ÉXODO
CAPÍTULOS
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INICIO
Éxodo 1
1 Estos son los nombres de los israelitas que
entraron con Jacob en Egipto, cada uno con su familia:
2 Rubén, Simeón, Leví, Judá,
3 Isacar, Zabulón, Benjamín,
4 Dan, Neftalí, Gad y Aser.
5 El número de los descendientes de Jacob era de
setenta personas. José estaba ya en Egipto.
6 Murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella
generación;
7 pero los israelitas fueron fecundos y se
multiplicaron; llegaron a ser muy numerosos y fuertes y llenaron el
país.
8 Se alzó en Egipto un nuevo rey, que nada sabía de
José;
9 y que dijo a su pueblo: «Mirad, los israelitas son
un pueblo más numeroso y fuerte que nosotros.
10 Tomemos precauciones contra él para que no siga
multiplicándose, no sea que en caso de guerra se una también él a
nuestros enemigos para luchar contra nosotros y salir del país.»
11 Les impusieron pues, capataces para aplastarlos
bajo el peso de duros trabajos; y así edificaron para Faraón las
ciudades de depósito: Pitom y Ramsés.
12 Pero cuanto más les oprimían, tanto más crecían y
se multiplicaban, de modo que los egipcios llegaron a temer a los
israelitas.
13 Y redujeron a cruel servidumbre a los israelitas,
14 les amargaron la vida con rudos trabajos de
arcilla y ladrillos, con toda suerte de labores del campo y toda clase
de servidumbre que les imponían por crueldad.
15 El rey de Egipto dio también orden a las parteras
de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifrá, y la otra Puá,
16 diciéndoles: «Cuando asistáis a las hebreas,
observad bien las dos piedras: si es niño, hacedle morir; si es niña
dejadla con vida.»
17 Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron lo
que les había mandado el rey de Egipto, sino que dejaban con vida a los
niños.
18 Llamó el rey de Egipto a las parteras y les dijo:
«¿ Por qué habéis hecho esto y dejáis con vida a los niños?»
19 Respondieron las parteras a Faraón: «Es que las
hebreas no son como las egipcias. Son más robustas, y antes que llegue
la partera, ya han dado a luz.»
20 Y Dios favoreció a las parteras. El pueblo se
multiplicó y se hizo muy poderoso.
21 Y por haber temido las parteras a Dios, les
concedió numerosa prole.
22 Entonces Faraón dio a todo su pueblo esta orden:
«Todo niño que nazca lo echaréis al Río; pero a las niñas las dejaréis
con vida.»
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Éxodo 2
1 Un hombre de la casa de Leví fue a tomar por mujer
una hija de Leví.
2 Concibió la mujer y dio a luz un hijo; y viendo que
era hermoso lo tuvo escondido durante tres meses.
3 Pero no pudiendo ocultarlo ya por más tiempo, tomó
una cestilla de papiro, la calafateó con betún y pez, metió en ella al
niño, y la puso entre los juncos, a la orilla del Río.
4 La hermana del niño se apostó a lo lejos para ver
lo que le pasaba.
5 Bajó la hija de Faraón a bañarse en el Río y,
mientras sus doncellas se paseaban por la orilla del Río, divisó la
cestilla entre los juncos, y envió una criada suya para que la cogiera.
6 Al abrirla, vio que era un niño que lloraba. Se
compadeció de él y exclamó: «Es uno de los niños hebreos.»
7 Entonces dijo la hermana a la hija de Faraón:
«¿Quieres que yo vaya y llame una nodriza de entre las hebreas para que
te críe este niño?»
8 «Vete», le contestó la hija de Faraón. Fue, pues,
la joven y llamó a la madre del niño.
9 Y la hija de Faraón le dijo: «Toma este niño y
críamelo que yo te pagaré.» Tomó la mujer al niño y lo crió.
10 El niño creció, y ella lo llevó entonces a la hija
de Faraón, que lo tuvo por hijo, y le llamó Moisés, diciendo: «De las
aguas lo he sacado.»
11 En aquellos días, cuando Moisés ya fue mayor, fue
a visitar a sus hermanos, y comprobó sus penosos trabajos; vio también
cómo un egipcio golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos.
12 Miró a uno y a otro lado, y no viendo a nadie,
mató al egipcio y lo escondió en la arena.
13 Salió al día siguiente y vio a dos hebreos que
reñían. Y dijo al culpable: «¿Por qué pegas a tu compañero?»
14 El respondió: «¿Quién te ha puesto de jefe y juez
sobre nosotros? ¿Acaso estás pensando en matarme como mataste al
egipcio?» Moisés, lleno de temor, se dijo: «La cosa ciertamente se
sabe.»
15 Supo Faraón lo sucedido y buscaba a Moisés para
matarle; pero él huyó de la presencia de Faraón, y se fue a vivir
al país de Madián. Se sentó junto a un pozo.
16 Tenía un sacerdote de Madián siete hijas, que
fueron a sacar agua y llenar los pilones para abrevar las ovejas
de su padre.
17 Pero vinieron los pastores y las echaron.
Entonces, levantándose Moisés, salió en su defensa y les abrevó el
rebaño.
18 Al volver ellas a donde su padre Reuel, éste les
dijo: «Cómo es que venís hoy tan pronto?»
19 Respondieron: «Un egipcio nos libró de las manos
de los pastores, y además sacó agua para nosotras y abrevó el rebaño.»
20 Preguntó entonces a sus hijas: «¿Y dónde está?
¿Cómo así habéis dejado a ese hombre? Llamadle para que coma.»
21 Aceptó Moisés morar con aquel hombre, que dio a
Moisés su hija Séfora.
22 Esta dio a luz un hijo y llamóle Guersom, pues
dijo: «Forastero soy en tierra extraña.»
23 Durante este largo período murió el rey de Egipto;
los israelitas, gimiendo bajo la servidumbre, clamaron, y su
clamor, que brotaba del fondo de su esclavitud, subió a Dios.
24 Oyó Dios sus gemidos, y acordóse Dios de su
alianza con Abraham, Isaac y Jacob.
25 Y miró Dios a los hijos de Israel y conoció...
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Éxodo 3
1 Moisés era pastor del rebaño de Jetró su suegro,
sacerdote de Madián. Una vez llevó las ovejas más allá del desierto; y
llegó hasta Horeb, la montaña de Dios.
2 El ángel de Yahveh se le apareció en forma de llama
de fuego, en medio de una zarza. Vio que la zarza estaba ardiendo, pero
que la zarza no se consumía.
3 Dijo, pues, Moisés: «Voy a acercarme para ver este
extraño caso: por qué no se consume la zarza.»
4 Cuando vio Yahveh que Moisés se acercaba para
mirar, le llamó de en medio de la zarza, diciendo: «¡Moisés, Moisés!»
El respondió: «Heme aquí.»
5 Le dijo: «No te acerques aquí; quita las sandalias
de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra sagrada.»
6 Y añadió: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.» Moisés se cubrió el
rostro, porque temía ver a Dios.
7 Dijo Yahveh: «Bien vista tengo la aflicción de mi
pueblo en Egipto, y he escuchado su clamor en presencia de sus
opresores; pues ya conozco sus sufrimientos.
8 He bajado para librarle de la mano de los egipcios
y para subirle de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una
tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de los hititas,
de los amorreos, de los perizitas, de los jivitas y de los jebuseos.
9 Así pues, el clamor de los israelitas ha llegado
hasta mí y he visto además la opresión con que los egipcios los
oprimen.
10 Ahora, pues, ve; yo te envío a Faraón, para que
saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto.»
11 Dijo Moisés a Dios: ¿Quién soy yo para ir a Faraón
y sacar de Egipto a los israelitas?»
12 Respondió: «Yo estaré contigo y esta será para ti
la señal de que yo te envío: Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto
daréis culto a Dios en este monte .»
13 Contestó Moisés a Dios: «Si voy a los israelitas y
les digo: “El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros”; cuando
me pregunten: “¿Cuál es su nombre?”, ¿qué les responderé?»
14 Dijo Dios a Moisés: «Yo soy el que soy.» Y añadió:
«Así dirás a los israelitas: “Yo soy” me ha enviado a vosotros.»
15 Siguió Dios diciendo a Moisés: «Así dirás a los
israelitas: Yahveh, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el
Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi
nombre para siempre, por él seré invocado de generación en generación.»
16 «Ve, y reúne a los ancianos de Israel, y diles:
“Yahveh, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de
Jacob, se me apareció y me dijo: Yo os he visitado y he visto lo que os
han hecho en Egipto.
17 Y he decidido sacaros de la tribulación de Egipto
al país de los cananeos, los hititas, los amorreos, perizitas, jivitas
y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel.”
18 Ellos escucharán tu voz, y tú irás con los
ancianos de Israel donde el rey de Egipto; y le diréis: “Yahveh, el
Dios de los hebreos, se nos ha aparecido. Permite, pues, que vayamos
camino de tres días al desierto, para ofrecer sacrificios a Yahveh,
nuestro Dios.”
19 Ya sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino
forzado por mano poderosa.
20 Pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con
toda suerte de prodigios que obraré en medio de ellos y después os
dejará salir.»
21 «Yo haré que este pueblo halle gracia a los ojos
de los egipcios, de modo que cuando partáis, no saldréis con las
manos vacías,
22 sino que cada mujer pedirá a su vecina y a la que
mora en su casa objetos de plata, objetos de oro y vestidos, que
pondréis a vuestros hijos y a vuestras hijas, y así despojaréis a los
egipcios.»
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Éxodo 4
1 Respondió Moisés y dijo: «No van a creerme, ni
escucharán mi voz; pues dirán: “No se te ha aparecido Yahveh.”»
2 Díjole Yahveh: «¿Qué tienes en tu mano?» «Un
cayado», respondió él.
3 Yahveh le dijo: «Échalo a tierra.» Lo echó a tierra
y se convirtió en serpiente; y Moisés huyó de ella.
4 Dijo Yahveh a Moisés: «Extiende tu mano y agárrala
por la cola.» Extendió la mano, la agarró, y volvió a ser cayado en su
mano...
5 «Para que crean que se te ha aparecido Yahveh, el
Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el
Dios de Jacob.»
6 Y añadió Yahveh: «Mete tu mano en el pecho.» Metió
él la mano en su pecho y cuando la volvió a sacar estaba cubierta de
lepra, blanca como la nieve.
7 Y le dijo: «Vuelve a meter la mano en tu pecho.» La
volvió a meter y, cuando la sacó de nuevo, estaba ya como el resto de
su carne.
8 «Así pues, si no te creen ni escuchan la voz por la
primera señal, creerán por la segunda.
9 Y si no creen tampoco por estas dos señales y no
escuchan tu voz, tomarás agua del Río y la derramarás en el suelo; y el
agua que saques del Río se convertirá en sangre sobre el suelo.»
10 Dijo Moisés a Yahveh: «¡Por favor, Señor! Yo no he
sido nunca hombre de palabra fácil, ni aun después de haber hablado tú
con tu siervo; sino que soy torpe de boca y de lengua.»
11 Le respondió Yahveh: «¿Quién ha dado al hombre la
boca? ¿? Quién hace al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy
yo, Yahveh?
12 Así pues, vete, que yo estaré en tu boca y te
enseñaré lo que debes decir.»
13 El replicó: «Por favor, envía a quien quieras.»
14 Entonces se encendió la ira de Yahveh contra
Moisés, y le dijo: «¿No tienes a tu hermano Aarón el levita? Sé que él
habla bien; he aquí que justamente ahora sale a tu encuentro, y al
verte se alegrará su corazón.
15 Tu le hablarás y pondrás las palabras en su boca;
yo estaré en tu boca y en la suya, y os enseñaré lo que habéis de hacer.
16 El hablará por ti al pueblo, él será tu boca y tú
serás su dios.
17 Toma también en tu mano este cayado, porque con él
has de hacer las señales.»
18 Moisés volvió y regresó a casa de Jetró, su
suegro, y le dijo: «Con tu permiso, me vuelvo a ver a mis
hermanos de Egipto para saber si viven todavía.» Dijo Jetró a
Moisés: «Vete en paz.»
19 Yahveh dijo a Moisés en Madián: «Anda, vuelve a
Egipto ; pues han muerto todos los que buscaban tu muerte.»
20 Tomó, pues, Moisés a su mujer y a su hijo y,
montándolos sobre un asno, volvió a la tierra de Egipto. Tomó también
Moisés el cayado de Dios en su mano.
21 Y dijo Yahveh a Moisés: «Cuando vuelvas a Egipto,
harás delante de Faraón todos los prodigios que yo he puesto en tu
mano; yo, por mi parte, endureceré su corazón, y no dejará salir al
pueblo.
22 Y dirás a Faraón: Así dice Yahveh: Israel es mi
hijo, mi primogénito.
23 Yo te he dicho: “Deja ir a mi hijo para que me dé
culto,” pero como tú no quieres dejarle partir, mira que yo voy a matar
a tu hijo, a tu primogénito.»
24 Y sucedió que en el camino le salió al encuentro
Yahveh en el lugar donde pasaba la noche y quiso darle muerte.
25 Tomó entonces Seforá un cuchillo de pedernal y,
cortando el prepucio de su hijo, tocó los pies de Moisés, diciendo: «Tú
eres para mí esposo de sangre.»
26 Y Yahveh le soltó; ella había dicho: «esposo de
sangre», por la circuncisión.
27 Dijo Yahveh a Aarón: «Vete al desierto al
encuentro de Moisés.» Partió, pues, y le encontró en el monte de Dios y
le besó.
28 Moisés contó a Aarón todas las palabras que Yahveh
le había encomendado y todas las señales que le había mandado hacer.
29 Fueron, pues, Moisés y Aarón y reunieron a todos
los ancianos de los israelitas.
30 Aarón refirió todas las palabras que Yahveh había
dicho a Moisés, el cual hizo las señales delante del pueblo.
31 El pueblo creyó, y al oír que Yahveh había
visitado a los israelitas y había visto su aflicción, se postraron y
adoraron.
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Éxodo 5
1 Después se presentaron Moisés y Aarón a Faraón y le
dijeron: «Así dice Yahveh, el Dios de Israel: Deja salir a mi pueblo
para que me celebre una fiesta en el desierto.»
2 Respondió Faraón: «¿Quién es Yahveh para que yo
escuche su voz y deje salir a Israel? No conozco a Yahveh y no dejaré
salir a Israel.»
3 Ellos dijeron: «El Dios de los hebreos se nos ha
aparecido; permite, pues, que vayamos camino de tres días al desierto
para ofrecer sacrificios a Yahveh, nuestro Dios, no sea que nos
castigue con peste o espada.»
4 El rey de Egipto les replicó: «¿Por qué vosotros,
Moisés y Aarón, apartáis al pueblo de sus trabajos? Idos a vuestra
tarea.»
5 Y añadió Faraón: «Ahora que el pueblo de esa región
es numeroso ¿queréis interrumpir sus trabajos?»
6 Aquel mismo día dio Faraón esta orden a los
capataces del pueblo y a los escribas:
7 «Ya no daréis como antes paja al pueblo para hacer
ladrillos; que vayan ellos mismos a buscársela.
8 Pero que hagan la misma cantidad de ladrillos que
hacían antes, sin rebajarla; pues son unos perezosos. Y por eso claman
diciendo: Vamos a ofrecer sacrificios a nuestro Dios.
9 Que se aumente el trabajo de estos hombres para que
estén ocupados en él y no den oídos a palabras mentirosas.
10 Salieron los capataces del pueblo diciendo: «Esto
dice Faraón: No os daré ya más paja;
11 id vosotros mismos a buscárosla donde la podáis
hallar. Pero vuestra tarea no se disminuirá en nada.»
12 Esparcióse, pues, el pueblo por el país de Egipto
en busca de rastrojo para emplearlo como paja.
13 Los capataces por su lado los apremiaban,
diciendo: «Terminad la tarea que os ha sido fijada para cada día, como
cuando había paja.»
14 A los escribas de los israelitas, que los
capataces de Faraón habían puesto al frente de aquéllos, se les
castigó, diciéndoles: «¿Por qué no habéis hecho, ni ayer ni hoy, la
misma cantidad de ladrillos que antes?»
15 Los escribas de los israelitas fueron a quejarse a
Faraón, diciendo: «¿Por qué tratas así a tus siervos?
16 No se da paja a tus siervos y sin embargo nos
dicen: “Haced ladrillos.” Y he aquí que tus siervos son
castigados...»
17 El respondió: «Haraganes sois, grandes haraganes;
por eso decís: “Vamos a ofrecer sacrificios a Yahveh.”
18 Pues, id a trabajar; no se os dará paja, y habéis
de entregar la cantidad de ladrillos señalada.»
19 Los escribas de los israelitas se vieron en grande
aprieto, pues les ordenaron: «No disminuiréis vuestra producción diaria
de ladrillos.»
20 Encontráronse, pues, con Moisés y Aarón, que les
estaban esperando a la salida de su entrevista con Faraón,
21 y les dijeron: Que Yahveh os examine y que él os
juzgue por habernos hecho odiosos a Faraón y a sus siervos y haber
puesto la espada en sus manos para matarnos.»
22 Volvióse entonces Moisés a Yahveh y dijo: «Señor,
¿por qué maltratas a este pueblo? ¿por qué me has enviado?
23 Pues desde que fui a Faraón para hablarle en tu
nombre está maltratando a este pueblo, y tú no haces nada por librarle.»
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Éxodo 6
1 Respondió Yahveh a Moisés: «Ahora verás lo que voy
a hacer con Faraón; porque bajo fuerte mano tendrá que dejarles partir
y bajo fuerte mano él mismo los expulsará de su territorio.»
2 Habló Dios a Moisés y le dijo: «Yo soy Yahveh.
3 Me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como El
Sadday; pero mi nombre de Yahveh no se lo di a conocer.
4 También con ellos establecí mi alianza, para darles
la tierra de Canaán, la tierra en que peregrinaron y en la que moraron
como forasteros.
5 Y ahora, al oír el gemido de los israelitas,
reducidos a esclavitud por los egipcios, he recordado mi alianza.
6 Por tanto, di a los hijos de Israel: Yo soy Yahveh;
Yo os libertaré de los duros trabajos de los egipcios, os libraré de su
esclavitud y os salvaré con brazo tenso y castigos grandes.
7 Yo os haré mi pueblo, y seré vuestro Dios; y
sabréis que yo soy Yahveh, vuestro Dios, que os sacaré de la esclavitud
de Egipto.
8 Yo os introduciré en la tierra que he jurado dar a
Abraham, a Isaac y a Jacob, y os la daré en herencia. Yo, Yahveh.»
9 Moisés dijo esto a los israelitas; pero ellos no
escucharon a Moisés, consumidos por la dura servidumbre.
10 Entonces Yahveh habló a Moisés diciendo:
11 «Ve a hablar con Faraón, rey de Egipto, para que
deje salir a los israelitas fuera de su territorio.»
12 Respondió Moisés ante Yahveh: «Si los israelitas
no escuchan: ¿cómo me va a escuchar Faraón, a mí que soy torpe de
palabra?»
13 Pero Yahveh habló a Moisés y a Aarón, y les dio
órdenes para los israelitas y para Faraón, rey de Egipto, a fin
de sacar del país de Egipto a los israelitas.
14 Estos son los jefes de sus casas paternas: Hijos
de Rubén, primogénito de Israel: Henoc, Pallú, Jesrón y Karmí, éstas
son las familias de Rubén.
15 Hijos de Simeón: Yemuel, Yamín, Ohad, Yakín, Sójar
y Saúl, hijo de la cananea; éstas son las familias de Simeón.
16 Y éstos son los nombres de los hijos de Leví por
sus linajes: Guerson, Quehat, Merarí. Los años de la vida de Leví
fueron 137.
17 Hijos de Guerson: Libní y Simei según sus familias.
18 Hijos de Quehat: Amram, Yishar, Hebrón y Uzziel.
Los años de la vida de Quehat fueron 133 años.
19 Hijos de Merarí: Majlí y Musí. Estas son las
familias de los levitas, por sus linajes.
20 Amram tomó por mujer a Yokébed, su tía, de la cual
nacieron Aarón y Moisés. Y los años de la vida de Amram fueron 137.
21 Hijos de Yishar: Coré, Néfeg y Zikrí.
22 Hijos de Uzziel: Missael, Elsafán y Sitrí.
23 Aarón tomó por mujer a Isabel, hija de Amminadab,
hermana de Najsón; de la cual le nacieron Nadab, Abihú, Eleazar e
Itamar.
24 Hijos de Coré: Assir, Elcaná y Abiasaf. Estas son
la familias de los coreítas.
25 Eleazar, hijo de Aarón, tomó por mujer a una de
las hijas de Putiel y de ella nació Pinjás. Estos son los jefes de las
casas paternas de los levitas, según sus familias.
26 Estos son, pues, aquel Aarón y aquel Moisés a
quienes dijo Yahveh: «Sacad a los israelitas de la tierra de Egipto en
orden de campaña.»
27 Estos son los que hablaron a Faraón, rey de
Egipto, para sacar de Egipto a los israelitas. Estos son Moisés y Aarón.
28 El día en que Yahveh habló a Moisés en el país de
Egipto,
29 le dijo: «Yo soy Yahveh; di a Faraón, rey de
Egipto, cuanto yo te diga.»
30 Moisés respondió ante Yahveh: «Siendo yo torpe de
palabra, ¿cómo me va a escuchar Faraón?»
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Éxodo 7
1 Dijo Yahveh a Moisés: «Mira que te he constituido
como dios para Faraón y Aarón, tu hermano, será tu profeta;
2 tú le dirás cuanto yo te mande; y Aarón, tu
hermano, se lo dirá a Faraón, para que deje salir de su país a los
israelitas.
3 Yo, por mi parte, endureceré el corazón de Faraón,
y multiplicaré mis señales y mis prodigios en el país de Egipto.
4 Faraón no os escuchará, pero yo pondré mi mano
sobre Egipto y sacaré de la tierra de Egipto a mi ejército, mi pueblo,
los israelitas, a fuerza de duros castigos.
5 Y los egipcios reconocerán que yo soy Yahveh,
cuando extienda mi mano sobre Egipto y saque de en medio de ellos
a los hijos de Israel.»
6 Moisés y Aarón hicieron lo que les mandó Yahveh.
7 Tenía Moisés ochenta años, y Aarón 83 cuando
hablaron a Faraón.
8 Habló Yahveh a Moisés y Aarón, y dijo:
9 «Cuando Faraón os diga: Haced algún prodigio, dirás
a Aarón: “Toma tu cayado y échalo delante de Faraón, y que se convierta
en serpiente.”»
10 Presentáronse, pues, Moisés y Aarón a Faraón, e
hicieron lo que Yahveh había ordenado: Aarón echó su cayado delante de
Faraón y de sus servidores, y se convirtió en serpiente.
11 También Faraón llamó a los sabios y a los
hechiceros, y también ellos, los sabios egipcios, hicieron con sus
encantamientos las mismas cosas.
12 Echó cada cual su vara, y se trocaron en
serpientes; pero el cayado de Aarón devoró sus varas.
13 Sin embargo el corazón de Faraón se endureció, y
no les escuchó, conforme había predicho Yahveh.
14 Entonces dijo Yahveh a Moisés: «El corazón de
Faraón es obstinado; se niega a dejar salir al pueblo.
15 Preséntate a Faraón por la mañana, cuando vaya a
la ribera. Le saldrás al encuentro a la orilla del Río, llevando en tu
mano el cayado que se convirtió en serpiente.
16 Y le dirás: Yahveh, el Dios de los hebreos, me ha
enviado a ti para decirte: “Deja partir a mi pueblo, para que me
den culto en el desierto”; pero hasta el presente no has escuchado.
17 Así dice Yahveh: En esto conocerás que yo soy
Yahveh: Mira que voy a golpear con el cayado que tengo en la mano las
aguas del Río, y se convertirán en sangre.
18 Los peces del Río morirán, y el Río quedará
apestado de modo que los egipcios no podrán ya beber agua del
Río.»
19 Yahveh dijo a Moisés: «Di a Aarón: Toma tu cayado,
y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus canales, sobre
sus ríos, sobre sus lagunas y sobre todos sus depósitos de agua. Se
convertirán en sangre; y habrá sangre en toda la tierra de Egipto,
hasta en los árboles y la piedras.»
20 Moisés y Aarón hicieron lo que Yahveh les había
mandado: alzó el cayado y golpeó las aguas que hay en el Rió en
presencia de Faraón y de sus servidores, y todas las aguas del Rió se
convirtieron en sangre.
21 Los peces del Río murieron, el Río quedó apestado
de modo que los egipcios nos pudieron beber el agua del Río; hubo
sangre en todo el país de Egipto.
22 Pero lo mismo hicieron con sus encantamientos los
magos de Egipto; y el corazón de Faraón se endureció y no les
escuchó, como había dicho Yahveh.
23 Se volvió Faraón y entró en su casa sin hacer caso
de ello.
24 Y todos los egipcios tuvieron que cavar en los
alrededores del Río en busca de agua potable, porque no podían
beber las aguas del Río.
25 Pasaron siete días desde que Yahveh hirió el Río.
26 Y dijo Yahveh a Moisés: «Preséntate a Faraón y
dile: Así dice Yahveh: “Deja salir a mi pueblo para que me dé culto.”
27 Si te niegas a dejarle partir infestaré de ranas
todo tu país.
28 El Río bullirá de ranas, que subirán y entrarán en
tu casa, en tu dormitorio y en tu lecho, en las casas de tus
servidores y en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas.
29 Subirán la ranas sobre ti, sobre tu pueblo, y
sobre tus siervos.»
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Éxodo 8
1 Dijo Yahveh a Moisés: «Di a Aarón: Extiende tu mano
con tu cayado sobre los canales, sobre los ríos y sobre las
lagunas, y haz que suban las ranas sobre la tierra de Egipto.»
2 Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto;
subieron la ranas y cubrieron la tierra de Egipto.
3 Pero los magos hicieron lo mismo con sus
encantamientos, e hicieron subir las ranas sobre la tierra de Egipto.
4 Faraón llamó a Moisés y a Aarón y dijo: «Pedid a
Yahveh que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré salir al
pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahveh.»
5 Respondió Moisés a Faraón: «Dígnate indicarme
cuándo he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que se
alejen las ranas de ti y de tus casas, y queden solamente en el Río.»
6 «Mañana», contestó el. Replicó Moisés: «Será
conforme a tu palabra, para que sepas que no hay como Yahveh, nuestro
Dios.
7 Las ranas se apartarán de ti, de tus casas, de tus
siervos y de tu pueblo, y quedarán sólo en el Río.»
8 Salieron Moisés y Aarón de la presencia de Faraón,
invocó Moisés a Yahveh acerca de las ranas que afligían a Faraón,
9 y Yahveh hizo lo que Moisés pedía: murieron las
ranas de las casas, de los patios y de los campos.
10 Las juntaron en montones y el país apestaba.
11 Pero Faraón viendo que tenía este respiro,
endureció su corazón, y no les escuchó como había predicho Yahveh.
12 Dijo Yahveh a Moisés: «Di a Aarón: extiende tu
cayado y golpea el polvo de la tierra que se convertirá en mosquitos
sobre todo el país de Egipto.»
13 Así lo hicieron: Aarón extendió su mano con el
cayado y golpeó el polvo de la tierra; y hubo mosquitos sobre los
hombres y sobre los ganados. Todo el polvo de la tierra se convirtió en
mosquitos sobre todo el país de Egipto.
14 Los magos intentaron con sus encantamientos hacer
salir mosquitos, pero no pudieron. Hubo, pues, mosquitos sobre hombres
y ganados.
15 Dijeron los magos a Faraón: «¡es el dedo de Dios!»
Pero el corazón de Faraón se endureció, y no les escuchó, como había
dicho Yahveh.
16 Yahveh dijo a Moisés: «Levántate muy de mañana,
preséntate a Faraón cuando vaya a la ribera, y dile: Así dice Yahveh:
“Deja salir a mi pueblo, para que me dé culto.”
17 Si no dejas salir a mi pueblo, mira que voy a
enviar tábanos contra ti, contra tus siervos, tu pueblo y tus casas, de
manera que las casas de los egipcios y hasta el suelo sobre el cual
están se llenarán de tábanos.
18 Pero exceptuaré ese día la región de Gosen, donde
está mi pueblo, para que no haya allí tábanos, a fin de que sepas que
yo soy Yahveh en medio de la tierra;
19 haré distinción entre mi pueblo y el tuyo. Este
prodigio sucederá mañana.»
20 Así lo hizo Yahveh, y un enorme enjambre de
tábanos vino sobre la casa de Faraón y la casas de sus siervos; y toda
la tierra de Egipto; la tierra fue devastada por los tábanos.
21 Entonces llamó Faraón a Moisés y a Aarón y les
dijo: «Id y ofreced sacrificios a vuestro Dios en este país.»
22 Moisés respondió: «No conviene que se haga así,
porque el sacrificio que ofrecemos a Yahveh, nuestro Dios, es
abominación para los egipcios. ¿No nos apedrearían los egipcios si
ofreciéramos ante sus ojos un sacrificio que para ellos es
abominable?
23 Iremos tres jornadas de camino por el desierto, y
allí ofreceremos sacrificios a Yahveh, nuestro Dios, según él nos
ordena.»
24 Contestó Faraón: «Os dejaré ir, para que ofrezcáis
en el desierto sacrificios a Yahveh, vuestro Dios, con tal que no
vayáis demasiado lejos. Rogad por mí.»
25 Moisés respondió: «En cuanto salga rogaré a
Yahveh, y mañana los tábanos se alejarán de Faraón, de sus siervos y de
su pueblo; pero que no nos siga engañando Faraón, impidiendo que el
pueblo vaya a ofrecer sacrificios a Yahveh.»
26 Salió, pues, Moisés de la presencia de Faraón, y
rogó a Yahveh.
27 Hizo Yahveh lo que Moisés pedía, y alejó los
tábanos del Faraón, de sus siervos y de su pueblo, sin quedar ni uno.
28 Pero también esta vez endureció Faraón su corazón
y no dejó salir al pueblo.
INICIO
Éxodo 9
1 Yahveh dijo a Moisés: «Preséntate a Faraón y dile:
Así dice Yahveh, el Dios de los hebreos: “Deja salir a mi pueblo para
que me den culto.”
2 Si te niegas a dejarles salir y los sigues
reteniendo,
3 mira que la mano de Yahveh caerá sobre tus ganados
del campo, sobre los caballos, sobre los asnos, sobre los camellos,
sobre la vacadas y sobre las ovejas; habrá una grandísima peste.
4 Pero Yahveh hará distinción entre el ganado de
Israel y el ganado de los egipcios, de modo que nada perecerá de lo
perteneciente a Israel.»
5 Y Yahveh fijó el plazo, diciendo: «Mañana hará esto
Yahveh en el país.»
6 Al día siguiente cumplió Yahveh su palabra y murió
todo el ganado de los egipcios; mas del ganado de los israelitas no
murió ni una sola cabeza.
7 Faraón mandó hacer averiguaciones, y se vio que del
ganado de Israel no había muerto ni un solo animal. Sin embargo, se
endureció el corazón de Faraón y no dejó salir al pueblo.
8 Dijo Yahveh a Moisés y a Aarón: «Tomad dos grandes
puñados de hollín de horno, y que Moisés lo lance hacia el cielo, en
presencia de Faraón;
9 se convertirá en polvo fino sobre todo el
territorio de Egipto, y formará erupciones pustulosas, en hombres y
ganados, por toda la tierra de Egipto.»
10 Tomaron, pues, hollín de horno y presentándose
ante Faraón, lo lanzó Moisés hacia el cielo, y hubo erupciones
pustulosas en hombres y ganados.
11 Ni los magos pudieron permanecer delante de Moisés
a causa de las erupciones; pues los magos tenían las mismas
erupciones que todos los egipcios.
12 Pero Yahveh endureció el corazón de Faraón, que
nos les escuchó, según Yahveh había dicho a Moisés.
13 Dijo Yahveh a Moisés: «Levántate de mañana,
preséntate a Faraón y dile: Así dice Yahveh, el Dios de los hebreos:
“Deja salir a mi pueblo para que me den culto.”
14 Porque esta vez voy a enviar todas mis plagas
sobre ti, sobre tus siervos y sobre tu pueblo para que sepas que no hay
como yo en toda la tierra.
15 Si yo hubiera extendido mi mano y te hubiera
herido a ti y a tu pueblo con peste, ya habrías desaparecido de la
tierra;
16 pero te he dejado con vida, para hacerte ver mi
poder, y para que sea celebrado mi nombre sobre toda la tierra.
17 Tú te opones todavía a mi pueblo, para no dejarle
salir.
18 Pues mira que mañana, a esta hora, haré llover una
granizada tan fuerte, como no hubo otra en Egipto desde el día en que
fue fundado hasta el presente.
19 Ahora, pues, manda poner a salvo tu ganado y
cuanto tienes en del campo; porque el granizo descargará sobre todos
los hombres y animales que se hallan en el campo, y cuantos no se hayan
recogido bajo techumbre perecerán.»
20 Aquéllos de los siervos de Faraón que temieron la
palabra de Yahveh pusieron al abrigo a sus siervos y su ganado;
21 mas los que no hicieron caso de la palabra de
Yahveh, dejaron en el campo a sus siervos y su ganado.
22 Dijo Yahveh a Moisés: «Extiende tu mano hacia el
cielo, y que caiga granizo en toda la tierra de Egipto, sobre los
hombres, sobre los ganados y sobre todas las hierbas del campo que hay
en la tierra de Egipto.»
23 Extendió Moisés su cayado hacia el cielo, y Yahveh
envió truenos y granizo; cayeron rayos sobre la tierra, y Yahveh
hizo llover granizo sobre el país de Egipto.
24 El granizo y los rayos mezclados con el granizo
cayeron con fuerza tan extraordinaria que nunca hubo semejante en
toda la tierra de Egipto desde que comenzó a ser nación.
25 El granizo hirió cuanto había en el campo en todo
el país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados. El
granizo machacó también toda la hierba del campo, y quebró todos
los árboles del campo.
26 Tan sólo en la región de Gosen, donde habitaban
los israelitas, no hubo granizo.
27 Faraón hizo llamar a Moisés y a Aarón y les dijo:
«Ahora sí, he pecado; Yahveh es el justo, y yo y mi pueblo somos
inicuos.
28 Rogad a Yahveh que cesen ya los truenos y el
granizo; y os dejaré salir. No tendréis que quedaros más tiempo aquí.»
29 Moisés le respondió: «Cuando salga de la ciudad
extenderé mis manos hacia Yahveh, cesarán los truenos, y no habrá
más granizo, para que sepas que la tierra es de Yahveh.
30 Pero bien sé que ni tú ni tus siervos teméis
todavía a Yahveh, Dios.»
31 Fueron destrozados el lino y la cebada, pues la
cebada estaba ya en espiga, y el lino en flor.
32 El trigo y la espelta no fueron destrozados por
ser tardíos.
33 Dejando a Faraón, salió Moisés de la ciudad,
extendió las manos hacia Yahveh, y cesaron los truenos y granizos, y no
cayó más lluvia sobre la tierra.
34 Cuando Faraón vio que había cesado la lluvia, el
granizo y los truenos, volvió a pecar, endureciendo su corazón, tanto
él como sus siervos.
35 Endurecióse, pues, el corazón de Faraón y no dejó
salir a los israelitas como Yahveh había dicho por boca de Moisés.
INICIO
Éxodo 10
1 Dijo Yahveh a Moisés: «Ve a Faraón, porque he
endurecido su corazón y el corazón de sus siervos, para obrar estas
señales mías en medio de ellos;
2 y para que puedas contar a tu hijo, y al hijo de tu
hijo, cómo me divertí con Egipto y las señales que realicé entre
ellos, y sepáis que yo soy Yahveh.»
3 Fueron, pues, Moisés y Aarón donde Faraón y le
dijeron: «Así dice Yahveh, el Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te
resistirás a humillarte ante mí? Deja salir a mi pueblo para que me dé
culto.
4 Si te niegas a dejar salir a mi pueblo, mira que
mañana traeré langostas sobre tu territorio;
5 y cubrirán la superficie del país, de suerte que ni
podrá verse el suelo. Devorarán lo que os quedó de la granizada, y
comerán todos los árboles que os crecen en el campo.
6 Llenarán tus casas, las casas de todos los
egipcios, como nunca vieron tus padres, ni los padres de tus padres,
desde el día en que existieron sobre la tierra hasta el día de hoy.» Y
retirándose salió de la presencia de Faraón.
7 Dijeron entonces a Faraón sus siervos: «¿Hasta
cuándo ha de ser este hombre causa de nuestra ruina? Deja salir a esa
gente y que den culto a Yahveh, su Dios. ¿Te darás cuenta a tiempo de
que Egipto se pierde?»
8 Hicieron, pues, volver a Moisés y a Aarón a la
presencia de Faraón; el cual les dijo: «Id a dar culto a Yahveh,
vuestro Dios. ¿Quiénes van a ir?»
9 Respondió Moisés: «Saldremos con nuestros niños y
nuestros ancianos, con nuestros hijos y nuestras hijas, con nuestras
ovejas y nuestras vacadas; porque es nuestra fiesta de Yahveh.»
10 Contestóles: «¡Así esté Yahveh con vosotros como
voy a dejaros salir a vosotros con vuestros pequeños! Ved cómo a la
vista están vuestras malas intenciones.
11 No será así; salid si queréis los varones solos y
dad culto a Yahveh, pues eso es lo que buscabais.» Y fueron echados de
la presencia de Faraón.
12 Yahveh dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre la
tierra de Egipto para que venga la langosta; que suba sobre el
país de Egipto y coma toda la hierba del país, todo lo que dejó el
granizo.»
13 Moisés extendió su cayado sobre la tierra de
Egipto; y Yahveh hizo soplar el solano sobre el país todo aquel día y
toda la noche. Y cuando amaneció, el solano había traído la langosta.
14 La langosta invadió todo el país de Egipto, y se
posó en todo el territorio egipcio, en cantidad tan grande como nunca
había habido antes tal plaga de langosta ni la habría después.
15 Cubrieron toda la superficie del país hasta
oscurecer la tierra; devoraron toda la hierba del país y todos los
frutos de los árboles que el granizo había dejado; no quedó nada verde
ni en los árboles ni en las hierbas del campo en toda la tierra
de Egipto.
16 Entonces Faraón llamó a toda prisa a Moisés y a
Aarón, y dijo: «He pecado contra Yahveh, vuestro Dios, y contra
vosotros.
17 Ahora, pues, perdonad por favor mi pecado,
siquiera por esta vez; rogad a Yahveh, vuestro Dios, que aparte de mí
al menos esta mortandad.»
18 Salió Moisés de la presencia de Faraón y rogó a
Yahveh.
19 Yahveh hizo que soplara con gran violencia un
viento del mar que se llevó la langosta y la echó al mar de Suf.
No quedó ni una langosta en todo el territorio de Egipto.
20 Pero Yahveh endureció el corazón de Faraón, que no
dejó salir a los israelitas.
21 Yahveh dijo a Moisés: «Extiende tu mano hacia el
cielo, y haya sobre la tierra de Egipto tinieblas que puedan palparse.»
22 Extendió, pues, Moisés su mano hacia el cielo, y
hubo por tres días densas tinieblas en todo el país de Egipto.
23 No se veían unos a otros, y nadie se levantó de su
sitio por espacio de tres días, mientras que todos los israelitas
tenían luz en sus moradas.
24 Llamó Faraón a Moisés y dijo: «Id y dad culto a
Yahveh; que se queden solamente vuestras ovejas y vuestras vacadas.
También vuestros pequeños podrán ir con vosotros.»
25 Respondió Moisés: «Nos tienes que conceder también
sacrificios y holocaustos, para que los ofrendemos a Yahveh, nuestro
Dios.
26 También nuestro ganado ha de venir con nosotros.
No quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de tomar para dar culto
a Yahveh, nuestro Dios. Y no sabemos todavía qué hemos de ofrecer a
Yahveh hasta que lleguemos allá.»
27 Yahveh endureció el corazón de Faraón, que no
quiso dejarles salir.
28 Y dijo Faraón a Moisés: «¡Retírate de mi
presencia! ¡Guárdate de volver a ver mi rostro, pues el día en que veas
mi rostro, morirás!»
29 Respondió Moisés: «Tú lo has dicho: no volveré a
ver tu rostro.»
INICIO
Éxodo 11
1 Dijo Yahveh a Moisés: «Todavía traeré una plaga más
sobre Faraón y sobre Egipto; tras de lo cual os dejará marchar de aquí
y cuando, por fin, os deje salir del país, él mismo os expulsará de
aquí.
2 Habla, pues, al pueblo y que cada hombre pida a su
vecino, y cada mujer a su vecina, objetos de plata y objetos de oro.»
3 Yahveh hizo que el pueblo se ganase el favor de los
egipcios. Además, Moisés era un gran personaje en la tierra de
Egipto, tanto a los ojos de los servidores de Faraón como a los ojos
del pueblo.
4 Moisés dijo: «Así dice Yahveh: hacia media noche
pasaré yo a través de Egipto;
5 y morirá en el país de Egipto todo primogénito,
desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono hasta el
primogénito de la esclava encargada de moler, así como todo primer
nacido del ganado.
6 Y se elevará en todo el país de Egipto un alarido
tan grande como nunca lo hubo, ni lo habrá.
7 Pero entre los israelitas ni siquiera un perro
ladrará ni contra hombre ni contra bestia; para que sepáis cómo
Yahveh hace distinción entre Egipto e Israel.
8 Entonces vendrán a mí todos estos siervos tuyos y
se postrarán delante de mí, diciendo: Sal, tú y todo el pueblo que te
sigue. Y entonces, saldré.» Y, ardiendo en cólera, salió de la
presencia de Faraón.
9 Y dijo Yahveh a Moisés: «no os escuchará Faraón,
para que así pueda yo multiplicar mis prodigios en la tierra de
Egipto.»
10 Moisés y Aarón obraron todos estos prodigios ante
Faraón; pero Yahveh endureció el corazón de Faraón, que no dejó salir
de su país a los israelitas.
INICIO
Éxodo 12
1 Dijo Yahveh a Moisés y Aarón en el país de Egipto:
2 «Este mes será para vosotros el comienzo de los
meses; será el primero de los meses del año.
3 Hablad a toda la comunidad de Israel y decid: El
día diez de este mes tomará cada uno para sí una res de ganado menor
por familia, una res de ganado menor por casa.
4 Y si la familia fuese demasiado reducida para una
res de ganado menor, traerá al vecino más cercano a su casa,
según el número de personas y conforme a lo que cada cual pueda comer.
5 El animal será sin defecto, macho, de un año. Lo
escogeréis entre los corderos o los cabritos.
6 Lo guardaréis hasta el día catorce de este mes; y
toda la asamblea de la comunidad de los israelitas lo inmolará
entre dos luces.
7 Luego tomarán la sangre y untarán las dos jambas y
el dintel de las casas donde lo coman.
8 En aquella misma noche comerán la carne. La comerán
asada al fuego, con ázimos y con hierbas amargas.
9 Nada de él comeréis crudo ni cocido, sino asado,
con su cabeza, sus patas y sus entrañas.
10 Y no dejaréis nada de él para la mañana; lo que
sobre al amanecer lo quemaréis.
11 Así lo habéis de comer: ceñidas vuestras cinturas,
calzados vuestros pies, y el bastón en vuestra mano; y lo comeréis de
prisa. Es Pascua de Yahveh.
12 Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y
heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres
hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto.
Yo, Yahveh.
13 La sangre será vuestra señal en las casas donde
moráis. Cuando yo vea la sangre pasaré de largo ante vosotros, y
no habrá entre vosotros plaga exterminadora cuando yo hiera el país de
Egipto.
14 Este será un día memorable para vosotros, y lo
celebraréis como fiesta en honor de Yahveh de generación en generación.
Decretaréis que sea fiesta para siempre».
15 «Durante siete días comeréis ázimos; ya desde el
primer día quitaréis de vuestras casas la levadura. Todo el que
desde el día primero hasta el día séptimo coma pan fermentado, ese tal
será exterminado de en medio de Israel.
16 El primer día tendréis reunión sagrada; también el
día séptimo os reuniréis en reunión sagrada. Ningún trabajo se
hará en esos días, salvo la comida para cada uno. Esto es lo único que
podréis hacer.
17 Guardad la fiesta de los Ázimos, porque en ese
mismo día saqué yo vuestros ejércitos de la tierra de Egipto. Guardad
este día de generación en generación como decreto perpetuo.
18 Comeréis ázimos en el mes primero, desde la tarde
del día catorce del mes hasta la tarde del día veintiuno.
19 No habrá levadura en vuestras casas por espacio de
siete días; todo aquel que coma algo fermentado, sea forastero o
natural del país, será exterminado de la comunidad de Israel.
20 No comeréis nada fermentado; en todo lugar donde
habitéis, comeréis ázimos.»
21 Llamó Moisés a todos los ancianos de Israel y les
dijo: «Id en busca de reses menores para vuestras familias e inmolad la
pascua.
22 Tomaréis un manojo de hisopo, lo mojaréis en la
sangre que está en la vasija y untaréis el dintel y las dos jambas con
la sangre de la vasija; y ninguno de vosotros saldrá de la puerta de su
casa hasta la mañana.
23 Yahveh pasará y herirá a los egipcios, pero al ver
la sangre en el dintel y en las dos jambas, Yahveh pasará de
largo por aquella puerta y no permitirá que el Exterminador entre en
vuestras casas para herir.
24 Guardad este mandato como decreto perpetuo para
vosotros y vuestros hijos.
25 También guardaréis este rito cuando entréis en la
tierra que os dará Yahveh, según su promesa.
26 Y cuando os pregunten vuestros hijos: “¿Qué
significa para vosotros este rito?”,
27 responderéis: “Este es el sacrificio de la Pascua
de Yahveh, que pasó de largo por las casas de los israelitas en
Egipto cuando hirió a los egipcios y salvó nuestras casas.”» Entonces
el pueblo se postró para adorar.
28 Fueron los israelitas e hicieron lo que había
mandado Yahveh a Moisés y a Aarón; así lo hicieron.
29 Y sucedió que, a media noche, Yahveh hirió en el
país de Egipto a todos los primogénitos, desde el primogénito de
Faraón, que se sienta sobre su trono, hasta el primogénito del preso en
la cárcel, y a todo primer nacido del ganado.
30 Levantóse Faraón aquella noche, con todos sus
servidores y todos los egipcios; y hubo grande alarido en Egipto,
porque no había casa donde no hubiese un muerto.
31 Llamó Faraón a Moisés y a Aarón, durante la noche,
y les dijo: «Levantaos y salid de en medio de mi pueblo, vosotros y los
israelitas, e id a dar culto a Yahveh, como habéis dicho.
32 Tomad también vuestros rebaños y vuestras vacadas,
como dijisteis. Marchaos y bendecidme también a mí.»
33 Los egipcios por su parte instaban al pueblo para
acelerar su salida del país, pues decían. «Vamos a morir todos.»
34 Tomó, pues, el pueblo la masa, antes que
fermentara y, envolviendo en los mantos las artesas de la harina, se
las cargaron a hombros.
35 Los israelitas hicieron lo que les dijo Moisés y
pidieron a los egipcios objetos de plata, objetos de oro y vestidos.
36 Yahveh hizo que el pueblo se ganara el favor de
los egipcios, los cuales se los prestaron. Así despojaron a los
egipcios.
37 Los israelitas partieron de Ramsés hacia Sukkot,
unos 600.000 hombres de a pie, sin contar los niños.
38 Salió también con ellos una muchedumbre abigarrada
y grandes rebaños de ovejas y vacas.
39 De la masa que habían sacado de Egipto cocieron
tortas ázimas, porque no había fermentado todavía; pues al ser
echados de Egipto no pudieron tomar víveres ni provisiones para el
camino.
40 Los israelitas estuvieron en Egipto 430 años.
41 El mismo día que se cumplían los 430 años,
salieron de la tierra de Egipto todos los ejércitos de Yahveh.
42 Noche de guardia fue ésta para Yahveh, para
sacarlos de la tierra de Egipto. Esta misma noche será la noche
de guardia en honor de Yahveh para todos los israelitas, por
todas sus generaciones.
43 Dijo Yahveh a Moisés y a Aarón: «Estas son las
normas sobre la Pascua: no comerá de ella ningún extranjero.
44 Todo siervo, comprado por dinero, a quien hayas
circuncidado, podrá comerla.
45 Pero el residente y el jornalero no la comerán.
46 Se ha de comer dentro de casa; no sacaréis fuera
de casa nada de carne, ni le quebraréis ningún hueso.
47 Toda la comunidad de Israel la celebrará.
48 Si un forastero que habita contigo quiere celebrar
la Pascua de Yahveh, que se circunciden todos sus varones, y entonces
podrá acercarse para celebrarla, pues será como los nativos; pero
ningún incircunciso podrá comerla.
49 Una misma ley habrá para el nativo y para el
forastero que habita en medio de vosotros.»
50 Así lo hicieron todos los israelitas. Tal como
había mandado Yahveh a Moisés y a Aarón, así lo hicieron.
51 Y en aquel mismo día sacó Yahveh del país de
Egipto a los israelitas en orden de campaña.
INICIO
Éxodo 13
1 Habló Yahveh a Moisés, diciendo:
2 «Conságrame todo primogénito, todo lo que abre el
seno materno entre los israelitas. Ya sean hombres o animales, míos son
todos.»
3 Dijo, pues, Moisés al pueblo: «Acordaos de este día
en que salisteis de Egipto, de la casa de servidumbre, pues Yahveh os
ha sacado de aquí con mano fuerte; y no comáis pan fermentado.
4 Salís hoy, en el mes de Abib.
5 Así, cuando Yahveh te haya introducido en la tierra
de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los jivitas
y de los jebuseos, que juró a tus padres que te daría, tierra que mana
leche y miel, celebrarás ese rito en este mes.
6 Siete días comerás ázimos y el día séptimo será
fiesta de Yahveh.
7 Se comerán ázimos durante siete días, y no se verá
pan fermentado en tu casa, ni levadura en tu casa, en todo tu
territorio.
8 En aquel día harás saber a tu hijo: “Esto es con
motivo de lo que hizo conmigo Yahveh cuando salí de Egipto.”
9 Y esto te servirá como señal en tu mano, y como
recordatorio ante tus ojos, para que la ley de Yahveh esté en tu boca;
porque con mano fuerte te sacó Yahveh de Egipto.
10 Guardarás este precepto, año por año, en el tiempo
debido.»
11 Cuando Yahveh te haya introducido en la tierra del
cananeo, como lo tiene jurado a ti y a tus padres, y te la haya dado,
12 consagrarás a Yahveh todo lo que abre el seno
materno. Todo primer nacido de tus ganados, si son machos,
pertenecen también a Yahveh.
13 Todo primer nacido del asno lo rescatarás con un
cordero; y si no lo rescatas lo desnucarás. Rescatarás también
todo primogénito de entre tus hijos.
14 Y cuando el día de mañana te pregunte tu hijo:
“¿Qué significa esto?”, le dirás: “Con mano fuerte nos sacó Yahveh de
Egipto, de la casa de servidumbre.”
15 Como Faraón se obstinó en no dejarnos salir,
Yahveh mató a todos los primogénitos en el país de Egipto, desde el
primogénito del hombre hasta el primogénito del ganado. Por eso
sacrifico a Yahveh todo macho que abre el seno materno, y rescato
todo primogénito de mis hijos.
16 Esto será como señal en tu mano y como insignia
entre tus ojos; porque con mano fuerte nos sacó Yahveh de Egipto.»
17 Cuando Faraón dejó salir al pueblo, Dios no los
llevó por el camino de la tierra de los filisteos, aunque era más
corto; pues se dijo Dios: «No sea que, al verse atacado, se arrepienta
el pueblo y se vuelva a Egipto.»
18 Hizo Dios dar un rodeo al pueblo por el camino del
desierto del mar de Suf. Los israelitas salieron bien equipados del
país de Egipto.
19 Moisés tomó consigo los huesos de José, pues éste
había hecho jurar solemnemente a los israelitas, diciendo: «
Ciertamente Dios os visitará, y entonces llevaos de aquí mis huesos con
vosotros.”
20 Partieron de Sukkot y acamparon en Etam, al borde
del desierto.
21 Yahveh iba al frente de ellos, de día en columna
de nube para guiarlos por el camino, y de noche en columna de fuego
para alumbrarlos, de modo que pudiesen marchar de día y de noche.
22 No se apartó del pueblo ni la columna de nube por
el día, ni la columna de fuego por la noche.
INICIO
Éxodo 14
1 Habló Yahveh a Moisés, diciendo:
2 «Di a los israelitas que se vuelvan y acampen
frente a Pi Hajirot, entre Migdol y el mar, enfrente de Baal Sefón.
Frente a ese lugar acamparéis, junto al mar.
3 Faraón dirá de los israelitas: “Andan errantes en
el país, y el desierto les cierra el paso.”
4 Yo endureceré el corazón de Faraón, y os
perseguirá; pero yo manifestaré mi gloria a costa de Faraón y de
todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Yahveh.» Así
lo hicieron.
5 Cuando anunciaron al rey de Egipto que había huido
el pueblo, se mudó el corazón de Faraón y de sus servidores
respecto del pueblo, y dijeron: «¿Qué es lo que hemos hecho dejando que
Israel salga de nuestro servicio?»
6 Faraón hizo enganchar su carro y llevó consigo sus
tropas.
7 Tomó seiscientos carros escogidos y todos los
carros de Egipto, montados por sus combatientes.
8 Endureció Yahveh el corazón de Faraón rey de
Egipto, el cual persiguió a los israelitas, pero los israelitas
salieron con la mano alzada.
9 Los egipcios los persiguieron: todos los caballos,
los carros de Faraón, con la gente de los carros y su ejército; y les
dieron alcance mientras acampaban junto al mar, cerca de Pi Hajirot,
frente a Baal Sefón.
10 Al acercarse Faraón, los israelitas alzaron sus
ojos, y viendo que los egipcios marchaban tras ellos, temieron
mucho los israelitas y clamaron a Yahveh.
11 Y dijeron a Moisés: «¿Acaso no había sepulturas en
Egipto para que nos hayas traído a morir en el desierto? ¿Qué has hecho
con nosotros sacándonos de Egipto?
12 ¿No te dijimos claramente en Egipto: Déjanos en
paz, queremos servir a los egipcios? Porque mejor nos es servir a los
egipcios que morir en el desierto.»
13 Contestó Moisés al pueblo: «No temáis; estad
firmes, y veréis la salvación que Yahveh os otorgará en este día,
pues los egipcios que ahora veis, no los volveréis a ver nunca jamás.
14 Yahveh peleará por vosotros, que vosotros no
tendréis que preocuparos.»
15 Dijo Yahveh a Moisés: «¿Por qué sigues clamando a
mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha.
16 Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el
mar y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie
enjuto.
17 Que yo voy a endurecer el corazón de los egipcios
para que los persigan, y me cubriré de gloria a costa de Faraón y de
todo su ejército, de sus carros y de los guerreros de los carros.
18 Sabrán los egipcios que yo soy Yahveh,
cuando me haya cubierto de gloria a costa de Faraón, de sus carros y de
sus jinetes.
19 Se puso en marcha el Ángel de Yahveh que iba al
frente del ejército de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna
de nube de delante se desplazó de allí y se colocó detrás,
20 poniéndose entre el campamento de los egipcios y
el campamento de los israelitas. La nube era tenebrosa y transcurrió la
noche sin que pudieran trabar contacto unos con otros en toda la noche.
21 Moisés extendió su mano sobre el mar, y Yahveh
hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del Este que secó el
mar, y se dividieron las aguas.
22 Los israelitas entraron en medio del mar a pie
enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda.
23 Los egipcios se lanzaron en su persecución,
entrando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos de Faraón, y
los carros con sus guerreros.
24 Llegada la vigilia matutina, miró Yahveh desde la
columna de fuego y humo hacia el ejército de los egipcios, y sembró la
confusión en el ejército egipcio.
25 Trastornó la ruedas de sus carros, que no podían
avanzar sino con gran dificultad. Y exclamaron los egipcios: «Huyamos
ante Israel, porque Yahveh pelea por ellos contra los egipcios.»
26 Yahveh dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el
mar, y las aguas volverán sobre los egipcios, sobre sus carros y sobre
los guerreros de los carros.»
27 Extendió Moisés su mano sobre el mar, y al rayar
el alba volvió el mar a su lecho; de modo que los egipcios, al querer
huir, se vieron frente a las aguas. Así precipitó Yahveh a los egipcios
en medio del mar,
28 pues al retroceder las aguas cubrieron los carros
y a su gente, a todo el ejército de Faraón, que había entrado en el mar
para perseguirlos; no escapó ni uno siquiera.
29 Mas los israelitas pasaron a pie enjuto por en
medio del mar, mientras las aguas hacían muralla a derecha e izquierda.
30 Aquel día salvó Yahveh a Israel del poder de los
egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a orillas del mar.
31 Y viendo Israel la mano fuerte que Yahveh había
desplegado contra los egipcios, temió el pueblo a Yahveh, y
creyeron en Yahveh y en Moisés, su siervo.
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Éxodo 15
1 Entonces Moisés y los israelitas cantaron este
cántico a Yahveh. Dijeron: «Canto a Yahveh pues se cubrió de gloria
arrojando en el mar caballo y carro.
2 Mi fortaleza y mi canción es Yah. El es mi
salvación. El, mi Dios, yo le glorifico, el Dios de mi padre, a quien
exalto.
3 ¡Un guerrero Yahveh, Yahveh es su nombre!
4 Los carros de Faraón y sus soldados precipitó en el
mar. La flor de sus guerreros tragó el mar de Suf;
5 cubriólos el abismo, hasta el fondo cayeron como
piedra.
6 Tu diestra, Yahveh, relumbra por su fuerza; tu
diestra, Yahveh, aplasta al enemigo.
7 En tu gloria inmensa derribas tus contrarios,
desatas tu furor y los devora como paja.
8 Al soplo de tu ira se apiñaron las aguas, se
irguieron las olas como un dique, los abismos cuajaron en el corazón
del mar.
9 Dijo el enemigo: «Marcharé a su alcance, repartiré
despojos, se saciará mi alma, sacaré mi espada y los aniquilará mi
mano.»
10 Mandaste tu soplo, cubriólos el mar; se hundieron
como plomo en las temibles aguas.
11 ¿Quién como tú, Yahveh, entre los dioses? ¿Quién
como tú, glorioso en santidad, terrible en prodigios, autor de
maravillas?
12 Tendiste tu diestra y los tragó la tierra.
13 Guiaste en tu bondad al pueblo rescatado. Tu poder
los condujo a tu santa morada.
14 Oyéronlo los pueblos, se turbaron, dolor como de
parto en Filistea.
15 Los príncipes de Edom se estremecieron, se
angustiaron los jefes de Moab y todas las gentes de Canaán temblaron.
16 Pavor y espanto cayó sobre ellos. La fuerza de tu
brazo los hizo enmudecer como una piedra, hasta que pasó tu pueblo, oh
Yahveh, hasta pasar el pueblo que compraste.
17 Tú le llevas y le plantas en el monte de tu
herencia, hasta el lugar que tú te has preparado para tu sede, ¡oh
Yahveh! Al santuario, Adonay, que tus manos prepararon.
18 ¡Yahveh reinará por siempre jamás!»
19 Porque cuando los caballos de Faraón y los carros
con sus guerreros entraron en el mar, Yahveh hizo que las aguas del mar
volvieran sobre ellos, mientras que los israelitas pasaron a pie enjuto
por medio del mar.
20 María, la profetisa, hermana de Aarón tomó en sus
manos un tímpano y todas la mujeres la seguían con tímpanos y danzando
en coro.
21 Y María les entonaba el estribillo: «Cantad a
Yahveh pues se cubrió de gloria. arrojando en el mar caballo y carro.»
22 Moisés hizo partir a los israelitas del mar de Suf
y se dirigieron hacia el desierto de Sur: caminaron tres días por el
desierto sin encontrar agua.
23 Luego llegaron a Mará, porque era amarga. Por eso
se llama aquel lugar Mará.
24 El pueblo murmuró contra Moisés, diciendo: «¿Qué
vamos a beber?»
25 Entonces Moisés invocó a Yahveh, y Yahveh le
mostró un madero que Moisés echó al agua, y el agua se volvió dulce.
Allí dio a Israel decretos y normas, y allí le puso a prueba.
26 Y dijo: «Si de veras escuchas la voz de Yahveh, tu
Dios, y haces lo que es recto a sus ojos, dando oídos a sus mandatos y
guardando todos sus preceptos, no traeré sobre ti ninguna de las plagas
que envié sobre los egipcios; porque yo soy Yahveh, el que te sana.»
27 Después llegaron a Elim, donde hay doce fuentes de
agua y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas.
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Éxodo 16
1 Partieron de Elim, y toda la comunidad de los
israelitas llegó al desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí, el
día quince del segundo mes después de su salida del país de Egipto.
2 Toda la comunidad de los israelitas empezó a
murmurar contra Moisés y Aarón en el desierto.
3 Los israelitas les decían: «¡Ojalá hubiéramos
muerto a manos de Yahveh en la tierra de Egipto cuando nos sentábamos
junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta hartarnos!
Vosotros nos habéis traído a este desierto para matar de hambre a toda
esta asamblea.»
4 Yahveh dijo a Moisés: «Mira, yo haré llover sobre
vosotros pan del cielo; el pueblo saldrá a recoger cada día la porción
diaria; así le pondré a prueba para ver si anda o no según mi ley.
5 Mas el día sexto, cuando preparen lo que hayan
traído, la ración será doble que la de los demás días.»
6 Dijeron, pues, Moisés y Aarón a toda la comunidad
de los israelitas: «Esta tarde sabréis que es Yahveh quien os ha
sacado del país de Egipto;
7 y por la mañana veréis la gloria de Yahveh. Porque
ha oído vuestras murmuraciones contra Yahveh; pues ¿qué somos nosotros
para que murmuréis contra nosotros?»
8 Y añadió Moisés: «Yahveh os dará esta tarde carne
para comer, y por la mañana pan en abundancia; porque Yahveh ha oído
vuestras murmuraciones contra él; pues ¿qué somos nosotros? No van
contra nosotros vuestras murmuraciones, sino contra Yahveh.»
9 Dijo entonces Moisés a Aarón: «Ordena a toda la
comunidad de los israelitas: Acercaos a Yahveh, pues él ha oído
vuestras murmuraciones.»
10 Aún estaba hablando Aarón a toda la comunidad de
los israelitas, cuando ellos miraron hacia el desierto, y he aquí que
la gloria de Yahveh se apareció en forma de nube.
11 Y Yahveh habló a Moisés, diciendo:
12 «He oído las murmuraciones de los israelitas.
Diles: Al atardecer comeréis carne y por la mañana os hartaréis de pan;
y así sabréis que yo soy Yahveh, vuestro Dios.»
13 Aquella misma tarde vinieron las codornices y
cubrieron el campamento; y por la mañana había una capa de rocío
en torno al campamento.
14 Y al evaporarse la capa de rocío apareció sobre el
suelo del desierto una cosa menuda, como granos, parecida a la escarcha
de la tierra.
15 Cuando los israelitas la vieron, se decían unos a
otros: «¿Qué es esto?» Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo:
«Este es el pan que Yahveh os da por alimento.
16 He aquí lo que manda Yahveh: Que cada uno recoja
cuanto necesite para comer, un gomor por cabeza, según el número de los
miembros de vuestra familia; cada uno recogerá para la gente de su
tienda.»
17 Así lo hicieron los israelitas; unos recogieron
mucho y otros poco.
18 Pero cuando lo midieron con el gomor, ni los que
recogieron poco tenían de menos. Cada uno había recogido lo que
necesitaba para su sustento.
19 Moisés les dijo: «Que nadie guarde nada para el
día siguiente.»
20 Pero no obedecieron a Moisés, y algunos guardaron
algo para el día siguiente; pero se llenó de gusanos y se pudrió; y
Moisés se irritó contra ellos.
21 Lo recogían por las mañanas, cada cual según lo
que necesitaba; y luego, con el calor del sol, se derretía.
22 El día sexto recogieron doble ración, dos gomor
por persona. Todos los jefes de la comunidad fueron a decírselo a
Moisés;
23 él les respondió: «Esto es lo que manda Yahveh:
Mañana es sábado, día de descanso consagrado a Yahveh. Coced lo que se
deba cocer, hervid lo que se tenga que hervir; y lo sobrante, guardadlo
como reserva para mañana.»
24 Ellos lo guardaron para el día siguiente, según la
orden de Moisés; y no se pudrió, ni se agusanó.
25 Dijo entonces Moisés: «Hoy comeréis esto, porque
es sábado de Yahveh; y en tal día no hallaréis nada en el campo.
26 Seis días podéis recogerlo, pero el día séptimo,
que es sábado, no habrá nada.»
27 A pesar de todo, salieron algunos del pueblo a
recogerlo el séptimo día, pero no encontraron nada.
28 Yahveh dijo a Moisés: «¿Hasta cuándo os negaréis a
guardar mi mandatos y mis leyes?
29 Mirad que Yahveh os ha puesto el sábado; por eso
el día sexto os da ración para dos días. Quédese cada uno en su sitio,
y que nadie se mueva de su lugar el día séptimo.»
30 Y el día séptimo descansó el pueblo.
31 La casa de Israel lo llamó maná. Era como semilla
de cilantro, blanco, y con sabor a torta de miel.
32 Dijo Moisés: «Esto manda Yahveh: Llenad un gomor
de maná, y conservadlo, para vuestros descendientes, para que vean el
pan con que os alimenté en el desierto cuando os saqué del país de
Egipto.»
33 Dijo, pues, Moisés a Aarón: «Toma una vasija, pon
en ella un gomor lleno de maná, y colócalo ante Yahveh, a fin de
conservarlo para vuestros descendientes.»
34 Tal como Yahveh se lo mandó a Moisés, Aarón lo
puso ante el Testimonio para conservarlo.
35 Los israelitas comieron el maná por espacio de
cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Lo estuvieron
comiendo hasta que llegaron a los confines del país de Canaán.
36 El gomor es la décima parte de la medida.
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Éxodo 17
1 Toda la comunidad de los israelitas partió del
desierto de Sin, a la orden de Yahveh, para continuar sus jornadas; y
acamparon en Refidim, donde el pueblo no encontró agua para beber.
2 El pueblo entonces se querelló contra Moisés,
diciendo: «Danos agua para beber.» Respondióles Moisés: «¿Por qué os
querelláis conmigo? ¿Por qué tentáis a Yahveh?»
3 Pero el pueblo, torturado por la sed, siguió
murmurando contra Moisés: «¿Nos has hecho salir de Egipto para hacerme
morir de sed, a mí, a mis hijos y a mis ganados?»
4 Clamó Moisés a Yahveh y dijo: «¿ Qué puedo hacer
con este pueblo? Poco falta para que me apedreen.»
5 Respondió Yahveh a Moisés: «Pasa delante del
pueblo, llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva
también en tu mano el cayado con que golpeaste el Río y vete,
6 que allí estaré yo ante ti, sobre la piña, en
Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el
pueblo.» Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel.
7 Aquel lugar se llamó Massá y Meribá, a causa de la
querella de los israelitas, y por haber tentado a Yahveh, diciendo:
«¿Está Yahveh entre nosotros o no?»
8 Vinieron los amalecitas y atacaron a Israel en
Refidim.
9 Moisés dijo a Josué: «Elígete algunos hombres, y
sal mañana a combatir contra Amalec. Yo me pondré en la cima del monte,
con el cayado de Dios en mi mano.»
10 Josué cumplió las órdenes de Moisés, y salió a
combatir contra Amalec. Mientras tanto, Moisés, Aarón y Jur subieron a
la cima del monte.
11 Y sucedió que, mientras Moisés tenía alzadas las
manos, prevalecía Israel; pero cuando las bajaba, prevalecía Amalec.
12 Se le cansaron las manos a Moisés, y entonces
ellos tomaron una piedra y se la pusieron debajo; él se sentó sobre
ella, mientras Aarón y Jur le sostenían las manos, uno a un lado y otro
al otro. Y así resistieron sus manos hasta la puesta del sol.
13 Josué derrotó a Amalec y a su pueblo a filo de
espada.
14 Yahveh dijo Moisés: «Escribe esto en un libro para
que sirva de recuerdo, y haz saber a Josué que yo borraré por completo
la memoria de Amalec de debajo de los cielos.»
15 Después edificó Moisés un altar, al que puso por
nombre Yahveh Nissí
16 diciendo: «La bandera de Yahveh en la mano; Yahveh
está en guerra con Amalec de generación en generación.»
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Éxodo 18
1 Jetró, sacerdote de Madián, suegro de Moisés, se
enteró de lo que había hecho Dios en favor de Moisés y de Israel, su
pueblo, y cómo Yahveh había sacado a Israel de Egipto.
2 Entonces Jetró, suegro de Moisés, tomó a Séfora,
mujer de Moisés, a la que Moisés había despedido,
3 y a sus hijos; el uno se llamaba Guersom, pues
Moisés dijo: «Forastero soy en tierra extraña,»
4 y el otro se llamaba Eliezer, pues dijo Moisés: «El
Dios de mi padre es mi protector y me ha librado de la espada de
Faraón.»
5 Llegó, pues, Jetró, suegro de Moisés, con los hijos
y la mujer de Moisés, al desierto, donde estaba acampado junto al monte
de Dios.
6 Y dijo a Moisés: Yo, Jetró, tu suegro, vengo a ti
con tu mujer y sus dos hijos.»
7 Moisés salió al encuentro de su suegro, se postró y
le besó. Se saludaron ambos y entraron en la tienda.
8 Moisés contó a su suegro todo lo que Yahveh había
hecho a Faraón y a los egipcios, en favor de Israel; todos los trabajos
sufridos en el camino y cómo Yahveh les había librado de ellos.
9 Jetró se alegró de todo el bien que Yahveh había
hecho a Israel, librándole de la mano de los egipcios.
10 Y dijo Jetró: «¡Bendito sea Yahveh, que os ha
librado de la mano de los egipcios y de la mano de Faraón y ha salvado
al pueblo del poder de los egipcios!
11 Ahora reconozco que Yahveh es más grande que todos
los dioses...»
12 Después Jetró, suegro de Moisés, ofreció un
holocausto y sacrificios a Dios; y Aarón y todos los ancianos de Israel
fueron a comer con el suegro de Moisés en presencia de Dios.
13 Al día siguiente, se sentó Moisés para juzgar al
pueblo; y el pueblo estuvo ante Moisés desde la mañana hasta la noche.
14 El suegro de Moisés vio el trabajo que su yerno se
imponía por el pueblo, y dijo: «¿Cómo haces eso con el pueblo? ¿Por qué
te sientas tú solo haciendo que todo el pueblo tenga que permanecer
delante de ti desde la mañana hasta la noche?»
15 Contestó Moisés a su suegro: «Es que el pueblo
viene a mí para consultar a Dios.
16 Cuando tienen un pleito, vienen a mí; yo dicto
sentencia entre unos y otros, y les doy a conocer los preceptos
de Dios y sus leyes.»
17 Entonces el suegro de Moisés le dijo: «No está
bien lo que estás haciendo.
18 Acabarás agotándote, tú y este pueblo que está
contigo; porque este trabajo es superior a tus fuerzas; no podrás
hacerlo tú solo.
19 Así que escúchame; te voy a dar un consejo, y Dios
estará contigo. Sé tú el representante del pueblo delante de Dios y
lleva ante Dios sus asuntos.
20 Enséñales los preceptos y las leyes, dales a
conocer el camino que deben seguir y las obras que han de practicar.
21 Pero elige de entre el pueblo hombres capaces,
temerosos de Dios, hombres fieles e incorruptibles, y ponlos al
frente del pueblo como jefes de mil, jefes de ciento, jefes de
cincuenta y jefes de diez.
22 Ellos juzgarán al pueblo en todo momento; te
presentarán a ti los asuntos más graves, pero en los asuntos de menor
importancia, juzgarán ellos. Así se aliviará tu carga, pues ellos te
ayudarán a llevarla.
23 Si haces esto, Dios te comunicará sus órdenes, tú
podrás resistir, y todo este pueblo por su parte podrá volver en paz a
su lugar.»
24 Escuchó Moisés la voz de su suegro e hizo todo lo
que le había dicho.
25 Eligió, pues, hombres capaces de entre todo
Israel, y los puso al frente del pueblo, como jefes de mil, jefes de
ciento, jefes de cincuenta, y jefes de diez.
26 Estos juzgaban al pueblo en todo momento; los
asuntos graves se los presentaban a Moisés, mas en todos los asuntos
menores juzgaban por sí mismos.
27 Después Moisés despidió a su suegro, que se volvió
a su tierra.
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Éxodo 19
1 Al tercer mes después de la salida de Egipto, ese
mismo día, llegaron los hijos de Israel al desierto de Sinaí.
2 Partieron de Refidim, y al llegar al desierto de
Sinaí acamparon en el desierto. Allí acampó Israel frente al monte.
3 Moisés subió hacia Dios. Yahveh le llamó desde el
monte, y le dijo: «Así dirás a la casa de Jacob y esto anunciarás a los
hijos de Israel:
4 “Ya habéis visto lo que he hecho con los egipcios,
y cómo a vosotros os he llevado sobre alas de águila y os he traído a
mí.
5 Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y
guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos
los pueblos, porque mía es toda la tierra;
6 seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación
santa.” Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.»
7 Fue, pues, Moisés y convocó a los ancianos del
pueblo y les expuso todas estas palabras que Yahveh le había mandado.
8 Todo el pueblo a una respondió diciendo: «Haremos
todo cuanto ha dicho Yahveh.» Y Moisés llevó a Yahveh la respuesta del
pueblo.
9 Dijo Yahveh a Moisés: «Mira: Voy a presentarme a ti
en una densa nube para que el pueblo me oiga hablar contigo, y así te
dé crédito para siempre.» Y Moisés refirió a Yahveh las palabras del
pueblo.
10 Yahveh dijo a Moisés: «Ve donde el pueblo y haz
que se santifiquen hoy y mañana; que laven sus vestidos
11 y estén preparados para el tercer día; porque al
día tercero descenderá Yahveh a la vista de todo el pueblo sobre el
monte Sinaí.
12 Deslinda el contorno de la montaña, y di: Guardaos
de subir al monte y aun de tocar su falda. Todo aquel que toque el
monte morirá.
13 Pero nadie pondrá la mano sobre el culpable, sino
que será lapidado o asaeteado; sea hombre o bestia, no quedará con
vida. Cuando resuene el cuerno, subirán ellos al monte.»
14 Bajó, pues, Moisés del monte, adonde estaba el
pueblo, y ellos lavaron sus vestidos.
15 Y dijo al pueblo: «Estad preparados para el tercer
día, y absteneos de mujer.»
16 Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y
relámpagos y una densa nube sobre el monte y un poderoso resonar de
trompeta; y todo el pueblo que estaba en el campamento se echó a
temblar.
17 Entonces Moisés hizo salir al pueblo del
campamento para ir al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie del
monte.
18 Todo el monte Sinaí humeaba, porque Yahveh
había descendido sobre él en el fuego. Subía el humo como de un horno,
y todo el monte retemblaba con violencia.
19 El sonar de la trompeta se hacía cada vez más
fuerte; Moisés hablaba y Dios le respondía con el trueno.
20 Yahveh bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte;
llamó Yahveh a Moisés a la cima de la montaña y Moisés subió.
21 Dijo Yahveh a Moisés: «Baja y conjura al pueblo
que no traspase las lindes para ver a Yahveh, porque morirían muchos de
ellos;
22 aun los sacerdotes que se acercan a Yahveh deben
santificarse para que Yahveh no irrumpa contra ellos.»
23 Moisés respondió a Yahveh: «El pueblo no podrá
subir al monte Sinaí, porque tú nos lo has prohibido, diciendo:
Señala un límite alrededor del monte y decláralo sagrado.»
24 Yahveh le dijo: «Anda, baja, y luego subes tú y
Aarón contigo; pero los sacerdotes y el pueblo no traspasarán las
lindes para subir hacia Yahveh a fin de que no irrumpa contra ellos.”
25 Bajó, pues, Moisés adonde estaba el pueblo y les
dijo...
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Éxodo 20
1 Entonces pronunció Dios todas estas palabras
diciendo:
2 «Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te he sacado del país
de Egipto, de la casa de servidumbre.
3 No habrá para ti otros dioses delante de mí.
4 No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que
hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo
que hay en las aguas debajo de la tierra.
5 No te postrarás ante ellas ni les darás culto,
porque yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad
de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los
que me odian,
6 y tengo misericordia por millares con los que me
aman y guardan mis mandamientos.
7 No tomarás en falso el nombre de Yahveh, tu Dios;
porque Yahveh no dejará sin castigo a quien toma su nombre en falso.
8 Recuerda el día del sábado para santificarlo.
9 Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos,
10 pero el día séptimo es día de descanso para
Yahveh, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu
hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que
habita en tu ciudad.
11 Pues en seis días hizo Yahveh el cielo y la
tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso
bendijo Yahveh el día del sábado y lo hizo sagrado.
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que se
prolonguen tus días sobre la tierra que Yahveh, tu Dios, te va a dar.
13 No matarás.
14 No cometerás adulterio.
15 No robarás.
16 No darás testimonio falso contra tu prójimo.
17 No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás
la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su
asno, ni nada que sea de tu prójimo.»
18 Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos,
el sonido de la trompeta y el monte humeante, y temblando de miedo se
mantenía a distancia.
19 Dijeron a Moisés: «Habla tú con nosotros, que
podremos entenderte, pero que no hable Dios con nosotros, no sea
que muramos.»
20 Respondió Moisés al pueblo: «No temáis, pues Dios
ha venido para poneros a prueba, para que su temor esté ante vuestros
ojos, y no pequéis».
21 Y el pueblo se mantuvo a distancia, mientras
Moisés se acercaba a la densa nube donde estaba Dios.
22 Dijo Yahveh a Moisés: Así dirás a los israelitas:
Vosotros mismos habéis visto que os he hablado desde el cielo.
23 No haréis junto a mí dioses de plata, ni os haréis
dioses de oro.
24 Hazme un altar de tierra para ofrecer sobre él tus
holocaustos y tus sacrificios de comunión, tus ovejas y tus bueyes. En
todo lugar donde haga yo memorable mi nombre, vendré a ti y te
bendeciré.
25 Y si me haces un altar de piedra, no lo edificarás
de piedras labradas; porque al alzar tu cincel sobre ella queda
profanada.
26 Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que no
se descubra tu desnudez sobre él.
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Éxodo 21
1 Estas con las normas que has de dar:
2 Cuando compres un esclavo hebreo, servirá seis
años, y el séptimo quedará libre sin pagar rescate.
3 Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, su
mujer saldrá con él.
4 Si su amo le dio mujer, y ella le dio a luz hijos o
hijas, la mujer y sus hijos serán del amo, y él saldrá solo.
5 Si el esclavo declara: «Yo quiero a mi señor, a mi
mujer y a mis hijos; renuncio a la libertad»
6 su amo le llevará ante Dios y, arrimándolo a la
puerta o a la jamba, su amo le horadará la oreja con una lezna; y
quedará a su servicio para siempre.
7 Si un hombre vende a su hija por esclava, ésta no
saldrá de la esclavitud como salen los esclavos.
8 Si no agrada a su señor que la había destinado para
sí, éste permitirá su rescate; y no podrá venderla a gente extraña,
tratándola con engaño.
9 Si la destina para su hijo, le dará el mismo trato
que a sus hijas.
10 Si toma para sí otra mujer, no le disminuirá a la
primera la comida, ni el vestido ni los derechos conyugales.
11 Y si no le da estas tres cosas, ella podrá salirse
de balde sin pagar rescate.
12 El que hiera mortalmente a otro, morirá;
13 pero si no estaba al acecho, sino que Dios se lo
puso al alcance de la mano, yo te señalaré un lugar donde éste pueda
refugiarse.
14 Pero al que se atreva a matar a su prójimo con
alevosía, hasta de mi altar le arrancarás para matarle.
15 El que pegue a su padre o a su madre morirá.
16 Quien rapte a una persona - la haya vendido o esté
todavía en su poder - morirá.
17 Quien maldiga a su padre o a su madre morirá.
18 Si dos hombres riñen y uno hiere a otro con una
piedra o con el puño, pero no muere, sino que, después de guardar cama,
19 puede levantarse y andar por la calle, apoyado en
su bastón, el que le hirió quedará exculpado, pero pagará el tiempo
perdido y los gastos de la curación completa.
20 Si un hombre golpea a su siervo o a su sierva con
un palo y muere a sus manos, cae bajo la ley de venganza.
21 Pero si sobrevive un día o dos, no será vengado,
pues lo había comprado con dinero.
22 Si unos hombres, en el curso de una riña, dan un
golpe a una mujer encinta, y provocan el parto sin más daño, el
culpable será multado conforme a lo que imponga el marido de la mujer y
mediante arbitrio.
23 Pero si resultare daño, darás vida por vida,
24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie
por pie,
25 quemadura por quemadura, herida por herida,
cardenal por cardenal.
26 Si un hombre hiere a su siervo o a su sierva en el
ojo y le deja tuerto, le dará libertad en compensación del ojo.
27 Si uno salta un diente a su siervo o a su sierva,
le pondrá en libertad en compensación del diente.
28 Si un buey acornea a un hombre o a una mujer, y le
causa la muerte, el buey será apedreado, y no se comerá su carne, pero
el dueño del buey quedará exculpado.
29 Mas si el buey acorneaba ya desde tiempo atrás, y
su dueño, aun advertido, no le vigiló, y ese buey mata a un hombre o a
una mujer, el buey será apedreado, y también su dueño morirá.
30 Si se le impone un precio por ello, dará en
rescate de su vida cuanto le impongan.
31 Si acornea a un muchacho o a una muchacha, se
seguirá esta misma norma.
32 Si el buey acornea a un siervo o a una sierva, se
pagarán treinta siclos de plata al dueño de ellos, y el buey será
apedreado.
33 Si un hombre deja abierto un pozo, o si cava un
pozo y no lo tapa, y cae en él un buey o un asno,
34 el propietario del pozo pagará al dueño de ellos
el precio en dinero, y el animal muerto será suyo.
35 Si el buey de uno acornea al buey de otro,
causándole la muerte, venderán el buey vivo y se repartirán el precio,
repartiendo igualmente el buey muerto.
36 Pero si era notorio que el buey acorneaba desde
tiempo atrás, y su dueño no le vigiló, pagará buey por buey y el buey
muerto será suyo.
37 Si un hombre roba un buey o una oveja, y los mata
o vende, pagará cinco bueyes por el buey, y cuatro ovejas por la oveja.
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Éxodo 22
1 Si el ladrón, sorprendido al perforar la pared, es
herido mortalmente, no habrá venganza de sangre.
2 Mas si esto sucede salido ya el sol, su sangre será
vengada. - Debe restituir; si no tiene con qué, será vendido para
restituir por su robo.
3 Si lo robado, sea buey, asno u oveja, fuere hallado
vivo en su poder, restituirá el doble.
4 Si un hombre causa daño en un campo o en una viña,
dejando suelto su ganado de modo que pazca en campo ajeno, restituirá
con lo mejor de su propio campo y lo mejor de su propia viña.
5 Si se declara un fuego, y se incrementa con
zarzales de modo que se abrasen las hacinas, la mies, o el campo, el
autor del incendio deberá resarcir el daño.
6 Cuando un hombre dé a otro dinero o utensilios en
depósito para que se lo guarde, y son robados de la casa de éste, el
ladrón, si es hallado, restituirá el doble.
7 Pero si no es hallado, el dueño de la casa se
presentará ante Dios para declarar que no ha puesto su mano sobre los
bienes de su prójimo.
8 En todo caso delictivo, ya se trate de buey, asno,
oveja, ropa o de cualquier cosa desaparecida, de la que uno diga:
«Es esto», la causa de ambos se llevará ante Dios; y aquel a quien Dios
declare culpable, restituirá el doble a su prójimo.
9 Si un hombre entrega a otro un asno, buey, oveja, o
cualquier otro animal para su custodia, y éstos mueren o sufren daño o
son robados sin que nadie lo vea,
10 mediará entre los dos el juramento de Yahveh para
atestiguar que el depositario no ha puesto su mano sobre la hacienda de
su prójimo; el dueño tomará lo que quede y el otro no tendrá que
restituir.
11 Pero si el animal le ha sido robado estando él
cerca, restituirá a su dueño.
12 Si el animal ha sido despedazado, que traiga como
testimonio los despojos y no tendrá que restituir.
13 Si un hombre pide a otro que le preste un ganado y
éste sufre un daño o muere, en ausencia de su dueño, tendrá que
restituir.
14 Si estaba presente su dueño, nada se restituirá.
Si lo había alquilado, el dueño recibirá el precio del alquiler.
15 Si un hombre seduce a una virgen, no desposada, y
se acuesta con ella, le pagará la dote, y la tomará por mujer.
16 Y si el padre de ella no quiere dársela, el
seductor pagará el dinero de la dote de las vírgenes.
17 A la hechicera no la dejarás con vida.
18 Todo el que peque con bestia, morirá.
19 El que ofrece sacrificios a otros dioses, será
entregado al anatema.
20 No maltratarás al forastero, ni le oprimirás, pues
forasteros fuisteis vosotros en el país de Egipto.
21 No vejarás a viuda ni a huérfano.
22 Si le vejas y clama a mí, no dejaré de oír su
clamor,
23 se encenderá mi ira y os mataré a espada; vuestras
mujeres quedarán viudas y vuestros hijos huérfanos.
24 Si prestas dinero a uno de mi pueblo, al pobre que
habita contigo, no serás con él un usurero; no le exigiréis
interés.
25 Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo
devolverás al ponerse el sol,
26 porque con él se abriga; es el vestido de su
cuerpo. ¿Sobre qué va a dormir, si no? Clamará a mí, y yo le oiré,
porque soy compasivo.
27 No blasfemarás contra Dios, ni maldecirás al
principal de tu pueblo.
28 No tardarás en ofrecerme de tu abundancia y de tus
jugos. Me darás el primogénito de tus hijos.
29 Lo mismo has de hacer con el de tus vacas y
ovejas. Siete días estará con su madre, y al octavo me lo darás.
30 Hombres santos seréis para mí. No comáis la carne
despedazada por una fiera en el campo; echádsela a los perros.
INICIO
Éxodo 23
1 No levantes testimonio falso, ni ayudes al malvado
dando testimonio injusto.
2 No sigas a la mayoría para hacer el mal; ni te
inclines en un proceso por la mayoría en contra de la justicia.
3 Tampoco favorecerás al pobre en su pleito.
4 Si encuentras el buey de tu enemigo o su asno
extraviado, se lo llevarás.
5 Si ves caído bajo la carga el asno del que te
aborrece, no rehúses tu ayuda. Acude a ayudarle.
6 No tuerzas el derecho de tu pobre en su pleito.
7 Aléjate de causas mentirosas, no quites la vida al
inocente y justo; y no absuelvas al malvado.
8 No recibas regalos; porque el regalo ciega a los
perspicaces y pervierte las causas justas.
9 No oprimas al forastero; ya sabéis lo que es ser
forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en la tierra de
Egipto.
10 Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su
producto;
11 al séptimo la dejarás descansar y en barbecho,
para que coman los pobres de tu pueblo, y lo que quede lo comerán los
animales del campo. Harás lo mismo con tu viña y tu olivar.
12 Seis días harás tus trabajos, y el séptimo
descansarás, para que reposen tu buey y tu asno, y tengan un respiro el
hijo de tu sierva y el forastero.
13 Guardad todo lo que os he dicho. No invocarás el
nombre de otros dioses: ni se oiga en vuestra boca.
14 Tres veces al año me celebrarás fiesta.
15 Guardarás la fiesta de los Ázimos. Durante siete
días comerás ázimos, como te he mandado, en el tiempo señalado, en el
mes de Abib; pues en él saliste de Egipto. Nadie se presentará delante
de mí con las manos vacías.
16 También guardarás la fiesta de la Siega, de las
primicias de tus trabajos, de lo que hayas sembrado en el campo; y la
fiesta de la Recolección al término del año, al recoger del campo los
frutos de tu trabajo.
17 Tres veces al año se presentarán tus varones
delante de Yahveh, el Señor.
18 No ofrecerás la sangre de mi sacrificio con pan
fermentado ni guardarás hasta el día siguiente la grasa de mi fiesta.
19 Llevarás a la Casa de Yahveh, tu Dios, las mejores
primicias de tu suelo. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.
20 He aquí que yo voy a enviar un ángel delante de
ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo
preparado.
21 Pórtate bien en su presencia y escucha su voz; no
le seas rebelde, que no perdonará vuestras transgresiones, pues en él
está mi Nombre.
22 Si escuchas atentamente su voz y haces todo lo que
yo diga, tus enemigos serán mis enemigos y tus adversarios mis
adversarios.
23 Mi ángel caminará delante de ti y te introducirá
en el país de los amorreos, de los hititas, de los perizitas, de los
cananeos, de los jivitas y de los jebuseos; y yo los exterminaré.
24 No te mostrarás ante sus dioses, ni les darás
culto, ni imitarás su conducta; al contrario, los destruirás por
completo y romperás sus estelas.
25 Vosotros daréis culto a Yahveh, vuestro Dios, yo
bendeciré tu pan y tu agua. Y apartaré de ti las enfermedades.
26 No habrá en tu tierra mujer que aborte ni que sea
estéril; y colmaré el número de tus días.
27 «Sembraré delante de ti mi terror; llenaré de
turbación a todos los pueblos donde llegues; y haré que todos tus
enemigos huyan ante ti.
28 Enviaré avispas delante de ti que ahuyentarán de
tu presencia al jivita, al cananeo y al hitita.
29 No les expulsaré de tu presencia en un solo año,
no sea que al quedar desierta la tierra se multipliquen contra ti las
fieras del campo.
30 Les expulsaré de tu vista poco a poco, hasta que
tú te multipliques y te apoderes de la tierra.
31 Y fijaré tus confines desde el mar de Suf hasta el
mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Río, pues entregaré
en tus manos a los habitantes del país para que los arrojes de tu
presencia.
32 No hagas pacto con ellos ni con sus dioses.
33 No habitarán en tu tierra, no sea que te hagan
pecar contra mí, pues dando culto a sus dioses caerías en un lazo.»
INICIO
Éxodo 24
1 Dijo a Moisés: «Sube donde Yahveh, tú, Aarón, Nadab
y Abihú, con setenta de los ancianos de Israel; os postraréis desde
lejos.
2 Sólo Moisés se acercará a Yahveh; ellos no se
acercarán. Tampoco el pueblo subirá con ellos.»
3 Vino, pues, Moisés y refirió al pueblo todas las
palabras de Yahveh y todas sus normas. Y todo el pueblo respondió
a una voz: «Cumpliremos todas las palabras que ha dicho Yahveh.»
4 Entonces escribió Moisés todas las palabras de
Yahveh; y, levantándose de mañana, alzó al pie del monte un altar y
doce estelas por las doce tribus de Israel.
5 Luego mandó a algunos jóvenes, de los israelitas,
que ofreciesen holocaustos e inmolaran novillos como sacrificios de
comunión para Yahveh.
6 Tomó Moisés la mitad de la sangre y la echó en
vasijas; la otra mitad la derramó sobre el altar.
7 Tomó después el libro de la Alianza y lo leyó ante
el pueblo, que respondió: «Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho
Yahveh.»
8 Entonces tomó Moisés la sangre, roció con ella al
pueblo y dijo: «Esta es la sangre de la Alianza que Yahveh ha hecho con
vosotros, según todas estas palabras.»
9 Moisés subió con Aarón, Nadab y Abihú y setenta de
los ancianos de Israel,
10 y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había
como un pavimento de zafiro tan puro como el mismo cielo.
11 No extendió él su mano contra los notables de
Israel, que vieron a Dios, comieron y bebieron.
12 Dijo Yahveh a Moisés: «Sube hasta mí, al monte;
quédate allí, y te daré las tablas de piedra - la ley y los
mandamientos - que tengo escritos para su instrucción.»
13 Se levantó Moisés, con Josué, su ayudante; y
subieron al monte de Dios.
14 Dijo a los ancianos: «Esperadnos aquí que volvamos
a vosotros. Ahí quedan con vosotros Aarón y Jur. El que tenga alguna
cuestión que recurra a ellos.»
15 Y subió Moisés al monte. La nube cubrió el monte.
16 La gloria de Yahveh descansó sobre el monte Sinaí
y la nube lo cubrió por seis días. Al séptimo día, llamó Yahveh a
Moisés de en medio de la nube.
17 La gloria de Yahveh aparecía a la vista de los
hijos de Israel como fuego devorador sobre la cumbre del monte.
18 Moisés entró dentro de la nube y subió al monte. Y
permaneció Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.
INICIO
Éxodo 25
1 Yahveh habló a Moisés diciendo:
2 Di a los israelitas que reserven ofrendas para mí.
Me reservaréis la ofrenda de todo aquel a quien su corazón mueva.
3 De ellos reservaréis lo siguiente: oro, plata y
bronce;
4 púrpura violeta y escarlata, carmesí, lino fino y
pelo de cabra;
5 pieles de carnero teñidas de rojo, cueros finos y
maderas de acacia;
6 aceite para el alumbrado, aromas para el óleo de la
unción y para el incienso aromático;
7 piedras de ónice y piedras de engaste para el efod
y el pectoral.
8 Me harás un Santuario para que yo habite en medio
de ellos.
9 Lo haréis conforme al modelo de la Morada y al
modelo de todo su mobiliario que yo voy a mostrarte.
10 Harás un arca de madera de acacia de dos codos y
medio de largo, codo y medio de ancho y codo y medio de alto.
11 La revestirás de oro puro; por dentro y por fuera
la revestirás; y además pondrás en su derredor una moldura de oro.
12 Fundirás para ella cuatro anillas de oro, que
pondrás en sus cuatro pies, dos anillas a un costado, y dos
anillas al otro.
13 Harás también varales de madera de acacia, que
revestirás de oro,
14 y los pasarás por las anillas de los costados del
arca, para transportarla.
15 Los varales deben quedar en las anillas del arca,
y no se sacarán de allí.
16 En el arca pondrás el Testimonio que yo te voy a
dar.
17 Harás asimismo uno propiciatorio de oro puro, de
dos codos y medio de largo y codo y medio de ancho.
18 Harás, además, dos querubines de oro macizo; los
harás en los dos extremos del propiciatorio:
19 haz el primer querubín en un extremo y el segundo
en el otro. Los querubines formarán un cuerpo con el propiciatorio, en
sus dos extremos.
20 Estarán con las alas extendidas por encima,
cubriendo con ellas el propiciatorio, uno frente al otro, con las
caras vueltas hacia el propiciatorio.
21 Pondrás el propiciatorio encima del arca; y
pondrás dentro del arca el Testimonio que yo te daré.
22 Allí me encontraré contigo; desde encima del
propiciatorio, de en medio de los dos querubines colocados sobre el
arca del Testimonio, te comunicaré todo lo que haya de ordenarte para
los israelitas.
23 Harás una mesa de madera de acacia, de dos codos
de largo, uno de ancho, y codo y medio de alto.
24 La revestirás de oro puro y le pondrás alrededor
una moldura de oro.
25 Harás también en torno de ella un reborde de una
palma de ancho, con una moldura de oro alrededor del mismo.
26 Le harás cuatro anillas de oro, y pondrás las
anillas en los cuatro ángulos correspondientes a sus cuatro pies.
27 Estarán las anillas junto al reborde, para pasar
por ellas los varales y transportar la mesa.
28 Harás los varales de madera de acacia y los
revestirás de oro. Con ellos se transportará la mesa.
29 Harás también las fuentes, los vasos, los jarros y
las tazas para las libaciones. De oro puro los harás.
30 Y sobre la mesa pondrás perpetuamente delante de
mí el pan de la Presencia.
31 Harás también un candelabro de oro puro. Harás de
oro macizo el candelabro, su pie y su tallo. Sus cálices - corolas y
flores - formarán un cuerpo con él.
32 Saldrán seis brazos de sus lados: tres brazos de
un lado y tres del otro.
33 El primer brazo tendrá tres cálices en forma de
flor de almendro, con corola y flor; también el segundo brazo tendrá
tres cálices en forma de flor de almendro, con corola y flor; y así los
seis brazos que salen del candelabro.
34 En el mismo candelabro habrá cuatro cálices en
forma de flor de almendro, con sus corolas y sus flores:
35 una corola debajo de los dos primeros brazos que
forman cuerpo con el candelabro; una corola, debajo de los dos
siguientes, y una corola, debajo de los dos últimos brazos; así con los
seis brazos que salen del candelabro.
36 Las corolas y los brazos formarán un cuerpo con el
candelabro. Todo ello formará un cuerpo de oro puro macizo.
37 Harás sus siete lámparas que colocarás encima de
manera que den luz al frente.
38 Sus despabiladeras y sus ceniceros serán de oro
puro.
39 Se empleará un talento de oro puro para hacer el
candelabro con todos estos utensilios.
40 Fíjate para que lo hagas según los modelos que te
han sido mostrados en el monte.
INICIO
Éxodo 26
1 Harás la Morada con diez tapices, de lino fino
torzal, de púrpura violeta y escarlata y de carmesí; bordarás en ellos
unos querubines.
2 La longitud de cada tapiz será de veintiocho codos
y la anchura de cuatro. Todos los tapices tendrán las mismas
medidas.
3 Cinco tapices estarán unidos entre sí y lo mismo
los otros cinco.
4 Pondrás lazos de púrpura violeta en el borde del
tapiz con que termina la primera serie, y lo mismo harás en el borde
del tapiz con que termina el segundo conjunto.
5 Pondrás cincuenta lazos en el primer tapiz y otros
cincuenta en el borde del último tapiz del segundo conjunto,
correspondiéndose los lazos unos a otros.
6 Harás cincuenta broches de oro y con los broches
enlazarás entre sí los tapices, para que la Morada forme un
espacio único.
7 Tejerás también piezas de pelo de cabra para que a
modo de tienda cubran la Morada. Tejerás once de estas piezas.
8 La longitud de cada pieza será de treinta codos; de
cuatro, la anchura. Las once piezas tendrán las mismas medidas.
9 Juntarás cinco piezas en una parte y seis en la
otra y doblarás la sexta pieza ante la fachada de la Tienda.
10 Harás cincuenta lazos en el borde de la última
pieza del primer conjunto, y cincuenta lazos en el borde de la última
pieza del segundo conjunto.
11 Harás cincuenta broches de bronce e introducirás
los broches en los lazos, uniendo así la Tienda de modo que forme un
espacio único.
12 Como las piezas de la Tienda exceden en amplitud,
harás extender la mitad de la pieza excedente por detrás de la
Morada.
13 Lo que excede en longitud de las piezas de la
Tienda - un codo por cada lado - se extenderá a ambos lados de la
Morada, a un lado y a otro, para cubrirla.
14 También harás para la Tienda un toldo de pieles de
carnero teñidas de rojo; y encima otro toldo de cueros finos.
15 También harás para la Morada tableros de madera de
acacia, y los pondrás de pie.
16 Cada tablero tendrá diez codos de largo y codo y
medio de ancho.
17 Tendrá además dos espigas paralelas. Harás lo
mismo para todos los tableros de la Morada.
18 Pondrás veinte de los tableros en el flanco del
Négueb, hacia el sur.
19 Harás cuarenta basas de plata para colocarlas
debajo de los veinte tableros: dos basas debajo de un tablero para sus
dos espigas y dos basas debajo del otro tablero para sus dos espigas.
20 Para el segundo flanco de la Morada, la parte del
norte, otros veinte tableros,
21 con sus cuarenta basas de plata: dos basas debajo
de un tablero y dos basas debajo de otro tablero.
22 Para la parte posterior de la Morada, hacia el
occidente, harás seis tableros;
23 y para los ángulos de la Morada, en su parte
posterior, dos más,
24 que estarán unidos, desde abajo hasta arriba,
hasta la primera anilla. Así se hará con los dos tableros destinados a
los dos ángulos.
25 Serán, pues, ocho tableros con sus basas de plata;
dieciséis basas, dos debajo del otro tablero.
26 Harás, además, cinco travesaños de madera de
acacia para los tableros de un flanco de la Morada,
27 cinco travesaños para los tableros del otro
flanco, y cinco travesaños para los tableros de la parte
posterior de la Morada, hacia el occidente.
28 El travesaño central pasará a media altura de los
tableros, de un extremo al otro.
29 Revestirás de oro los tableros y les harás anillas
de oro, para pasar los travesaños. También revestirás de oro los
travesaños.
30 Erigirás la Morada según la norma que te ha sido
mostrada en el monte.
31 Harás un velo de púrpura violeta y escarlata, de
carmesí y lino fino torzal; bordarás en él unos querubines.
32 Lo colgarás de cuatro postes de acacia, revestidos
de oro, provistos de ganchos de oro y de sus cuatro basas de plata.
33 Colgarás el velo debajo de los broches; y allá,
detrás del velo, llevarás el arca del Testimonio, y el velo os servirá
para separar el Santo del Santo de los Santos.
34 Pondrás el propiciatorio sobre el arca del
Testimonio, en el Santo de los Santos.
35 Fuera del velo colocarás la mesa, y frente a la
mesa, en el lado meridional de la Morada, el candelabro; pondrás la
mesa en el lado norte.
36 Harás para la entrada de la Tienda una cortina de
púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino torzal, labor de
recamador.
37 Para la cortina harás cinco postes de acacia, que
revestirás de oro; sus ganchos serán también de oro, y fundirás para
ellos cinco basas de bronce.
INICIO
Éxodo 27
1 Harás el altar de madera de acacia de cinco codos
de largo y cinco de ancho; será cuadrado y tendrá tres codos de alto.
2 Harás sobresalir de sus cuatro ángulos unos
cuernos, que formarán un cuerpo con él; lo revestirás de bronce.
3 Le harás ceniceros para la grasa incinerada,
badiles y acetres, tenedores y braseros. Fundirás de bronce todos
estos utensilios.
4 Fabricarás para él una rejilla de bronce, en forma
de red; y en los cuatro extremos de la red fijarás cuatro anillas
de bronce.
5 La colocarás bajo la cornisa inferior del altar, de
modo que llegue desde abajo hasta la mitad del altar.
6 Harás varales para el altar, varales de madera de
acacia, que revestirás de bronce.
7 Para transportar el altar, se pasarán estos varales
por las anillas de ambos lados del altar.
8 Harás el altar hueco, de paneles; conforme a lo que
se te ha mostrado en el monte, así lo harás.
9 También harás el atrio de la Morada. Del lado del
Négueb, hacia el sur, el atrio tendrá un cortinaje de lino fino torzal,
en una longitud de cien codos a uno de los lados.
10 Sus veinte postes descansarán sobre veinte basas
de bronce; sus ganchos y varillas serán de plata.
11 A lo largo del lado septentrional habrá igualmente
un cortinaje en una longitud de cien codos, con sus veinte postes que
descansarán sobre veinte basas de bronce; los ganchos de los postes y
sus varillas serán de plata.
12 A lo ancho del atrio, por el lado occidental,
habrá un cortinaje de cincuenta codos; sus postes serán diez, y diez
igualmente las basas en que descansarán.
13 La anchura del atrio, al este, al oriente, será de
cincuenta codos.
14 Quince codos tendrá el cortinaje de un lado, con
sus tres postes y sus tres basas.
15 Por el otro lado, otro cortinaje de quince codos,
con sus tres postes y sus tres basas.
16 La puerta del atrio tendrá un tapiz de veinte
codos, de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino torzal,
labor de recamador. Tendrá cuatro postes y cuatro basas.
17 Todos los postes que rodean al atrio tendrán
varillas de plata; sus ganchos serán de plata y sus basas de bronce.
18 El atrio tendrá cien codos de largo, cincuenta
codos de ancho y cinco codos de alto; todo de lino fino torzal y con
sus basas de bronce.
19 Todos los utensilios de la Morada para toda clase
de servicios con todo su clavazón y toda la clavazón del atrio, serán
de bronce.
20 Mandarás a los israelitas que te traigan aceite
puro de oliva molida para el alumbrado, para alimentar continuamente la
llama.
21 Aarón y sus hijos lo tendrán dispuesto delante de
Yahveh desde la tarde hasta la mañana en Tienda del Encuentro, fuera
del velo que cuelga delante del Testimonio. Decreto perpetuo será éste
para las generaciones de los israelitas.
INICIO
Éxodo 28
1 Manda acercarse a ti de en medio de los israelitas
a tu hermano Aarón, con sus hijos, para que ejerza mi sacerdocio:
Aarón, con Nadab y Abihú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón.
2 Harás para Aarón, tu hermano, vestiduras sagradas,
que le den majestad y esplendor.
3 Hablarás tú con todos los artesanos hábiles a
quienes he llenado de espíritu de sabiduría; ellos harán las vestiduras
de Aarón para que sea consagrado sacerdote mío.
4 Harán las vestiduras siguientes: un pectoral, un
efod, un manto, una túnica bordada, una tiara y una faja. Harán, pues,
a tu hermano Aarón y a sus hijos vestiduras sagradas para que ejerzan
mi sacerdocio.
5 Tomarán para ello oro, púrpura violeta y escarlata,
carmesí y lino fino.
6 Bordarán el efod de oro, púrpura violeta y
escarlata, carmesí y lino fino torzal.
7 Se le pondrán dos hombreras y se fijará por sus dos
extremos.
8 La cinta con que se ciña el efod será de la misma
hechura y formará con él una misma pieza: de oro, púrpura violeta
y escarlata, carmesí y lino fino torzal.
9 Tomarás dos piedras de ónice, sobre las cuales
grabarás los nombres de los hijos de Israel:
10 seis de sus nombres en una piedra y los seis
restantes en la otra, por orden de nacimiento.
11 Como se tallan las piedras y se graban los sellos,
así harás grabar esas dos piedras con los nombres de los hijos de
Israel; las harás engarzar en engastes de oro.
12 Después pondrás las dos piedras sobre las
hombreras del efod, como piedras que me hagan recordar a los hijos de
Israel, y así llevará Aarón sus nombres sobre sus dos hombros para
recuerdo delante de Yahveh.
13 Harás engarces de oro;
14 y también dos cadenillas de oro puro; las harás
trenzadas a manera de cordones, y fijarás las cadenillas
trenzadas en los engarces.
15 Bordarás también el pectoral del juicio; lo harás
al estilo de la labor del efod. Lo harás de oro, púrpura violeta y
escarlata, de carmesí y lino fino torzal.
16 Será cuadrado y doble, de un palmo de largo y otro
de ancho.
17 Lo llenarás de pedrería, poniendo cuatro filas de
piedras: en la primera fila, un sardio, un topacio y una esmeralda;
18 en la segunda fila, un rubí, un zafiro y un
diamante;
19 en la tercera fila, un ópalo, una ágata y una
amatista;
20 en la cuarta fila, un crisólito, un ónice y un
jaspe; todas estarán engastadas en oro.
21 Las piedras corresponderán a los nombres de los
hijos de Israel: doce, como los nombres de ellos. Estarán
grabadas como los sellos, cada una con su nombre, conforme a las
doce tribus.
22 Para el pectoral harás cadenillas de oro puro,
trenzadas a manera de cordones;
23 y harás también para el pectoral dos anillas de
oro que fijarás en sus dos extremos.
24 Pasarás los dos cordones de oro por las dos
anillas, en los extremos del pectoral;
25 unirás los dos extremos de los dos cordones a los
dos engarces, y los fijarás en la parte delantera de las hombreras del
efod.
26 Harás otras dos anillas de oro que pondrás en los
dos extremos del pectoral, en el borde interior que mira hacia el
efod.
27 Harás otras dos anillas de oro y las fijarás en la
parte inferior de las dos hombreras del efod, por delante, cerca
de su unión encima de la cinta del efod.
28 Sujetarán el pectoral por sus anillas a las
anillas del efod, con un cordón de púrpura violeta, para que el
pectoral quede sobre la cinta del efod y no se desprenda del efod.
29 Así llevará Aarón sobre su corazón los nombres de
los hijos de Israel, en el pectoral del juicio, siempre que entre en el
Santuario, para recuerdo perpetuo delante de Yahveh.
30 En el pectoral del juicio pondrás el Urim y el
Tummim, que estarán sobre el corazón de Aarón cuando se presente
ante Yahveh. Así llevará Aarón constantemente sobre su corazón, delante
de Yahveh, el oráculo de los hijos de Israel.
31 Tejerás el manto del efod todo él de púrpura
violeta.
32 Habrá en su centro una abertura para la cabeza;
esta abertura llevará en derredor una orla, tejida como el cuello de
una cota, para que no se rompa.
33 En todo su ruedo inferior harás granadas de
púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino torzal; y entre
ellas, también alrededor, pondrás campanillas de oro:
34 una campanilla de oro y una granada; otra
campanilla de oro y otra granada; así por todo el ruedo inferior del
manto.
35 Aarón lo llevará en su ministerio y se oirá el
tintineo cuando entre en el Santuario, ante Yahveh, y cuando salga; así
no morirá.
36 Harás, además, una lámina de oro puro y en ella
grabarás como se graban los sellos: «”Consagrado a Yahveh.»
37 La sujetarás con un cordón de púrpura violeta, de
modo que esté fija sobre la tiara; estará en la parte delantera
de la tiara.
38 Quedará sobre la frente de Aarón; pues Aarón
cargará con las faltas cometidas por los israelitas en las cosas
sagradas; es decir, al ofrecer toda clase de santas ofrendas. La tendrá
siempre sobre su frente, para que hallen favor delante de Yahveh.
39 Tejerás la túnica con lino fino; harás también la
tiara de lino fino, y la faja con brocado.
40 Para los hijos de Aarón harás túnicas. Les harás
también fajas y mitras que les den majestad y esplendor.
41 Vestirás así a tu hermano Aarón y a sus hijos; los
ungirás, los investirás y los consagrarás para que ejerzan mi
sacerdocio.
42 Hazles también calzones de lino, para cubrir su
desnudez desde la cintura hasta los muslos.
43 Aarón y sus hijos los llevarán al entrar en la
Tienda del Encuentro, o al acercarse al altar para oficiar en el
Santuario, para que no incurran en culpa y mueran. Decreto perpetuo
será éste para él y su posteridad.
INICIO
Éxodo 29
1 Para consagrarlos a mi sacerdocio has de proceder
con ellos de esta manera. Toma un novillo y dos carneros sin defecto,
2 panes ázimos y tortas sin levadura: unas, amasadas
con aceite, y otras, untadas en aceite. Las harás con flor de harina de
trigo.
3 Las pondrás en un canastillo y las presentarás en
él junto con el novillo y los dos carneros.
4 Mandarás que Aarón y sus hijos se acerquen a la
entrada de la Tienda del Encuentro, donde los bañarás con agua.
5 Tomarás las vestiduras y vestirás a Aarón con la
túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral, que ceñirás con
la cinta del efod.
6 Pondrás la tiara sobre su cabeza, y sobre la tiara
colocarás la diadema sagrada.
7 Entonces tomarás el óleo de la unción, lo
derramarás sobre su cabeza y así le ungirás.
8 Harás igualmente que se acerquen sus hijos y los
vestirás con túnicas;
9 ceñirás a Aarón y a sus hijos las fajas y les
pondrás las mitras. A ellos les corresponderá el sacerdocio por decreto
perpetuo. Así investirás a Aarón y a sus hijos.
10 Presentarás el novillo ante la Tienda del
Encuentro, y Aarón y sus hijos impondrán las manos sobre la cabeza del
novillo.
11 Luego inmolarás el novillo delante de Yahveh, a la
entrada de la Tienda del Encuentro.
12 Tomando sangre del novillo, untarás con tu dedo
los cuernos del altar, y derramarás toda la sangre al pie del altar.
13 Saca todo el sebo que cubre las entrañas, el que
queda junto al hígado, y los dos riñones con el sebo que los envuelve,
para quemarlo en el altar.
14 Pero quemarás fuera del campamento la carne del
novillo, con su piel y sus excrementos. Es sacrificio por el pecado.
15 Después tomarás uno de los carneros y Aarón y sus
hijos impondrán las manos sobre la cabeza del carnero.
16 Una vez inmolado el carnero, tomarás su sangre y
la derramarás en torno al altar.
17 Luego despedazarás el carnero, lavarás sus
entrañas y sus patas; las pondrás sobre sus porciones y sobre su cabeza,
18 y quemarás todo el carnero en el altar. Es
holocausto para Yahveh, calmante aroma de manjares abrasados en
honor de Yahveh.
19 Tomarás también el segundo carnero, y Aarón y sus
hijos impondrán las manos sobre la cabeza del carnero.
20 Una vez inmolado, tomarás su sangre y untarás con
ella el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y el lóbulo de la
oreja derecha de sus hijos; el pulgar de su mano derecha y el pulgar de
su pie derecho, y derramarás la sangre alrededor del altar.
21 Tomarás luego sangre de la que está sobre el
altar, y óleo de la unción, para rociar a Aarón y sus vestiduras, a sus
hijos y las vestiduras de sus hijos juntamente con él. Así quedará
consagrado él y sus vestiduras y con él sus hijos y las vestiduras de
sus hijos.
22 Toma después el sebo de este carnero: la cola, el
sebo que cubre las entrañas, el que queda junto al hígado, los dos
riñones con el sebo que lo envuelve y la pierna derecha, porque se
trata del carnero de la investidura.
23 Toma del canastillo de los ázimos que está delante
de Yahveh un pan redondo, una torta de pan de aceite y otra, untada de
aceite.
24 Lo pondrás todo sobre las palmas de las manos de
Aarón y de sus hijos; y lo mecerás como ofrenda mecida delante de
Yahveh.
25 Después lo tomarás de sus manos y lo quemarás en
el altar junto al holocausto como calmante aroma ante Yahveh. Es
un manjar abrasado en honor de Yahveh.
26 Tomarás también el pecho del carnero inmolado por
la investidura de Aarón, y lo mecerás como ofrenda mecida delante de
Yahveh; esa será tu porción.
27 Así santificarás el pecho de la ofrenda mecida y
la pierna de la ofrenda reservada, es decir, lo que ha sido mecido y
reservado del carnero de la investidura de Aarón y de sus hijos;
28 según decreto perpetuo, pertenecerán a Aarón y a
sus hijos, como porción recibida de los israelitas, porque es ofrenda
reservada; será reservada de lo que ofrecen los israelitas, en sus
sacrificios de comunión como ofrenda reservada a Yahveh.
29 Las vestiduras sagradas de Aarón serán, después de
él, para sus hijos, de modo que, vestidos con ellas, sean ungidos e
investidos.
30 Por siete días las vestirá aquel de sus hijos que
le suceda como sacerdote y entre en la Tienda del Encuentro para
oficiar en el Santuario.
31 Tomarás después el carnero de la investidura y
cocerás su carne en lugar sagrado;
32 Aarón y sus hijos comerán a la entrada de la
Tienda del Encuentro la carne del carnero y el pan del canastillo.
33 Comerán aquello que ha servido para su expiación
al investirlos y consagrarlos; pero que ningún laico coma de ello,
porque es cosa sagrada.
34 Si a la mañana siguiente sobra algo de la carne o
del pan de la investidura, quemarás este resto; no ha de comerse,
porque es cosa sagrada.
35 Harás, pues, con Aarón y con sus hijos de esta
manera, según todo lo que te he mandado. Siete días invertirás en la
investidura.
36 Cada día ofrecerás un novillo en expiación como
sacrificio por el pecado; y purificarás, mediante tu expiación, el
altar, que ungirás para consagrarlo.
37 Siete días harás la expiación por el altar, y lo
santificarás; el altar será cosa sacratísima; todo cuanto toque al
altar quedará consagrado.
38 He aquí lo que has de ofrecer sobre el altar: dos
corderos primales cada día, perpetuamente.
39 Ofrecerás un cordero por la mañana y el otro entre
dos luces;
40 y con el primer cordero, una décima de medida de
flor de harina, amasada con un cuarto de sextario de aceite de oliva
molida, y como libación un cuarto de sextario de vino.
41 Ofrecerás el otro cordero entre dos luces; lo
ofrecerás con la misma oblación que a la mañana y con la misma
libación, como calmante aroma del manjar abrasado en honor de Yahveh,
42 en holocausto perpetuo, de generación en
generación, ante Yahveh, a la entrada de la Tienda del Encuentro, donde
me encontraré contigo, para hablarte allí.
43 Me encontraré con los israelitas en ese lugar que
será consagrado por mi gloria.
44 Consagraré la Tienda del Encuentro y el altar, y
consagraré también a Aarón y a sus hijos para que ejerzan mi sacerdocio.
45 Moraré en medio de los israelitas, y seré para
ellos Dios.
46 Y reconocerán que yo soy Yahveh, su Dios, que los
saqué del país de Egipto para morar entre ellos. Yo, Yahveh, su
Dios.
INICIO
Éxodo 30
1 Harás también un altar para quemar el incienso. De
madera de acacia lo harás.
2 Será cuadrado: de un codo de largo y otro de ancho;
su altura será de dos codos. Sus cuernos formarán un solo cuerpo con él.
3 Lo revestirás de oro puro, tanto su parte superior
como sus costados, así como sus cuernos. Pondrás en su derredor una
moldura de oro,
4 y debajo de la moldura, a los costados, harás dos
anillas. Las harás a ambos lados, para meter por ellas los
varales con que transportarlo.
5 Harás los varales de madera de acacia y los
revestirás de oro.
6 Colocarás el altar delante del velo que está junto
al arca del Testimonio y ante el propiciatorio que cubre el
Testimonio, donde yo me encontraré contigo.
7 Aarón quemará en él incienso aromático; lo quemará
todas la mañanas, al preparar las lámparas,
8 y lo quemará también cuando al atardecer alimente
las lámparas. Será incienso continuo ante Yahveh, de generación en
generación.
9 No ofrezcáis sobre él incienso profano, ni
holocausto ni oblación, ni derraméis sobre él libación alguna.
10 Aarón una vez al año hará expiación sobre los
cuernos de este altar. Con la sangre del sacrificio por el pecado, es
decir, el de la expiación, una vez cada año hará expiación por él en
vuestras sucesivas generaciones. Cosa sacratísima es el altar en honor
de Yahveh.
11 Habló Yahveh a Moisés, diciendo:
12 Cuando cuentes el número de los israelitas para
hacer su censo, cada uno pagará a Yahveh el rescate por su vida al ser
empadronado, para que no haya plaga entre ellos con motivo del
empadronamiento.
13 Esto es lo que ha de dar cada uno de los
comprendidos en el censo: medio siclo, en siclos del Santuario. Este
siclo es de veinte óbolos. El tributo reservado a Yahveh es medio siclo.
14 Todos los comprendidos en el censo, de veinte años
en adelante, pagarán el tributo reservado a Yahveh.
15 El rico no dará más, ni el pobre menos del medio
siclo, al pagar el tributo a Yahveh como rescate de vuestras vidas.
16 Tomarás el dinero del rescate de parte de los
israelitas, y lo darás para el servicio de la Tienda del Encuentro; y
será para los israelitas como recordatorio ante Yahveh por el rescate
de sus vidas.
17 Habló Yahveh a Moisés, diciendo:
18 Haz una pila de bronce, con su base de bronce,
para las abluciones. Colócala entre la Tienda del Encuentro y el altar,
y echa agua en ella,
19 para que Aarón y sus hijos se laven las manos y
los pies con su agua.
20 Antes de entrar en la Tienda del Encuentro se han
de lavar con agua para que no mueran; también antes de acercarse al
altar para el ministerio de quemar los manjares que se abrasan en honor
de Yahveh.
21 Se lavarán las manos y los pies, y no morirán.
Este será decreto perpetuo para ellos, para Aarón y su posteridad, de
generación en generación.
22 Habló Yahveh a Moisés, diciendo:
23 Toma tú aromas escogidos: de mirra pura,
quinientos siclos; de cinamomo, la mitad, o sea, 250; de caña
aromática, 250;
24 de casia, quinientos, en siclos del Santuario, y
un sextario de aceite de oliva.
25 Prepararás con ello el óleo para la unción
sagrada, perfume aromático como lo prepara el perfumista. Este será el
óleo para la unción sagrada.
26 Con él ungirás la Tienda del Encuentro y el arca
del Testimonio,
27 la mesa con todos sus utensilios, el candelabro
con todos sus utensilios, el altar del incienso,
28 el altar del holocausto con todos sus utensilios y
la pila con su base.
29 Así los consagrarás y serán cosa sacratísima. Todo
cuanto los toque quedará santificado.
30 Ungirás también a Aarón y a sus hijos y los
consagrarás para que ejerzan mi sacerdocio.
31 Hablarás a los israelitas, diciendo: Este será
para vosotros el óleo de la unción sagrada de generación en generación.
32 No debe derramarse sobre el cuerpo de ningún
hombre; no haréis ningún otro de composición parecida a la suya. Santo
es y lo tendréis por cosa sagrada.
33 Cualquiera que prepare otro semejante, o derrame
de él sobre un laico, será exterminado de su pueblo.
34 Dijo Yahveh a Moisés: Procúrate en cantidades
iguales aromas: estacte, uña marina y gálbano, especias aromáticas e
incienso puro.
35 Prepara con ello, según el arte del perfumista, un
incienso perfumado, sazonado con sal, puro y santo;
36 pulverizarás una parte que pondrás delante del
Testimonio, en la Tienda del Encuentro, donde yo me encontraré contigo.
Será para vosotros cosa sacratísima.
37 Y en cuanto a la composición de este incienso que
vas a hacer, no la imitéis para vuestro uso. Lo tendrás por consagrado
a Yahveh.
38 Cualquiera que prepare otro semejante para aspirar
su fragancia, será exterminado de en medio de su pueblo.
INICIO
Éxodo 31
1 Habló Yahveh a Moisés diciendo:
2 Mira que he designado a Besalel, hijo de Urí, hijo
de Jur, de la tribu de Judá;
3 y le he llenado del espíritu de Dios concediéndole
habilidad, pericia y experiencia en toda clase de trabajos;
4 para concebir y realizar proyectos en oro, plata y
bronce;
5 para labrar piedras de engaste, tallar la madera y
ejecutar cualquier otra labor.
6 Mira que yo le he dado por colaborador a Oholiab,
hijo de Ajisamak, de la tribu de Dan; y además, en el corazón de todos
los hombres hábiles he infundido habilidad para que hagan todo lo que
te he mandado:
7 la Tienda del Encuentro, el arca del Testimonio, el
propiciatorio que la cubre y todos los utensilios de la Tienda;
8 la mesa con sus utensilios, el candelabro con todos
sus utensilios, el altar del incienso,
9 el altar del holocausto con todos sus utensilios,
la pila con su base;
10 las vestiduras de ceremonia, las vestiduras
sagradas del sacerdote Aarón, y las vestiduras de sus hijos para las
funciones sacerdotales:
11 el óleo de la unción y el incienso aromático para
el Santuario. Ellos lo harán conforme a todo lo que te he ordenado.
12 Habló Yahveh a Moisés diciendo:
13 Habla tú a los israelitas y diles: No dejéis de
guardar mis sábados; porque el sábado es una señal entre yo y vosotros,
de generación en generación, para que sepáis que yo, Yahveh, soy el que
os santifico.
14 Guardad el sábado, porque es sagrado para
vosotros. El que lo profane morirá. Todo el que haga algún trabajo en
él será exterminado de en medio de su pueblo.
15 Seis días se trabajará; pero el día séptimo será
día de descanso completo, consagrado a Yahveh. Todo aquel que trabaje
en sábado, morirá.
16 Los israelitas guardarán el sábado celebrándolo de
generación en generación como alianza perpetua.
17 Será entre yo y los israelitas una señal perpetua;
pues en seis días hizo Yahveh los cielos y la tierra, y el día séptimo
descansó y tomó respiro.
18 Después de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le
dio las dos tablas del Testimonio, tablas de piedra, escritas por el
dedo de Dios.
INICIO
Éxodo 32
1 Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar
del monte, se reunió el pueblo en torno a Aarón y le dijeron:
«Anda, haznos un dios que vaya delante de nosotros, ya que no sabemos
qué ha sido de Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de
Egipto.»
2 Aarón les respondió: «Quitad los pendientes de oro
de las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y vuestras hijas,
y traédmelos.»
3 Y todo el pueblo se quitó los pendientes de oro que
llevaba en las orejas, y los entregó a Aarón.
4 Los tomó él de sus manos, hizo un molde y fundió un
becerro. Entonces ellos exclamaron: «Este es tu Dios, Israel, el que te
ha sacado de la tierra de Egipto.»
5 Viendo esto Aarón, erigió un altar ante el becerro
y anunció: «Mañana habrá fiesta en honor de Yahveh.»
6 Al día siguiente se levantaron de madrugada y
ofrecieron holocaustos y presentaron sacrificios de comunión.
Luego se sentó el pueblo a comer y beber, y después se levantaron
para solazarse.
7 Entonces habló Yahveh a Moisés, y dijo: «¡Anda,
baja! Porque tu pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto, ha
pecado.
8 Bien pronto se han apartado el camino que yo les
había prescrito. Se han hecho un becerro fundido y se han
postrado ante él; le han ofrecido sacrificios y han dicho: “Este
es tu Dios, Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto.”»
9 Y dijo Yahveh a Moisés: «Ya veo que este pueblo es
un pueblo de dura cerviz.
10 Déjame ahora que se encienda mi ira contra ellos y
los devore; de ti, en cambio, haré un gran pueblo.»
11 Pero Moisés trató de aplacar a Yahveh su Dios,
diciendo: “¿Por qué, oh Yahveh, ha de encenderse tu ira contra tu
pueblo, el que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y mano
fuerte?
12 ¿Van a poder decir los egipcios: Por malicia los
ha sacado, para matarlos en las montañas y exterminarlos de la faz de
la tierra? Abandona el ardor de tu cólera y renuncia a lanzar el mal
contra tu pueblo.
13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel,
siervos tuyos, a los cuales juraste por ti mismo: Multiplicaré vuestra
descendencia como las estrellas del cielo; toda esta tierra que os
tengo prometida, la daré a vuestros descendientes, y ellos la poseerán
como herencia para siempre.»
14 Y Yahveh renunció a lanzar el mal con que había
amenazado a su pueblo.
15 Volvióse Moisés y bajó del monte, con las dos
tablas del Testimonio en su mano, tablas escritas por ambos lados; por
una y otra cara estaban escritas.
16 Las tablas eran obra de Dios, y la escritura,
grabada sobre las mismas, era escritura de Dios.
17 Cuando Josué oyó la voz del pueblo que gritaba,
dijo a Moisés: «Gritos de guerra en el campamento.»
18 Respondió Moisés: «No son gritos de victoria, ni
alarido de derrota. Cantos a coro es lo que oigo.»
19 Cuando Moisés llegó cerca del campamento y vio el
becerro y las danzas, ardió en ira, arrojó de su mano las tablas
y las hizo añicos al pie del monte.
20 Luego tomó el becerro que habían hecho, lo quemó y
lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció en el agua, y se lo dio
a beber a los israelitas.
21 Y dijo Moisés a Aarón: «¿Qué te hizo este pueblo
para que hayas traído sobre él tan gran pecado?»
22 Aarón respondió: «No se encienda la ira de mi
señor. Tú mismo sabes que este pueblo es inclinado al mal.
23 Me dijeron: “Haznos un dios que vaya delante de
nosotros, ya que no sabemos qué le ha sucedido a Moisés, el
hombre que nos sacó de la tierra de Egipto.”
24 Yo les contesté: “El que tenga oro despréndase.”
Ellos se lo quitaron y me lo dieron; yo lo eché al fuego y salió este
becerro.»
25 Vio Moisés al pueblo desenfrenado - pues Aarón les
había permitido entregarse a la idolatría en medio de sus adversarios -
26 y se puso Moisés a la puerta del campamento, y
exclamó: «¡A mí los de Yahveh!» y se le unieron todos los
hijos de Leví.
27 El les dijo: «Así dice Yahveh, el Dios de Israel:
Cíñase cada uno su espada al costado; pasad y repasad por el campamento
de puerta en puerta, y matad cada uno a su hermano, a su amigo y a su
pariente.»
28 Cumplieron los hijos de Leví la orden de Moisés; y
cayeron aquel día unos 3000 hombres del pueblo.
29 Y dijo Moisés: «Hoy habéis recibido la investidura
como sacerdotes de Yahveh, cada uno a costa de vuestros hijos y
vuestros hermanos, para que él os dé hoy la bendición.»
30 Al día siguiente dijo Moisés al pueblo: «Habéis
cometido un gran pecado. Yo voy a subir ahora donde Yahveh; acaso
pueda obtener la expiación de vuestro pecado.»
31 Volvió Moisés donde Yahveh y dijo: «¡Ay! Este
pueblo ha cometido un gran pecado al hacerse un dios de oro.
32 Con todo, si te dignas perdonar su pecado..., y si
no, bórrame del libro que has escrito.»
33 Yahveh respondió a Moisés: Al que peque contra mí,
le borraré yo de mi libro.
34 Ahora ve y conduce al pueblo adonde te he dicho.
He aquí que mi ángel irá delante de ti, mas en el día de mi
visita los castigaré yo por su pecado.»
35 Y Yahveh castigó al pueblo a causa del becerro
fabricado por Aarón.
INICIO
Éxodo 33
1 Dijo Yahveh a Moisés: «Anda, sube de aquí, tú y el
pueblo que sacaste de Egipto, a la tierra que yo prometí con juramento
a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: “A tu posteridad se la daré.”
2 Enviaré delante de ti un ángel y expulsaré al
cananeo, al amorreo, al hitita, al perizita, al jivita y al jebuseo.
3 Sube a una tierra que mana leche y miel; que yo no
subiré contigo, pues eres un pueblo de dura cerviz; no sea que te
destruya en el camino.»
4 Al oír el pueblo estas duras palabras, hizo duelo y
nadie se vistió sus galas.
5 Dijo entonces Yahveh a Moisés: «Di a los
israelitas: Vosotros sois un pueblo de dura cerviz. Si yo saliera
contigo, aunque fuera un solo momento, te destruiría. Ahora, pues,
quítate tus galas, para que yo sepa qué he de hacer contigo.»
6 Y los israelitas se despojaron de sus galas a
partir del monte Horeb.
7 Tomó Moisés la Tienda y la plantó para él a cierta
distancia fuera del campamento; la llamó Tienda del Encuentro. De modo
que todo el que tenía que consultar a Yahveh salía hacia la Tienda del
Encuentro, que estaba fuera del campamento.
8 Cuando salía Moisés hacia la Tienda, todo el pueblo
se levantaba y se quedaba de pie a la puerta de su tienda,
siguiendo con la vista a Moisés hasta que entraba en la Tienda.
9 Y una vez entrado Moisés en la tienda, bajaba la
columna de nube y se detenía a la puerta de la Tienda, mientras
Yahveh hablaba con Moisés.
10 Todo el pueblo veía la columna de nube detenida a
la puerta de la Tienda y se levantaba el pueblo, y cada cual se
postraba junto a la puerta de su tienda.
11 Yahveh hablaba con Moisés cara a cara, como habla
un hombre con su amigo. Luego volvía Moisés al campamento, pero su
ayudante, el joven Josué, hijo de Nun, no se apartaba del interior de
la Tienda.
12 Dijo Moisés a Yahveh: «Mira, tú me dices: Haz
subir a este pueblo; pero no me has indicado a quién enviarás conmigo;
a pesar de que me has dicho: “Te conozco por tu nombre”, y también:
“Has hallado gracia a mis ojos.”
13 Ahora, pues, si realmente he hallado gracia a tus
ojos, hazme saber tu camino, para que yo te conozca y halle gracia a
tus ojos, y mira que esta gente es tu pueblo.»
14 Respondió él: «Yo mismo iré contigo y te daré
descanso.»
15 Contestóle: «Si no vienes tú mismo, no nos hagas
partir de aquí.
16 Pues ¿en qué podrá conocerse que he hallado gracia
a tus ojos, yo y tu pueblo, sino en eso, en que tú marches con
nosotros? Así nos distinguiremos, yo y tu pueblo, de todos los pueblos
que hay sobre la tierra.»
17 Respondió Yahveh a Moisés: «Haré también esto que
me acabas de pedir, pues has hallado gracia a mis ojos, y yo te conozco
por tu nombre.»
18 Entonces dijo Moisés: «Déjame ver, por favor, tu
gloria.»
19 El le contestó: «Yo haré pasar ante tu vista toda
mi bondad y pronunciaré delante de ti el nombre de Yahveh; pues hago
gracia a quien hago gracia y tengo misericordia con quien tengo
misericordia.»
20 Y añadió: «Pero mi rostro no podrás verlo; porque
no puede verme el hombre y seguir viviendo.»
21 Luego dijo Yahveh: «Mira, hay un lugar junto a mí;
tú te colocarás sobre la peña.
22 Y al pasar mi gloria, te pondré en una hendidura
de la peña y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado.
23 Luego apartaré mi mano, para que veas mis
espaldas; pero mi rostro no se puede ver.»
INICIO
Éxodo 34
1 Dijo Yahveh a Moisés. «Labra dos tablas de piedra
como las primeras, sube donde mí, al monte y yo escribiré en las tablas
las palabras que había en las primeras tablas que rompiste.
2 Prepárate para subir mañana temprano al monte
Sinaí; allí en la cumbre del monte te presentarás a mí.
3 Que nadie suba contigo, ni aparezca nadie en todo
el monte. Ni oveja ni buey paste en el monte.»
4 Labró Moisés dos tablas de piedra como las primeras
y, levantándose de mañana, subió al monte Sinaí como le había mandado
Yahveh, llevando en su mano las dos tablas de piedra.
5 Descendió Yahveh en forma de nube y se puso allí
junto a él. Moisés invocó el nombre de Yahveh.
6 Yahveh pasó por delante de él y exclamó: «Yahveh,
Yahveh, Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en
amor y fidelidad,
7 que mantiene su amor por millares, que perdona la
iniquidad, la rebeldía y el pecado, pero no los deja impunes; que
castiga la iniquidad de los padres en los hijos y en los hijos de los
hijos hasta la tercera y cuarta generación.»
8 Al instante, Moisés cayó en tierra de rodillas y se
postró,
9 diciendo: «Si en verdad he hallado gracia a tus
ojos, oh Señor, dígnese mi Señor venir en medio de nosotros, aunque sea
un pueblo de dura cerviz; perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y
recíbenos por herencia tuya.»
10 Respondió él: «Mira, voy a hacer una alianza;
realizaré maravillas delante de todo tu pueblo, cono nunca se han hecho
en toda la tierra ni en nación alguna; y todo el pueblo que te rodea
verá la obra de Yahveh; porque he de hacer por medio de ti cosas que
causen temor.
11 Observa bien lo que hoy te mando. He aquí que voy
a expulsar delante de ti al amorreo, al cananeo, al hitita, al
perizita, al jivita y al jebuseo.
12 Guárdate de hacer pacto con los habitantes del
país en que vas a entrar, para que no sean un lazo en medio de ti.
13 Al contrario, destruiréis sus altares,
destrozaréis sus estelas y romperéis sus cipos.
14 No te postrarás ante ningún otro dios, pues Yahveh
se llama Celoso, es un Dios celoso.
15 No hagas pacto con los moradores de aquella
tierra, no sea que cuando se prostituyan tras sus dioses y les
ofrezcan sacrificios, te inviten a ti y tú comas de sus
sacrificios;
16 y no sea que tomes sus hijas para tus hijos, y que
al prostituirse sus hijas tras sus dioses, hagan también que tus hijos
se prostituyan tras los dioses de ellas.
17 No te harás dioses de fundición.
18 Guardarás la fiesta de los Ázimos; siete días
comerás ázimos como te he mandado, al tiempo señalado, esto es, en el
mes de Abib, pues en el mes de Abib saliste de Egipto.
19 Todo lo que abre el seno es mío, todo primer
nacido, macho, sea de vaca o de oveja, es mío.
20 El primer nacido de asno lo rescatarás con una
oveja; y si no lo rescatas, lo desnucarás. Rescatarás todos los
primogénitos de tus hijos, y nadie se presentará ante mí con las manos
vacías.
21 Seis días trabajarás, mas en el séptimo
descansarás; descansarás en tiempo de siembra y siega.
22 Celebrarás la fiesta de las Semanas: la de las
primicias de la siega del trigo, y también la fiesta de la
recolección al final del año.
23 Tres veces al año se presentarán todos tus varones
ante Yahveh, el Señor, el Dios de Israel.
24 Pues cuando yo expulse a los pueblos delante de ti
y ensanche tus fronteras, nadie codiciará tu tierra cuando tres veces
al año subas a presentarte ante Yahveh, tu Dios.
25 No inmolarás con pan fermentado la sangre de mi
sacrificio, ni quedará hasta el día siguiente la víctima de la fiesta
de Pascua.
26 Llevarás a la casa de Yahveh, tu Dios, lo mejor de
las primicias de los frutos de tu suelo. No cocerás el cabrito en la
leche de su madre.»
27 Dijo Yahveh a Moisés: «Consigna por escrito estas
palabras, pues a tenor de ellas hago alianza contigo y con Israel.»
28 Moisés estuvo allí con Yahveh cuarenta días y
cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y escribió en las tablas
las palabras de la alianza, las diez palabras.
29 Luego, bajó Moisés del monte Sinaí y, cuando bajó
del monte con las dos tablas del Testimonio en su mano, no sabía que la
piel de su rostro se había vuelto radiante, por haber hablado con él.
30 Aarón y todos los israelitas miraron a Moisés, y
al ver que la piel de su rostro irradiaba, temían acercarse a él.
31 Moisés los llamó. Aarón y todos los jefes de la
comunidad se volvieron a él y Moisés habló con ellos.
32 Se acercaron a continuación todos los israelitas y
él les conminó cuanto Yahveh le había dicho en el monte Sinaí.
33 Cuando Moisés acabó de hablar con ellos, se puso
un velo sobre el rostro.
34 Siempre que Moisés se presentaba delante de Yahveh
para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía, y al salir
decía a los israelitas lo que Yahveh había ordenado.
35 Los israelitas veían entonces que el rostro de
Moisés irradiaba, y Moisés cubría de nuevo su rostro hasta que entraba
a hablar con Yahveh.
INICIO
Éxodo 35
1 Moisés reunió a toda la comunidad de los israelitas
y les dijo: «Esto es lo que Yahveh ha mandado hacer.
2 Durante seis días se trabajará, pero el día séptimo
será sagrado para vosotros, día de descanso completo en honor de
Yahveh. Cualquiera que trabaje en ese día, morirá.
3 En ninguna de vuestras moradas encenderéis fuego en
día de sábado.»
4 Moisés habló así a toda la comunidad de los
israelitas: «Esta es la orden de Yahveh:
5 Reservad de vuestros bienes una ofrenda para
Yahveh. Que reserven ofrenda para Yahveh todos aquellos a quienes su
corazón mueva: oro, plata y bronce,
6 púrpura violeta y escarlata, carmesí, lino fino,
pelo de cabra,
7 pieles de carnero teñidas de rojo, cueros finos y
maderas de acacia,
8 aceite para el alumbrado, aromas para el óleo de la
unción y para el incienso aromático,
9 piedras de ónice y piedras de engaste para el efod
y el pectoral.
10 Que vengan los artífices hábiles de entre vosotros
a realizar cuanto Yahveh ha ordenado:
11 la Morada, su Tienda y su toldo, sus broches, sus
tableros, sus travesaños, sus postes y sus basas;
12 el Arca y sus varales, el propiciatorio y el velo
que lo cubre;
13 la mesa con sus varales y todos sus utensilios, el
pan de la Presencia,
14 el candelabro para el alumbrado con sus
utensilios, y sus lámparas, y el aceite del alumbrado;
15 el altar del incienso con sus varales; el óleo de
la unción, el incienso aromático, la cortina del vano de la entrada a
la Morada,
16 el altar de los holocaustos con su rejilla de
bronce, sus varales y todos su utensilios; la pila con su base;
17 los cortinajes del atrio con sus postes y sus
basas; el tapiz de la entrada del atrio;
18 la clavazón de la Morada y la clavazón del atrio y
sus cuerdas;
19 los ornamentos de ceremonia para oficiar en el
Santuario; las vestiduras sagradas para el sacerdote Aarón y las
vestiduras de sus hijos para sus funciones sacerdotales.»
20 Entonces, toda la comunidad de los israelitas se
retiró de la presencia de Moisés;
21 todos aquellos a quienes impulsaba su corazón y
movía su espíritu vinieron a traer la ofrenda reservada a Yahveh, para
los trabajos de la Tienda del Encuentro, para todo su servicio y para
las vestiduras sagradas.
22 Venían hombres y mujeres: todos los que eran
movidos por su corazón traían zarcillos, pendientes, anillos de oro, el
oro que cada uno presentaba como ofrenda mecida para Yahveh.
23 Cuantos poseían púrpura violeta y escarlata, y
carmesí, lino fino, pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de
rojo y cueros finos, los traían también.
24 Cuantos pudieron reservar una ofrenda de plata o
de bronce, la llevaron como ofrenda reservada a Yahveh. Lo mismo
hicieron los que poseían madera de acacia, que sirviera para los
trabajos de la obra.
25 Todas las mujeres hábiles en el oficio hilaron con
sus manos y llevaron la púrpura violeta y escarlata, el carmesí y lino
fino que habían hilado.
26 Todas las mujeres hábiles en hilar, hilaron pelo
de cabra, movidas por su corazón.
27 Los jefes trajeron piedras de ónice y piedras de
engaste para el efod y el pectoral;
28 aromas y aceite para el alumbrado, para el óleo de
la unción y para el incienso aromático.
29 Todos los israelitas, hombres y mujeres, cuyo
corazón les había impulsado a llevar algo para cualquiera de los
trabajos que Yahveh, por medio de Moisés, les había encomendado,
presentaron sus ofrendas voluntarias a Yahveh.
30 Moisés dijo entonces a los israelitas: «Mirad,
Yahveh ha designado a Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de
Judá,
31 y le ha llenado del espíritu de Dios,
confiriéndole habilidad, pericia y experiencia en toda clase de
trabajos,
32 para concebir y realizar proyectos en oro, plata y
bronce,
33 para labrar piedras de engaste, tallar la madera y
ejecutar cualquier otra labor de artesanía;
34 a él y Oholiab, hijo de Ajisamak de la tribu de
Dan, les ha puesto en el corazón el don de enseñar.
35 Les ha llenado de habilidad para toda clase de
labores en talla y bordado, en recamado de púrpura violeta y escarlata,
de carmesí y lino fino, y en labores de tejidos. Son capaces de
ejecutar toda clase de trabajos y de idear proyectos.»
INICIO
Éxodo 36
1 Así, pues, Besalel, Oholiab y todos los hombres
hábiles en quienes Yahveh había infundido habilidad y pericia para
saber realizar todos los trabajos en servicio del Santuario, ejecutaron
todo conforme había mandado Yahveh.
2 Llamó Moisés a Besalel y a Oholiab y a todos los
hombres hábiles en cuyo corazón Yahveh había infundido habilidad, a
todos los que su corazón movía a ponerse al trabajo para realizarlo.
3 Recibieron de Moisés todas las ofrendas que los
israelitas habían reservado para la ejecución de la obra del Santuario.
Entre tanto los israelitas seguían entregando a Moisés cada mañana
ofrendas voluntarias.
4 Por eso, todos los artífices dedicados a los
trabajos del Santuario dejaron cada cual su trabajo,
5 y fueron a hablar con Moisés, diciendo: «El pueblo
entrega más de lo que se precisa para la realización de las obras que
Yahveh ha mandado hacer.»
6 Entonces Moisés mandó correr la voz por el
campamento: «Ni hombre ni mujer reserve ya más ofrendas para el
Santuario.» Suspendió el pueblo su aportación,
7 pues había material suficiente para ejecutar todos
los trabajos; y aun sobraba.
8 Entonces los artífices más expertos de entre los
que ejecutaban el trabajo hicieron la Morada. La hizo con diez tapices
de lino fino torzal, de púrpura violeta y escarlata y de carmesí con
querubines bordados.
9 La longitud de cada tapiz era de veintiocho codos y
la anchura de cuatro. Todos los tapices tenían las mismas medias.
10 Unió cinco tapices entre sí y lo mismo los otros
cinco.
11 Puso lazos de púrpura violeta en el borde del
tapiz con que termina el primer conjunto; los puso también en el borde
del tapiz con que termina el segundo conjunto.
12 Puso cincuenta lazos en el primer tapiz y otros
cincuenta en el borde del último tapiz del segundo conjunto,
correspondiéndose los lazos unos a otros.
13 Hizo también cincuenta broches de oro, y con los
broches enlazó entre sí los tapices, de modo que la Morada vino a
formar un espacio único.
14 Tejió también piezas de pelo de cabra para que, a
modo de tienda, cubrieran la Morada. Tejió once de estas piezas.
15 La longitud de cada pieza era de treinta codos y
de cuatro la anchura. Las once piezas tenían las mismas medidas.
16 Juntó cinco piezas en una parte y seis en la otra.
17 Hizo cincuenta lazos en el borde de la última
pieza del primer conjunto, y cincuenta lazos en el borde de la última
pieza del segundo conjunto.
18 Hizo cincuenta broches de bronce para unir la
Tienda, formando un espacio único.
19 Hizo además para la Tienda un toldo de pieles de
carnero teñidas de rojo, y encima otro toldo de cueros finos.
20 Para la Morada hizo los tableros de madera de
acacia y los puso de pie.
21 Cada tablero tenía diez codos de largo, y codo y
medio de ancho.
22 Tenía además dos espigas paralelas. Hizo lo mismo
todos los tableros de la Morada.
23 Puso los tableros para la Morada: veinte para el
flanco del Négueb, hacia el sur;
24 hizo cuarenta basas de plata para colocarlas
debajo de los veinte tableros: dos basas debajo de un tablero para sus
dos espigas y dos basas debajo del otro tablero para sus dos
espigas.
25 Para el segundo flanco de la Morada, la parte del
norte, hizo otros veinte tableros,
26 con sus cuarenta basas de plata; dos basas debajo
de un tablero y dos basas debajo del otro tablero.
27 Para la parte posterior de la Morada, hacia el
occidente, hizo seis tableros;
28 para los ángulos de la Morada en su parte
posterior, dos más,
29 que estaban unidos desde abajo hasta arriba, hasta
la primera anilla. Así lo hizo con los dos tableros destinados a
los dos ángulos.
30 Eran, pues, ocho tableros con sus basas de plata;
dieciséis basas, dos debajo de cada tablero.
31 Después hizo travesaños de madera de acacia: cinco
travesaños para los tableros de un flanco de la Morada;
32 y cinco travesaños para los tableros del otro
flanco de la Morada; y otros cinco para los tableros de la parte
posterior de la Morada hacia el occidente.
33 Hizo el travesaño central de tal suerte que pasase
a media altura de los tableros, de un extremo al otro.
34 Revistió de oro los tableros; de oro hizo también
sus anillas para pasar los travesaños, y los revistió igualmente de oro.
35 Hizo el velo de púrpura violeta y escarlata, de
carmesí y lino fino torzal; bordó en él unos querubines.
36 Hizo para colgarlo cuatro postes de acacia,
revestidos de oro y provistos de ganchos de oro; fundió para
ellos cuatro basas de plata.
37 Hizo para la entrada de la Tienda una cortina de
púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino torzal, labor de
recamador,
38 con sus cinco postes y sus ganchos. Revistió de
oro sus capiteles y sus varillas y fundió en bronce sus cinco basas.
INICIO
Éxodo 37
1 Besalel hizo el arca de madera de acacia, de dos
codos y medio de largo, codo y medio de ancho, y codo y medio de
alto.
2 La revistió de oro puro, por dentro y por fuera, y
además puso en su derredor una moldura de oro.
3 Fundió cuatro anillas de oro para sus cuatro pies,
dos anillas a un costado y dos anillas al otro.
4 Hizo también varales de madera de acacia, que
revistió de oro;
5 pasó los varales por las anillas de los costados
del arca, para transportarla.
6 Después hizo un propiciatorio de oro puro, de dos
codos y medio de largo, y de codo y medio de ancho.
7 Hizo igualmente dos querubines de oro macizo; los
hizo en los dos extremos del propiciatorio;
8 el primer querubín en un extremo y el segundo en el
otro; hizo los querubines formando un cuerpo con el propiciatorio
en sus dos extremos.
9 Estaban los querubines con las alas extendidas por
encima, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno frente al otro, con
las caras vueltas hacia el propiciatorio.
10 Hizo, además, la mesa de madera de acacia, de dos
codos de largo, un codo de ancho y codo y medio de alto.
11 La revistió de oro puro y le puso alrededor una
moldura de oro.
12 Hizo además, en torno de ella, un reborde de una
palma de ancho, con una moldura de oro alrededor del mismo.
13 Le hizo cuatro anillas de oro y puso las anillas
en los cuatro ángulos, correspondientes a sus cuatro pies.
14 Junto al reborde se hallaban las anillas para
pasar por ellas los varales y transportar la mesa.
15 Hizo los varales de madera de acacia y los
revistió de oro.
16 Asimismo hizo de oro puro los utensilios que
habían de estar sobre la mesa; sus fuentes, sus vasos, sus tazas y sus
jarros con los que se hacían las libaciones.
17 Hizo el candelabro de oro puro. Hizo el candelabro
de oro macizo, su pie y su tallo. Sus cálices - corolas y flores -
formaban con él un cuerpo.
18 De sus lados salían seis brazos: tres brazos de un
lado, y tres brazos de otro.
19 El primer brazo tenía tres cálices en forma de
flor de almendro, con corola y flor; y así los seis brazos que salían
del candelabro.
20 En el mismo candelabro había cuatro cálices, en
forma de flor de almendro, con sus corolas y flores;
21 una corola debajo de los dos primeros brazos que
formaban cuerpo con él, una corola debajo de los siguientes, y una
corola debajo de los dos últimos brazos; así con los seis brazos que
salían del mismo.
22 Las corolas y los brazos formaban un cuerpo con el
candelabro; todo ello formaba un cuerpo de oro puro macizo.
23 Hizo también de oro puro sus siete lámparas, sus
despabiladeras y sus ceniceros.
24 Empleó un talento de oro puro para el candelabro y
todos sus utensilios.
25 Hizo también de madera de acacia el altar del
incienso, de un codo de largo y uno de ancho, cuadrado, y de dos codos
de alto. Sus cuernos formaban un solo cuerpo con él.
26 Lo revistió de oro puro, por su parte superior,
sus costados y también sus cuernos. Puso en su derredor una
moldura de oro.
27 Y debajo de la moldura, a los costados, hizo dos
anillas a sus dos lados, para meter por ellas los varales con que
transportarlo.
28 Hizo los varales de madera de acacia y los
revistió de oro.
29 Preparó también el óleo sagrado de la unción, y el
incienso aromático puro, como lo prepara el perfumista.
INICIO
Éxodo 38
1 Hizo el altar de los holocaustos de madera de
acacia, de cinco codos de largo y cinco de ancho, cuadrado, y de tres
codos de alto.
2 Hizo sobresalir de sus cuatro ángulos unos cuernos
que formaban un cuerpo con él, y lo revistió de bronce.
3 Hizo, además, todos los utensilios del altar: Los
ceniceros, los badiles, los acetres, los tenedores y los braseros.
Fundió de bronce todos sus utensilios.
4 Fabricó para el altar una rejilla de bronce en
forma de red, bajo la cornisa inferior, de modo que llegaba hasta la
mitad del altar.
5 Fijó cuatro anillas para los cuatro extremos de la
rejilla de bronce, para meter los varales.
6 Hizo los varales de madera de acacia, y los
revistió de bronce,
7 y pasó los varales por las anillas a los flancos
del altar, para transportarlo así. Hizo el altar hueco, de paneles.
8 Hizo la pila y la basa de bronce, con los espejos
de las mujeres que servían a la entrada de la Tienda del Encuentro.
9 Hizo también el atrio; por el lado del Négueb,
hacia el sur, estaba el cortinaje del atrio, de lino fino torzal, de
cien codos.
10 Sus postes eran veinte, y veinte sus basas de
bronce; los ganchos de los postes y sus varillas eran de plata.
11 Por el lado septentrional había igualmente un
cortinaje de cien codos. Sus postes eran veinte, y veinte sus
basas de bronce; los ganchos de los postes y sus varillas eran de
plata.
12 En el lado occidental había un cortinaje de
cincuenta codos. Sus postes eran diez, y diez sus basas; los ganchos de
los postes y sus varillas eran de plata.
13 En el lado Este, al oriente, colgaban también
cincuenta codos de cortinaje.
14 El cortinaje era de quince codos, con tres
columnas y tres basas, por un lado de la entrada;
15 y por el otro lado - a ambos lados de la entrada
del atrio - había un cortinaje de quince codos; sus postes eran tres, y
tres sus basas.
16 Todos los cortinajes del recinto del atrio eran de
lino fino torzal.
17 Las basas de los postes eran de bronce, sus
ganchos y sus varillas de plata. También sus capiteles estaban
revestidos de plata, y todos los postes del atrio llevaban
varillas de plata.
18 El tapiz de la puerta del atrio era labor de
recamador y estaba recamado de púrpura violeta y escarlata, de carmesí
y lino fino torzal. Tenía veinte codos de largo; su altura - en el
ancho - era de cinco codos, lo mismo que los cortinajes del atrio.
19 Sus cuatro postes y sus cuatro basas eran de
bronce; sus ganchos de plata, como también el revestimiento de
sus capiteles y sus varillas.
20 Toda la clavazón de la Morada y del atrio que la
rodeaba era de bronce.
21 Este es el inventario de la Morada, de la Morada
del testimonio, realizado por orden de Moisés, y hecho por los levitas
bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.
22 Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de
Judá, hizo todo cuanto Yahveh había mandado a Moisés,
23 juntamente con Oholiab, hijo de Ajisamak, de la
tribu de Dan, que era artífice, bordador y recamador en púrpura violeta
y escarlata, en carmesí y lino fino.
24 El total del oro empleado en el trabajo, en todo
el trabajo del Santuario, es decir, el oro de la ofrenda reservada, fue
de veintinueve talentos y 730 siclos, en siclos del Santuario;
25 la plata de los incluidos en el censo de la
comunidad, cien talentos y 1.775 siclos, en siclos del Santuario:
26 un becá por cabeza, o sea medio siclo, en siclos
del Santuario, para cada hombre comprendido en el censo de los
603.550 hombres, de veinte años en adelante.
27 Los cien talentos de plata se emplearon en fundir
las basas del Santuario y las basas del velo; cien basas
correspondientes a los cien talentos, un talento por basa.
28 De los 1.775 siclos hizo ganchos para los postes,
revistió sus capiteles y los unió con varillas.
29 El bronce de la ofrenda reservada fue de setenta
talentos y 2.400 siclos.
30 Con él hizo las basas para la entrada de la Tienda
del Encuentro, el altar de bronce con su rejilla de bronce y todos los
utensilios del altar,
31 las basas del recinto del atrio y las basas de la
entrada del atrio, toda la clavazón de la Morada y toda la
clavazón del atrio que la rodeaba.
INICIO
Éxodo 39
1 Hicieron para el servicio del Santuario vestiduras
de ceremonia de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino.
Hicieron también las vestiduras sagradas de Aarón, como Yahveh había
mandado a Moisés.
2 Hicieron, pues, el efod, de oro, de púrpura violeta
y escarlata, de carmesí y lino fino torzal.
3 Batieron oro en láminas y las cortaron en hilos
para hacer bordado junto con la púrpura violeta y escarlata, con el
carmesí y el lino fino.
4 Pusieron al efod hombreras y lo fijaron por sus dos
extremos.
5 La cinta con que se ciñe el efod era de la misma
hechura y formaba con él una sola pieza: era de oro, púrpura
violeta y escarlata, carmesí y lino fino torzal, como Yahveh se
lo había mandado a Moisés.
6 Prepararon igualmente las piedras de ónice
engastadas en engastes de oro y grabadas como se graban los
sellos, con los nombres de los hijos de Israel;
7 las colocaron sobre las hombreras del efod, como
piedras que sirvieran a Yahveh de recuerdo de los hijos de Israel,
según Yahveh había ordenado a Moisés.
8 Bordaron también el pectoral, al estilo de la labor
del efod, de oro, púrpura violeta y escarlata, carmesí y lino fino
torzal.
9 El pectoral era cuadrado y lo hicieron doble; tenía
un palmo de largo y otro de ancho; era doble.
10 Lo llenaron de cuatro filas de piedras. En la
primera fila había un sardio, un topacio y una esmeralda;
11 en la segunda fila: un rubí, un zafiro y un
diamante;
12 en la tercera fila: un ópalo, una ágata y una
amatista;
13 y en la cuarta: un crisólito, un ónice y un jaspe.
Todas ellas estaban engastadas en engarces de oro.
14 Las piedras eran doce, correspondientes a los
nombres de los hijos de Israel, grabadas con sus nombres como se
graban los sellos, cada una con su nombre, conforme a las doce tribus.
15 Hicieron para el pectoral cadenillas de oro puro,
trenzadas a manera de cordones.
16 Hicieron dos engastes de oro y dos anillas de oro;
fijaron las dos anillas en los dos extremos del pectoral.
17 Pasaron después las dos cadenillas de oro por las
dos anillas en los extremos del pectoral.
18 Unieron los otros dos extremos de las dos
cadenillas a los dos engarces, que fijaron del efod.
19 Hicieron otras dos anillas de oro y las pusieron
en los otros dos extremos del pectoral en el borde interior que mira
hacia el efod.
20 E hicieron otras dos anillas de oro, que fijaron
en la parte inferior de las dos hombreras del efod, por delante, cerca
de su unión, encima de la cinta del efod.
21 Y por medio de sus anillas sujetaron el pectoral a
las anillas del efod, con un cordón de púrpura violeta, para que
quedase el pectoral sobre la cinta del efod y no se desprendiese del
efod, como Yahveh había mandado a Moisés.
22 Tejieron el manto del efod, todo de púrpura
violeta.
23 Había una abertura en el centro del manto,
semejante al cuello de una cota, con una orla alrededor de la
abertura para que no se rompiese.
24 En el ruedo inferior del manto hicieron granadas
de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino torzal.
25 Hicieron campanillas de oro puro, colocándolas
entre las granadas, en todo el ruedo.
26 Una campanilla y una granada alternaban con otra
campanilla y otra granada, en el ruedo inferior del manto. Servía
para oficiar, como Yahveh había ordenado a Moisés.
27 Tejieron también las túnicas de lino fino para
Aarón y sus hijos;
28 la tiara de lino fino, los adornos de las mitras
de lino fino y también los calzones de lino fino torzal,
29 lo mismo que las fajas recamadas de lino fino
torzal, de púrpura violeta y escarlata y de carmesí, tal como Yahveh
había ordenado a Moisés.
30 E hicieron de oro puro una lámina, la diadema
sagrada en la que grabaron, como se graban los sellos: «Consagrado a
Yahveh.»
31 Fijaron en ella un cordón de púrpura violeta para
sujetarla en la parte superior de la tiara, como Yahveh había mandado a
Moisés.
32 Así fue acabada toda la obra de la Morada y de la
Tienda del Encuentro. Los israelitas hicieron toda la obra
conforme a lo que Yahveh había mandado a Moisés. Así lo hicieron.
33 Presentaron a Moisés la Morada, la Tienda y todos
sus utensilios; los broches, los tableros, los travesaños, los postes y
las basas;
34 el toldo de pieles de carnero teñidas de rojo, el
toldo de cueros finos y el velo protector;
35 el arca del Testimonio con sus varales y el
propiciatorio;
36 la mesa con todos sus utensilios y el pan de la
Presencia;
37 el candelabro de oro puro con sus lámparas - las
lámparas que habían de colocarse en él -, todos sus utensilios y
el aceite del alumbrado;
38 el altar de oro, el óleo de la unción, el incienso
aromático y la cortina para la entrada de la Tienda;
39 el altar de bronce con su rejilla de bronce, sus
varales y todos sus utensilios; la pila con su base;
40 el cortinaje del atrio, los postes con sus basas,
el tapiz para la entrada del atrio, sus cuerdas, su clavazón y
todos los utensilios del servicio de la Morada para la Tienda del
Encuentro;
41 las vestiduras de ceremonia para el servicio en el
Santuario: los ornamentos sagrados para el sacerdote Aarón y las
vestiduras de sus hijos para ejercer el sacerdocio.
42 Conforme a cuanto Yahveh había ordenado a Moisés,
así hicieron los hijos de Israel toda la obra.
43 Moisés vio todo el trabajo y comprobó que lo
habían llevado a cabo; tal como había mandado Yahveh, así lo habían
hecho. Y Moisés los bendijo.
INICIO
Éxodo 40
1 Yahveh habló así a Moisés:
2 «El día primero del primer mes alzarás la Morada de
la Tienda del Encuentro.
3 Allí pondrás el arca del Testimonio y cubrirás el
arca con el velo.
4 Llevarás la mesa y colocarás lo que hay que ordenar
sobre ella; llevarás también el candelabro y pondrás encima las
lámparas.
5 Colocarás el altar de oro para el incienso delante
del arca del Testimonio y colgarás la cortina a la entrada de la Morada.
6 Colocarás el altar de los holocaustos ante la
entrada de la Morada de la Tienda del Encuentro.
7 Pondrás la pila entre la Tienda del Encuentro y el
altar, y echarás agua en ella.
8 En derredor levantarás el atrio y tenderás el tapiz
a la entrada del atrio.
9 Entonces tomarás el óleo de la unción y ungirás la
Morada y todo lo que contiene. La consagrarás con todo su mobiliario y
será cosa sagrada.
10 Ungirás además el altar de los holocaustos con
todos sus utensilios. Consagrarás el altar, y el altar será cosa
sacratísima.
11 Asimismo ungirás la pila y su base, y la
consagrarás.
12 Después mandarás que Aarón y sus hijos se acerquen
a la entrada de la Tienda del Encuentro y los lavarás con agua.
13 Vestirás a Aarón con las vestiduras sagradas, le
ungirás, y le consagrarás para que ejerza mi sacerdocio.
14 Mandarás también que se acerquen sus hijos; los
vestirás con túnicas,
15 los ungirás, como ungiste a su padre, para que
ejerzan mi sacerdocio. Así se hará para que su unción les
confiera un sacerdocio sempiterno de generación en generación.»
16 Moisés hizo todo conforme a lo que Yahveh le había
mandado. Así lo hizo.
17 En el primer mes del año segundo, el día primero
del mes, fue alzada la Morada.
18 Moisés alzó la Morada, asentó las basas, colocó
sus tableros, metió sus travesaños y erigió sus postes.
19 Después desplegó la Tienda por encima de la Morada
y puso además por encima el toldo de la Tienda, como Yahveh había
mandado a Moisés.
20 Luego tomó el Testimonio y lo puso en el arca;
puso al arca los varales y sobre ella colocó el propiciatorio en la
parte superior.
21 Llevó entonces el arca a la Morada, colgó el velo
de protección y cubrió así el arca del Testimonio, como Yahveh había
mandado a Moisés.
22 Colocó también la mesa en la Tienda del Encuentro,
al lado septentrional de la Morada, fuera del velo.
23 Dispuso sobre ella las filas de los panes de la
Presencia delante de Yahveh, como Yahveh había ordenado a Moisés.
24 Luego instaló el candelabro en la Tienda del
Encuentro, frente a la mesa, en el lado meridional de la Morada,
25 y colocó encima las lámparas delante de Yahveh,
como Yahveh había mandado a Moisés.
26 Asimismo puso el altar de oro en la Tienda del
Encuentro, delante del velo;
27 y quemó sobre él incienso aromático como Yahveh
había mandado a Moisés.
28 A la entrada de la Morada colocó la cortina,
29 y en la misma entrada de la Morada de la Tienda
del Encuentro colocó también el altar de los holocaustos, sobre el cual
ofreció el holocausto y la oblación, como Yahveh había mandado a Moisés.
30 Situó la pila entre la Tienda del Encuentro y el
altar, y echó en ella agua para las abluciones;
31 Moisés, Aarón y sus hijos se lavaron en ella las
manos y los pies.
32 Siempre que entraban en la Tienda del Encuentro y
siempre que se acercaban al altar, se lavaban, como Yahveh había
mandado a Moisés.
33 Por fin alzó el atrio que rodeaba la Morada y el
altar, y colgó el tapiz a la entrada del atrio. Así acabó Moisés
los trabajos.
34 La Nube cubrió entonces la Tienda del Encuentro y
la gloria de Yahveh llenó la Morada.
35 Moisés no podía entrar en la Tienda del Encuentro,
pues la Nube moraba sobre ella y la gloria de Yahveh llenaba la Morada.
36 En todas las marchas, cuando la Nube se elevaba de
encima de la Morada, los israelitas levantaban el campamento.
37 Pero si la Nube no se elevaba, ellos no levantaban
el campamento, en espera del día en que se elevara.
38 Porque durante el día la Nube de Yahveh estaba
sobre la Morada y durante la noche había fuego a la vista de toda
la casa de Israel. Así sucedía en todas sus marchas.
INICIO