y ciudades fueron israelitas, sacerdotes, levitas y donados.
3    En Jerusalén habitaron hijos de Judá, hijos de Benjamín, hijos de Efraím y de Mamassés.
4    Utay, hijo de Ammihúd, hijo de Omrí, hijo de Imrí, hijo de Baní, de los hijos de Peres, hijo de Judá.
5    De los silonitas: Asaías, el primogénito, y sus hijos.
6    De los hijos de Zéraj: Yeuel y sus hermanos: 690.
7    De los hijos de Benjamín: Sallú, hijo de Mesullam, hijo de Hodavías, hijo de Hassenuá;
8    Yibneías, hijo de Yerojam: Ela, hijo de Uzzí, hijo de Mikrí, y Mesullam, hijo de Sefatías, hijo de Reuel, hijo de Yibnías,
9    y sus hermanos, según sus genealogías: 956. Todos estos eran jefes de familia en sus respectivas casas paternas.
10    De los sacerdotes: Yedaías, Yehoyarib, Yakín,
11    Azarías, hijo de Jilquías, hijo de Mesullam, hijo de Sadoq, hijo de Merayot, hijo de Ajitub, príncipe de la Casa de Dios.
12    Adaías, hijo de Yerojam, hijo de Pasjur, hijo de Malkías; Masay, hijo de Adiel, hijo de Yajzerá, hijo de Mesullam, hijo de Mesillemit, hijo de Immer;
13    y sus hermanos, jefes de sus casas paternas: 1.760 hombres aptos para los ejercicios del culto de la Casa de Dios.
14    De los levitas: Semaías, hijo de Jassub, hijo de Azricam, hijo de Jasabías, de los hijos de Merarí.
15    Baqbacar, Herés, Galal y Mattanías, hijo de Miká, hijo de Zikrí, hijo de Asaf.
16    Abdías, hijo de Semaías, hijo de Galal, hijo de Yedutún; y Berekías, hijo de Asá, hijo de Elcaná, que habitaban en los poblados de los netofatíes.
17    Los porteros: Sallum, Aqcub, Talmón, Ajimán y sus hermanos. Sallum era el jefe;
18    y están hasta el presente junto a la puerta del rey, al oriente. Estos son los porteros del campamento de los hijos de Leví:
19    Sallum, hijo de Qoré, hijo de Ebyasaf, hijo de Coré, y sus hermanos los coreítas, de la misma casa paterna, tenían el servicio del culto como guardianes de los umbrales de la Tienda, pues sus padres habían tenido a su cargo la guardia de acceso al campamento de Yahveh.
20    Antiguamente había sido su jefe Pinjás, hijo de Eleazar, con el que estaba Yahveh.
21    Zacarías, hijo de Meselemías, era portero de la entrada de la Tienda del Encuentro.
22    El total de los elegidos para porteros era de 212, y estaban inscritos en sus poblados. David y Samuel el vidente les habían establecido en sus cargos permanentemente.
23    Tanto ellos como sus hijos tenían a su cargo las puertas de la Casa de Yahveh, la casa de la Tienda.
24    Había porteros a los cuatro vientos: al oriente, al occidente, al norte y al mediodía.
25    Sus hermanos, que habitaban en sus poblados, tenían que venir periódicamente a estar con ellos durante siete días,
26    porque los cuatro jefes de los porteros eran permanentes; algunos levitas estaban al cuidado de las cámaras y de  los tesoros de la Casa de Dios.
27    Pasaban la noche alrededor de la Casa de Dios, pues les incumbía su vigilancia y habían de abrirla todas las mañanas.
28    Unos tenían el cuidado de los utensilios del culto, y los contaban al meterlos y al sacarlos.
29    Otros estaban encargados de los utensilios y de todos los instrumentos del Santuario, de la flor de harina, el  vino, el aceite, el incienso y los aromas.
30    Los que hacían la mezcla para los aromas eran sacerdotes.
31    Mattitías, uno de los levitas, primogénito de Sallum el coreíta, estaba al cuidado constante de las cosas que se freían en sartén.
32    Entre los quehatitas, sus hermanos, algunos estaban encargados de poner en filas los panes cada sábado.
33    Había también cantores, cabezas de familia de los levitas y moraban en las habitaciones de la Casa, exentos de servicio, pues se ocupaban de día y de noche en su ministerio.
34    Estos son, según sus genealogías, los cabezas de familia de los levitas, jefes de sus linajes que habitaban en Jerusalén.
35    En Gabaón moraban el padre de Gabaón, Yeiel, cuya mujer se llamaba Maaká
36    y Abdón su hijo primogénito; después, Sur, Quis, Báal, Ner, Nadab,
37    Guedor, Ajyó, Zacarías y Miqlot.
38    Miqlot engendró a Simam. También éstos habitaron en Jerusalén junto a sus hermanos y en unión con éstos.
39    Ner engendró a Quis, Quis engendró a Saúl, Saúl engendró a Jonatán, Malki Súa, Abínadab y Esbáal.
40    Hijo de Jonatán: Merib Báal. Merib Báal engendró a Miká.
41    Hijos de Miká: Pitón, Mélek, Tajrea.
42    Ajaz engendró a Yará, Yará engendró a Alémet, Azmavet y Zimrí. Zimrí engendró a Mosá.
43    Mosá engendró a Binná. Refaías, hijo suyo: Elasá, hijo suyo; Asel, hijo suyo.
44    Asel tuvo seis hijos, cuyos nombres son: Azricam, su primogénito, Ismael, Searías, Obadías y Janán. Estos fueron los hijos de Asel.

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1 Crónicas 10
1    Trabaron batalla los filisteos contra Israel; huyeron los hombres de Israel ante los filisteos, y cayeron heridos de muerte en el monte Gelboé.
2    Los filisteos apretaron de cerca a Saúl y a sus hijos, y mataron a Jonatán, Abinadab y Malki Súa, hijos de Saúl.
3    El peso de la batalla cargó sobre Saúl, los arqueros le descubrieron y fue herido por los arqueros.
4    Dijo Saúl a su escudero: «Saca tu espada y traspásame con ella; no sea que vengan esos incircuncisos y hagan mofa de mí.» Pero el escudero no quiso, pues estaba lleno de temor. Entonces tomó Saúl la espada y se arrojó sobre ella.
5    Viendo el escudero que Saúl había muerto, se arrojó, también él, sobre su espada y murió con él.
6    Así murió Saúl con sus tres hijos; y toda su casa murió juntamente con él.
7    Viendo todos los hombres de Israel, que estaban en el valle, que las tropas de Israel se daban a la fuga y que  Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron sus ciudades y huyeron; vinieron los filisteos y se establecieron en ellas.
8    Al otro día vinieron los filisteos para despojar a los muertos, y encontraron a Saúl y a sus hijos caídos en el monte Gelboé.
9    Despojándole, se llevaron su cabeza y sus armas, y mandaron anunciar la buena nueva por el contorno del país de los filisteos, a sus dioses y al pueblo.
10    Depositaron sus armas en el templo de su dios y clavaron su cabeza en el templo de Dagón.
11    Supieron todos los habitantes de Yabés de Galaad lo que los filisteos habían hecho con Saúl,
12    se levantaron todos los valientes, tomaron el cadáver de Saúl y los cadáveres de sus hijos, y los llevaron a Yabés. Enterraron sus huesos bajo el tamarindo de Yabés, y ayunaron siete días.
13    Saúl murió a causa de la infidelidad que había cometido contra Yahveh, porque no guardó la palabra de Yahveh y también por haber interrogado y consultado a una nigromante,
14    en vez de consultar a Yahveh, por lo que le hizo morir, y transfirió el reino a David, hijo de Jesé.

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1 Crónicas 11
1    Congregóse todo Israel en torno a David, en Hebrón, y dijeron: «Mira: hueso tuyo y carne tuya somos nosotros.
2    Ya de antes, cuando Saúl era nuestro rey, eras tú el que dirigías las entradas y salidas de Israel; Yahveh, tu Dios, te ha dicho: “Tú apacentarás a mi pueblo Israel.”»
3    Vinieron todos los ancianos de Israel adonde el rey, a Hebrón; David hizo un pacto con ellos en Hebrón, en presencia de Yahveh; y ellos ungieron a David como rey sobre Israel, según la palabra que Yahveh había pronunciado por boca de Samuel.
4    Después marchó David con todo Israel contra Jerusalén, o sea, Jebús; los habitantes del país eran jebuseos.
5    Y decían los habitantes de Jebús a David: «No entrarás aquí.» Conquistó David la fortaleza de Sión, que es la Ciudad de David.
6    Y dijo David: «El que primero ataque al jebuseo, será jefe y capitán.» Subió el primero Joab, hijo de Sarvia, y pasó a ser jefe.
7    Se instaló David en la fortaleza; por eso la llamaron Ciudad de David.
8    Y edificó en derredor de la ciudad, tanto el Milló como la circunvalación; Joab restauró el resto de la ciudad.
9    David iba medrando, y Yahveh Sebaot estaba con él.
10    He aquí los jefes de los valientes que tenía David, y que, durante su reinado, se esforzaron con él y con todo Israel para hacerle reinar, conforme a la palabra de Yahveh respecto de Israel.
11    Esta es la lista de los héroes que tenía David: Yasobam, hijo de Jakmoní, jefe de los Treinta, que blandió su lanza e hizo más de trescientas bajas de una sola vez.
12    Después de él Eleazar, hijo de Dodó, el ajotita, que era uno de los Tres héroes.
13    Este estaba con David en Pas Dammim, donde los filisteos se habían concentrado para la batalla. Había allí una parcela toda de cebada, y el pueblo estaba ya huyendo delante de los filisteos,
14    pero él se apostó en medio de la parcela, la defendió y derrotó a los filisteos. Yahveh obró allí una gran victoria.
15    Tres de los Treinta bajaron a la peña de la cueva de Adullam, donde David, cuando los filisteos se hallaban acampados en el valle de los Refaím.
16    David estaba a la sazón en el refugio, mientras que una guarnición de filisteos ocupaba Belén.
17    Vínole a David un deseo y dijo: «¡Quién me diera a beber agua de la cisterna que hay a la puerta de Belén!»
18    Rompieron los Tres por el campamento de los filisteos, y sacaron agua de la cisterna que hay a la puerta de Belén, se la llevaron y se la ofrecieron a David, pero David no quiso beberla, sino que la derramó como libación a Yahveh,
19    diciendo: «¡Líbreme Dios de hacer tal cosa! ¿Voy a beber yo la sangre de estos hombres junto con sus vidas? Pues con riesgo de sus vidas la han traído.» Y no quiso beberla. Esto hicieron los Tres héroes.
20    Abisay, hermano de Joab, era el primero de los Treinta. Hirió con su lanza a trescientos hombres, y conquistó renombre entre los Treinta.
21    Fue más afamado que los Treinta, llegando a ser su capitán; pero no igualó a los Tres.
22    Benaías, hijo de Yehoyadá, hombre valeroso y pródigo en hazañas, de Cabseel, mató a los dos héroes de Moab; además bajó y mató a un león dentro de una cisterna, en un día de nieve.
23    Mató también a un egipcio que tenía cinco codos de altura; tenía el egipcio una lanza en su mano del tamaño de un enjullo de tejedor, pero Benaías bajó contra él con un bastón, arrancó la lanza de la mano del egipcio, y con su misma lanza le mató.
24    Esto hizo Benaías, hijo de Yehoyadá, y se conquistó renombre entre los Tres héroes.
25    Fue muy famoso entre los Treinta, pero no igualó a los Tres; David le hizo jefe de su guardia personal.
26    Los valientes esforzados fueron: Asahel, hermano de Joab; Eljanán, hijo de Dodó, de Belén;
27    Sammot, de Harod; Jeles, el pelonita;
28    Irá, hijo de Iqqués, de Técoa; Abiézer, de Anatot;
29    Sibbekay, de Jusá; Ilay, el ajotita;
30    Mahray, de Netofá; Jéled, hijo de Baaná, de Netofá;
31    Itay, hijo de Ribay, de Guibeá, de los hijos de Benjamín; Benaías, de Piratón;
32    Juray, de los torrentes de Gaás; Abiel, el arbatita;
33    Azmávet, de Bajurim; Elyajabá, de Saalbón;
34    Bené Hasem, el guizonita; Jonatán, hijo de Sagué, de Arar;
35    Ajiam, hijo de Sakar, el ararita; Elifélet, hijo de Ur;
36    Jéfer, de Mekerá; Ajías, el pelonita;
37    Jesró, de Carmelo; Naaray, hijo de Ezbay;
38    Joel, hermano de Natán; Mibjar, hijo de Agrí;
39    Sélecq, el ammonita; Najray, de Berot, escudero de Joab, hijo de Sarvia;
40    Irá, de Yattir; Gareb, de Yattir;
41    Urías, el hitita; Zabad, hijo de Ajlay;
42    Adiná, hijo de Sizá, el rubenita, jefe de los rubenitas, y con él treinta;
43    Janán, hijo de Maaká; Josafat, el mitnita;
44    Uzzías, de Astarot: Sama y Yeiel, hijos de Jotam, de Aroer;
45    Yediael, hijo de Simrí; Jojá, su hermano, el tisita.
46    Eliel, el majavita; Yeribay y Yosavías, hijos de Elnaam; Yitmá, el moabita;
47    Eliel, Obed y Yaasiel, de Sobá.

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1 Crónicas 12
1    Estos son los que vinieron donde David, a Siquelag, cuando estaba retenido lejos de Saúl, hijo de Quis. Estaban también entre los valientes que le ayudaron en la guerra.
2    Manejaban el arco con la derecha y con la izquierda, lanzando piedras y flechas con el arco. De los hermanos de Saúl el benjaminita:
3    Ajiézer, el jefe, y Joás, hijos de Semaá de Guibeá; Yeziel y Pélet, hijos de Azmávet; Beraká y Jehú, de Anatot;
4    Yismaías, de Gabaón, valeroso entre los Treinta y jefe de los mismos;
5    Jeremías, Yajaziel, Yojanán, Yozabad, de Guederot;
6    Eluzay, Yerimot, Bealías, Semarías y Sefatías, de Jarif;
7    Elcaná, Isaías, Azarel, Yoézer, Yasobam, coreítas;
8    Yoelá y Zebadías, hijos de Yerojam, de Guedor.
9    Y hubo también gaditas que se pasaron a David en el desierto, guerreros valientes, hombres de guerra, preparados para el combate, diestros con el escudo y la lanza. Sus rostros, como rostros de león, y ligeros como la gacela salvaje.
10    Su jefe era Ezer; Obadías, el segundo; Eliab, el tercero;
11    Masmanná, el cuarto; Yirmeyá, el quinto;
12    Attay, el sexto; Eliel, el séptimo;
13    Yojanán, el octavo; Elzabad, el noveno;
14    Jeremías, el décimo; Makbannay, el undécimo;
15    estos eran, entre los hijos de Gad, jefes del ejército; el menor mandaba sobre cien, y el mayor sobre mil.
16    Estos fueron los que atravesaron el Jordán en el mes primero, cuando suele desbordarse por todas sus riberas,  y pusieron en fuga a todos los habitantes de los valles, a oriente y occidente.
17    También vinieron al refugio, donde estaba David, algunos de los hijos de Benjamín y Judá.
18    Presentóse David delante de ellos y les dijo: «Si venís a mí en son de paz para ayudarme, mi corazón irá a una con vosotros; pero si es para engañarme en favor de mis enemigos, sin que hubiere violencia en mis manos, ¡véalo el Dios de nuestros padres y lo castigue!»
19    Entonces el espíritu revistió a Amasay, jefe de los Treinta: «¡A ti, David! ¡Contigo, hijo de Jesé! ¡Paz, paz a ti! ¡Y paz a los que te ayuden, pues tu Dios te ayuda a ti!» David los recibió y los puso entre los jefes de las    tropas.
20    También de Manasés se pasaron algunos a David, cuando éste iba con los filisteos a la guerra contra Saúl, aunque no les ayudaron, porque los tiranos de los filisteos, habido consejo, le despidieron, diciendo: «Se pasará a Saúl, su señor, con nuestras cabezas.»
21    Cuando regresó a Siquelag, pasáronse a él algunos de los hijos de Manasés: Adná, Yozabad, Yediel, Miguel, Yozabad, Elihú y Silletay, jefes de millares de Manasés.
22    Estos ayudaron a David al frente de algunas partidas, pues todos eran hombres valientes y llegaron a ser jefes  en el ejército.
23    Cada día, en efecto, acudía gente a David para ayudarle, hasta que el campamento llegó a ser grande, como un campamento de Dios.
24    Este es el número de los guerreros preparados para la guerra que vinieron donde David, a Hebrón, para transferirle el reino de Saúl, conforme a la orden de Yahveh.
25    De los hijos de Judá, llevando escudo y lanza, 6.800, armados para la guerra.
26    De los hijos de Simeón, hombres valerosos para la guerra, 7.100.
27    De los hijos de Leví, 4.600.
28    Yehoyadá, príncipe de los hijos de Aarón, con otros 3.700.
29    Sadoq, joven y valeroso, con veintidós jefes de su casa paterna.
30    De los hijos de Benjamín, hermano de Saúl, 3.000; hasta entonces la mayor parte de ellos habían permanecido fieles a la casa de Saúl.
31    De los hijos de Efraím, 20.800 hombres valientes, famosos en sus casas paternas.
32    De la media tribu de Manasés, 18.000, nominalmente designados para ir a proclamar rey a David.
33    De los hijos de Isacar, duchos en discernir las oportunidades y saber lo que Israel debía hacer, 200 jefes, y todos sus hermanos bajo sus órdenes.
34    De Zabulón, 50.000 aptos para salir a campaña, preparados para la batalla, provistos de todas las armas de guerra, audaces en la lucha, con corazón entero.
35    De Neftalí, 1.000 jefes, y con ellos 37.000 hombres con escudo y lanza.
36    De los danitas, preparados para la batalla, 28.600.
37    De Aser, aptos para salir a campaña y preparados para la batalla, 40.000.
38    Y de Transjordania, de los rubenitas, de los gaditas y de la media tribu de Manasés, provistos de todos los pertrechos de guerra para la batalla, 120.000.
39    Todos estos hombres de guerra, formados en orden de batalla, vinieron a Hebrón con corazón entero para proclamar a David rey sobre todo Israel; y los demás israelitas estaban unánimes en hacer rey a David.
40    Permanecieron allí con David tres días comiendo y bebiendo, porque sus hermanos les proveían.
41    Además, los que estaban cerca y hasta de Isacar, Zabulón y Neftalí traían víveres en asnos, camellos, mulos y bueyes; provisiones de harina, tortas de higos y pasas, vino, aceite, ganado mayor y menor en abundancia; pues reinaba la alegría en Israel.

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1 Crónicas 13
1    Después de consultar David con los jefes de millar y de ciento y con todos los caudillos,
2    dijo a toda la asamblea de Israel: «Si os parece bien y la cosa viene de Yahveh, nuestro Dios, vamos a mandar un mensaje a nuestros hermanos que han quedado a todas las regiones de Israel y, además, a los sacerdotes  y levitas en sus ciudades y ejidos, para que se reúnan con nosotros;
3    y volvamos a traer a nuestro lado el arca de nuestro Dios, ya que no nos hemos preocupado de ella desde los días de Saúl.»
4    Toda la asamblea resolvió hacerlo así, pues la propuesta pareció bien a todo el pueblo.
5    Congregó entonces David a todo Israel, desde Sijor de Egipto hasta la Entrada de Jamat, para traer el arca de Dios desde Quiryat Yearim.
6    Fue, pues, David, con todo Israel, hacia Baalá, a Quiryat Yearim de Judá, para subir allí el arca del Dios que lleva el Nombre de Yahveh que está sobre los querubines.
7    Cargaron el arca de Dios en una carreta nueva y se la llevaron de la casa de Abinadab; Uzzá y Ajyó conducían la carreta.
8    David y todo Israel bailaban delante de Dios con todas sus fuerzas, cantando y tocando cítaras, salterios, adufes, címbalos y trompetas.
9    Al llegar a la era de Kidón, extendió Uzzá su mano para sostener el arca, porque los bueyes amenazaban volcarla.
10    Se encendió contra Uzzá la ira de Yahveh y le hirió por haber extendido su mano hacia el arca; y Uzzá murió allí delante de Dios.
11    Se irritó David porque Yahveh había castigado a Uzzá; y se llamó aquel lugar Peres de Uzzá hasta el día de hoy.
12    Y tuvo David aquel día miedo a Dios, y dijo: «¿Cómo voy a llevar a mi casa el arca de Dios»
13    Y no trasladó David el arca de Dios a su casa, a la Ciudad de David, sino que la hizo llevar a la casa de Obededom de Gat.
14    El arca de Dios habitó tres meses en la casa de Obededom. Y bendijo Yahveh la casa de Obededom y cuanto tenía.

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1 Crónicas 14
1    Jiram, rey de Tiro, envió a David mensajeros y maderas de cedro, y también albañiles y carpinteros, para edificarle una casa.
2    Y conoció David que Yahveh le había confirmado como rey de Israel, pues había ensalzado su realeza por amor a Israel su pueblo.
3    Tomó David otras mujeres en Jerusalén y engendró mas hijos e hijas.
4    Estos son los nombres de los que tuvo en Jerusalén: Sammúa, Sobab, Natán, Salomón,
5    Yibjar, Elisúa, Elpálet,
6    Nógah, Néfeg, Yafía,
7    Elisamá, Baalyadá y Elifélet.
8    Cuando los filisteos oyeron que David había sido ungido rey sobre todo Israel, subieron todos en su busca. Lo supo David y les salió al paso.
9    Llegaron los filisteos y se desplegaron por el valle de Refaím.
10    Consultó David a Dios, diciendo: «¿Debo subir contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?» Yahveh le respondió: «Sube, pues yo los entregaré en tu mano.»
11    Y subieron a Baal Perasim, donde David los derrotó. Dijo entonces David: «Dios ha abierto brecha entre mis enemigos por mi mano, como una brecha de aguas.» Por eso se llamó a aquel lugar Baal Perasim.
12    Abandonaron allí a sus ídolos, y dijo David: «Arrojadlos al fuego.»
13    Otra vez invadieron los filisteos el valle,
14    y David volvió a consultar a Dios, y Dios le contestó: «No subas contra ellos: da un rodeo y atácalos frente a las balsameras.
15    Y cuando oigas el ruido de pasos en la copa de las balsameras, saldrás a la batalla, porque Dios sale delante de ti para derrotar el campamento de los filisteos.»
16    Hizo David como le había mandado Dios, y derrotaron al campamento de los filisteos desde Gabaón hasta Guézer.
17    La fama de David se extendió por todas las regiones, pues Yahveh le hizo temible a todas las naciones.

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1 Crónicas 15
1    Se hizo casas en la Ciudad de David, preparó un lugar para el arca de Dios y le levantó una Tienda.
2    Entonces dijo David: «Solamente los levitas han de llevar el arca de Dios, pues a ellos los escogió Yahveh para llevar el arca de Yahveh y servirle por siempre.»
3    Congregó, pues, David a todo Israel en Jerusalén para subir el arca de Yahveh al lugar que para ella había preparado.
4    David reunió también a los hijos de Aarón y a los levitas:
5    De los hijos de Quehat: a Uriel, el jefe, y a sus hermanos, 120;
6    de los hijos de Merarí: a Asaías, el jefe, y a sus hermanos, 220;
7    de los hijos de Guersom: a Joel, el jefe, y a sus hermanos, 130;
8    de los hijos de Elisafán: a Semaías, el jefe, y a sus hermanos, doscientos;
9    de los hijos de Hebrón: a Eliel, el jefe, y a sus hermanos, ochenta;
10    de los hijos de Uzziel: a Amminadab, el jefe, y a sus hermanos, 112.
11    También llamó David a los sacerdotes Sadoq y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaiás, Eliel y Amminadab,
12    y les dijo: «Vosotros sois los cabezas de familia de los levitas. Santificaos, vosotros y vuestros hermanos, para subir el arca de Yahveh, el Dios de Israel, al lugar que para ella tengo preparado;
13    pues por no haber estado vosotros la vez primera, Yahveh, nuestro Dios, hizo brecha en nosotros, ya que no le consultamos conforme a la norma.»
14    Se santificaron, pues, los sacerdotes y los levitas, para subir el arca de Yahveh, Dios de Israel.
15    Y los levitas trasladaron el arca de Dios a hombros, como lo había ordenado Moisés, según la palabra de Yahveh, llevando los varales sobre los hombros.
16    Dijo David a los jefes de los levitas que dispusieran a sus hermanos los cantores, con instrumentos músicos, salterios, cítaras y címbalos, para que los hiciesen resonar, alzando la voz con júbilo.
17    Los levitas designaron a Hemán, hijo de Joel; y de sus hermanos, a Asaf, hijo de Berekías; y de los hijos de Merarí, hermanos suyos, a Etán, hijo de Cusaías.
18    Y con ellos, como segundos, a sus hermanos Zacarías, hijo de Yaaziel, Semiramot, Yejiel, Unní, Eliab, Benaías, Maaseías, Mattitías, Eliflehú, Miqneías, Obededom y Yeiel, porteros.
19    Los cantores Hemán, Asaf y Etán hacían resonar címbalos de bronce.
20    Zacarías, Yaaziel, Semiramot, Yejiel, Unní, Eliab, Maaseías y Benaías tenían salterios de tonos altos.
21    Mattitías, Eliflehú, Miqneías, Obededom, Yeiel y Azazaías tenían cítaras de octava, para dirigir el canto.
22    Kenanías, jefe de los levitas encargados del transporte, dirigía el traslado, porque era hombre entendido.
23    Berekías y Elcaná eran porteros del arca.
24    Sebanías, Josafat, Natanael, Amasay, Zacarías, Benaías y Eliezer, sacerdotes, tocaban las trompetas delante del arca de Dios. Obededom y Yejiyías eran porteros del arca.
25    Así pues, David los ancianos de Israel y los jefes de millares, fueron a traer el arca de la alianza de Yahveh, desde la casa de Obededom, con alborozo.
26    Y habiendo Dios ayudado a los levitas portadores del arca de la alianza de Yahveh, sacrificaron siete becerros y siete carneros.
27    David iba revestido de un manto de lino fino, lo mismo que todos los levitas, que portaban el arca, los cantores y Kenanías, el jefe que dirigía el traslado. Llevaba también David sobre sí un efod de lino.
28    Todo Israel subía el arca de la alianza de Yahveh entre clamores y resonar de cuernos, trompetas y címbalos, y haciendo sonar los salterios y las cítaras.
29    Cuando el arca de la alianza de Yahveh entró en la Ciudad de David, Mikal, hija de Saúl, estaba mirando por una ventana, y vio al rey David que saltaba y bailaba, y le despreció en su corazón.

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1 Crónicas 16
1    Introdujeron el arca de Dios y la colocaron en medio de la Tienda que David había hecho levantar para ella; y ofrecieron ante Dios holocaustos y sacrificios de comunión.
2    Cuando David hubo acabado de ofrecer los holocaustos y los sacrificios de comunión, bendijo al pueblo en nombre de Yahveh,
3    y repartió a todo el pueblo de Israel, hombres y mujeres, a cada uno una torta de pan, un pastel de dátiles y un  pastel de pasas.
4    David estableció los levitas que habían de hacer el servicio delante del arca de Yahveh, celebrando, glorificando y alabando a Yahveh, el Dios de Israel.
5    Asaf era el jefe; Zacarías era el segundo; luego Uzziel, Semiramot, Yejiel, Mattitías, Eliab, Benaías, Obededom y Yeiel, con salterios y cítaras. Asaf hacía sonar los címbalos.
6    Los sacerdotes Benaías y Yajaziel tocaban sin interrupción las trompetas delante del arca de la alianza de Dios.
7    Aquel día David, alabando el primero a Yahveh, entregó a Asaf y a sus hermanos este canto:
8    ¡Dad gracias a Yahveh, aclamad su nombre, divulgad entre los pueblos sus hazañas!
9    ¡Cantadle, salmodiad para él, sus maravillas todas recitad!
10    ¡Gloriaos en su santo Nombre, se alegre el corazón de los que buscan a Yahveh!
11    ¡Buscad a Yahveh y su fuerza, id tras su rostro sin descanso!
12    Recordad las maravillas que él ha hecho, sus prodigios y los juicios de su boca,
13    raza de Israel, su servidor, hijos de Jacob, sus elegidos.
14    El, Yahveh, es nuestro Dios, por toda la tierra sus juicios.
15    Recordad para siempre su alianza, palabra que impuso a mil generaciones;
16    lo que pactó con Abraham, el juramento que hizo a Isaac.
17    Y que puso a Jacob como precepto, a Israel como alianza eterna,
18    diciendo: «Yo te daré la tierra de Canaán, por parte de vuestra herencia»,
19    cuando erais escasa gente, poco numerosos, y forasteros allí.
20    Cuando iban de nación en nación desde un reino a otro pueblo,
21    a nadie permitió oprimirles. Por ellos castigó a los reyes.
22    «Guardaos de tocar a mis ungidos ni mal alguno hagáis a mis profetas.»
23    Cantad a Yahveh toda la tierra anunciad su salvación día tras día.
24    Contad su gloria a las naciones, a todos los pueblos sus maravillas.
25    Que es grande Yahveh y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses.
26    Porque nada son todos los dioses de los pueblos, mas Yahveh los cielos hizo.
27    Gloria y majestad están ante él, fortaleza y alegría en su Morada.
28    ¡Rendid a Yahveh, familias de los pueblos, rendid a Yahveh gloria y poder!
29    ¡Rendid a Yahveh la gloria de su Nombre! Traed ofrendas y en sus atrios entrad. ¡Postraos ante Yahveh en esplendor sagrado!
30    ¡Tiemble ante su faz la tierra entera! El orbe está seguro, no vacila.
31    Alégrense los cielos y la tierra jubile. Decid entre las gentes: «¡Yahveh es rey!»
32    ¡Retumbe el mar y cuanto encierra! ¡Exulte el campo y cuanto en él existe!
33    Griten de júbilo los árboles de los bosque ante Yahveh, pues viene a juzgar la tierra.
34    ¡Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es eterno su amor!
35    Y decid: «¡Sálvanos, oh Dios de nuestra salvación! Reúnenos y líbranos de las naciones, para dar gracias a tu Nombre santo y gloriarnos en tu alabanza.»
36    Bendito sea Yahveh, el Dios de Israel, por eternidad de eternidades.» Y todo el pueblo dijo: «Amén.» Y alabó a Yahveh.
37    David dejó allí, ante el arca de la alianza de Yahveh, a Asaf y a sus hermanos, para el ministerio continuo delante del arca, según el rito de cada día;
38    y a Obededom, con sus hermanos, en número de 68, y a Obededom, hijo de Yedutún, y a Josá, como porteros;
39    y el sacerdote Sadoq y a sus hermanos, los sacerdotes, delante de la Morada de Yahveh, en el alto de Gabaón,
40    para que ofreciesen continuamente holocaustos a Yahveh en el altar de los holocaustos, por la mañana y por la tarde, según todo lo escrito en la Ley que Yahveh había mandado a Israel.
41    Con ellos estaban Hemán y Yedutún y los restantes escogidos y nominalmente designados para alabar a Yahveh: «Porque es eterno su amor.»
42    Y con ellos, Hemán y Yedutún, que hacían sonar trompetas, címbalos e instrumentos para los cánticos de Dios. Los hijos de Yedutún eran porteros.
43    Luego, todo el pueblo se fue, cada cual a su casa; también David se volvió para bendecir su casa.

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1 Crónicas 17
1    Morando ya David en su casa, dijo a Natán, profeta: «Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el arca de la alianza de Yahveh está bajo pieles.»
2    Respondió Natán a David: «Haz todo cuanto tienes en tu corazón, porque Dios está contigo.»
3    Pero aquella misma noche vino la palabra de Dios a Natán en estos términos:
4    «Vete y di a mi siervo David: Así dice Yahveh: No serás tú quien me edifique Casa para que habite yo en ella.
5    Pues no he habitado en casa alguna desde el día en que hice subir a los israelitas hasta el día de hoy; sino que he andado de tienda en tienda y de morada en morada.
6    En todo el tiempo que he ido de un lado para otro con todo Israel, ¿he dicho acaso a alguno de los Jueces de Israel, a los que mandé me apacentaran a mi pueblo: Por qué no me edificáis una Casa de cedro?
7    Di, pues, ahora esto a mi siervo David: Así habla Yahveh Sebaot: Yo te he tomado del pastizal, de detrás del rebaño, para que seas caudillo de mi pueblo Israel.
8    He estado contigo donde quiera que has ido, he eliminado a todos tus enemigos de delante de ti y voy a hacerte  un nombre grande como el nombre de los grandes de la tierra.
9    Fijaré un lugar a mi pueblo Israel, y lo plantaré allí para que more en él; no será ya perturbado, y los malhechores no seguirán oprimiéndole como al principio,
10    y como en los días en que instituí Jueces sobre mi pueblo Israel. Someteré a todos tus enemigos. Yahveh te anuncia que Yahveh te edificará una casa.
11    Cuando se cumplan tus días para ir con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas y consolidaré su reino.
12    El me edificará un Casa y yo afirmaré su trono para siempre.
13    Yo seré para él un padre, y él será para mi un hijo, y no apartaré de él mi amor, como le aparté de aquel que fue antes de ti.
14    Yo le estableceré en mi Casa y en mi reino para siempre, y su trono estará firme eternamente.»
15    Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, habló Natán a David.
16    Entró entonces el rey David, se sentó delante de Yahveh y dijo: «¿Quien soy yo, oh Yahveh Dios, y qué mi casa, que me has traído hasta aquí?
17    Y aun esto es poco a tus ojos, oh Dios, que hablas también a la casa de tu siervo para el futuro lejano y me miras como si fuera un hombre distinguido, oh Yahveh Dios.
18    ¿Qué más podrá añadirte David por la gloria que concedes a tu siervo?
19    Oh Yahveh, por amor de tu siervo, y según tu corazón, has hecho todas estas cosas tan grandes, para manifestar todas estas grandezas.
20    Oh Yahveh, nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti, según todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
21    Y ¿qué otro pueblo hay sobre la tierra como tu pueblo Israel, a quien un dios haya ido a rescatar para hacerle su pueblo, dándole renombre por medio de obras grandes y terribles, arrojando naciones de delante de tu pueblo al que rescataste de Egipto?
22    Tú has constituido a Israel tu pueblo como pueblo tuyo para siempre; y tú, Yahveh, te has hecho su Dios.
23    Ahora, pues, oh Yahveh, mantén firme eternamente la palabra que has dirigido a tu siervo y a su casa; y haz según  tu palabra.
24    Sí, sea firme; y sea tu nombre por siempre engrandecido, y que diga: “Yahveh Sebaot, el Dios de Israel, es el Dios para Israel.” Y que la casa de tu siervo David subsista en tu presencia.
25    Ya que tú, oh Dios mío, has revelado a tu siervo que vas a edificarle una casa, por eso tu siervo ha encontrado valor para orar en tu presencia.
26    Ahora, pues, Yahveh, tú eres Dios, y tú has prometido esta dicha a tu siervo.
27    Y ahora te has dignado bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca por siempre en tu presencia, porque lo que tú bendices, Yahveh, queda bendito por siempre.»

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1 Crónicas 18
1    Después de esto, batió David a los filisteos y los humilló, tomando Gat y sus dependencias de manos de los filisteos.
2    Batió también a los moabitas, que quedaron sometidos a David, pagando tributo.
3    Batió David a Hadadézer, rey de Sobá, en Jamat, cuando éste iba a establecer su dominio sobre el río Eufrates.
4    David apresó mi carros, 7.000 soldados de carro y 20.000 hombres de a pie; David desjarretó toda la caballería de los carros, reservando cien tiros.
5    Los arameos de Damasco vinieron en socorro de Hadadézer, rey de Sobá, y David hizo 22.000 bajas a los arameos.
6    Estableció David gobernadores en Aram de Damasco, y los arameos quedaron sometidos a David, pagando tributo. Yahveh hizo triunfar a David doquiera que iba.
7    Tomó David los escudos de oro que llevaban los servidores de Hadadézer y los llevó a Jerusalén.
8    De Tibjat y Kun, ciudades de Hadadézer, tomó David una gran cantidad de bronce, con el cual hizo Salomón el Mar de bronce, las columnas y los utensilios de bronce.
9    Cuando Tou, rey de Jamat, supo que David había derrotado a todas las fuerzas de Hadadézer, rey de Sobá,
10    envió a Hadoram, su hijo, donde el rey David para saludarle y para felicitarle por haber atacado y vencido a Hadadézer, ya que Tou estaba en guerra con Hadadézer. Traía Hadoram toda clase de objetos de oro, de plata y de bronce.
11    El rey David los consagró también a Yahveh, con la plata y el oro que había tomado a todas las naciones: a Edom, a Moab, a los ammonitas, a los filisteos y a los amalecitas.
12    Abisay, hijo de Sarvia, derrotó en el Valle de la Sal a 18.000 edomitas;
13    puso gobernadores en Edom; y todos los edomitas quedaron sometidos a David. Yahveh hizo triunfar a David dondequiera  iba.
14    Reinó David sobre todo Israel administrando derecho y justicia a todo el pueblo.
15    Joab, hijo de Sarvia, era jefe del ejército; Josafat, hijo de Ajilud, era el heraldo;
16    Sadoq, hijo de Ajitub, y Ajimélek, hijo de Abiatar, eran sacerdotes; Savsá era secretario;
17    Benaías, hijo de Yehoyadá, mandaba a los kereteos y a los peleteos, y los hijos de David eran los primeros junto al rey.

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1 Crónicas 19
1    Después de esto, murió Najas, rey de los ammonitas, y en su lugar reinó su hijo.
2    Dijo entonces David: «Tendré con Janún, hijo de Najás, la misma benevolencia que su padre tuvo conmigo.» Y envió David mensajeros para que le consolaran por su padre. Pero cuando los servidores de David llegaron al país de los ammonitas, donde Janún, para consolarle,
3    dijeron los príncipes de los ammonitas a Janún: «¿ Es que David ha enviado a consolarte porque quiere hacer honor a tu padre ante tus ojos? ¿No han venido a ti sus servidores más bien para explorar y destruir y para espiar  el país?»
4    Prendió, pues, Janún a los servidores de David, les rapó, cortó a media altura sus vestidos, y los despachó.
5    Fueron a avisar a David lo de estos hombres; y él envió gente a su encuentro, porque los hombres estaban cubiertos de vergüenza. El rey les dijo: «Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba y después volveréis.»
6    Cuando los ammonitas vieron que se habían hecho odiosos a David, Janún y los ammonitas enviaron mil talentos de plata para tomar a sueldo carros y hombres de carro de Aram de Mesopotamia, de Aram de Maaká y de Sobá.
7    Tomaron a sueldo 32.000 carros y al rey de Maaká con su ejército, los cuales vinieron y acamparon frente a Medebá. Los ammonitas se congregaron también desde sus ciudades y salieron a campaña.
8    David lo supo y envió a Joab con toda la tropa y con los valientes.
9    Salieron a campaña los ammonitas y se ordenaron en batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los reyes que habían venido estaban aparte en el campo.
10    Viendo Joab que tenía un frente de combate por delante y otro por detrás escogió los mejores de Israel y los puso en línea contra Aram.
11    Puso el resto del ejército al mando de su hermano Abisay y lo ordenó en batalla frente a los ammonitas.
12    Dijo Joab: «Si los arameos me dominan, ven en mi ayuda; y si los hijos de Ammón te dominan a ti, iré en tu socorro.
13    ¡Ten fortaleza y esforcémonos por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios! ¡Y que Yahveh haga lo que bien le parezca!»
14    Y avanzó Joab con su ejercito para luchar contra los arameos, que huyeron delante de él.
15    Viendo los ammonitas que los arameos emprendían la fuga, huyeron también ellos ante Abisay, hermano de Joab, y entraron en la ciudad, mientras que Joab volvió a Jerusalén.
16    Al ver los arameos que habían sido vencidos por Israel, enviaron emisarios para hacer venir a los arameos del otro  lado del Río; venía a su cabeza Sofak, jefe de las tropas de Hadadézer.
17    Se dio aviso a David, que reuniendo a todo Israel pasó el Jordán, llegó donde ellos estaban y tomó posiciones frente a ellos. Se puso David en orden de batalla contra los arameos y éstos trabaron combate con él.
18    Huyeron los arameos ante Israel; y David mató a los arameos 7.000 hombres de carro y 40.000 hombres de a pie. Mató también a Sofak, jefe del ejército.
19    Cuando los vasallos de Hadadézer vieron que habían sido derrotados por Israel, hicieron la paz con David y le quedaron sometidos; y los arameos no se atrevieron a seguir ayudando a los ammonitas.

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1 Crónicas 20
1    A la vuelta del año, al tiempo que los reyes salen a campaña, llevó Joab el grueso del ejército y asoló el país de los ammonitas; después fue a poner sitio a Rabbá. Mientras, David se quedó en Jerusalén. Entretanto Joab derrotó a Rabbá y la destruyó.
2    David tomó de la cabeza de Milkom la corona y encontró que pesaba un talento de oro. Había en ella una piedra preciosa que fue puesta en la cabeza de David, y se llevó un enorme botín de la ciudad.
3    Hizo salir a la gente que había en ella y la empleó en las sierras, en los trillos de dientes de hierro y en las  hachas de hierro. Hizo lo mismo con todas las ciudades de los ammonitas, y David se volvió con todo su ejército  a Jerusalén.
4    Después de esto, tuvo lugar una batalla en Guézer contra los filisteos; entonces Sibbekay, jusatita, mató a Sippay, uno de los descendientes de Rafá. Los filisteos fueron sometidos.
5    Hubo otra guerra contra los filisteos, y Eljanán, hijo de Yaír, mató a Lajmí, hermano de Goliat el de Gat, el asta de su lanza era como un enjullo de tejedor.
6    Hubo guerra de nuevo en Gat y había un hombre de gran estatura, que tenía veinticuatro dedos, seis en cada extremidad. También éste descendía de Rafá.
7    Desafió a Israel y le mató Jonatán, hijo de Simá, hermano de David.
8    Estos descendían de Rafá de Gat y sucumbieron a manos de David y de sus veteranos.

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1 Crónicas 21
1    Alzóse Satán contra Israel, e incitó a David a hacer el censo del pueblo.
2    Dijo, pues, David a Joab y a los jefes del ejército: «Id, contad los israelitas desde Berseba hasta Dan, y volved después para que yo sepa su número.»
3    Respondió Joab: «¡Multiplique Yahveh su pueblo cien veces más de lo que es! ¿Acaso no son, oh rey mi señor, todos ellos siervos de mi señor? ¿Por qué, pues, pide esto mi señor? ¿Por qué acarrear culpa sobre Israel?»
4    Pero prevaleció la orden del rey sobre Joab, de modo que éste salió y recorrió todo Israel, volviéndose después a Jerusalén.
5    Joab entregó a David la cifra del censo del pueblo: había en todo Israel 1.100.000 hombres capaces de manejar las armas; había en Judá 470.000 hombres capaces de manejar las armas.
6    No incluyó en este censo a Leví y Benjamín, porque Joab detestaba la orden del rey.
7    Desagradó esto a Dios, por lo cual castigó a Israel.
8    Entonces dijo David a Dios: «He cometido un gran pecado haciendo esto. Pero ahora perdona, te ruego, la falta de tu siervo, pues he sido muy necio.»
9    Y Yahveh habló a Gad, vidente de David, en estos términos:
10    «Anda y di a David: Así dice Yahveh: Tres cosas te propongo; elige una de ellas y la llevaré a cabo.»
11    Llegó Gad donde David y le dijo: «Así dice Yahveh: Elige para ti:
12    tres años de hambre, o tres meses de derrotas ante tus enemigos, con la espada de tus enemigos a la espalda, o bien tres días durante los cuales la espada de Yahveh y la peste anden por la tierra y el ángel de Yahveh haga  estragos en todo el territorio de Israel. Ahora, pues, mira qué debo responder al que me envía.»
13    David respondió a Gad: «Estoy en gran angustia. Pero ¡caiga yo en manos de Yahveh, que es grande su misericordia, y no caiga en manos de los hombres!»
14    Yahveh envió la peste sobre Israel, y cayeron de Israel 70.000 hombres.
15    Mandó Dios un ángel contra Jerusalén para destruirla; pero cuando ya estaba destruyéndola, miró Yahveh y se arrepintió del estrago, y dijo al ángel Exterminador: «¡Basta ya; retira tu mano!» El ángel de Yahveh estaba junto a la era de Ornán el jebuseo.
16    Alzando David los ojos vio al ángel de Yahveh que estaba entre la tierra y el cielo con una espada desenvainada en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos, cubiertos de sayal, cayeron rostro en tierra.
17    Y dijo David a Dios: «Yo fui quien mandé hacer el censo del pueblo. Yo fui quien pequé, yo cometí el mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho? ¡Oh Yahveh, Dios mío, caiga tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre, y no haya plaga entre tu pueblo!»
18    Entonces el ángel de Yahveh dijo a Gad que diera a David la orden de subir para alzar un altar a Yahveh en la era  de Ornán el jebuseo.
19    Subió David, según la orden que Gad le había dado en nombre de Yahveh.
20    Ornán, que estaba trillando el trigo, se volvió y, al ver al ángel, él y sus cuatro hijos se escondieron.
21    Cuando David llegó junto a Ornán, miró Ornán y, viendo a David, salió de la era y postróse ante David, rostro en tierra.
22    Dijo David a Ornán: «Dame el sitio de esta era para erigir en él un altar a Yahveh - dámelo por su justo valor en plata - para que la plaga se retire del pueblo.»
23    Respondió Ornán a David: «Tómalo, y haga mi señor el rey lo que bien le parezca. Mira que te doy los bueyes para holocaustos, los trillos para leña y el trigo para la ofrenda; todo te lo doy.»
24    Replicó el rey David a Ornán: «No; quiero comprártelo por su justo precio, pues no tomaré para Yahveh lo que es tuyo, ni ofreceré holocaustos de balde.»
25    Y David dio a Ornán por el sitio la suma de seiscientos siclos de oro.
26    David erigió allí un altar a Yahveh y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión e invocó a Yahveh, el cual le respondió con fuego del cielo sobre el altar del holocausto.
27    Entonces Yahveh ordenó al ángel que volviera la espada a la vaina.
28    En aquel tiempo, al ver David que Yahveh le había respondido en la era de Ornán el jebuseo, ofreció allí sacrificios.
29    Pues la Morada de Yahveh, que Moisés había hecho en el desierto, y el altar de los holocaustos, estaban a la sazón en el alto de Gabaón;
30    pero David no se había atrevido a presentarse delante de Dios para consultarle, porque estaba aterrado ante la  espada del ángel de Yahveh.

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1 Crónicas 22
1    Entonces dijo David: «¡Aquí está la Casa de Yahveh Dios, y aquí el altar de los holocaustos para Israel!»
2    Mandó, pues, David reunir a los forasteros residentes en la tierra de Israel, y designó canteros que preparasen  piedras talladas para la construcción de la Casa de Dios.
3    Preparó también David hierro en abundancia para la clavazón de las hojas de las puertas y para las grapas, incalculable cantidad de bronce,
4    y madera de cedro innumerable, pues los sidonios y los tirios trajeron a David madera de cedro en abundancia.
5    Porque David se decía: «Mi hijo Salomón es todavía joven y débil, y la Casa que ha de edificarse para Yahveh debe ser grandiosa sobre toda ponderación, para tener nombre y gloria en todos los países. Así que le haré yo los preparativos.» Hizo David, en efecto, grandes preparativos antes de su muerte.
6    Después llamó a su hijo Salomón y le mandó que edificase una Casa para Yahveh, el Dios de Israel.
7    Dijo David a Salomón: «Hijo mío, yo había deseado edificar una Casa al nombre de Yahveh, mi Dios.
8    Pero me fue dirigida la palabra de Yahveh, que me dijo: “Tú has derramado mucha sangre y hecho grandes guerras; no podrás edificar tú la Casa a mi nombre, porque has derramado en tierra mucha sangre delante de mí.
9    Mira que te va a nacer un hijo, que será hombre de paz; le concederé paz con todos sus enemigos en derredor, porque Salomón será su nombre y en sus días concederé paz y tranquilidad a Israel.
10    El edificará una Casa a mi nombre; él será para mí un hijo y yo seré para él un padre y consolidaré el trono de su reino sobre Israel para siempre.”
11    Ahora, pues, hijo mío, que Yahveh sea contigo, para que logres edificar la Casa de Yahveh tu Dios, como él de ti lo ha predicho.
12    Quiera Yahveh concederte prudencia y entendimiento y darte órdenes sobre Israel, para que guardes la Ley de Yahveh tu Dios.
13    No prosperarás si no cuidas de cumplir los decretos y las normas que Yahveh ha prescrito a Moisés para Israel. ¡Sé fuerte y ten buen ánimo! ¡No temas ni desmayes!
14    Mira lo que yo he preparado en mi pequeñez para la Casa de Yahveh: 100.000 talentos de oro, un millón de talentos  de plata y una cantidad de cobre y de hierro incalculable por su abundancia. He preparado también maderas y piedras que tú podrás aumentar.
15    Y tienes a mano muchos obreros, canteros, artesanos en piedra y en madera, expertos en toda clase de obras.
16    El oro, la plata, el bronce y el hierro son sin número. ¡Levántate, pues! Manos a la obra y que Yahveh sea contigo.»
17    Mandó David a todos los jefes de Israel que ayudasen a su hijo Salomón:
18    «¿No está con vosotros Yahveh vuestro Dios? ¿Y no os ha dado paz por todos lados? Pues él ha entregado en mis manos a los habitantes del país y el país está sujeto ante Yahveh y ante su pueblo.
19    Aplicad ahora vuestro corazón y vuestra alma a buscar a Yahveh vuestro Dios. Levantaos y edificad el santuario  de Yahveh Dios, para trasladar el arca de la alianza de Yahveh y los utensilios del santuario de Dios a la Casa que ha de edificarse al Nombre de Yahveh.»

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1 Crónicas 23
1    Viejo ya David y colmado de días, proclamó a su hijo Salomón rey de Israel.
2    Reunió a todos los jefes de Israel, a los sacerdotes y a los levitas,
3    y se hizo el censo de los levitas de treinta años para arriba; su número, contado por cabezas uno a uno, fue de 38.000 varones.
4    De éstos, 24.000 estaban al frente del servicio de la Casa de Yahveh; 6.000 eran escribas y jueces,
5    4.000 eran porteros y 4.000 alababan a Yahveh con los instrumentos que David había fabricado para rendir alabanzas.
6    David los distribuyó por clases, según los hijos de Leví: Guersón, Quehat y Merarí.
7    De los guersonitas: Ladán y Simí.
8    Hijos de Ladán: Yejiel, el primero, Zetam y Joel, tres.
9    Hijos de Simí: Selomit, Jaziel y Harán, tres. Estos son los jefes de las casas paternas de Ladán.
10    Hijos de Simí: Yájat, Zizá, Yeús y Beriá. Estos eran los cuatro hijos de Simí.
11    Yájat era el jefe, Zizá, el segundo, Yeús y Beriá no tuvieron muchos hijos, por lo cual representaron en el censo una sola casa paterna.
12    Hijos de Quehat: Amram, Yishar, Hebrón y Uzziel, cuatro.
13    Hijos de Amram: Aarón y Moisés. Aarón fue separado, juntamente con sus hijos, para consagrar por siempre las cosas sacratísimas, para quemar incienso ante Yahveh, para servirle y para bendecir en su nombre por siempre.
14    En cuanto a Moisés, varón de Dios, sus hijos fueron contados en la tribu de Leví.
15    Hijos de Moisés: Guersom y Eliezer.
16    Hijos de Guersom: Sebuel, el primero.
17    Hijos de Eliezer: Rejabías, el primero. Eliezer no tuvo más hijos, pero los hijos de Rejabías fueron muy numerosos.
18    Hijos de Yishar: Selomit, el primero,
19    Hijos de Hebrón: Yeriyyías, el primero, Amarías, el segundo, Yajaziel, el tercero y Yecamam, el cuarto.
20    Hijos de Uzziel: Miká, el primero y Yissías el segundo.
21    Hijos de Merarí: Majlí y Musí. Hijos de Majlí: Eleazar y Quis.
22    Eleazar murió sin tener hijos; sólo tuvo hijas, a las que los hijos de Quis, sus hermanos, tomaron por mujeres.
23    Hijos de Musí: Majlí, Eder y Yeremot, tres.
24    Estos son los hijos de Leví, según sus casas paternas, los cabezas de familia, según el censo de ellos, contados nominalmente uno por uno. Estaban encargados del servicio de la Casa de Yahveh desde la edad de veinte años en adelante.
25    Pues David había dicho: «Yahveh, el Dios de Israel, ha dado reposo a su pueblo y mora en Jerusalén para siempre.
26    Y en cuanto a los levitas, ya no tendrán que transportar la Morada, con todos los utensilios de su servicio.»
27    Conforme a estas últimas disposiciones de David, se hizo el cómputo de los hijos de Leví de veinte años para arriba.
28    Estaban a las órdenes de los hijos de Aarón, para el servicio de la Casa de Yahveh, teniendo a su cargo los atrios y las cámaras, la limpieza de todas las cosas sagradas y la obra del servicio de la Casa de Dios;
29    asimismo tenían a su cargo disponer en filas los panes, la flor de harina para la oblación, las tortas sin levadura, lo frito en la sartén, lo cocido y toda clase de medidas de capacidad y longitud.
30    «Tenían que estar presentes todas las mañanas y todas las tardes para celebrar y alabar a Yahveh
31    y para ofrecer todos los holocaustos a Yahveh en los sábados, novilunios y solemnidades, según su número y su rito especial, delante de Yahveh para siempre,
32    guardando en el servicio de la Casa de Dios el ritual de la Tienda del Encuentro, el ritual del santuario y el ritual de los hijos de Aarón, sus hermanos.

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1 Crónicas 24
1    Estas son las clases de los hijos de Aarón. Hijos de Aarón: Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar.
2    Nadab y Abihú murieron antes que su padre, sin tener hijos, de modo que ejercieron las funciones sacerdotales Eleazar e Itamar.
3    David, junto con Sadoq, de los hijos de Itamar, los clasificó y los inscribió en el registro según sus funciones.
4    Se hallaron entre los hijos de Eleazar más varones que entre los hijos de Itamar, por lo que se dividió a los hijos de Eleazar en dieciséis jefes de casas paternas; y a los hijos de Itamar, en ocho jefes de casas paternas.
5    Los repartieron por suertes a unos y otros; porque había jefes del santuario y jefes de Dios, tanto entre los hijos de Eleazar como entre los hijos de Itamar.
6    Semaías, hijo de Natanael, escriba, uno de los levitas, los inscribió en presencia del rey y de los jefes, y en presencia del sacerdote Sadoq, de Ajimélek, hijo de Abiatar, y de los jefes de familias sacerdotales y levíticas. Se sacaba a suertes: una vez para Itamar y dos veces para Eleazar.
7    Tocó la primera suerte a Yehoyarib; la segunda a Yedaías;
8    la tercera a Jarim; la cuarta a Seorim;
9    la quinta a Malkiyías; la sexta a Miyyamín;
10    la séptima a Haqcós; la octava a Abías;
11    la novena a Yesúa; la décima a Sekanías;
12    la once a Elyasib; la doce a Yaquín;
13    la trece a Juppá; la catorce a Yisbáal;
14    la quince a Bilgá; la dieciséis a Immer;
15    la diecisiete a Jezir; la dieciocho a Happissés;
16    la diecinueve a Petajías; la veinte a Ezequiel;
17    la veintiuna a Yakín; la veintidós a Gamul;
18    la veintitrés a Delaías; la veinticuatro a Maazías.
19    Fueron inscritos en el registro según sus servicios para entrar en la Casa de Yahveh conforme al reglamento que Yahveh, el Dios de Israel, había prescrito por medio de Aarón, padre de ellos.
20    Respecto de los otros hijos de Leví: De los hijos de Amram: Subael. De los hijos de Subael: Yejdeías.
21    De Rejabías: de los hijos de Rejabías, Yissiyías era el primero.
22    De los yisharitas, Selomot; de los hijos de Selomot, Yájat.
23    Hijos de Hebrón: Yeriyías, el primero; Amarías, el segundo; Yajaziel, el tercero; Yecamam, el cuarto.
24    Hijos de Uzziel: Miká; de los hijos de Miká, Samir;
25    Yissiyías era hermano de Miká; de los hijos de Yissiyías, Zacarías.
26    Hijos de Merarí: Majlí y Musí. Hijos de Yaaziyías, su hijo;
27    hijos de Metarí por la línea de Yaaziyías, su hijo: Soham, Zakkur e Ibrí.
28    De Majlí: Eleazar, que no tuvo hijos.
29    De Quis: los hijos de Quis: Yerajmeel.
30    Hijos de Musí: Majlí, Eder y Yerimot. Estos fueron los hijos de los levitas según sus casas paternas.
31    También éstos entraron en suerte de la misma manera que sus hermanos, los hijos de Aarón, en presencia del rey David, Sadoq, Ajimélek y los cabezas de familias sacerdotales y los levitas, siendo tratadas las primeras familias igual que las últimas.

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1 Crónicas 25
1    David y los jefes del ejército separaron para el servicio a los hijos de Asaf, Hemán y Yedutún, profetas, que cantaban con cítaras, salterios y címbalos. Este es el número de personas que se encargaban de este servicio:
2    De los hijos de Asaf: Zakkur, José, Netanías, Asarelá, hijos de Asaf, bajo la dirección de Asaf, que profetizaba según las órdenes del rey.
3    De Yedutún: los hijos de Yedutún: Guedalías, Serí, Isaías, Jasabías y Mattitías, seis, bajo la dirección de su padre Yedutún que profetizaba al son de la cítara para celebrar y alabar a Yahveh.
4    De Hemán: los hijos de Hemán: Buqquiyías, Mattanías, Uzziel, Sebuel, Yerimot, Jananías, Jananí, Eliyatá, Guiddaltí, Romamti Ezer, Yosbecasa, Mallotí, Hotir, Majaziot.
5    Todos estos eran hijos de Hemán, vidente del rey; a las palabras de Dios debían hacer sonar la trompa. Dios había dado a Hemán catorce hijos y tres hijas.
6    Todos ellos se hallaban bajo la dirección de su padre para el canto de la Casa de Yahveh, con címbalos, salterios y cítaras al servicio de la Casa de Dios, siguiendo las indicaciones del rey, de Asaf, Yedutún y Hemán.
7    Su número, contando a sus hermanos, los que estaban instruidos en el canto de Yahveh, todos ellos maestros, era de 288.
8    Echaron a suertes el turno del servicio, tanto el pequeño como el grande, el maestro como el discípulo.
9    La primera suerte recayó sobre el asafita José; la segunda sobre Guedalías con sus hermanos e hijos, doce;
10    la tercera, sobre Zakkur, sus hijos y hermanos, doce;
11    la cuarta sobre Yisrí, sus hijos y hermanos, doce;
12    la quinta sobre Netanías, sus hijos y hermanos, doce;
13    la sexta sobre Buqquiyías, sus hijos y hermanos, doce;
14    la séptima sobre Yesarela, sus hijos y hermanos, doce;
15    la octava sobre Isaías, sus hijos y hermanos, doce;
16    la novena sobre Mattanías, sus hijos y hermanos, doce;
17    la décima sobre Simí, sus hijos y hermanos, doce;
18    la once sobre Azarel, sus hijos y hermanos, doce;
19    la doce sobre Jasabías, sus hijos y hermanos, doce;
20    la trece, sobre Subael, sus hijos y hermanos, doce
21    la catorce, sobre Mattitías, sus hijos y hermanos, doce;
22    la quince, sobre Yeremot, sus hijos y hermanos, doce;
23    la dieciséis, sobre Jananías, sus hijos y hermanos, doce;
24    la diecisiete, sobre Yosbecasa, sus hijos y hermanos, doce;
25    la dieciocho, sobre Jananí, sus hijos y hermanos, doce;
26    la diecinueve, sobre Mallotí, sus hijos y hermanos, doce;
27    la veinte, sobre Eliyatá, sus hijos y hermanos, doce;
28    la veintiuna, sobre Hotir, sus hijos y hermanos, doce;
29    la veintidós, sobre Guiddaltí, sus hijos y hermanos, doce;
30    la veintitrés, sobre Majaziot, sus hijos y hermanos, doce;
31    la veinticuatro, sobre Romamti Ezer, sus hijos y hermanos, doce.

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1 Crónicas 26
1    Estas son las clases de porteros: De los coreítas: Meselemías, hijo de Qoré, de los hijos de Ebyasaf.
2    Meselemías tuvo hijos: el primogénito, Zacarías; el segundo, Yediael; el tercero, Zebadías; el cuarto, Yatniel;
3    el quinto, Elam; el sexto, Yehojanán; el séptimo, Elyehoenay.
4    Hijos de Obededom: Semaías, el primogénito; Yehozabad, el segundo; Yoaj, el tercero; Sakar, el cuarto; Natanael, el quinto;
5    Amiel, el sexto; Isacar el séptimo; Peulletay, el octavo; pues Dios le había bendecido.
6    A su hijo Semaáis le nacieron hijos, que se impusieron en sus familias paternas, pues eran hombres valerosos.
7    Hijos de Semaáis: Otní, Rafael, Obed, Elzabad y sus hermanos, hombres valerosos, Elihú y Semakías.
8    Todos estos eran hijos de Obededom; ellos y sus hijos y sus hermanos eran hombres de gran valor para el servicio. 62 de Obededom.
9    Meselemías tuvo hijos y hermanos, dieciocho hombres valerosos.
10    Josá, de los hijos de Merarí, tuvo como hijos a Simrí, el primero, pues aunque no fue el primogénito, su padre le puso al frente;
11    Jilquías, el segundo; Tebalías, el tercero; Zacarías, el cuarto. El total de los hijos y hermanos de Josá fue de trece.
12    Estas secciones de los porteros, los jefes, igual que sus hermanos, tenían el cuidado del ministerio de la Casa de Yahveh.
13    Echaron suertes para cada puerta, sobre pequeños y grandes, con arreglo a sus casas paternas.
14    Para la puerta oriental cayó la suerte sobre Selemías. Después echaron suertes: tocó la parte norte a su hijo Zacarías, que era un prudente consejero.
15    A Obededom le tocó el sur, y a sus hijos los almacenes.
16    A Supplim y a Josá, el occidente, con la puerta del tronco abatido, en el camino de la subida, correspondiéndose un puesto de guardia con el otro.
17    Al oriente seis por día, al norte cuatro por día, al mediodía cuatro por día y en los almacenes de dos en dos;
18    en el Parbar, a occidente, había cuatro para la subida, dos para el Parbar.
19    Estas son las clases de los porteros, de entre los hijos de los coreítas y de los hijos de Merarí.
20    Los levitas, sus hermanos, custodiaban los tesoros de la Casa de Dios, y los tesoros de las cosas sagradas.
21    Los hijos de Ladán, hijos de Guersón por la línea de Ladán, tenían a los yejielitas por jefes de familia de Ladán el guersonita.
22    Los yejielitas, Zetam y su hermano Joel, estaban al frente de los tesoros de la Casa de Yahveh.
23    Cuanto a los amramíes, los yisharitas, los hebronitas y los ozzielitas:
24    Sebuel, hijo de Guersóm, hijo de Moisés, era tesorero mayor.
25    Sus hermanos por parte de Eliezer: Rejabías, hijo suyo; Isaías, hijo suyo; Joram, hijo suyo; Zikrí, hijo suyo; Selomit, hijo suyo.
26    Este Selomit y sus hermanos estaban al cuidado de los tesoros de las cosas sagradas que habían consagrado el rey David, los cabezas de las casas paternas, los jefes de millar y de cien y los jefes del ejército.
27    Lo habían consagrado del botín de guerra y de los despojos, para el sostenimiento de la Casa de Yahveh.
28    Todo lo que habían consagrado el vidente Samuel, Saúl, hijo de Quis, Abner, hijo de Ner, y Joab, hijo de Sarvia: todo lo consagrado estaba al cuidado de Selomit y sus hermanos.
29    De los yisharitas: Kenanías y sus hijos administraban como escribas y jueces los negocios exteriores de Israel.
30    De los hebronitas: Jasabías y sus hermanos, hombres de valor, en número de 1.700, estaban encargados de la administración de Israel allende el Jordán, al occidente, para todos los asuntos referentes a Yahveh y al servicio del rey.
31    El jefe de los hebronitas era Yeriyías. Acerca de los hebronitas, en el año cuarenta del reinado de David, se hicieron investigaciones sobre sus genealogías paternas, y se hallaron entre ellos hombres de valía en Yazer de Galaad.
32    Los hermanos de Yeriyías, hombres valerosos, jefes de familias en número de 2.700, fueron constituidos por el rey David sobre los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, en todos los asuntos de Dios y en todos los negocios del rey.

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1 Crónicas 27
1    Por lo que se refiere al número de los hijos de Israel: Los cabezas de casas paternas, los jefes de millar y de cien y sus escribas atendían al servicio de todo el que acudiera. Las secciones intervenían en todo asunto del rey relevándose todos los meses del año. Cada sección tenía 24.000 hombres.
2    Al frente de la primera sección, que era la del primer mes, estaba Yasobam, hijo de Zabdiel; en su sección había 24.000 hombres.
3    Pertenecía a los hijos de Peres y era jefe de todos los comandantes del ejército del primer mes.
4    Al frente de la sección del segundo mes estaba Doday, el ajojita, su sección tenía 24.000 hombres.
5    Jefe del tercer ejército, para el tercer mes, era Benaías, hijo del sacerdote Yehoyadá; en su sección había 24.000 hombres.
6    Este Benaías era uno de los Treinta valientes y hallábase al frente de ellos; en su sección estaba su hijo Ammizabad.
7    El cuarto, para el cuarto mes, era Asahel, hermano de Joab; le sucedió su hijo Zebadías. En su sección había 24.000 hombres.
8    El quinto, para el quinto mes, era el jefe Samhut el zarejita, cuya sección constaba de 24.000 hombres.
9    El sexto, para el sexto mes, era Irá, hijo de Iqués, el tecoíta, y en su sección había 24.000 hombres.
10    El séptimo, para el séptimo mes, era Jeles el pelonita, de los benjaminitas; su sección constaba de 24.000 hombres.
11    El octavo, para el octavo mes, era Sibbekay, de Jusá, el zarejita; su sección constaba de 24.000 hombres.
12    El noveno, para el noveno mes, era Abiézer, de Anatot de los benjaminitas; en su sección había 24.000 hombres.
13    El décimo, para el décimo mes, era Mahray, de Neftofá, zarejita; su sección constaba de 24.000 hombres.
14    El undécimo, para el mes undécimo, era Benaías, de Piratón, de los efraimitas; su sección tenía 24.000 hombres.
15    El duodécimo, para el mes duodécimo, era Jelday, de Netofá, de la estirpe de Otniel; su sección comprendía 24.000 hombres.
16    Jefes de las tribus de Israel: Jefe de los rubenitas: Eliezer, hijo de Zikrí. De los simeonitas: Sefatías, hijo de Maaká.
17    De los levitas: Jasabías, hijo de Quemuel. De Aarón: Sadoq.
18    De Judá: Elihú, uno de los hermanos de David. De Isacar: Omrí, hijo de Miguel.
19    De Zabulón: Yismaías, hijo de Abdías. De Neftalí: Yerimot, hijo de Azriel.
20    De los efraimitas: Oseas, hijo de Azarías. De la media tribu de Manasés: Joel, hijo de Pedaías.
21    De la media tribu de Manasés en Galaad: Yiddó, hijo de Zacarías. De Benjamín: Yaasiel, hijo de Abner.
22    De Dan: Azarael, hijo de Yerojam. Estos son los jefes de las tribus de Israel.
23    David no hizo el censo de los que tenían menos de veinte años, porque Yahveh había dicho que multiplicaría a Israel como las estrellas del cielo.
24    Joab, hijo de Sarvia, comenzó a hacer el censo, pero no lo acabó; pues con ese motivo la Cólera descargó sobre Israel, por eso su número no alcanza el número de los Anales del rey David.
25    Azmávet, hijo de Adiel, tenía a su cargo los depósitos reales. Sobre los depósitos del campo, de las ciudades,  de las aldeas, y de las torres, estaba Jonatán, hijo de Uzzías;
26    sobre los labradores del campo que cultivaban las tierras, Ezrí, hijo de Kelub;
27    sobre las viñas, Simí, de Ramá; sobre las provisiones de vino de las bodegas, Zabdí, de Sefán;
28    sobre los olivares y los sicómoros que había en la Tierra Baja, Báal Janán, de Guéder; sobre los almacenes de aceite, Joás;
29    sobre las vacadas que pacían en Sarón, Sitray el saronita; sobre las vacadas de los valles, Safat, hijo de Adlay;
30    sobre los camellos, Obil el ismaelita; sobre las asnas, Jejdeías, de Meronot;
31    sobre las ovejas, Yaziz el hagarita. Todos estos eran intendentes de la hacienda del rey David.
32    Jonatán, tío de David, hombre prudente e instruido, era consejero; él y Yejiel, hijo de Yakmoní, cuidaban de los hijos del rey.
33    Ajitófel era consejero del rey, y Jusay el arquita era amigo del rey.
34    Después de Ajitófel, lo fueron Yehoyadá, hijo de Benaías, y Abiatar. Joab era el jefe del ejército del rey.

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1 Crónicas 28
1    David reunió en Jerusalén a todos los jefes de Israel, los jefes de las tribus, los jefes de las secciones que estaban al servicio del rey, los jefes de millar y los jefes de cien, los administradores de la hacienda y del ganado del rey y de sus hijos, a los eunucos, los valientes y todos los hombres de valor.
2    Y, poniéndose en pie, dijo el rey David: «Oídme, hermanos míos y pueblo mío: Había decidido en mi corazón edificar una Casa donde descansase el arca de la alianza de Yahveh y sirviese de escabel de los pies de nuestro Dios. Ya había hecho yo preparativos para la construcción,
3    pero Dios me dijo: “No edificarás tú la Casa a mi nombre, pues eres hombre de guerra y has derramado sangre.
4    «Sin embargo, Yahveh, el Dios de Israel, me ha elegido de entre toda la casa de mi padre, para que fuese rey de Israel para siempre. Pues escogió a Judá para ser caudillo, y de las familias de Judá a la casa de mi padre, y de entre los hijos de mi padre se ha complacido en mí para establecer un rey sobre todo Israel.
5    Y entre todos mis hijos - pues Yahveh me ha dado muchos hijos - eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Yahveh sobre Israel.
6    Y El me dijo: “Tú hijo Salomón edificará mi Casa y mis atrios; porque le he escogido a él por hijo mío, y yo seré para él padre.
7    Haré estable su reino para siempre, si se mantiene firme en el cumplimiento de mis mandamientos y de mis normas como lo hace hoy.”
8    «Ahora, pues, a los ojos de todo Israel, que es la asamblea de Yahveh, y a oídos de nuestro Dios, guardad y meditad todos los mandamientos de Yahveh vuestro Dios, para que podáis poseer esta tierra espléndida y la dejéis como heredad a vuestros hijos después de vosotros para siempre.
9    «Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón entero y con ánimo generoso, porque Yahveh sondea todos los corazones y penetra los pensamientos en todas sus formas. Si le buscas, se dejará encontrar; pero si le dejas, él te desechará para siempre.
10    Mira ahora que Yahveh te ha elegido para edificar una Casa que sea su santuario. ¡Sé fuerte, y manos a la obra!»
11    David dio a su hijo Salomón el diseño del vestíbulo y de los demás edificios, de los almacenes, de las salas altas, de las salas interiores y del lugar del Propiciatorio;
12    y también el diseño de todo lo que tenía en su mente respecto de los atrios de la Casa de Yahveh, y de todas las cámaras de alrededor, para los tesoros de la Casa de Dios y los tesoros de las cosas sagradas;
13    asimismo respecto de las clases de los sacerdotes y de los levitas y del ejercicio del servicio de la Casa de Yahveh, como también de todos los utensilios del servicio de la Casa de Yahveh.
14    Cuanto al oro, el peso de oro para cada uno de los utensilios de cada servicio, y también la plata, según el peso que correspondía a cada uno de los utensilios de cada clase de servicio;
15    asimismo el peso de los candelabros de oro y sus lámparas de oro, según el peso de cada candelabro y de sus lámparas, y para los candelabros de plata según el peso de cada candelabro y sus lámparas, conforme al servicio de cada candelabro;
16    el peso de oro para las mesas de las filas de pan, para cada mesa, y la plata para las mesas de plata;
17    oro puro para los tenedores, los acetres y los jarros; y asimismo lo correspondiente para las copas de oro, según el peso de cada copa, y para las copas de plata según el peso de cada copa;
18    para el altar del incienso, oro acrisolado según el peso; asimismo según el peso; asimismo el modelo de la carroza y de los querubines que extienden las alas y cubren el arca de la alianza de Yahveh.
19    Todo esto conforme a lo que Yahveh había escrito de su mano para hacer comprender todos los detalles del diseño.
20    Y dijo David a su hijo Salomón: «¡Sé fuerte y ten buen ánimo; y manos a la obra! No temas ni desmayes, porque Yahveh Dios, el Dios mío, está contigo; no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la Casa de Yahveh.
21    Ahí tienes las clases de los sacerdotes y de los levitas para todo el servicio de la Casa de Dios; estarán a tu lado para cada clase de obra, todos los hombres de buena voluntad y hábiles para cualquier clase de servicio; y los jefes del pueblo entero están a tus órdenes.»

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1 Crónicas 29
1    Dijo el rey David a toda la asamblea: «Mi hijo Salomón, el único elegido por Dios, es todavía joven y débil, y la obra es grande; pues este alcázar no es para hombre, sino para Yahveh Dios.
2    Con todas mis fuerzas he preparado, con destino a la Casa de mi Dios, el oro para los objetos de oro, la plata para los de plata, el bronce para los de bronce, el hierro para los de hierro, y la madera para los de madera; piedras de ónice y de engaste, piedras brillantes y de varios colores, toda suerte de piedras preciosas y piedras de alabastro en abundancia.
3    Fuera de esto, en mi amor por la Casa de mi Dios, doy a la Casa de mi Dios el oro y la plata que poseo, además de todo lo que tengo preparado para la Casa del santuario:
4    3.000 talentos de oro, del oro de Ofir, y 7.000 talentos de plata acrisolada para recubrir las paredes de los edificios;
5    el oro para los objetos de oro, la plata para los de plata y para todas las obras de orfebrería. ¿Quién, pues, quiere ahora hacer a manos llenas una ofrenda a Yahveh?»
6    Entonces los cabezas de familia, los jefes de las tribus de Israel, los jefes de millar y de cien, y los encargados de las obras del rey, ofrecieron espontáneamente sus donativos,
7    y dieron para el servicio de la Casa de Dios 5.000 talentos de oro, 10.000 dáricos, 10.000 talentos de plata, 18.000 talentos de bronce y 100.000 talentos de hierro.
8    Los que tenían piedras preciosas las entregaron para el tesoro de la Casa de Yahveh, en manos de Yejiel el guersonita .
9    Y el pueblo se alegró por estas ofrendas voluntarias; porque de todo corazón la habían ofrecido espontáneamente  a Yahveh. También el rey David tuvo un gran gozo.
10    Después bendijo David a Yahveh en presencia de toda la asamblea diciendo: «¡Bendito tú, oh Yahveh, Dios de nuestro padre Israel, desde siempre hasta siempre!
11    Tuya, oh Yahveh, es la grandeza, la fuerza, la magnificencia, el esplendor y la majestad; pues tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo, oh Yahveh, es el reino; tú te levantas por encima de todo.
12    De ti proceden las riquezas y la gloria. Tú lo gobiernas todo; en tu mano están el poder y la fortaleza, y es tu mano la que todo lo engrandece y a todo da consistencia.
13    Pues bien, oh Dios nuestro, te celebramos y alabamos tu Nombre magnífico.
14    Pues, ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que podamos ofrecerle estos donativos? Porque todo viene de ti, y de tu mano te lo damos.
15    Porque forasteros y huéspedes somos delante de ti, como todos nuestros padres; como sombras son nuestros días sobre la tierra y no hay esperanza.
16    Yahveh, Dios nuestro, todo este grande acopio que hemos preparado para edificarte una Casa para tu santo Nombre, viene de tu mano y tuyo es todo.
17    Bien sé, Dios mío, que tú pruebas los corazones y amas la rectitud; por eso te he ofrecido voluntariamente todo esto con rectitud de corazón, y ahora veo con regocijo que tu pueblo, que está aquí, te ofrece espontáneamente tus dones.
18    Oh Yahveh, Dios de nuestros padres Abraham, Isaac, e Israel, conserva esto perpetuamente para formar los pensamientos en el corazón de tu pueblo, y dirige tú su corazón hacia ti.
19    Da a mi hijo Salomón un corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus instrucciones y tus preceptos, para que todo lo ponga por obra y edifique el alcázar que yo te he preparado.»
20    Después dijo David a toda la asamblea: «¡Bendecid a Yahveh, vuestro Dios!» Y toda la asamblea bendijo a Yahveh, el Dios de sus padres, se inclinaron y se postraron ante Yahveh y ante el rey.
21    Al día siguiente sacrificaron víctimas a Yahveh y le ofrecieron holocaustos: mil novillos, mil carneros y mil corderos, con sus libaciones y muchos sacrificios por todo Israel.
22    Aquel día comieron y bebieron ante Yahveh con gran gozo y por segundo vez proclamaron rey a Salomón, hijo de David; le ungieron como caudillo ante Yahveh, y a Sadoq como sacerdote.
23    Sentóse Salomón como rey sobre el trono de Yahveh en lugar de su padre David: él prosperó y todo Israel le obedeció
24    Todos los jefes y valientes, y también todos los hijos del rey David, prestaron obediencia al rey Salomón.
25    Y Yahveh engrandeció sobremanera a Salomón a los ojos de todo Israel, y le dio un reinado glorioso como nunca había tenido ningún rey de Israel antes de él.
26    David, hijo de Jesé, había reinado sobre todo Israel.
27    El tiempo que reinó sobre Israel fue de cuarenta años. En Hebrón reinó siete años y en Jerusalén 33.
28    Murió en buena vejez, lleno de días, riqueza y gloria; y en su lugar reinó su hijo Salomón.
29    Los hechos del rey David, de los primeros a los postreros, están escritos en la historia del vidente Samuel, en la historia del profeta Natán y en la historia del vidente Gad,
30    juntamente con todo su reinado y sus hazañas, y las cosas que le sobrevinieron a él, a Israel y a todos los reinos de los demás países.

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LIBRO SEGUNDO DE LAS CRÓNICAS 

2 Crónicas 1
1    Salomón, hijo de David, se afianzó en su reino; Yahveh, su Dios, estaba con él y le engrandeció sobremanera.
2    Salomón habló a todo Israel, a los jefes de millar y de cien, a los jueces y a todos los jefes de todo Israel, cabezas de casas paternas.
3    Después Salomón fue con toda la asamblea al alto de Gabaón, porque allí se hallaba la Tienda del Encuentro de Dios, que Moisés, siervo de Yahveh, había hecho en el desierto.
4    Cuanto al arca de Dios, David la había llevado de Quiryat Yearim al lugar preparado para ella, pues le había alzado una tienda en Jerusalén.
5    El altar de bronce que había hecho Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, estaba también allí delante de la Morada de Yahveh. Fueron, pues, Salomón y la asamblea para consultarle.
6    Subió Salomón allí, al altar de bronce que estaba ante Yahveh, junto a la Tienda del Encuentro, y ofreció sobre él mil holocaustos.
7    Aquella noche se apareció Dios a Salomón y le dijo: «Pídeme lo que quieras que te dé.»
8    Salomón respondió a Dios: «Tú tuviste gran amor a mi padre David, y a mí me has hecho rey en su lugar.
9    Ahora, pues, oh Yahveh Dios, que se cumpla la promesa que hiciste a mi padre David, ya que tú me has hecho rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra.
10    Dame, pues, ahora sabiduría e inteligencia, para que sepa conducirme ante este pueblo tuyo tan grande.»
11    Respondió Dios a Salomón: «Ya que piensas esto en tu corazón, y no has pedido riquezas ni bienes ni gloria ni la muerte de tus enemigos; ni tampoco has pedido larga vida, sino que has pedido para ti sabiduría e inteligencia para saber juzgar a mi pueblo, del cual te he hecho rey,
12    por eso te son dadas la sabiduría y el entendimiento, y además te daré riqueza, bienes y gloria como no las tuvieron los reyes que fueron antes de ti, ni las tendrá ninguno de los que vengan después de ti.»
13    Salomón regresó a Jerusalén desde el alto de Gabaón, de delante de la Tienda del Encuentro, y reinó sobre Israel.
14    Salomón reunió carros y caballos, tuvo 1.400 carros y 12.000 caballos que llevó a las ciudades de los carros y junto al rey en Jerusalén.
15    Hizo el rey que la plata y el oro fuese tan abundante en Jerusalén como las piedras y los cedros, como los sicómoros de la Tierra Baja.
16    Los caballos de Salomón procedían de Musur y de Cilicia; los mercaderes del rey los adquirían en Cilicia por su precio en dinero.
17    Traían de Egipto un carro por seiscientos siclos de plata, y un caballo por 150. Los traían también como intermediarios para todos los reyes de los hititas y todos los reyes de Aram.
18    Decidió, pues, Salomón edificar una Casa al Nombre de Yahveh y una casa real para sí.

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2 Crónicas 2
1    Salomón señaló 70.000 hombres para transportar cargas, 80.000 canteros en el monte y 3.600 capataces para ellos.
2    Salomón envió a decir a Juram, rey de Tiro: «Haz conmigo como hiciste con mi padre David, enviándole maderas de cedro para que se construyera una casa en que habitar.
3    Te hago saber que voy a edificar una Casa al Nombre de Yahveh, mi Dios, para consagrársela, para quemar ante él incienso aromático, para la ofrenda perpetua de los panes presentados, y para los holocaustos de la mañana y de la tarde, de los sábados, novilunios y solemnidades de Yahveh nuestro Dios, como se hace siempre en Israel.
4    La Casa que voy a edificar será grande, porque nuestro Dios es mayor que todos los dioses.
5    Pero ¿quién será capaz de construirle una Casa, cuando los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerle? ¿Y quién soy yo para edificarle una Casa, aunque esté destinada tan sólo para quemar incienso en su presencia?
6    Envíame, pues, un hombre diestro en trabajar el oro, la plata, el bronce, el hierro, la púrpura escarlata, el carmesí y la púrpura violeta, y que sepa grabar; estará con los expertos que tengo conmigo en Judá y en Jerusalén, y que mi padre David ya había preparado.
7    Envíame también madera de cedro, de ciprés y algummim del Líbano; pues bien sé que tus siervos saben talar los árboles del Líbano, y mis siervos trabajarán con tus siervos,
8    para prepararme madera en abundancia; pues la Casa que voy a edificar ha de ser grande y maravillosa.
9    Daré para el sustento de tus siervos, los taladores de los árboles, 20.000 cargas de trigo, 20.000 cargas de cebada, 20.000 medidas de vino y 20.000 medidas de aceite.»
10    Juram, rey de Tiro, respondió en una carta que envió al rey Salomón: «Por el amor que tiene Yahveh a su pueblo te ha hecho rey sobre ellos.»
11    Y añadía Juram: «Bendito sea Yahveh, el Dios de Israel, hacedor del cielo y de la tierra, que ha dado al rey David un hijo sabio, prudente e inteligente, que edificará una Casa a Yahveh y una casa real para sí.
12    Te envío, pues, ahora a Juram Abí, hombre hábil, dotado de inteligencia;
13    es hijo de una danita, y su padre es de Tiro. Sabe trabajar el oro, la plata, el bronce, el hierro, la piedra y la madera, la púrpura escarlata, la púrpura violeta, el lino fino y el carmesí. Sabe también hacer toda clase de grabados y ejecutar cualquier obra que se le proponga, a una con tus artífices y los artífices de mi señor David, tu padre.
14    Que mande, pues, a sus siervos el trigo, la cebada, el aceite y el vino de que ha hablado mi señor,
15    y por nuestra parte cortaremos del Líbano toda la madera que necesites y te la llevaremos en balsas, por mar, hasta Joppe, y luego tú mandarás que la suban a Jerusalén.»
16    Salomón hizo el censo de todos los forasteros residentes en Israel, tomando por modelo el censo que había hecho su padre David; y se halló que eran 153.600.
17    De ellos destinó 70.000 para el transporte de cargas, 80.000 para las canteras en las montañas y 3.600 como capataces para hacer trabajar al pueblo.

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2 Crónicas 3
1    Empezó, pues, Salomón a edificar la Casa de Yahveh en Jerusalén, en el monte Moria, donde Dios se había manifestado a su padre David, en el lugar donde David había hecho los preparativos, en la era de Ornán el jebuseo.
2    Dio comienzo a las obras el segundo mes del año cuarto de su reinado.
3    Este es el plano sobre el que Salomón edificó la Casa de Dios: sesenta codos de longitud, en codos de medida antigua, y veinte codos de anchura.
4    El Ulam que estaba delante del Hekal de la Casa tenía una longitud de veinte codos, correspondiente al ancho de la Casa, y una altura de 120. Salomón lo recubrió por dentro de oro puro.
5    Revistió la Sala Grande de madera de ciprés y la recubrió de oro fino, haciendo esculpir en ella palmas y cadenillas.
6    Para adornar la Casa la revistió también de piedras preciosas; el oro era oro de Parvayim.
7    Recubrió de oro la Casa, las vigas, los umbrales, sus paredes y sus puertas, y esculpió querubines sobre las paredes.
8    Construyó también la sala del Santo de los Santos, cuya longitud, correspondiente al ancho de la Casa, era de veinte codos, y su anchura igualmente de veinte codos. Lo revistió de oro puro, que pesaba seiscientos talentos.
9    Los clavos de oro pesaban cincuenta siclos. Cubrió también de oro las salas altas.
10    En el interior de la sala del Santo de los Santos hizo dos querubines, de obra esculpida, que revistió de oro.
11    Las alas de los querubines tenían veinte codos de largo. Un ala era de cinco codos y tocaba la pared de la sala; la otra ala tenía también cinco codos y tocaba el ala del otro querubín.
12    El ala del segundo querubín era de cinco codos y tocaba la pared de la sala; la otra ala tenía también cinco codos  y pegaba con el ala del primer querubín.
13    Las alas desplegadas de estos querubines medían veinte codos. Estaban de pie, y con sus caras vueltas hacia la  sala.
14    Hizo también el velo de púrpura violeta, púrpura escarlata, carmesí y lino fino, y en él hizo poner querubines.
15    Delante de la sala hizo dos columnas de 35 codos de alto. El capitel que las coronaba tenía cinco codos.
16    En el Debir hizo cadenillas y las colocó sobre los remates de las columnas; hizo también cien granadas, que puso en las cadenillas.
17    Erigió las columnas delante del Hekal, una a la derecha y otra a la izquierda, y llamó a la de la derecha Yakín  y a la de la izquierda Boaz.

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2 Crónicas 4
1    Construyó también un altar de bronce de veinte codos de largo, veinte codos de ancho y diez codos de alto.
2    Hizo el Mar de metal fundido, de diez codos de borde a borde. Era enteramente redondo y de cinco codos de alto. Un cordón de treinta codos medía su contorno.
3    Debajo del borde había en todo el contorno unas como figuras de bueyes, diez por cada codo, colocadas en dos órdenes, fundidas en una sola masa.
4    Se apoyaba sobre doce bueyes; tres mirando al norte, tres mirando al oeste, tres mirando al sur y tres mirando  al este. El Mar estaba sobre ellos, quedando sus partes traseras hacia el interior.
5    Su espesor era de un palmo, y su borde como el borde del cáliz de la flor de lirio. Cabían en él 3.000 medidas.
6    Hizo diez pilas para las abluciones y colocó cinco de ellas a la derecha y cinco a la izquierda para lavar en ellas lo que se ofrecía en holocausto. El Mar era para las abluciones de los sacerdotes.
7    Hizo diez candelabros de oro según la forma prescrita, y los colocó en el Hekal, cinco a la derecha y cinco a la izquierda.
8    Hizo diez mesas, que puso en el Hekal, cinco a la derecha y cinco a la izquierda. Hizo también cien acetres de oro.
9    Construyó también el atrio de los sacerdotes y el atrio grande con sus puertas, revistiendo las puertas de bronce.
10    Colocó el Mar al lado derecho, hacia el sureste.
11    Juram hizo también los ceniceros, las paletas y los acetres. Así concluyó Juram la obra que le había encargado el rey Salomón en la Casa de Dios:
12    Las dos columnas; las molduras de los capiteles que coronaban las columnas; los dos trenzados para cubrir las dos  molduras de los capiteles que estaban sobre las columnas;
13    las cuatrocientas granadas para cada trenzado;
14    las diez basas, y las diez pilas sobre las basas;
15    el Mar con los doce bueyes debajo de él;
16    los ceniceros, las paletas y los acetres. Todos estos utensilios los hizo Juram Abí para el rey Salomón, para la Casa de Yahveh, de bronce bruñido.
17    El rey los hizo fundir en la vega del Jordán, en el mismo suelo, entre Sukkot y Seredá.
18    Salomón fabricó todos estos utensilios en tan enorme cantidad que no se pudo calcular el peso del bronce.
19    Salomón hizo todos los objetos destinados a la Casa de Dios: el altar de oro, las mesas para el pan de la Presencia,
20    los candelabros con sus lámparas de oro fino, para que ardieran, según el rito, delante del Debir;
21    las flores, las lámparas y las despabiladeras de oro, de oro purísimo;
22    y los cuchillos, los acetres, los vasos y los braseros, de oro puro. Eran también de oro las puertas interiores  de la Casa a la entrada del Santo de los Santos, y las puertas de la Casa para el Hekal.

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2 Crónicas 5
1    Así fue concluida todo la obra que hizo Salomón para la Casa de Yahveh. Salomón hizo traer todo lo consagrado por su padre David, la plata, el oro y todos los objetos, y lo puso en los tesoros de la Casa de Dios.
2    Entonces congregó Salomón en Jerusalén a todos los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los principales de las casas paternas de los hijos de Israel, para hacer subir el arca de la alianza de Yahveh desde la Ciudad de David, que es Sión.
3    Se reunieron junto al rey todos los hombres de Israel, en la fiesta del mes séptimo.
4    Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los levitas alzaron el arca;
5    y llevaron el arca y la Tienda del Encuentro y todos los utensilios del santuario que había en la Tienda; lo llevaron los sacerdotes levitas.
6    El rey Salomón, con toda la comunidad de Israel que se había reunido en torno a él, sacrificaron ante el arca ovejas y bueyes en incalculable e innumerable abundancia.
7    Los sacerdotes llevaron el arca de la alianza de Yahveh a su lugar, al Debir de la Casa, al Santo de los Santos, bajo las alas de los querubines.
8    Pues los querubines extendían las alas por encima del emplazamiento del arca, cubriendo el arca y los varales por encima.
9    Los varales eran tan largos que se veían sus puntas desde el Santo, desde la parte anterior al Debir, pero no se veían desde fuera; y allí están hasta el día de hoy.
10    En el arca no había nada más que las dos tablas que hizo poner Moisés en ella, en el Horeb, cuando Yahveh hizo alianza con los israelitas a su salida de Egipto.
11    Cuando los sacerdotes salieron del santuario, porque todos los sacerdotes que se hallaban presentes se habían santificado, sin guardar orden de clases,
12    y todos los levitas cantores, Asaf, Hemán y Yedutún, con sus hijos y hermanos, vestidos de lino fino, estaban de pie al oriente del altar, tocando címbalos, salterios y cítaras, y con ellos 120 sacerdotes que tocaban las trompetas;
13    se hacían oír al mismo tiempo y al unísono los que tocaban las trompetas y los cantores, alabando y celebrando a Yahveh; alzando la voz con las trompetas y con los címbalos y otros instrumentos de música, alababan a Yahveh diciendo: «Porque es bueno, porque es eterno su amor»; la Casa se llenó de una nube, la misma Casa de Yahveh.
14    Y los sacerdotes no pudieron continuar en el servicio a causa de la nube, porque la gloria de Yahveh llenaba la Casa de Dios.

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2 Crónicas 6
1    Entonces dijo Salomón: «Yahveh quiere habitar en densa nube.
2    He querido erigirte una morada, un lugar donde habites para siempre».
3    Se volvió el rey y bendijo a toda la asamblea de Israel, mientras toda la asamblea de Israel estaba en pie.
4    Dijo: «Bendito sea Yahveh, Dios de Israel, que habló por su boca a mi padre David, y ha cumplido por su mano lo que dijo:
5    “Desde el día en que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, no he elegido ninguna ciudad entre todas las tribus de Israel, para edificar una Casa en la que esté mi Nombre; ni elegí varón que fuese caudillo de mi pueblo Israel;
6    pero elijo a Jerusalén, para que esté allí mi Nombre, y elijo a David para que sea jefe de mi pueblo Israel.”
7    «Mi padre David pensó en su corazón edificar una Casa al Nombre de Yahveh, Dios de Israel.
8    Pero Yahveh dijo a mi padre David: “Cuanto a haber pensado en tu corazón edificar una Casa a mi Nombre, bien has hecho en tener tal voluntad.
9    Pero no edificarás tú la Casa, sino que será un hijo tuyo, salido de tus entrañas, quien edifique la Casa a mi Nombre.”
10    Yahveh ha cumplido la promesa que dijo; he sucedido a mi padre David, me he sentado en el trono de Israel, como Yahveh había dicho, y he construido la Casa al Nombre de Yahveh, Dios de Israel;
11    y he puesto allí el arca, en la cual está la alianza de Yahveh, que él pactó con los israelitas.»
12    Salomón se puso ante el altar de Yahveh en presencia de toda la asamblea de Israel y extendió las manos.
13    Salomón había hecho un estrado de bronce de cinco codos de largo, cinco codos de ancho, y tres codos de alto, que había colocado en medio del atrio; poniéndose sobre él se arrodilló frente a toda la asamblea de Israel. Y extendiendo sus manos hacia el cielo,
14    dijo: «Yahveh, Dios de Israel, no hay Dios como tú ni en el cielo ni en la tierra; tú que guardas la alianza y el amor a tus siervos que andan en tu presencia con todo su corazón;
15    tú que has mantenido a mi padre David la promesa que le hiciste, pues por tu boca lo prometiste, y con tu mano lo has cumplido este día.
16    Ahora, pues Yahveh, Dios de Israel, mantén a tu siervo David, mi padre, la promesa que le hiciste, diciendo: “ Nunca será quitado de mi presencia uno de los tuyos, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos  guarden su camino andando en mi Ley, como tú has andado delante de mí.”
17    Ahora, Yahveh, Dios de Israel, que se cumpla la palabra que dijiste a tu siervo David.
18    Pero ¿es que verdaderamente habitará Dios con los hombres sobre la tierra? Si los cielos y los cielos de los cielos  no pueden contenerte, ¡cuánto menos esta Casa que yo te he construido!
19    Atiende a la plegaria de tu siervo y a su petición, Yahveh, Dios mío, y escucha el clamor y la plegaria que tu  siervo hace en tu presencia.
20    ¡Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre esta Casa, sobre este lugar del que dijiste que pondrías en él tu Nombre para escuchar la oración que dirige tu siervo hacia este lugar!
21    «Oye, pues, las plegarias de tu siervo Israel, tu pueblo, cuando oren hacia este lugar. Escucha tú desde el lugar de tu morada, desde los cielos; escucha y perdona.
22    «Cuando un hombre peque contra su prójimo, y éste pronuncie una imprecación sobre él, haciéndole jurar delante de tu altar en esta Casa,
23    escucha tú desde los cielos y obra; juzga a tus siervos. Da su merecido al inicuo, haciendo recaer su conducta  sobre su cabeza y declarando inocente al justo, para darle según su justicia.
24    «Si Israel, tu pueblo, es batido por el enemigo por haber pecado contra ti, y ellos se vuelven y alaban tu Nombre orando y suplicando ante ti en esta Casa,
25    escucha tú desde los cielos, perdona el pecado de tu pueblo Israel, y vuélvelos a la tierra que les diste a ellos  y a sus padres.
26    «Cuando los cielos estén cerrados y no haya lluvia porque pecaron contra ti, si oran en este lugar y alaban tu nombre, y se convierten de su pecado porque les humillaste,
27    escucha tú desde los cielos y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, pues les enseñarás el camino bueno por el que deben andar, y envía lluvia sobre tu tierra, la que diste a tu pueblo por herencia.
28    «Cuando haya hambre en esta tierra, cuando haya peste, tizón, añublo, langosta o pulgón, cuando su enemigo le asedie en una de sus puertas, en todo azote y toda enfermedad,
29    si un hombre cualquiera, o todo Israel, tu pueblo, hace oraciones y súplicas, y, reconociendo su pena y su dolor, tiende sus manos hacia esta Casa,
30    escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada, y perdona, dando a cada uno según todos sus caminos, pues tú conoces su corazón - y sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres -
31    para que teman y sigan tus caminos todos los días que vivan sobre la haz de la tierra que has dado a nuestros padres.
32    «También al extranjero, que no es de tu pueblo Israel, el que viene de un país lejano a causa de tu gran Nombre, tu mano fuerte y tu tenso brazo, cuando venga a orar en esta Casa,
33    escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada, y haz cuanto te pida el extranjero, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu Nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y sepan que tu Nombre es invocado sobre esta Casa que yo he construido.
34    «Si tu pueblo va a la guerra contra sus enemigos por el camino por el que tú le envíes, si oran a ti, vueltos hacia esta ciudad que tú has elegido, y hacia la Casa que yo he construido a tu Nombre,
35    escucha tú desde los cielos su oración y su plegaria y hazles justicia.
36    Cuando pequen contra ti - pues no hay hombre que no peque - y tú, irritado contra ellos, los entregues al enemigo, y sus conquistadores los lleven cautivos a un país lejano o cercano,
37    si se convierten en su corazón en la tierra a que hayan sido llevados, si se arrepienten y te suplican en la tierra de su cautividad, diciendo: “Hemos pecado, hemos sido perversos, somos culpables”;
38    si se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma en el país de la cautividad al que fueren deportados, y te suplican vueltos hacia la tierra que tú diste a sus padres y hacia la ciudad que tú has elegido y hacia la Casa que yo he edificado a tu Nombre,
39    escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada, su oración y su plegaria; hazles justicia y perdona a tu pueblo los pecados cometidos contra ti.
40    «Que tus ojos, Dios mío, estén abiertos, y tus oídos atentos a la oración que se haga en este lugar.
41    Y ahora ¡levántate, Yahveh Dios, hacia tu reposo, tú y el arca de tu fuerza! ¡Que tus sacerdotes, Yahveh Dios, se revistan de    salvación. y tus fieles gocen de la felicidad!
42    Yahveh, Dios mío, no rehaces el rostro de tu Ungido; acuérdate de las misericordias otorgadas a David tu    siervo.»

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2 Crónicas 7
1    Cuando Salomón acabó de orar, bajó fuego del cielo que devoró el holocausto y los sacrificios; y la gloria de Yahveh llenó la Casa.
2    Los sacerdotes no podían entrar en la Casa de Yahveh, porque la gloria de Yahveh llenaba la Casa de Yahveh.
3    Entonces todos los hijos de Israel, viendo descender el fuego y la gloria de Yahveh sobre la Casa, se postraron  rostro en tierra sobre el pavimento y adoraron y alabaron a Yahveh «porque es bueno, porque es eterno su amor».
4    Luego el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios ante Yahveh.
5    El rey Salomón ofreció en sacrificio 22.000 bueyes y 120.000 ovejas. Así inauguraron la Casa de Dios el rey y todo el pueblo.
6    Los sacerdotes atendían a su ministerio, mientras los levitas glorificaban a Yahveh con los instrumentos que el rey David fabricó para acompañar los cánticos de Yahveh, «porque es eterno su amor», ejecutando los cánticos compuestos por David. Los sacerdotes estaban delante de ellos tocando las trompetas, y todo Israel se mantenía en pie.
7    Salomón consagró el interior del patio, que está delante de la Casa de Yahveh, pues ofreció allí los holocaustos y las grasas de los sacrificios de comunión, ya que el altar de bronce que había hecho Salomón no podía contener el holocausto, la oblación y las grasas.
8    Entonces Salomón celebró la fiesta durante siete días y con él todo Israel, en magna asamblea, venida desde la Entrada de Jamat hasta el Torrente de Egipto.
9    El día octavo tuvo lugar la asamblea solemne, pues habían hecho la dedicación del altar por siete días, de manera que la fiesta duró siete días.
10    El día veintitrés del mes séptimo, Salomón envió al pueblo a sus tiendas alegre y contento en su corazón por el bien que Yahveh había hecho a David, a Salomón y a su pueblo Israel.
11    Acabó Salomón la Casa de Yahveh y la casa del rey y llevó a cabo todo cuanto se había propuesto hacer en la Casa de Yahveh y en su propia casa.
12    Aparecióse entonces Yahveh a Salomón por la noche y le dijo: «He oído tu oración, y me he elegido este lugar como Casa de sacrificio.
13    Si yo cierro el cielo y no llueve, si yo mando a la langosta devorar la tierra, o envío la peste entre mi pueblo;
14    y mi pueblo, sobre el cual es invocado mi Nombre, se humilla, orando y buscando mi rostro, y se vuelven de sus malos caminos, yo les oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra.
15    Mis ojos estarán abiertos, y mis oídos atentos a la oración que se haga en este lugar;
16    pues ahora he escogido y santificado esta Casa, para que en ella permanezca mi Nombre por siempre. Allí estarán mis ojos y mi corazón todos los días.
17    Y en cuanto a ti, si andas en mi presencia como anduvo tu padre David, haciendo todo lo que he mandado y guardando mis decretos y mis sentencias,
18    afianzaré el trono de tu realeza como pacté con tu padre David diciendo: “No te faltará un hombre que domine en Israel.”
19    Pero si os apartáis, abandonando los decretos y los mandamientos que os he dado, y vais a servir a otros dioses, postrándoos ante ellos,
20    os arrancaré de mi tierra que os he dado; arrojaré de mi presencia esta Casa que yo he consagrado a mi Nombre y la haré objeto de proverbio y de escarnio entre todos los pueblos.
21    Y esta Casa que es tan sublime vendrá a ser el espanto de todos los que pasen cerca de ella, de modo que dirán: “¿Por qué ha hecho así Yahveh a esta tierra y a esta Casa?”
22    Y se responderá: “Porque abandonaron a Yahveh, el Dios de sus padres que los sacó de la tierra de Egipto, y han seguido a otros dioses, se han postrado ante ellos y les han servido; por eso ha hecho venir sobre ellos todo  este mal.”»

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2 Crónicas 8
1    Al cabo de los veinte años que empleó Salomón en edificar la Casa de Yahveh y su propia casa,
2    reconstruyó las ciudades que Juram le había dado, y estableció allí los israelitas.
3    Salomón marchó contra Jamat de Sobá y se apoderó de ella;
4    reedificó Tadmor en el desierto, y todas las ciudades de avituallamiento que construyó en Jamat;
5    reconstruyó Bet Jorón de arriba y Bet Jorón de abajo, ciudades fortificadas, con murallas, puertas y barras,
6    y Baalat, con todas las ciudades de avituallamiento que pertenecían a Salomón, todas las ciudades de carros y las ciudades para los caballos, y todo cuanto quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra de su dominio.
7    Con toda la gente que había quedado de los hititas, los amorreos, los perizitas, los jivitas y los jebuseos, que no eran israelitas,
8    cuyos descendientes habían quedado después de ellos en el país y a los que los israelitas no habían exterminado, hizo Salomón una leva que dura hasta el día de hoy.
9    Pero no empleó Salomón a ninguno de los israelitas como esclavo para sus obras, sino como hombres de guerra, jefes y escuderos, comandantes de sus carros y de sus caballos.
10    Los jefes de las guarniciones que tenía el rey Salomón eran 250, que gobernaban al pueblo.
11    Salomón hizo subir a la hija de Faraón desde la Ciudad de David a la casa que había edificado para ella; pues se decía: «No debe habitar mujer mía en la casa de David, rey de Israel; porque los lugares donde ha estado el arca de Yahveh son sagrados.»
12    Entonces empezó a ofrecer Salomón holocaustos a Yahveh sobre el altar de Yahveh, que había erigido delante del Ulam;
13    ofreció holocaustos según el rito de cada día, conforme a los prescrito por Moisés, en los sábados, los novilunios y en las solemnidades, tres veces al año: en la fiesta de los Ázimos, en la fiesta de las Semanas y en la fiesta de las Tiendas.
14    Estableció también las secciones de los sacerdotes en sus servicios conforme al reglamento de su padre David, a los levitas en sus cargos de alabar y servir junto a los sacerdotes, según el rito de cada día; y a los porteros con arreglo a sus secciones, en cada puerta; porque ésta era la orden de David, hombre de Dios.
15    No se apartaron en nada de la orden del rey en lo tocante a los sacerdotes y los levitas, ni tampoco en lo relativo a los tesoros.
16    Así fue dirigida toda la obra de Salomón, desde el día en que se echaron los cimientos de la Casa de Yahveh hasta  su terminación. Así fue acabada la Casa de Yahveh.
17    Entonces Salomón fue a Esyón Guéber y a Elat, a orillas del mar, en el país de Edom,
18    y Juram le envió, por medio de sus siervos, navíos y marinos conocedores del mar, que fueron con los siervos de Salomón a Ofir, de donde tomaron 450 talentos de oro, que trajeron al rey Salomón.

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2 Crónicas 9
1    La reina de Sabá había oído la fama de Salomón, y vino a Jerusalén para probar a Salomón por medio de enigmas, con gran séquito y con camellos que traían aromas, gran cantidad de oro y piedras preciosas. Llegada que fue donde Salomón, le dijo todo cuanto tenía en su corazón.
2    Salomón resolvió todas sus preguntas; y no hubo ninguna proposición oscura que Salomón no pudiese resolver.
3    Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón y la casa que había edificado,
4    los manjares de su mesa, las habitaciones de sus servidores, el porte de sus ministros y sus vestidos, sus coperos  con sus trajes y los holocaustos que ofrecía en la Casa de Yahveh, se quedó sin aliento,
5    y dijo al rey: «Verdad es cuanto oí decir en mi tierra de tus palabras y de tu sabiduría.
6    No daba yo crédito a lo que se decía, hasta que he venido y lo he visto con mis propios ojos; y encuentro que no se me había contado ni la mitad de la grandeza de tu sabiduría, pues tú superas todo lo que oí decir.
7    ¡Dichosas tus gentes! ¡Dichosos estos tus servidores, que están siempre en tu presencia y escuchan tu sabiduría!
8    ¡Bendito sea Yahveh, tu Dios, que se ha complacido en ti, poniéndote sobre su trono como rey de Yahveh, tu Dios, por el amor que tu Dios tiene hacia Israel para conservarle por siempre, y te ha puesto por rey sobre ellos para administrar derecho y justicia!»
9    Dio al rey 120 talentos de oro, gran cantidad de aromas y piedras preciosas. Nunca hubo aromas como los que la reina de Sabá dio al rey Salomón.
10    Los siervos de Juram y los siervos de Salomón, que habían traído oro de Ofir, trajeron también madera de algummim y piedras preciosas.
11    Con la madera de algummim hizo el rey entarimados para la Casa de Yahveh y la casa del rey, cítaras y salterios  para los cantores. No se había visto nunca en la tierra de Judá madera semejante.
12    El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo cuanto ella quiso pedirle, aparte lo que ella había traído al rey. Después se volvió y regresó a su país con sus servidores.
13    El peso del oro que llegaba a Salomón cada año era de 666 talentos de oro,
14    sin contar las contribuciones de los mercaderes y comerciantes. Todos los reyes de Arabia y los inspectores del  país traían oro y plata a Salomón.
15    Hizo el rey Salomón doscientos grandes escudos de oro batido, aplicando seiscientos siclos de oro batido en cada escudo,
16    y trescientos escudos pequeños de oro batido, aplicando trescientos siclos de oro en cada escudo; el rey los colocó  en la casa «Bosque del Líbano».
17    Hizo el rey un gran trono de marfil y lo revistió de oro puro.
18    El trono tenía seis gradas y un cordero de oro al respaldo, y brazos a uno y otro lado del asiento, y dos leones, de pie, junto a los brazos.
19    Más doce leones de pie sobre las seis gradas a uno y otro lado. No se hizo cosa semejante en ningún reino.
20    Todas las copas de beber del rey Salomón eran de oro, y toda la vajilla de la casa «Bosque del Líbano» era de oro fino. La plata no se estimaba en nada en tiempo del rey Salomón.
21    Porque el rey tenía naves que navegaban a Tarsis con los siervos de Juram, y cada tres años venía la flota de Tarsis trayendo oro y plata, marfil, monos y pavos reales.
22    Así el rey Salomón sobrepujó a todos los reyes de la tierra en riqueza y sabiduría.
23    Todos los reyes de la tierra querían ver el rostro de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón.
24    Y cada uno de ellos traía su presente, objetos de plata y objetos de oro, vestidos, armas, aromas, caballos y mulos, año tras año.
25    Tenía Salomón 4.000 caballerizas para sus caballos y carros, y 12.000 caballos, que puso en cuarteles en las ciudades de los carros y en Jerusalén junto al rey.
26    Dominaba sobre todos los reyes desde el Río hasta el país de los filisteos y hasta la frontera de Egipto.
27    Hizo el rey que la plata fuese tan abundante en Jerusalén como las piedras, y los cedros como los sicómoros de la Tierra Baja.
28    Traían también caballos para Salomón de Musur y de todos los países.
29    El resto de los hechos de Salomón, los primeros y los postreros, ¿no están escritos en la historia del profeta Natán, en la profecía de Ajías el silonita, y en las visiones de Yedó el vidente, sobre Jeroboam, hijo de Nebat?
30    Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel cuarenta años.
31    Se acostó Salomón con sus padres, y le sepultaron en la ciudad de su padre David. En su lugar reinó su hijo Roboam.

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2 Crónicas 10
1    Fue Roboam a Siquem, porque todo Israel había ido a Siquem para proclamarle rey.
2    Apenas lo supo Jeroboam, hijo de Nebat, que estaba todavía en Egipto, adonde había ido huyendo del rey Salomón, volvió de Egipto,
3    pues habían enviado a llamarle. Vino entonces Jeroboam con todo Israel, y hablaron a Roboam diciendo:
4    «Tu padre ha hecho pesado nuestro yugo; ahora tú aligera la dura servidumbre de tu padre y el pesado yugo que puso  sobre nosotros y te serviremos.»
5    El les dijo: «Volved a mí de aquí a tres días.» Y el pueblo se fue.
6    El rey Roboam pidió consejo a los ancianos que habían servido a su padre Salomón, en vida de éste, diciendo: « ¿Qué me aconsejáis que responda a este pueblo?»
7    Ellos le respondieron: «Si eres bueno con este pueblo y les sirves y les das buenas palabras, serán siervos tuyos para siempre.»
8    Pero él abandonó el consejo que los ancianos le aconsejaron y pidió consejo a los jóvenes que se habían criado con él y estaban a su servicio.
9    Les dijo: «¿Qué me aconsejáis que responda a este pueblo que me ha hablado diciendo: “Aligera el yugo que tu padre puso sobre nosotros?”»
10    Los jóvenes que se habían criado con él le respondieron diciendo: «Esto debes responder al pueblo que te ha dicho: “Tu padre hizo pesado nuestro yugo, ahora tú aligera nuestro yugo”, esto debes responder: “Mi dedo meñique es más grueso que los lomos de mi padre.
11    Un yugo pesado os cargó mi padre, mas yo haré más pesado vuestro yugo; mi padre os ha azotado con azotes, pero yo os azotaré con escorpiones.”»
12    Volvieron, pues, Jeroboam y todo el pueblo al tercer día donde Roboam, según lo que había dicho el rey: «Volved a mí al tercer día»;
13    y el rey les respondió con dureza, abandonando el consejo de los ancianos,
14    y hablándoles según el consejo de los jóvenes, diciendo: «Mi padre hizo pesado vuestro yugo, yo lo haré más pesado todavía; mi padre os azotó con azotes, pero yo os azotaré con escorpiones.»
15    No escuchó el rey al pueblo, pues se trataba de una intervención de Dios para dar cumplimiento a la palabra que Yahveh había anunciado a Jeroboam, hijo de Nebat, por medio de Ajías de Silo.
16    Viendo todo Israel que el rey no le oía, replicó el pueblo al rey diciendo: «¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia en el hijo de Jesé. ¡A tus tiendas, Israel! Mira ahora por tu casa, David.» Y todo Israel se fue a sus tiendas.
17    Roboam reinó sobre los israelitas que habitaban en las ciudades de Judá.
18    El rey Roboam envió a Adoram, jefe de la leva, pero los israelitas le mataron a pedradas y murió. Entonces el rey Roboam se apresuró a subir a su carro para huir a Jerusalén.
19    Israel está en desobediencia contra la casa de David hasta el día de hoy.

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2 Crónicas 11
1    En llegando a Jerusalén, reunió Roboam a la casa de Judá y Benjamín, 180.000 hombres, guerreros escogidos, para combatir contra Israel y devolver el reino a Roboam.
2    Pero fue dirigida la palabra de Yahveh a Semaías, hombre de Dios, diciendo:
3    «Habla a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a todo Israel que está en Judá y Benjamín, diciendo:
4    Así habla Yahveh: No subáis a combatir con vuestros hermanos; que cada uno se vuelva a su casa, porque esto es cosa mía.» Ellos escucharon la palabra de Yahveh y desistieron de marchar contra Jeroboam.
5    Roboam habitó en Jerusalén y edificó ciudades fortificadas en Judá.
6    Fortificó Belén, Etam, Técoa,
7    Bet Sur, Sokó, Adullam,
8    Gat, Maresá, Zif,
9    Adoráyim, Lakís, Azecá,
10    Sorá, Ayyalón y Hebrón, ciudades fortificadas de Judá y Benjamín.
11    Reforzó las fortificaciones y puso en ellas comandantes y provisiones de víveres, de aceite y vino.
12    En todas estas ciudades había escudos y lanzas, y las hizo sumamente fuertes. Estaban por él Judá y Benjamín.
13    Los sacerdotes y levitas de todo Israel se pasaron a él desde todos sus territorios;
14    pues los levitas abandonaron sus ejidos y sus posesiones y se fueron a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos les habían prohibido el ejercicio del sacerdocio de Yahveh,
15    y  Jeroboam instituyó sus propios sacerdotes para los altos, los sátiros y los becerros que había hecho.
16    Tras ellos vinieron a Jerusalén, para ofrecer sacrificios a Yahveh, el Dios de sus padres, aquellos de entre todas  las tribus de Israel que tenían puesto su corazón en buscar a Yahveh, el Dios de Israel;
17    y fortalecieron el reino de Judá y consolidaron a Roboam, hijo de Salomón, por tres años. Pues tres años siguió el camino de David y de Salomón.
18    Roboam tomó por mujer a Majalat, hija de Yerimot, hijo de David y de Abiháyil, hija de Eliab, hijo de Jesé.
19    Esta le dio los hijos Yeús, Semarías y Zaham.
20    Después de ésta tomó a Maaká, hija de Absalón, la cual le dio a Abías, Attay, Zizá y Selomit.
21    Roboam amaba a Maaká, hija de Absalón, más que a todas sus mujeres y concubinas, pues tuvo dieciocho mujeres y sesenta concubinas; y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas.
22    Roboam puso a la cabeza a Abías, hijo de Maaká, como príncipe de sus hermanos, porque quería hacerle rey.
23    Repartió hábilmente a todos sus hijos por toda la tierra de Judá y de Benjamín, en todas las ciudades fortificadas, les dio alimentos en abundancia y les buscó mujeres.

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2 Crónicas 12
1    Cuando Roboam hubo consolidado y afianzado el reino, abandonó la Ley de Yahveh y con él todo Israel.
2    Y sucedió que el año quinto del rey Roboam subió Sosaq, rey de Egipto, contra Jerusalén, - pues no era fiel a Yahveh -
3    con 1.200 carros y 60.000 caballos; no se podía contar la gente que venía con él de Egipto: libios, sukíes y etíopes.
4    Tomó las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén.
5    El profeta Semaías vino a Roboam y a los jefes de Judá que se habían reunido en Jerusalén para hacer frente a Sosaq, y les dijo: «Así dice Yahveh: Vosotros me habéis abandonado, y por esto también yo os abandono en manos de Sosaq.»
6    Entonces los jefes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: «¡Justo es Yahveh!»
7    Cuando Yahveh vio que se habían humillado, fue dirigida la palabra de Yahveh a Semaáis, diciendo: «Por haberse  ellos humillado, no los destruiré, sino que dentro de poco les daré la salvación y no se derramará mi cólera sobre Jerusalén por mano de Sosaq.
8    Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es mi servidumbre y la servidumbre de los reinos de las naciones.»
9    Subió, pues, Sosaq, rey de Egipto, contra Jerusalén y se apoderó de los tesoros de la Casa de Yahveh y de los tesoros de la casa del rey. De todo se apoderó. Habiéndose llevado los escudos de oro que había hecho Salomón,
10    el rey Roboam hizo en su lugar escudos de bronce, que confió a los jefes de la guardia que custodiaban la entrada de la casa del rey.
11    Cuando el rey entraba en la Casa de Yahveh, venían los de la guardia y los llevaban, y después los devolvían a la sala de la guardia.
12    Gracias a su humillación se apartó de él la ira de Yahveh y no le destruyó del todo; y concedió algunas cosas buenas a Judá.
13    Se afianzó, pues, el rey Roboam en Jerusalén, y reinó. Roboam tenía 41 años cuando comenzó a reinar y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que había elegido Yahveh de entre todas las tribus de Israel para poner en ella su Nombre. El nombre de su madre era Naamá, ammonita.
14    Hizo lo que era malo, porque no había dispuesto su corazón para buscar a Yahveh.
15    Los hechos de Roboam, los primeros y los postreros, ¿no están escritos en la historia del profeta Semaías y del vidente Iddó? Hubo guerra continua entre Roboam y Jeroboam.
16    Roboam se acostó con sus padres y fue sepultado en la ciudad de David. Reinó en su lugar su hijo Abías.

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2 Crónicas 13
1    Abías comenzó a reinar sobre Judá el año dieciocho del rey Jeroboam.
2    Reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre era Mikaía, hija de Uriel, de Guibeá. Hubo guerra entre Abías y Jeroboam.
3    Abías entró en combate con un ejército de valientes guerreros: 400.000 hombres escogidos; Jeroboam se ordenó en batalla contra él con 800.000 guerreros escogidos y valerosos.
4    Abías se levantó en el monte Semaráyim, que está en la montaña de Efraím, y dijo: «¡Oídme, Jeroboam y todo Israel!
5    ¿Acaso no sabéis que Yahveh, el Dios de Israel, dio el reino de Israel para siempre a David, a él y a sus hijos, con pacto de sal?
6    Pero Jeroboam, hijo de Nebat, siervo de Salomón, hijo de David, se alzó en rebeldía contra su señor.
7    Se juntaron con él unos hombres fatuos y malvados y prevalecieron sobre Roboam, hijo de Salomón, pues Roboam era joven y débil de corazón y no podía resistirles.
8    ¿Y ahora tratáis vosotros de poner resistencia al reino de Yahveh, que está en manos de los hijos de David, porque vosotros sois una gran muchedumbre? Pero tenéis los becerros de oro que Jeroboam os puso por dioses.
9    ¿No habéis expulsado a los sacerdotes de Yahveh, los hijos de Aarón y los levitas? ¿No os habéis hecho sacerdotes a la manera de los pueblos de los demás países? Cualquiera que viene con un novillo y siete carneros y pide ser consagrado, es hecho sacerdote de los que no son dioses.
10    Cuanto a nosotros, Yahveh es nuestro Dios y no le hemos abandonado; los sacerdotes que sirven a Yahveh son los hijos de Aarón, igual que los levitas en su ministerio.
11    Cada mañana y cada tarde quemamos holocaustos a Yahveh, y tenemos el incienso aromático; las filas de pan están sobre la mesa pura, y el candelabro de oro con sus lámparas para ser encendidas cada tarde, pues nosotros guardamos el ritual de Yahveh nuestro Dios, en tanto que vosotros le habéis abandonado.
12    He aquí que con nosotros, a nuestra cabeza, está Dios con sus sacerdotes y las trompetas del clamor, para lanzar el grito de guerra contra vosotros. Israelitas, no hagáis la guerra contra Yahveh, el Dios de vuestros padres, porque nada conseguiréis.»
13    Entre tanto, Jeroboam hizo dar un rodeo para poner una emboscada y atacarles por detrás, de manera que él estaba frente a Judá y la emboscada a espaldas de éstos.
14    Al volver Judá la cabeza, vio que se presentaba combate de frente y por detrás.
15    Entonces clamaron a Yahveh y, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas, los hombres de Judá lanzaron el grito de guerra; y al alzar el grito de guerra los hombres de Judá, desbarató Dios a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá.
16    Huyeron los israelitas delante de Judá, y Dios los entregó en sus manos.
17    Abías y su tropa les causaron una gran derrota; cayeron 500.000 hombres escogidos de Israel.
18    Quedaron entonces humillados los israelitas y prevalecieron los hijos de Judá por haberse apoyado en Yahveh, el  Dios de sus padres.
19    Abías persiguió a Jeroboam y le tomó las ciudades de Betel con sus aldeas, Yesaná con sus aldeas y Efrón con sus aldeas.
20    Jeroboam ya no tuvo fuerza en los días de Abías, pues Yahveh le hirió y murió.
21    Pero Abías se fortaleció; tomó catorce mujeres y engendró veintidós hijos y dieciséis hijas.
22    El resto de los hechos de Abías, sus hechos y sus acciones, están escritos en el midrás del profeta Iddó.
23    Se acostó Abías con sus padres y le sepultaron en la ciudad de David. Reinó en su lugar su hijo Asá. En su tiempo el país estuvo en paz durante diez años.

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2 Crónicas 14
1    Asá hizo lo que era bueno y recto a los ojos de Yahveh su Dios.
2    Suprimió los altares del culto extranjero y los altos; rompió las estelas, abatió los cipos,
3    y mandó a Judá que buscase a Yahveh, el Dios de sus padres, y cumpliese la ley y los mandamientos.
4    Hizo desaparecer de todas las ciudades de Judá los altos y los altares de incienso; y el reino estuvo en paz bajo su reinado.
5    Edificó ciudades fuertes en Judá, porque el país estaba en paz, y no hubo guerra contra él por aquellos años; pues Yahveh le había dado tranquilidad.
6    Dijo a Judá: «Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de murallas, torres, puertas y barras, mientras el país esté a nuestra disposición; pues hemos buscado a Yahveh, nuestro Dios, y por haberle buscado, él nos ha dado paz por todas partes.» Edificaron, pues y prosperaron.
7    Asá tenía un ejército de 300.000 hombres de Judá, que llevaban pavés y lanza, y 280.000 de Benjamín, que llevaban escudo y eran arqueros; todos ellos esforzados guerreros.
8    Salió contra ellos Zéraj el etíope, con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros, y llegó hasta Maresá.
9    Salió Asá contra él y se pusieron en orden de batalla en el valle de Sefatá, junto a Maresá.
10    Asá invocó a Yahveh su Dios, y dijo: «¡Oh Yahveh, sólo tú puedes ayudar entre el poderoso y el desvalido! ¡Ayúdanos, pues, Yahveh, Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre marchamos contra esta inmensa muchedumbre! ¡Yahveh, tú eres nuestro Dios! ¡No prevalezca contra ti hombre alguno!»
11    Yahveh derrotó a los etíopes ante Asá y Judá; y los etíopes se pusieron en fuga.
12    Asá y la gente que con él estaba los persiguieron hasta Guerar; y cayeron de los etíopes hasta no quedar uno vivo, pues fueron destrozados delante de Yahveh y su campamento; y se recogió un botín inmenso.
13    Batieron todas las ciudades de los alrededores de Guerar, porque el terror de Yahveh cayó sobre ellas; y saquearon todas las ciudades, pues había en ellas gran botín.
14    Asimismo atacaron las majadas y capturaron gran cantidad de ovejas y camellos. Después se volvieron a Jerusalén.

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2 Crónicas 15
1    Vino entonces el espíritu de Dios sobre Azarías, hijo de Oded,
2    el cual salió al encuentro de Asá y le dijo: «¡Oídme vosotros, Asá y todo Judá y Benjamín! Yahveh estará con vosotros mientras vosotros estéis con él; si le buscáis, se dejará hallar de vosotros; pero si le abandonáis, os abandonará.
3    Durante mucho tiempo Israel estará sin verdadero Dios, sin sacerdote que enseñe y sin ley.
4    Mas cuando en su angustia se vuelva a Yahveh, el Dios de Israel, y le busque, él se dejará hallar de ellos.
5    En aquellos tiempos no habrá paz para los hombres, sino grandes terrores sobre todos los habitantes de los países.
6    Chocarán pueblo contra pueblo y ciudad contra ciudad, porque Dios los conturbará con toda suerte de aflicciones.
7    ¡Vosotros, pues, esforzaos, y que no se debiliten vuestras manos! Porque vuestras obras tendrán recompensa.”
8    Al oír Asá estas palabras y esta profecía cobró ánimo e hizo desaparecer los monstruos abominables de todo el país de Judá y Benjamín y de las ciudades que había conquistado en la montaña de Efraím, y restauró el altar de Yahveh, que estaba ante el vestíbulo de Yahveh.
9    Congregó a todo Judá y Benjamín, y a los de Efraím, Manasés y Simeón que habitaban entre ellos; pues se habían pasado a él muchos de los israelitas, viendo que Yahveh su Dios estaba con él.
10    Se reunieron en Jerusalén en el mes tercero del año quince del reinado de Asá.
11    Aquel día ofrecieron a Yahveh sacrificios del botín que habían traído: setecientos bueyes y 7.000 ovejas.
12    Y se obligaron con un pacto a buscar a Yahveh, el Dios de sus padres, con todo su corazón y con toda su alma;
13    y que todo aquel que no buscase a Yahveh, el Dios de Israel, moriría, desde el pequeño hasta el grande, hombre  o mujer.
14    Juraron, pues, a Yahveh en alta voz, con gritos de júbilo y al son de las trompetas y cuernos.
15    Y todo Judá se alegró con motivo del juramento, porque de todo corazón había prestado el juramento, y con plena  voluntad había buscado a Yahveh. Por eso él se dejó hallar de ellos; y le dio paz por todas partes.
16    El rey Asá llegó a quitar a Maaká, su madre, el título de Gran Dama, porque había hecho un Horror para Aserá. Asá abatió este Horror, lo hizo pedazos y lo quemó en el torrente Cedrón.
17    Pero no desaparecieron los altos de en medio de Israel, aun cuando el corazón de Asá fue perfecto todos sus días.
18    Llevó a la Casa de Dios las ofrendas consagradas por su padre y sus propias ofrendas: plata, oro y utensilios.

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2 Crónicas 16
1    El año 36 del reinado de Asá subió Basá, rey de Israel, contra Judá, y fortificó a Ramá, para cortar las comunicaciones a Asá, rey de Judá.
2    Sacó entonces Asá plata y oro de los tesoros de la Casa de Yahveh y de la casa del rey, y envió mensajeros a Ben Hadad, rey de Aram, que habitaba en Damasco, diciendo:
3    «Haya alianza entre nosotros, como entre mi padre y tu padre; te envío plata y oro. Anda, rompe tu alianza con Basá, rey de Israel, para que se aleje de mí.»
4    Ben Hadad escuchó al rey Asá y envió a los jefes de su ejército contra las ciudades de Israel; conquistó Iyyón, Dan, Abel Máyim y todos los depósitos de las ciudades situadas en Neftalí.
5    Cuando Basá lo supo, suspendió las fortificaciones de Ramá e hizo parar su obra.
6    Entonces el rey Asá tomó a todo Judá y se llevaron de Ramá las piedras y maderas que Basá había empleado para la construcción; y con ella fortificó Gueba y Mispá.
7    En aquel tiempo el vidente Jananí fue donde Asá, rey de Judá, y le dijo: «Por haberte apoyado en el rey de Aram, y no haberte apoyado en Yahveh tu Dios, por eso se ha escapado de tu mano el ejército del rey de Aram.
8    ¿No eran un ejército numeroso los etíopes y los libios, con carros y una muchedumbre de hombres de carro? Y, sin embargo, por haber puesto tu confianza en Yahveh, él los entregó en tu mano.
9    Porque los ojos de Yahveh recorren toda la tierra, para fortalecer a los que tienen corazón entero para con él. Has procedido neciamente en esto, y por eso de aquí en adelante tendrás guerras.»
10    Irritóse entonces Asá contra el vidente y lo metió en la cárcel, pues estaba enojado con él por este asunto. En esa época también maltrató Asá a varios del pueblo.
11    Estos son los hechos de Asá, los primeros y los postreros; están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
12    El año 39 de su reinado enfermó Asá de los pies, pero tampoco en su enfermedad buscó a Yahveh, sino a los médicos.
13    Se acostó Asá con sus padres. Murió el año 41 de su reinado,
14    y le sepultaron en el sepulcro que se había hecho en la Ciudad de David. Lo pusieron sobre un lecho lleno de bálsamo, de aromas y de ungüentos preparados según el arte de los perfumistas; y le encendieron un fuego enorme.

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2 Crónicas 17
1    En su lugar reinó su hijo Josafat, el cual se fortificó contra Israel.
2    Puso guarniciones en todas las ciudades fortificadas de Judá y estableció gobernadores en el país de Judá y en las ciudades de Efraím, que Asá su padre había conquistado.
3    Estuvo Yahveh con Josafat, porque anduvo por los caminos que había seguido anteriormente su padre David y no buscó a los Baales,
4    sino que buscó al Dios de sus padres andando en sus mandamientos, sin imitar los hechos de Israel.
5    Yahveh consolidó el reino en su mano; y todo Judá traía presentes a Josafat, que adquirió grandes riquezas y honores.
6    Su corazón cobró ánimo en los caminos de Yahveh, hasta hacer desaparecer de Judá los altos y los cipos.
7    El año tercero de su reinado envió a sus oficiales Ben Jáyil, Abdías, Zacarías, Natanael y Miqueas para que enseñasen en las ciudades de Judá,
8    y con ellos a los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asahel, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías, y con estos levitas a los sacerdotes Elisamá y Yehoram,
9    los cuales enseñaron en Judá, llevando consigo el libro de la Ley de Yahveh. Recorrieron todas las ciudades de Judá, enseñando al pueblo.
10    El terror de Yahveh se apoderó de todos los reinos de los países que rodeaban a Judá, de manera que no hicieron guerra contra Josafat.
11    Los filisteos trajeron a Josafat presentes y plata como tributo. También los árabes le trajeron ganado menor: 7.700 carneros y 7.700 machos cabríos.
12    Así Josafat iba engrandeciéndose cada vez más, hasta lo sumo, y edificó en Judá castillos y ciudades de aprovisionamiento.
13    Llevó a cabo muchas obras en las ciudades de Judá, y tuvo una guarnición de guerreros escogidos en Jerusalén.
14    Esta es la lista, por sus casas paternas: De Judá, jefes de millar: Adná, el jefe, y con él 300.000 hombres esforzados.
15    A su lado el jefe Yehojanán, y con él 280.000.
16    A su lado Amasías, hijo de Zikrí, que se había consagrado espontáneamente a Yahveh, y bajo su mando 200.000 hombres esforzados.
17    De Benjamín: Elyadá, hombre valeroso, y con él, 200.000 armados de arco y escudo.
18    A su lado Yehozabad, y con él, 180.000 equipados para la guerra.
19    Estos eran los que servían al rey, sin contar los que el rey había puesto en las ciudades fortificadas por todo Judá.

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2 Crónicas 18
1    Josafat tuvo grandes riquezas y honores; emparentó con Ajab,
2    y al cabo de algunos años bajó a visitarle a Samaría. Ajab sacrificó gran número de ovejas y de bueyes para él y la gente que le acompañaba; y le incitó a que subiese con él contra Ramot de Galaad.
3    Dijo Ajab, rey de Israel, a Josafat, rey de Judá: «¿Quieres venir conmigo a Ramot de Galaad?» Le contestó: «Yo soy como tú, y tu pueblo como mi pueblo; contigo estaremos en la batalla.»
4    Pero Josafat dijo al rey de Israel: «Consulta antes, por favor, la palabra de Yahveh.»
5    El rey de Israel reunió a los profetas, cuatrocientos hombres, y les dijo: «¿Debo atacar a Ramot de Galaad o debo desistir?» Le respondieron: «Sube, porque Dios la entregará en manos del rey.
6    Pero Josafat dijo: «¿No hay aquí algún otro profeta de Yahveh a quien podamos consultar?»
7    Respondió el rey de Israel a Josafat: «Queda todavía un hombre por quien podríamos consultar a Yahveh, pero yo le aborrezco, pues nunca me profetiza el bien, sino el mal. Es Miqueas, hijo de Yimlá.» A lo que respondió Josafat: «No hable el rey así.»
8    Llamó el rey de Israel a un eunuco y le dijo: «Trae enseguida a Miqueas, hijo de Yimlá.»
9    El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada cual en su trono, vestidos de gala, en la era que hay a la entrada de la puerta de Samaría, mientras que todos los profetas estaban en trance delante de ellos.
10    Sedecías, hijo de Kenaaná, se había hecho unos cuernos de hierro, y decía: «Así dice Yahveh: Con estos acornearás a Aram hasta acabar con ellos.
11    Y todos los profetas profetizaban del mismo modo diciendo: «¡Sube contra Ramot de Galaad! Tendrás éxito. Yahveh la entregará en manos del rey.»
12    El mensajero que había ido a llamar a Miqueas le habló diciendo: «Mira que los profetas a una voz predicen el bien al rey, procura hablar como uno de ellos y anuncia el bien.»
13    Respondió Miqueas “«¡Vive Yahveh, que lo que mi Dios me diga, eso anunciaré!»
14    Llegó donde el rey; y el rey le dijo: «Miqueas, ¿debemos subir a Ramot de Galaad para atacarla, o debo desistir?» Le respondió: «Subid, tendréis éxito. Serán entregados en vuestras manos.»
15    Pero el rey le dijo: «¿Cuántas veces he de conjurarte a que no me digas más que la verdad en nombre de Yahveh?»
16    Entonces él dijo: «He visto todo Israel disperso por los montes, como ovejas sin pastor; Yahveh ha dicho: No tienen señor; que vuelvan en paz cada cual a su casa.»
17    El rey de Israel dijo a Josafat: «¿No te dije que nunca me anuncia el bien sino el mal?»
18    Miqueas entonces dijo: «Escuchad, pues, la palabra de Yahveh: He visto a Yahveh sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a su derecha y a su izquierda.
19    Preguntó Yahveh: “¿Quién engañará a Ajab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad?” Y el uno decía una cosa y el otro otra.
20    Entonces se adelantó el Espíritu, se puso ante Yahveh y dijo: “Yo le engañaré” Le preguntó Yahveh: “¿De qué modo?”
21    Respondió: “Iré y me haré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas.” Y Yahveh dijo: “Tú conseguirás engañarle. Vete y hazlo así”
22    Ahora, pues, Yahveh ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos estos profetas tuyos, pues Yahveh ha predicho el mal contra ti.»
23    Se acercó entonces Sedecías, hijo de Kenaaná, y dio una bofetada a Miqueas en la mejilla, diciendo: «¿Por qué camino se ha ido de mí el espíritu de Yahveh para hablarte a ti?».
24    Miqueas replicó: «Tú mismo lo verás el día en que vayas escondiéndote de aposento en aposento.»
25    El rey de Israel dijo: «Prended a Miqueas y llevádselo a Amón, gobernador de la ciudad, y a Joás, hijo del rey;
26    y les diréis: “Así habla el rey: Meted a éste en la cárcel y racionadle el pan y el agua hasta que yo vuelva victorioso.”»
27    Miqueas dijo: «Si es que vuelves victorioso, no ha hablado Yahveh por mí.»
28    El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, subieron contra Ramot de Galaad.
29    El rey de Israel dijo a Josafat: «Yo voy a disfrazarme para entrar en combate, mientras que tú te pondrás tus vestidos.» El rey de Israel se disfrazó, y así entraron en la batalla.
30    Ahora bien, el rey de Aram había ordenado a los jefes de sus carros: «No ataquéis ni a chicos ni a grandes, sino tan sólo al rey de Israel.»
31    Cuando los jefes de los carros vieron a Josafat, dijeron: «Seguro que es el rey de Israel», y le rodearon para cargar sobre él. Pero Josafat gritó y Yahveh le socorrió, alejándolos Dios de él.
32    Viendo los jefes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él.
33    Entonces un hombre disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel por entre las placas de la coraza; el rey dijo al auriga: «Da la vuelta y sácame de la batalla, porque me siento mal.»
34    Pero arreció aquel día la batalla, y el rey de Israel fue sostenido en pie en su carro frente a los arameos hasta la tarde; y a la caída del sol murió.

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2 Crónicas 19
1    Cuando Josafat, rey de Judá, regresaba en paz a su casa, a Jerusalén,
2    salióle al encuentro Jehú, hijo de Jananí el vidente, y le dijo al rey Josafat: «¿Tú ayudas al malo y amas a los que aborrecen a Yahveh? Por esto ha caído sobre ti la cólera de Yahveh.
3    Sin embargo, han sido halladas en ti obras buenas, porque has quitado de esta tierra los cipos, y has dispuesto tu corazón para buscar a Dios.»
4    Residía Josafat en Jerusalén, pero volvió a visitar al pueblo desde Berseba hasta la montaña de Efraím; y los convirtió a Yahveh, el Dios de sus padres.
5    Estableció jueces en el país, en todas las ciudades fortificadas de Judá, de ciudad en ciudad;
6    y dijo a los jueces: «Mirad lo que hacéis; porque no juzgáis en nombre de los hombres, sino en nombre de Yahveh, que está con vosotros cuando administráis justicia.
7    ¡Que esté sobre vosotros el temor de Yahveh! Atended bien a lo que hacéis, porque en Yahveh nuestro Dios no hay  iniquidad ni acepción de personas ni soborno.»
8    También en Jerusalén estableció Josafat levitas, sacerdotes y cabezas de familia de Israel, para la administración de la justicia de Yahveh y para los litigios. Estos habitaban en Jerusalén.
9    Les dio esta orden: «Obraréis en todo en el temor de Yahveh, con fidelidad y con corazón perfecto.
10    En todo pleito que venga a vosotros de parte de vuestros hermanos que habitan en sus ciudades, sean causas de sangre o cuestiones de la Ley, de los mandamientos, decretos y sentencias, habéis de esclarecerlos, a fin de que no se hagan culpables para con Yahveh y se encienda su ira contra vosotros y contra vuestros hermanos. Obrando así, no os haréis culpables.
11    «Amarías, como sacerdote, será vuestro jefe en todos las asuntos de Yahveh; y Zebadías, hijo de Ismael, jefe de la casa de Judá, en todos los asuntos del rey. Los levitas os servirán de escribas. ¡Esforzaos, y manos a la obra! Y Yahveh sea con el bueno.»

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2 Crónicas 20
1    Después de esto, los moabitas y ammonitas, y con ellos algunos maonitas, marcharon contra Josafat para atacarle.
2    Vinieron mensajeros que avisaron a Josafat diciendo: «Viene contra ti una gran muchedumbre de gentes de allende el mar, de Edom, que están ya en Jasasón Tamar, o sea, Engadí.»
3    Tuvo miedo y se dispuso a buscar a Yahveh promulgando un ayuno para todo Judá.
4    Congregóse Judá para implorar a Yahveh, y también de todas las ciudades de Judá vino gente a suplicar a Yahveh.
5    Entonces Josafat, puesto en pie en medio de la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la Casa de Yahveh, delante del atrio nuevo,
6    dijo: «Yahveh, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en el cielo, y no dominas tú en todos los reinos de las  naciones? ¿No está en tu mano el poder y la fortaleza, sin que nadie pueda resistirte?
7    ¿No has sido tú, oh Dios nuestro, el que expulsaste a los habitantes de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la posteridad de tu amigo Abraham para siempre?
8    Ellos la han habitado, y han edificado un santuario a tu Nombre, diciendo:
9    “Si viene sobre nosotros algún mal, espada, castigo, peste o hambre, nos presentaremos delante de esta Casa, y delante de ti, porque tu Nombre reside en esta Casa; clamaremos a tí en nuestra angustia, y tú oirás y nos salvarás.”
10    «Pero ahora, mira que los ammonitas y moabitas y los del monte Seír, a donde no dejaste entrar a Israel cuando salía de la tierra de Egipto, por lo cual Israel se apartó de ellos sin destruirlos,
11    ahora nos pagan viniendo a echarnos de la heredad que tú nos has legado.
12    Oh Dios nuestro, ¿no harás tú justicia con ellos? Pues nosotros no tenemos fuerza contra esta gran multitud que viene contra nosotros y no sabemos qué hacer. Pero nuestros ojos se vuelven hacia ti.»
13    Todo Judá estaba en pie ante Yahveh con sus niños, sus mujeres y sus hijos.
14    Vino el espíritu de Yahveh sobre Yajaziel, hijo de Zacarías, hijo de Benaías, hijo de Yeiel, hijo de Mattanías, levita, de los hijos de Asaf, que estaba en medio de la asamblea,
15    y dijo: «¡Atended vosotros, Judá entero y habitantes de Jerusalén, y tú, oh rey Josafat! Así os dice Yahveh: No temáis ni os asustéis ante esa gran muchedumbre; porque esta guerra no es vuestra, sino de Dios.
16    Bajad contra ellos mañana; mirad, ellos van a subir por la cuesta de Sis. Los encontraréis en el valle de Sof, junto al desierto de Yeruel.
17    No tendréis que pelear en esta ocasión. Apostaos y quedaos quietos, y veréis la salvación de Yahveh que vendrá sobre vosotros, oh Judá y Jerusalén. ¡No temáis ni os asustéis! Salid mañana al encuentro de ellos, pues Yahveh estará con vosotros.»
18    Josafat se inclinó rostro en tierra; y todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron ante Yahveh para adorar a Yahveh.
19    Y los levitas, de los hijos de los quehatitas y de la estirpe de los coreítas, se levantaron para alabar con gran clamor a Yahveh, el Dios de Israel.
20    Al día siguiente se levantaron temprano y salieron al desierto de Técoa. Mientras iban saliendo, Josafat, puesto en pie, dijo: «¡Oídme, Judá y habitantes de Jerusalén! Tened confianza en Yahveh vuestro Dios y estaréis seguros; tened confianza en sus profetas y triunfaréis.»
21    Después, habiendo deliberado con el pueblo, señaló cantores que, vestidos de ornamentos sagrados y marchando al frente de los guerreros, cantasen en honor de Yahveh: «¡Alabad a Yahveh porque es eterno su amor!»
22    Y en el momento en que comenzaron las aclamaciones y las alabanzas, Yahveh puso emboscadas contra los ammonitas  y moabitas y los del monte Seír, que habían venido contra Judá, y fueron derrotados.
23    Porque se levantaron los ammonitas y moabitas contra los moradores del monte Seír, para entregarlos al anatema y aniquilarlos, y cuando hubieron acabado con los moradores de Seír se aplicaron a destruirse mutuamente.
24    Judá había venido a la atalaya del desierto y se volvieron hacia la multitud, pero no había más que cadáveres tendidos por tierra; pues ninguno pudo escapar.
25    Josafat y su pueblo fueron a saquear los despojos y hallaron mucho ganado, riquezas y vestidos y objetos preciosos, y recogieron tanto que no lo podían llevar. Emplearon tres días en saquear el botín, porque era abundante.
26    Al cuarto día se reunieron en el valle de Beraká, y allí bendijeron a Yahveh; por eso se llama aquel lugar valle de Beraká hasta el día de hoy.
27    Después todos los hombres de Judá y de Jerusalén, con Josafat al frente, regresaron con júbilo a Jerusalén, porque Yahveh les había colmado de gozo a costa de sus enemigos.
28    Entraron en Jerusalén, en la Casa de Yahveh, con salterios, cítaras y trompetas.
29    El terror de Dios cayó sobre todos los reinos de los países cuando supieron que Yahveh había peleado contra los enemigos de Israel.
30    El reinado de Josafat fue tranquilo, y su Dios le dio paz por todos lados.
31    Josafat reinó sobre Judá. Tenía 35 años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. Su madre se llamaba Azubá, hija de Siljí.
32    Siguió en todo el camino de su padre Asá, sin desviarse de él, haciendo lo que era recto a los ojos de Yahveh.
33    Con todo no desaparecieron los altos, pues el pueblo aún no había fijado su corazón en el Dios de sus padres.
34    El resto de los hechos de Josafat, los primeros y los postreros, están escritos en la historia de Jehú, hijo de Jananí, que se halla inserta en el libro de los reyes de Israel.
35    Después de esto, Josafat, rey de Judá, se alió con Ocozías, rey de Israel, que le impulsó a hacer el mal.
36    Se asoció con él para construir naves que fueran a Tarsis; y fabricaron las naves en Esyón Guéber.
37    Entonces Eliezer, hijo de Dodaías, de Maresá, profetizó contra Josafat diciendo: «Por haberte aliado con Ocozías, Yahveh ha abierto brecha en tus obras.» En efecto, las naves se destrozaron y no pudieron ir a Tarsis.

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2 Crónicas 21
1    Se acostó Josafat con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David. En su lugar reinó su hijo Joram.
2    Joram tenía seis hermanos, hijos de Josafat, que eran Azarías, Yejiel, Zacarías, Azaryau, Miguel y Sefatías. Todos estos eran hijos de Josafat, rey de Israel.
3    Su padre les había hecho grandes donaciones de plata, oro y objetos preciosos, y ciudades fuertes en Judá; pero  entregó el reino a Joram, porque era el primogénito.
4    Joram tomó posesión del trono de su padre; y cuando se afianzó en él pasó a cuchillo a todos sus hermanos y también a algunos de los jefes de Israel.
5    32 años tenía Joram cuando empezó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén.
6    Anduvo por el camino de los reyes de Israel, como había hecho la casa de Ajab, porque se había casado con una mujer de la familia de Ajab, e hizo el mal a los ojos de Yahveh.
7    Pero Yahveh no quiso destruir la casa de David, a causa de la alianza que había hecho con David, porque le había prometido que le daría siempre una lámpara a él y a sus hijos.
8    En sus días se rebeló Edom de bajo la mano de Judá y se proclamaron un rey.
9    Pasó Joram con sus jefes, y con todos sus carros. Se levantó por la noche y batió a los de Edom que le tenían cercado, a él y a los jefes de los carros.
10    Así se rebeló Edom de bajo la mano de Judá hasta el día de hoy. Por ese mismo tiempo se rebeló Libná de bajo su mano, porque había abandonado a Yahveh, el Dios de sus padres.
11    Construyó asimismo altos en los montes de Judá, incitó a la prostitución a los habitantes de Jerusalén y empujó a ella a Judá.
12    Le llegó un escrito del profeta Elías, que decía: «Así dice Yahveh, el Dios de tu padre David: Porque no has seguido los caminos de tu padre Josafat, ni los caminos de Asá, rey de Judá,
13    sino que has andado por los caminos de los reyes de Israel, y has prostituido a Judá y a los habitantes de Jerusalén siguiendo las prostituciones de la casa de Ajab, y también porque has dado muerte a tus hermanos de la casa de tu padre que eran mejores que tú;
14    he aquí que Yahveh castigará con terrible azote a tu pueblo, tus hijos, tus mujeres y toda tu hacienda;
15    tú mismo padecerás grandes enfermedades y una dolencia de entrañas tal, que día tras día se te saldrán fuera a causa de la enfermedad.»
16    Excitó Yahveh contra Joram el espíritu de los filisteos y de los árabes, vecinos de los etíopes,
17    que subieron contra Judá y lo invadieron llevándose todas las riquezas que hallaron en la casa del rey, y también a sus hijos y a sus mujeres, no dejándole otro hijo que Ocozías, el menor.
18    Después de todo esto le hirió Yahveh con una enfermedad incurable de vientre.
19    Y al cabo de cierto tiempo, al fin del año segundo, se le salieron las entrañas a causa de su enfermedad, y murió en medio de terribles dolores. El pueblo no le encendió fuego, como lo había encendido por su padre.
20    Tenía 32 años cuando empezó a reinar, y reinó en Jerusalén ocho años. Se fue sin que nadie le llorara; y le sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.

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2 Crónicas 22
1    Los habitantes de Jerusalén proclamaron rey en su lugar a su hijo menor Ocozías, porque una banda de árabes que había invadido el campamento había dado muerte a todos los mayores, de suerte que llegó a ser rey Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá.
2    Tenía Ocozías cuarenta y dos años cuando empezó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, hija de Omrí.
3    También él siguió los caminos de la casa de Ajab, pues su madre le instigaba a hacer el mal.
4    Hizo el mal a los ojos de Yahveh, como los de la casa de Ajab, porque después de la muerte de su padre fueron ellos sus consejeros para su perdición.
5    También por consejo de ellos fue con Joram, hijo de Ajab, rey de Israel, para combatir a Jazael, rey de Aram, en Ramot de Galaad; los arameos hirieron a Joram,
6    que se retiró a Yizreel, para curarse de las heridas que había recibido en Ramá, en la batalla contra Jazael, rey de Aram. Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá, bajó a Yizreel para visitar a Joram, hijo de Ajab, que se hallaba enfermo;
7    esta visita a Joram vino de Dios para ruina de Ocozías; pues llegado allí, salió con Joram contra Jehú, hijo de Nimsí, a quien Yahveh había ungido para exterminar la casa de Ajab.
8    Mientras Jehú hacía justicia de la casa de Ajab, se encontró con los jefes de Judá y con los hijos de los hermanos de Ocozías que se hallaban al servicio de Ocozías, y los mató.
9    Buscó luego a Ocozías, al que prendieron en Samaría, donde se había escondido. Lo llevaron donde Jehú, que lo mató, pero le dieron sepultura, pues decían: «Es hijo de Josafat, el que buscó a Yahveh con todo su corazón.» No quedó de la casa de Ocozías nadie que fuese capaz de reinar.
10    Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que había muerto su hijo, se levantó y exterminó a toda la estirpe real de la casa de Judá.
11    Pero Yehosebá, hija del rey, tomó a Joás, hijo de Ocozías, lo sacó de entre los hijos del rey a quienes estaban matando y lo puso a él y a su nodriza en el dormitorio. Yehosebá, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Yehoyadá y hermana de Ocozías, lo ocultó de la vista de Atalía, que no pudo matarle.
12    Seis años estuvo escondido con ellos en la Casa de Dios, mientras Atalía reinaba en el país.

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2 Crónicas 23
1    El año séptimo, Yehoyadá cobró ánimo y envió a buscar a los jefes de cien, a Azarías, hijo de Yerojam; a Ismael, hijo de Yehojanán; a Azarías, hijo de Obed; a Maaseías, hijo de Adaías, y a Elisafat, hijo de Zikrí; concertando un pacto con ellos,
2    recorrieron Judá y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá, y a los cabezas de familia de Israel, que vinieron a Jerusalén.
3    Toda la asamblea hizo alianza con el rey en la Casa de Dios; Yehoyadá les dijo: «Aquí tenéis al hijo del rey que ha de reinar, como dijo Yahveh de los hijos de David.
4    Esto es lo que tenéis que hacer: Un tercio de vosotros, así sacerdotes como levitas, los que entráis el sábado, se quedarán de porteros en las entradas;
5    otro tercio, en la casa del rey; y otro tercio, en la casa del Fundamento; mientras que todo el pueblo estará en los atrios de la Casa de Yahveh.
6    Nadie podrá entrar en la Casa de Yahveh fuera de los sacerdotes y los levitas que estén de servicio; éstos podrán entrar por estar consagrados, pero todo el pueblo tiene que guardar el precepto de Yahveh.
7    Los levitas se pondrán en torno al rey, cada uno con sus armas en la mano, y cualquiera que penetre en la Casa, morirá. Sólo ellos acompañarán al rey cuando entre y cuando salga.»
8    Los levitas y todo Judá hicieron cuanto les había mandado el sacerdote Yehoyadá. Tomó cada uno a sus hombres, tanto los que entraban el sábado como los que salían el sábado; pues el sacerdote Yehoyadá no exceptuó  a ninguna de las secciones.
9    El sacerdote Yehoyadá entregó a los jefes de cien las lanzas y los escudos, grandes y pequeños, del rey David, que se hallaban en la Casa de Dios,
10    y apostó a todo el pueblo, cada uno con sus armas en la mano, desde el ala oriental de la Casa hasta el ala occidental, entre el altar y la Casa, para que rodeasen al rey.
11    Hicieron salir entonces al hijo del rey y le pusieron la diadema y el Testimonio. Le proclamaron rey; Yehoyadá y sus hijos le ungieron y gritaron: «¡Viva el rey!».
12    Al oír Atalía los gritos del pueblo que corría y aclamaba al rey, vino a la Casa de Yahveh, donde estaba el pueblo,
13    miró, y vio al rey en pie junto a la columna, a la entrada, y a los jefes y las trompetas junto al rey, a todo el pueblo de la tierra, lleno de alegría, que tocaba las trompetas, y a los cantores que, con instrumentos de música, dirigían los cánticos de alabanza. Entonces Atalía rasgó sus vestidos y gritó: «¡Traición, traición!»
14    Pero el sacerdote Yehoyadá dio orden a los jefes de cien, que estaban al frente de las tropas, y les dijo: «Hacedla salir de las filas, y el que la siga que sea pasado a espada.» Porque había dicho el sacerdote: «No la matéis en la Casa de Yahveh.»
15    Así pues, ellos echaron mano de ella, y cuando llegó a la casa del rey por el camino de la Entrada de los Caballos, allí la mataron.
16    Entonces Yehoyadá pactó alianza con todo el pueblo y el rey de que el pueblo sería pueblo de Yahveh.
17    Fue después todo el pueblo a la casa de Baal y la derribaron; rompieron sus altares y sus imágenes, y mataron a Matán, sacerdote de Baal, ante los altares.
18    Yehoyadá puso centinelas en la Casa de Yahveh, a los órdenes de los sacerdotes y levitas que David había distribuido en la Casa de Yahveh, conforme a lo escrito en la Ley de Moisés, para ofrecer los holocaustos con alegría y cánticos, según las disposiciones de David.
19    Puso porteros junto a las puertas de la Casa de Yahveh para que no entrase ninguno que por cualquier causa fuese inmundo.
20    Después tomó a los jefes de cien, a los notables, a los dirigentes del pueblo y al pueblo entero de la tierra; y haciendo descender al rey de la Casa de Yahveh, entraron por la puerta superior en la casa del rey y le sentaron en el trono del reino.
21    Todo el pueblo de la tierra estaba contento, y la ciudad quedó tranquila; en cuanto a Atalía, la habían matado  a espada.

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2 Crónicas 24
1    Siete años tenía Joás cuando empezó a reinar, y reinó cuarenta años en Jerusalén. Su madre se llamaba Sibía de  Berseba.
2    Joás hizo lo recto a los ojos de Yahveh durante toda la vida del sacerdote Yehoyadá.
3    Este le casó con dos mujeres, y engendró hijos e hijas.
4    Después de esto resolvió Joás restaurar la Casa de Yahveh.
5    Reunió a los sacerdotes y a los levitas y les dijo: «Recorred las ciudades de Judá y juntad cada año plata en todo Israel para reparar la Casa de vuestro Dios; y daos prisa en ello.» Pero los levitas no se dieron prisa.
6    Llamó entonces el rey a Yehoyadá, sumo sacerdote, y le dijo: «¿Por qué no has tenido cuidado de que los levitas trajesen de Judá y de Jerusalén la contribución que Moisés, siervo de Yahveh, y la asamblea de Israel prescribieron para la Tienda del Testimonio?»
7    Pues la impía Atalía y sus hijos habían arruinado la Casa de Dios, llegando incluso a emplear para los Baales todas las cosas consagradas a la Casa de Yahveh.
8    Mandó, pues, el rey que se hiciera un cofre, que fue colocado junto a la puerta de la Casa de Yahveh, por la parte exterior;
9    y echaron bando en Judá y en Jerusalén de que trajesen a Yahveh la contribución que Moisés, siervo de Dios, había impuesto a Israel en el desierto.
10    Todos los jefes y todo el pueblo se alegraron; y traían la contribución y la echaban en el cofre hasta que se llenaba.
11    Cuando llevaban el cofre a los inspectores del rey, por medio de los levitas, si veían que había mucho dinero,  venía el secretario del rey y el inspector del sumo sacerdote para vaciar el cofre; luego, lo tomaban  y lo volvían a su lugar. Así lo hacían cada vez, y recogían dinero en abundancia.
12    El rey y Yehoyadá se lo daban a los encargados de las obras del servicio de la Casa de Yahveh, y éstos tomaban a sueldo canteros y carpinteros para restaurar la Casa de Yahveh, y también a los que trabajaban en hierro  y bronce, para reparar la Casa de Yahveh.
13    Trabajaron, pues, los encargados de la obra, y con sus trabajos adelantaron las reparaciones del edificio; restituyeron la Casa de Dios a su primer estado y la consolidaron.
14    Acabado el trabajo, entregaron al rey y a Yehoyadá el resto del dinero, con el cual hicieron objetos para la Casa de Yahveh, utensilios para el ministerio y para los holocaustos, vasos y objetos de oro y plata. Durante toda la vida de Yehoyadá se ofrecieron siempre holocaustos en la Casa de Yahveh.
15    Envejeció Yehoyadá, y murió colmado de días. Tenía 130 años cuando murió.
16    Le sepultaron en la Ciudad de David, con los reyes, porque había hecho el bien en Israel, con Dios y con su Casa.
17    Después de la muerte de Yehoyadá vinieron los jefes de Judá a postrarse delante del rey, y entonces el rey les prestó oído.
18    Abandonaron la Casa de Yahveh, el Dios de sus padres, y sirvieron a los cipos y a los ídolos; la cólera estalló contra Judá y Jerusalén a causa de esta culpa suya.
19    Yahveh les envió profetas que dieron testimonio contra ellos para que se convirtiesen a él, pero no les prestaron  oído.
20    Entonces el espíritu de Dios revistió a Zacarías, hijo del sacerdote Yehoyadá que, presentándose delante del pueblo, les dijo: «Así dice Dios: ¿Por qué traspasáis los mandamientos de Yahveh? No tendréis éxito; pues por haber abandonado a Yahveh, él os abandonará a vosotros.»
21    Mas ellos conspiraron contra él, y por mandato del rey le apedrearon en el atrio de la Casa de Yahveh.
22    Pues el rey Joás no se acordó del amor que le había tenido Yehoyadá, padre de Zacarías, sino que mató a su hijo, que exclamó al morir: «¡Véalo Yahveh y exija cuentas!»
23    A la vuelta de un año subió contra Joás el ejército de los arameos, que invadieron Judá y Jerusalén, mataron de entre la población a todos los jefes del pueblo, y enviaron todo el botín al rey de Damasco,
24    pues aunque el ejército de los arameos había venido con poca gente, Yahveh entregó en sus manos a un ejército muy grande; porque habían abandonado a Yahveh, el Dios de sus padres. De este modo los arameos hicieron justicia con Joás.
25    Y cuando se alejaron de él, dejándole gravemente enfermo, se conjuraron contra él sus servidores, por la sangre del hijo del sacerdote Yehoyadá, le mataron en su lecho y murió. Le sepultaron en la Ciudad de David, pero no le sepultaron en los sepulcros de los reyes.
26    Los que conspiraron contra él fueron Zabad, hijo de Simat la ammonita, y Yehozabad, hijo de Simrit la moabita.
27    Lo tocante a sus hijos, la gran cantidad de impuestos que percibió y la restauración de la Casa de Dios, se halla escrito en el midrás del libro de los reyes. En su lugar reinó su hijo Amasías.

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2 Crónicas 25
1    Veinticinco años tenía Amasías cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Yehoaddán, de Jerusalén.
2    Hizo lo recto a los ojos de Yahveh, aunque no de todo corazón.
3    Cuando se afianzó en su reinado, dio muerte a los servidores que habían matado al rey su padre.
4    Pero no hizo morir a los hijos de ellos, conforme a lo escrito en la Ley, en el libro de Moisés, donde Yahveh tenía prescrito: «No han de morir los padres por los hijos ni los hijos han de morir por los padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado.»
5    Amasías congregó a Judá y estableció por todo Judá y Benjamín, según las casas paternas, jefes de millar y jefes  de cien; hizo el censo de ellos, desde los veinte años para arriba, y halló 300.000 hombres escogidos, aptos para la guerra y el manejo de lanza y pavés.
6    Tomó también a sueldo en Israel, por cien talentos de plata, a 100.000 hombres valientes.
7    Pero vino donde él un hombre de Dios que le dijo: «Oh rey, que no salga contigo el ejército de Israel, porque Yahveh no está con Israel, ni con ninguno de los efraimitas.
8    Si vienen contigo, tú te portarás esforzadamente en la batalla, pero Dios te hará caer ante el enemigo, porque  Dios tiene poder para ayudar y para derribar.»
9    Respondió Amasías al hombre de Dios: «¿Y qué hacer con los cien talentos que he dado a la tropa de Israel?» Contestó el hombre de Dios: «Tiene Yahveh poder para darte mucho más que eso.»
10    Y Amasías apartó los destacamentos que le habían venido de Efraím, para que se volviesen a sus lugares. Ellos se irritaron mucho contra Judá y se volvieron a sus casas ardiendo en cólera.
11    Amasías cobró ánimo y, tomando el mando de su pueblo, marchó al valle de la Sal, y dio muerte a 10.000 hombres de los seiríes.
12    Los hijos de Judá apresaron vivos a otros 10.000 y, llevándolos a la cumbre de la peña, los precipitaron desde allí, quedando todos ellos reventados.
13    Entretanto, la tropa que Amasías había hecho volver, para que no fuesen con él a la guerra, se desparramaron por las ciudades de Judá, desde Samaría hasta Bet Jorón, pero fueron derrotados 3.000 de ellos y se recogió mucho botín.
14    Después de regresar Amasías de su victoria sobre los edomitas, introdujo los dioses de los seiríes; eligió los dioses de ellos, postróse ante ellos y les quemó incienso.
15    Se encendió la ira de Yahveh contra Amasías y le envió un profeta, que le dijo: «¿Por qué has buscado a los dioses de ese pueblo, que no han podido librar de tu mano a su propia gente?»
16    Mientras él le hablaba, Amasías le interrumpió: «¿Acaso te hemos hecho consejero del rey? ¡Cállate! ¿Por qué te han de matar?» El profeta concluyó diciendo: «Yo sé que Dios ha determinado destruirte, porque hiciste eso y no quieres escuchar mi consejo.»
17    Amasías, rey de Judá, después de haber deliberado, envió mensajeros a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, para decirle: «¡Sube y nos veremos las caras!»
18    Pero Joás, rey de Israel, mandó decir a Amasías, rey de Judá: «El cardo del Líbano mandó a decir al cedro del Líbano: Dame tu hija para mujer de mi hijo. Pero las bestias salvajes del Líbano pasaron y pisotearon el cardo.
19    Tú te dices: “He derrotado a Edom.” Por eso te lleva tu corazón a jactarte. Sé glorioso, pero quédate ahora en tu casa. ¿Por qué exponerte a una calamidad y a caer tú y Judá contigo?»
20    Pero Amasías no le escuchó, pues era disposición de Dios entregarlos en manos de sus enemigos, por haber buscado  a los dioses de Edom.
21    Subió Joás, rey de Israel, y se enfrentaron, él y Amasías, rey de Judá, en Bet Semes de Judá.
22    Judá fue derrotado por Israel y huyeron cada uno a su tienda.
23    Joás, rey de Israel, capturó a Amasías, rey de Judá, hijo de Joás, hijo de Ocozías, en Bet Semes y le llevó a Jerusalén; y abrió una brecha de cuatrocientos codos en la muralla de Jerusalén desde la puerta de Efraím hasta la puerta del Angulo.
24    Tomó todo el oro y la plata y todos los objetos que se hallaban al cuidado de Obededom en la Casa de Dios, y los tesoros de la casa del rey, así como también rehenes, y se volvió a Samaría.
25    Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, sirvió quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel.
26    El resto de los hechos de Amasías, los primeros y los postreros, ¿no están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel?
27    Después que Amasías se apartó de Yahveh, se conjuraron contra él en Jerusalén, por lo que huyó a Lakís; pero enviaron gente en su persecución hasta Lakís y allí lo mataron.
28    Trajéronle a caballo y le sepultaron con sus padres en la Ciudad de David.

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2 Crónicas 26
1    Todo el pueblo de Judá tomó a Ozías, que tenía dieciséis años, y le proclamaron rey en lugar de su padre Amasías.
2    Reconstruyó Elat y la devolvió a Judá, después que el rey se hubo acostado con sus padres.
3    Dieciséis años tenía Ozías cuando empezó a reinar, y reinó 52 años en Jerusalén. Su madre se llamaba Yekoliá, de Jerusalén.
4    Hizo lo recto a los ojos de Yahveh, enteramente como lo había hecho su padre Amasías.
5    Buscó a Dios durante la vida de Zacarías, que le instruyó en el temor de Dios; y mientras buscó a Yahveh, Dios le dio prosperidad.
6    Salió a campaña contra los filisteos y abrió brecha en el muro de Gat, en el muro de Yabné y en el muro de Asdod; restauró las ciudades en la región de Asdod y entre los filisteos.
7    Dios le ayudó contra los filisteos, contra los árabes que habitaban en Gur Báal y contra los meunitas.
8    Los ammonitas pagaron tributo a Ozías, y su fama llegó hasta la frontera de Egipto, porque se había hecho sumamente poderoso.
9    Ozías construyó torres en Jerusalén sobre la puerta del Angulo, sobre la puerta del Valle y en el Angulo, y las fortificó.
10    Construyó también torres en el desierto y excavó muchas cisternas, pues poseía numerosos ganados en la Tierra Baja y en la llanura, así como labradores y viñadores en las montañas y en los campos fértiles, porque le gustaba la agricultura.
11    Ozías tenía un ejército que hacía la guerra; salía a campaña por grupos, conforme al número de su censo hecho bajo la vigilancia de Yeiel el escriba, y Maaseías el notario, a las órdenes de Jananías, uno de los jefes del rey.
12    El número total de los jefes de familia era de 2.600 hombres esforzados.
13    A sus órdenes había un ejército de campaña de 307.500 hombres, que hacían la guerra con gran valor, para ayudar al rey contra el enemigo.
14    Ozías proporcionó a todo aquel ejército en cada una de sus campañas escudos y lanzas, yelmos y corazas, arcos y hondas, para tirar piedras.
15    Hizo construir en Jerusalén ingenios inventados por expertos, para colocarlos sobre las torres y los ángulos y para arrojar saetas y grandes piedras. Su fama se extendió lejos, porque fue prodigioso el modo como supo buscarse colaboradores hasta hacerse fuerte.
16    Mas, una vez fortalecido en su poder, se ensoberbeció hasta acarrearse la ruina, y se rebeló contra Yahveh su Dios, entrando en el Templo de Yahveh para quemar incienso sobre el altar del incienso.
17    Fue tras él Azarías, el sacerdote, y con él ochenta sacerdotes de Yahveh, hombres valientes,
18    que se opusieron al rey Ozías y le dijeron: «No te corresponde a ti, Ozías, quemar incienso a Yahveh, sino a los sacerdotes, los hijos de Aarón, que han sido consagrados para quemar el incienso. ¡Sal del santuario porque estás prevaricando, y tú no tienes derecho a la gloria que viene de Yahveh Dios!»
19    Entonces Ozías, que tenía en la mano un incensario para ofrecer incienso, se llenó de ira, y mientras se irritaba contra los sacerdotes, brotó la lepra en su frente, a vista de los sacerdotes, en la Casa de Yahveh, junto al altar del incienso.
20    El sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes volvieron hacía él sus ojos, y vieron que tenía lepra en la frente. Por lo cual lo echaron de allí a toda prisa; y él mismo se apresuró a salir, porque Yahveh le había herido.
21    El rey Ozías, quedó leproso hasta el día de su muerte, y habitó en una casa aislada, como leproso, porque había sido excluido de la Casa de Yahveh; su hijo Jotam estaba al frente de la casa del rey y administraba justicia al pueblo de la tierra.
22    El resto de los hechos de Ozías, los primeros y los postreros, los escribió el profeta Isaías, hijo de Amós.
23    Acostóse Ozías con sus padres y lo sepultaron con sus padres en el campo de los sepulcros de los reyes, porque  decían: «Es un leproso.» En su lugar reinó su hijo Jotam.

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2 Crónicas 27
1    Tenía Jotam veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. Su madre se llamaba Yerusá, hija de Sadoq.
2    Hizo lo recto a los ojos de Yahveh, enteramente como lo hizo su padre Ozías, salvo que no penetró en el Templo de Yahveh. El pueblo, sin embargo, seguía corrompiéndose.
3    Construyó la Puerta Superior de la Casa de Yahveh, e hizo muchas obras en los muros de Ofel.
4    Edificó también ciudades en la montaña de Judá, y edificó castillos y torres en las tierras de labor.
5    Hizo guerra contra el rey de los ammonitas, a los que venció. Los ammonitas le dieron aquel año cien talentos de plata, 10.000 cargas de trigo y 10.000 de cebada. Los ammonitas le trajeron lo mismo el año segundo y el tercero.
6    Jotam llegó a ser poderoso, porque se afirmó en los caminos de Yahveh su Dios.
7    El resto de los hechos de Jotam, todas sus guerras y sus obras, están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.
8    Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén.
9    Acostóse Jotam con sus padres, y le sepultaron en la Ciudad de David. En su lugar reinó su hijo Ajaz.

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2 Crónicas 28
1    Tenía Ajaz veinte años cuando empezó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. No hizo lo recto a los ojos de Yahveh, como David su padre.
2    Siguió los caminos de los reyes de Israel, llegando a fundir estatuas para los Baales.
3    Quemó incienso en el valle de Ben Hinnom e hizo pasar a sus hijos por el fuego, según los ritos abominables de las gentes que Yahveh había arrojado de delante de los israelitas.
4    Ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los altos, sobre los collados y bajo todo árbol frondoso.
5    Yahveh su Dios le entregó en manos del rey de los arameos, que le derrotaron, haciéndole gran número de prisioneros, que fueron llevados a Damasco. Fue entregado también en manos del rey de Israel, que le causó una gran derrota.
6    Pecaj, hijo de Remalías, mató en Judá en un solo día a 120.000, todos ellos hombres valientes; porque habían abandonado a Yahveh, el Dios de sus padres.
7    Zikrí, uno de los valientes de Efraím, mató a Maasías, hijo del rey, a Azricam, mayordomo de palacio, y a Elcaná, segundo después del rey.
8    Los israelitas se llevaron de entre sus hermanos 200.000 prisioneros: mujeres, hijos e hijas. Se apoderaron también de un enorme botín, que se llevaron a Samaría.
9    Había allí un profeta de Yahveh, llamado Oded, que salió al encuentro del ejército que volvía a Samaría, y les dijo: «He aquí que Yahveh, el Dios de vuestros padres, irritado contra Judá, los ha entregado en vuestras manos, mas vosotros los habéis matado con un furor que ha subido hasta el cielo.
10    Y ahora pensáis en someter a los hijos de Judá y de Jerusalén como  siervos y siervas vuestros. ¿Es que vosotros mismos no sois culpables contra Yahveh vuestro Dios?
11    Oídme, pues, y dejad volver a vuestros hermanos que habéis tomado prisioneros, porque el furor de la ira de Yahveh viene sobre vosotros.»
12    Entonces algunos hombres de los jefes de Efraím: Azarías, hijo de Yehojanán; Berekías, hijo de Mesillemot; Ezequías, hijo de Sallum, y Amasá, hijo de Jadlay, se levantaron contra los que venían de la guerra,
13    y les dijeron: «No metáis aquí a estos prisioneros. ¿Por qué, además de la culpa contra Yahveh que ya tenemos contra nosotros, habláis de aumentar todavía nuestros pecados y nuestro delito?; pues grande es nuestro delito y el furor de la ira amenaza a Israel.»
14    Entonces la tropa dejó a los prisioneros y el botín delante de los jefes y de toda la asamblea.
15    Levantáronse entonces los hombres nominalmente designados, reanimaron a los prisioneros y vistieron con el botín a todos los que estaban desnudos, dándoles vestido y calzado. Les dieron de comer y de beber y los ungieron; y transportaron en asnos a todos los débiles, los llevaron a Jericó, ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos. Luego se volvieron a Samaría.
16    En aquel tiempo el rey Ajaz envió mensajeros a los reyes de Asiria para que le socorriesen.
17    Porque los de Edom habían venido otra vez y habían derrotado a Judá, llevándose algunos prisioneros.
18    También los filisteos invadieron las ciudades de la Tierra Baja y del Négueb de Judá, y tomaron Bet Semes, Ayyalón, Guederot, Sokó con sus aldeas, Timná con sus aldeas y Guimzó con sus aldeas, y se establecieron allí.
19    Porque Yahveh humillaba a Judá a causa de Ajaz, rey de Israel, que permitía el desenfreno de Judá, y se había rebelado contra Yahveh.
20    Vino contra él Teglatfalasar, rey de Asiria; y le puso sitio, pero no le dominó.
21    Porque Ajaz despojó la Casa de Yahveh y la casa del rey y de los jefes, para dárselo al rey de Asiria, pero de nada le sirvió.
22    Aun en el tiempo del asedio, el rey Ajaz persistió en su rebeldía contra Yahveh.
23    Ofrecía sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado, pues se decía: «Los dioses de los reyes de Aram les ayudan a ellos; les ofreceré sacrificios, y me ayudarán a mí.» Ellos fueron la causa de su ruina y de la de todo Israel.
24    Ajaz juntó algunos de los utensilios de la Casa de Dios e hizo añicos otros; cerró las puertas de la Casa de Yahveh y fabricó altares en todas las esquinas de Jerusalén.
25    Erigió altos en cada una de las ciudades de Judá, para quemar incienso a otros dioses, provocando así la ira de  Yahveh, el Dios de sus padres.
26    El resto de sus hechos y todas sus obras, las primeras y las postreras, está escrito en el libro de los reyes de Judá e Israel.
27    Se acostó Ajaz con sus padres y lo sepultaron dentro de la Ciudad, en Jerusalén: pues no le colocaron en los sepulcros de los reyes de Israel. En su lugar reinó su hijo Ezequías.

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2 Crónicas 29
1    Ezequías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Abía, hija de Zacarías.
2    Hizo lo recto a los ojos de Yahveh, enteramente como David su padre.
3    En el año primero de su reinado, el primer mes, abrió las puertas de la Casa de Yahveh y las reparó.
4    Hizo venir a los sacerdotes y levitas, los reunió en la plaza oriental,
5    y les dijo: «¡Escuchadme, levitas! Santificaos ahora y santificad la Casa de Yahveh, el Dios de vuestros padres; y sacad fuera del santuario la inmundicia.
6    Porque nuestros padres han sido infieles haciendo lo malo a los ojos de Yahveh, nuestro Dios; le han abandonado, y apartando sus rostros de la Morada de Yahveh, le han vuelto la espalda.
7    Hasta llegaron a cerrar las puertas del Vestíbulo, apagaron las lámparas, y no quemaron incienso ni ofrecieron  holocaustos en el santuario al Dios de Israel.
8    Por eso la ira de Yahveh ha venido sobre Judá y Jerusalén, y él los ha convertido en objeto de espanto, terror y rechifla, como lo estáis viendo con vuestros ojos.
9    Por esto han caído a espada nuestros padres; y nuestros hijos, hijas y mujeres se hallan en cautividad.
10    Pero ahora he decidido en mi corazón hacer alianza con Yahveh, el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el furor de su ira.
11    Hijos míos, no seáis ahora negligentes; porque Yahveh os ha elegido a vosotros para que estéis en su presencia y le sirváis para ser sus ministros y para quemarle incienso.»
12    Levantáronse entonces los levitas Májat, hijo de Amasay, y Joel, hijo de Azarías, de los hijos de Quehat; Quis, hijo de Abdí, y Azarías, hijo de Yallelel, de los hijos de Merarí; Yoaj, hijo de Zimmá, y Eden, hijo de Yoaj, de los hijos de los guersonitas;
13    Simrí y Yeiel, de los hijos de Elisafán; Zacarías y Mattanías, de los hijos de Asaf;
14    Yejiel y Simí, de los hijos de Hemán; Semaías y Uzziel, de los hijos de Yedutún.
15    Estos reunieron a sus hermanos, se santificaron y vinieron a purificar la Casa de Yahveh, conforme al mandato del rey, según las palabras de Yahveh.
16    Los sacerdotes entraron en el interior de la Casa de Yahveh para purificarla, y sacaron al atrio de la Casa de Yahveh todas las impurezas que encontraron en el santuario de Yahveh. Los levitas, por su parte, las amontonaron para llevarlas fuera, al torrente de Cedrón.
17    Comenzaron la consagración el día primero del primer mes, y el día octavo del mes llegaron al Vestíbulo de Yahveh; pasaron ocho días consagrando la Casa de Yahveh y el día dieciséis del mes primero habían acabado.
18    Fueron luego a las habitaciones del rey Ezequías y le dijeron: «Hemos purificado toda la Casa de Yahveh, el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la mesa de las filas de pan con todos sus utensilios.
19    Hemos preparado y santificado todos los objetos que profanó el rey Ajaz durante su reinado con su infidelidad, y están ante el altar de Yahveh.»
20    Entonces se levantó el rey Ezequías de mañana, reunió a los jefes de la ciudad y subió a la Casa de Yahveh
21    Trajeron siete novillos, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos para el sacrificio por el pecado en favor del reino, del santuario y de Judá; y mandó a los sacerdotes, hijos de Aarón, que ofreciesen holocaustos sobre el altar de Yahveh.
22    Inmolaron los novillos, y los sacerdotes recogieron la sangre y rociaron el altar; luego inmolaron los carneros y rociaron con su sangre el altar; degollaron igualmente los corderos y rociaron con la sangre el altar.
23    Acercaron después los machos cabríos por el pecado, ante el rey y la asamblea, y éstos pusieron las manos sobre ellos;
24    los sacerdotes los inmolaron y ofrecieron la sangre en sacrificio por el pecado junto al altar como expiación por todo Israel; porque el rey había ordenado que el holocausto y el sacrificio por el pecado fuese por todo Israel.
25    Luego estableció en la Casa de Yahveh a los levitas con címbalos, salterios y cítaras, según las disposiciones  de David, de Gad, vidente del rey, y de Natán, profeta; pues de mano de Yahveh había venido ese  mandamiento, por medio de sus profetas.
26    Cuando ocuparon su sitio los levitas con los instrumentos de David, y los sacerdotes con las trompetas,
27    mandó Ezequías ofrecer el holocausto sobre el altar. Y al comenzar el holocausto, comenzaron también los cantos de Yahveh, al son de las trompetas y con el acompañamiento de los instrumentos de David, rey de Israel.
28    Toda la asamblea estaba postrada, se cantaban cánticos y las trompetas sonaban. Todo ello duró hasta que fue consumido el holocausto.
29    Consumido el holocausto, el rey y todos los presentes doblaron las rodillas y se postraron.
30    Después, el rey Ezequías y los jefes mandaron a los levitas que alabasen a Yahveh con las palabras de David y del vidente Asaf; y ellos cantaron alabanzas hasta la exaltación, e inclinándose, adoraron.
31    Después tomó Ezequías la palabra y dijo: «Ahora estáis enteramente consagrados a Yahveh; acercaos y ofreced víctimas y sacrificios de alabanza en la Casa de Yahveh.» Y la asamblea trajo sacrificios en acción de gracias, y los de corazón generoso, también holocaustos.
32    El número de los holocaustos ofrecidos por la asamblea fue de setenta bueyes; cien carneros y doscientos corderos; todos ellos en holocausto a Yahveh.
33    Se consagraron también seiscientos bueyes y 3.000 ovejas.
34    Pero como los sacerdotes eran pocos y no bastaban para desollar todos estos holocaustos, les ayudaron sus hermanos  los levitas, hasta que terminaron la labor, y los sacerdotes se santificaron, pues los levitas estaban más dispuestos que los sacerdotes para santificarse.
35    Hubo, además, muchos holocaustos de grasa de los sacrificios de comunión y libaciones para el holocausto. Así quedó restablecido el culto de la Casa de Yahveh.
36    Ezequías y el pueblo entero se regocijaron de que Dios hubiera dispuesto al pueblo; pues todo se hizo rápidamente.

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2 Crónicas 30
1    Ezequías envió mensajeros a todo Israel y Judá, y escribió también cartas a Efraím y Manasés, para que viniesen a la Casa de Yahveh, en Jerusalén, a fin de celebrar la Pascua en honor de Yahveh, el Dios de Israel.
2    Pues el rey y sus jefes y toda la asamblea de Jerusalén habían determinado celebrar la Pascua en el mes segundo,
3    ya que no fue posible celebrarla a su debido tiempo, porque los sacerdotes no se habían santificado en número suficiente y el pueblo no se había reunido en Jerusalén.
4    Pareció bien esto a los ojos del rey y de toda la asamblea.
5    Y decidieron enviar aviso a todo Israel, desde Berseba hasta Dan, para que vinieran a Jerusalén a celebrar la Pascua en que eran muchos los que no la habían celebrado según lo escrito.
6    Los correos, con las cartas del rey y de sus jefes, recorrieron todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado y decían: «Hijos de Israel, volveos a Yahveh, el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, y él se volverá al resto que ha quedado de vosotros, los que han escapado de la mano de los reyes de Asiria.
7    No seáis como vuestros padres y vuestros hermanos, que fueron infieles a Yahveh, el Dios de sus padres; por lo cual él los entregó a la desolación, como estáis viendo.
8    Ahora, no endurezcáis vuestra cerviz como vuestros padres; dad la mano a Yahveh, venid a su santuario, que él ha santificado para siempre; servid a Yahveh, vuestro Dios, y se apartará de vosotros el furor de su ira.
9    Porque si os volvéis a Yahveh, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia ante aquellos que los llevaron cautivos, y volverán a esta tierra, pues Yahveh vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no apartará de vosotros su rostro, si vosotros os convertís a él.»
10    Los correos pasaron de ciudad en ciudad por el país de Efraím y de Manasés, llegaron hasta Zabulón; pero se reían y se burlaban de ellos.
11    Sin embargo, hubo hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón que se humillaron y vinieron a Jerusalén.
12    También en Judá se dejó sentir la mano de Dios, que les dio corazón unánime para cumplir el mandamiento del rey y de los jefes, según la palabra de Yahveh.
13    Se reunió en Jerusalén mucha gente para celebrar la fiesta de los Ázimos en el mes segundo; era una asamblea muy grande.
14    Y se levantaron y quitaron los altares que había en Jerusalén; quitaron también todos los altares de incienso y los arrojaron al torrente Cedrón.
15    Inmolaron la Pascua el día catorce del mes segundo. También los sacerdotes y los levitas, llenos de confusión, se santificaron y trajeron holocaustos a la Casa de Yahveh.
16    Ocuparon sus puestos según su reglamento, conforme a la Ley de Moisés, hombre de Dios; y los sacerdotes rociaban con la sangre que recibían de mano de los levitas.
17    Y como muchos de la asamblea no se habían santificado, los levitas fueron encargados de inmolar los corderos pascuales para todos los que no se hallaban puros, a fin de santificarlos para Yahveh.
18    Pues una gran parte del pueblo, muchos de Efraím, de Manasés, de Isacar y de Zabulón, no se habían purificado, y con todo comieron la Pascua sin observar lo escrito. Pero Ezequías oró por ellos diciendo: «¡Que Yahveh, que es bueno, perdone a todos aquellos
19    cuyo corazón está dispuesto a buscar al Dios Yahveh, el Dios de sus padres, aunque no tengan la pureza requerida para las cosas sagradas!»
20    Y oyó Yahveh a Ezequías y dejó salvo al pueblo.
21    Los israelitas que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Ázimos por siete días con gran alegría; mientras los levitas y los sacerdotes alababan a Yahveh todos los días con todas sus fuerzas.
22    Ezequías habló al corazón de todos los levitas que tenían perfecto conocimiento de Yahveh. Comieron durante los siete días las víctimas de la solemnidad, sacrificando sacrificios de comunión y alabando a Yahveh, el Dios de sus padres.
23    Toda la asamblea resolvió celebrar la solemnidad por otros siete días, y la celebraron con júbilo siete días más.
24    Porque Ezequías, rey de Judá, había reservado para toda la asamblea mil novillos y 7.000 ovejas. Los jefes, por su parte, habían reservado para la asamblea mil novillos y 10.000 ovejas, pues ya se habían santificado muchos sacerdotes.
25    Toda la asamblea de Judá, los sacerdotes y los levitas y también toda la asamblea que había venido de Israel y los forasteros venidos de la tierra de Israel, lo mismo que los que habitaban en Judá, se llenaron de alegría.
26    Hubo gran gozo en Jerusalén; porque desde los días de Salomón, hijo de David, rey de Israel, no se había hecho cosa semejante en Jerusalén.
27    Después se levantaron los sacerdotes y los levitas, y bendijeron al pueblo; y fue oída su voz, y su oración penetró en el cielo, su santa morada.

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2 Crónicas 31
1    Terminado todo esto, salieron todos los israelitas que se hallaban presentes a recorrer las ciudades de Judá; y rompieron las estelas, abatieron los cipos y derribaron los altos y los altares en todo Judá y Benjamín, y también en Efraím y Manasés, hasta acabar con ellos. Después volvieron todos los hijos de Israel, cada cual a su propiedad, a sus ciudades.
2    Ezequías restableció las clases de los sacerdotes y de los levitas, cada uno en su sección, según su servicio, ya fuera sacerdote, ya levita, ya se tratara de holocaustos y sacrificios de comunión, ya de servicio litúrgico, acción de gracias o himnos, en las puertas del campamento de Yahveh.
3    Destinó el rey una parte de su hacienda para los holocaustos, holocaustos de la mañana y de la tarde y holocaustos de los sábados, de los novilunios y de las solemnidades, según lo escrito en la Ley de Yahveh.
4    Mandó al pueblo que habitaba en Jerusalén que entregase la parte de los sacerdotes y levitas a fin de que pudiesen perseverar en la Ley de Yahveh.
5    Cuando se divulgó esta disposición, los israelitas trajeron en abundancia las primicias del trigo, del vino, del aceite y de la miel y de todos los productos del campo; presentaron igualmente el diezmo de todo en abundancia.
6    Los hijos de Israel y de Judá que habitaban en las ciudades de Judá trajeron también el diezmo del ganado mayor y menor y el diezmo de las cosas sagradas consagradas a Yahveh, su Dios, y lo distribuyeron por montones.
7    En el mes tercero comenzaron a apilar los montones y terminaron el mes séptimo.
8    Vinieron Ezequías y los jefes a ver los montones y bendijeron a Yahveh y a su pueblo Israel.
9    Cuando Ezequías preguntó a los sacerdotes y a los levitas acerca de los montones,
10    respondió el sumo sacerdote Azarías, de la casa de Sadoq, y dijo: «Desde que se comenzaron a traer las ofrendas reservadas a la Casa de Yahveh, hemos comido y nos hemos saciado, y aún sobra muchísimo, porque Yahveh ha bendecido a su pueblo; y esta gran cantidad es lo que sobra.»
11    Entonces mandó Ezequías que se preparasen salas en la Casa de Yahveh. Las prepararon,
12    y metieron allí en lugar seguro las ofrendas reservadas, los diezmos y las cosas consagradas. El levita Konanías fue nombrado intendente, y Simí, hermano suyo, era el segundo.
13    Yejiel, Azazías, Najat, Asahel, Yerimot, Yozabad, Eliel, Jismakías, Májat y Benaías eran inspectores, a las órdenes de Konanías y de Simí, su hermano, bajo la vigilancia del rey Ezequías y de Azarías, príncipe de la Casa de Dios.
14    El levita Qoré, hijo de Yimná, portero de la puerta oriental, estaba encargado de las ofrendas voluntarias hechas a Dios, y de repartir la ofrenda reservada a Yahveh y las cosas sacratísimas.
15    En las ciudades sacerdotales estaban permanentemente bajo sus órdenes Eden, Minyamín, Yesúa, Semaías, Amarías y Sekanías, para repartir a sus hermanos, así grandes como chicos, según sus clases,
16    dejando aparte a los hombres de treinta años para arriba, inscritos en las genealogías, a todos los que entraban en la Casa de Yahveh, según la tarea de cada día, para cumplir los servicios de su ministerio, conforme a sus clases.
17    Los sacerdotes estaban inscritos en las genealogías, conforme a sus casas paternas, igual que los levitas, desde los veinte años en adelante, según sus obligaciones y sus clases.
18    Estaban también inscritos en las genealogías todos sus niños, sus mujeres, sus hijos y sus hijas, de toda la asamblea, porque se santificaban fielmente por medio de las cosas sagradas.
19    Para los sacerdotes, hijos de Aarón, que vivían en el campo, en los ejidos de sus ciudades, había en cada ciudad hombres designados nominalmente, para dar las porciones a todos los varones de los sacerdotes, y a todos los levitas inscritos en las genealogías.
20    Esto hizo Ezequías en todo Judá haciendo lo bueno y recto y verdadero ante Yahveh su Dios.
21    Todas las obras que emprendió en servicio de la Casa de Dios, la Ley y los mandamientos, las hizo buscando a su Dios con todo su corazón y tuvo éxito.

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2 Crónicas 32
1    Después de todas estas pruebas de fidelidad, vino Senaquerib, rey de Asiria, invadió Judá, puso sitio a las ciudades fortificadas y mandó forzar las murallas.
2    Cuando vio Ezequías que Senaquerib venía con intención de atacar a Jerusalén,
3    tomó consejo con sus jefes y sus valientes en orden a cegar las fuentes de agua que había fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron.
4    Juntóse mucha gente, y cegaron todas las fuentes y el arroyo que corría por medio de la región, diciendo: «Cuando vengan los reyes de Asiria, ¿por qué han de hallar tanta agua?»
5    Y cobrando ánimo, reparó toda la muralla que estaba derribada, alzando torres sobre la misma, levantó otro muralla exterior, fortificó el Milló en la Ciudad de David, y fabricó una gran cantidad de armas arrojadizas y escudos.
6    Puso jefes de combate sobre el pueblo, los reunió a su lado en la plaza de la puerta de la ciudad, y hablándoles al corazón, dijo:
7    «Sed fuertes y tened ánimo; no temáis, ni desmayéis ante el rey de Asiria, ni ante toda la muchedumbre que viene  con él, porque es más el que está con nosotros que el que está con él.
8    Con él está un brazo de carne, pero con nosotros está Yahveh nuestro Dios para ayudarnos y para combatir nuestros  combates.» Y el pueblo quedó confortado con las palabras de Ezequías, rey de Judá.
9    Después de esto, Senaquerib, rey de Asiria, que estaba sitiando Lakís, con todas sus fuerzas, envió sus siervos a Jerusalén, a Ezequías, rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén para decirles:
10    «Así dice Senaquerib, rey de Asiria: ¿En qué ponéis vuestra confianza, para que permanezcáis cercados en Jerusalén?
11    ¿No os engaña Ezequías para entregaros a la muerte por hambre y sed, cuando dice: “Yahveh nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria”?
12    ¿No es este el mismo Ezequías que ha quitado sus altos y sus altares y ha dicho a Judá y Jerusalén: “Ante un solo altar os postraréis y sobre él habréis de quemar incienso”?
13    ¿Acaso no sabéis lo que yo y mis padres hemos hecho con todos los pueblos de los países? ¿Por ventura los dioses de las naciones de estos países han sido capaces de librar sus territorios de mi mano?
14    ¿Quién de entre todos los dioses de aquellas naciones que mis padres dieron al anatema pudo librar a su pueblo de mi mano? ¿Es que vuestro Dios podrá libraros de mi mano?
15    Ahora, pues, que no os engañe Ezequías ni os embauque de esa manera. No le creáis; ningún dios de ninguna nación ni de ningún reino ha podido salvar a su pueblo de mi mano, ni de la mano de mis padres, ¡cuánto menos podrá  vuestro Dios libraros a vosotros de mi mano!»
16    Sus siervos dijeron todavía más cosas contra Yahveh Dios y contra Ezequías su siervo.
17    Escribió además cartas para insultar a Yahveh, Dios de Israel, hablando contra él de este modo: «Así como los dioses de las naciones de otros países no han salvado a sus pueblos de mi mano, así tampoco el Dios de Ezequías salvará a su pueblo de mi mano.»
18    Los enviados gritaban en voz alta, en lengua judía, al pueblo de Jerusalén, que estaba sobre el muro, para atemorizarlos y asustarlos, y poder conquistar la ciudad,
19    y hablando del Dios de Jerusalén como de los dioses de los pueblos de la tierra, que son obra de manos de hombre.
20    En esta situación, el rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amós, oraron y clamaron al cielo.
21    Y Yahveh envió un ángel que exterminó a todos los guerreros esforzados de su ejército, a los príncipes y a los jefes que había en el campamento del rey de Asiria; el cual volvió a su tierra cubierta la cara de vergüenza, y al entrar en la casa de su dios, allí mismo, los hijos de sus propias entrañas le hicieron caer a espada.
22    Así salvó Yahveh a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén de la mano de Senaquerib, rey de Asiria, y de la mano de todos sus enemigos, y les dio paz por todos lados.
23    Muchos trajeron entonces ofrendas a Yahveh, a Jerusalén, y presentes a Ezequías, rey de Judá; el cual de allí en adelante adquirió gran prestigio a los ojos de todas las naciones.
24    En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte; pero hizo oración a Yahveh, que le escuchó y le otorgó una señal maravillosa.
25    Pero Ezequías no correspondió al bien que había recibido, pues se ensoberbeció su corazón, por lo cual la Cólera vino sobre él, sobre Judá y Jerusalén.
26    Mas después de haberse ensoberbecido en su corazón, se humilló Ezequías, él y los habitantes de Jerusalén; y por eso no estalló contra ellos la ira de Yahveh en los días de Ezequías.
27    Ezequías tuvo riquezas y gloria en gran abundancia. Adquirió tesoros de plata, oro, piedras preciosas, bálsamos, joyas y de toda suerte de objetos de valor.
28    Tuvo también almacenes para las rentas de trigo, de mosto y de aceite; pesebres para toda clase de ganado y apriscos para los rebaños.
29    Se hizo con asnos y poseía ganado menor y mayor en abundancia, pues Dios le había dado muchísima hacienda.
30    Este mismo Ezequías cegó la salida superior de las aguas del Guijón y las condujo, bajo tierra, a la parte occidental de la Ciudad de David. Ezequías triunfó en todas sus empresas;
31    cuando los príncipes de Babilonia enviaron embajadores para investigar la señal maravillosa ocurrida en el país, Dios le abandonó para probarle y descubrir todo lo que tenía en su corazón.
32    El resto de los hechos de Ezequías y sus obras piadosas están escritos en las visiones del profeta Isaías, hijo de Amós, y en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
33    Se acostó Ezequías con sus padres, y le sepultaron en la subida de los sepulcros de los hijos de David; y todo Judá y los habitantes de Jerusalén le rindieron honores a su muerte. En su lugar reinó su hijo Manasés.

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2 Crónicas 33
1    Manasés tenía doce años cuando comenzó a reinar, y reinó 55 años en Jerusalén.
2    Hizo el mal a los ojos de Yahveh según las abominaciones de las gentes que Yahveh había expulsado delante de los  israelitas.
3    Volvió a edificar los altos que su padre Ezequías había derribado, alzó altares a los Baales, hizo cipos, se postró ante todo el ejército de los cielos y les sirvió.
4    Construyó también altares en la Casa de Yahveh, de la que Yahveh había dicho: «En Jerusalén estará mi Nombre para siempre.»
5    Edificó altares a todo el ejército de los cielos en los dos patios de la Casa de Yahveh,
6    e hizo pasar a sus hijos por el fuego en el valle de Ben Hinnom; practicó los presagios, los augurios y la hechicería, e hizo traer nigromantes y adivinos, haciendo mucho mal a los ojos de Yahveh y provocando su cólera.
7    Colocó la imagen del ídolo, que había fabricado, en la Casa de Dios, de la cual había dicho Dios a David y a Salomón, su hijo: «En esta Casa y en Jerusalén, que he elegido de entre todas las tribus de Israel, pondré mi Nombre para siempre.
8    Y no apartaré más el pie de Israel de sobre la tierra que di a vuestros padres, con tal que procuren hacer según  todo lo que les he mandado, según toda la Ley, los decretos y las normas ordenados por Moisés.»
9    Manasés desvió a Judá y a los habitantes de Jerusalén para que hicieran mayores males que las gentes que Yahveh  había exterminado delante de los israelitas.
10    Habló Yahveh a Manasés y a su pueblo, pero no hicieron caso.
11    Entonces Yahveh hizo venir sobre ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria, que apresaron a Manasés con ganchos, le ataron con cadenas de bronce y le llevaron a Babilonia.
12    Cuando se vio en angustia, quiso aplacar a Yahveh su Dios, humillándose profundamente en presencia del Dios de sus padres.
13    Oró a él y Dios accedió, oyó su oración y le concedió el retorno a Jerusalén, a su reino. Entonces supo Manasés que Yahveh es el Dios.
14    Después de esto edificó la muralla exterior de la Ciudad de David al occidente de Guijón, en el torrente, hasta la entrada de la Puerta de los Peces, cercando el Ofel, y la elevó a gran altura. Puso también jefes del ejército en todas las plazas fuertes de Judá.
15    Quitó de la Casa de Yahveh los dioses extraños, el ídolo y todos los altares que había erigido en el monte de la  Casa de Yahveh y en Jerusalén, y los echó fuera de la ciudad.
16    Reedificó el altar de Yahveh y ofreció sobre él sacrificios de comunión y de alabanza, y mandó a Judá que sirviese a Yahveh, el Dios de Israel.
17    Sin embargo, el pueblo ofrecía aún sacrificios en los altos, aunque sólo a Yahveh su Dios.
18    El resto de los hechos de Manasés, su oración a Dios, y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de Yahveh, Dios de Israel, se encuentran escritos en los Hechos de los reyes de Israel.
19    Su oración y cómo fue oído, todo su pecado, su infidelidad, los sitios donde edificó altos y donde puso cipos e ídolos antes de humillarse: todo está escrito en los Hechos de Jozay.
20    Se acostó Manasés con sus padres, y le sepultaron en su casa. En su lugar reinó su hijo Amón.
21    Amón tenía veintidós años cuando empezó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén.
22    Hizo el mal a los ojos de Yahveh, como había hecho su padre Manasés. Amón ofreció sacrificios y sirvió a todos los ídolos que había fabricado su padre Manasés.
23    Pero no se humilló delante de Yahveh, como se había humillado su padre Manasés; al contrario, Amón cometió aún  más pecados.
24    Se conjuraron contra él sus siervos, y le dieron muerte en su casa.
25    Pero el pueblo de la tierra mató a todos los conjurados contra el rey Amón, y proclamó rey en su lugar a su hijo  Josías.

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2 Crónicas 34
1    Josías tenía ocho años cuando comenzó a reinar, y reinó 31 años en Jerusalén.
2    Hizo lo recto a los ojos de Yahveh, siguiendo los caminos de su padre David; sin apartarse a derecha ni a izquierda.
3    El año octavo de su reinado, siendo todavía joven, comenzó a buscar al Dios de su padre David; y en el año doce empezó a purificar a Judá y Jerusalén de los altos, de los cipos, de las estatuas y de los ídolos fundidos.
4    Derribaron en su presencia los altares de los Baales, hizo arrancar los altares de aromas que había sobre ellos, y rompió los cipos, las imágenes y los ídolos fundidos reduciéndolos a polvo, que esparció sobre las sepulturas  de los que les habían ofrecido sacrificios.
5    Quemó los huesos de los sacerdotes sobre los altares y purificó a Judá y Jerusalén.
6    En las ciudades de Manasés, de Efraím y de Simeón, y hasta en Neftalí y en los territorios asolados que las rodeaban,
7    derribó los altares, demolió los cipos y las estatuas y las redujo a polvo, y abatió los altares de aromas en toda la tierra de Israel. Después regresó a Jerusalén.
8    El año dieciocho de su reinado, mandó a Safán, hijo de Asalías, a Maasías, comandante de la ciudad, y a Yoaj, hijo de Yoajaz, heraldo, que reparasen la Casa de Yahveh su Dios para purificar la tierra y la Casa.
9    Fueron ellos donde el sumo sacerdote Jilquías y le entregaron el dinero traído a la Casa de Dios, que los levitas y porteros habían recibido de Manasés y de Efraím y de todo el resto de Israel, de todo Judá y Benjamín y de los habitantes de Jerusalén.
10    Lo pusieron en manos de los que hacían el trabajo, los encargados de la Casa de Yahveh, y éstos se lo dieron a los obreros para reparar y restaurar la Casa.
11    Lo dieron a los carpinteros y obreros de la construcción para comprar piedras de cantería y madera y vigas de trabazón para el maderamen de los edificios destruidos por los reyes de Judá.
12    Estos hombres ejecutaban los trabajos honradamente. Estaban bajo la vigilancia de Yájat y Abdías, levitas de los hijos de Merarí, y de Zacarías y Mesul-lam, de los hijos de Quehat, que les dirigían, y de otros levitas; todos ellos maestros en tañer instrumentos músicos.
13    Dirigían también a los peones de carga y a todos los que trabajaban en la obra, en los distintos servicios. Entre los levitas había además, escribas, notarios y porteros.
14    Cuando estaban sacando el dinero traído a la Casa de Yahveh, el sacerdote Jilquías encontró el libro de la Ley  de Yahveh dada por Moisés;
15    y Jilquías tomó la palabra y dijo al secretario Safán: «He encontrado el libro de la Ley en la Casa de Yahveh»; y Jilquías entregó el libro a Safán.
16    Safán llevó el libro al rey, y le rindió cuentas diciendo: «Tus siervos están haciendo todo lo que les ha sido encargado.
17    Han fundido el dinero traído a la Casa de Yahveh y lo han entregado a los encargados y a los que trabajan en la  obra.»
18    El secretario Safán anunció al rey: «El sacerdote Jilquías me ha entregado un libro.» Y Safán leyó una parte en presencia del rey.
19    Cuando el rey oyó las palabras de la Ley, rasgó sus vestidos,
20    y ordenó a Jilquías, a Ajicam, hijo de Safán, a Abdón, hijo de Miká, a Safán, secretario, y a Asaías, servidor del rey:
21    «¡Id!; consultad a Yahveh por mí y por el resto de Israel y de Judá, acerca de las palabras del libro que ha sido encontrado, porque grande es la cólera de Yahveh que se derrama sobre nosotros; pues nuestros padres no han guardado la palabra de Yahveh haciendo conforme a todo lo escrito en este libro.»
22    Jilquías y los enviados del rey fueron donde la profetisa Juldá, mujer de Sallum, hijo de Toqhat, hijo de Jasrá, encargado del vestuario; vivía ella en Jerusalén, en la ciudad nueva; y ellos le hablaron conforme a lo indicado;
23    ella les respondió: «Así habla Yahveh, el Dios de Israel: Decid al hombre que os ha enviado a mí:
24    Así habla Yahveh: Voy a traer el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes; todas las maldiciones escritas en el libro que se ha leído delante del rey de Judá;
25    porque ellos me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses, irritándome con todas las obras de sus manos; mi cólera se ha derramado sobre este lugar y no se apagará.
26    Y al rey de Judá que os ha enviado para consultar a Yahveh, le diréis: Así dice Yahveh, Dios de Israel, acerca de las palabras que has oído...
27    Porque tu corazón se ha conmovido y te has humillado delante de Dios al oír sus palabras contra este lugar y sus habitantes, y porque te has humillado ante mí, has rasgado tus vestidos y has llorado ante mí, por eso yo, a mi vez, he oído, oráculo de Yahveh.
28    Voy a reunirte con tus padres y serás recibido en paz en tu sepulcro; y no verán tus ojos ninguno de los males  que voy a traer sobre este lugar y sus moradores.» Ellos llevaron la respuesta al rey.
29    Entonces el rey hizo reunir a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
30    Subió el rey a la Casa de Yahveh con todos los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes y los levitas, y todo el pueblo desde el mayor hasta el menor, y leyó a sus oídos todas las palabras del libro de la alianza que había sido encontrado en la Casa de Yahveh.
31    Y puesto en pie junto a la columna, hizo el rey alianza en presencia de Yahveh, para andar tras de Yahveh y guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus preceptos, con todo su corazón y con toda su alma, cumpliendo las palabras de la alianza escritas en aquel libro.
32    Hizo que la aceptaran cuantos se hallaban en Jerusalén y en Benjamín. Y los habitantes de Jerusalén hicieron conforme a la alianza de Dios, el Dios de sus padres.
33    Josías hizo desaparecer todas las abominaciones de todas las regiones de los israelitas, y obligó a todos los que  se hallaban en Israel a servir a Yahveh su Dios. Y mientras él vivió no se apartaron de Yahveh, el Dios de sus padres.

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2 Crónicas 35
1    Josías celebró una Pascua en honor de Yahveh en Jerusalén; inmolaron la Pascua el día catorce del primer mes.
2    Restableció a los sacerdotes en sus ministerios y los animó al servicio de la Casa de Yahveh.
3    Dijo a los levitas que tenían inteligencia para todo Israel y estaban consagrados a Yahveh: «Colocad el arca santa en la Casa que edificó Salomón, hijo de David, rey de Israel, porque ya no habréis de llevarla a hombros; servid ahora a Yahveh vuestro Dios y a Israel, su pueblo.
4    Estad preparados según vuestras casas paternas y vuestras clases, conforme a lo escrito por David, rey de Israel, y lo escrito por su hijo Salomón.
5    Ocupad vuestros sitios en el santuario según los grupos de casas paternas a disposición de vuestros hermanos, los hijos del pueblo; los levitas tendrán parte en la familia paterna.
6    E inmolad la Pascua, santificaos y preparadla para vuestros hermanos, cumpliendo la orden de Yahveh, dada por medio de Moisés.
7    Josías reservó para la gente del pueblo ganado menor, así corderos como cabritos, en número de 30.000, todos ellos como víctimas pascuales para cuantos se hallaban presentes, y 3.000 bueyes. Todo ello de la hacienda del rey.
8    También sus jefes reservaron ofrendas voluntarias para el pueblo, los sacerdotes y los levitas. Jilquías, Zacarías y Yejiel, intendentes de la Casa de Dios, dieron a los sacerdotes, como víctimas pascuales, 2.600 ovejas y trescientos bueyes.
9    Konanías, Semaías y Natanael, su hermano, y Jasabías, Yeiel y Yozabad, jefes de los levitas, reservaron para los levitas 5.000 corderos pascuales y quinientos bueyes.
10    Preparado así el servicio, ocuparon los sacerdotes sus puestos, lo mismo que los levitas, según sus clases, conforme al mandato del rey.
11    Se inmolaron las víctimas pascuales, y mientras los sacerdotes rociaban con la sangre que recibían de mano de los levitas, los levitas las desollaban
12    y apartaban lo destinado al holocausto para darlo a las secciones de las casas paternas de los hijos del pueblo, a fin de que lo ofreciesen a Yahveh conforme a lo escrito en el libro de Moisés. Lo mismo se hizo con los bueyes.
13    Asaron la Pascua al fuego, según el ritual; cocieron las cosas sagradas en ollas, calderos y cazuelas, y las repartieron con presteza entre todos los hijos del pueblo.
14    Después prepararon la Pascua para sí y para los sacerdotes; porque los sacerdotes, hijos de Aarón, estuvieron ocupados hasta la noche en ofrecer los holocaustos y las grasas. Por eso los levitas la prepararon para sí y para los sacerdotes, hijos de Aarón.
15    También los cantores, hijos de Asaf, estaban en su puesto, conforme a lo dispuesto por David, Asaf, Hemán y Yedutún, vidente del rey; lo mismo los porteros, cada uno en su puerta. No tenían necesidad de retirarse de su servicio, porque sus hermanos, los levitas, se lo preparaban todo.
16    De esta manera se organizó aquel día todo el servicio de Yahveh para celebrar la Pascua y ofrecer los holocaustos  sobre el altar de Yahveh, según la orden del rey Josías.
17    Los israelitas que se hallaban allí celebraron en ese tiempo la Pascua y la fiesta de los Ázimos durante siete días.
18    No se había celebrado Pascua como ésta en Israel desde los días de Samuel, profeta; y ningún rey de Israel celebró una Pascua como la que celebraron Josías, los sacerdotes y los levitas, todo Judá e Israel, que allí se hallaban presentes, y los habitantes de Jerusalén.
19    Esta Pascua se celebró el año dieciocho del reinado de Josías.
20    Después de todo lo que hizo para reparar el Templo, subió Nekó, rey de Egipto, para combatir en Karkemis, junto al Eufrates; y Josías le salió al encuentro.
21    Nekó le envió mensajeros para decirle: «¿Qué tengo yo que ver contigo, rey de Judá? No he venido hoy contra ti, sino contra la casa con la cual estoy en guerra; y Dios me ha mandado que me apresure. Deja de oponerte a Dios, que está conmigo, no sea que él te destruya.»
22    Pero Josías no se apartó de él, pues estaba decidido a darle batalla, sin escuchar las palabras de Nekó, que venían de boca de Dios. Y avanzó para librar batalla en la llanura de Meguiddó.
23    Los arqueros tiraron contra el rey Josías, y dijo el rey a sus siervos: «Llevadme fuera, pues estoy gravemente herido.»
24    Sus siervos le sacaron del carro, y pasándole a otro carro que tenía, le llevaron a Jerusalén, donde murió. Fue sepultado en los sepulcros de sus padres y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías.
25    Jeremías compuso una elegía sobre Josías, y todos los cantores y cantoras hablan todavía hoy de Josías en sus elegías; lo cual se ha hecho costumbre en Israel. Están escritas entre las Lamentaciones.
26    El resto de los hechos de Josías, sus obras piadosas conforme a lo escrito en la Ley de Yahveh,
27    y sus obras primeras y postreras, están escritas en el libro de los reyes de Israel y de Judá.

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2 Crónicas 36
1    El pueblo de la tierra tomó a Joacaz, hijo de Josías, y le proclamó rey en Jerusalén, en lugar de su padre.
2    Joacaz tenía veintitrés años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén.
3    El rey de Egipto le destituyó en Jerusalén, e impuso al país una contribución de cien talentos de plata y un talento de oro.
4    El rey de Egipto proclamó rey de Judá y Jerusalén a Eliaquim, hermano de Joacaz, cambiándole el nombre por el de Yoyaquim. Y a Joacaz, su hermano, le tomó Nekó y lo llevó a Egipto.
5    Yoyaquim tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. Hizo el mal a los ojos de Yahveh su Dios.
6    Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra él y le ató con cadenas de bronce para conducirle a Babilonia.
7    Nabucodonosor llevó también a Babilonia algunos objetos de la Casa de Yahveh que depositó en su santuario, en Babilonia.
8    El resto de los hechos de Yoyaquim, las abominaciones que cometió y todo lo que le sucedió, está escrito en el  libro de los reyes de Israel y de Judá. En su lugar reinó su hijo Joaquín.
9    Joaquín tenía ocho años cuando empezó a reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén; hizo el mal a los ojos de Yahveh.
10    A la vuelta de un año mandó el rey Nabucodonosor que le llevasen a Babilonia, juntamente con los objetos más preciosos de la Casa de Yahveh, y puso por rey en Judá y Jerusalén a Sedecías, hermano de Joaquín.
11    Sedecías tenía veintiún años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén.
12    Hizo el mal a los ojos de Yahveh su Dios, y no se humilló ante el profeta Jeremías que le hablaba por boca de Yahveh.
13    También él se rebeló contra el rey Nabucodonosor, que le había hecho jurar por Dios; endureció su cerviz y se obstinó en su corazón, en vez de volverse a Yahveh, el Dios de Israel.
14    Del mismo modo, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según todas las costumbres abominables de las gentes, y mancharon la Casa de Yahveh, que él se había consagrado en Jerusalén.
15    Yahveh, el Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su Morada.
16    Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira de Yahveh contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio.
17    Entonces hizo subir contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a los mejores en la Casa de su santuario, sin perdonar a joven ni a doncella, a viejo ni a canoso; a todos los entregó Dios en su mano.
18    Todos los objetos de la Casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la Casa de Yahveh y los tesoros del rey y de sus jefes, todo se lo llevó a Babilonia.
19    Incendiaron la Casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén: pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos.
20    Y a los que escaparon de la espada los llevó cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos de él y de sus hijos hasta el advenimiento del reino de los persas;
21    para que se cumpliese la palabra de Yahveh, por boca de Jeremías: «Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los setenta años.»
22    En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra de Yahveh, por boca de Jeremías, movió Yahveh el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino:
23    «Así habla Ciro, rey de Persia: Yahveh, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. El me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él y suba!»

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