PARROQUIA DE SANTIAGO APÓSTOL
LORCA
LIBROS
DE LAS CRÓNICAS O PARALIPÓMENOS
LIBRO PRIMERO
CAPITULOS
1 2 3 4 5 6 7 8 9
10 11 12 13 14 15 16 17
18 19 20 21 22 23 24 25
26 27 28 29
LIBRO SEGUNDO
CAPITULOS
1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14 15
16 17 18 19 20 21 22 23
24 25 26 27 28 29 30 31 32
33 34 35 36
LIBRO PRIMERO DE LAS CRÓNICAS
1 Crónicas 1
1 Adán, Set, Enós;
2 Quenán, Mahalalel, Yered;
3 Henoc, Matusalén, Lámek;
4 Noé, Sem, Cam y Jafet.
5 Hijos de Jafet: Gómer, Magog, los medos, Yaván,
Túbal, Mések y Tirás.
6 Hijos de Gómer: Askenaz, Rifat y Togarmá
7 Hijos de Yaván: Elisá, Tarsis, Kittim y Rodanim.
8 Hijos de Cam: Kus y Misrayim, Put y Canaán.
9 Hijos de Kus: Sebá, Javilá, Sabtá, Ramá y Sabteká.
Hijos de Ramá: Sebá y Dedán.
10 Kus engendró a Nimrod, que fue el primer hombre
poderoso de la tierra.
11 Misrayim engendró a los luditas, anamitas,
lahabitas, naftujitas,
12 patrusitas, kaslujitas y kaftoritas, de donde
proceden los filisteos.
13 Canaán engendró a Sidón, su primogénito, a Jet,
14 y al jebuseo, al amorreo, al guirgasita,
15 al jivita, al arquita, al sinita,
16 al arvadita, al semarita y al jamatita.
17 Hijos de Sem: Elam, Assur, Arpaksad, Lud y Aram.
Hijos de Aram: Us, Jul, Guéter y Mések.
18 Arpaksad engendró a Sélaj y Sélaj engendró a Héber.
19 A Héber le nacieron dos hijos: el nombre del
primero era Pélej, porque en sus días fue dividida la tierra, y el
nombre de su hermano era Yoqtán.
20 Yoqtán engendró a Almodad, Sélef, Jasarmávet,
Yéraj,
21 Hadoram, Uzal, Diqlá,
22 Ebal, Abimael, Sebá,
23 Ofir, Javilá, Yobab: todos ellos hijos de Yoqtán.
24 Arpaksad, Sélaj,
25 Héber, Pélej, Reú,
26 Serug, Najor, Téraj,
27 Abram, o sea Abraham.
28 Hijos de Abraham: Isaac e Ismael.
29 Sus descendientes son éstos: El primogénito de
Ismael: Nebayot; después, Quedar, Adbeel, Mibsam,
30 Mismá, Dumá, Massá, Jadad, Temá,
31 Yetur, Nafís y Quedmá. Estos son los hijos de
Ismael.
32 Hijos de Queturá, concubina de Abraham. Dio a luz
a Zimrán, Joqsán, Medán, Madián, Yisbaq y Súaj. Hijos de Yoqsán:
Sebá y Dedán.
33 Hijos de Madián: Efá, Efer, Henoc, Abidá y Eldaá.
Todos ellos son hijos de Queturá.
34 Abraham engendró a Isaac. Hijos de Isaac: Esaú e
Israel.
35 Hijos de Esaú: Elifaz, Reuel, Yeús, Yalam y Coré.
36 Hijos de Elifaz: Temán, Omar, Sefí, Gatam, Quenaz,
Timná y Amalec.
37 Hijos de Reuel: Nájat, Zéraj, Sammá y Mizzá.
38 Hijos de Seír: Lotán, Sobal, Sibón, Aná, Disón,
Eser y Disán.
39 Hijos de Lotán: Jorí y Homán. Hermana de Lotán fue
Timná.
40 Hijos de Sobal: Alyán, Manájat. Ebal, Sefí y Onam.
Hijos de Sibón: Ayyá y Aná.
41 Hijos de Aná: Disón. Hijos de Disón: Jamrán,
Esbán, Yitrán y Kerán.
42 Hijos de Eser: Bilhán, Zaaván y Yaacán. Hijos de
Disón: Us y Arán.
43 Estos son los reyes que reinaron en el país de
Edom antes de que hubiera rey entre los israelitas: Bela, hijo de Beor;
el nombre de su ciudad era Dinhabá.
44 Murió Bela, y reinó en su lugar Yobab, hijo de
Zéraj, de Bosrá.
45 Murió Yobab y reinó en su lugar Jusam, del país de
los temanitas.
46 Y murió Jusam, y en su lugar reinó Hodad, hijo de
Bedad, que derrotó a los madianitas en los campos de Moab; el nombre de
su ciudad fue Avit.
47 Murió Hodad, y reinó en su lugar Samlá, de Masrecá.
48 Murió Samlá, y reinó en su lugar Saúl, de Rejobot
Hannahar.
49 Murió Saúl y reinó en su lugar Baal Janán, hijo de
Akbor.
50 Murió Baal Janán y reinó en su lugar Hodad. El
nombre de su ciudad era Paí, y el de su mujer Mehetabel, hija de
Matred, hija de Mezahab.
51 Murió Hodad, y hubo jeques en Edom: el jeque
Timná, el jeque Alyá, el jeque Yetet,
52 el jeque Oholibamá, el jeque Elá, el jeque Pinón,
53 el jeque Quenaz, el jeque Temán, el jeque Mibsar,
54 el jeque Magdiel, el jeque Iram. Estos fueron los
jeques de Edom.
INICIO
1 Crónicas 2
1 Estos son los hijos de Israel: Rubén, Simeón, Leví
y Judá, Isacar y Zabulón,
2 Dan, José y Benjamín, Neftalí, Gad y Aser.
3 Hijos de Judá: Er, Onán y Selá; los tres le
nacieron de Bat Súa la cananea. Er, primogénito de Judá, era malo a los
ojos de Yahveh, que le quitó la vida.
4 Tamar, nuera de Judá, le dio a luz a Peres y Zéraj.
Todos los hijos de Judá fueron cinco.
5 Hijos de Peres: Jesrón y Jamul.
6 Hijos de Zéraj: Zimrí, Etán, Hemán, Kalkol y Dardá,
en total cinco.
7 Hijos de Karmí: Akar, que perturbó a Israel por
haber violado el anatema.
8 Hijos de Etán: Azarías.
9 Hijos de que le nacieron a Jesrón: Yerajmeel, Ram y
Kelubay.
10 Ram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a
Najsón, príncipe de los hijos de Judá.
11 Najsón engendró a Salmá, y Salmá engendró a Booz.
12 Booz engendró a Obed y Obed engendró a Jesé.
13 Jesé engendró a su primogénito Eliab; Abinadab, el
segundo; Simá, el tercero;
14 Netanel, el cuarto; Radday, el quinto;
15 Osem, el sexto; David, el séptimo.
16 Hermanas suyas fueron Sarvia y Abigaíl. Hijos de
Sarvia: Abisay, Joab y Asahel, tres.
17 Abigaíl dio a luz a Amasá, el padre de Amasá fue
Yéter el ismaelita.
18 Caleb, hijo de Jesrón, engendró a Yeriot, de su
mujer Azubá. Estos son sus hijos: Yéser, Sobab y Ardón.
19 Murió Azubá y Caleb tomó por mujer a Efratá, de la
que tuvo a Jur.
20 Jur engendró a Urí, y Urí engendró a Besalel.
21 Después se unió Jesrón a la hija de Makir, padre
de Galaad. Tenía él sesenta años cuando la tomó por mujer; y le dijo a
luz a Segub.
22 Segub engendró a Yaír, que poseyó veintitrés
ciudades en el país de Galaad.
23 Los guesuritas y los arameos les tomaron las
aldeas de Yaír, Quenat y sus aduares: sesenta ciudades. Todo esto
pertenece a los hijos de Makir, padre de Galaad.
24 Después de morir Jesrón, Caleb se unió a Efratá,
mujer de su padre Jesrón, la cual le dio a luz a Asjur, padre de Técoa.
25 Los hijos de Yerajmeel, primogénito de Jesrón,
fueron: Ram, el primogénito, y Buná, Orén, Osem y Ajías.
26 Yerajmeel tuvo otra mujer cuyo nombre era Atará,
que fue madre de Onam.
27 Los hijos de Ram, primogénito de Yerajmeel,
fueron: Maás, Yamín y Equer.
28 Y los hijos de Onam fueron Sammay y Yadá; los
hijos de Sammay, Nadab y Abisur.
29 La mujer de Abisur se llamaba Abihayil, que le dio
a luz a Ajbán y Molid.
30 Los hijos de Nadab fueron Séled y Efraím; Séled
murió sin hijos.
31 Hijo de Efraím fue Yisí; hijo de Yisí, Sesán; hijo
de Sesán, Ajlay.
32 Hijos de Yadá, hermano de Sammay, fueron Yéter y
Jonatán; Yéter murió sin hijos.
33 Hijos de Jonatán: Pélet y Zazá. Estos fueron los
descendientes de Yerajmeel.
34 Sesán no tuvo hijos, sino hijas; tenía Sesán un
siervo egipcio que se llamaba Yarjá.
35 Y dio Sesán una hija suya a su siervo Yarjá por
esposa, la cual le engendró a Attay,
36 Attay engendró a Natán, Natán engendró a Zabad,
37 Zabad engendró a Eflal, Eflal engendró a Obed,
38 Obed engendró a Jehú, Jehú engendró a Azarías,
39 Azarías engendró a Jeles, Jeles engendró a Elasá,
40 Elasá engendró a Sismay, Sismay engendró a Sallum,
41 Sallum engendró a Yecamías, Yecamías engendró a
Elisamá.
42 Hijos de Caleb, hermano de Yerajmeel: Mesá, su
primogénito, que fue padre de Zif; tuvo por hijo a Maresá, padre de
Hebrón.
43 Hijos de Hebrón: Coré, Tappúaj, Réquem y Sema.
44 Sema engendró a Rájam, padre de Yorqueam; Réquem
engendró a Sammay.
45 Hijo de Sammay fue Maón, y Maón fue padre de Bet
Sur.
46 Efá, concubina de Caleb, dio a luz a Jarán, Mosá y
Gazez; Jarán engendró a Gazez.
47 Hijos de Yahday: Reguem, Jotam, Guesán, Pélet, Efá
y Sáaf.
48 Maaká, concubina de Caleb, dio a luz a Séber y
Tirjaná.
49 Engendró también a Sáaf, padre de Madmanná, y a
Sevá, padre de Makdená y padre de Guibeá. Hija de Caleb fue Aksá.
50 Estos fueron los hijos de Caleb. Hijos de Jur,
primogénito de Efratá: Sobal, padre de Quiryat Yearim;
51 Salmá, padre de Belén; Járef, padre de Bet Gáder.
52 Sobal, padre de Quiryat Yearim, tuvo por hijos a
Haroé, es decir, la mitad de los manajatitas
53 y las familias de Quiryat Yearim; los yitríes, los
putíes, los sumatíes y los misraíes. De ellos salieron los soratíes y
los de Estaol.
54 Hijos de Salmá: Belén y los netofatíes, Atrot Bet
Joab, la otra mitad de los manajatitas, los soríes
55 y las familias de los sofríes que habitaban en
Yabés, los tiratíes, los simatíes, los sukatíes. Estos son kineos,
descendientes de Jamat, padre de la casa de Rebak.
INICIO
1 Crónicas 3
1 Estos son los hijos que le nacieron a David en
Hebrón: el primogénito Amnón, hijo de Ajinoam, de Yizreel; el segundo,
Daniel, hijo de Abigaíl de Carmelo;
2 el tercero, Absalón, hijo de Maaká, hija de Talmay,
rey de Guesur; el cuarto, Adonías, hijo de Jagguit;
3 el quinto, Sefatías, de Abital; el sexto, Yitream,
de su mujer Eglá.
4 Estos seis le nacieron en Hebrón, donde reinó siete
años y seis meses. Reinó en Jerusalén 33 años.
5 Estos son los que le nacieron en Jerusalén: Simá,
Sobab, Natán, Salomón, los cuatro de Bat Súa, hija de Ammiel.
6 Además, Yibjar, Elisamá, Elifélet,
7 Nogah, Néfeg, Yafía,
8 Elisamá, Elyadá, Elifélet: nueve.
9 Estos son todos los hijos de David, sin contar los
hijos de las concubinas. Hermana de ellos fue Tamar.
10 Hijo de Salomón: Roboam; hijo suyo, Abías; hijo
suyo, Asá; hijo suyo, Josafat;
11 hijo suyo, Joram; hijo suyo, Ocozías; hijo suyo,
Joás;
12 hijo suyo, Amasías; hijo suyo, Azarías; hijo suyo,
Jotam;
13 hijo suyo, Acaz; hijo suyo, Ezequías; hijo suyo,
Manasés;
14 hijo suyo, Amón; hijo suyo, Josías.
15 Hijos de Josías: Yojanán, el primogénito;
Yoyaquim, el segundo; Sedecías, el tercero; Sallum, el cuarto.
16 Hijos de Yoyaquim: su hijo Joaquim y su hijo
Sedecías.
17 Hijos de Joaquín, el cautivo: Sealtiel su hijo;
18 Malkiram, Pedaías, Senassar, Yecamías, Hosamá,
Nedabías.
19 Hijos de Pedaías: Zorobabel y Simí. Hijos de
Zorobabel: Mesullam, Jananías y Selomit, hermana de ellos.
20 Hijos de Mesullam: Jasubá, Ohel, Berekías,
Jasadías y Yusab Jésed: cinco.
21 Hijos de Jananías: Pelatías; Isaías, hijo suyo;
Refaías, hijo suyo; Arnán, hijo suyo; Abdías, hijo suyo; Sekanías, hijo
suyo.
22 Hijos de Sekanías: Semaías, Jattús, Yigal, Baríaj,
Nearías y Safat: seis.
23 Hijos de Nearías: Elyoenay, Ezequías, Azricam:
tres. Hijos de Elyoenay: Hodaías, Elyasib, Pelaías, Aqcub, Yojanán,
Delaías y Ananí: siete.
INICIO
1 Crónicas 4
1 Hijos de Judá: Peres, Jesrón, Karmí, Jur y Sobal.
2 Reaías, hijo de Sobal, engendró a Yájat. Yájat
engendró a Ajumay y Lahad. Estas son familias de los soreatitas.
3 Estos son los hijos de Jur, padre de Etam: Yizreel,
Yismá y Yibdás. Su hermana se llamaba Haslelponí.
4 Penuel fue el padre de Guedor, y Ezer padre de
Jusá. Estos son los hijos de Jur, primogénito de Efratá, padre de Belén.
5 Asjur, padre de Técoa, tuvo dos mujeres: Jelá y
Naará.
6 Naará dio a luz a Ajuzzam, Jéfer, los timnitas y
los ajastaritas. Estos son los hijos de Naará.
7 Hijos de Jelá: Séret, Sójar, Etnán.
8 Cos engendró a Anub y Hossobebá y las familias de
Ajarjel, hijo de Harum.
9 Pero Yabés fue más ilustre que sus hermanos, y su
madre le dio el nombre de Yabés, diciendo: «Di a luz con dolor.»
10 Yabés invocó al Dios de Israel, exclamando: «Si de
verdad me bendices, ensancharás mis términos, tu mano estará conmigo y
alejarás el mal para que no padezca aflicción.» Y otorgóle Dios su
petición.
11 Kelub, hermano de Sujá, engendró a Mejir, que fue
padre de Estón.
12 Estón engendró a Bet Rafá, Paséaj y Tejinná, padre
de Ir Najás. Estos son los hombres de Rekal.
13 Hijos de Quenaz: Otniel y Seraías. Hijos de
Otniel: Jatat y Meonotay.
14 Meonotay engendró a Ofrá, y Seraías engendró a
Joab, padre de Gue Jarasim, pues eran artesanos.
15 Hijos de Caleb, hijo de Yefunné: Ir, Elá y Náam;
hijo de Elá: Quenaz.
16 Hijos de Yehallelel: Zif, Zifá, Tiryá y Asarel.
17 Hijos de Ezrá: Yéter, Méred, Efer y Yalón. Ella
concibió a María, Samay y Yisbaj, padre de Estemoa.
18 Su mujer, la de Judá, dio a luz a Yéred, padre de
Guedor, a Héber, padre de Sokó, y a Yecutiel, padre de Zanóaj. Estos
son los hijos de Bitía, hija del Faraón, que Méred había tomado por
esposa.
19 Hijos de la mujer de Odías, hermana de Nájam,
padre de Queilá el garmita y Estemoa el maakatita.
20 Hijos de Simón: Ammón y Rinná, Ben Janán y Tilón.
Hijos de Yisí: Zójet y Ben Zójet.
21 Hijos de Sela, hijo de Judá: Er, padre de Leká, y
Ladá, padre de Maresá, y las familias de los que trabajan el lino en
Bet Asbea.
22 Yoquim, los hombres de Kozebá; y Joás y Saraf, que
se casaron en Moab, antes de volver a Belén. Estas son cosas muy
antiguas.
23 Ellos eran alfareros y habitaban en Netaím y
Guederá; moraban allí con el rey, trabajando a su servicio.
24 Hijos de Simeón: Nemuel, Yamín, Yarib, Zéraj y
Saúl,
25 Sallum, su hijo; Mibsam, su hijo; Mismá, su hijo.
26 Hijos de Mismá: Jammuel, hijo suyo; Zakkur, hijo
suyo; Simí, hijo suyo.
27 Simí tuvo dieciséis hijos y seis hijas, pero sus
hermanos no tuvieron muchos hijos, no se multiplicaron todas sus
familias como los hijos de Judá.
28 Habitaban en Berseba, Moladá, Jasar-Sual,
29 Bilhá, Esem y Tolad,
30 Betuel, Jormá, Siquelag,
31 Bet Markabot, Jasar Susim, Bet Birí y Saaráyim.
Estas fueron sus ciudades hasta el reino de David.
32 También sus aldeas: Etam, Ayim, Rimmón, Tokén y
Asán, cinco ciudades,
33 y todas sus aldeas que están en torno a aquellas
ciudades, hasta Baalat. Aquí habitaron y éste fue su registro
genealógico.
34 Mesobab, Yamlek, Yosá, hijo de Amasías,
35 Joel, Jehú, hijo de Yosibías, hijo de Seraías,
hijo de Asiel;
36 Elyoenay, Yaacobá, Yesojaías, Asaías, Adiel,
Yesimiel y Benaías,
37 Zizá, hijo de Sifí, hijo de Allón, hijo de
Yedaías, hijo de Simrí, hijo de Semaías.
38 Estos que han sido citados por sus nombres, fueron
jefes en sus familias y sus casas paternas y se multiplicaron
grandemente.
39 Se dirigieron a la entrada de Guerar, hasta el
oriente del valle, buscando pastos para sus ganados.
40 Y hallaron pastos pingües y buenos y una tierra
espaciosa, tranquila y segura, pues antes habían morado allí los
descendientes de Cam.
41 Estos que se han citado por sus nombres vinieron
en tiempos de Ezequías, rey de Judá, y destruyeron las tiendas de
aquéllos, y los refugios que allí se encontraban, entregándolos al
anatema hasta el día de hoy; y habitaron en lugar de ellos, ya que
había allí pastos para sus ganados.
42 Algunos de los hijos de Simeón, en número de
quinientos hombres, se fueron a la montaña de Seír; sus jefes eran
Pelatías, Nearías, Refaías, Uzziel, hijos de Yisí:
43 derrotaron a los restos de Amalec, que habían
escapado, y habitaron allí hasta el día de hoy.
INICIO
1 Crónicas 5
1 Hijos de Rubén, primogénito de Israel. Rubén había
nacido el primero, mas por haber manchado el tálamo de su padre fue
dada su primogenitura a los hijos de José, hijo de Israel. Con todo,
José no fue inscrito en las genealogías como el primogénito,
2 pues Judá se hizo poderoso entre sus hermanos y de
él procede el príncipe, pero la primogenitura pertenece a José.
3 Hijos de Rubén, primogénito de Israel: Henoc,
Pallú, Jesrón y Karmí.
4 Hijos de Joel: Semaías, hijo suyo; Gog, hijo suyo;
Simí, hijo suyo;
5 Miká, hijo suyo; Reaías, hijo suyo; Báal, hijo suyo;
6 Beerá, hijo suyo, al cual Teglatfalasar, rey de
Asiria, llevó cautivo. Era jefe de los rubenitas.
7 Hermanos suyos, por familias, agrupados según sus
genealogías: el primero, Yeiel, Zacarías,
8 Belá, hijo de Azaz, hijo de Sema, hijo de Joel.
Este habitaba en Aroer y hasta Nebo y Báal Meón.
9 Habitaban, asimismo, al oriente hasta el borde del
desierto que se extiende desde el río Eufrates, pues sus ganados se
habían multiplicado en la tierra de Galaad.
10 En los días de Saúl hicieron guerra contra los
agareos, que cayeron en sus manos; y habitaron en sus tiendas por toda
la parte oriental de Galaad.
11 Los hijos de Gad habitaban junto a ellos en la
tierra de Basán hasta Salká.
12 Joel fue el primero, Safán el segundo; luego Yanay
y Safat, en Basán.
13 Sus hermanos, por casas paternas, fueron: Miguel,
Mesullam, Seba, Yoray, Yakán, Zía y Héber: siete.
14 He aquí los hijos de Abijáyil, hijo de Jurí, hijo
de Yaróaj, hijo de Guilad, hijo de Miguel, hijo de Yesisay, hijo de
Yajdó, hijo de Buz.
15 Ají, hijo de Abdiel, hijo de Guní, era cabeza de
sus casas paternas.
16 Habitaban en Galaad, en Basán y sus aldeas, y en
todos los ejidos de Sarón hasta sus confines.
17 Todos ellos fueron registrados en los días de
Jotam, rey de Judá, y en los días de Jeroboam, rey de Israel.
18 Los hijos de Rubén, los de Gad y la media tribu de
Manasés eran hombres valientes, llevaban escudo y espada, manejaban el
arco y eran diestros en la guerra. Salían a campaña en número de 44.760.
19 Hicieron guerra contra los agareos, contra Yetur,
Nafis y Nodab,
20 y Dios les ayudó contra ellos, de suerte que los
agareos y todos los que con ellos estaban fueron entregados en sus
manos; pues en la batalla clamaron a Dios y les fue propicio, por
cuanto confiaban en él.
21 Capturaron sus ganados: sus camellos, en número de
50.000, 250.000 ovejas, 2.000 asnos y 100.000 personas,
22 pues, por ser guerra de Dios, cayeron muertos
muchos. Habitaron el lugar de ellos hasta el destierro.
23 Los hijos de la media tribu de Manasés habitaron
en el país desde Basán hasta Báal Hermón, Senir y la montaña de Hermón.
Eran muy numerosos.
24 He aquí los jefes de sus casas paternas: Efer,
Yisi, Eliel, Azriel, Jeremías, Hodavías y Yajdiel, hombres valerosos,
gente famosa, jefes de sus casas paternas.
25 Pero fueron infieles al Dios de sus padres y se
prostituyeron siguiendo a los dioses de los pueblos del país que Dios
había destruido delante de ellos.
26 Por lo cual el Dios de Israel suscitó el espíritu
de Pil, rey de Asiria, que deportó a los rubenitas, los gaditas y la
media tribu de Manasés, y los llevó a Jalaj, Jabor, Jará y el río
Gozán, hasta el día de hoy.
27 Hijos de Leví: Guersón, Quehat y Merarí.
28 Hijos de Quehat: Amram, Yishar, Hebrón y Uzziel.
29 Hijos de Amram: Aarón, Moisés y María. Hijos de
Aarón: Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar.
30 Eleazar engendró a Pinjás, Pinjás engendró a
Abisúa.
31 Abisúa engendró a Buqquí y Buqquí engendró a Uzzí,
32 Uzzí engendró a Zerajías, Zerajías engendró a
Merayot,
33 Merayot engendró a Amarías, Amarías engendró a
Ajitub,
34 Ajitub engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Ajimaas,
35 Ajimaas engendró a Azarías, Azarías engendró a
Yojanán,
36 Yojanán engendró a Azarías, el cual ejerció el
sacerdocio en la Casa que Salomón edificó en Jerusalén.
37 Azarías engendró a Amarías, Amarías engendró a
Ajitub,
38 Ajitub engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Sallum,
39 Sallum engendró a Jilquías, Jilquías engendró a
Azarías,
40 Azarías engendró a Seraías, Seraías engendró a
Yehosadaq,
41 Yehosadaq marchó cuando Yahveh deportó a Judá y
Jerusalén por mano de Nabucodonosor.
INICIO
1 Crónicas 6
1 Hijos de Leví: Guersón, Quehat y Merarí.
2 Estos son los nombres de los hijos de Guersón:
Libní y Simí.
3 Hijos de Quehat: Amram, Yishar, Hebrón y Uzziel.
4 Hijos de Merarí: Majlí y Musí. Estas son las
familias de los levitas según sus casas paternas.
5 De Guersóm: Libní, hijo suyo; Yájat, hijo suyo:
Zimmá, hijo suyo;
6 Yoaj, hijo suyo; Iddó, hijo suyo; Zéraj, hijo suyo;
Yeatray, hijo suyo.
7 Hijos de Quehat: Amminadab, hijo suyo; Coré, hijo
suyo; Assir, hijo suyo;
8 Elcaná, hijo suyo; Ebyasaf, hijo suyo; Assir, hijo
suyo;
9 Tájat, hijo suyo; Uriel, hijo suyo; Uzzías, hijo
suyo; Saúl, hijo suyo.
10 Hijos de Elca1na: Amasay y Ajimot.
11 Elcaná, hijo suyo; Sufay, hijo suyo; Nájat, hijo
suyo.
12 Eliab, hijo suyo; Yerojam, hijo suyo; Elcaná, hijo
suyo.
13 Hijos de Elcaná: Samuel, el primogénito y Abías,
el segundo.
14 Hijos de Merarí: Majlí; Libní, hijo suyo; Simí,
hijo suyo; Uzzá, hijo suyo;
15 Simá, hijo suyo; Jagguías, hijo suyo; Asaías, hijo
suyo.
16 Estos son los que puso David para dirigir el canto
en la Casa de Yahveh, desde que el arca tuvo un lugar de reposo.
17 Ejercían el ministerio de cantores ante la Morada
de la Tienda del Encuentro, hasta que Salomón edificó la Casa de Yahveh
en Jerusalén. Cumplían su servicio conforme a su reglamento.
18 Estos son los que ejercían ese ministerio con sus
hijos: De los hijos de Quehat: Hemán el cantor, hijo de Joel, hijo de
Samuel,
19 hijo de Elcaná, hijo de Yerojam, hijo de Eliel,
hijo de Tóaj,
20 hijo de Suf, hijo de Elcaná, hijo de Májat, hijo
de Amasay,
21 hijo de Elcaná, hijo de Joel, hijo de Azarías,
hijo de Sofonías,
22 hijo de Tájat, hijo de Assir, hijo de Ebyasaf,
hijo de Coré,
23 hijo de Yishar, hijo de Quehat, hijo de Leví, hijo
de Israel.
24 Su hermano Asaf, que asistía a su derecha: Asaf,
hijo de Berekías, hijo de Simá,
25 hijo de Miguel, hijo de Baasías, hijo de Malkías,
26 hijo de Etní, hijo de Zéraj, hijo de Adaías,
27 hijo de Etán, hijo de Zimmá, hijo de Simí,
28 hijo de Yájat, hijo de Guersom, hijo de Leví.
29 Los hijos de Merarí, hermanos de ellos, asistían a
la izquierda: Etán, hijo de Quisí, hijo de Abdí, hijo de Malluk,
30 hijo de Jasabías, hijo de Amasías, hijo de
Jilquías,
31 hijo de Amsí, hijo de Baní, hijo de Sémer,
32 hijo de Majlí, hijo de Musí, hijo de Merarí, hijo
de Leví.
33 Sus hermanos, los levitas, estaban dedicados a los
servicios de la Morada de la Casa de Dios.
34 Aarón y sus hijos quemaban las ofrendas en el
altar del holocausto y en el altar de los perfumes, según todo el
servicio de las cosas sacratísimas, y hacían la expiación por
todo Israel, conforme a todo cuanto había mandado Moisés, siervo de
Dios.
35 Estos son los hijos de Aarón: Eleazar, su hijo;
Pinjás, su hijo: Abisúa, su hijo;
36 Buqquí, su hijo; Uzzí, su hijo; Zerajías, su hijo;
37 Merayot, su hijo; Amarías, su hijo; Ajitub, su
hijo;
38 Sadoq, su hijo; Ajimaas, su hijo.
39 He aquí sus residencias según el orden de sus
fronteras: A los hijos de Aarón, de la familia de los quehatitas - pues
la suerte cayó sobre ellos -
40 se les dio Hebrón en la tierra de Judá, con sus
ejidos circundantes;
41 pero el campo de la ciudad y sus aldeas se dieron
a Caleb, hijo de Yefunné.
42 Se dio a los hijos de Aarón como ciudades de
asilo: Hebrón, Libná con sus ejidos, Yattir y Estemoa con sus ejidos,
43 Jilaz con sus ejidos, Debir con sus ejidos,
44 Asán con sus ejidos y Bet Semes con sus ejidos.
45 De la tribu de Benjamín: Gueba con sus ejidos,
Alémet con sus ejidos y Anatot con sus ejidos. El total de todas sus
ciudades: trece ciudades según sus familias.
46 A los otros hijos de Quehat les dieron por sorteo,
conforme a sus familias, diez ciudades de la tribu de Efraím, de la
tribu de Dan y de la media tribu de Manasés.
47 A los hijos de Guersom, según sus familias, trece
ciudades de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de
Neftalí y de la tribu de Manasés en el Basán.
48 A los hijos de Merarí, según sus familias, les
tocaron en suerte doce ciudades de la tribu de Rubén, de la tribu
de Gad y de la tribu de Zabulón;
49 los israelitas dieron a los levitas estas ciudades
con sus ejidos.
50 De la tribu de los hijos de Judá, de la tribu de
los hijos de Benjamín, les tocaron en suerte las ciudades a las que
pusieron sus nombres.
51 En la tribu de Efraím se tomaron ciudades para
algunas familias de los hijos de Quehat.
52 Se les asignó como ciudades de asilo: Siquem con
sus ejidos, en la montaña de Efraím, Guézer con sus ejidos,
53 Yoqmeam con sus ejidos y Bet Jorón con sus ejidos,
54 Ayyalón con sus ejidos, Gat Rimmón con sus ejidos.
55 Y de la media tribu de Manasés: Aner con sus
ejidos, Bilam con sus ejidos. Esta para los restantes hijos de Quehat.
56 Para los hijos de Guersom: De la familia de la
media tribu de Manasés, Golán, en Basán, con sus ejidos, Astarot con
sus ejidos.
57 De la tribu de Isacar, Cadés con sus ejidos,
Dobrat con sus ejidos,
58 Ramot con sus ejidos, Anem con sus ejidos.
59 De la tribu de Aser, Masal con sus ejidos, Abdón
con sus ejidos,
60 Jucoq con sus ejidos y Rejob con sus ejidos.
61 De la tribu de Neftalí: Cadés en Galilea con sus
ejidos, Jammón con sus ejidos y Quiryatáyim con sus ejidos.
62 Para los demás hijos de Merarí: de la tribu de
Zabulón: Rimmón con sus ejidos y Tabor con sus ejidos.
63 Y en la otra parte del Jordán, frente a Jericó, al
oriente del Jordán, de la tribu de Rubén: Béser en el desierto, con sus
ejidos, y Yahsa con sus ejidos,
64 Quedemot con sus ejidos y Mefaat con sus ejidos.
65 De la tribu de Gad: Ramot en Galaad con sus
ejidos, Majanáyim con sus ejidos,
66 Jesbón con sus ejidos y Yazer con sus ejidos.
INICIO
1 Crónicas 7
1 Hijos de Isacar: Tolá, Puá, Yasub, Simrón: cuatro.
2 Hijos de Tolá: Uzzí, Refaías, Yeriel, Yajmay,
Yibsam y Samuel, jefes de las casas paternas de Tolá. Su número, en los
días de David, era, según sus genealogías, de 22.600, valientes
guerreros.
3 Hijos de Uzzí: Yizrajías; hijos de Yizrajías:
Miguel, Abdías, Joel, Yissaías: en total cinco jefes.
4 Tenían, según sus genealogías, por sus casas
paternas, divisiones de tropas de guerra en número de 36.000; pues
tenían muchas mujeres e hijos.
5 Sus hermanos de todas las familias de Isacar, eran
87.000, esforzados guerreros, inscritos todos ellos en las genealogías.
6 Hijos de Benjamín: Bela, Béker, Yediael: tres.
7 Hijos de Bela: Esbón, Uzzí, Uzziel, Yerimot e Irí:
cinco jefes de las casas paternas, esforzados guerreros, inscritos en
las genealogías en número de 22.034.
8 Hijos de Béker: Zamirá, Joás, Eliezer, Elyoenay,
Omrí, Yeremot, Abías, Anatot y Alémet; todos éstos hijos de Béker.
9 Estaban inscritos según linajes y los jefes de sus
casa paternas; tenían 20.200 guerreros esforzados.
10 Hijos de Yediael: Bilhán. Hijos de Bilhán: Yeús,
Benjamín, Ehúd, Kenaaná, Zetán, Tarsis y Ajisajar.
11 Todos estos fueron hijos de Yediael, cabezas de
familia, esforzados guerreros, en número de 17.200, aptos para la
milicia y la guerra.
12 Suppim y Juppim. Hijos de Ir: Jusim; su hijo: Ajer.
13 Hijos de Neftalí: Yajseel, Guní, Yézer y Sallum,
hijos de Bilhá.
14 Hijos de Manasés: Asriel, que le dio a luz su
concubina aramea. Esta le dio también a luz a Makir, padre de Galaad.
15 Makir tomó una mujer para Juppim y para Suppim, y
el nombre de su hermana era Maaká. El nombre del segundo era Selofjad;
Selofjad tuvo hijas.
16 Maaká, mujer de Makir, dio a luz un hijo, a quien
llamó Peres. Su hermano se llamaba Seres y sus hijos Ulam y Réquem.
17 Hijos de Ulam: Bedán. Estos son los hijos de
Galaad, hijo de Makir, hijo de Manasés.
18 Su hermana, Malkat, dio a luz a Ishod, Abiézer y
Majlá.
19 Los hijos de Semidá fueron: Ajyán, Sékem, Liqjí y
Aniam.
20 Hijos de Efraím: Sutélaj, Bered, su hijo; Tájat,
su hijo; Eladá, su hijo; Tájat, su hijo;
21 Zabad, su hijo; Sutélaj, su hijo; Ezer y Elad.
Pero los hombres de Gat, nacidos en el país, los mataron, pues habían
bajado a apoderarse de sus ganados.
22 Su padre Efraím los lloró durante muchos días, y
sus hermanos vinieron a consolarle.
23 Después se unió a su mujer, que concibió y le dio
un hijo, a quien llamó Beriá, porque la desgracia estaba en su casa.
24 Hija suya fue Seerá, que edificó a Bet Jorón de
arriba y de abajo y a Uzén Seerá.
25 Réfaj, hijo suyo; Sutélaj, hijo suyo; Taján, hijo
suyo.
26 Ladán, hijo suyo; Ammihúd, hijo suyo; Elisamá,
hijo suyo;
27 Nun, hijo suyo; Josué, hijo suyo.
28 Tenían propiedades y habitaban en Betel y sus
aldeas anejas, en Naarán hacia el oriente, en Guézer y sus aldeas
anejas hacia el occidente, en Siquem y sus aldeas hasta Ayyá y sus
aldeas.
29 Y en manos de los hijos de Manasés estaban Bet
Seán y sus aldeas anejas, Tanak y sus aldeas, Meguiddó y sus aldeas,
Dor y sus aldeas. En ellas habitaron los hijos de José, hijo de Israel.
30 Hijos de Aser: Yimná, Yisvá, Yisví, Beriá, y
Seraj, hermana de éstos.
31 Hijos de Beriá: Héber y Malkiel, el cual fue padre
de Birzayit.
32 Héber engendró a Yaflet, Semer, Jotam y Suá,
hermana de ellos.
33 Hijos de Yaflet: Pasak, Bimhal y Asvat. Estos son
los hijos de Yaflet.
34 Hijos de Sémer: Ají, Rohgá, Jubbá y Aram.
35 Hijos de Hélem, su hermano: Sofaj, Yimná, Seles y
Amal.
36 Hijos de Sofaj: Súaj, Jarnéfer, Sual, Berí y Yimrá;
37 Béser, Hod, Sammá, Silsá, Yitrán y Beerá.
38 Hijos de Yéter: Yefunné, Pispá y Ará.
39 Hijos de Ullá: Araj, Janniel y Risías.
40 Todos estos fueron hijos de Aser, jefes de
familia, gente escogida, esforzados guerreros, jefes de príncipes. EN
los registros genealógicos estaban inscritos en número de 26.000
hombres, aptos para la milicia y la guerra.
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1 Crónicas 8
1 Benjamín engendró a Bela, su primogénito; Asbel, el
segundo; Ajiram el tercero;
2 Nojá, el cuarto, y Rafá, el quinto.
3 Los hijos de Bela fueron: Addar y Guerrá, padre de
Ehúd,
4 Abisúa, Naamán, Ajoaj,
5 Guerá, Sefufán y Juram.
6 Estos son los hijos de Ehúd, los jefes de familia
de los que moraban en Gueba y a los que deportaron a Manájat:
7 Naamán, Ajías y Guerá. Este los deportó, y engendró
a Uzzá y Ajijud.
8 Sajaráyim engendró hijos en los campos de Moab,
después de haber repudiado a sus mujeres Jusim y Baará.
9 Y de su nueva mujer engendró a Yobab, Sibías, Mesá,
Malckom,
10 Yeús, Sakías y Mirmá. Estos son sus hijos, jefes
de casas paternas.
11 Y de Jusim engendró a Atibub y Elpáal:
12 Hijos de Elpáal: Héber. Misam y Semed, el cual
edificó Onó, Lud y sus aldeas anejas.
13 Beriá y Sema fueron cabezas de familia de los
habitantes de Ayyalón, que pusieron en fuga a los moradores de Gat.
14 Hermano suyo: Sesaq. Yeremot,
15 Zebadías, Arad, Eder.
16 Miguel, Yispá, Yojá: eran hijos de Beriá.
17 Zebadías, Mesullam, Jizquí, Jáber.
18 Yismeray, Yizlías y Yobab: hijos de Elpáal.
19 Yaquim, Zikrí, Zabdí,
20 Elienay. Silletay, Eliel,
21 Adaías, Beraías y Simrat: hijos de Simí.
22 Yispán, Héber, Eliel,
23 Abdón, Zikrí, Janán,
24 Jananías, Elam, Antotías,
25 Yifdías y Penuel: hijos de Sesaq.
26 Samseray, Serajías, Atalías,
27 Yaaresías, Elías y Zikri: hijos de Yerojam.
28 Estos eran los jefes de las casas paternas, según
sus linages, que habitaban en Jerusalén.
29 En Gabaón habitaba Yeiel, padre de Gabaón, cuya
mujer se llamaba Maaká.
30 Su hijo primogénito: Abdón; después Sur, Quis,
Báal, Ner, Nadab,
31 Guedor, Ajyó, Záker.
32 Miqlot engendró a Simá. También éstos habitaron,
igual que sus hermanos, en Jerusalén, con sus hermanos.
33 Ner engendró a Quis, Quis engendró a Saúl, Saúl
engendró a Jonatán, Malki Súa, Abinadab y Esbáal.
34 Hijo de Jonatán: Merib Báal. Merib Báal engendró a
Miká.
35 Hijos de Miká: Pitón, Mélek, Tarea, Ajaz.
36 Ajaz engendró a Yehoaddá, Yehoaddá engendró a
Alémet, Azmávet y Zimri; Zimrí engendró a Mosá.
37 Mosá engendró a Biná, cuyo hijo fue Rafá, cuyo
hijo fue Elasá, cuyo hijo fue Asel.
38 Asel tuvo seis hijos, cuyos nombres son: Azricam,
su primogénito; después, Israel, Searías, Abdías y Janán. Todos ellos
son hijos de Asel.
39 Hijos de Eseq, hermano suyo: Ulam, su primogénito,
Yeús, el segundo, y Elifélet, el tercero.
40 Los hijos de Ulam fueron esforzados guerreros que
manejaban el arco; tuvieron muchos hijos y nietos: 150. Todos estos
eran descendientes de Benjamín.
INICIO
1 Crónicas 9
1 Todos los israelitas estaban registrados en las
genealogías e inscritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá,
cuando fueron deportados a Babilonia por sus infidelidades.
2 Los primeros que volvieron a habitar en sus
propiedades y ciudades fueron israelitas, sacerdotes, levitas y donados.
3 En Jerusalén habitaron hijos de Judá, hijos de
Benjamín, hijos de Efraím y de Mamassés.
4 Utay, hijo de Ammihúd, hijo de Omrí, hijo de Imrí,
hijo de Baní, de los hijos de Peres, hijo de Judá.
5 De los silonitas: Asaías, el primogénito, y sus
hijos.
6 De los hijos de Zéraj: Yeuel y sus hermanos: 690.
7 De los hijos de Benjamín: Sallú, hijo de Mesullam,
hijo de Hodavías, hijo de Hassenuá;
8 Yibneías, hijo de Yerojam: Ela, hijo de Uzzí, hijo
de Mikrí, y Mesullam, hijo de Sefatías, hijo de Reuel, hijo de Yibnías,
9 y sus hermanos, según sus genealogías: 956. Todos
estos eran jefes de familia en sus respectivas casas paternas.
10 De los sacerdotes: Yedaías, Yehoyarib, Yakín,
11 Azarías, hijo de Jilquías, hijo de Mesullam, hijo
de Sadoq, hijo de Merayot, hijo de Ajitub, príncipe de la Casa de Dios.
12 Adaías, hijo de Yerojam, hijo de Pasjur, hijo de
Malkías; Masay, hijo de Adiel, hijo de Yajzerá, hijo de Mesullam, hijo
de Mesillemit, hijo de Immer;
13 y sus hermanos, jefes de sus casas paternas: 1.760
hombres aptos para los ejercicios del culto de la Casa de Dios.
14 De los levitas: Semaías, hijo de Jassub, hijo de
Azricam, hijo de Jasabías, de los hijos de Merarí.
15 Baqbacar, Herés, Galal y Mattanías, hijo de Miká,
hijo de Zikrí, hijo de Asaf.
16 Abdías, hijo de Semaías, hijo de Galal, hijo de
Yedutún; y Berekías, hijo de Asá, hijo de Elcaná, que habitaban en los
poblados de los netofatíes.
17 Los porteros: Sallum, Aqcub, Talmón, Ajimán y sus
hermanos. Sallum era el jefe;
18 y están hasta el presente junto a la puerta del
rey, al oriente. Estos son los porteros del campamento de los hijos de
Leví:
19 Sallum, hijo de Qoré, hijo de Ebyasaf, hijo de
Coré, y sus hermanos los coreítas, de la misma casa paterna, tenían el
servicio del culto como guardianes de los umbrales de la Tienda, pues
sus padres habían tenido a su cargo la guardia de acceso al campamento
de Yahveh.
20 Antiguamente había sido su jefe Pinjás, hijo de
Eleazar, con el que estaba Yahveh.
21 Zacarías, hijo de Meselemías, era portero de la
entrada de la Tienda del Encuentro.
22 El total de los elegidos para porteros era de 212,
y estaban inscritos en sus poblados. David y Samuel el vidente les
habían establecido en sus cargos permanentemente.
23 Tanto ellos como sus hijos tenían a su cargo las
puertas de la Casa de Yahveh, la casa de la Tienda.
24 Había porteros a los cuatro vientos: al oriente,
al occidente, al norte y al mediodía.
25 Sus hermanos, que habitaban en sus poblados,
tenían que venir periódicamente a estar con ellos durante siete días,
26 porque los cuatro jefes de los porteros eran
permanentes; algunos levitas estaban al cuidado de las cámaras y
de los tesoros de la Casa de Dios.
27 Pasaban la noche alrededor de la Casa de Dios,
pues les incumbía su vigilancia y habían de abrirla todas las mañanas.
28 Unos tenían el cuidado de los utensilios del
culto, y los contaban al meterlos y al sacarlos.
29 Otros estaban encargados de los utensilios y de
todos los instrumentos del Santuario, de la flor de harina, el
vino, el aceite, el incienso y los aromas.
30 Los que hacían la mezcla para los aromas eran
sacerdotes.
31 Mattitías, uno de los levitas, primogénito de
Sallum el coreíta, estaba al cuidado constante de las cosas que se
freían en sartén.
32 Entre los quehatitas, sus hermanos, algunos
estaban encargados de poner en filas los panes cada sábado.
33 Había también cantores, cabezas de familia de los
levitas y moraban en las habitaciones de la Casa, exentos de servicio,
pues se ocupaban de día y de noche en su ministerio.
34 Estos son, según sus genealogías, los cabezas de
familia de los levitas, jefes de sus linajes que habitaban en Jerusalén.
35 En Gabaón moraban el padre de Gabaón, Yeiel, cuya
mujer se llamaba Maaká
36 y Abdón su hijo primogénito; después, Sur, Quis,
Báal, Ner, Nadab,
37 Guedor, Ajyó, Zacarías y Miqlot.
38 Miqlot engendró a Simam. También éstos habitaron
en Jerusalén junto a sus hermanos y en unión con éstos.
39 Ner engendró a Quis, Quis engendró a Saúl, Saúl
engendró a Jonatán, Malki Súa, Abínadab y Esbáal.
40 Hijo de Jonatán: Merib Báal. Merib Báal engendró a
Miká.
41 Hijos de Miká: Pitón, Mélek, Tajrea.
42 Ajaz engendró a Yará, Yará engendró a Alémet,
Azmavet y Zimrí. Zimrí engendró a Mosá.
43 Mosá engendró a Binná. Refaías, hijo suyo: Elasá,
hijo suyo; Asel, hijo suyo.
44 Asel tuvo seis hijos, cuyos nombres son: Azricam,
su primogénito, Ismael, Searías, Obadías y Janán. Estos fueron los
hijos de Asel.
INICIO
1 Crónicas 10
1 Trabaron batalla los filisteos contra Israel;
huyeron los hombres de Israel ante los filisteos, y cayeron heridos de
muerte en el monte Gelboé.
2 Los filisteos apretaron de cerca a Saúl y a sus
hijos, y mataron a Jonatán, Abinadab y Malki Súa, hijos de Saúl.
3 El peso de la batalla cargó sobre Saúl, los
arqueros le descubrieron y fue herido por los arqueros.
4 Dijo Saúl a su escudero: «Saca tu espada y
traspásame con ella; no sea que vengan esos incircuncisos y hagan mofa
de mí.» Pero el escudero no quiso, pues estaba lleno de temor. Entonces
tomó Saúl la espada y se arrojó sobre ella.
5 Viendo el escudero que Saúl había muerto, se
arrojó, también él, sobre su espada y murió con él.
6 Así murió Saúl con sus tres hijos; y toda su casa
murió juntamente con él.
7 Viendo todos los hombres de Israel, que estaban en
el valle, que las tropas de Israel se daban a la fuga y que Saúl
y sus hijos habían muerto, abandonaron sus ciudades y huyeron; vinieron
los filisteos y se establecieron en ellas.
8 Al otro día vinieron los filisteos para despojar a
los muertos, y encontraron a Saúl y a sus hijos caídos en el monte
Gelboé.
9 Despojándole, se llevaron su cabeza y sus armas, y
mandaron anunciar la buena nueva por el contorno del país de los
filisteos, a sus dioses y al pueblo.
10 Depositaron sus armas en el templo de su dios y
clavaron su cabeza en el templo de Dagón.
11 Supieron todos los habitantes de Yabés de Galaad
lo que los filisteos habían hecho con Saúl,
12 se levantaron todos los valientes, tomaron el
cadáver de Saúl y los cadáveres de sus hijos, y los llevaron a Yabés.
Enterraron sus huesos bajo el tamarindo de Yabés, y ayunaron siete días.
13 Saúl murió a causa de la infidelidad que había
cometido contra Yahveh, porque no guardó la palabra de Yahveh y también
por haber interrogado y consultado a una nigromante,
14 en vez de consultar a Yahveh, por lo que le hizo
morir, y transfirió el reino a David, hijo de Jesé.
INICIO
1 Crónicas 11
1 Congregóse todo Israel en torno a David, en Hebrón,
y dijeron: «Mira: hueso tuyo y carne tuya somos nosotros.
2 Ya de antes, cuando Saúl era nuestro rey, eras tú
el que dirigías las entradas y salidas de Israel; Yahveh, tu Dios, te
ha dicho: “Tú apacentarás a mi pueblo Israel.”»
3 Vinieron todos los ancianos de Israel adonde el
rey, a Hebrón; David hizo un pacto con ellos en Hebrón, en presencia de
Yahveh; y ellos ungieron a David como rey sobre Israel, según la
palabra que Yahveh había pronunciado por boca de Samuel.
4 Después marchó David con todo Israel contra
Jerusalén, o sea, Jebús; los habitantes del país eran jebuseos.
5 Y decían los habitantes de Jebús a David: «No
entrarás aquí.» Conquistó David la fortaleza de Sión, que es la Ciudad
de David.
6 Y dijo David: «El que primero ataque al jebuseo,
será jefe y capitán.» Subió el primero Joab, hijo de Sarvia, y pasó a
ser jefe.
7 Se instaló David en la fortaleza; por eso la
llamaron Ciudad de David.
8 Y edificó en derredor de la ciudad, tanto el Milló
como la circunvalación; Joab restauró el resto de la ciudad.
9 David iba medrando, y Yahveh Sebaot estaba con él.
10 He aquí los jefes de los valientes que tenía
David, y que, durante su reinado, se esforzaron con él y con todo
Israel para hacerle reinar, conforme a la palabra de Yahveh respecto de
Israel.
11 Esta es la lista de los héroes que tenía David:
Yasobam, hijo de Jakmoní, jefe de los Treinta, que blandió su lanza e
hizo más de trescientas bajas de una sola vez.
12 Después de él Eleazar, hijo de Dodó, el ajotita,
que era uno de los Tres héroes.
13 Este estaba con David en Pas Dammim, donde los
filisteos se habían concentrado para la batalla. Había allí una parcela
toda de cebada, y el pueblo estaba ya huyendo delante de los filisteos,
14 pero él se apostó en medio de la parcela, la
defendió y derrotó a los filisteos. Yahveh obró allí una gran victoria.
15 Tres de los Treinta bajaron a la peña de la cueva
de Adullam, donde David, cuando los filisteos se hallaban acampados en
el valle de los Refaím.
16 David estaba a la sazón en el refugio, mientras
que una guarnición de filisteos ocupaba Belén.
17 Vínole a David un deseo y dijo: «¡Quién me diera a
beber agua de la cisterna que hay a la puerta de Belén!»
18 Rompieron los Tres por el campamento de los
filisteos, y sacaron agua de la cisterna que hay a la puerta de Belén,
se la llevaron y se la ofrecieron a David, pero David no quiso beberla,
sino que la derramó como libación a Yahveh,
19 diciendo: «¡Líbreme Dios de hacer tal cosa! ¿Voy a
beber yo la sangre de estos hombres junto con sus vidas? Pues con
riesgo de sus vidas la han traído.» Y no quiso beberla. Esto hicieron
los Tres héroes.
20 Abisay, hermano de Joab, era el primero de los
Treinta. Hirió con su lanza a trescientos hombres, y conquistó renombre
entre los Treinta.
21 Fue más afamado que los Treinta, llegando a ser su
capitán; pero no igualó a los Tres.
22 Benaías, hijo de Yehoyadá, hombre valeroso y
pródigo en hazañas, de Cabseel, mató a los dos héroes de Moab; además
bajó y mató a un león dentro de una cisterna, en un día de nieve.
23 Mató también a un egipcio que tenía cinco codos de
altura; tenía el egipcio una lanza en su mano del tamaño de un enjullo
de tejedor, pero Benaías bajó contra él con un bastón, arrancó la lanza
de la mano del egipcio, y con su misma lanza le mató.
24 Esto hizo Benaías, hijo de Yehoyadá, y se
conquistó renombre entre los Tres héroes.
25 Fue muy famoso entre los Treinta, pero no igualó a
los Tres; David le hizo jefe de su guardia personal.
26 Los valientes esforzados fueron: Asahel, hermano
de Joab; Eljanán, hijo de Dodó, de Belén;
27 Sammot, de Harod; Jeles, el pelonita;
28 Irá, hijo de Iqqués, de Técoa; Abiézer, de Anatot;
29 Sibbekay, de Jusá; Ilay, el ajotita;
30 Mahray, de Netofá; Jéled, hijo de Baaná, de Netofá;
31 Itay, hijo de Ribay, de Guibeá, de los hijos de
Benjamín; Benaías, de Piratón;
32 Juray, de los torrentes de Gaás; Abiel, el
arbatita;
33 Azmávet, de Bajurim; Elyajabá, de Saalbón;
34 Bené Hasem, el guizonita; Jonatán, hijo de Sagué,
de Arar;
35 Ajiam, hijo de Sakar, el ararita; Elifélet, hijo
de Ur;
36 Jéfer, de Mekerá; Ajías, el pelonita;
37 Jesró, de Carmelo; Naaray, hijo de Ezbay;
38 Joel, hermano de Natán; Mibjar, hijo de Agrí;
39 Sélecq, el ammonita; Najray, de Berot, escudero de
Joab, hijo de Sarvia;
40 Irá, de Yattir; Gareb, de Yattir;
41 Urías, el hitita; Zabad, hijo de Ajlay;
42 Adiná, hijo de Sizá, el rubenita, jefe de los
rubenitas, y con él treinta;
43 Janán, hijo de Maaká; Josafat, el mitnita;
44 Uzzías, de Astarot: Sama y Yeiel, hijos de Jotam,
de Aroer;
45 Yediael, hijo de Simrí; Jojá, su hermano, el
tisita.
46 Eliel, el majavita; Yeribay y Yosavías, hijos de
Elnaam; Yitmá, el moabita;
47 Eliel, Obed y Yaasiel, de Sobá.
INICIO
1 Crónicas 12
1 Estos son los que vinieron donde David, a Siquelag,
cuando estaba retenido lejos de Saúl, hijo de Quis. Estaban también
entre los valientes que le ayudaron en la guerra.
2 Manejaban el arco con la derecha y con la
izquierda, lanzando piedras y flechas con el arco. De los hermanos de
Saúl el benjaminita:
3 Ajiézer, el jefe, y Joás, hijos de Semaá de Guibeá;
Yeziel y Pélet, hijos de Azmávet; Beraká y Jehú, de Anatot;
4 Yismaías, de Gabaón, valeroso entre los Treinta y
jefe de los mismos;
5 Jeremías, Yajaziel, Yojanán, Yozabad, de Guederot;
6 Eluzay, Yerimot, Bealías, Semarías y Sefatías, de
Jarif;
7 Elcaná, Isaías, Azarel, Yoézer, Yasobam, coreítas;
8 Yoelá y Zebadías, hijos de Yerojam, de Guedor.
9 Y hubo también gaditas que se pasaron a David en el
desierto, guerreros valientes, hombres de guerra, preparados para el
combate, diestros con el escudo y la lanza. Sus rostros, como rostros
de león, y ligeros como la gacela salvaje.
10 Su jefe era Ezer; Obadías, el segundo; Eliab, el
tercero;
11 Masmanná, el cuarto; Yirmeyá, el quinto;
12 Attay, el sexto; Eliel, el séptimo;
13 Yojanán, el octavo; Elzabad, el noveno;
14 Jeremías, el décimo; Makbannay, el undécimo;
15 estos eran, entre los hijos de Gad, jefes del
ejército; el menor mandaba sobre cien, y el mayor sobre mil.
16 Estos fueron los que atravesaron el Jordán en el
mes primero, cuando suele desbordarse por todas sus riberas, y
pusieron en fuga a todos los habitantes de los valles, a oriente y
occidente.
17 También vinieron al refugio, donde estaba David,
algunos de los hijos de Benjamín y Judá.
18 Presentóse David delante de ellos y les dijo: «Si
venís a mí en son de paz para ayudarme, mi corazón irá a una con
vosotros; pero si es para engañarme en favor de mis enemigos, sin que
hubiere violencia en mis manos, ¡véalo el Dios de nuestros padres y lo
castigue!»
19 Entonces el espíritu revistió a Amasay, jefe de
los Treinta: «¡A ti, David! ¡Contigo, hijo de Jesé! ¡Paz, paz a ti! ¡Y
paz a los que te ayuden, pues tu Dios te ayuda a ti!» David los recibió
y los puso entre los jefes de las tropas.
20 También de Manasés se pasaron algunos a David,
cuando éste iba con los filisteos a la guerra contra Saúl, aunque no
les ayudaron, porque los tiranos de los filisteos, habido consejo, le
despidieron, diciendo: «Se pasará a Saúl, su señor, con nuestras
cabezas.»
21 Cuando regresó a Siquelag, pasáronse a él algunos
de los hijos de Manasés: Adná, Yozabad, Yediel, Miguel, Yozabad, Elihú
y Silletay, jefes de millares de Manasés.
22 Estos ayudaron a David al frente de algunas
partidas, pues todos eran hombres valientes y llegaron a ser
jefes en el ejército.
23 Cada día, en efecto, acudía gente a David para
ayudarle, hasta que el campamento llegó a ser grande, como un
campamento de Dios.
24 Este es el número de los guerreros preparados para
la guerra que vinieron donde David, a Hebrón, para transferirle el
reino de Saúl, conforme a la orden de Yahveh.
25 De los hijos de Judá, llevando escudo y lanza,
6.800, armados para la guerra.
26 De los hijos de Simeón, hombres valerosos para la
guerra, 7.100.
27 De los hijos de Leví, 4.600.
28 Yehoyadá, príncipe de los hijos de Aarón, con
otros 3.700.
29 Sadoq, joven y valeroso, con veintidós jefes de su
casa paterna.
30 De los hijos de Benjamín, hermano de Saúl, 3.000;
hasta entonces la mayor parte de ellos habían permanecido fieles a la
casa de Saúl.
31 De los hijos de Efraím, 20.800 hombres valientes,
famosos en sus casas paternas.
32 De la media tribu de Manasés, 18.000, nominalmente
designados para ir a proclamar rey a David.
33 De los hijos de Isacar, duchos en discernir las
oportunidades y saber lo que Israel debía hacer, 200 jefes, y todos sus
hermanos bajo sus órdenes.
34 De Zabulón, 50.000 aptos para salir a campaña,
preparados para la batalla, provistos de todas las armas de guerra,
audaces en la lucha, con corazón entero.
35 De Neftalí, 1.000 jefes, y con ellos 37.000
hombres con escudo y lanza.
36 De los danitas, preparados para la batalla, 28.600.
37 De Aser, aptos para salir a campaña y preparados
para la batalla, 40.000.
38 Y de Transjordania, de los rubenitas, de los
gaditas y de la media tribu de Manasés, provistos de todos los
pertrechos de guerra para la batalla, 120.000.
39 Todos estos hombres de guerra, formados en orden
de batalla, vinieron a Hebrón con corazón entero para proclamar a David
rey sobre todo Israel; y los demás israelitas estaban unánimes en hacer
rey a David.
40 Permanecieron allí con David tres días comiendo y
bebiendo, porque sus hermanos les proveían.
41 Además, los que estaban cerca y hasta de Isacar,
Zabulón y Neftalí traían víveres en asnos, camellos, mulos y bueyes;
provisiones de harina, tortas de higos y pasas, vino, aceite, ganado
mayor y menor en abundancia; pues reinaba la alegría en Israel.
INICIO
1 Crónicas 13
1 Después de consultar David con los jefes de millar
y de ciento y con todos los caudillos,
2 dijo a toda la asamblea de Israel: «Si os parece
bien y la cosa viene de Yahveh, nuestro Dios, vamos a mandar un mensaje
a nuestros hermanos que han quedado a todas las regiones de Israel y,
además, a los sacerdotes y levitas en sus ciudades y ejidos, para
que se reúnan con nosotros;
3 y volvamos a traer a nuestro lado el arca de
nuestro Dios, ya que no nos hemos preocupado de ella desde los días de
Saúl.»
4 Toda la asamblea resolvió hacerlo así, pues la
propuesta pareció bien a todo el pueblo.
5 Congregó entonces David a todo Israel, desde Sijor
de Egipto hasta la Entrada de Jamat, para traer el arca de Dios desde
Quiryat Yearim.
6 Fue, pues, David, con todo Israel, hacia Baalá, a
Quiryat Yearim de Judá, para subir allí el arca del Dios que lleva el
Nombre de Yahveh que está sobre los querubines.
7 Cargaron el arca de Dios en una carreta nueva y se
la llevaron de la casa de Abinadab; Uzzá y Ajyó conducían la carreta.
8 David y todo Israel bailaban delante de Dios con
todas sus fuerzas, cantando y tocando cítaras, salterios, adufes,
címbalos y trompetas.
9 Al llegar a la era de Kidón, extendió Uzzá su mano
para sostener el arca, porque los bueyes amenazaban volcarla.
10 Se encendió contra Uzzá la ira de Yahveh y le
hirió por haber extendido su mano hacia el arca; y Uzzá murió allí
delante de Dios.
11 Se irritó David porque Yahveh había castigado a
Uzzá; y se llamó aquel lugar Peres de Uzzá hasta el día de hoy.
12 Y tuvo David aquel día miedo a Dios, y dijo:
«¿Cómo voy a llevar a mi casa el arca de Dios»
13 Y no trasladó David el arca de Dios a su casa, a
la Ciudad de David, sino que la hizo llevar a la casa de Obededom de
Gat.
14 El arca de Dios habitó tres meses en la casa de
Obededom. Y bendijo Yahveh la casa de Obededom y cuanto tenía.
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1 Crónicas 14
1 Jiram, rey de Tiro, envió a David mensajeros y
maderas de cedro, y también albañiles y carpinteros, para edificarle
una casa.
2 Y conoció David que Yahveh le había confirmado como
rey de Israel, pues había ensalzado su realeza por amor a Israel su
pueblo.
3 Tomó David otras mujeres en Jerusalén y engendró
mas hijos e hijas.
4 Estos son los nombres de los que tuvo en Jerusalén:
Sammúa, Sobab, Natán, Salomón,
5 Yibjar, Elisúa, Elpálet,
6 Nógah, Néfeg, Yafía,
7 Elisamá, Baalyadá y Elifélet.
8 Cuando los filisteos oyeron que David había sido
ungido rey sobre todo Israel, subieron todos en su busca. Lo supo David
y les salió al paso.
9 Llegaron los filisteos y se desplegaron por el
valle de Refaím.
10 Consultó David a Dios, diciendo: «¿Debo subir
contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?» Yahveh le
respondió: «Sube, pues yo los entregaré en tu mano.»
11 Y subieron a Baal Perasim, donde David los
derrotó. Dijo entonces David: «Dios ha abierto brecha entre mis
enemigos por mi mano, como una brecha de aguas.» Por eso se llamó a
aquel lugar Baal Perasim.
12 Abandonaron allí a sus ídolos, y dijo David:
«Arrojadlos al fuego.»
13 Otra vez invadieron los filisteos el valle,
14 y David volvió a consultar a Dios, y Dios le
contestó: «No subas contra ellos: da un rodeo y atácalos frente a las
balsameras.
15 Y cuando oigas el ruido de pasos en la copa de las
balsameras, saldrás a la batalla, porque Dios sale delante de ti para
derrotar el campamento de los filisteos.»
16 Hizo David como le había mandado Dios, y
derrotaron al campamento de los filisteos desde Gabaón hasta Guézer.
17 La fama de David se extendió por todas las
regiones, pues Yahveh le hizo temible a todas las naciones.
INICIO
1 Crónicas 15
1 Se hizo casas en la Ciudad de David, preparó un
lugar para el arca de Dios y le levantó una Tienda.
2 Entonces dijo David: «Solamente los levitas han de
llevar el arca de Dios, pues a ellos los escogió Yahveh para llevar el
arca de Yahveh y servirle por siempre.»
3 Congregó, pues, David a todo Israel en Jerusalén
para subir el arca de Yahveh al lugar que para ella había preparado.
4 David reunió también a los hijos de Aarón y a los
levitas:
5 De los hijos de Quehat: a Uriel, el jefe, y a sus
hermanos, 120;
6 de los hijos de Merarí: a Asaías, el jefe, y a sus
hermanos, 220;
7 de los hijos de Guersom: a Joel, el jefe, y a sus
hermanos, 130;
8 de los hijos de Elisafán: a Semaías, el jefe, y a
sus hermanos, doscientos;
9 de los hijos de Hebrón: a Eliel, el jefe, y a sus
hermanos, ochenta;
10 de los hijos de Uzziel: a Amminadab, el jefe, y a
sus hermanos, 112.
11 También llamó David a los sacerdotes Sadoq y
Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaiás, Eliel y
Amminadab,
12 y les dijo: «Vosotros sois los cabezas de familia
de los levitas. Santificaos, vosotros y vuestros hermanos, para subir
el arca de Yahveh, el Dios de Israel, al lugar que para ella tengo
preparado;
13 pues por no haber estado vosotros la vez primera,
Yahveh, nuestro Dios, hizo brecha en nosotros, ya que no le consultamos
conforme a la norma.»
14 Se santificaron, pues, los sacerdotes y los
levitas, para subir el arca de Yahveh, Dios de Israel.
15 Y los levitas trasladaron el arca de Dios a
hombros, como lo había ordenado Moisés, según la palabra de Yahveh,
llevando los varales sobre los hombros.
16 Dijo David a los jefes de los levitas que
dispusieran a sus hermanos los cantores, con instrumentos músicos,
salterios, cítaras y címbalos, para que los hiciesen resonar, alzando
la voz con júbilo.
17 Los levitas designaron a Hemán, hijo de Joel; y de
sus hermanos, a Asaf, hijo de Berekías; y de los hijos de Merarí,
hermanos suyos, a Etán, hijo de Cusaías.
18 Y con ellos, como segundos, a sus hermanos
Zacarías, hijo de Yaaziel, Semiramot, Yejiel, Unní, Eliab, Benaías,
Maaseías, Mattitías, Eliflehú, Miqneías, Obededom y Yeiel, porteros.
19 Los cantores Hemán, Asaf y Etán hacían resonar
címbalos de bronce.
20 Zacarías, Yaaziel, Semiramot, Yejiel, Unní, Eliab,
Maaseías y Benaías tenían salterios de tonos altos.
21 Mattitías, Eliflehú, Miqneías, Obededom, Yeiel y
Azazaías tenían cítaras de octava, para dirigir el canto.
22 Kenanías, jefe de los levitas encargados del
transporte, dirigía el traslado, porque era hombre entendido.
23 Berekías y Elcaná eran porteros del arca.
24 Sebanías, Josafat, Natanael, Amasay, Zacarías,
Benaías y Eliezer, sacerdotes, tocaban las trompetas delante del arca
de Dios. Obededom y Yejiyías eran porteros del arca.
25 Así pues, David los ancianos de Israel y los jefes
de millares, fueron a traer el arca de la alianza de Yahveh, desde la
casa de Obededom, con alborozo.
26 Y habiendo Dios ayudado a los levitas portadores
del arca de la alianza de Yahveh, sacrificaron siete becerros y siete
carneros.
27 David iba revestido de un manto de lino fino, lo
mismo que todos los levitas, que portaban el arca, los cantores y
Kenanías, el jefe que dirigía el traslado. Llevaba también David sobre
sí un efod de lino.
28 Todo Israel subía el arca de la alianza de Yahveh
entre clamores y resonar de cuernos, trompetas y címbalos, y haciendo
sonar los salterios y las cítaras.
29 Cuando el arca de la alianza de Yahveh entró en la
Ciudad de David, Mikal, hija de Saúl, estaba mirando por una ventana, y
vio al rey David que saltaba y bailaba, y le despreció en su corazón.
INICIO
1 Crónicas 16
1 Introdujeron el arca de Dios y la colocaron en
medio de la Tienda que David había hecho levantar para ella; y
ofrecieron ante Dios holocaustos y sacrificios de comunión.
2 Cuando David hubo acabado de ofrecer los
holocaustos y los sacrificios de comunión, bendijo al pueblo en nombre
de Yahveh,
3 y repartió a todo el pueblo de Israel, hombres y
mujeres, a cada uno una torta de pan, un pastel de dátiles y un
pastel de pasas.
4 David estableció los levitas que habían de hacer el
servicio delante del arca de Yahveh, celebrando, glorificando y
alabando a Yahveh, el Dios de Israel.
5 Asaf era el jefe; Zacarías era el segundo; luego
Uzziel, Semiramot, Yejiel, Mattitías, Eliab, Benaías, Obededom y Yeiel,
con salterios y cítaras. Asaf hacía sonar los címbalos.
6 Los sacerdotes Benaías y Yajaziel tocaban sin
interrupción las trompetas delante del arca de la alianza de Dios.
7 Aquel día David, alabando el primero a Yahveh,
entregó a Asaf y a sus hermanos este canto:
8 ¡Dad gracias a Yahveh, aclamad su nombre, divulgad
entre los pueblos sus hazañas!
9 ¡Cantadle, salmodiad para él, sus maravillas todas
recitad!
10 ¡Gloriaos en su santo Nombre, se alegre el corazón
de los que buscan a Yahveh!
11 ¡Buscad a Yahveh y su fuerza, id tras su rostro
sin descanso!
12 Recordad las maravillas que él ha hecho, sus
prodigios y los juicios de su boca,
13 raza de Israel, su servidor, hijos de Jacob, sus
elegidos.
14 El, Yahveh, es nuestro Dios, por toda la tierra
sus juicios.
15 Recordad para siempre su alianza, palabra que
impuso a mil generaciones;
16 lo que pactó con Abraham, el juramento que hizo a
Isaac.
17 Y que puso a Jacob como precepto, a Israel como
alianza eterna,
18 diciendo: «Yo te daré la tierra de Canaán, por
parte de vuestra herencia»,
19 cuando erais escasa gente, poco numerosos, y
forasteros allí.
20 Cuando iban de nación en nación desde un reino a
otro pueblo,
21 a nadie permitió oprimirles. Por ellos castigó a
los reyes.
22 «Guardaos de tocar a mis ungidos ni mal alguno
hagáis a mis profetas.»
23 Cantad a Yahveh toda la tierra anunciad su
salvación día tras día.
24 Contad su gloria a las naciones, a todos los
pueblos sus maravillas.
25 Que es grande Yahveh y muy digno de alabanza, más
temible que todos los dioses.
26 Porque nada son todos los dioses de los pueblos,
mas Yahveh los cielos hizo.
27 Gloria y majestad están ante él, fortaleza y
alegría en su Morada.
28 ¡Rendid a Yahveh, familias de los pueblos, rendid
a Yahveh gloria y poder!
29 ¡Rendid a Yahveh la gloria de su Nombre! Traed
ofrendas y en sus atrios entrad. ¡Postraos ante Yahveh en esplendor
sagrado!
30 ¡Tiemble ante su faz la tierra entera! El orbe
está seguro, no vacila.
31 Alégrense los cielos y la tierra jubile. Decid
entre las gentes: «¡Yahveh es rey!»
32 ¡Retumbe el mar y cuanto encierra! ¡Exulte el
campo y cuanto en él existe!
33 Griten de júbilo los árboles de los bosque ante
Yahveh, pues viene a juzgar la tierra.
34 ¡Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es
eterno su amor!
35 Y decid: «¡Sálvanos, oh Dios de nuestra salvación!
Reúnenos y líbranos de las naciones, para dar gracias a tu Nombre santo
y gloriarnos en tu alabanza.»
36 Bendito sea Yahveh, el Dios de Israel, por
eternidad de eternidades.» Y todo el pueblo dijo: «Amén.» Y alabó a
Yahveh.
37 David dejó allí, ante el arca de la alianza de
Yahveh, a Asaf y a sus hermanos, para el ministerio continuo delante
del arca, según el rito de cada día;
38 y a Obededom, con sus hermanos, en número de 68, y
a Obededom, hijo de Yedutún, y a Josá, como porteros;
39 y el sacerdote Sadoq y a sus hermanos, los
sacerdotes, delante de la Morada de Yahveh, en el alto de Gabaón,
40 para que ofreciesen continuamente holocaustos a
Yahveh en el altar de los holocaustos, por la mañana y por la tarde,
según todo lo escrito en la Ley que Yahveh había mandado a Israel.
41 Con ellos estaban Hemán y Yedutún y los restantes
escogidos y nominalmente designados para alabar a Yahveh: «Porque es
eterno su amor.»
42 Y con ellos, Hemán y Yedutún, que hacían sonar
trompetas, címbalos e instrumentos para los cánticos de Dios. Los hijos
de Yedutún eran porteros.
43 Luego, todo el pueblo se fue, cada cual a su casa;
también David se volvió para bendecir su casa.
INICIO
1 Crónicas 17
1 Morando ya David en su casa, dijo a Natán, profeta:
«Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el arca de la alianza
de Yahveh está bajo pieles.»
2 Respondió Natán a David: «Haz todo cuanto tienes en
tu corazón, porque Dios está contigo.»
3 Pero aquella misma noche vino la palabra de Dios a
Natán en estos términos:
4 «Vete y di a mi siervo David: Así dice Yahveh: No
serás tú quien me edifique Casa para que habite yo en ella.
5 Pues no he habitado en casa alguna desde el día en
que hice subir a los israelitas hasta el día de hoy; sino que he andado
de tienda en tienda y de morada en morada.
6 En todo el tiempo que he ido de un lado para otro
con todo Israel, ¿he dicho acaso a alguno de los Jueces de Israel, a
los que mandé me apacentaran a mi pueblo: Por qué no me edificáis una
Casa de cedro?
7 Di, pues, ahora esto a mi siervo David: Así habla
Yahveh Sebaot: Yo te he tomado del pastizal, de detrás del rebaño, para
que seas caudillo de mi pueblo Israel.
8 He estado contigo donde quiera que has ido, he
eliminado a todos tus enemigos de delante de ti y voy a hacerte
un nombre grande como el nombre de los grandes de la tierra.
9 Fijaré un lugar a mi pueblo Israel, y lo plantaré
allí para que more en él; no será ya perturbado, y los malhechores no
seguirán oprimiéndole como al principio,
10 y como en los días en que instituí Jueces sobre mi
pueblo Israel. Someteré a todos tus enemigos. Yahveh te anuncia que
Yahveh te edificará una casa.
11 Cuando se cumplan tus días para ir con tus padres,
afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas y
consolidaré su reino.
12 El me edificará un Casa y yo afirmaré su trono
para siempre.
13 Yo seré para él un padre, y él será para mi un
hijo, y no apartaré de él mi amor, como le aparté de aquel que fue
antes de ti.
14 Yo le estableceré en mi Casa y en mi reino para
siempre, y su trono estará firme eternamente.»
15 Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda
esta visión, habló Natán a David.
16 Entró entonces el rey David, se sentó delante de
Yahveh y dijo: «¿Quien soy yo, oh Yahveh Dios, y qué mi casa, que me
has traído hasta aquí?
17 Y aun esto es poco a tus ojos, oh Dios, que hablas
también a la casa de tu siervo para el futuro lejano y me miras como si
fuera un hombre distinguido, oh Yahveh Dios.
18 ¿Qué más podrá añadirte David por la gloria que
concedes a tu siervo?
19 Oh Yahveh, por amor de tu siervo, y según tu
corazón, has hecho todas estas cosas tan grandes, para manifestar todas
estas grandezas.
20 Oh Yahveh, nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti,
según todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
21 Y ¿qué otro pueblo hay sobre la tierra como tu
pueblo Israel, a quien un dios haya ido a rescatar para hacerle su
pueblo, dándole renombre por medio de obras grandes y terribles,
arrojando naciones de delante de tu pueblo al que rescataste de Egipto?
22 Tú has constituido a Israel tu pueblo como pueblo
tuyo para siempre; y tú, Yahveh, te has hecho su Dios.
23 Ahora, pues, oh Yahveh, mantén firme eternamente
la palabra que has dirigido a tu siervo y a su casa; y haz según
tu palabra.
24 Sí, sea firme; y sea tu nombre por siempre
engrandecido, y que diga: “Yahveh Sebaot, el Dios de Israel, es el Dios
para Israel.” Y que la casa de tu siervo David subsista en tu presencia.
25 Ya que tú, oh Dios mío, has revelado a tu siervo
que vas a edificarle una casa, por eso tu siervo ha encontrado valor
para orar en tu presencia.
26 Ahora, pues, Yahveh, tú eres Dios, y tú has
prometido esta dicha a tu siervo.
27 Y ahora te has dignado bendecir la casa de tu
siervo, para que permanezca por siempre en tu presencia, porque lo que
tú bendices, Yahveh, queda bendito por siempre.»
INICIO
1 Crónicas 18
1 Después de esto, batió David a los filisteos y los
humilló, tomando Gat y sus dependencias de manos de los filisteos.
2 Batió también a los moabitas, que quedaron
sometidos a David, pagando tributo.
3 Batió David a Hadadézer, rey de Sobá, en Jamat,
cuando éste iba a establecer su dominio sobre el río Eufrates.
4 David apresó mi carros, 7.000 soldados de carro y
20.000 hombres de a pie; David desjarretó toda la caballería de los
carros, reservando cien tiros.
5 Los arameos de Damasco vinieron en socorro de
Hadadézer, rey de Sobá, y David hizo 22.000 bajas a los arameos.
6 Estableció David gobernadores en Aram de Damasco, y
los arameos quedaron sometidos a David, pagando tributo. Yahveh hizo
triunfar a David doquiera que iba.
7 Tomó David los escudos de oro que llevaban los
servidores de Hadadézer y los llevó a Jerusalén.
8 De Tibjat y Kun, ciudades de Hadadézer, tomó David
una gran cantidad de bronce, con el cual hizo Salomón el Mar de bronce,
las columnas y los utensilios de bronce.
9 Cuando Tou, rey de Jamat, supo que David había
derrotado a todas las fuerzas de Hadadézer, rey de Sobá,
10 envió a Hadoram, su hijo, donde el rey David para
saludarle y para felicitarle por haber atacado y vencido a Hadadézer,
ya que Tou estaba en guerra con Hadadézer. Traía Hadoram toda clase de
objetos de oro, de plata y de bronce.
11 El rey David los consagró también a Yahveh, con la
plata y el oro que había tomado a todas las naciones: a Edom, a Moab, a
los ammonitas, a los filisteos y a los amalecitas.
12 Abisay, hijo de Sarvia, derrotó en el Valle de la
Sal a 18.000 edomitas;
13 puso gobernadores en Edom; y todos los edomitas
quedaron sometidos a David. Yahveh hizo triunfar a David
dondequiera iba.
14 Reinó David sobre todo Israel administrando
derecho y justicia a todo el pueblo.
15 Joab, hijo de Sarvia, era jefe del ejército;
Josafat, hijo de Ajilud, era el heraldo;
16 Sadoq, hijo de Ajitub, y Ajimélek, hijo de
Abiatar, eran sacerdotes; Savsá era secretario;
17 Benaías, hijo de Yehoyadá, mandaba a los kereteos
y a los peleteos, y los hijos de David eran los primeros junto al rey.
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1 Crónicas 19
1 Después de esto, murió Najas, rey de los ammonitas,
y en su lugar reinó su hijo.
2 Dijo entonces David: «Tendré con Janún, hijo de
Najás, la misma benevolencia que su padre tuvo conmigo.» Y envió David
mensajeros para que le consolaran por su padre. Pero cuando los
servidores de David llegaron al país de los ammonitas, donde Janún,
para consolarle,
3 dijeron los príncipes de los ammonitas a Janún: «¿
Es que David ha enviado a consolarte porque quiere hacer honor a tu
padre ante tus ojos? ¿No han venido a ti sus servidores más bien para
explorar y destruir y para espiar el país?»
4 Prendió, pues, Janún a los servidores de David, les
rapó, cortó a media altura sus vestidos, y los despachó.
5 Fueron a avisar a David lo de estos hombres; y él
envió gente a su encuentro, porque los hombres estaban cubiertos de
vergüenza. El rey les dijo: «Quedaos en Jericó hasta que os crezca la
barba y después volveréis.»
6 Cuando los ammonitas vieron que se habían hecho
odiosos a David, Janún y los ammonitas enviaron mil talentos de plata
para tomar a sueldo carros y hombres de carro de Aram de Mesopotamia,
de Aram de Maaká y de Sobá.
7 Tomaron a sueldo 32.000 carros y al rey de Maaká
con su ejército, los cuales vinieron y acamparon frente a Medebá. Los
ammonitas se congregaron también desde sus ciudades y salieron a
campaña.
8 David lo supo y envió a Joab con toda la tropa y
con los valientes.
9 Salieron a campaña los ammonitas y se ordenaron en
batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los reyes que habían
venido estaban aparte en el campo.
10 Viendo Joab que tenía un frente de combate por
delante y otro por detrás escogió los mejores de Israel y los puso en
línea contra Aram.
11 Puso el resto del ejército al mando de su hermano
Abisay y lo ordenó en batalla frente a los ammonitas.
12 Dijo Joab: «Si los arameos me dominan, ven en mi
ayuda; y si los hijos de Ammón te dominan a ti, iré en tu socorro.
13 ¡Ten fortaleza y esforcémonos por nuestro pueblo y
por las ciudades de nuestro Dios! ¡Y que Yahveh haga lo que bien le
parezca!»
14 Y avanzó Joab con su ejercito para luchar contra
los arameos, que huyeron delante de él.
15 Viendo los ammonitas que los arameos emprendían la
fuga, huyeron también ellos ante Abisay, hermano de Joab, y entraron en
la ciudad, mientras que Joab volvió a Jerusalén.
16 Al ver los arameos que habían sido vencidos por
Israel, enviaron emisarios para hacer venir a los arameos del
otro lado del Río; venía a su cabeza Sofak, jefe de las tropas de
Hadadézer.
17 Se dio aviso a David, que reuniendo a todo Israel
pasó el Jordán, llegó donde ellos estaban y tomó posiciones frente a
ellos. Se puso David en orden de batalla contra los arameos y éstos
trabaron combate con él.
18 Huyeron los arameos ante Israel; y David mató a
los arameos 7.000 hombres de carro y 40.000 hombres de a pie. Mató
también a Sofak, jefe del ejército.
19 Cuando los vasallos de Hadadézer vieron que habían
sido derrotados por Israel, hicieron la paz con David y le quedaron
sometidos; y los arameos no se atrevieron a seguir ayudando a los
ammonitas.
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1 Crónicas 20
1 A la vuelta del año, al tiempo que los reyes salen
a campaña, llevó Joab el grueso del ejército y asoló el país de los
ammonitas; después fue a poner sitio a Rabbá. Mientras, David se quedó
en Jerusalén. Entretanto Joab derrotó a Rabbá y la destruyó.
2 David tomó de la cabeza de Milkom la corona y
encontró que pesaba un talento de oro. Había en ella una piedra
preciosa que fue puesta en la cabeza de David, y se llevó un enorme
botín de la ciudad.
3 Hizo salir a la gente que había en ella y la empleó
en las sierras, en los trillos de dientes de hierro y en las
hachas de hierro. Hizo lo mismo con todas las ciudades de los
ammonitas, y David se volvió con todo su ejército a Jerusalén.
4 Después de esto, tuvo lugar una batalla en Guézer
contra los filisteos; entonces Sibbekay, jusatita, mató a Sippay, uno
de los descendientes de Rafá. Los filisteos fueron sometidos.
5 Hubo otra guerra contra los filisteos, y Eljanán,
hijo de Yaír, mató a Lajmí, hermano de Goliat el de Gat, el asta de su
lanza era como un enjullo de tejedor.
6 Hubo guerra de nuevo en Gat y había un hombre de
gran estatura, que tenía veinticuatro dedos, seis en cada extremidad.
También éste descendía de Rafá.
7 Desafió a Israel y le mató Jonatán, hijo de Simá,
hermano de David.
8 Estos descendían de Rafá de Gat y sucumbieron a
manos de David y de sus veteranos.
INICIO
1 Crónicas 21
1 Alzóse Satán contra Israel, e incitó a David a
hacer el censo del pueblo.
2 Dijo, pues, David a Joab y a los jefes del
ejército: «Id, contad los israelitas desde Berseba hasta Dan, y volved
después para que yo sepa su número.»
3 Respondió Joab: «¡Multiplique Yahveh su pueblo cien
veces más de lo que es! ¿Acaso no son, oh rey mi señor, todos ellos
siervos de mi señor? ¿Por qué, pues, pide esto mi señor? ¿Por qué
acarrear culpa sobre Israel?»
4 Pero prevaleció la orden del rey sobre Joab, de
modo que éste salió y recorrió todo Israel, volviéndose después a
Jerusalén.
5 Joab entregó a David la cifra del censo del pueblo:
había en todo Israel 1.100.000 hombres capaces de manejar las armas;
había en Judá 470.000 hombres capaces de manejar las armas.
6 No incluyó en este censo a Leví y Benjamín, porque
Joab detestaba la orden del rey.
7 Desagradó esto a Dios, por lo cual castigó a Israel.
8 Entonces dijo David a Dios: «He cometido un gran
pecado haciendo esto. Pero ahora perdona, te ruego, la falta de tu
siervo, pues he sido muy necio.»
9 Y Yahveh habló a Gad, vidente de David, en estos
términos:
10 «Anda y di a David: Así dice Yahveh: Tres cosas te
propongo; elige una de ellas y la llevaré a cabo.»
11 Llegó Gad donde David y le dijo: «Así dice Yahveh:
Elige para ti:
12 tres años de hambre, o tres meses de derrotas ante
tus enemigos, con la espada de tus enemigos a la espalda, o bien tres
días durante los cuales la espada de Yahveh y la peste anden por la
tierra y el ángel de Yahveh haga estragos en todo el territorio
de Israel. Ahora, pues, mira qué debo responder al que me envía.»
13 David respondió a Gad: «Estoy en gran angustia.
Pero ¡caiga yo en manos de Yahveh, que es grande su misericordia, y no
caiga en manos de los hombres!»
14 Yahveh envió la peste sobre Israel, y cayeron de
Israel 70.000 hombres.
15 Mandó Dios un ángel contra Jerusalén para
destruirla; pero cuando ya estaba destruyéndola, miró Yahveh y se
arrepintió del estrago, y dijo al ángel Exterminador: «¡Basta ya;
retira tu mano!» El ángel de Yahveh estaba junto a la era de Ornán el
jebuseo.
16 Alzando David los ojos vio al ángel de Yahveh que
estaba entre la tierra y el cielo con una espada desenvainada en su
mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos,
cubiertos de sayal, cayeron rostro en tierra.
17 Y dijo David a Dios: «Yo fui quien mandé hacer el
censo del pueblo. Yo fui quien pequé, yo cometí el mal; pero estas
ovejas, ¿qué han hecho? ¡Oh Yahveh, Dios mío, caiga tu mano sobre mí y
sobre la casa de mi padre, y no haya plaga entre tu pueblo!»
18 Entonces el ángel de Yahveh dijo a Gad que diera a
David la orden de subir para alzar un altar a Yahveh en la era de
Ornán el jebuseo.
19 Subió David, según la orden que Gad le había dado
en nombre de Yahveh.
20 Ornán, que estaba trillando el trigo, se volvió y,
al ver al ángel, él y sus cuatro hijos se escondieron.
21 Cuando David llegó junto a Ornán, miró Ornán y,
viendo a David, salió de la era y postróse ante David, rostro en tierra.
22 Dijo David a Ornán: «Dame el sitio de esta era
para erigir en él un altar a Yahveh - dámelo por su justo valor en
plata - para que la plaga se retire del pueblo.»
23 Respondió Ornán a David: «Tómalo, y haga mi señor
el rey lo que bien le parezca. Mira que te doy los bueyes para
holocaustos, los trillos para leña y el trigo para la ofrenda; todo te
lo doy.»
24 Replicó el rey David a Ornán: «No; quiero
comprártelo por su justo precio, pues no tomaré para Yahveh lo que es
tuyo, ni ofreceré holocaustos de balde.»
25 Y David dio a Ornán por el sitio la suma de
seiscientos siclos de oro.
26 David erigió allí un altar a Yahveh y ofreció
holocaustos y sacrificios de comunión e invocó a Yahveh, el cual le
respondió con fuego del cielo sobre el altar del holocausto.
27 Entonces Yahveh ordenó al ángel que volviera la
espada a la vaina.
28 En aquel tiempo, al ver David que Yahveh le había
respondido en la era de Ornán el jebuseo, ofreció allí sacrificios.
29 Pues la Morada de Yahveh, que Moisés había hecho
en el desierto, y el altar de los holocaustos, estaban a la sazón en el
alto de Gabaón;
30 pero David no se había atrevido a presentarse
delante de Dios para consultarle, porque estaba aterrado ante la
espada del ángel de Yahveh.
INICIO
1 Crónicas 22
1 Entonces dijo David: «¡Aquí está la Casa de Yahveh
Dios, y aquí el altar de los holocaustos para Israel!»
2 Mandó, pues, David reunir a los forasteros
residentes en la tierra de Israel, y designó canteros que
preparasen piedras talladas para la construcción de la Casa de
Dios.
3 Preparó también David hierro en abundancia para la
clavazón de las hojas de las puertas y para las grapas, incalculable
cantidad de bronce,
4 y madera de cedro innumerable, pues los sidonios y
los tirios trajeron a David madera de cedro en abundancia.
5 Porque David se decía: «Mi hijo Salomón es todavía
joven y débil, y la Casa que ha de edificarse para Yahveh debe ser
grandiosa sobre toda ponderación, para tener nombre y gloria en todos
los países. Así que le haré yo los preparativos.» Hizo David, en
efecto, grandes preparativos antes de su muerte.
6 Después llamó a su hijo Salomón y le mandó que
edificase una Casa para Yahveh, el Dios de Israel.
7 Dijo David a Salomón: «Hijo mío, yo había deseado
edificar una Casa al nombre de Yahveh, mi Dios.
8 Pero me fue dirigida la palabra de Yahveh, que me
dijo: “Tú has derramado mucha sangre y hecho grandes guerras; no podrás
edificar tú la Casa a mi nombre, porque has derramado en tierra mucha
sangre delante de mí.
9 Mira que te va a nacer un hijo, que será hombre de
paz; le concederé paz con todos sus enemigos en derredor, porque
Salomón será su nombre y en sus días concederé paz y tranquilidad a
Israel.
10 El edificará una Casa a mi nombre; él será para mí
un hijo y yo seré para él un padre y consolidaré el trono de su reino
sobre Israel para siempre.”
11 Ahora, pues, hijo mío, que Yahveh sea contigo,
para que logres edificar la Casa de Yahveh tu Dios, como él de ti lo ha
predicho.
12 Quiera Yahveh concederte prudencia y entendimiento
y darte órdenes sobre Israel, para que guardes la Ley de Yahveh tu Dios.
13 No prosperarás si no cuidas de cumplir los
decretos y las normas que Yahveh ha prescrito a Moisés para Israel. ¡Sé
fuerte y ten buen ánimo! ¡No temas ni desmayes!
14 Mira lo que yo he preparado en mi pequeñez para la
Casa de Yahveh: 100.000 talentos de oro, un millón de talentos de
plata y una cantidad de cobre y de hierro incalculable por su
abundancia. He preparado también maderas y piedras que tú podrás
aumentar.
15 Y tienes a mano muchos obreros, canteros,
artesanos en piedra y en madera, expertos en toda clase de obras.
16 El oro, la plata, el bronce y el hierro son sin
número. ¡Levántate, pues! Manos a la obra y que Yahveh sea contigo.»
17 Mandó David a todos los jefes de Israel que
ayudasen a su hijo Salomón:
18 «¿No está con vosotros Yahveh vuestro Dios? ¿Y no
os ha dado paz por todos lados? Pues él ha entregado en mis manos a los
habitantes del país y el país está sujeto ante Yahveh y ante su pueblo.
19 Aplicad ahora vuestro corazón y vuestra alma a
buscar a Yahveh vuestro Dios. Levantaos y edificad el santuario
de Yahveh Dios, para trasladar el arca de la alianza de Yahveh y los
utensilios del santuario de Dios a la Casa que ha de edificarse al
Nombre de Yahveh.»
INICIO
1 Crónicas 23
1 Viejo ya David y colmado de días, proclamó a su
hijo Salomón rey de Israel.
2 Reunió a todos los jefes de Israel, a los
sacerdotes y a los levitas,
3 y se hizo el censo de los levitas de treinta años
para arriba; su número, contado por cabezas uno a uno, fue de 38.000
varones.
4 De éstos, 24.000 estaban al frente del servicio de
la Casa de Yahveh; 6.000 eran escribas y jueces,
5 4.000 eran porteros y 4.000 alababan a Yahveh con
los instrumentos que David había fabricado para rendir alabanzas.
6 David los distribuyó por clases, según los hijos de
Leví: Guersón, Quehat y Merarí.
7 De los guersonitas: Ladán y Simí.
8 Hijos de Ladán: Yejiel, el primero, Zetam y Joel,
tres.
9 Hijos de Simí: Selomit, Jaziel y Harán, tres. Estos
son los jefes de las casas paternas de Ladán.
10 Hijos de Simí: Yájat, Zizá, Yeús y Beriá. Estos
eran los cuatro hijos de Simí.
11 Yájat era el jefe, Zizá, el segundo, Yeús y Beriá
no tuvieron muchos hijos, por lo cual representaron en el censo una
sola casa paterna.
12 Hijos de Quehat: Amram, Yishar, Hebrón y Uzziel,
cuatro.
13 Hijos de Amram: Aarón y Moisés. Aarón fue
separado, juntamente con sus hijos, para consagrar por siempre las
cosas sacratísimas, para quemar incienso ante Yahveh, para servirle y
para bendecir en su nombre por siempre.
14 En cuanto a Moisés, varón de Dios, sus hijos
fueron contados en la tribu de Leví.
15 Hijos de Moisés: Guersom y Eliezer.
16 Hijos de Guersom: Sebuel, el primero.
17 Hijos de Eliezer: Rejabías, el primero. Eliezer no
tuvo más hijos, pero los hijos de Rejabías fueron muy numerosos.
18 Hijos de Yishar: Selomit, el primero,
19 Hijos de Hebrón: Yeriyyías, el primero, Amarías,
el segundo, Yajaziel, el tercero y Yecamam, el cuarto.
20 Hijos de Uzziel: Miká, el primero y Yissías el
segundo.
21 Hijos de Merarí: Majlí y Musí. Hijos de Majlí:
Eleazar y Quis.
22 Eleazar murió sin tener hijos; sólo tuvo hijas, a
las que los hijos de Quis, sus hermanos, tomaron por mujeres.
23 Hijos de Musí: Majlí, Eder y Yeremot, tres.
24 Estos son los hijos de Leví, según sus casas
paternas, los cabezas de familia, según el censo de ellos, contados
nominalmente uno por uno. Estaban encargados del servicio de la Casa de
Yahveh desde la edad de veinte años en adelante.
25 Pues David había dicho: «Yahveh, el Dios de
Israel, ha dado reposo a su pueblo y mora en Jerusalén para siempre.
26 Y en cuanto a los levitas, ya no tendrán que
transportar la Morada, con todos los utensilios de su servicio.»
27 Conforme a estas últimas disposiciones de David,
se hizo el cómputo de los hijos de Leví de veinte años para arriba.
28 Estaban a las órdenes de los hijos de Aarón, para
el servicio de la Casa de Yahveh, teniendo a su cargo los atrios y las
cámaras, la limpieza de todas las cosas sagradas y la obra del servicio
de la Casa de Dios;
29 asimismo tenían a su cargo disponer en filas los
panes, la flor de harina para la oblación, las tortas sin levadura, lo
frito en la sartén, lo cocido y toda clase de medidas de capacidad y
longitud.
30 «Tenían que estar presentes todas las mañanas y
todas las tardes para celebrar y alabar a Yahveh
31 y para ofrecer todos los holocaustos a Yahveh en
los sábados, novilunios y solemnidades, según su número y su rito
especial, delante de Yahveh para siempre,
32 guardando en el servicio de la Casa de Dios el
ritual de la Tienda del Encuentro, el ritual del santuario y el ritual
de los hijos de Aarón, sus hermanos.
INICIO
1 Crónicas 24
1 Estas son las clases de los hijos de Aarón. Hijos
de Aarón: Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar.
2 Nadab y Abihú murieron antes que su padre, sin
tener hijos, de modo que ejercieron las funciones sacerdotales Eleazar
e Itamar.
3 David, junto con Sadoq, de los hijos de Itamar, los
clasificó y los inscribió en el registro según sus funciones.
4 Se hallaron entre los hijos de Eleazar más varones
que entre los hijos de Itamar, por lo que se dividió a los hijos de
Eleazar en dieciséis jefes de casas paternas; y a los hijos de Itamar,
en ocho jefes de casas paternas.
5 Los repartieron por suertes a unos y otros; porque
había jefes del santuario y jefes de Dios, tanto entre los hijos de
Eleazar como entre los hijos de Itamar.
6 Semaías, hijo de Natanael, escriba, uno de los
levitas, los inscribió en presencia del rey y de los jefes, y en
presencia del sacerdote Sadoq, de Ajimélek, hijo de Abiatar, y de los
jefes de familias sacerdotales y levíticas. Se sacaba a suertes: una
vez para Itamar y dos veces para Eleazar.
7 Tocó la primera suerte a Yehoyarib; la segunda a
Yedaías;
8 la tercera a Jarim; la cuarta a Seorim;
9 la quinta a Malkiyías; la sexta a Miyyamín;
10 la séptima a Haqcós; la octava a Abías;
11 la novena a Yesúa; la décima a Sekanías;
12 la once a Elyasib; la doce a Yaquín;
13 la trece a Juppá; la catorce a Yisbáal;
14 la quince a Bilgá; la dieciséis a Immer;
15 la diecisiete a Jezir; la dieciocho a Happissés;
16 la diecinueve a Petajías; la veinte a Ezequiel;
17 la veintiuna a Yakín; la veintidós a Gamul;
18 la veintitrés a Delaías; la veinticuatro a Maazías.
19 Fueron inscritos en el registro según sus
servicios para entrar en la Casa de Yahveh conforme al reglamento que
Yahveh, el Dios de Israel, había prescrito por medio de Aarón, padre de
ellos.
20 Respecto de los otros hijos de Leví: De los hijos
de Amram: Subael. De los hijos de Subael: Yejdeías.
21 De Rejabías: de los hijos de Rejabías, Yissiyías
era el primero.
22 De los yisharitas, Selomot; de los hijos de
Selomot, Yájat.
23 Hijos de Hebrón: Yeriyías, el primero; Amarías, el
segundo; Yajaziel, el tercero; Yecamam, el cuarto.
24 Hijos de Uzziel: Miká; de los hijos de Miká, Samir;
25 Yissiyías era hermano de Miká; de los hijos de
Yissiyías, Zacarías.
26 Hijos de Merarí: Majlí y Musí. Hijos de Yaaziyías,
su hijo;
27 hijos de Metarí por la línea de Yaaziyías, su
hijo: Soham, Zakkur e Ibrí.
28 De Majlí: Eleazar, que no tuvo hijos.
29 De Quis: los hijos de Quis: Yerajmeel.
30 Hijos de Musí: Majlí, Eder y Yerimot. Estos fueron
los hijos de los levitas según sus casas paternas.
31 También éstos entraron en suerte de la misma
manera que sus hermanos, los hijos de Aarón, en presencia del rey
David, Sadoq, Ajimélek y los cabezas de familias sacerdotales y los
levitas, siendo tratadas las primeras familias igual que las últimas.
INICIO
1 Crónicas 25
1 David y los jefes del ejército separaron para el
servicio a los hijos de Asaf, Hemán y Yedutún, profetas, que cantaban
con cítaras, salterios y címbalos. Este es el número de personas que se
encargaban de este servicio:
2 De los hijos de Asaf: Zakkur, José, Netanías,
Asarelá, hijos de Asaf, bajo la dirección de Asaf, que profetizaba
según las órdenes del rey.
3 De Yedutún: los hijos de Yedutún: Guedalías, Serí,
Isaías, Jasabías y Mattitías, seis, bajo la dirección de su padre
Yedutún que profetizaba al son de la cítara para celebrar y alabar a
Yahveh.
4 De Hemán: los hijos de Hemán: Buqquiyías,
Mattanías, Uzziel, Sebuel, Yerimot, Jananías, Jananí, Eliyatá,
Guiddaltí, Romamti Ezer, Yosbecasa, Mallotí, Hotir, Majaziot.
5 Todos estos eran hijos de Hemán, vidente del rey; a
las palabras de Dios debían hacer sonar la trompa. Dios había dado a
Hemán catorce hijos y tres hijas.
6 Todos ellos se hallaban bajo la dirección de su
padre para el canto de la Casa de Yahveh, con címbalos, salterios y
cítaras al servicio de la Casa de Dios, siguiendo las indicaciones del
rey, de Asaf, Yedutún y Hemán.
7 Su número, contando a sus hermanos, los que estaban
instruidos en el canto de Yahveh, todos ellos maestros, era de 288.
8 Echaron a suertes el turno del servicio, tanto el
pequeño como el grande, el maestro como el discípulo.
9 La primera suerte recayó sobre el asafita José; la
segunda sobre Guedalías con sus hermanos e hijos, doce;
10 la tercera, sobre Zakkur, sus hijos y hermanos,
doce;
11 la cuarta sobre Yisrí, sus hijos y hermanos, doce;
12 la quinta sobre Netanías, sus hijos y hermanos,
doce;
13 la sexta sobre Buqquiyías, sus hijos y hermanos,
doce;
14 la séptima sobre Yesarela, sus hijos y hermanos,
doce;
15 la octava sobre Isaías, sus hijos y hermanos, doce;
16 la novena sobre Mattanías, sus hijos y hermanos,
doce;
17 la décima sobre Simí, sus hijos y hermanos, doce;
18 la once sobre Azarel, sus hijos y hermanos, doce;
19 la doce sobre Jasabías, sus hijos y hermanos, doce;
20 la trece, sobre Subael, sus hijos y hermanos, doce
21 la catorce, sobre Mattitías, sus hijos y hermanos,
doce;
22 la quince, sobre Yeremot, sus hijos y hermanos,
doce;
23 la dieciséis, sobre Jananías, sus hijos y
hermanos, doce;
24 la diecisiete, sobre Yosbecasa, sus hijos y
hermanos, doce;
25 la dieciocho, sobre Jananí, sus hijos y hermanos,
doce;
26 la diecinueve, sobre Mallotí, sus hijos y
hermanos, doce;
27 la veinte, sobre Eliyatá, sus hijos y hermanos,
doce;
28 la veintiuna, sobre Hotir, sus hijos y hermanos,
doce;
29 la veintidós, sobre Guiddaltí, sus hijos y
hermanos, doce;
30 la veintitrés, sobre Majaziot, sus hijos y
hermanos, doce;
31 la veinticuatro, sobre Romamti Ezer, sus hijos y
hermanos, doce.
INICIO
1 Crónicas 26
1 Estas son las clases de porteros: De los coreítas:
Meselemías, hijo de Qoré, de los hijos de Ebyasaf.
2 Meselemías tuvo hijos: el primogénito, Zacarías; el
segundo, Yediael; el tercero, Zebadías; el cuarto, Yatniel;
3 el quinto, Elam; el sexto, Yehojanán; el séptimo,
Elyehoenay.
4 Hijos de Obededom: Semaías, el primogénito;
Yehozabad, el segundo; Yoaj, el tercero; Sakar, el cuarto; Natanael, el
quinto;
5 Amiel, el sexto; Isacar el séptimo; Peulletay, el
octavo; pues Dios le había bendecido.
6 A su hijo Semaáis le nacieron hijos, que se
impusieron en sus familias paternas, pues eran hombres valerosos.
7 Hijos de Semaáis: Otní, Rafael, Obed, Elzabad y sus
hermanos, hombres valerosos, Elihú y Semakías.
8 Todos estos eran hijos de Obededom; ellos y sus
hijos y sus hermanos eran hombres de gran valor para el servicio. 62 de
Obededom.
9 Meselemías tuvo hijos y hermanos, dieciocho hombres
valerosos.
10 Josá, de los hijos de Merarí, tuvo como hijos a
Simrí, el primero, pues aunque no fue el primogénito, su padre le puso
al frente;
11 Jilquías, el segundo; Tebalías, el tercero;
Zacarías, el cuarto. El total de los hijos y hermanos de Josá fue de
trece.
12 Estas secciones de los porteros, los jefes, igual
que sus hermanos, tenían el cuidado del ministerio de la Casa de Yahveh.
13 Echaron suertes para cada puerta, sobre pequeños y
grandes, con arreglo a sus casas paternas.
14 Para la puerta oriental cayó la suerte sobre
Selemías. Después echaron suertes: tocó la parte norte a su hijo
Zacarías, que era un prudente consejero.
15 A Obededom le tocó el sur, y a sus hijos los
almacenes.
16 A Supplim y a Josá, el occidente, con la puerta
del tronco abatido, en el camino de la subida, correspondiéndose un
puesto de guardia con el otro.
17 Al oriente seis por día, al norte cuatro por día,
al mediodía cuatro por día y en los almacenes de dos en dos;
18 en el Parbar, a occidente, había cuatro para la
subida, dos para el Parbar.
19 Estas son las clases de los porteros, de entre los
hijos de los coreítas y de los hijos de Merarí.
20 Los levitas, sus hermanos, custodiaban los tesoros
de la Casa de Dios, y los tesoros de las cosas sagradas.
21 Los hijos de Ladán, hijos de Guersón por la línea
de Ladán, tenían a los yejielitas por jefes de familia de Ladán el
guersonita.
22 Los yejielitas, Zetam y su hermano Joel, estaban
al frente de los tesoros de la Casa de Yahveh.
23 Cuanto a los amramíes, los yisharitas, los
hebronitas y los ozzielitas:
24 Sebuel, hijo de Guersóm, hijo de Moisés, era
tesorero mayor.
25 Sus hermanos por parte de Eliezer: Rejabías, hijo
suyo; Isaías, hijo suyo; Joram, hijo suyo; Zikrí, hijo suyo; Selomit,
hijo suyo.
26 Este Selomit y sus hermanos estaban al cuidado de
los tesoros de las cosas sagradas que habían consagrado el rey David,
los cabezas de las casas paternas, los jefes de millar y de cien y los
jefes del ejército.
27 Lo habían consagrado del botín de guerra y de los
despojos, para el sostenimiento de la Casa de Yahveh.
28 Todo lo que habían consagrado el vidente Samuel,
Saúl, hijo de Quis, Abner, hijo de Ner, y Joab, hijo de Sarvia: todo lo
consagrado estaba al cuidado de Selomit y sus hermanos.
29 De los yisharitas: Kenanías y sus hijos
administraban como escribas y jueces los negocios exteriores de Israel.
30 De los hebronitas: Jasabías y sus hermanos,
hombres de valor, en número de 1.700, estaban encargados de la
administración de Israel allende el Jordán, al occidente, para todos
los asuntos referentes a Yahveh y al servicio del rey.
31 El jefe de los hebronitas era Yeriyías. Acerca de
los hebronitas, en el año cuarenta del reinado de David, se hicieron
investigaciones sobre sus genealogías paternas, y se hallaron entre
ellos hombres de valía en Yazer de Galaad.
32 Los hermanos de Yeriyías, hombres valerosos, jefes
de familias en número de 2.700, fueron constituidos por el rey David
sobre los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, en todos
los asuntos de Dios y en todos los negocios del rey.
INICIO
1 Crónicas 27
1 Por lo que se refiere al número de los hijos de
Israel: Los cabezas de casas paternas, los jefes de millar y de cien y
sus escribas atendían al servicio de todo el que acudiera. Las
secciones intervenían en todo asunto del rey relevándose todos los
meses del año. Cada sección tenía 24.000 hombres.
2 Al frente de la primera sección, que era la del
primer mes, estaba Yasobam, hijo de Zabdiel; en su sección había 24.000
hombres.
3 Pertenecía a los hijos de Peres y era jefe de todos
los comandantes del ejército del primer mes.
4 Al frente de la sección del segundo mes estaba
Doday, el ajojita, su sección tenía 24.000 hombres.
5 Jefe del tercer ejército, para el tercer mes, era
Benaías, hijo del sacerdote Yehoyadá; en su sección había 24.000
hombres.
6 Este Benaías era uno de los Treinta valientes y
hallábase al frente de ellos; en su sección estaba su hijo Ammizabad.
7 El cuarto, para el cuarto mes, era Asahel, hermano
de Joab; le sucedió su hijo Zebadías. En su sección había 24.000
hombres.
8 El quinto, para el quinto mes, era el jefe Samhut
el zarejita, cuya sección constaba de 24.000 hombres.
9 El sexto, para el sexto mes, era Irá, hijo de
Iqués, el tecoíta, y en su sección había 24.000 hombres.
10 El séptimo, para el séptimo mes, era Jeles el
pelonita, de los benjaminitas; su sección constaba de 24.000 hombres.
11 El octavo, para el octavo mes, era Sibbekay, de
Jusá, el zarejita; su sección constaba de 24.000 hombres.
12 El noveno, para el noveno mes, era Abiézer, de
Anatot de los benjaminitas; en su sección había 24.000 hombres.
13 El décimo, para el décimo mes, era Mahray, de
Neftofá, zarejita; su sección constaba de 24.000 hombres.
14 El undécimo, para el mes undécimo, era Benaías, de
Piratón, de los efraimitas; su sección tenía 24.000 hombres.
15 El duodécimo, para el mes duodécimo, era Jelday,
de Netofá, de la estirpe de Otniel; su sección comprendía 24.000
hombres.
16 Jefes de las tribus de Israel: Jefe de los
rubenitas: Eliezer, hijo de Zikrí. De los simeonitas: Sefatías, hijo de
Maaká.
17 De los levitas: Jasabías, hijo de Quemuel. De
Aarón: Sadoq.
18 De Judá: Elihú, uno de los hermanos de David. De
Isacar: Omrí, hijo de Miguel.
19 De Zabulón: Yismaías, hijo de Abdías. De Neftalí:
Yerimot, hijo de Azriel.
20 De los efraimitas: Oseas, hijo de Azarías. De la
media tribu de Manasés: Joel, hijo de Pedaías.
21 De la media tribu de Manasés en Galaad: Yiddó,
hijo de Zacarías. De Benjamín: Yaasiel, hijo de Abner.
22 De Dan: Azarael, hijo de Yerojam. Estos son los
jefes de las tribus de Israel.
23 David no hizo el censo de los que tenían menos de
veinte años, porque Yahveh había dicho que multiplicaría a Israel como
las estrellas del cielo.
24 Joab, hijo de Sarvia, comenzó a hacer el censo,
pero no lo acabó; pues con ese motivo la Cólera descargó sobre Israel,
por eso su número no alcanza el número de los Anales del rey David.
25 Azmávet, hijo de Adiel, tenía a su cargo los
depósitos reales. Sobre los depósitos del campo, de las ciudades,
de las aldeas, y de las torres, estaba Jonatán, hijo de Uzzías;
26 sobre los labradores del campo que cultivaban las
tierras, Ezrí, hijo de Kelub;
27 sobre las viñas, Simí, de Ramá; sobre las
provisiones de vino de las bodegas, Zabdí, de Sefán;
28 sobre los olivares y los sicómoros que había en la
Tierra Baja, Báal Janán, de Guéder; sobre los almacenes de aceite, Joás;
29 sobre las vacadas que pacían en Sarón, Sitray el
saronita; sobre las vacadas de los valles, Safat, hijo de Adlay;
30 sobre los camellos, Obil el ismaelita; sobre las
asnas, Jejdeías, de Meronot;
31 sobre las ovejas, Yaziz el hagarita. Todos estos
eran intendentes de la hacienda del rey David.
32 Jonatán, tío de David, hombre prudente e
instruido, era consejero; él y Yejiel, hijo de Yakmoní, cuidaban de los
hijos del rey.
33 Ajitófel era consejero del rey, y Jusay el arquita
era amigo del rey.
34 Después de Ajitófel, lo fueron Yehoyadá, hijo de
Benaías, y Abiatar. Joab era el jefe del ejército del rey.
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1 Crónicas 28
1 David reunió en Jerusalén a todos los jefes de
Israel, los jefes de las tribus, los jefes de las secciones que estaban
al servicio del rey, los jefes de millar y los jefes de cien, los
administradores de la hacienda y del ganado del rey y de sus hijos, a
los eunucos, los valientes y todos los hombres de valor.
2 Y, poniéndose en pie, dijo el rey David: «Oídme,
hermanos míos y pueblo mío: Había decidido en mi corazón edificar una
Casa donde descansase el arca de la alianza de Yahveh y sirviese de
escabel de los pies de nuestro Dios. Ya había hecho yo preparativos
para la construcción,
3 pero Dios me dijo: “No edificarás tú la Casa a mi
nombre, pues eres hombre de guerra y has derramado sangre.
4 «Sin embargo, Yahveh, el Dios de Israel, me ha
elegido de entre toda la casa de mi padre, para que fuese rey de Israel
para siempre. Pues escogió a Judá para ser caudillo, y de las familias
de Judá a la casa de mi padre, y de entre los hijos de mi padre se ha
complacido en mí para establecer un rey sobre todo Israel.
5 Y entre todos mis hijos - pues Yahveh me ha dado
muchos hijos - eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono
del reino de Yahveh sobre Israel.
6 Y El me dijo: “Tú hijo Salomón edificará mi Casa y
mis atrios; porque le he escogido a él por hijo mío, y yo seré para él
padre.
7 Haré estable su reino para siempre, si se mantiene
firme en el cumplimiento de mis mandamientos y de mis normas como lo
hace hoy.”
8 «Ahora, pues, a los ojos de todo Israel, que es la
asamblea de Yahveh, y a oídos de nuestro Dios, guardad y meditad todos
los mandamientos de Yahveh vuestro Dios, para que podáis poseer esta
tierra espléndida y la dejéis como heredad a vuestros hijos después de
vosotros para siempre.
9 «Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu
padre, y sírvele con corazón entero y con ánimo generoso, porque Yahveh
sondea todos los corazones y penetra los pensamientos en todas sus
formas. Si le buscas, se dejará encontrar; pero si le dejas, él te
desechará para siempre.
10 Mira ahora que Yahveh te ha elegido para edificar
una Casa que sea su santuario. ¡Sé fuerte, y manos a la obra!»
11 David dio a su hijo Salomón el diseño del
vestíbulo y de los demás edificios, de los almacenes, de las salas
altas, de las salas interiores y del lugar del Propiciatorio;
12 y también el diseño de todo lo que tenía en su
mente respecto de los atrios de la Casa de Yahveh, y de todas las
cámaras de alrededor, para los tesoros de la Casa de Dios y los tesoros
de las cosas sagradas;
13 asimismo respecto de las clases de los sacerdotes
y de los levitas y del ejercicio del servicio de la Casa de Yahveh,
como también de todos los utensilios del servicio de la Casa de Yahveh.
14 Cuanto al oro, el peso de oro para cada uno de los
utensilios de cada servicio, y también la plata, según el peso que
correspondía a cada uno de los utensilios de cada clase de servicio;
15 asimismo el peso de los candelabros de oro y sus
lámparas de oro, según el peso de cada candelabro y de sus lámparas, y
para los candelabros de plata según el peso de cada candelabro y sus
lámparas, conforme al servicio de cada candelabro;
16 el peso de oro para las mesas de las filas de pan,
para cada mesa, y la plata para las mesas de plata;
17 oro puro para los tenedores, los acetres y los
jarros; y asimismo lo correspondiente para las copas de oro, según el
peso de cada copa, y para las copas de plata según el peso de cada copa;
18 para el altar del incienso, oro acrisolado según
el peso; asimismo según el peso; asimismo el modelo de la carroza y de
los querubines que extienden las alas y cubren el arca de la alianza de
Yahveh.
19 Todo esto conforme a lo que Yahveh había escrito
de su mano para hacer comprender todos los detalles del diseño.
20 Y dijo David a su hijo Salomón: «¡Sé fuerte y ten
buen ánimo; y manos a la obra! No temas ni desmayes, porque Yahveh
Dios, el Dios mío, está contigo; no te dejará ni te desamparará, hasta
que acabes toda la obra para el servicio de la Casa de Yahveh.
21 Ahí tienes las clases de los sacerdotes y de los
levitas para todo el servicio de la Casa de Dios; estarán a tu lado
para cada clase de obra, todos los hombres de buena voluntad y hábiles
para cualquier clase de servicio; y los jefes del pueblo entero están a
tus órdenes.»
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1 Crónicas 29
1 Dijo el rey David a toda la asamblea: «Mi hijo
Salomón, el único elegido por Dios, es todavía joven y débil, y la obra
es grande; pues este alcázar no es para hombre, sino para Yahveh Dios.
2 Con todas mis fuerzas he preparado, con destino a
la Casa de mi Dios, el oro para los objetos de oro, la plata para los
de plata, el bronce para los de bronce, el hierro para los de hierro, y
la madera para los de madera; piedras de ónice y de engaste, piedras
brillantes y de varios colores, toda suerte de piedras preciosas y
piedras de alabastro en abundancia.
3 Fuera de esto, en mi amor por la Casa de mi Dios,
doy a la Casa de mi Dios el oro y la plata que poseo, además de todo lo
que tengo preparado para la Casa del santuario:
4 3.000 talentos de oro, del oro de Ofir, y 7.000
talentos de plata acrisolada para recubrir las paredes de los edificios;
5 el oro para los objetos de oro, la plata para los
de plata y para todas las obras de orfebrería. ¿Quién, pues, quiere
ahora hacer a manos llenas una ofrenda a Yahveh?»
6 Entonces los cabezas de familia, los jefes de las
tribus de Israel, los jefes de millar y de cien, y los encargados de
las obras del rey, ofrecieron espontáneamente sus donativos,
7 y dieron para el servicio de la Casa de Dios 5.000
talentos de oro, 10.000 dáricos, 10.000 talentos de plata, 18.000
talentos de bronce y 100.000 talentos de hierro.
8 Los que tenían piedras preciosas las entregaron
para el tesoro de la Casa de Yahveh, en manos de Yejiel el guersonita .
9 Y el pueblo se alegró por estas ofrendas
voluntarias; porque de todo corazón la habían ofrecido
espontáneamente a Yahveh. También el rey David tuvo un gran gozo.
10 Después bendijo David a Yahveh en presencia de
toda la asamblea diciendo: «¡Bendito tú, oh Yahveh, Dios de nuestro
padre Israel, desde siempre hasta siempre!
11 Tuya, oh Yahveh, es la grandeza, la fuerza, la
magnificencia, el esplendor y la majestad; pues tuyo es cuanto hay en
el cielo y en la tierra. Tuyo, oh Yahveh, es el reino; tú te levantas
por encima de todo.
12 De ti proceden las riquezas y la gloria. Tú lo
gobiernas todo; en tu mano están el poder y la fortaleza, y es tu mano
la que todo lo engrandece y a todo da consistencia.
13 Pues bien, oh Dios nuestro, te celebramos y
alabamos tu Nombre magnífico.
14 Pues, ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que
podamos ofrecerle estos donativos? Porque todo viene de ti, y de tu
mano te lo damos.
15 Porque forasteros y huéspedes somos delante de ti,
como todos nuestros padres; como sombras son nuestros días sobre la
tierra y no hay esperanza.
16 Yahveh, Dios nuestro, todo este grande acopio que
hemos preparado para edificarte una Casa para tu santo Nombre, viene de
tu mano y tuyo es todo.
17 Bien sé, Dios mío, que tú pruebas los corazones y
amas la rectitud; por eso te he ofrecido voluntariamente todo esto con
rectitud de corazón, y ahora veo con regocijo que tu pueblo, que está
aquí, te ofrece espontáneamente tus dones.
18 Oh Yahveh, Dios de nuestros padres Abraham, Isaac,
e Israel, conserva esto perpetuamente para formar los pensamientos en
el corazón de tu pueblo, y dirige tú su corazón hacia ti.
19 Da a mi hijo Salomón un corazón perfecto, para que
guarde tus mandamientos, tus instrucciones y tus preceptos, para que
todo lo ponga por obra y edifique el alcázar que yo te he preparado.»
20 Después dijo David a toda la asamblea: «¡Bendecid
a Yahveh, vuestro Dios!» Y toda la asamblea bendijo a Yahveh, el Dios
de sus padres, se inclinaron y se postraron ante Yahveh y ante el rey.
21 Al día siguiente sacrificaron víctimas a Yahveh y
le ofrecieron holocaustos: mil novillos, mil carneros y mil corderos,
con sus libaciones y muchos sacrificios por todo Israel.
22 Aquel día comieron y bebieron ante Yahveh con gran
gozo y por segundo vez proclamaron rey a Salomón, hijo de David; le
ungieron como caudillo ante Yahveh, y a Sadoq como sacerdote.
23 Sentóse Salomón como rey sobre el trono de Yahveh
en lugar de su padre David: él prosperó y todo Israel le obedeció
24 Todos los jefes y valientes, y también todos los
hijos del rey David, prestaron obediencia al rey Salomón.
25 Y Yahveh engrandeció sobremanera a Salomón a los
ojos de todo Israel, y le dio un reinado glorioso como nunca había
tenido ningún rey de Israel antes de él.
26 David, hijo de Jesé, había reinado sobre todo
Israel.
27 El tiempo que reinó sobre Israel fue de cuarenta
años. En Hebrón reinó siete años y en Jerusalén 33.
28 Murió en buena vejez, lleno de días, riqueza y
gloria; y en su lugar reinó su hijo Salomón.
29 Los hechos del rey David, de los primeros a los
postreros, están escritos en la historia del vidente Samuel, en la
historia del profeta Natán y en la historia del vidente Gad,
30 juntamente con todo su reinado y sus hazañas, y
las cosas que le sobrevinieron a él, a Israel y a todos los reinos de
los demás países.
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LIBRO SEGUNDO DE LAS CRÓNICAS
2 Crónicas 1
1 Salomón, hijo de David, se afianzó en su reino;
Yahveh, su Dios, estaba con él y le engrandeció sobremanera.
2 Salomón habló a todo Israel, a los jefes de millar
y de cien, a los jueces y a todos los jefes de todo Israel, cabezas de
casas paternas.
3 Después Salomón fue con toda la asamblea al alto de
Gabaón, porque allí se hallaba la Tienda del Encuentro de Dios, que
Moisés, siervo de Yahveh, había hecho en el desierto.
4 Cuanto al arca de Dios, David la había llevado de
Quiryat Yearim al lugar preparado para ella, pues le había alzado una
tienda en Jerusalén.
5 El altar de bronce que había hecho Besalel, hijo de
Urí, hijo de Jur, estaba también allí delante de la Morada de Yahveh.
Fueron, pues, Salomón y la asamblea para consultarle.
6 Subió Salomón allí, al altar de bronce que estaba
ante Yahveh, junto a la Tienda del Encuentro, y ofreció sobre él mil
holocaustos.
7 Aquella noche se apareció Dios a Salomón y le dijo:
«Pídeme lo que quieras que te dé.»
8 Salomón respondió a Dios: «Tú tuviste gran amor a
mi padre David, y a mí me has hecho rey en su lugar.
9 Ahora, pues, oh Yahveh Dios, que se cumpla la
promesa que hiciste a mi padre David, ya que tú me has hecho rey sobre
un pueblo numeroso como el polvo de la tierra.
10 Dame, pues, ahora sabiduría e inteligencia, para
que sepa conducirme ante este pueblo tuyo tan grande.»
11 Respondió Dios a Salomón: «Ya que piensas esto en
tu corazón, y no has pedido riquezas ni bienes ni gloria ni la muerte
de tus enemigos; ni tampoco has pedido larga vida, sino que has pedido
para ti sabiduría e inteligencia para saber juzgar a mi pueblo, del
cual te he hecho rey,
12 por eso te son dadas la sabiduría y el
entendimiento, y además te daré riqueza, bienes y gloria como no las
tuvieron los reyes que fueron antes de ti, ni las tendrá ninguno de los
que vengan después de ti.»
13 Salomón regresó a Jerusalén desde el alto de
Gabaón, de delante de la Tienda del Encuentro, y reinó sobre Israel.
14 Salomón reunió carros y caballos, tuvo 1.400
carros y 12.000 caballos que llevó a las ciudades de los carros y junto
al rey en Jerusalén.
15 Hizo el rey que la plata y el oro fuese tan
abundante en Jerusalén como las piedras y los cedros, como los
sicómoros de la Tierra Baja.
16 Los caballos de Salomón procedían de Musur y de
Cilicia; los mercaderes del rey los adquirían en Cilicia por su precio
en dinero.
17 Traían de Egipto un carro por seiscientos siclos
de plata, y un caballo por 150. Los traían también como intermediarios
para todos los reyes de los hititas y todos los reyes de Aram.
18 Decidió, pues, Salomón edificar una Casa al Nombre
de Yahveh y una casa real para sí.
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2 Crónicas 2
1 Salomón señaló 70.000 hombres para transportar
cargas, 80.000 canteros en el monte y 3.600 capataces para ellos.
2 Salomón envió a decir a Juram, rey de Tiro: «Haz
conmigo como hiciste con mi padre David, enviándole maderas de cedro
para que se construyera una casa en que habitar.
3 Te hago saber que voy a edificar una Casa al Nombre
de Yahveh, mi Dios, para consagrársela, para quemar ante él incienso
aromático, para la ofrenda perpetua de los panes presentados, y para
los holocaustos de la mañana y de la tarde, de los sábados, novilunios
y solemnidades de Yahveh nuestro Dios, como se hace siempre en Israel.
4 La Casa que voy a edificar será grande, porque
nuestro Dios es mayor que todos los dioses.
5 Pero ¿quién será capaz de construirle una Casa,
cuando los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerle? ¿Y
quién soy yo para edificarle una Casa, aunque esté destinada tan sólo
para quemar incienso en su presencia?
6 Envíame, pues, un hombre diestro en trabajar el
oro, la plata, el bronce, el hierro, la púrpura escarlata, el carmesí y
la púrpura violeta, y que sepa grabar; estará con los expertos que
tengo conmigo en Judá y en Jerusalén, y que mi padre David ya había
preparado.
7 Envíame también madera de cedro, de ciprés y
algummim del Líbano; pues bien sé que tus siervos saben talar los
árboles del Líbano, y mis siervos trabajarán con tus siervos,
8 para prepararme madera en abundancia; pues la Casa
que voy a edificar ha de ser grande y maravillosa.
9 Daré para el sustento de tus siervos, los taladores
de los árboles, 20.000 cargas de trigo, 20.000 cargas de cebada, 20.000
medidas de vino y 20.000 medidas de aceite.»
10 Juram, rey de Tiro, respondió en una carta que
envió al rey Salomón: «Por el amor que tiene Yahveh a su pueblo te ha
hecho rey sobre ellos.»
11 Y añadía Juram: «Bendito sea Yahveh, el Dios de
Israel, hacedor del cielo y de la tierra, que ha dado al rey David un
hijo sabio, prudente e inteligente, que edificará una Casa a Yahveh y
una casa real para sí.
12 Te envío, pues, ahora a Juram Abí, hombre hábil,
dotado de inteligencia;
13 es hijo de una danita, y su padre es de Tiro. Sabe
trabajar el oro, la plata, el bronce, el hierro, la piedra y la madera,
la púrpura escarlata, la púrpura violeta, el lino fino y el carmesí.
Sabe también hacer toda clase de grabados y ejecutar cualquier obra que
se le proponga, a una con tus artífices y los artífices de mi señor
David, tu padre.
14 Que mande, pues, a sus siervos el trigo, la
cebada, el aceite y el vino de que ha hablado mi señor,
15 y por nuestra parte cortaremos del Líbano toda la
madera que necesites y te la llevaremos en balsas, por mar, hasta
Joppe, y luego tú mandarás que la suban a Jerusalén.»
16 Salomón hizo el censo de todos los forasteros
residentes en Israel, tomando por modelo el censo que había hecho su
padre David; y se halló que eran 153.600.
17 De ellos destinó 70.000 para el transporte de
cargas, 80.000 para las canteras en las montañas y 3.600 como capataces
para hacer trabajar al pueblo.
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2 Crónicas 3
1 Empezó, pues, Salomón a edificar la Casa de Yahveh
en Jerusalén, en el monte Moria, donde Dios se había manifestado a su
padre David, en el lugar donde David había hecho los preparativos, en
la era de Ornán el jebuseo.
2 Dio comienzo a las obras el segundo mes del año
cuarto de su reinado.
3 Este es el plano sobre el que Salomón edificó la
Casa de Dios: sesenta codos de longitud, en codos de medida antigua, y
veinte codos de anchura.
4 El Ulam que estaba delante del Hekal de la Casa
tenía una longitud de veinte codos, correspondiente al ancho de la
Casa, y una altura de 120. Salomón lo recubrió por dentro de oro puro.
5 Revistió la Sala Grande de madera de ciprés y la
recubrió de oro fino, haciendo esculpir en ella palmas y cadenillas.
6 Para adornar la Casa la revistió también de piedras
preciosas; el oro era oro de Parvayim.
7 Recubrió de oro la Casa, las vigas, los umbrales,
sus paredes y sus puertas, y esculpió querubines sobre las paredes.
8 Construyó también la sala del Santo de los Santos,
cuya longitud, correspondiente al ancho de la Casa, era de veinte
codos, y su anchura igualmente de veinte codos. Lo revistió de oro
puro, que pesaba seiscientos talentos.
9 Los clavos de oro pesaban cincuenta siclos. Cubrió
también de oro las salas altas.
10 En el interior de la sala del Santo de los Santos
hizo dos querubines, de obra esculpida, que revistió de oro.
11 Las alas de los querubines tenían veinte codos de
largo. Un ala era de cinco codos y tocaba la pared de la sala; la otra
ala tenía también cinco codos y tocaba el ala del otro querubín.
12 El ala del segundo querubín era de cinco codos y
tocaba la pared de la sala; la otra ala tenía también cinco codos
y pegaba con el ala del primer querubín.
13 Las alas desplegadas de estos querubines medían
veinte codos. Estaban de pie, y con sus caras vueltas hacia la
sala.
14 Hizo también el velo de púrpura violeta, púrpura
escarlata, carmesí y lino fino, y en él hizo poner querubines.
15 Delante de la sala hizo dos columnas de 35 codos
de alto. El capitel que las coronaba tenía cinco codos.
16 En el Debir hizo cadenillas y las colocó sobre los
remates de las columnas; hizo también cien granadas, que puso en las
cadenillas.
17 Erigió las columnas delante del Hekal, una a la
derecha y otra a la izquierda, y llamó a la de la derecha Yakín y
a la de la izquierda Boaz.
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2 Crónicas 4
1 Construyó también un altar de bronce de veinte
codos de largo, veinte codos de ancho y diez codos de alto.
2 Hizo el Mar de metal fundido, de diez codos de
borde a borde. Era enteramente redondo y de cinco codos de alto. Un
cordón de treinta codos medía su contorno.
3 Debajo del borde había en todo el contorno unas
como figuras de bueyes, diez por cada codo, colocadas en dos órdenes,
fundidas en una sola masa.
4 Se apoyaba sobre doce bueyes; tres mirando al
norte, tres mirando al oeste, tres mirando al sur y tres mirando
al este. El Mar estaba sobre ellos, quedando sus partes traseras hacia
el interior.
5 Su espesor era de un palmo, y su borde como el
borde del cáliz de la flor de lirio. Cabían en él 3.000 medidas.
6 Hizo diez pilas para las abluciones y colocó cinco
de ellas a la derecha y cinco a la izquierda para lavar en ellas lo que
se ofrecía en holocausto. El Mar era para las abluciones de los
sacerdotes.
7 Hizo diez candelabros de oro según la forma
prescrita, y los colocó en el Hekal, cinco a la derecha y cinco a la
izquierda.
8 Hizo diez mesas, que puso en el Hekal, cinco a la
derecha y cinco a la izquierda. Hizo también cien acetres de oro.
9 Construyó también el atrio de los sacerdotes y el
atrio grande con sus puertas, revistiendo las puertas de bronce.
10 Colocó el Mar al lado derecho, hacia el sureste.
11 Juram hizo también los ceniceros, las paletas y
los acetres. Así concluyó Juram la obra que le había encargado el rey
Salomón en la Casa de Dios:
12 Las dos columnas; las molduras de los capiteles
que coronaban las columnas; los dos trenzados para cubrir las dos
molduras de los capiteles que estaban sobre las columnas;
13 las cuatrocientas granadas para cada trenzado;
14 las diez basas, y las diez pilas sobre las basas;
15 el Mar con los doce bueyes debajo de él;
16 los ceniceros, las paletas y los acetres. Todos
estos utensilios los hizo Juram Abí para el rey Salomón, para la Casa
de Yahveh, de bronce bruñido.
17 El rey los hizo fundir en la vega del Jordán, en
el mismo suelo, entre Sukkot y Seredá.
18 Salomón fabricó todos estos utensilios en tan
enorme cantidad que no se pudo calcular el peso del bronce.
19 Salomón hizo todos los objetos destinados a la
Casa de Dios: el altar de oro, las mesas para el pan de la Presencia,
20 los candelabros con sus lámparas de oro fino, para
que ardieran, según el rito, delante del Debir;
21 las flores, las lámparas y las despabiladeras de
oro, de oro purísimo;
22 y los cuchillos, los acetres, los vasos y los
braseros, de oro puro. Eran también de oro las puertas interiores
de la Casa a la entrada del Santo de los Santos, y las puertas de la
Casa para el Hekal.
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2 Crónicas 5
1 Así fue concluida todo la obra que hizo Salomón
para la Casa de Yahveh. Salomón hizo traer todo lo consagrado por su
padre David, la plata, el oro y todos los objetos, y lo puso en los
tesoros de la Casa de Dios.
2 Entonces congregó Salomón en Jerusalén a todos los
ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los principales
de las casas paternas de los hijos de Israel, para hacer subir el arca
de la alianza de Yahveh desde la Ciudad de David, que es Sión.
3 Se reunieron junto al rey todos los hombres de
Israel, en la fiesta del mes séptimo.
4 Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los
levitas alzaron el arca;
5 y llevaron el arca y la Tienda del Encuentro y
todos los utensilios del santuario que había en la Tienda; lo llevaron
los sacerdotes levitas.
6 El rey Salomón, con toda la comunidad de Israel que
se había reunido en torno a él, sacrificaron ante el arca ovejas y
bueyes en incalculable e innumerable abundancia.
7 Los sacerdotes llevaron el arca de la alianza de
Yahveh a su lugar, al Debir de la Casa, al Santo de los Santos, bajo
las alas de los querubines.
8 Pues los querubines extendían las alas por encima
del emplazamiento del arca, cubriendo el arca y los varales por encima.
9 Los varales eran tan largos que se veían sus puntas
desde el Santo, desde la parte anterior al Debir, pero no se veían
desde fuera; y allí están hasta el día de hoy.
10 En el arca no había nada más que las dos tablas
que hizo poner Moisés en ella, en el Horeb, cuando Yahveh hizo alianza
con los israelitas a su salida de Egipto.
11 Cuando los sacerdotes salieron del santuario,
porque todos los sacerdotes que se hallaban presentes se habían
santificado, sin guardar orden de clases,
12 y todos los levitas cantores, Asaf, Hemán y
Yedutún, con sus hijos y hermanos, vestidos de lino fino, estaban de
pie al oriente del altar, tocando címbalos, salterios y cítaras, y con
ellos 120 sacerdotes que tocaban las trompetas;
13 se hacían oír al mismo tiempo y al unísono los que
tocaban las trompetas y los cantores, alabando y celebrando a Yahveh;
alzando la voz con las trompetas y con los címbalos y otros
instrumentos de música, alababan a Yahveh diciendo: «Porque es bueno,
porque es eterno su amor»; la Casa se llenó de una nube, la misma Casa
de Yahveh.
14 Y los sacerdotes no pudieron continuar en el
servicio a causa de la nube, porque la gloria de Yahveh llenaba la Casa
de Dios.
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2 Crónicas 6
1 Entonces dijo Salomón: «Yahveh quiere habitar en
densa nube.
2 He querido erigirte una morada, un lugar donde
habites para siempre».
3 Se volvió el rey y bendijo a toda la asamblea de
Israel, mientras toda la asamblea de Israel estaba en pie.
4 Dijo: «Bendito sea Yahveh, Dios de Israel, que
habló por su boca a mi padre David, y ha cumplido por su mano lo que
dijo:
5 “Desde el día en que saqué a mi pueblo de la tierra
de Egipto, no he elegido ninguna ciudad entre todas las tribus de
Israel, para edificar una Casa en la que esté mi Nombre; ni elegí varón
que fuese caudillo de mi pueblo Israel;
6 pero elijo a Jerusalén, para que esté allí mi
Nombre, y elijo a David para que sea jefe de mi pueblo Israel.”
7 «Mi padre David pensó en su corazón edificar una
Casa al Nombre de Yahveh, Dios de Israel.
8 Pero Yahveh dijo a mi padre David: “Cuanto a haber
pensado en tu corazón edificar una Casa a mi Nombre, bien has hecho en
tener tal voluntad.
9 Pero no edificarás tú la Casa, sino que será un
hijo tuyo, salido de tus entrañas, quien edifique la Casa a mi Nombre.”
10 Yahveh ha cumplido la promesa que dijo; he
sucedido a mi padre David, me he sentado en el trono de Israel, como
Yahveh había dicho, y he construido la Casa al Nombre de Yahveh, Dios
de Israel;
11 y he puesto allí el arca, en la cual está la
alianza de Yahveh, que él pactó con los israelitas.»
12 Salomón se puso ante el altar de Yahveh en
presencia de toda la asamblea de Israel y extendió las manos.
13 Salomón había hecho un estrado de bronce de cinco
codos de largo, cinco codos de ancho, y tres codos de alto, que había
colocado en medio del atrio; poniéndose sobre él se arrodilló frente a
toda la asamblea de Israel. Y extendiendo sus manos hacia el cielo,
14 dijo: «Yahveh, Dios de Israel, no hay Dios como tú
ni en el cielo ni en la tierra; tú que guardas la alianza y el amor a
tus siervos que andan en tu presencia con todo su corazón;
15 tú que has mantenido a mi padre David la promesa
que le hiciste, pues por tu boca lo prometiste, y con tu mano lo has
cumplido este día.
16 Ahora, pues Yahveh, Dios de Israel, mantén a tu
siervo David, mi padre, la promesa que le hiciste, diciendo: “ Nunca
será quitado de mi presencia uno de los tuyos, que se siente en el
trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino andando
en mi Ley, como tú has andado delante de mí.”
17 Ahora, Yahveh, Dios de Israel, que se cumpla la
palabra que dijiste a tu siervo David.
18 Pero ¿es que verdaderamente habitará Dios con los
hombres sobre la tierra? Si los cielos y los cielos de los cielos
no pueden contenerte, ¡cuánto menos esta Casa que yo te he construido!
19 Atiende a la plegaria de tu siervo y a su
petición, Yahveh, Dios mío, y escucha el clamor y la plegaria que
tu siervo hace en tu presencia.
20 ¡Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre
esta Casa, sobre este lugar del que dijiste que pondrías en él tu
Nombre para escuchar la oración que dirige tu siervo hacia este lugar!
21 «Oye, pues, las plegarias de tu siervo Israel, tu
pueblo, cuando oren hacia este lugar. Escucha tú desde el lugar de tu
morada, desde los cielos; escucha y perdona.
22 «Cuando un hombre peque contra su prójimo, y éste
pronuncie una imprecación sobre él, haciéndole jurar delante de tu
altar en esta Casa,
23 escucha tú desde los cielos y obra; juzga a tus
siervos. Da su merecido al inicuo, haciendo recaer su conducta
sobre su cabeza y declarando inocente al justo, para darle según su
justicia.
24 «Si Israel, tu pueblo, es batido por el enemigo
por haber pecado contra ti, y ellos se vuelven y alaban tu Nombre
orando y suplicando ante ti en esta Casa,
25 escucha tú desde los cielos, perdona el pecado de
tu pueblo Israel, y vuélvelos a la tierra que les diste a ellos y
a sus padres.
26 «Cuando los cielos estén cerrados y no haya lluvia
porque pecaron contra ti, si oran en este lugar y alaban tu nombre, y
se convierten de su pecado porque les humillaste,
27 escucha tú desde los cielos y perdona el pecado de
tus siervos y de tu pueblo Israel, pues les enseñarás el camino bueno
por el que deben andar, y envía lluvia sobre tu tierra, la que diste a
tu pueblo por herencia.
28 «Cuando haya hambre en esta tierra, cuando haya
peste, tizón, añublo, langosta o pulgón, cuando su enemigo le asedie en
una de sus puertas, en todo azote y toda enfermedad,
29 si un hombre cualquiera, o todo Israel, tu pueblo,
hace oraciones y súplicas, y, reconociendo su pena y su dolor, tiende
sus manos hacia esta Casa,
30 escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada, y
perdona, dando a cada uno según todos sus caminos, pues tú conoces su
corazón - y sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los
hombres -
31 para que teman y sigan tus caminos todos los días
que vivan sobre la haz de la tierra que has dado a nuestros padres.
32 «También al extranjero, que no es de tu pueblo
Israel, el que viene de un país lejano a causa de tu gran Nombre, tu
mano fuerte y tu tenso brazo, cuando venga a orar en esta Casa,
33 escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada, y
haz cuanto te pida el extranjero, para que todos los pueblos de la
tierra conozcan tu Nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y sepan
que tu Nombre es invocado sobre esta Casa que yo he construido.
34 «Si tu pueblo va a la guerra contra sus enemigos
por el camino por el que tú le envíes, si oran a ti, vueltos hacia esta
ciudad que tú has elegido, y hacia la Casa que yo he construido a tu
Nombre,
35 escucha tú desde los cielos su oración y su
plegaria y hazles justicia.
36 Cuando pequen contra ti - pues no hay hombre que
no peque - y tú, irritado contra ellos, los entregues al enemigo, y sus
conquistadores los lleven cautivos a un país lejano o cercano,
37 si se convierten en su corazón en la tierra a que
hayan sido llevados, si se arrepienten y te suplican en la tierra de su
cautividad, diciendo: “Hemos pecado, hemos sido perversos, somos
culpables”;
38 si se vuelven a ti con todo su corazón y con toda
su alma en el país de la cautividad al que fueren deportados, y te
suplican vueltos hacia la tierra que tú diste a sus padres y hacia la
ciudad que tú has elegido y hacia la Casa que yo he edificado a tu
Nombre,
39 escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada,
su oración y su plegaria; hazles justicia y perdona a tu pueblo los
pecados cometidos contra ti.
40 «Que tus ojos, Dios mío, estén abiertos, y tus
oídos atentos a la oración que se haga en este lugar.
41 Y ahora ¡levántate, Yahveh Dios, hacia tu reposo,
tú y el arca de tu fuerza! ¡Que tus sacerdotes, Yahveh Dios, se
revistan de salvación. y tus fieles gocen de la
felicidad!
42 Yahveh, Dios mío, no rehaces el rostro de tu
Ungido; acuérdate de las misericordias otorgadas a David
tu siervo.»
INICIO
2 Crónicas 7
1 Cuando Salomón acabó de orar, bajó fuego del cielo
que devoró el holocausto y los sacrificios; y la gloria de Yahveh llenó
la Casa.
2 Los sacerdotes no podían entrar en la Casa de
Yahveh, porque la gloria de Yahveh llenaba la Casa de Yahveh.
3 Entonces todos los hijos de Israel, viendo
descender el fuego y la gloria de Yahveh sobre la Casa, se
postraron rostro en tierra sobre el pavimento y adoraron y
alabaron a Yahveh «porque es bueno, porque es eterno su amor».
4 Luego el rey y todo el pueblo ofrecieron
sacrificios ante Yahveh.
5 El rey Salomón ofreció en sacrificio 22.000 bueyes
y 120.000 ovejas. Así inauguraron la Casa de Dios el rey y todo el
pueblo.
6 Los sacerdotes atendían a su ministerio, mientras
los levitas glorificaban a Yahveh con los instrumentos que el rey David
fabricó para acompañar los cánticos de Yahveh, «porque es eterno su
amor», ejecutando los cánticos compuestos por David. Los sacerdotes
estaban delante de ellos tocando las trompetas, y todo Israel se
mantenía en pie.
7 Salomón consagró el interior del patio, que está
delante de la Casa de Yahveh, pues ofreció allí los holocaustos y las
grasas de los sacrificios de comunión, ya que el altar de bronce que
había hecho Salomón no podía contener el holocausto, la oblación y las
grasas.
8 Entonces Salomón celebró la fiesta durante siete
días y con él todo Israel, en magna asamblea, venida desde la Entrada
de Jamat hasta el Torrente de Egipto.
9 El día octavo tuvo lugar la asamblea solemne, pues
habían hecho la dedicación del altar por siete días, de manera que la
fiesta duró siete días.
10 El día veintitrés del mes séptimo, Salomón envió
al pueblo a sus tiendas alegre y contento en su corazón por el bien que
Yahveh había hecho a David, a Salomón y a su pueblo Israel.
11 Acabó Salomón la Casa de Yahveh y la casa del rey
y llevó a cabo todo cuanto se había propuesto hacer en la Casa de
Yahveh y en su propia casa.
12 Aparecióse entonces Yahveh a Salomón por la noche
y le dijo: «He oído tu oración, y me he elegido este lugar como Casa de
sacrificio.
13 Si yo cierro el cielo y no llueve, si yo mando a
la langosta devorar la tierra, o envío la peste entre mi pueblo;
14 y mi pueblo, sobre el cual es invocado mi Nombre,
se humilla, orando y buscando mi rostro, y se vuelven de sus malos
caminos, yo les oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su
tierra.
15 Mis ojos estarán abiertos, y mis oídos atentos a
la oración que se haga en este lugar;
16 pues ahora he escogido y santificado esta Casa,
para que en ella permanezca mi Nombre por siempre. Allí estarán mis
ojos y mi corazón todos los días.
17 Y en cuanto a ti, si andas en mi presencia como
anduvo tu padre David, haciendo todo lo que he mandado y guardando mis
decretos y mis sentencias,
18 afianzaré el trono de tu realeza como pacté con tu
padre David diciendo: “No te faltará un hombre que domine en Israel.”
19 Pero si os apartáis, abandonando los decretos y
los mandamientos que os he dado, y vais a servir a otros dioses,
postrándoos ante ellos,
20 os arrancaré de mi tierra que os he dado; arrojaré
de mi presencia esta Casa que yo he consagrado a mi Nombre y la haré
objeto de proverbio y de escarnio entre todos los pueblos.
21 Y esta Casa que es tan sublime vendrá a ser el
espanto de todos los que pasen cerca de ella, de modo que dirán: “¿Por
qué ha hecho así Yahveh a esta tierra y a esta Casa?”
22 Y se responderá: “Porque abandonaron a Yahveh, el
Dios de sus padres que los sacó de la tierra de Egipto, y han seguido a
otros dioses, se han postrado ante ellos y les han servido; por eso ha
hecho venir sobre ellos todo este mal.”»
INICIO
2 Crónicas 8
1 Al cabo de los veinte años que empleó Salomón en
edificar la Casa de Yahveh y su propia casa,
2 reconstruyó las ciudades que Juram le había dado, y
estableció allí los israelitas.
3 Salomón marchó contra Jamat de Sobá y se apoderó de
ella;
4 reedificó Tadmor en el desierto, y todas las
ciudades de avituallamiento que construyó en Jamat;
5 reconstruyó Bet Jorón de arriba y Bet Jorón de
abajo, ciudades fortificadas, con murallas, puertas y barras,
6 y Baalat, con todas las ciudades de avituallamiento
que pertenecían a Salomón, todas las ciudades de carros y las ciudades
para los caballos, y todo cuanto quiso edificar en Jerusalén, en el
Líbano y en toda la tierra de su dominio.
7 Con toda la gente que había quedado de los hititas,
los amorreos, los perizitas, los jivitas y los jebuseos, que no eran
israelitas,
8 cuyos descendientes habían quedado después de ellos
en el país y a los que los israelitas no habían exterminado, hizo
Salomón una leva que dura hasta el día de hoy.
9 Pero no empleó Salomón a ninguno de los israelitas
como esclavo para sus obras, sino como hombres de guerra, jefes y
escuderos, comandantes de sus carros y de sus caballos.
10 Los jefes de las guarniciones que tenía el rey
Salomón eran 250, que gobernaban al pueblo.
11 Salomón hizo subir a la hija de Faraón desde la
Ciudad de David a la casa que había edificado para ella; pues se decía:
«No debe habitar mujer mía en la casa de David, rey de Israel; porque
los lugares donde ha estado el arca de Yahveh son sagrados.»
12 Entonces empezó a ofrecer Salomón holocaustos a
Yahveh sobre el altar de Yahveh, que había erigido delante del Ulam;
13 ofreció holocaustos según el rito de cada día,
conforme a los prescrito por Moisés, en los sábados, los novilunios y
en las solemnidades, tres veces al año: en la fiesta de los Ázimos, en
la fiesta de las Semanas y en la fiesta de las Tiendas.
14 Estableció también las secciones de los sacerdotes
en sus servicios conforme al reglamento de su padre David, a los
levitas en sus cargos de alabar y servir junto a los sacerdotes, según
el rito de cada día; y a los porteros con arreglo a sus secciones, en
cada puerta; porque ésta era la orden de David, hombre de Dios.
15 No se apartaron en nada de la orden del rey en lo
tocante a los sacerdotes y los levitas, ni tampoco en lo relativo a los
tesoros.
16 Así fue dirigida toda la obra de Salomón, desde el
día en que se echaron los cimientos de la Casa de Yahveh hasta su
terminación. Así fue acabada la Casa de Yahveh.
17 Entonces Salomón fue a Esyón Guéber y a Elat, a
orillas del mar, en el país de Edom,
18 y Juram le envió, por medio de sus siervos, navíos
y marinos conocedores del mar, que fueron con los siervos de Salomón a
Ofir, de donde tomaron 450 talentos de oro, que trajeron al rey Salomón.
INICIO
2 Crónicas 9
1 La reina de Sabá había oído la fama de Salomón, y
vino a Jerusalén para probar a Salomón por medio de enigmas, con gran
séquito y con camellos que traían aromas, gran cantidad de oro y
piedras preciosas. Llegada que fue donde Salomón, le dijo todo cuanto
tenía en su corazón.
2 Salomón resolvió todas sus preguntas; y no hubo
ninguna proposición oscura que Salomón no pudiese resolver.
3 Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón
y la casa que había edificado,
4 los manjares de su mesa, las habitaciones de sus
servidores, el porte de sus ministros y sus vestidos, sus coperos
con sus trajes y los holocaustos que ofrecía en la Casa de Yahveh, se
quedó sin aliento,
5 y dijo al rey: «Verdad es cuanto oí decir en mi
tierra de tus palabras y de tu sabiduría.
6 No daba yo crédito a lo que se decía, hasta que he
venido y lo he visto con mis propios ojos; y encuentro que no se me
había contado ni la mitad de la grandeza de tu sabiduría, pues tú
superas todo lo que oí decir.
7 ¡Dichosas tus gentes! ¡Dichosos estos tus
servidores, que están siempre en tu presencia y escuchan tu sabiduría!
8 ¡Bendito sea Yahveh, tu Dios, que se ha complacido
en ti, poniéndote sobre su trono como rey de Yahveh, tu Dios, por el
amor que tu Dios tiene hacia Israel para conservarle por siempre, y te
ha puesto por rey sobre ellos para administrar derecho y justicia!»
9 Dio al rey 120 talentos de oro, gran cantidad de
aromas y piedras preciosas. Nunca hubo aromas como los que la reina de
Sabá dio al rey Salomón.
10 Los siervos de Juram y los siervos de Salomón, que
habían traído oro de Ofir, trajeron también madera de algummim y
piedras preciosas.
11 Con la madera de algummim hizo el rey entarimados
para la Casa de Yahveh y la casa del rey, cítaras y salterios
para los cantores. No se había visto nunca en la tierra de Judá madera
semejante.
12 El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo cuanto
ella quiso pedirle, aparte lo que ella había traído al rey. Después se
volvió y regresó a su país con sus servidores.
13 El peso del oro que llegaba a Salomón cada año era
de 666 talentos de oro,
14 sin contar las contribuciones de los mercaderes y
comerciantes. Todos los reyes de Arabia y los inspectores del
país traían oro y plata a Salomón.
15 Hizo el rey Salomón doscientos grandes escudos de
oro batido, aplicando seiscientos siclos de oro batido en cada escudo,
16 y trescientos escudos pequeños de oro batido,
aplicando trescientos siclos de oro en cada escudo; el rey los
colocó en la casa «Bosque del Líbano».
17 Hizo el rey un gran trono de marfil y lo revistió
de oro puro.
18 El trono tenía seis gradas y un cordero de oro al
respaldo, y brazos a uno y otro lado del asiento, y dos leones, de pie,
junto a los brazos.
19 Más doce leones de pie sobre las seis gradas a uno
y otro lado. No se hizo cosa semejante en ningún reino.
20 Todas las copas de beber del rey Salomón eran de
oro, y toda la vajilla de la casa «Bosque del Líbano» era de oro fino.
La plata no se estimaba en nada en tiempo del rey Salomón.
21 Porque el rey tenía naves que navegaban a Tarsis
con los siervos de Juram, y cada tres años venía la flota de Tarsis
trayendo oro y plata, marfil, monos y pavos reales.
22 Así el rey Salomón sobrepujó a todos los reyes de
la tierra en riqueza y sabiduría.
23 Todos los reyes de la tierra querían ver el rostro
de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón.
24 Y cada uno de ellos traía su presente, objetos de
plata y objetos de oro, vestidos, armas, aromas, caballos y mulos, año
tras año.
25 Tenía Salomón 4.000 caballerizas para sus caballos
y carros, y 12.000 caballos, que puso en cuarteles en las ciudades de
los carros y en Jerusalén junto al rey.
26 Dominaba sobre todos los reyes desde el Río hasta
el país de los filisteos y hasta la frontera de Egipto.
27 Hizo el rey que la plata fuese tan abundante en
Jerusalén como las piedras, y los cedros como los sicómoros de la
Tierra Baja.
28 Traían también caballos para Salomón de Musur y de
todos los países.
29 El resto de los hechos de Salomón, los primeros y
los postreros, ¿no están escritos en la historia del profeta Natán, en
la profecía de Ajías el silonita, y en las visiones de Yedó el vidente,
sobre Jeroboam, hijo de Nebat?
30 Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel
cuarenta años.
31 Se acostó Salomón con sus padres, y le sepultaron
en la ciudad de su padre David. En su lugar reinó su hijo Roboam.
INICIO
2 Crónicas 10
1 Fue Roboam a Siquem, porque todo Israel había ido a
Siquem para proclamarle rey.
2 Apenas lo supo Jeroboam, hijo de Nebat, que estaba
todavía en Egipto, adonde había ido huyendo del rey Salomón, volvió de
Egipto,
3 pues habían enviado a llamarle. Vino entonces
Jeroboam con todo Israel, y hablaron a Roboam diciendo:
4 «Tu padre ha hecho pesado nuestro yugo; ahora tú
aligera la dura servidumbre de tu padre y el pesado yugo que puso
sobre nosotros y te serviremos.»
5 El les dijo: «Volved a mí de aquí a tres días.» Y
el pueblo se fue.
6 El rey Roboam pidió consejo a los ancianos que
habían servido a su padre Salomón, en vida de éste, diciendo: « ¿Qué me
aconsejáis que responda a este pueblo?»
7 Ellos le respondieron: «Si eres bueno con este
pueblo y les sirves y les das buenas palabras, serán siervos tuyos para
siempre.»
8 Pero él abandonó el consejo que los ancianos le
aconsejaron y pidió consejo a los jóvenes que se habían criado con él y
estaban a su servicio.
9 Les dijo: «¿Qué me aconsejáis que responda a este
pueblo que me ha hablado diciendo: “Aligera el yugo que tu padre puso
sobre nosotros?”»
10 Los jóvenes que se habían criado con él le
respondieron diciendo: «Esto debes responder al pueblo que te ha dicho:
“Tu padre hizo pesado nuestro yugo, ahora tú aligera nuestro yugo”,
esto debes responder: “Mi dedo meñique es más grueso que los lomos de
mi padre.
11 Un yugo pesado os cargó mi padre, mas yo haré más
pesado vuestro yugo; mi padre os ha azotado con azotes, pero yo os
azotaré con escorpiones.”»
12 Volvieron, pues, Jeroboam y todo el pueblo al
tercer día donde Roboam, según lo que había dicho el rey: «Volved a mí
al tercer día»;
13 y el rey les respondió con dureza, abandonando el
consejo de los ancianos,
14 y hablándoles según el consejo de los jóvenes,
diciendo: «Mi padre hizo pesado vuestro yugo, yo lo haré más pesado
todavía; mi padre os azotó con azotes, pero yo os azotaré con
escorpiones.»
15 No escuchó el rey al pueblo, pues se trataba de
una intervención de Dios para dar cumplimiento a la palabra que Yahveh
había anunciado a Jeroboam, hijo de Nebat, por medio de Ajías de Silo.
16 Viendo todo Israel que el rey no le oía, replicó
el pueblo al rey diciendo: «¿Qué parte tenemos nosotros con David? No
tenemos herencia en el hijo de Jesé. ¡A tus tiendas, Israel! Mira ahora
por tu casa, David.» Y todo Israel se fue a sus tiendas.
17 Roboam reinó sobre los israelitas que habitaban en
las ciudades de Judá.
18 El rey Roboam envió a Adoram, jefe de la leva,
pero los israelitas le mataron a pedradas y murió. Entonces el rey
Roboam se apresuró a subir a su carro para huir a Jerusalén.
19 Israel está en desobediencia contra la casa de
David hasta el día de hoy.
INICIO
2 Crónicas 11
1 En llegando a Jerusalén, reunió Roboam a la casa de
Judá y Benjamín, 180.000 hombres, guerreros escogidos, para combatir
contra Israel y devolver el reino a Roboam.
2 Pero fue dirigida la palabra de Yahveh a Semaías,
hombre de Dios, diciendo:
3 «Habla a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a
todo Israel que está en Judá y Benjamín, diciendo:
4 Así habla Yahveh: No subáis a combatir con vuestros
hermanos; que cada uno se vuelva a su casa, porque esto es cosa mía.»
Ellos escucharon la palabra de Yahveh y desistieron de marchar contra
Jeroboam.
5 Roboam habitó en Jerusalén y edificó ciudades
fortificadas en Judá.
6 Fortificó Belén, Etam, Técoa,
7 Bet Sur, Sokó, Adullam,
8 Gat, Maresá, Zif,
9 Adoráyim, Lakís, Azecá,
10 Sorá, Ayyalón y Hebrón, ciudades fortificadas de
Judá y Benjamín.
11 Reforzó las fortificaciones y puso en ellas
comandantes y provisiones de víveres, de aceite y vino.
12 En todas estas ciudades había escudos y lanzas, y
las hizo sumamente fuertes. Estaban por él Judá y Benjamín.
13 Los sacerdotes y levitas de todo Israel se pasaron
a él desde todos sus territorios;
14 pues los levitas abandonaron sus ejidos y sus
posesiones y se fueron a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus
hijos les habían prohibido el ejercicio del sacerdocio de Yahveh,
15 y Jeroboam instituyó sus propios sacerdotes
para los altos, los sátiros y los becerros que había hecho.
16 Tras ellos vinieron a Jerusalén, para ofrecer
sacrificios a Yahveh, el Dios de sus padres, aquellos de entre
todas las tribus de Israel que tenían puesto su corazón en buscar
a Yahveh, el Dios de Israel;
17 y fortalecieron el reino de Judá y consolidaron a
Roboam, hijo de Salomón, por tres años. Pues tres años siguió el camino
de David y de Salomón.
18 Roboam tomó por mujer a Majalat, hija de Yerimot,
hijo de David y de Abiháyil, hija de Eliab, hijo de Jesé.
19 Esta le dio los hijos Yeús, Semarías y Zaham.
20 Después de ésta tomó a Maaká, hija de Absalón, la
cual le dio a Abías, Attay, Zizá y Selomit.
21 Roboam amaba a Maaká, hija de Absalón, más que a
todas sus mujeres y concubinas, pues tuvo dieciocho mujeres y sesenta
concubinas; y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas.
22 Roboam puso a la cabeza a Abías, hijo de Maaká,
como príncipe de sus hermanos, porque quería hacerle rey.
23 Repartió hábilmente a todos sus hijos por toda la
tierra de Judá y de Benjamín, en todas las ciudades fortificadas, les
dio alimentos en abundancia y les buscó mujeres.
INICIO
2 Crónicas 12
1 Cuando Roboam hubo consolidado y afianzado el
reino, abandonó la Ley de Yahveh y con él todo Israel.
2 Y sucedió que el año quinto del rey Roboam subió
Sosaq, rey de Egipto, contra Jerusalén, - pues no era fiel a Yahveh -
3 con 1.200 carros y 60.000 caballos; no se podía
contar la gente que venía con él de Egipto: libios, sukíes y etíopes.
4 Tomó las ciudades fortificadas de Judá y llegó
hasta Jerusalén.
5 El profeta Semaías vino a Roboam y a los jefes de
Judá que se habían reunido en Jerusalén para hacer frente a Sosaq, y
les dijo: «Así dice Yahveh: Vosotros me habéis abandonado, y por esto
también yo os abandono en manos de Sosaq.»
6 Entonces los jefes de Israel y el rey se humillaron
y dijeron: «¡Justo es Yahveh!»
7 Cuando Yahveh vio que se habían humillado, fue
dirigida la palabra de Yahveh a Semaáis, diciendo: «Por haberse
ellos humillado, no los destruiré, sino que dentro de poco les daré la
salvación y no se derramará mi cólera sobre Jerusalén por mano de Sosaq.
8 Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es mi
servidumbre y la servidumbre de los reinos de las naciones.»
9 Subió, pues, Sosaq, rey de Egipto, contra Jerusalén
y se apoderó de los tesoros de la Casa de Yahveh y de los tesoros de la
casa del rey. De todo se apoderó. Habiéndose llevado los escudos de oro
que había hecho Salomón,
10 el rey Roboam hizo en su lugar escudos de bronce,
que confió a los jefes de la guardia que custodiaban la entrada de la
casa del rey.
11 Cuando el rey entraba en la Casa de Yahveh, venían
los de la guardia y los llevaban, y después los devolvían a la sala de
la guardia.
12 Gracias a su humillación se apartó de él la ira de
Yahveh y no le destruyó del todo; y concedió algunas cosas buenas a
Judá.
13 Se afianzó, pues, el rey Roboam en Jerusalén, y
reinó. Roboam tenía 41 años cuando comenzó a reinar y reinó diecisiete
años en Jerusalén, la ciudad que había elegido Yahveh de entre todas
las tribus de Israel para poner en ella su Nombre. El nombre de su
madre era Naamá, ammonita.
14 Hizo lo que era malo, porque no había dispuesto su
corazón para buscar a Yahveh.
15 Los hechos de Roboam, los primeros y los
postreros, ¿no están escritos en la historia del profeta Semaías y del
vidente Iddó? Hubo guerra continua entre Roboam y Jeroboam.
16 Roboam se acostó con sus padres y fue sepultado en
la ciudad de David. Reinó en su lugar su hijo Abías.
INICIO
2 Crónicas 13
1 Abías comenzó a reinar sobre Judá el año dieciocho
del rey Jeroboam.
2 Reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre
era Mikaía, hija de Uriel, de Guibeá. Hubo guerra entre Abías y
Jeroboam.
3 Abías entró en combate con un ejército de valientes
guerreros: 400.000 hombres escogidos; Jeroboam se ordenó en batalla
contra él con 800.000 guerreros escogidos y valerosos.
4 Abías se levantó en el monte Semaráyim, que está en
la montaña de Efraím, y dijo: «¡Oídme, Jeroboam y todo Israel!
5 ¿Acaso no sabéis que Yahveh, el Dios de Israel, dio
el reino de Israel para siempre a David, a él y a sus hijos, con pacto
de sal?
6 Pero Jeroboam, hijo de Nebat, siervo de Salomón,
hijo de David, se alzó en rebeldía contra su señor.
7 Se juntaron con él unos hombres fatuos y malvados y
prevalecieron sobre Roboam, hijo de Salomón, pues Roboam era joven y
débil de corazón y no podía resistirles.
8 ¿Y ahora tratáis vosotros de poner resistencia al
reino de Yahveh, que está en manos de los hijos de David, porque
vosotros sois una gran muchedumbre? Pero tenéis los becerros de oro que
Jeroboam os puso por dioses.
9 ¿No habéis expulsado a los sacerdotes de Yahveh,
los hijos de Aarón y los levitas? ¿No os habéis hecho sacerdotes a la
manera de los pueblos de los demás países? Cualquiera que viene con un
novillo y siete carneros y pide ser consagrado, es hecho sacerdote de
los que no son dioses.
10 Cuanto a nosotros, Yahveh es nuestro Dios y no le
hemos abandonado; los sacerdotes que sirven a Yahveh son los hijos de
Aarón, igual que los levitas en su ministerio.
11 Cada mañana y cada tarde quemamos holocaustos a
Yahveh, y tenemos el incienso aromático; las filas de pan están sobre
la mesa pura, y el candelabro de oro con sus lámparas para ser
encendidas cada tarde, pues nosotros guardamos el ritual de Yahveh
nuestro Dios, en tanto que vosotros le habéis abandonado.
12 He aquí que con nosotros, a nuestra cabeza, está
Dios con sus sacerdotes y las trompetas del clamor, para lanzar el
grito de guerra contra vosotros. Israelitas, no hagáis la guerra contra
Yahveh, el Dios de vuestros padres, porque nada conseguiréis.»
13 Entre tanto, Jeroboam hizo dar un rodeo para poner
una emboscada y atacarles por detrás, de manera que él estaba frente a
Judá y la emboscada a espaldas de éstos.
14 Al volver Judá la cabeza, vio que se presentaba
combate de frente y por detrás.
15 Entonces clamaron a Yahveh y, mientras los
sacerdotes tocaban las trompetas, los hombres de Judá lanzaron el grito
de guerra; y al alzar el grito de guerra los hombres de Judá, desbarató
Dios a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá.
16 Huyeron los israelitas delante de Judá, y Dios los
entregó en sus manos.
17 Abías y su tropa les causaron una gran derrota;
cayeron 500.000 hombres escogidos de Israel.
18 Quedaron entonces humillados los israelitas y
prevalecieron los hijos de Judá por haberse apoyado en Yahveh, el
Dios de sus padres.
19 Abías persiguió a Jeroboam y le tomó las ciudades
de Betel con sus aldeas, Yesaná con sus aldeas y Efrón con sus aldeas.
20 Jeroboam ya no tuvo fuerza en los días de Abías,
pues Yahveh le hirió y murió.
21 Pero Abías se fortaleció; tomó catorce mujeres y
engendró veintidós hijos y dieciséis hijas.
22 El resto de los hechos de Abías, sus hechos y sus
acciones, están escritos en el midrás del profeta Iddó.
23 Se acostó Abías con sus padres y le sepultaron en
la ciudad de David. Reinó en su lugar su hijo Asá. En su tiempo el país
estuvo en paz durante diez años.
INICIO
2 Crónicas 14
1 Asá hizo lo que era bueno y recto a los ojos de
Yahveh su Dios.
2 Suprimió los altares del culto extranjero y los
altos; rompió las estelas, abatió los cipos,
3 y mandó a Judá que buscase a Yahveh, el Dios de sus
padres, y cumpliese la ley y los mandamientos.
4 Hizo desaparecer de todas las ciudades de Judá los
altos y los altares de incienso; y el reino estuvo en paz bajo su
reinado.
5 Edificó ciudades fuertes en Judá, porque el país
estaba en paz, y no hubo guerra contra él por aquellos años; pues
Yahveh le había dado tranquilidad.
6 Dijo a Judá: «Edifiquemos estas ciudades, y
cerquémoslas de murallas, torres, puertas y barras, mientras el país
esté a nuestra disposición; pues hemos buscado a Yahveh, nuestro Dios,
y por haberle buscado, él nos ha dado paz por todas partes.»
Edificaron, pues y prosperaron.
7 Asá tenía un ejército de 300.000 hombres de Judá,
que llevaban pavés y lanza, y 280.000 de Benjamín, que llevaban escudo
y eran arqueros; todos ellos esforzados guerreros.
8 Salió contra ellos Zéraj el etíope, con un ejército
de un millón de hombres y trescientos carros, y llegó hasta Maresá.
9 Salió Asá contra él y se pusieron en orden de
batalla en el valle de Sefatá, junto a Maresá.
10 Asá invocó a Yahveh su Dios, y dijo: «¡Oh Yahveh,
sólo tú puedes ayudar entre el poderoso y el desvalido! ¡Ayúdanos,
pues, Yahveh, Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre
marchamos contra esta inmensa muchedumbre! ¡Yahveh, tú eres nuestro
Dios! ¡No prevalezca contra ti hombre alguno!»
11 Yahveh derrotó a los etíopes ante Asá y Judá; y
los etíopes se pusieron en fuga.
12 Asá y la gente que con él estaba los persiguieron
hasta Guerar; y cayeron de los etíopes hasta no quedar uno vivo, pues
fueron destrozados delante de Yahveh y su campamento; y se recogió un
botín inmenso.
13 Batieron todas las ciudades de los alrededores de
Guerar, porque el terror de Yahveh cayó sobre ellas; y saquearon todas
las ciudades, pues había en ellas gran botín.
14 Asimismo atacaron las majadas y capturaron gran
cantidad de ovejas y camellos. Después se volvieron a Jerusalén.
INICIO
2 Crónicas 15
1 Vino entonces el espíritu de Dios sobre Azarías,
hijo de Oded,
2 el cual salió al encuentro de Asá y le dijo:
«¡Oídme vosotros, Asá y todo Judá y Benjamín! Yahveh estará con
vosotros mientras vosotros estéis con él; si le buscáis, se dejará
hallar de vosotros; pero si le abandonáis, os abandonará.
3 Durante mucho tiempo Israel estará sin verdadero
Dios, sin sacerdote que enseñe y sin ley.
4 Mas cuando en su angustia se vuelva a Yahveh, el
Dios de Israel, y le busque, él se dejará hallar de ellos.
5 En aquellos tiempos no habrá paz para los hombres,
sino grandes terrores sobre todos los habitantes de los países.
6 Chocarán pueblo contra pueblo y ciudad contra
ciudad, porque Dios los conturbará con toda suerte de aflicciones.
7 ¡Vosotros, pues, esforzaos, y que no se debiliten
vuestras manos! Porque vuestras obras tendrán recompensa.”
8 Al oír Asá estas palabras y esta profecía cobró
ánimo e hizo desaparecer los monstruos abominables de todo el país de
Judá y Benjamín y de las ciudades que había conquistado en la montaña
de Efraím, y restauró el altar de Yahveh, que estaba ante el vestíbulo
de Yahveh.
9 Congregó a todo Judá y Benjamín, y a los de Efraím,
Manasés y Simeón que habitaban entre ellos; pues se habían pasado a él
muchos de los israelitas, viendo que Yahveh su Dios estaba con él.
10 Se reunieron en Jerusalén en el mes tercero del
año quince del reinado de Asá.
11 Aquel día ofrecieron a Yahveh sacrificios del
botín que habían traído: setecientos bueyes y 7.000 ovejas.
12 Y se obligaron con un pacto a buscar a Yahveh, el
Dios de sus padres, con todo su corazón y con toda su alma;
13 y que todo aquel que no buscase a Yahveh, el Dios
de Israel, moriría, desde el pequeño hasta el grande, hombre o
mujer.
14 Juraron, pues, a Yahveh en alta voz, con gritos de
júbilo y al son de las trompetas y cuernos.
15 Y todo Judá se alegró con motivo del juramento,
porque de todo corazón había prestado el juramento, y con plena
voluntad había buscado a Yahveh. Por eso él se dejó hallar de ellos; y
le dio paz por todas partes.
16 El rey Asá llegó a quitar a Maaká, su madre, el
título de Gran Dama, porque había hecho un Horror para Aserá. Asá
abatió este Horror, lo hizo pedazos y lo quemó en el torrente Cedrón.
17 Pero no desaparecieron los altos de en medio de
Israel, aun cuando el corazón de Asá fue perfecto todos sus días.
18 Llevó a la Casa de Dios las ofrendas consagradas
por su padre y sus propias ofrendas: plata, oro y utensilios.
INICIO
2 Crónicas 16
1 El año 36 del reinado de Asá subió Basá, rey de
Israel, contra Judá, y fortificó a Ramá, para cortar las comunicaciones
a Asá, rey de Judá.
2 Sacó entonces Asá plata y oro de los tesoros de la
Casa de Yahveh y de la casa del rey, y envió mensajeros a Ben Hadad,
rey de Aram, que habitaba en Damasco, diciendo:
3 «Haya alianza entre nosotros, como entre mi padre y
tu padre; te envío plata y oro. Anda, rompe tu alianza con Basá, rey de
Israel, para que se aleje de mí.»
4 Ben Hadad escuchó al rey Asá y envió a los jefes de
su ejército contra las ciudades de Israel; conquistó Iyyón, Dan, Abel
Máyim y todos los depósitos de las ciudades situadas en Neftalí.
5 Cuando Basá lo supo, suspendió las fortificaciones
de Ramá e hizo parar su obra.
6 Entonces el rey Asá tomó a todo Judá y se llevaron
de Ramá las piedras y maderas que Basá había empleado para la
construcción; y con ella fortificó Gueba y Mispá.
7 En aquel tiempo el vidente Jananí fue donde Asá,
rey de Judá, y le dijo: «Por haberte apoyado en el rey de Aram, y no
haberte apoyado en Yahveh tu Dios, por eso se ha escapado de tu mano el
ejército del rey de Aram.
8 ¿No eran un ejército numeroso los etíopes y los
libios, con carros y una muchedumbre de hombres de carro? Y, sin
embargo, por haber puesto tu confianza en Yahveh, él los entregó en tu
mano.
9 Porque los ojos de Yahveh recorren toda la tierra,
para fortalecer a los que tienen corazón entero para con él. Has
procedido neciamente en esto, y por eso de aquí en adelante tendrás
guerras.»
10 Irritóse entonces Asá contra el vidente y lo metió
en la cárcel, pues estaba enojado con él por este asunto. En esa época
también maltrató Asá a varios del pueblo.
11 Estos son los hechos de Asá, los primeros y los
postreros; están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
12 El año 39 de su reinado enfermó Asá de los pies,
pero tampoco en su enfermedad buscó a Yahveh, sino a los médicos.
13 Se acostó Asá con sus padres. Murió el año 41 de
su reinado,
14 y le sepultaron en el sepulcro que se había hecho
en la Ciudad de David. Lo pusieron sobre un lecho lleno de bálsamo, de
aromas y de ungüentos preparados según el arte de los perfumistas; y le
encendieron un fuego enorme.
INICIO
2 Crónicas 17
1 En su lugar reinó su hijo Josafat, el cual se
fortificó contra Israel.
2 Puso guarniciones en todas las ciudades
fortificadas de Judá y estableció gobernadores en el país de Judá y en
las ciudades de Efraím, que Asá su padre había conquistado.
3 Estuvo Yahveh con Josafat, porque anduvo por los
caminos que había seguido anteriormente su padre David y no buscó a los
Baales,
4 sino que buscó al Dios de sus padres andando en sus
mandamientos, sin imitar los hechos de Israel.
5 Yahveh consolidó el reino en su mano; y todo Judá
traía presentes a Josafat, que adquirió grandes riquezas y honores.
6 Su corazón cobró ánimo en los caminos de Yahveh,
hasta hacer desaparecer de Judá los altos y los cipos.
7 El año tercero de su reinado envió a sus oficiales
Ben Jáyil, Abdías, Zacarías, Natanael y Miqueas para que enseñasen en
las ciudades de Judá,
8 y con ellos a los levitas Semaías, Netanías,
Zebadías, Asahel, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías, y con estos
levitas a los sacerdotes Elisamá y Yehoram,
9 los cuales enseñaron en Judá, llevando consigo el
libro de la Ley de Yahveh. Recorrieron todas las ciudades de Judá,
enseñando al pueblo.
10 El terror de Yahveh se apoderó de todos los reinos
de los países que rodeaban a Judá, de manera que no hicieron guerra
contra Josafat.
11 Los filisteos trajeron a Josafat presentes y plata
como tributo. También los árabes le trajeron ganado menor: 7.700
carneros y 7.700 machos cabríos.
12 Así Josafat iba engrandeciéndose cada vez más,
hasta lo sumo, y edificó en Judá castillos y ciudades de
aprovisionamiento.
13 Llevó a cabo muchas obras en las ciudades de Judá,
y tuvo una guarnición de guerreros escogidos en Jerusalén.
14 Esta es la lista, por sus casas paternas: De Judá,
jefes de millar: Adná, el jefe, y con él 300.000 hombres esforzados.
15 A su lado el jefe Yehojanán, y con él 280.000.
16 A su lado Amasías, hijo de Zikrí, que se había
consagrado espontáneamente a Yahveh, y bajo su mando 200.000 hombres
esforzados.
17 De Benjamín: Elyadá, hombre valeroso, y con él,
200.000 armados de arco y escudo.
18 A su lado Yehozabad, y con él, 180.000 equipados
para la guerra.
19 Estos eran los que servían al rey, sin contar los
que el rey había puesto en las ciudades fortificadas por todo Judá.
INICIO
2 Crónicas 18
1 Josafat tuvo grandes riquezas y honores; emparentó
con Ajab,
2 y al cabo de algunos años bajó a visitarle a
Samaría. Ajab sacrificó gran número de ovejas y de bueyes para él y la
gente que le acompañaba; y le incitó a que subiese con él contra Ramot
de Galaad.
3 Dijo Ajab, rey de Israel, a Josafat, rey de Judá:
«¿Quieres venir conmigo a Ramot de Galaad?» Le contestó: «Yo soy como
tú, y tu pueblo como mi pueblo; contigo estaremos en la batalla.»
4 Pero Josafat dijo al rey de Israel: «Consulta
antes, por favor, la palabra de Yahveh.»
5 El rey de Israel reunió a los profetas,
cuatrocientos hombres, y les dijo: «¿Debo atacar a Ramot de Galaad o
debo desistir?» Le respondieron: «Sube, porque Dios la entregará en
manos del rey.
6 Pero Josafat dijo: «¿No hay aquí algún otro profeta
de Yahveh a quien podamos consultar?»
7 Respondió el rey de Israel a Josafat: «Queda
todavía un hombre por quien podríamos consultar a Yahveh, pero yo le
aborrezco, pues nunca me profetiza el bien, sino el mal. Es Miqueas,
hijo de Yimlá.» A lo que respondió Josafat: «No hable el rey así.»
8 Llamó el rey de Israel a un eunuco y le dijo: «Trae
enseguida a Miqueas, hijo de Yimlá.»
9 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban
sentados cada cual en su trono, vestidos de gala, en la era que hay a
la entrada de la puerta de Samaría, mientras que todos los profetas
estaban en trance delante de ellos.
10 Sedecías, hijo de Kenaaná, se había hecho unos
cuernos de hierro, y decía: «Así dice Yahveh: Con estos acornearás a
Aram hasta acabar con ellos.
11 Y todos los profetas profetizaban del mismo modo
diciendo: «¡Sube contra Ramot de Galaad! Tendrás éxito. Yahveh la
entregará en manos del rey.»
12 El mensajero que había ido a llamar a Miqueas le
habló diciendo: «Mira que los profetas a una voz predicen el bien al
rey, procura hablar como uno de ellos y anuncia el bien.»
13 Respondió Miqueas “«¡Vive Yahveh, que lo que mi
Dios me diga, eso anunciaré!»
14 Llegó donde el rey; y el rey le dijo: «Miqueas,
¿debemos subir a Ramot de Galaad para atacarla, o debo desistir?» Le
respondió: «Subid, tendréis éxito. Serán entregados en vuestras manos.»
15 Pero el rey le dijo: «¿Cuántas veces he de
conjurarte a que no me digas más que la verdad en nombre de Yahveh?»
16 Entonces él dijo: «He visto todo Israel disperso
por los montes, como ovejas sin pastor; Yahveh ha dicho: No tienen
señor; que vuelvan en paz cada cual a su casa.»
17 El rey de Israel dijo a Josafat: «¿No te dije que
nunca me anuncia el bien sino el mal?»
18 Miqueas entonces dijo: «Escuchad, pues, la palabra
de Yahveh: He visto a Yahveh sentado en su trono, y todo el ejército de
los cielos estaba a su derecha y a su izquierda.
19 Preguntó Yahveh: “¿Quién engañará a Ajab, rey de
Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad?” Y el uno decía una
cosa y el otro otra.
20 Entonces se adelantó el Espíritu, se puso ante
Yahveh y dijo: “Yo le engañaré” Le preguntó Yahveh: “¿De qué modo?”
21 Respondió: “Iré y me haré espíritu de mentira en
la boca de todos sus profetas.” Y Yahveh dijo: “Tú conseguirás
engañarle. Vete y hazlo así”
22 Ahora, pues, Yahveh ha puesto un espíritu de
mentira en la boca de todos estos profetas tuyos, pues Yahveh ha
predicho el mal contra ti.»
23 Se acercó entonces Sedecías, hijo de Kenaaná, y
dio una bofetada a Miqueas en la mejilla, diciendo: «¿Por qué camino se
ha ido de mí el espíritu de Yahveh para hablarte a ti?».
24 Miqueas replicó: «Tú mismo lo verás el día en que
vayas escondiéndote de aposento en aposento.»
25 El rey de Israel dijo: «Prended a Miqueas y
llevádselo a Amón, gobernador de la ciudad, y a Joás, hijo del rey;
26 y les diréis: “Así habla el rey: Meted a éste en
la cárcel y racionadle el pan y el agua hasta que yo vuelva
victorioso.”»
27 Miqueas dijo: «Si es que vuelves victorioso, no ha
hablado Yahveh por mí.»
28 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, subieron
contra Ramot de Galaad.
29 El rey de Israel dijo a Josafat: «Yo voy a
disfrazarme para entrar en combate, mientras que tú te pondrás tus
vestidos.» El rey de Israel se disfrazó, y así entraron en la batalla.
30 Ahora bien, el rey de Aram había ordenado a los
jefes de sus carros: «No ataquéis ni a chicos ni a grandes, sino tan
sólo al rey de Israel.»
31 Cuando los jefes de los carros vieron a Josafat,
dijeron: «Seguro que es el rey de Israel», y le rodearon para cargar
sobre él. Pero Josafat gritó y Yahveh le socorrió, alejándolos Dios de
él.
32 Viendo los jefes de los carros que no era el rey
de Israel, se apartaron de él.
33 Entonces un hombre disparó su arco al azar e hirió
al rey de Israel por entre las placas de la coraza; el rey dijo al
auriga: «Da la vuelta y sácame de la batalla, porque me siento mal.»
34 Pero arreció aquel día la batalla, y el rey de
Israel fue sostenido en pie en su carro frente a los arameos hasta la
tarde; y a la caída del sol murió.
INICIO
2 Crónicas 19
1 Cuando Josafat, rey de Judá, regresaba en paz a su
casa, a Jerusalén,
2 salióle al encuentro Jehú, hijo de Jananí el
vidente, y le dijo al rey Josafat: «¿Tú ayudas al malo y amas a los que
aborrecen a Yahveh? Por esto ha caído sobre ti la cólera de Yahveh.
3 Sin embargo, han sido halladas en ti obras buenas,
porque has quitado de esta tierra los cipos, y has dispuesto tu corazón
para buscar a Dios.»
4 Residía Josafat en Jerusalén, pero volvió a visitar
al pueblo desde Berseba hasta la montaña de Efraím; y los convirtió a
Yahveh, el Dios de sus padres.
5 Estableció jueces en el país, en todas las ciudades
fortificadas de Judá, de ciudad en ciudad;
6 y dijo a los jueces: «Mirad lo que hacéis; porque
no juzgáis en nombre de los hombres, sino en nombre de Yahveh, que está
con vosotros cuando administráis justicia.
7 ¡Que esté sobre vosotros el temor de Yahveh!
Atended bien a lo que hacéis, porque en Yahveh nuestro Dios no
hay iniquidad ni acepción de personas ni soborno.»
8 También en Jerusalén estableció Josafat levitas,
sacerdotes y cabezas de familia de Israel, para la administración de la
justicia de Yahveh y para los litigios. Estos habitaban en Jerusalén.
9 Les dio esta orden: «Obraréis en todo en el temor
de Yahveh, con fidelidad y con corazón perfecto.
10 En todo pleito que venga a vosotros de parte de
vuestros hermanos que habitan en sus ciudades, sean causas de sangre o
cuestiones de la Ley, de los mandamientos, decretos y sentencias,
habéis de esclarecerlos, a fin de que no se hagan culpables para con
Yahveh y se encienda su ira contra vosotros y contra vuestros hermanos.
Obrando así, no os haréis culpables.
11 «Amarías, como sacerdote, será vuestro jefe en
todos las asuntos de Yahveh; y Zebadías, hijo de Ismael, jefe de la
casa de Judá, en todos los asuntos del rey. Los levitas os servirán de
escribas. ¡Esforzaos, y manos a la obra! Y Yahveh sea con el bueno.»
INICIO
2 Crónicas 20
1 Después de esto, los moabitas y ammonitas, y con
ellos algunos maonitas, marcharon contra Josafat para atacarle.
2 Vinieron mensajeros que avisaron a Josafat
diciendo: «Viene contra ti una gran muchedumbre de gentes de allende el
mar, de Edom, que están ya en Jasasón Tamar, o sea, Engadí.»
3 Tuvo miedo y se dispuso a buscar a Yahveh
promulgando un ayuno para todo Judá.
4 Congregóse Judá para implorar a Yahveh, y también
de todas las ciudades de Judá vino gente a suplicar a Yahveh.
5 Entonces Josafat, puesto en pie en medio de la
asamblea de Judá y de Jerusalén, en la Casa de Yahveh, delante del
atrio nuevo,
6 dijo: «Yahveh, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú
Dios en el cielo, y no dominas tú en todos los reinos de las
naciones? ¿No está en tu mano el poder y la fortaleza, sin que nadie
pueda resistirte?
7 ¿No has sido tú, oh Dios nuestro, el que expulsaste
a los habitantes de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste
a la posteridad de tu amigo Abraham para siempre?
8 Ellos la han habitado, y han edificado un santuario
a tu Nombre, diciendo:
9 “Si viene sobre nosotros algún mal, espada,
castigo, peste o hambre, nos presentaremos delante de esta Casa, y
delante de ti, porque tu Nombre reside en esta Casa; clamaremos a tí en
nuestra angustia, y tú oirás y nos salvarás.”
10 «Pero ahora, mira que los ammonitas y moabitas y
los del monte Seír, a donde no dejaste entrar a Israel cuando salía de
la tierra de Egipto, por lo cual Israel se apartó de ellos sin
destruirlos,
11 ahora nos pagan viniendo a echarnos de la heredad
que tú nos has legado.
12 Oh Dios nuestro, ¿no harás tú justicia con ellos?
Pues nosotros no tenemos fuerza contra esta gran multitud que viene
contra nosotros y no sabemos qué hacer. Pero nuestros ojos se vuelven
hacia ti.»
13 Todo Judá estaba en pie ante Yahveh con sus niños,
sus mujeres y sus hijos.
14 Vino el espíritu de Yahveh sobre Yajaziel, hijo de
Zacarías, hijo de Benaías, hijo de Yeiel, hijo de Mattanías, levita, de
los hijos de Asaf, que estaba en medio de la asamblea,
15 y dijo: «¡Atended vosotros, Judá entero y
habitantes de Jerusalén, y tú, oh rey Josafat! Así os dice Yahveh: No
temáis ni os asustéis ante esa gran muchedumbre; porque esta guerra no
es vuestra, sino de Dios.
16 Bajad contra ellos mañana; mirad, ellos van a
subir por la cuesta de Sis. Los encontraréis en el valle de Sof, junto
al desierto de Yeruel.
17 No tendréis que pelear en esta ocasión. Apostaos y
quedaos quietos, y veréis la salvación de Yahveh que vendrá sobre
vosotros, oh Judá y Jerusalén. ¡No temáis ni os asustéis! Salid mañana
al encuentro de ellos, pues Yahveh estará con vosotros.»
18 Josafat se inclinó rostro en tierra; y todo Judá y
los habitantes de Jerusalén se postraron ante Yahveh para adorar a
Yahveh.
19 Y los levitas, de los hijos de los quehatitas y de
la estirpe de los coreítas, se levantaron para alabar con gran clamor a
Yahveh, el Dios de Israel.
20 Al día siguiente se levantaron temprano y salieron
al desierto de Técoa. Mientras iban saliendo, Josafat, puesto en pie,
dijo: «¡Oídme, Judá y habitantes de Jerusalén! Tened confianza en
Yahveh vuestro Dios y estaréis seguros; tened confianza en sus profetas
y triunfaréis.»
21 Después, habiendo deliberado con el pueblo, señaló
cantores que, vestidos de ornamentos sagrados y marchando al frente de
los guerreros, cantasen en honor de Yahveh: «¡Alabad a Yahveh porque es
eterno su amor!»
22 Y en el momento en que comenzaron las aclamaciones
y las alabanzas, Yahveh puso emboscadas contra los ammonitas y
moabitas y los del monte Seír, que habían venido contra Judá, y fueron
derrotados.
23 Porque se levantaron los ammonitas y moabitas
contra los moradores del monte Seír, para entregarlos al anatema y
aniquilarlos, y cuando hubieron acabado con los moradores de Seír se
aplicaron a destruirse mutuamente.
24 Judá había venido a la atalaya del desierto y se
volvieron hacia la multitud, pero no había más que cadáveres tendidos
por tierra; pues ninguno pudo escapar.
25 Josafat y su pueblo fueron a saquear los despojos
y hallaron mucho ganado, riquezas y vestidos y objetos preciosos, y
recogieron tanto que no lo podían llevar. Emplearon tres días en
saquear el botín, porque era abundante.
26 Al cuarto día se reunieron en el valle de Beraká,
y allí bendijeron a Yahveh; por eso se llama aquel lugar valle de
Beraká hasta el día de hoy.
27 Después todos los hombres de Judá y de Jerusalén,
con Josafat al frente, regresaron con júbilo a Jerusalén, porque Yahveh
les había colmado de gozo a costa de sus enemigos.
28 Entraron en Jerusalén, en la Casa de Yahveh, con
salterios, cítaras y trompetas.
29 El terror de Dios cayó sobre todos los reinos de
los países cuando supieron que Yahveh había peleado contra los enemigos
de Israel.
30 El reinado de Josafat fue tranquilo, y su Dios le
dio paz por todos lados.
31 Josafat reinó sobre Judá. Tenía 35 años cuando
comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. Su madre se
llamaba Azubá, hija de Siljí.
32 Siguió en todo el camino de su padre Asá, sin
desviarse de él, haciendo lo que era recto a los ojos de Yahveh.
33 Con todo no desaparecieron los altos, pues el
pueblo aún no había fijado su corazón en el Dios de sus padres.
34 El resto de los hechos de Josafat, los primeros y
los postreros, están escritos en la historia de Jehú, hijo de Jananí,
que se halla inserta en el libro de los reyes de Israel.
35 Después de esto, Josafat, rey de Judá, se alió con
Ocozías, rey de Israel, que le impulsó a hacer el mal.
36 Se asoció con él para construir naves que fueran a
Tarsis; y fabricaron las naves en Esyón Guéber.
37 Entonces Eliezer, hijo de Dodaías, de Maresá,
profetizó contra Josafat diciendo: «Por haberte aliado con Ocozías,
Yahveh ha abierto brecha en tus obras.» En efecto, las naves se
destrozaron y no pudieron ir a Tarsis.
INICIO
2 Crónicas 21
1 Se acostó Josafat con sus padres y fue sepultado
con ellos en la ciudad de David. En su lugar reinó su hijo Joram.
2 Joram tenía seis hermanos, hijos de Josafat, que
eran Azarías, Yejiel, Zacarías, Azaryau, Miguel y Sefatías. Todos estos
eran hijos de Josafat, rey de Israel.
3 Su padre les había hecho grandes donaciones de
plata, oro y objetos preciosos, y ciudades fuertes en Judá; pero
entregó el reino a Joram, porque era el primogénito.
4 Joram tomó posesión del trono de su padre; y cuando
se afianzó en él pasó a cuchillo a todos sus hermanos y también a
algunos de los jefes de Israel.
5 32 años tenía Joram cuando empezó a reinar, y reinó
ocho años en Jerusalén.
6 Anduvo por el camino de los reyes de Israel, como
había hecho la casa de Ajab, porque se había casado con una mujer de la
familia de Ajab, e hizo el mal a los ojos de Yahveh.
7 Pero Yahveh no quiso destruir la casa de David, a
causa de la alianza que había hecho con David, porque le había
prometido que le daría siempre una lámpara a él y a sus hijos.
8 En sus días se rebeló Edom de bajo la mano de Judá
y se proclamaron un rey.
9 Pasó Joram con sus jefes, y con todos sus carros.
Se levantó por la noche y batió a los de Edom que le tenían cercado, a
él y a los jefes de los carros.
10 Así se rebeló Edom de bajo la mano de Judá hasta
el día de hoy. Por ese mismo tiempo se rebeló Libná de bajo su mano,
porque había abandonado a Yahveh, el Dios de sus padres.
11 Construyó asimismo altos en los montes de Judá,
incitó a la prostitución a los habitantes de Jerusalén y empujó a ella
a Judá.
12 Le llegó un escrito del profeta Elías, que decía:
«Así dice Yahveh, el Dios de tu padre David: Porque no has seguido los
caminos de tu padre Josafat, ni los caminos de Asá, rey de Judá,
13 sino que has andado por los caminos de los reyes
de Israel, y has prostituido a Judá y a los habitantes de Jerusalén
siguiendo las prostituciones de la casa de Ajab, y también porque has
dado muerte a tus hermanos de la casa de tu padre que eran mejores que
tú;
14 he aquí que Yahveh castigará con terrible azote a
tu pueblo, tus hijos, tus mujeres y toda tu hacienda;
15 tú mismo padecerás grandes enfermedades y una
dolencia de entrañas tal, que día tras día se te saldrán fuera a causa
de la enfermedad.»
16 Excitó Yahveh contra Joram el espíritu de los
filisteos y de los árabes, vecinos de los etíopes,
17 que subieron contra Judá y lo invadieron
llevándose todas las riquezas que hallaron en la casa del rey, y
también a sus hijos y a sus mujeres, no dejándole otro hijo que
Ocozías, el menor.
18 Después de todo esto le hirió Yahveh con una
enfermedad incurable de vientre.
19 Y al cabo de cierto tiempo, al fin del año
segundo, se le salieron las entrañas a causa de su enfermedad, y murió
en medio de terribles dolores. El pueblo no le encendió fuego, como lo
había encendido por su padre.
20 Tenía 32 años cuando empezó a reinar, y reinó en
Jerusalén ocho años. Se fue sin que nadie le llorara; y le sepultaron
en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.
INICIO
2 Crónicas 22
1 Los habitantes de Jerusalén proclamaron rey en su
lugar a su hijo menor Ocozías, porque una banda de árabes que había
invadido el campamento había dado muerte a todos los mayores, de suerte
que llegó a ser rey Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá.
2 Tenía Ocozías cuarenta y dos años cuando empezó a
reinar, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, hija
de Omrí.
3 También él siguió los caminos de la casa de Ajab,
pues su madre le instigaba a hacer el mal.
4 Hizo el mal a los ojos de Yahveh, como los de la
casa de Ajab, porque después de la muerte de su padre fueron ellos sus
consejeros para su perdición.
5 También por consejo de ellos fue con Joram, hijo de
Ajab, rey de Israel, para combatir a Jazael, rey de Aram, en Ramot de
Galaad; los arameos hirieron a Joram,
6 que se retiró a Yizreel, para curarse de las
heridas que había recibido en Ramá, en la batalla contra Jazael, rey de
Aram. Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá, bajó a Yizreel para visitar
a Joram, hijo de Ajab, que se hallaba enfermo;
7 esta visita a Joram vino de Dios para ruina de
Ocozías; pues llegado allí, salió con Joram contra Jehú, hijo de Nimsí,
a quien Yahveh había ungido para exterminar la casa de Ajab.
8 Mientras Jehú hacía justicia de la casa de Ajab, se
encontró con los jefes de Judá y con los hijos de los hermanos de
Ocozías que se hallaban al servicio de Ocozías, y los mató.
9 Buscó luego a Ocozías, al que prendieron en
Samaría, donde se había escondido. Lo llevaron donde Jehú, que lo mató,
pero le dieron sepultura, pues decían: «Es hijo de Josafat, el que
buscó a Yahveh con todo su corazón.» No quedó de la casa de Ocozías
nadie que fuese capaz de reinar.
10 Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que había
muerto su hijo, se levantó y exterminó a toda la estirpe real de la
casa de Judá.
11 Pero Yehosebá, hija del rey, tomó a Joás, hijo de
Ocozías, lo sacó de entre los hijos del rey a quienes estaban matando y
lo puso a él y a su nodriza en el dormitorio. Yehosebá, hija del rey
Joram, mujer del sacerdote Yehoyadá y hermana de Ocozías, lo ocultó de
la vista de Atalía, que no pudo matarle.
12 Seis años estuvo escondido con ellos en la Casa de
Dios, mientras Atalía reinaba en el país.
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2 Crónicas 23
1 El año séptimo, Yehoyadá cobró ánimo y envió a
buscar a los jefes de cien, a Azarías, hijo de Yerojam; a Ismael, hijo
de Yehojanán; a Azarías, hijo de Obed; a Maaseías, hijo de Adaías, y a
Elisafat, hijo de Zikrí; concertando un pacto con ellos,
2 recorrieron Judá y reunieron a los levitas de todas
las ciudades de Judá, y a los cabezas de familia de Israel, que
vinieron a Jerusalén.
3 Toda la asamblea hizo alianza con el rey en la Casa
de Dios; Yehoyadá les dijo: «Aquí tenéis al hijo del rey que ha de
reinar, como dijo Yahveh de los hijos de David.
4 Esto es lo que tenéis que hacer: Un tercio de
vosotros, así sacerdotes como levitas, los que entráis el sábado, se
quedarán de porteros en las entradas;
5 otro tercio, en la casa del rey; y otro tercio, en
la casa del Fundamento; mientras que todo el pueblo estará en los
atrios de la Casa de Yahveh.
6 Nadie podrá entrar en la Casa de Yahveh fuera de
los sacerdotes y los levitas que estén de servicio; éstos podrán entrar
por estar consagrados, pero todo el pueblo tiene que guardar el
precepto de Yahveh.
7 Los levitas se pondrán en torno al rey, cada uno
con sus armas en la mano, y cualquiera que penetre en la Casa, morirá.
Sólo ellos acompañarán al rey cuando entre y cuando salga.»
8 Los levitas y todo Judá hicieron cuanto les había
mandado el sacerdote Yehoyadá. Tomó cada uno a sus hombres, tanto los
que entraban el sábado como los que salían el sábado; pues el sacerdote
Yehoyadá no exceptuó a ninguna de las secciones.
9 El sacerdote Yehoyadá entregó a los jefes de cien
las lanzas y los escudos, grandes y pequeños, del rey David, que se
hallaban en la Casa de Dios,
10 y apostó a todo el pueblo, cada uno con sus armas
en la mano, desde el ala oriental de la Casa hasta el ala occidental,
entre el altar y la Casa, para que rodeasen al rey.
11 Hicieron salir entonces al hijo del rey y le
pusieron la diadema y el Testimonio. Le proclamaron rey; Yehoyadá y sus
hijos le ungieron y gritaron: «¡Viva el rey!».
12 Al oír Atalía los gritos del pueblo que corría y
aclamaba al rey, vino a la Casa de Yahveh, donde estaba el pueblo,
13 miró, y vio al rey en pie junto a la columna, a la
entrada, y a los jefes y las trompetas junto al rey, a todo el pueblo
de la tierra, lleno de alegría, que tocaba las trompetas, y a los
cantores que, con instrumentos de música, dirigían los cánticos de
alabanza. Entonces Atalía rasgó sus vestidos y gritó: «¡Traición,
traición!»
14 Pero el sacerdote Yehoyadá dio orden a los jefes
de cien, que estaban al frente de las tropas, y les dijo: «Hacedla
salir de las filas, y el que la siga que sea pasado a espada.» Porque
había dicho el sacerdote: «No la matéis en la Casa de Yahveh.»
15 Así pues, ellos echaron mano de ella, y cuando
llegó a la casa del rey por el camino de la Entrada de los Caballos,
allí la mataron.
16 Entonces Yehoyadá pactó alianza con todo el pueblo
y el rey de que el pueblo sería pueblo de Yahveh.
17 Fue después todo el pueblo a la casa de Baal y la
derribaron; rompieron sus altares y sus imágenes, y mataron a Matán,
sacerdote de Baal, ante los altares.
18 Yehoyadá puso centinelas en la Casa de Yahveh, a
los órdenes de los sacerdotes y levitas que David había distribuido en
la Casa de Yahveh, conforme a lo escrito en la Ley de Moisés, para
ofrecer los holocaustos con alegría y cánticos, según las disposiciones
de David.
19 Puso porteros junto a las puertas de la Casa de
Yahveh para que no entrase ninguno que por cualquier causa fuese
inmundo.
20 Después tomó a los jefes de cien, a los notables,
a los dirigentes del pueblo y al pueblo entero de la tierra; y haciendo
descender al rey de la Casa de Yahveh, entraron por la puerta superior
en la casa del rey y le sentaron en el trono del reino.
21 Todo el pueblo de la tierra estaba contento, y la
ciudad quedó tranquila; en cuanto a Atalía, la habían matado a
espada.
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2 Crónicas 24
1 Siete años tenía Joás cuando empezó a reinar, y
reinó cuarenta años en Jerusalén. Su madre se llamaba Sibía de
Berseba.
2 Joás hizo lo recto a los ojos de Yahveh durante
toda la vida del sacerdote Yehoyadá.
3 Este le casó con dos mujeres, y engendró hijos e
hijas.
4 Después de esto resolvió Joás restaurar la Casa de
Yahveh.
5 Reunió a los sacerdotes y a los levitas y les dijo:
«Recorred las ciudades de Judá y juntad cada año plata en todo Israel
para reparar la Casa de vuestro Dios; y daos prisa en ello.» Pero los
levitas no se dieron prisa.
6 Llamó entonces el rey a Yehoyadá, sumo sacerdote, y
le dijo: «¿Por qué no has tenido cuidado de que los levitas trajesen de
Judá y de Jerusalén la contribución que Moisés, siervo de Yahveh, y la
asamblea de Israel prescribieron para la Tienda del Testimonio?»
7 Pues la impía Atalía y sus hijos habían arruinado
la Casa de Dios, llegando incluso a emplear para los Baales todas las
cosas consagradas a la Casa de Yahveh.
8 Mandó, pues, el rey que se hiciera un cofre, que
fue colocado junto a la puerta de la Casa de Yahveh, por la parte
exterior;
9 y echaron bando en Judá y en Jerusalén de que
trajesen a Yahveh la contribución que Moisés, siervo de Dios, había
impuesto a Israel en el desierto.
10 Todos los jefes y todo el pueblo se alegraron; y
traían la contribución y la echaban en el cofre hasta que se llenaba.
11 Cuando llevaban el cofre a los inspectores del
rey, por medio de los levitas, si veían que había mucho dinero,
venía el secretario del rey y el inspector del sumo sacerdote para
vaciar el cofre; luego, lo tomaban y lo volvían a su lugar. Así
lo hacían cada vez, y recogían dinero en abundancia.
12 El rey y Yehoyadá se lo daban a los encargados de
las obras del servicio de la Casa de Yahveh, y éstos tomaban a sueldo
canteros y carpinteros para restaurar la Casa de Yahveh, y también a
los que trabajaban en hierro y bronce, para reparar la Casa de
Yahveh.
13 Trabajaron, pues, los encargados de la obra, y con
sus trabajos adelantaron las reparaciones del edificio; restituyeron la
Casa de Dios a su primer estado y la consolidaron.
14 Acabado el trabajo, entregaron al rey y a Yehoyadá
el resto del dinero, con el cual hicieron objetos para la Casa de
Yahveh, utensilios para el ministerio y para los holocaustos, vasos y
objetos de oro y plata. Durante toda la vida de Yehoyadá se ofrecieron
siempre holocaustos en la Casa de Yahveh.
15 Envejeció Yehoyadá, y murió colmado de días. Tenía
130 años cuando murió.
16 Le sepultaron en la Ciudad de David, con los
reyes, porque había hecho el bien en Israel, con Dios y con su Casa.
17 Después de la muerte de Yehoyadá vinieron los
jefes de Judá a postrarse delante del rey, y entonces el rey les prestó
oído.
18 Abandonaron la Casa de Yahveh, el Dios de sus
padres, y sirvieron a los cipos y a los ídolos; la cólera estalló
contra Judá y Jerusalén a causa de esta culpa suya.
19 Yahveh les envió profetas que dieron testimonio
contra ellos para que se convirtiesen a él, pero no les prestaron
oído.
20 Entonces el espíritu de Dios revistió a Zacarías,
hijo del sacerdote Yehoyadá que, presentándose delante del pueblo, les
dijo: «Así dice Dios: ¿Por qué traspasáis los mandamientos de Yahveh?
No tendréis éxito; pues por haber abandonado a Yahveh, él os abandonará
a vosotros.»
21 Mas ellos conspiraron contra él, y por mandato del
rey le apedrearon en el atrio de la Casa de Yahveh.
22 Pues el rey Joás no se acordó del amor que le
había tenido Yehoyadá, padre de Zacarías, sino que mató a su hijo, que
exclamó al morir: «¡Véalo Yahveh y exija cuentas!»
23 A la vuelta de un año subió contra Joás el
ejército de los arameos, que invadieron Judá y Jerusalén, mataron de
entre la población a todos los jefes del pueblo, y enviaron todo el
botín al rey de Damasco,
24 pues aunque el ejército de los arameos había
venido con poca gente, Yahveh entregó en sus manos a un ejército muy
grande; porque habían abandonado a Yahveh, el Dios de sus padres. De
este modo los arameos hicieron justicia con Joás.
25 Y cuando se alejaron de él, dejándole gravemente
enfermo, se conjuraron contra él sus servidores, por la sangre del hijo
del sacerdote Yehoyadá, le mataron en su lecho y murió. Le sepultaron
en la Ciudad de David, pero no le sepultaron en los sepulcros de los
reyes.
26 Los que conspiraron contra él fueron Zabad, hijo
de Simat la ammonita, y Yehozabad, hijo de Simrit la moabita.
27 Lo tocante a sus hijos, la gran cantidad de
impuestos que percibió y la restauración de la Casa de Dios, se halla
escrito en el midrás del libro de los reyes. En su lugar reinó su hijo
Amasías.
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2 Crónicas 25
1 Veinticinco años tenía Amasías cuando comenzó a
reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba
Yehoaddán, de Jerusalén.
2 Hizo lo recto a los ojos de Yahveh, aunque no de
todo corazón.
3 Cuando se afianzó en su reinado, dio muerte a los
servidores que habían matado al rey su padre.
4 Pero no hizo morir a los hijos de ellos, conforme a
lo escrito en la Ley, en el libro de Moisés, donde Yahveh tenía
prescrito: «No han de morir los padres por los hijos ni los hijos han
de morir por los padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado.»
5 Amasías congregó a Judá y estableció por todo Judá
y Benjamín, según las casas paternas, jefes de millar y jefes de
cien; hizo el censo de ellos, desde los veinte años para arriba, y
halló 300.000 hombres escogidos, aptos para la guerra y el manejo de
lanza y pavés.
6 Tomó también a sueldo en Israel, por cien talentos
de plata, a 100.000 hombres valientes.
7 Pero vino donde él un hombre de Dios que le dijo:
«Oh rey, que no salga contigo el ejército de Israel, porque Yahveh no
está con Israel, ni con ninguno de los efraimitas.
8 Si vienen contigo, tú te portarás esforzadamente en
la batalla, pero Dios te hará caer ante el enemigo, porque Dios
tiene poder para ayudar y para derribar.»
9 Respondió Amasías al hombre de Dios: «¿Y qué hacer
con los cien talentos que he dado a la tropa de Israel?» Contestó el
hombre de Dios: «Tiene Yahveh poder para darte mucho más que eso.»
10 Y Amasías apartó los destacamentos que le habían
venido de Efraím, para que se volviesen a sus lugares. Ellos se
irritaron mucho contra Judá y se volvieron a sus casas ardiendo en
cólera.
11 Amasías cobró ánimo y, tomando el mando de su
pueblo, marchó al valle de la Sal, y dio muerte a 10.000 hombres de los
seiríes.
12 Los hijos de Judá apresaron vivos a otros 10.000
y, llevándolos a la cumbre de la peña, los precipitaron desde allí,
quedando todos ellos reventados.
13 Entretanto, la tropa que Amasías había hecho
volver, para que no fuesen con él a la guerra, se desparramaron por las
ciudades de Judá, desde Samaría hasta Bet Jorón, pero fueron derrotados
3.000 de ellos y se recogió mucho botín.
14 Después de regresar Amasías de su victoria sobre
los edomitas, introdujo los dioses de los seiríes; eligió los dioses de
ellos, postróse ante ellos y les quemó incienso.
15 Se encendió la ira de Yahveh contra Amasías y le
envió un profeta, que le dijo: «¿Por qué has buscado a los dioses de
ese pueblo, que no han podido librar de tu mano a su propia gente?»
16 Mientras él le hablaba, Amasías le interrumpió:
«¿Acaso te hemos hecho consejero del rey? ¡Cállate! ¿Por qué te han de
matar?» El profeta concluyó diciendo: «Yo sé que Dios ha determinado
destruirte, porque hiciste eso y no quieres escuchar mi consejo.»
17 Amasías, rey de Judá, después de haber deliberado,
envió mensajeros a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel,
para decirle: «¡Sube y nos veremos las caras!»
18 Pero Joás, rey de Israel, mandó decir a Amasías,
rey de Judá: «El cardo del Líbano mandó a decir al cedro del Líbano:
Dame tu hija para mujer de mi hijo. Pero las bestias salvajes del
Líbano pasaron y pisotearon el cardo.
19 Tú te dices: “He derrotado a Edom.” Por eso te
lleva tu corazón a jactarte. Sé glorioso, pero quédate ahora en tu
casa. ¿Por qué exponerte a una calamidad y a caer tú y Judá contigo?»
20 Pero Amasías no le escuchó, pues era disposición
de Dios entregarlos en manos de sus enemigos, por haber buscado a
los dioses de Edom.
21 Subió Joás, rey de Israel, y se enfrentaron, él y
Amasías, rey de Judá, en Bet Semes de Judá.
22 Judá fue derrotado por Israel y huyeron cada uno a
su tienda.
23 Joás, rey de Israel, capturó a Amasías, rey de
Judá, hijo de Joás, hijo de Ocozías, en Bet Semes y le llevó a
Jerusalén; y abrió una brecha de cuatrocientos codos en la muralla de
Jerusalén desde la puerta de Efraím hasta la puerta del Angulo.
24 Tomó todo el oro y la plata y todos los objetos
que se hallaban al cuidado de Obededom en la Casa de Dios, y los
tesoros de la casa del rey, así como también rehenes, y se volvió a
Samaría.
25 Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, sirvió quince
años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel.
26 El resto de los hechos de Amasías, los primeros y
los postreros, ¿no están escritos en el libro de los reyes de Judá y de
Israel?
27 Después que Amasías se apartó de Yahveh, se
conjuraron contra él en Jerusalén, por lo que huyó a Lakís; pero
enviaron gente en su persecución hasta Lakís y allí lo mataron.
28 Trajéronle a caballo y le sepultaron con sus
padres en la Ciudad de David.
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2 Crónicas 26
1 Todo el pueblo de Judá tomó a Ozías, que tenía
dieciséis años, y le proclamaron rey en lugar de su padre Amasías.
2 Reconstruyó Elat y la devolvió a Judá, después que
el rey se hubo acostado con sus padres.
3 Dieciséis años tenía Ozías cuando empezó a reinar,
y reinó 52 años en Jerusalén. Su madre se llamaba Yekoliá, de Jerusalén.
4 Hizo lo recto a los ojos de Yahveh, enteramente
como lo había hecho su padre Amasías.
5 Buscó a Dios durante la vida de Zacarías, que le
instruyó en el temor de Dios; y mientras buscó a Yahveh, Dios le dio
prosperidad.
6 Salió a campaña contra los filisteos y abrió brecha
en el muro de Gat, en el muro de Yabné y en el muro de Asdod; restauró
las ciudades en la región de Asdod y entre los filisteos.
7 Dios le ayudó contra los filisteos, contra los
árabes que habitaban en Gur Báal y contra los meunitas.
8 Los ammonitas pagaron tributo a Ozías, y su fama
llegó hasta la frontera de Egipto, porque se había hecho sumamente
poderoso.
9 Ozías construyó torres en Jerusalén sobre la puerta
del Angulo, sobre la puerta del Valle y en el Angulo, y las fortificó.
10 Construyó también torres en el desierto y excavó
muchas cisternas, pues poseía numerosos ganados en la Tierra Baja y en
la llanura, así como labradores y viñadores en las montañas y en los
campos fértiles, porque le gustaba la agricultura.
11 Ozías tenía un ejército que hacía la guerra; salía
a campaña por grupos, conforme al número de su censo hecho bajo la
vigilancia de Yeiel el escriba, y Maaseías el notario, a las órdenes de
Jananías, uno de los jefes del rey.
12 El número total de los jefes de familia era de
2.600 hombres esforzados.
13 A sus órdenes había un ejército de campaña de
307.500 hombres, que hacían la guerra con gran valor, para ayudar al
rey contra el enemigo.
14 Ozías proporcionó a todo aquel ejército en cada
una de sus campañas escudos y lanzas, yelmos y corazas, arcos y hondas,
para tirar piedras.
15 Hizo construir en Jerusalén ingenios inventados
por expertos, para colocarlos sobre las torres y los ángulos y para
arrojar saetas y grandes piedras. Su fama se extendió lejos, porque fue
prodigioso el modo como supo buscarse colaboradores hasta hacerse
fuerte.
16 Mas, una vez fortalecido en su poder, se
ensoberbeció hasta acarrearse la ruina, y se rebeló contra Yahveh su
Dios, entrando en el Templo de Yahveh para quemar incienso sobre el
altar del incienso.
17 Fue tras él Azarías, el sacerdote, y con él
ochenta sacerdotes de Yahveh, hombres valientes,
18 que se opusieron al rey Ozías y le dijeron: «No te
corresponde a ti, Ozías, quemar incienso a Yahveh, sino a los
sacerdotes, los hijos de Aarón, que han sido consagrados para quemar el
incienso. ¡Sal del santuario porque estás prevaricando, y tú no tienes
derecho a la gloria que viene de Yahveh Dios!»
19 Entonces Ozías, que tenía en la mano un incensario
para ofrecer incienso, se llenó de ira, y mientras se irritaba contra
los sacerdotes, brotó la lepra en su frente, a vista de los sacerdotes,
en la Casa de Yahveh, junto al altar del incienso.
20 El sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes
volvieron hacía él sus ojos, y vieron que tenía lepra en la frente. Por
lo cual lo echaron de allí a toda prisa; y él mismo se apresuró a
salir, porque Yahveh le había herido.
21 El rey Ozías, quedó leproso hasta el día de su
muerte, y habitó en una casa aislada, como leproso, porque había sido
excluido de la Casa de Yahveh; su hijo Jotam estaba al frente de la
casa del rey y administraba justicia al pueblo de la tierra.
22 El resto de los hechos de Ozías, los primeros y
los postreros, los escribió el profeta Isaías, hijo de Amós.
23 Acostóse Ozías con sus padres y lo sepultaron con
sus padres en el campo de los sepulcros de los reyes, porque
decían: «Es un leproso.» En su lugar reinó su hijo Jotam.
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2 Crónicas 27
1 Tenía Jotam veinticinco años cuando comenzó a
reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. Su madre se llamaba
Yerusá, hija de Sadoq.
2 Hizo lo recto a los ojos de Yahveh, enteramente
como lo hizo su padre Ozías, salvo que no penetró en el Templo de
Yahveh. El pueblo, sin embargo, seguía corrompiéndose.
3 Construyó la Puerta Superior de la Casa de Yahveh,
e hizo muchas obras en los muros de Ofel.
4 Edificó también ciudades en la montaña de Judá, y
edificó castillos y torres en las tierras de labor.
5 Hizo guerra contra el rey de los ammonitas, a los
que venció. Los ammonitas le dieron aquel año cien talentos de plata,
10.000 cargas de trigo y 10.000 de cebada. Los ammonitas le trajeron lo
mismo el año segundo y el tercero.
6 Jotam llegó a ser poderoso, porque se afirmó en los
caminos de Yahveh su Dios.
7 El resto de los hechos de Jotam, todas sus guerras
y sus obras, están escritos en el libro de los reyes de Israel y de
Judá.
8 Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y
reinó dieciséis años en Jerusalén.
9 Acostóse Jotam con sus padres, y le sepultaron en
la Ciudad de David. En su lugar reinó su hijo Ajaz.
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2 Crónicas 28
1 Tenía Ajaz veinte años cuando empezó a reinar, y
reinó dieciséis años en Jerusalén. No hizo lo recto a los ojos de
Yahveh, como David su padre.
2 Siguió los caminos de los reyes de Israel, llegando
a fundir estatuas para los Baales.
3 Quemó incienso en el valle de Ben Hinnom e hizo
pasar a sus hijos por el fuego, según los ritos abominables de las
gentes que Yahveh había arrojado de delante de los israelitas.
4 Ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los
altos, sobre los collados y bajo todo árbol frondoso.
5 Yahveh su Dios le entregó en manos del rey de los
arameos, que le derrotaron, haciéndole gran número de prisioneros, que
fueron llevados a Damasco. Fue entregado también en manos del rey de
Israel, que le causó una gran derrota.
6 Pecaj, hijo de Remalías, mató en Judá en un solo
día a 120.000, todos ellos hombres valientes; porque habían abandonado
a Yahveh, el Dios de sus padres.
7 Zikrí, uno de los valientes de Efraím, mató a
Maasías, hijo del rey, a Azricam, mayordomo de palacio, y a Elcaná,
segundo después del rey.
8 Los israelitas se llevaron de entre sus hermanos
200.000 prisioneros: mujeres, hijos e hijas. Se apoderaron también de
un enorme botín, que se llevaron a Samaría.
9 Había allí un profeta de Yahveh, llamado Oded, que
salió al encuentro del ejército que volvía a Samaría, y les dijo: «He
aquí que Yahveh, el Dios de vuestros padres, irritado contra Judá, los
ha entregado en vuestras manos, mas vosotros los habéis matado con un
furor que ha subido hasta el cielo.
10 Y ahora pensáis en someter a los hijos de Judá y
de Jerusalén como siervos y siervas vuestros. ¿Es que vosotros
mismos no sois culpables contra Yahveh vuestro Dios?
11 Oídme, pues, y dejad volver a vuestros hermanos
que habéis tomado prisioneros, porque el furor de la ira de Yahveh
viene sobre vosotros.»
12 Entonces algunos hombres de los jefes de Efraím:
Azarías, hijo de Yehojanán; Berekías, hijo de Mesillemot; Ezequías,
hijo de Sallum, y Amasá, hijo de Jadlay, se levantaron contra los que
venían de la guerra,
13 y les dijeron: «No metáis aquí a estos
prisioneros. ¿Por qué, además de la culpa contra Yahveh que ya tenemos
contra nosotros, habláis de aumentar todavía nuestros pecados y nuestro
delito?; pues grande es nuestro delito y el furor de la ira amenaza a
Israel.»
14 Entonces la tropa dejó a los prisioneros y el
botín delante de los jefes y de toda la asamblea.
15 Levantáronse entonces los hombres nominalmente
designados, reanimaron a los prisioneros y vistieron con el botín a
todos los que estaban desnudos, dándoles vestido y calzado. Les dieron
de comer y de beber y los ungieron; y transportaron en asnos a todos
los débiles, los llevaron a Jericó, ciudad de las palmeras, junto a sus
hermanos. Luego se volvieron a Samaría.
16 En aquel tiempo el rey Ajaz envió mensajeros a los
reyes de Asiria para que le socorriesen.
17 Porque los de Edom habían venido otra vez y habían
derrotado a Judá, llevándose algunos prisioneros.
18 También los filisteos invadieron las ciudades de
la Tierra Baja y del Négueb de Judá, y tomaron Bet Semes, Ayyalón,
Guederot, Sokó con sus aldeas, Timná con sus aldeas y Guimzó con sus
aldeas, y se establecieron allí.
19 Porque Yahveh humillaba a Judá a causa de Ajaz,
rey de Israel, que permitía el desenfreno de Judá, y se había rebelado
contra Yahveh.
20 Vino contra él Teglatfalasar, rey de Asiria; y le
puso sitio, pero no le dominó.
21 Porque Ajaz despojó la Casa de Yahveh y la casa
del rey y de los jefes, para dárselo al rey de Asiria, pero de nada le
sirvió.
22 Aun en el tiempo del asedio, el rey Ajaz persistió
en su rebeldía contra Yahveh.
23 Ofrecía sacrificios a los dioses de Damasco que le
habían derrotado, pues se decía: «Los dioses de los reyes de Aram les
ayudan a ellos; les ofreceré sacrificios, y me ayudarán a mí.» Ellos
fueron la causa de su ruina y de la de todo Israel.
24 Ajaz juntó algunos de los utensilios de la Casa de
Dios e hizo añicos otros; cerró las puertas de la Casa de Yahveh y
fabricó altares en todas las esquinas de Jerusalén.
25 Erigió altos en cada una de las ciudades de Judá,
para quemar incienso a otros dioses, provocando así la ira de
Yahveh, el Dios de sus padres.
26 El resto de sus hechos y todas sus obras, las
primeras y las postreras, está escrito en el libro de los reyes de Judá
e Israel.
27 Se acostó Ajaz con sus padres y lo sepultaron
dentro de la Ciudad, en Jerusalén: pues no le colocaron en los
sepulcros de los reyes de Israel. En su lugar reinó su hijo Ezequías.
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2 Crónicas 29
1 Ezequías tenía veinticinco años cuando comenzó a
reinar y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Abía,
hija de Zacarías.
2 Hizo lo recto a los ojos de Yahveh, enteramente
como David su padre.
3 En el año primero de su reinado, el primer mes,
abrió las puertas de la Casa de Yahveh y las reparó.
4 Hizo venir a los sacerdotes y levitas, los reunió
en la plaza oriental,
5 y les dijo: «¡Escuchadme, levitas! Santificaos
ahora y santificad la Casa de Yahveh, el Dios de vuestros padres; y
sacad fuera del santuario la inmundicia.
6 Porque nuestros padres han sido infieles haciendo
lo malo a los ojos de Yahveh, nuestro Dios; le han abandonado, y
apartando sus rostros de la Morada de Yahveh, le han vuelto la espalda.
7 Hasta llegaron a cerrar las puertas del Vestíbulo,
apagaron las lámparas, y no quemaron incienso ni ofrecieron
holocaustos en el santuario al Dios de Israel.
8 Por eso la ira de Yahveh ha venido sobre Judá y
Jerusalén, y él los ha convertido en objeto de espanto, terror y
rechifla, como lo estáis viendo con vuestros ojos.
9 Por esto han caído a espada nuestros padres; y
nuestros hijos, hijas y mujeres se hallan en cautividad.
10 Pero ahora he decidido en mi corazón hacer alianza
con Yahveh, el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el furor de
su ira.
11 Hijos míos, no seáis ahora negligentes; porque
Yahveh os ha elegido a vosotros para que estéis en su presencia y le
sirváis para ser sus ministros y para quemarle incienso.»
12 Levantáronse entonces los levitas Májat, hijo de
Amasay, y Joel, hijo de Azarías, de los hijos de Quehat; Quis, hijo de
Abdí, y Azarías, hijo de Yallelel, de los hijos de Merarí; Yoaj, hijo
de Zimmá, y Eden, hijo de Yoaj, de los hijos de los guersonitas;
13 Simrí y Yeiel, de los hijos de Elisafán; Zacarías
y Mattanías, de los hijos de Asaf;
14 Yejiel y Simí, de los hijos de Hemán; Semaías y
Uzziel, de los hijos de Yedutún.
15 Estos reunieron a sus hermanos, se santificaron y
vinieron a purificar la Casa de Yahveh, conforme al mandato del rey,
según las palabras de Yahveh.
16 Los sacerdotes entraron en el interior de la Casa
de Yahveh para purificarla, y sacaron al atrio de la Casa de Yahveh
todas las impurezas que encontraron en el santuario de Yahveh. Los
levitas, por su parte, las amontonaron para llevarlas fuera, al
torrente de Cedrón.
17 Comenzaron la consagración el día primero del
primer mes, y el día octavo del mes llegaron al Vestíbulo de Yahveh;
pasaron ocho días consagrando la Casa de Yahveh y el día dieciséis del
mes primero habían acabado.
18 Fueron luego a las habitaciones del rey Ezequías y
le dijeron: «Hemos purificado toda la Casa de Yahveh, el altar del
holocausto con todos sus utensilios, y la mesa de las filas de pan con
todos sus utensilios.
19 Hemos preparado y santificado todos los objetos
que profanó el rey Ajaz durante su reinado con su infidelidad, y están
ante el altar de Yahveh.»
20 Entonces se levantó el rey Ezequías de mañana,
reunió a los jefes de la ciudad y subió a la Casa de Yahveh
21 Trajeron siete novillos, siete carneros, siete
corderos y siete machos cabríos para el sacrificio por el pecado en
favor del reino, del santuario y de Judá; y mandó a los sacerdotes,
hijos de Aarón, que ofreciesen holocaustos sobre el altar de Yahveh.
22 Inmolaron los novillos, y los sacerdotes
recogieron la sangre y rociaron el altar; luego inmolaron los carneros
y rociaron con su sangre el altar; degollaron igualmente los corderos y
rociaron con la sangre el altar.
23 Acercaron después los machos cabríos por el
pecado, ante el rey y la asamblea, y éstos pusieron las manos sobre
ellos;
24 los sacerdotes los inmolaron y ofrecieron la
sangre en sacrificio por el pecado junto al altar como expiación por
todo Israel; porque el rey había ordenado que el holocausto y el
sacrificio por el pecado fuese por todo Israel.
25 Luego estableció en la Casa de Yahveh a los
levitas con címbalos, salterios y cítaras, según las
disposiciones de David, de Gad, vidente del rey, y de Natán,
profeta; pues de mano de Yahveh había venido ese mandamiento, por
medio de sus profetas.
26 Cuando ocuparon su sitio los levitas con los
instrumentos de David, y los sacerdotes con las trompetas,
27 mandó Ezequías ofrecer el holocausto sobre el
altar. Y al comenzar el holocausto, comenzaron también los cantos de
Yahveh, al son de las trompetas y con el acompañamiento de los
instrumentos de David, rey de Israel.
28 Toda la asamblea estaba postrada, se cantaban
cánticos y las trompetas sonaban. Todo ello duró hasta que fue
consumido el holocausto.
29 Consumido el holocausto, el rey y todos los
presentes doblaron las rodillas y se postraron.
30 Después, el rey Ezequías y los jefes mandaron a
los levitas que alabasen a Yahveh con las palabras de David y del
vidente Asaf; y ellos cantaron alabanzas hasta la exaltación, e
inclinándose, adoraron.
31 Después tomó Ezequías la palabra y dijo: «Ahora
estáis enteramente consagrados a Yahveh; acercaos y ofreced víctimas y
sacrificios de alabanza en la Casa de Yahveh.» Y la asamblea trajo
sacrificios en acción de gracias, y los de corazón generoso, también
holocaustos.
32 El número de los holocaustos ofrecidos por la
asamblea fue de setenta bueyes; cien carneros y doscientos corderos;
todos ellos en holocausto a Yahveh.
33 Se consagraron también seiscientos bueyes y 3.000
ovejas.
34 Pero como los sacerdotes eran pocos y no bastaban
para desollar todos estos holocaustos, les ayudaron sus hermanos
los levitas, hasta que terminaron la labor, y los sacerdotes se
santificaron, pues los levitas estaban más dispuestos que los
sacerdotes para santificarse.
35 Hubo, además, muchos holocaustos de grasa de los
sacrificios de comunión y libaciones para el holocausto. Así quedó
restablecido el culto de la Casa de Yahveh.
36 Ezequías y el pueblo entero se regocijaron de que
Dios hubiera dispuesto al pueblo; pues todo se hizo rápidamente.
INICIO
2 Crónicas 30
1 Ezequías envió mensajeros a todo Israel y Judá, y
escribió también cartas a Efraím y Manasés, para que viniesen a la Casa
de Yahveh, en Jerusalén, a fin de celebrar la Pascua en honor de
Yahveh, el Dios de Israel.
2 Pues el rey y sus jefes y toda la asamblea de
Jerusalén habían determinado celebrar la Pascua en el mes segundo,
3 ya que no fue posible celebrarla a su debido
tiempo, porque los sacerdotes no se habían santificado en número
suficiente y el pueblo no se había reunido en Jerusalén.
4 Pareció bien esto a los ojos del rey y de toda la
asamblea.
5 Y decidieron enviar aviso a todo Israel, desde
Berseba hasta Dan, para que vinieran a Jerusalén a celebrar la Pascua
en que eran muchos los que no la habían celebrado según lo escrito.
6 Los correos, con las cartas del rey y de sus jefes,
recorrieron todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado y decían:
«Hijos de Israel, volveos a Yahveh, el Dios de Abraham, de Isaac y de
Israel, y él se volverá al resto que ha quedado de vosotros, los que
han escapado de la mano de los reyes de Asiria.
7 No seáis como vuestros padres y vuestros hermanos,
que fueron infieles a Yahveh, el Dios de sus padres; por lo cual él los
entregó a la desolación, como estáis viendo.
8 Ahora, no endurezcáis vuestra cerviz como vuestros
padres; dad la mano a Yahveh, venid a su santuario, que él ha
santificado para siempre; servid a Yahveh, vuestro Dios, y se apartará
de vosotros el furor de su ira.
9 Porque si os volvéis a Yahveh, vuestros hermanos y
vuestros hijos hallarán misericordia ante aquellos que los llevaron
cautivos, y volverán a esta tierra, pues Yahveh vuestro Dios es
clemente y misericordioso, y no apartará de vosotros su rostro, si
vosotros os convertís a él.»
10 Los correos pasaron de ciudad en ciudad por el
país de Efraím y de Manasés, llegaron hasta Zabulón; pero se reían y se
burlaban de ellos.
11 Sin embargo, hubo hombres de Aser, de Manasés y de
Zabulón que se humillaron y vinieron a Jerusalén.
12 También en Judá se dejó sentir la mano de Dios,
que les dio corazón unánime para cumplir el mandamiento del rey y de
los jefes, según la palabra de Yahveh.
13 Se reunió en Jerusalén mucha gente para celebrar
la fiesta de los Ázimos en el mes segundo; era una asamblea muy grande.
14 Y se levantaron y quitaron los altares que había
en Jerusalén; quitaron también todos los altares de incienso y los
arrojaron al torrente Cedrón.
15 Inmolaron la Pascua el día catorce del mes
segundo. También los sacerdotes y los levitas, llenos de confusión, se
santificaron y trajeron holocaustos a la Casa de Yahveh.
16 Ocuparon sus puestos según su reglamento, conforme
a la Ley de Moisés, hombre de Dios; y los sacerdotes rociaban con la
sangre que recibían de mano de los levitas.
17 Y como muchos de la asamblea no se habían
santificado, los levitas fueron encargados de inmolar los corderos
pascuales para todos los que no se hallaban puros, a fin de
santificarlos para Yahveh.
18 Pues una gran parte del pueblo, muchos de Efraím,
de Manasés, de Isacar y de Zabulón, no se habían purificado, y con todo
comieron la Pascua sin observar lo escrito. Pero Ezequías oró por ellos
diciendo: «¡Que Yahveh, que es bueno, perdone a todos aquellos
19 cuyo corazón está dispuesto a buscar al Dios
Yahveh, el Dios de sus padres, aunque no tengan la pureza requerida
para las cosas sagradas!»
20 Y oyó Yahveh a Ezequías y dejó salvo al pueblo.
21 Los israelitas que estaban en Jerusalén celebraron
la fiesta de los Ázimos por siete días con gran alegría; mientras los
levitas y los sacerdotes alababan a Yahveh todos los días con todas sus
fuerzas.
22 Ezequías habló al corazón de todos los levitas que
tenían perfecto conocimiento de Yahveh. Comieron durante los siete días
las víctimas de la solemnidad, sacrificando sacrificios de comunión y
alabando a Yahveh, el Dios de sus padres.
23 Toda la asamblea resolvió celebrar la solemnidad
por otros siete días, y la celebraron con júbilo siete días más.
24 Porque Ezequías, rey de Judá, había reservado para
toda la asamblea mil novillos y 7.000 ovejas. Los jefes, por su parte,
habían reservado para la asamblea mil novillos y 10.000 ovejas, pues ya
se habían santificado muchos sacerdotes.
25 Toda la asamblea de Judá, los sacerdotes y los
levitas y también toda la asamblea que había venido de Israel y los
forasteros venidos de la tierra de Israel, lo mismo que los que
habitaban en Judá, se llenaron de alegría.
26 Hubo gran gozo en Jerusalén; porque desde los días
de Salomón, hijo de David, rey de Israel, no se había hecho cosa
semejante en Jerusalén.
27 Después se levantaron los sacerdotes y los
levitas, y bendijeron al pueblo; y fue oída su voz, y su oración
penetró en el cielo, su santa morada.
INICIO
2 Crónicas 31
1 Terminado todo esto, salieron todos los israelitas
que se hallaban presentes a recorrer las ciudades de Judá; y rompieron
las estelas, abatieron los cipos y derribaron los altos y los altares
en todo Judá y Benjamín, y también en Efraím y Manasés, hasta acabar
con ellos. Después volvieron todos los hijos de Israel, cada cual a su
propiedad, a sus ciudades.
2 Ezequías restableció las clases de los sacerdotes y
de los levitas, cada uno en su sección, según su servicio, ya fuera
sacerdote, ya levita, ya se tratara de holocaustos y sacrificios de
comunión, ya de servicio litúrgico, acción de gracias o himnos, en las
puertas del campamento de Yahveh.
3 Destinó el rey una parte de su hacienda para los
holocaustos, holocaustos de la mañana y de la tarde y holocaustos de
los sábados, de los novilunios y de las solemnidades, según lo escrito
en la Ley de Yahveh.
4 Mandó al pueblo que habitaba en Jerusalén que
entregase la parte de los sacerdotes y levitas a fin de que pudiesen
perseverar en la Ley de Yahveh.
5 Cuando se divulgó esta disposición, los israelitas
trajeron en abundancia las primicias del trigo, del vino, del aceite y
de la miel y de todos los productos del campo; presentaron igualmente
el diezmo de todo en abundancia.
6 Los hijos de Israel y de Judá que habitaban en las
ciudades de Judá trajeron también el diezmo del ganado mayor y menor y
el diezmo de las cosas sagradas consagradas a Yahveh, su Dios, y lo
distribuyeron por montones.
7 En el mes tercero comenzaron a apilar los montones
y terminaron el mes séptimo.
8 Vinieron Ezequías y los jefes a ver los montones y
bendijeron a Yahveh y a su pueblo Israel.
9 Cuando Ezequías preguntó a los sacerdotes y a los
levitas acerca de los montones,
10 respondió el sumo sacerdote Azarías, de la casa de
Sadoq, y dijo: «Desde que se comenzaron a traer las ofrendas reservadas
a la Casa de Yahveh, hemos comido y nos hemos saciado, y aún sobra
muchísimo, porque Yahveh ha bendecido a su pueblo; y esta gran cantidad
es lo que sobra.»
11 Entonces mandó Ezequías que se preparasen salas en
la Casa de Yahveh. Las prepararon,
12 y metieron allí en lugar seguro las ofrendas
reservadas, los diezmos y las cosas consagradas. El levita Konanías fue
nombrado intendente, y Simí, hermano suyo, era el segundo.
13 Yejiel, Azazías, Najat, Asahel, Yerimot, Yozabad,
Eliel, Jismakías, Májat y Benaías eran inspectores, a las órdenes de
Konanías y de Simí, su hermano, bajo la vigilancia del rey Ezequías y
de Azarías, príncipe de la Casa de Dios.
14 El levita Qoré, hijo de Yimná, portero de la
puerta oriental, estaba encargado de las ofrendas voluntarias hechas a
Dios, y de repartir la ofrenda reservada a Yahveh y las cosas
sacratísimas.
15 En las ciudades sacerdotales estaban
permanentemente bajo sus órdenes Eden, Minyamín, Yesúa, Semaías,
Amarías y Sekanías, para repartir a sus hermanos, así grandes como
chicos, según sus clases,
16 dejando aparte a los hombres de treinta años para
arriba, inscritos en las genealogías, a todos los que entraban en la
Casa de Yahveh, según la tarea de cada día, para cumplir los servicios
de su ministerio, conforme a sus clases.
17 Los sacerdotes estaban inscritos en las
genealogías, conforme a sus casas paternas, igual que los levitas,
desde los veinte años en adelante, según sus obligaciones y sus clases.
18 Estaban también inscritos en las genealogías todos
sus niños, sus mujeres, sus hijos y sus hijas, de toda la asamblea,
porque se santificaban fielmente por medio de las cosas sagradas.
19 Para los sacerdotes, hijos de Aarón, que vivían en
el campo, en los ejidos de sus ciudades, había en cada ciudad hombres
designados nominalmente, para dar las porciones a todos los varones de
los sacerdotes, y a todos los levitas inscritos en las genealogías.
20 Esto hizo Ezequías en todo Judá haciendo lo bueno
y recto y verdadero ante Yahveh su Dios.
21 Todas las obras que emprendió en servicio de la
Casa de Dios, la Ley y los mandamientos, las hizo buscando a su Dios
con todo su corazón y tuvo éxito.
INICIO
2 Crónicas 32
1 Después de todas estas pruebas de fidelidad, vino
Senaquerib, rey de Asiria, invadió Judá, puso sitio a las ciudades
fortificadas y mandó forzar las murallas.
2 Cuando vio Ezequías que Senaquerib venía con
intención de atacar a Jerusalén,
3 tomó consejo con sus jefes y sus valientes en orden
a cegar las fuentes de agua que había fuera de la ciudad; y ellos le
apoyaron.
4 Juntóse mucha gente, y cegaron todas las fuentes y
el arroyo que corría por medio de la región, diciendo: «Cuando vengan
los reyes de Asiria, ¿por qué han de hallar tanta agua?»
5 Y cobrando ánimo, reparó toda la muralla que estaba
derribada, alzando torres sobre la misma, levantó otro muralla
exterior, fortificó el Milló en la Ciudad de David, y fabricó una gran
cantidad de armas arrojadizas y escudos.
6 Puso jefes de combate sobre el pueblo, los reunió a
su lado en la plaza de la puerta de la ciudad, y hablándoles al
corazón, dijo:
7 «Sed fuertes y tened ánimo; no temáis, ni desmayéis
ante el rey de Asiria, ni ante toda la muchedumbre que viene con
él, porque es más el que está con nosotros que el que está con él.
8 Con él está un brazo de carne, pero con nosotros
está Yahveh nuestro Dios para ayudarnos y para combatir nuestros
combates.» Y el pueblo quedó confortado con las palabras de Ezequías,
rey de Judá.
9 Después de esto, Senaquerib, rey de Asiria, que
estaba sitiando Lakís, con todas sus fuerzas, envió sus siervos a
Jerusalén, a Ezequías, rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban
en Jerusalén para decirles:
10 «Así dice Senaquerib, rey de Asiria: ¿En qué
ponéis vuestra confianza, para que permanezcáis cercados en Jerusalén?
11 ¿No os engaña Ezequías para entregaros a la muerte
por hambre y sed, cuando dice: “Yahveh nuestro Dios nos librará de la
mano del rey de Asiria”?
12 ¿No es este el mismo Ezequías que ha quitado sus
altos y sus altares y ha dicho a Judá y Jerusalén: “Ante un solo altar
os postraréis y sobre él habréis de quemar incienso”?
13 ¿Acaso no sabéis lo que yo y mis padres hemos
hecho con todos los pueblos de los países? ¿Por ventura los dioses de
las naciones de estos países han sido capaces de librar sus territorios
de mi mano?
14 ¿Quién de entre todos los dioses de aquellas
naciones que mis padres dieron al anatema pudo librar a su pueblo de mi
mano? ¿Es que vuestro Dios podrá libraros de mi mano?
15 Ahora, pues, que no os engañe Ezequías ni os
embauque de esa manera. No le creáis; ningún dios de ninguna nación ni
de ningún reino ha podido salvar a su pueblo de mi mano, ni de la mano
de mis padres, ¡cuánto menos podrá vuestro Dios libraros a
vosotros de mi mano!»
16 Sus siervos dijeron todavía más cosas contra
Yahveh Dios y contra Ezequías su siervo.
17 Escribió además cartas para insultar a Yahveh,
Dios de Israel, hablando contra él de este modo: «Así como los dioses
de las naciones de otros países no han salvado a sus pueblos de mi
mano, así tampoco el Dios de Ezequías salvará a su pueblo de mi mano.»
18 Los enviados gritaban en voz alta, en lengua
judía, al pueblo de Jerusalén, que estaba sobre el muro, para
atemorizarlos y asustarlos, y poder conquistar la ciudad,
19 y hablando del Dios de Jerusalén como de los
dioses de los pueblos de la tierra, que son obra de manos de hombre.
20 En esta situación, el rey Ezequías y el profeta
Isaías, hijo de Amós, oraron y clamaron al cielo.
21 Y Yahveh envió un ángel que exterminó a todos los
guerreros esforzados de su ejército, a los príncipes y a los jefes que
había en el campamento del rey de Asiria; el cual volvió a su tierra
cubierta la cara de vergüenza, y al entrar en la casa de su dios, allí
mismo, los hijos de sus propias entrañas le hicieron caer a espada.
22 Así salvó Yahveh a Ezequías y a los habitantes de
Jerusalén de la mano de Senaquerib, rey de Asiria, y de la mano de
todos sus enemigos, y les dio paz por todos lados.
23 Muchos trajeron entonces ofrendas a Yahveh, a
Jerusalén, y presentes a Ezequías, rey de Judá; el cual de allí en
adelante adquirió gran prestigio a los ojos de todas las naciones.
24 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte;
pero hizo oración a Yahveh, que le escuchó y le otorgó una señal
maravillosa.
25 Pero Ezequías no correspondió al bien que había
recibido, pues se ensoberbeció su corazón, por lo cual la Cólera vino
sobre él, sobre Judá y Jerusalén.
26 Mas después de haberse ensoberbecido en su
corazón, se humilló Ezequías, él y los habitantes de Jerusalén; y por
eso no estalló contra ellos la ira de Yahveh en los días de Ezequías.
27 Ezequías tuvo riquezas y gloria en gran
abundancia. Adquirió tesoros de plata, oro, piedras preciosas,
bálsamos, joyas y de toda suerte de objetos de valor.
28 Tuvo también almacenes para las rentas de trigo,
de mosto y de aceite; pesebres para toda clase de ganado y apriscos
para los rebaños.
29 Se hizo con asnos y poseía ganado menor y mayor en
abundancia, pues Dios le había dado muchísima hacienda.
30 Este mismo Ezequías cegó la salida superior de las
aguas del Guijón y las condujo, bajo tierra, a la parte occidental de
la Ciudad de David. Ezequías triunfó en todas sus empresas;
31 cuando los príncipes de Babilonia enviaron
embajadores para investigar la señal maravillosa ocurrida en el país,
Dios le abandonó para probarle y descubrir todo lo que tenía en su
corazón.
32 El resto de los hechos de Ezequías y sus obras
piadosas están escritos en las visiones del profeta Isaías, hijo de
Amós, y en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
33 Se acostó Ezequías con sus padres, y le sepultaron
en la subida de los sepulcros de los hijos de David; y todo Judá y los
habitantes de Jerusalén le rindieron honores a su muerte. En su lugar
reinó su hijo Manasés.
INICIO
2 Crónicas 33
1 Manasés tenía doce años cuando comenzó a reinar, y
reinó 55 años en Jerusalén.
2 Hizo el mal a los ojos de Yahveh según las
abominaciones de las gentes que Yahveh había expulsado delante de
los israelitas.
3 Volvió a edificar los altos que su padre Ezequías
había derribado, alzó altares a los Baales, hizo cipos, se postró ante
todo el ejército de los cielos y les sirvió.
4 Construyó también altares en la Casa de Yahveh, de
la que Yahveh había dicho: «En Jerusalén estará mi Nombre para siempre.»
5 Edificó altares a todo el ejército de los cielos en
los dos patios de la Casa de Yahveh,
6 e hizo pasar a sus hijos por el fuego en el valle
de Ben Hinnom; practicó los presagios, los augurios y la hechicería, e
hizo traer nigromantes y adivinos, haciendo mucho mal a los ojos de
Yahveh y provocando su cólera.
7 Colocó la imagen del ídolo, que había fabricado, en
la Casa de Dios, de la cual había dicho Dios a David y a Salomón, su
hijo: «En esta Casa y en Jerusalén, que he elegido de entre todas las
tribus de Israel, pondré mi Nombre para siempre.
8 Y no apartaré más el pie de Israel de sobre la
tierra que di a vuestros padres, con tal que procuren hacer según
todo lo que les he mandado, según toda la Ley, los decretos y las
normas ordenados por Moisés.»
9 Manasés desvió a Judá y a los habitantes de
Jerusalén para que hicieran mayores males que las gentes que
Yahveh había exterminado delante de los israelitas.
10 Habló Yahveh a Manasés y a su pueblo, pero no
hicieron caso.
11 Entonces Yahveh hizo venir sobre ellos a los jefes
del ejército del rey de Asiria, que apresaron a Manasés con ganchos, le
ataron con cadenas de bronce y le llevaron a Babilonia.
12 Cuando se vio en angustia, quiso aplacar a Yahveh
su Dios, humillándose profundamente en presencia del Dios de sus padres.
13 Oró a él y Dios accedió, oyó su oración y le
concedió el retorno a Jerusalén, a su reino. Entonces supo Manasés que
Yahveh es el Dios.
14 Después de esto edificó la muralla exterior de la
Ciudad de David al occidente de Guijón, en el torrente, hasta la
entrada de la Puerta de los Peces, cercando el Ofel, y la elevó a gran
altura. Puso también jefes del ejército en todas las plazas fuertes de
Judá.
15 Quitó de la Casa de Yahveh los dioses extraños, el
ídolo y todos los altares que había erigido en el monte de la
Casa de Yahveh y en Jerusalén, y los echó fuera de la ciudad.
16 Reedificó el altar de Yahveh y ofreció sobre él
sacrificios de comunión y de alabanza, y mandó a Judá que sirviese a
Yahveh, el Dios de Israel.
17 Sin embargo, el pueblo ofrecía aún sacrificios en
los altos, aunque sólo a Yahveh su Dios.
18 El resto de los hechos de Manasés, su oración a
Dios, y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de
Yahveh, Dios de Israel, se encuentran escritos en los Hechos de los
reyes de Israel.
19 Su oración y cómo fue oído, todo su pecado, su
infidelidad, los sitios donde edificó altos y donde puso cipos e ídolos
antes de humillarse: todo está escrito en los Hechos de Jozay.
20 Se acostó Manasés con sus padres, y le sepultaron
en su casa. En su lugar reinó su hijo Amón.
21 Amón tenía veintidós años cuando empezó a reinar,
y reinó dos años en Jerusalén.
22 Hizo el mal a los ojos de Yahveh, como había hecho
su padre Manasés. Amón ofreció sacrificios y sirvió a todos los ídolos
que había fabricado su padre Manasés.
23 Pero no se humilló delante de Yahveh, como se
había humillado su padre Manasés; al contrario, Amón cometió aún
más pecados.
24 Se conjuraron contra él sus siervos, y le dieron
muerte en su casa.
25 Pero el pueblo de la tierra mató a todos los
conjurados contra el rey Amón, y proclamó rey en su lugar a su
hijo Josías.
INICIO
2 Crónicas 34
1 Josías tenía ocho años cuando comenzó a reinar, y
reinó 31 años en Jerusalén.
2 Hizo lo recto a los ojos de Yahveh, siguiendo los
caminos de su padre David; sin apartarse a derecha ni a izquierda.
3 El año octavo de su reinado, siendo todavía joven,
comenzó a buscar al Dios de su padre David; y en el año doce empezó a
purificar a Judá y Jerusalén de los altos, de los cipos, de las
estatuas y de los ídolos fundidos.
4 Derribaron en su presencia los altares de los
Baales, hizo arrancar los altares de aromas que había sobre ellos, y
rompió los cipos, las imágenes y los ídolos fundidos reduciéndolos a
polvo, que esparció sobre las sepulturas de los que les habían
ofrecido sacrificios.
5 Quemó los huesos de los sacerdotes sobre los
altares y purificó a Judá y Jerusalén.
6 En las ciudades de Manasés, de Efraím y de Simeón,
y hasta en Neftalí y en los territorios asolados que las rodeaban,
7 derribó los altares, demolió los cipos y las
estatuas y las redujo a polvo, y abatió los altares de aromas en toda
la tierra de Israel. Después regresó a Jerusalén.
8 El año dieciocho de su reinado, mandó a Safán, hijo
de Asalías, a Maasías, comandante de la ciudad, y a Yoaj, hijo de
Yoajaz, heraldo, que reparasen la Casa de Yahveh su Dios para purificar
la tierra y la Casa.
9 Fueron ellos donde el sumo sacerdote Jilquías y le
entregaron el dinero traído a la Casa de Dios, que los levitas y
porteros habían recibido de Manasés y de Efraím y de todo el resto de
Israel, de todo Judá y Benjamín y de los habitantes de Jerusalén.
10 Lo pusieron en manos de los que hacían el trabajo,
los encargados de la Casa de Yahveh, y éstos se lo dieron a los obreros
para reparar y restaurar la Casa.
11 Lo dieron a los carpinteros y obreros de la
construcción para comprar piedras de cantería y madera y vigas de
trabazón para el maderamen de los edificios destruidos por los reyes de
Judá.
12 Estos hombres ejecutaban los trabajos
honradamente. Estaban bajo la vigilancia de Yájat y Abdías, levitas de
los hijos de Merarí, y de Zacarías y Mesul-lam, de los hijos de Quehat,
que les dirigían, y de otros levitas; todos ellos maestros en tañer
instrumentos músicos.
13 Dirigían también a los peones de carga y a todos
los que trabajaban en la obra, en los distintos servicios. Entre los
levitas había además, escribas, notarios y porteros.
14 Cuando estaban sacando el dinero traído a la Casa
de Yahveh, el sacerdote Jilquías encontró el libro de la Ley de
Yahveh dada por Moisés;
15 y Jilquías tomó la palabra y dijo al secretario
Safán: «He encontrado el libro de la Ley en la Casa de Yahveh»; y
Jilquías entregó el libro a Safán.
16 Safán llevó el libro al rey, y le rindió cuentas
diciendo: «Tus siervos están haciendo todo lo que les ha sido encargado.
17 Han fundido el dinero traído a la Casa de Yahveh y
lo han entregado a los encargados y a los que trabajan en la
obra.»
18 El secretario Safán anunció al rey: «El sacerdote
Jilquías me ha entregado un libro.» Y Safán leyó una parte en presencia
del rey.
19 Cuando el rey oyó las palabras de la Ley, rasgó
sus vestidos,
20 y ordenó a Jilquías, a Ajicam, hijo de Safán, a
Abdón, hijo de Miká, a Safán, secretario, y a Asaías, servidor del rey:
21 «¡Id!; consultad a Yahveh por mí y por el resto de
Israel y de Judá, acerca de las palabras del libro que ha sido
encontrado, porque grande es la cólera de Yahveh que se derrama sobre
nosotros; pues nuestros padres no han guardado la palabra de Yahveh
haciendo conforme a todo lo escrito en este libro.»
22 Jilquías y los enviados del rey fueron donde la
profetisa Juldá, mujer de Sallum, hijo de Toqhat, hijo de Jasrá,
encargado del vestuario; vivía ella en Jerusalén, en la ciudad nueva; y
ellos le hablaron conforme a lo indicado;
23 ella les respondió: «Así habla Yahveh, el Dios de
Israel: Decid al hombre que os ha enviado a mí:
24 Así habla Yahveh: Voy a traer el mal sobre este
lugar y sobre sus habitantes; todas las maldiciones escritas en el
libro que se ha leído delante del rey de Judá;
25 porque ellos me han abandonado y han quemado
incienso a otros dioses, irritándome con todas las obras de sus manos;
mi cólera se ha derramado sobre este lugar y no se apagará.
26 Y al rey de Judá que os ha enviado para consultar
a Yahveh, le diréis: Así dice Yahveh, Dios de Israel, acerca de las
palabras que has oído...
27 Porque tu corazón se ha conmovido y te has
humillado delante de Dios al oír sus palabras contra este lugar y sus
habitantes, y porque te has humillado ante mí, has rasgado tus vestidos
y has llorado ante mí, por eso yo, a mi vez, he oído, oráculo de Yahveh.
28 Voy a reunirte con tus padres y serás recibido en
paz en tu sepulcro; y no verán tus ojos ninguno de los males que
voy a traer sobre este lugar y sus moradores.» Ellos llevaron la
respuesta al rey.
29 Entonces el rey hizo reunir a todos los ancianos
de Judá y de Jerusalén.
30 Subió el rey a la Casa de Yahveh con todos los
hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes y los
levitas, y todo el pueblo desde el mayor hasta el menor, y leyó a sus
oídos todas las palabras del libro de la alianza que había sido
encontrado en la Casa de Yahveh.
31 Y puesto en pie junto a la columna, hizo el rey
alianza en presencia de Yahveh, para andar tras de Yahveh y guardar sus
mandamientos, sus testimonios y sus preceptos, con todo su corazón y
con toda su alma, cumpliendo las palabras de la alianza escritas en
aquel libro.
32 Hizo que la aceptaran cuantos se hallaban en
Jerusalén y en Benjamín. Y los habitantes de Jerusalén hicieron
conforme a la alianza de Dios, el Dios de sus padres.
33 Josías hizo desaparecer todas las abominaciones de
todas las regiones de los israelitas, y obligó a todos los que se
hallaban en Israel a servir a Yahveh su Dios. Y mientras él vivió no se
apartaron de Yahveh, el Dios de sus padres.
INICIO
2 Crónicas 35
1 Josías celebró una Pascua en honor de Yahveh en
Jerusalén; inmolaron la Pascua el día catorce del primer mes.
2 Restableció a los sacerdotes en sus ministerios y
los animó al servicio de la Casa de Yahveh.
3 Dijo a los levitas que tenían inteligencia para
todo Israel y estaban consagrados a Yahveh: «Colocad el arca santa en
la Casa que edificó Salomón, hijo de David, rey de Israel, porque ya no
habréis de llevarla a hombros; servid ahora a Yahveh vuestro Dios y a
Israel, su pueblo.
4 Estad preparados según vuestras casas paternas y
vuestras clases, conforme a lo escrito por David, rey de Israel, y lo
escrito por su hijo Salomón.
5 Ocupad vuestros sitios en el santuario según los
grupos de casas paternas a disposición de vuestros hermanos, los hijos
del pueblo; los levitas tendrán parte en la familia paterna.
6 E inmolad la Pascua, santificaos y preparadla para
vuestros hermanos, cumpliendo la orden de Yahveh, dada por medio de
Moisés.
7 Josías reservó para la gente del pueblo ganado
menor, así corderos como cabritos, en número de 30.000, todos ellos
como víctimas pascuales para cuantos se hallaban presentes, y 3.000
bueyes. Todo ello de la hacienda del rey.
8 También sus jefes reservaron ofrendas voluntarias
para el pueblo, los sacerdotes y los levitas. Jilquías, Zacarías y
Yejiel, intendentes de la Casa de Dios, dieron a los sacerdotes, como
víctimas pascuales, 2.600 ovejas y trescientos bueyes.
9 Konanías, Semaías y Natanael, su hermano, y
Jasabías, Yeiel y Yozabad, jefes de los levitas, reservaron para los
levitas 5.000 corderos pascuales y quinientos bueyes.
10 Preparado así el servicio, ocuparon los sacerdotes
sus puestos, lo mismo que los levitas, según sus clases, conforme al
mandato del rey.
11 Se inmolaron las víctimas pascuales, y mientras
los sacerdotes rociaban con la sangre que recibían de mano de los
levitas, los levitas las desollaban
12 y apartaban lo destinado al holocausto para darlo
a las secciones de las casas paternas de los hijos del pueblo, a fin de
que lo ofreciesen a Yahveh conforme a lo escrito en el libro de Moisés.
Lo mismo se hizo con los bueyes.
13 Asaron la Pascua al fuego, según el ritual;
cocieron las cosas sagradas en ollas, calderos y cazuelas, y las
repartieron con presteza entre todos los hijos del pueblo.
14 Después prepararon la Pascua para sí y para los
sacerdotes; porque los sacerdotes, hijos de Aarón, estuvieron ocupados
hasta la noche en ofrecer los holocaustos y las grasas. Por eso los
levitas la prepararon para sí y para los sacerdotes, hijos de Aarón.
15 También los cantores, hijos de Asaf, estaban en su
puesto, conforme a lo dispuesto por David, Asaf, Hemán y Yedutún,
vidente del rey; lo mismo los porteros, cada uno en su puerta. No
tenían necesidad de retirarse de su servicio, porque sus hermanos, los
levitas, se lo preparaban todo.
16 De esta manera se organizó aquel día todo el
servicio de Yahveh para celebrar la Pascua y ofrecer los
holocaustos sobre el altar de Yahveh, según la orden del rey
Josías.
17 Los israelitas que se hallaban allí celebraron en
ese tiempo la Pascua y la fiesta de los Ázimos durante siete días.
18 No se había celebrado Pascua como ésta en Israel
desde los días de Samuel, profeta; y ningún rey de Israel celebró una
Pascua como la que celebraron Josías, los sacerdotes y los levitas,
todo Judá e Israel, que allí se hallaban presentes, y los habitantes de
Jerusalén.
19 Esta Pascua se celebró el año dieciocho del
reinado de Josías.
20 Después de todo lo que hizo para reparar el
Templo, subió Nekó, rey de Egipto, para combatir en Karkemis, junto al
Eufrates; y Josías le salió al encuentro.
21 Nekó le envió mensajeros para decirle: «¿Qué tengo
yo que ver contigo, rey de Judá? No he venido hoy contra ti, sino
contra la casa con la cual estoy en guerra; y Dios me ha mandado que me
apresure. Deja de oponerte a Dios, que está conmigo, no sea que él te
destruya.»
22 Pero Josías no se apartó de él, pues estaba
decidido a darle batalla, sin escuchar las palabras de Nekó, que venían
de boca de Dios. Y avanzó para librar batalla en la llanura de Meguiddó.
23 Los arqueros tiraron contra el rey Josías, y dijo
el rey a sus siervos: «Llevadme fuera, pues estoy gravemente herido.»
24 Sus siervos le sacaron del carro, y pasándole a
otro carro que tenía, le llevaron a Jerusalén, donde murió. Fue
sepultado en los sepulcros de sus padres y todo Judá y Jerusalén
hicieron duelo por Josías.
25 Jeremías compuso una elegía sobre Josías, y todos
los cantores y cantoras hablan todavía hoy de Josías en sus elegías; lo
cual se ha hecho costumbre en Israel. Están escritas entre las
Lamentaciones.
26 El resto de los hechos de Josías, sus obras
piadosas conforme a lo escrito en la Ley de Yahveh,
27 y sus obras primeras y postreras, están escritas
en el libro de los reyes de Israel y de Judá.
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2 Crónicas 36
1 El pueblo de la tierra tomó a Joacaz, hijo de
Josías, y le proclamó rey en Jerusalén, en lugar de su padre.
2 Joacaz tenía veintitrés años cuando comenzó a
reinar, y reinó tres meses en Jerusalén.
3 El rey de Egipto le destituyó en Jerusalén, e
impuso al país una contribución de cien talentos de plata y un talento
de oro.
4 El rey de Egipto proclamó rey de Judá y Jerusalén a
Eliaquim, hermano de Joacaz, cambiándole el nombre por el de Yoyaquim.
Y a Joacaz, su hermano, le tomó Nekó y lo llevó a Egipto.
5 Yoyaquim tenía veinticinco años cuando comenzó a
reinar, y reinó once años en Jerusalén. Hizo el mal a los ojos de
Yahveh su Dios.
6 Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra él y
le ató con cadenas de bronce para conducirle a Babilonia.
7 Nabucodonosor llevó también a Babilonia algunos
objetos de la Casa de Yahveh que depositó en su santuario, en Babilonia.
8 El resto de los hechos de Yoyaquim, las
abominaciones que cometió y todo lo que le sucedió, está escrito en
el libro de los reyes de Israel y de Judá. En su lugar reinó su
hijo Joaquín.
9 Joaquín tenía ocho años cuando empezó a reinar, y
reinó tres meses y diez días en Jerusalén; hizo el mal a los ojos de
Yahveh.
10 A la vuelta de un año mandó el rey Nabucodonosor
que le llevasen a Babilonia, juntamente con los objetos más preciosos
de la Casa de Yahveh, y puso por rey en Judá y Jerusalén a Sedecías,
hermano de Joaquín.
11 Sedecías tenía veintiún años cuando comenzó a
reinar, y reinó once años en Jerusalén.
12 Hizo el mal a los ojos de Yahveh su Dios, y no se
humilló ante el profeta Jeremías que le hablaba por boca de Yahveh.
13 También él se rebeló contra el rey Nabucodonosor,
que le había hecho jurar por Dios; endureció su cerviz y se obstinó en
su corazón, en vez de volverse a Yahveh, el Dios de Israel.
14 Del mismo modo, todos los jefes de los sacerdotes
y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según todas las costumbres
abominables de las gentes, y mancharon la Casa de Yahveh, que él se
había consagrado en Jerusalén.
15 Yahveh, el Dios de sus padres, les envió desde el
principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de
su pueblo y de su Morada.
16 Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios,
despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió
la ira de Yahveh contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio.
17 Entonces hizo subir contra ellos al rey de los
caldeos, que mató a espada a los mejores en la Casa de su santuario,
sin perdonar a joven ni a doncella, a viejo ni a canoso; a todos los
entregó Dios en su mano.
18 Todos los objetos de la Casa de Dios, grandes y
pequeños, los tesoros de la Casa de Yahveh y los tesoros del rey y de
sus jefes, todo se lo llevó a Babilonia.
19 Incendiaron la Casa de Dios y derribaron las
murallas de Jerusalén: pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron
todos sus objetos preciosos.
20 Y a los que escaparon de la espada los llevó
cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos de él y de sus hijos hasta
el advenimiento del reino de los persas;
21 para que se cumpliese la palabra de Yahveh, por
boca de Jeremías: «Hasta que el país haya pagado sus sábados,
descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los
setenta años.»
22 En el año primero de Ciro, rey de Persia, en
cumplimiento de la palabra de Yahveh, por boca de Jeremías, movió
Yahveh el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de
palabra y por escrito en todo su reino:
23 «Así habla Ciro, rey de Persia: Yahveh, el Dios de
los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. El me ha
encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, en Judá. Quien de
entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él y suba!»
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