PARROQUIA DE SANTIAGO APÓSTOL
LORCA
JEREMÍAS
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Jeremias 1
1Palabras de Jeremias, hijo de Jilquias, de los sacerdotes de Anatot,
en la tierra de Benjamin,
2a quien fue dirigida la palabra de Yahveh en tiempo de Josias, hijo de
Amón, rey de Judá, en el año trece de su reinado,
3y después en tiempo de Yoyaquim, hijo de Josias, rey de Judá, hasta
cumplirse el año undécimo de Sedecias, hijo de Josias, rey de Judá, o
sea, hasta la deportación de Jerusalén en el mes quinto.
4Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
5Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocia, y
antes que nacieses, te tenia consagrado: yo profeta de las naciones te
constitui.
6Yo dije: «¡Ah, Señor Yahveh! Mira que no sé expresarme, que soy un
muchacho.»
7Y me dijo Yahveh: No digas: «Soy un muchacho», pues adondequiera
que yo te envie irás, y todo lo que te mande dirás.
8No les tengas miedo, que contigo estoy yo para salvarte - oráculo de
Yahveh -.
9Entonces alargó Yahveh su mano y tocó mi boca. Y me dijo Yahveh: Mira
que he puesto mis palabras en tu boca.
10Desde hoy mismo te doy autoridad sobre las gentes y sobre los reinos
para extirpar y destruir, para perder y derrocar, para
reconstruir y plantar.
11Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
«¿Qué estás viendo, Jeremias?» «Una rama de almendro estoy viendo.»
12Y me dijo Yahveh: «Bien has visto. Pues asi soy yo, velador de mi
palabra para cumplirla.»
13Nuevamente me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
«¿Qué estás viendo?» «Un puchero hirviendo estoy viendo, que se vuelca
de norte a sur.»
14Y me dijo Yahveh: «Es que desde el norte se iniciará el desastre
sobre todos los moradores de esta tierra.
15Porque en seguida llamo yo a todas las familias reinos del norte -
oráculo de Yahveh - y vendrán a instalarse a las mismas puertas de
Jerusalén, y frente a todas sus murallas en torno, y contra todas las
ciudades de Judá,
16a las que yo sentenciaré por toda su malicia: por haberme dejado a mi
para ofrecer incienso a otros dioses, y adorar la obra de sus propias
manos.
17Por tu parte, te apretarás la cintura, te alzarás y les dirás todo lo
que yo te mande. No desmayes ante ellos, y no te haré yo desmayar
delante de ellos;
18pues, por mi parte, mira que hoy te he convertido en plaza fuerte, en
pilar de hierro, en muralla de bronce frente a toda esta tierra, asi se
trate de los reyes de Judá como de sus jefes, de sus sacerdotes o del
pueblo de la tierra.
19Te harán la guerra, mas no podrán contigo, pues contigo estoy yo -
oráculo de Yahveh - para salvarte.»
INICIO
Jeremias 2
1Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
2Ve y grita a los oidos de Jerusalén: Asi dice Yahveh: De ti recuerdo
tu cariño juvenil, el amor de tu noviazgo; aquel seguirme tú por el
desierto, por la tierra no sembrada.
3Consagrado a Yahveh estaba Israel, primicias de su cosecha.
«Quienquiera que lo coma, será reo; mal le sucederá» - oráculo de
Yahveh -.
4Oid la palabra de Yahveh, casa de Jacob, y todas las familias de la
casa de Israel.
5Asi dice Yahveh: ¿Qué encontraban vuestros padres en mi de torcido,
que se alejaron de mi vera, y yendo en pos de la Vanidad se hicieron
vanos?
6En cambio no dijeron: «¿Dónde está Yahveh, que nos subió de la tierra
de Egipto, que nos llevó por el desierto, por la estepa y la paramera,
por tierra seca y sombria, tierra por donde nadie pasa y en donde nadie
se asienta?»
7Luego os traje a la tierra del vergel, para comer su fruto y su bien.
Llegasteis y ensuciasteis mi tierra, y pusisteis mi heredad asquerosa.
8Los sacerdotes no decian: «¿Dónde está Yahveh?»; ni los peritos de la
Ley me conocian; y los pastores se rebelaron contra mi, y los profetas
profetizaban por Baal, y en pos de los Inútiles andaban.
9Por eso, continuaré litigando con vosotros - oráculo de Yahveh - y
hasta con los hijos de vuestros hijos litigaré.
10Porque, en efecto, pasad a las islas de los Kittim y ved, enviad a
Quedar quien investigue a fondo, pensadlo bien y ved si aconteció cosa
tal:
11si las gentes cambiaron de dioses - ¡aunque aquéllos no son dioses!
-. Pues mi pueblo ha trocado su Gloria por el Inútil.
12Pasmaos, cielos, de ello, erizaos y cobrad gran espanto - oráculo de
Yahveh -.
13Doble mal ha hecho mi pueblo: a mi me dejaron, Manantial de aguas
vivas, para hacerse cisternas, cisternas agrietadas, que el agua no
retienen.
14¿Es un esclavo Israel, o nació siervo? Pues ¿cómo es que ha servido
de botin?
15Contra él rugieron leoncillos, dieron voces y dejaron su pais hecho
una desolación, sus ciudades incendiadas, sin habitantes.
16Hasta los hijos de Nof y de Tafnis te han rapado el cráneo.
17¿No te ha sucedido esto por haber dejado a Yahveh tu Dios cuando te
guiaba en tu camino?
18Y entonces, ¿qué cuenta te tiene encaminarte a Egipto para beber las
aguas del Nilo?, o ¿qué cuenta te tiene encaminarte a Asur para beber
las aguas del Rio?
19Que te enseñe tu propio daño, que tus apostasias te escarmienten;
reconoce y ve lo malo y amargo que te resulta el dejar a Yahveh tu Dios
y no temblar ante mi - oráculo del Señor Yahveh Sebaot -.
20Oh tú, que rompiste desde siempre el yugo y, sacudiendo las coyundas,
decias: «¡No serviré!», tú, que sobre todo otero prominente y bajo todo
árbol frondoso estabas yaciendo, prostituta.
21Yo te habia plantado de la cepa selecta, toda entera de simiente
legitima. Pues ¿cómo te has mudado en sarmiento de vid bastarda?
22Porque, asi te blanquees con salitre y te des cantidad de lejia, se
te nota la culpa en mi presencia - oráculo del Señor Yahveh -.
23Cómo dices: «No estoy manchada; en pos de los Baales no anduve?»
¡Mira tu rastro en el Valle! Reconoce lo que has hecho, camellita
liviana que trenza sus derroteros,
24irrumpe en el desierto y en puro celo se bebe los vientos: su estro,
¿quién lo calmará? Cualquiera que la busca la topa, ¡bien acompañada la
encuentra!
25Guarda tu pie de la descalcez y tu garganta de la sed. Pero tú dices:
«No hay remedio: a mi me gustan los extranjeros, y tras ellos he de ir.»
26Cual se avergüenza el ladrón cuando es sorprendido, asi se ha
avergonzado la casa de Israel: ellos, sus reyes, sus jefes, sus
sacerdotes y sus profetas,
27los que dicen al madero: «Mi padre eres tú», y a la piedra: «Tú me
diste a luz.» Tras de volverme la espalda, que no la cara, al tiempo de
su mal dice: «¡Levántate y sálvanos!»
28Pues ¿dónde están tus dioses, los que tú mismo te hiciste? ¡Que se
levanten ellos, a ver si te salvan en tiempo de
desgracia! Pues cuantas son tus ciudades, otros tantos son tus dioses,
Judá; (y cuantas calles cuenta Jerusalén, otros tantos altares hay de
Baal).
29¿Por qué os querelláis conmigo, si todos vosotros os habéis rebelado
contra mi? - oráculo de Yahveh -.
30En vano golpeé a vuestros hijos, pues no aprendieron. Ha devorado
vuestra espada a vuestos profetas, como el león cuando estraga.
31¡Vaya generación la vuestra!; atended a la palabra de Yahveh:¿Fui yo
un desierto para Israel o una tierra malhadada? ¿Por qué, entonces,
dice mi pueblo: «¡Bajemos! No vendremos más a ti.»?
32¿Se olvida la doncella de su aderezo, la novia de su cinta? Pues mi
pueblo si que me ha olvidado dias sin número.
33¡Qué hermoso te parece tu camino en busca del amor! A la verdad,
hasta con maldades aprendiste tus caminos.
34En tus mismas haldas se encontraban manchas de sangre de las almas de
pobres inocentes: no los sorprendiste en escalo. Y con todo eso,
35dices: «Soy inocente; basta ya de ira contra mi.» Pues bien, aqui me
tienes para discutir contigo eso que has dicho: «No he pecado.»
36¡Cuánta ligereza la tuya para cambiar de dirección! También de Egipto
te avergonzarás como te avergonzaste de Asur.
37También de ésta saldrás con las manos en la cabeza. Porque Yahveh ha
rechazado aquello en que confias, y no saldrás bien de ello.
INICIO
Jeremias 3
1«Supongamos que despide un marido a su mujer; ella se va de su lado y
es de otro hombre: ¿podrá volver a él? ¿no seria como una tierra
manchada?» Pues bien, tú has fornicado con muchos compañeros, ¡y vas a
volver a mi! - oráculo de Yahveh -.
2Alza los ojos a los calveros y mira: ¿en dónde no fuiste gozada? A la
vera de los caminos te sentabas para ellos, como el árabe en el
desierto, y manchaste la tierra con tus fornicaciones y malicia.
3Se suspendieron las lloviznas de otoño, y faltó lluvia tardia; pero tú
tenias rostro de mujer descarada, rehusaste avergonzarte.
4¿Es que entonces mismo no me llamabas: «Padre mio; el amigo de mi
juventud eres tú?;
5¿tendrá rencor para siempre?, ¿lo guardará hasta el fin?» Ahi tienes
cómo has hablado; las maldades que hiciste las has colmado.
6Yahveh me dijo en tiempos del rey Josias: ¿Has visto lo que hizo
Israel, la apóstata? Andaba ella sobre cualquier monte elevado y
bajo cualquier árbol frondoso, fornicando alli.
7En vista de lo que habia hecho, dije: «No vuelvas a mi.» Y no volvió.
Vio esto su hermana Judá, la pérfida;
8vio que a causa de todas las fornicaciones de Israel, la apóstata, yo
la habia despedido dándole su carta de divorcio; pero no hizo caso su
hermana Judá, la pérfida, sino que fue y fornicó también ella,
9tanto que por su liviandad en fornicar manchó la tierra, y fornicó con
la piedra y con el leño.
10A pesar de todo, su hermana Judá, la pérfida, no se volvió a mi de
todo corazón, sino engañosamente - oráculo de Yahveh.
11Y me dijo Yahveh: Más justa se ha manifestado Israel, la apóstata,
que Judá, la pérfida.
12Anda y pregona estas palabras al Norte y di: Vuelve, Israel apóstata,
- oráculo de Yahveh -; no estará airado mi semblante contra vosotros,
porque piadoso soy - oráculo de Yahveh - no guardo rencor para siempre.
13Tan sólo reconoce tu culpa, pues contra Yahveh tu Dios te rebelaste,
frecuentaste a extranjeros bajo todo árbol frondoso, y mi voz no
oisteis - oráculo de Yahveh -.
14Volved, hijos apóstatas - oráculo de Yahveh - porque yo soy vuestro
Señor. Os iré recogiendo uno a uno de cada ciudad, y por parejas de
cada familia, y os traeré a Sión.
15Os pondré pastores según mi corazón que os den pasto de conocimiento
y prudencia.
16Y luego, cuando seáis muchos y fructifiquéis en la tierra, en
aquellos dias - oráculo de Yahveh - no se hablará más del arca de la
alianza de Yahveh, no vendrá en mientes, no se acordarán ni se ocuparán
de ella, ni será reconstruida jamás.
17En aquel tiempo llamarán a Jerusalén «Trono de Yahveh» y se
incorporarán a ella todas las naciones en el nombre de Yahveh, en
Jerusalén, sin seguir más la dureza de sus perversos corazones.
18En aquellos dias, andará la casa de Judá al par de Israel, y vendrán
juntos desde tierras del norte a la tierra que di en herencia a
vuestros padres.
19Yo habia dicho: «Si, te tendré como a un hijo y te daré una tierra
espléndida, flor de las heredades de las naciones.» Y añadi: «Padre me
llamaréis y de mi seguimiento no os volveréis.»
20Pues bien, como engaña una mujer a su compañero, asi me ha engañado
la casa de Israel, oráculo de Yahveh.
21Voces sobre los calveros se oian: rogativas llorosas de los hijos de
Israel, porque torcieron su camino, olvidaron a su Dios Yahveh.
22- Volved, hijos apóstatas; yo remediaré vuestras apostasias. - Aqui
nos tienes de vuelta a ti, porque tú, Yahveh, eres nuestro Dios.
23¡Luego eran mentira los altos, la barahúnda de los montes! ¡Luego por
Yahveh, nuestro Dios, se salva Israel!
24La Vergüenza se comió la laceria de nuestros padres desde nuestra
mocedad: sus ovejas y vacas, sus hijos e hijas.
25Acostémonos en nuestra vergüenza, y que nos cubra nuestra propia
confusión, ya que contra Yahveh nuestro Dios hemos pecado nosotros como
nuestros padres desde nuestra mocedad hasta hoy, y no
escuchamos la voz de Yahveh nuestro Dios.
INICIO
Jeremias 4
1¡Si volvieras, Israel!, oráculo de Yahveh, ¡si a mi volvieras!, si
quitaras tus Monstruos abominables, y de mi no huyeras!
2Jurarias: «¡Por vida de Yahveh!» con verdad, con derecho y con
justicia, y se bendecirian por él las naciones, y por él se alabarian.
3Porque asi dice Yahveh al hombre de Judá y a Jerusalén: - Cultivad el
barbecho y no sembréis sobre cardos.
4Circuncidaos para Yahveh y extirpad los prepucios de vuestros
corazones, hombres de Judá y habitantes de Jerusalén; no sea que brote
como fuego mi saña, y arda y no haya quien la apague, en vista de
vuestras perversas acciones.
5Avisad en Judá y que se oiga en Jerusalén. Tañed el cuerno por el
pais, pregonad a voz en grito: ¡Juntaos, vamos a las plazas fuertes!
6¡Izad bandera hacia Sión! ¡Escapad, no os paréis! Porque yo traigo una
calamidad del norte y un quebranto grande.
7Se ha levantado el león de su cubil, y el devorador de naciones se ha
puesto en marcha: salió de su lugar para dejar la tierra desolada. Tus
ciudades quedarán arrasadas, sin habitantes.
8Por ende, ceñios de sayal, endechad y plañid: - «¡No; no se va de
nosotros la ardiente ira de Yahveh!»
9Sucederá aquel dia - oráculo de Yahveh - que se perderá el ánimo del
rey y el de los principes, se pasmarán los sacerdotes, y los profetas
se espantarán.
10Y yo digo: «¡Ay, Señor Yahveh! ¡Cómo embaucaste a este pueblo y a
Jerusalén diciendo: “Paz tendréis”, y ha penetrado la espada hasta el
alma!»
11En aquella sazón se dirá a este pueblo y a Jerusalén: - Un viento
ardiente viene por el desierto, camino de la hija de mi
pueblo, no para beldar, ni para limpiar.
12Un viento lleno de amenazas viene de mi parte. Ahora me toca a mi
alegar mis razones respecto a ellos.
13Ved cómo se levanta cual las nubes, como un huracán sus carros, y
ligeros más que águilas sus corceles. - ¡Ay de nosotros, estamos
perdidos!
14- Limpia de malicia tu corazón, Jerusalén, para que seas salva.
¿Hasta cuándo durarán en ti tus pensamientos torcidos?
15Una voz avisa desde Dan y da la mala nueva desde la sierra de Efraim.
16Pregonad: «¡Los gentiles! ¡Ya están aqui!»; hacedlo oir en Jerusalén.
Los enemigos vienen de tierra lejana y dan voces contra las ciudades de
Judá.
17Como guardas de campo se han puesto frente a ella en torno, porque
contra mi se rebelaron - oráculo de Yahveh -.
18Tu proceder y fechorias te acarrearon esto; esto tu desgracia te ha
penetrado hasta el corazón porque te rebelaste contra mi.
19- ¡Mis entrañas, mis entrañas!, ¡me duelen las telas del corazón, se
me salta el corazón del pecho! No callaré, porque mi alma ha oido sones
de cuerno, el clamoreo del combate.
20Se anuncia quebranto sobre quebranto, porque es saqueada toda la
tierra. En un punto son saqueadas mis tiendas, y en un cerrar de ojos
mis toldos.
21¿Hasta cuándo veré enseñas, y oiré sones de cuerno?
22- Es porque mi pueblo es necio: A mi no me conocen. Criaturas necias
son, carecen de talento. Sabios son para lo malo, ignorantes para el
bien.
23Miré a la tierra, y he aqui que era un caos; a los cielos, y faltaba
su luz.
24Miré a los montes, y estaban temblando, y todos los cerros
trepidaban.
25Miré, y he aqui que no habia un alma, y todas las aves del cielo se
habian volado.
26Miré, y he aqui que el vergel era yermo, y todas las ciudades estaban
arrasadas delante de Yahveh y del ardor de su ira.
27Porque asi dice Yahveh: Desolación se volverá toda la tierra, aunque
no acabaré con ella.
28Por eso ha de enlutarse la tierra, y se oscurecerán los cielos
arriba; pues tengo resuelta mi decisión y no me pesará ni me
volveré atrás de ella.
29Al ruido de jinetes y flecheros huia toda la ciudad. Se metian por
los bosques y trepaban por las peñas. Toda ciudad quedó abandonada, sin
quedar en ellas habitantes.
30Y tú, asolada, ¿qué vas a hacer? Aunque te vistas de grana, aunque te
enjoyes con joyel de oro, aunque te pintes con polvos los ojos, en vano
te hermoseas: te han rechazado tus amantes: ¡tu muerte es lo que
buscan!
31Y entonces oi una voz como de parturienta, gritos como de primeriza:
era la voz de la hija de Sión, que gimiendo extendia sus palmas: «¡Ay,
pobre de mi, que mi alma desfallece a manos de asesinos!»
INICIO
Jeremias 5
1Recorred las calles de Jerusalén, mirad bien y enteraos; buscad por
sus plazas, a ver si topáis con alguno que practique la justicia, que
busque la verdad, y yo la perdonaria.
2Pues, si bien dicen: «¡Por vida de Yahveh!», también juran en falso.
3- ¡Oh Yahveh! tus ojos, ¿no son para la verdad? Les heriste, mas no
acusaron el golpe; acabaste con ellos, pero no quisieron aprender.
Endurecieron sus caras más que peñascos, rehusaron convertirse.
4Yo decia: «Naturalmente, el vulgo es necio, pues ignora el camino de
Yahveh, el derecho de su Dios.
5Voy a acudir a los grandes y a hablar con ellos, porque ésos conocen
el camino de Yahveh, el derecho de su Dios.» Pues bien, todos a una
habian quebrado el yugo y arrancado las coyundas.
6Por eso los herirá el león de la selva, el lobo de los desiertos los
destrozará, el leopardo acechará sus ciudades: todo el que saliere de
ellas será despedazado. - Porque son muchas sus rebeldias, y sus
apostasias son grandes.
7¿Cómo te voy a perdonar por ello? Tus hijos me dejaron y juraron por
el no - dios. Yo los harté, y ellos se hicieron adúlteros, y el lupanar
frecuentaron.
8Son caballos lustrosos y vagabundos: cada cual relincha por la mujer
de su prójimo.
9¿Y de esto no pediré cuentas? - oráculo de Yahveh -, ¿de una nación
asi no se vengará mi alma?
10Escalad sus murallas, destruid, mas no acabéis con ella. Quitad sus
sarmientos porque no son de Yahveh.
11Porque bien me engañaron, la casa de Judá y la casa de Israel -
oráculo de Yahveh -.
12Renegaron de Yahveh diciendo: «¡El no cuenta!, ¡no nos sobrevendrá
daño alguno, ni espada ni hambre veremos!
13Cuanto a los profetas, el viento se los lleve, pues carecen de
Palabra.» - Asi les será hecho.
14Por tanto, asi dice Yahveh, el Dios Sebaot: Por haber hablado ellos
tal palabra, he aqui que yo pongo las mias en tu boca como fuego, y a
este pueblo como leños, y los consumirá.
15He aqui que yo traigo sobre vosotros, una nación de muy lejos, ¡oh
casa de Israel! - oráculo de Yahveh -; una nación que no mengua, nación
antiquisima aquélla, nación cuya lengua ignoras y no entiendes los que
habla;
16cuyo carcaj es como tumba abierta: todos son valientes.
17Comerá tu mies y tu pan, comerá a tus hijos e hijas, comerá tus
ovejas y vacas, comerá tus viñas e higueras; con la espada destruirá
tus plazas fuertes en que confias.
18Por lo demás, en los dias aquellos - oráculo de Yahveh - todavia no
acabaré con vosotros.
19- Y cuando dijereis: «¿Por qué nos hace Yahveh nuestro Dios todo
esto?», les dirás: «Lo mismo que me dejasteis a mi y servisteis a
dioses extraños en vuestra tierra, asi serviréis a extraños en una
tierra no vuestra.»
20Anunciad esto a la casa de Jacob y hacedlo oir en Judá:
21- Ea, oid esto, pueblo necio y sin seso - tienen ojos y no ven,
orejas y no oyen -:
22¿A mi no me temeréis? - oráculo de Yahveh -, ¿delante de mi no
temblaréis, que puse la arena por término al mar, limite eterno, que no
traspasará? Se agitará, mas no lo logrará; mugirán sus olas, pero no
pasarán.
23Pero este pueblo tiene un corazón traidor y rebelde: traicionaron
llegando hasta el fin.
24Y no se les ocurrió decir: «Ea, temamos a Yahveh nuestro Dios, que da
la lluvia tempranera y la tardia a su tiempo; que nos garantiza las
semanas que regulan la siega.»
25Todo esto lo trastornaron vuestras culpas y vuestros pecados os
privaron del bien.
26Porque se encuentran en mi pueblo malhechores: preparan la red, cual
paranceros montan celada: ¡hombres son atrapados!
27Como jaula llena de aves, asi están sus casas llenas de fraudes. Asi
se engrandecieron y se enriquecieron,
28engordaron, se alustraron. Ejecutaban malas acciones. La causa del
huérfano no juzgaban y el derecho de los pobres no sentenciaban.
29¿Y de esto no pediré cuentas? - oráculo de Yahveh -, ¿de una nación
asi no se vengará mi alma?
30Algo pasmoso y horrendo se ha dado en la tierra:
31los profetas profetizaron con mentira, y los sacerdotes dispusieron a
su guisa. Pero mi pueblo lo prefiere asi. ¿A dónde vais a parar?
INICIO
Jeremias 6
1Escapad, hijos de Benjamin, de dentro de Jerusalén, en Técoa tañed el
cuerno, y sobre Bet Hakkérem izad bandera, porque una desgracia amenaza
del norte y un quebranto grande.
2¿Acaso a una deliciosa pradera te comparas, hija de Sión?
3A ella vienen pastores con sus rebaños, han montado las tiendas, junto
a ella en derredor, y apacientan cada cual su manada.
4- «¡Declaradle la guerra santa! ¡En pie y subamos contra ella a
mediodia!... ¡Ay de nosotros, que el dia va cayendo, y se alargan las
sombras de la tarde!...
5¡Pues arriba y subamos de noche y destruiremos sus alcázares!»
6Porque asi dice Yahveh Sebaot: «Talad sus árboles y alzad contra
Jerusalén un terraplén.» Es la ciudad de visita. Todo el mundo se
atropella en su interior.
7Cual mana un pozo sus aguas, tal mana ella su malicia. «¡Atropello!»,
«¡despojo!» - se oye decir en ella; ante mi de
continuo heridas y golpes.
8Aprende, Jerusalén, no sea que se despegue mi alma de ti, no sea que
te convierta en desolación, en tierra despoblada.
9Asi dice Yahveh Sebaot: Busca, rebusca como en una cepa en el resto de
Israel; vuelve a pasar tu mano como el vendimiador por los pámpanos.
10- ¿A quiénes que me oigan voy a hablar y avisar? He aqui que su oido
es incircunciso y no pueden entender. He aqui que la palabra de Yahveh
se les ha vuelto oprobio: no les agrada.
11También yo estoy lleno de la saña de Yahveh y cansado de retenerla.
La verteré sobre el niño de la calle y sobre el grupo de mancebos
juntos. También el hombre y la mujer serán apresados, el viejo con la
anciana.
12Pasarán sus casas a otros, campos y mujeres a la vez, cuando extienda
yo mi mano sobre los habitantes de esta tierra - oráculo
de Yahveh -.
13Porque desde el más chiquito de ellos hasta el más grande, todos
andan buscando su provecho, y desde el profeta hasta el sacerdote,
todos practican el fraude.
14Han curado el quebranto de mi pueblo a la ligera, diciendo: «¡Paz,
paz!», cuando no habia paz.
15¿Se avergonzaron de las abominaciones que hicieron? Avergonzarse, no
se avergonzaron; sonrojarse, tampoco supieron; por tanto caerán con los
que cayeren; tropezarán cuando se les visite - dice Yahveh.
16Asi dice Yahveh: Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por los
senderos antiguos, cuál es el camino bueno, y andad por él, y
encontraréis sosiego para vuestras almas. Pero dijeron: «No vamos.»
17Entonces les puse centinelas: «¡Atención al toque de cuerno!» Pero
dijeron: «No atendemos.»
18Por tanto, oid, naciones, y conoce, asamblea, lo que vendrá sobre
ellos;
19oye, tierra: He aqui que traigo desgracia a este pueblo, como fruto
de sus pensamientos, porque a mis razones no atendieron, y por lo que
respecta a mi Ley, la desecharon.
20- ¿A qué traerme incienso de Seba y canela fina de pais remoto? Ni
vuestros holocaustos me son gratos, ni vuestros sacrificios me
complacen.
21Por tanto, asi dice Yahveh: Mirad que pongo a este pueblo tropiezos y
tropezarán en ellos padres e hijos a una, el vecino y su prójimo
perecerán.
22Asi dice Yahveh: Mirad que un pueblo viene de tierras del norte y una
gran nación se despierta de los confines de la tierra.
23Arco y lanza blanden, crueles son y sin entrañas. Su voz como la mar
muge, y a caballo van montados, ordenados como un solo hombre para la
guerra contra ti, hija de Sión.
24- Oimos su fama, flaquean nuestras manos, angustia nos asalta, dolor
como de parturienta.
25No salgáis al campo, no andéis por el camino, que el enemigo lleva
espada: terror por doquier.
26- Hija de mi pueblo, ciñete de sayal y revuélcate en ceniza, haz por
ti misma un duelo de hijo único, una endecha amarguisima, porque en
seguida viene el saqueador sobre nosotros.
27- A ti te puse en mi pueblo por inquisidor sagaz para que examinaras
y probaras su conducta.
28- Todos ellos son rebeldes que andan difamando; bronce y hierro;
todos son degenerados.
29Jadeó el fuelle, el plomo se consumió por el fuego. En vano afinó el
afinador, porque la ganga no se desprendió.
30Serán llamados «plata de desecho», porque Yahveh los desechó.
INICIO
Jeremias 7
1Palabra que llegó de parte de Yahveh a Jeremias:
2Párate en la puerta de la Casa de Yahveh y proclamarás alli esta
palabra. Dirás: Oid la palabra de Yahveh, todo Judá, los que
entráis por estas puertas a postraros ante Yahveh.
3Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Mejorad de conducta y de
obras, y yo haré que os quedéis en este lugar.
4No fiéis en palabras engañosas diciendo: «¡Templo de Yahveh, Templo de
Yahveh, Templo de Yahveh es éste!»
5Porque si mejoráis realmente vuestra conducta y obras, si realmente
hacéis justicia mutua
6y no oprimis al forastero, al huérfano y a la viuda (y no vertéis
sangre inocente en este lugar), ni andáis en pos de otros dioses para
vuestro daño,
7entonces yo me quedaré con vosotros en este lugar, en la tierra que di
a vuestros padres desde siempre hasta siempre.
8Pero he aqui que vosotros fiáis en palabras engañosas que de nada
sirven,
9para robar, matar, adulterar, jurar en falso, incensar a Baal y seguir
a otros dioses que no conociais.
10Luego venis y os paráis ante mi en esta Casa llamada por mi Nombre y
decis: «¡Estamos seguros!», para seguir haciendo todas esas
abominaciones.
11¿En cueva de bandoleros se ha convertido a vuestros ojos esta Casa
que se llama por mi Nombre? ¡Que bien visto lo tengo! - oráculo de
Yahveh -.
12Pues andad ahora a mi lugar de Silo, donde aposenté mi Nombre
antiguamente, y ved lo que hice con él ante la maldad de mi
pueblo Israel.
13Y ahora, por haber hecho vosotros todo esto - oráculo de Yahveh - por
más que os hablé asiduamente, aunque no me oisteis, y os llamé,
mas no respondisteis,
14yo haré con la Casa que se llama por mi Nombre, en la que confiáis, y
con el lugar que os di a vosotros y a vuestros padres, como hice
con Silo,
15y os echaré de mi presencia como eché a todos vuestros hermanos, a
toda la descendencia de Efraim.
16En cuanto a ti, no pidas por este pueblo ni eleves por ellos plegaria
ni oración, ni me insistas, porque no te oiré.
17¿Es que no ves lo que ellos hacen en las ciudades de Judá y por las
calles de Jerusalén?
18Los hijos recogen leña, los padres prenden fuego, las mujeres amasan
para hacer tortas a la Reina de los Cielos, y se liba en honor de otros
dioses para exasperarme.
19¿A mi me exasperan ésos? - oráculo de Yahveh -, ¿no es a si mismos,
para vergüenza de sus rostros?
20Por tanto, asi dice el Señor Yahveh: He aqui que mi ira y mi saña se
vuelca sobre este lugar, sobre hombres y bestias bestias, sobre
los árboles del campo y el fruto del suelo; arderá y no se apagará.
21Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel. Añadid vuestros
holocaustos a vuestros sacrificios y comeos la carne.
22Que cuando yo saqué a vuestros padres del pais de Egipto, no les
hablé ni les mandé nada tocante a holocausto y sacrificio.
23Lo que les mandé fue esto otro: «Escuchad mi voz y yo seré vuestro
Dios y vosotros seréis mi pueblo, y seguiréis todo camino que yo os
mandare, para que os vaya bien.»
24Mas ellos no escucharon ni prestaron el oido, sino que procedieron en
sus consejos según la pertinacia de su mal corazón, y se pusieron
de espaldas, que no de cara;
25desde la fecha en que salieron vuestros padres del pais de Egipto
hasta el dia de hoy, os envié a todos mis siervos, los profetas, cada
dia puntualmente.
26Pero no me escucharon ni aplicaron el oido, sino que atiesando la
cerviz hicieron peor que sus padres.
27Les dirás, pues, todas estas palabras, mas no te escucharán. Les
llamarás y no te responderán.
28Entonces les dirás: Esta es la nación que no ha escuchado la voz de
Yahveh su Dios, ni ha querido aprender. Ha perecido la lealtad, ha
desaparecido de su boca.
29Córtate tus guedejas y tiralas, y entona por los calveros una elegia;
que Yahveh ha desechado y repudiado a la generación objeto de su cólera.
30Los hijos de Judá han hecho lo que me parece malo - oráculo de Yahveh
-: han puesto sus Monstruos abominables en la Casa que llaman por mi
Nombre profanándola,
31y han construido los altos de Tófet - que está en el valle de Ben
Hinnom - para quemar a sus hijos e hijas en el fuego, cosa que nos les
mandé ni me pasó por las mientes.
32Por tanto, he aqui que vienen dias - oráculo de Yahveh - en que no se
hablará más de Tófet, ni del valle de Ben Hinnom, sino del “valle
de la Matanza”. Se harán enterramientos en Tófet por falta de sitio,
33y los cadáveres de este pueblo servirán de comida a las aves del
cielo y a las bestias de la tierra, sin que haya quien las espante.
34Suspenderé en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén toda
voz de gozo y alegria, la voz del novio y la voz de la novia; porque
toda la tierra quedará desolada.
INICIO
Jeremias 8
1En aquel tiempo - oráculo de Yahveh - sacarán de sus tumbas los huesos
de los reyes de Judá, los huesos de sus principes, los huesos de
los sacerdotes, los huesos de los profetas y los huesos de los
moradores de Jerusalén,
2y los dispersarán ante el sol, la luna y todo el ejército celeste a
quienes amaron y sirvieron, a quienes siguieron, consultaron y
adoraron, para no ser recogidos ni sepultados más: se volverán
estiércol sobre la haz de la tierra.
3Y será preferible la muerte a la vida para todo el resto que
subsistiere de este linaje malo adondequiera que yo les relegue -
oráculo de Yahveh Sebaot -.
4Les dirás: Asi dice Yahveh: Los que caen ¿no se levantan? y si uno se
extravia ¿no cabe tornar?
5Pues ¿por qué este pueblo sigue apostatando, Jerusalén con apostasia
perpetua? Se aferran a la mentira, rehúsan convertirse.
6He escuchado atentamente: no hablan a derechas. Nadie deplora su
maldad diciendo: «¿Qué he hecho?» Todos se extravian, cada cual en su
carrera, cual caballo que irrumpe en la batalla.
7Hasta la cigüeña en el cielo conoce su estación, y la tórtola, la
golondrina o la grulla observan la época de sus migraciones. Pero mi
pueblo ignora el derecho de Yahveh.
8¿Cómo decis: «Somos sabios, y poseemos la Ley de Yahveh?» Cuando es
bien cierto que en mentira la ha cambiado el cálamo mentiroso de los
escribas.
9Los sabios pasarán vergüenza, serán abatidos y presos. He aqui que han
desechado la palabra de Yahveh, y su sabiduria ¿de qué les sirve?
10Asi que yo daré sus mujeres a otros, sus campos a nuevos amos, porque
del más chiquito al más grande todos andan buscando su provecho, y
desde el profeta hasta el sacerdote, todos practican el fraude.
11Han curado el quebranto de la hija de mi pueblo a la ligera,
diciendo: «¡Paz, paz!», cuando no habia paz.
12¿Se avergonzaron de las abominaciones que hicieron? ¡Avergonzarse, no
se avergonzaron; sonrojarse, tampoco supieron! Por tanto caerán con los
que cayeren; tropezarán cuando se les visite - dice Yahveh -.
13Quisiera recoger de ellos alguna cosa - oráculo de Yahveh - pero no
hay racimos en la vid ni higos en la higuera, y están mustias sus
hojas. Es que yo les he dado quien les despoje.
14- «¿Por qué nos quedamos tranquilos? ¡Juntaos, vamos a las plazas
fuertes para enmudecer alli, pues Yahveh nuestro Dios nos hace morir y
nos propina agua envenenada, porque hemos pecado contra Yahveh!
15Esperábamos paz, y no hubo bien alguno; el tiempo de la cura, y se
presenta el miedo.
16Desde Dan se deja oir. el resuello de sus caballos. Al relincho
sonoro de sus corceles tembló la tierra toda. Vendrán y comerán el pais
y sus bienes, la ciudad y sus habitantes.»
17- Si, he aqui que yo envio contra vosotros sierpes venenosas contra
las que no existe encantamiento, y os picarán - oráculo de Yahveh -.
18Sin remedio el dolor me acomete, el corazón me falla;
19he aqui el grito lastimero de la hija de mi pueblo desde todos los
rincones del pais: «¿No está Yahveh en Sión? ¿su Rey no mora ya en
ella? (¿Por qué me han irritado con sus idolos, con esas Vanidades
traidas del extranjero?)
20La siega pasó, el verano acabó, mas nosotros no estamos a salvo.»
21Me duele el quebranto de la hija de mi pueblo; estoy abrumado, el
pánico se apodera de mi.
22¿No hay sandáraca en Galaad?, ¿no quedan médicos alli? Pues ¿cómo es
que no llega el remedio para la hija de mi pueblo?
23¡Quién convirtiera mi cabeza en llanto, mis ojos en manantial de
lágrimas para llorar dia y noche a los muertos de la hija de mi pueblo!
INICIO
Jeremias 9
1¡Quién me diese en el desierto una posada de caminantes, para poder
dejar a mi pueblo y alejarme de su compañia! Porque todos ellos son
adúlteros, un hatajo de traidores
2que tienden su lengua como un arco. Es la mentira, que no la verdad,
lo que prevalece en esta tierra. Van de mal en peor, y a Yahveh
desconocen.
3¡Que cada cual se guarde de su prójimo!, ¡desconfiad de cualquier
hermano!, porque todo hermano pone la zancadilla, y todo prójimo
propala la calumnia.
4Se engañan unos a otros, no dicen la verdad; han avezado sus lenguas a
mentir, se han pervertido, incapaces
5de convertirse. Fraude por fraude, engaño por engaño, se niegan a
reconocer a Yahveh.
6Por ende, asi dice Yahveh Sebaot: He aqui que yo voy a afinarlos y
probarlos; mas ¿cómo haré para tratar a la hija de mi pueblo?
7Su lengua es saeta mortifera, las palabras de su boca, embusteras. Se
saluda al prójimo, pero por dentro se le pone celada.
8Y por estas acciones, ¿no les he de castigar? - oráculo de Yahveh -,
¿de una nación asi no se vengará mi alma?
9Alzo sobre los montes lloro y lamento, y una elegia por las dehesas
del desierto, porque han sido incendiadas; nadie pasa por alli, y no se
oyen los gritos del ganado. Desde las aves del cielo hasta las bestias,
todas han huido, se han marchado.
10Voy a hacer de Jerusalén un montón de piedras, guarida de chacales, y
de las ciudades de Judá haré una soledad sin ningún habitante.
11¿Quién es el sabio?, pues que entienda esto; a quién ha hablado la
boca de Yahveh?, pues que lo diga; ¿por qué el pais se ha perdido,
incendiado como el desierto donde no pasa nadie?
12Yahveh lo ha dicho: Es que han abandonado mi Ley que yo les propuse,
y no han escuchado mi voz ni la han seguido;
13sino que han ido en pos de la inclinación de sus corazones tercos, en
pos de los Baales que sus padres les enseñaron.
14Por eso, asi dice Yahveh Sebaot, el dios de Israel: He aqui que voy a
dar de comer a este pueblo ajenjo y les voy a dar de beber agua
emponzoñada.
15Les voy a dispersar entre las naciones desconocidas de ellos y de sus
padres, y enviaré detrás de ellos la espada hasta exterminarlos.
16Asi habla Yahveh Sebaot: ¡Hala! Llamad a las plañideras, que vengan:
mandad por las más hábiles, que vengan.
17¡Pronto! que entonen por nosotros una lamentación. Dejen caer
lágrimas nuestros ojos, y nuestros párpados den curso al llanto.
18Si, una lamentación se deja oir desde Sión: «¡Ay, que somos
saqueados!, ¡qué vergüenza tan grande, que se nos hace dejar nuestra
tierra, han derruido nuestros hogares!»
19Oid, pues, mujeres, la palabra de Yahveh; reciba vuestro oido la
palabra de su boca: Enseñad a vuestras hijas esta lamentación, y las
unas a las otras esta elegia:
20«La muerte ha trepado por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros
palacios, barriendo de la calle al chiquillo, a los mozos de las
plazas.
21¡Habla! Tal es el oráculo de Yahveh: Los cadáveres humanos yacen como
boñigas por el campo, como manojos detrás del segador, y no hay quien
los reúna.»
22Asi dice Yahveh: No se alabe el sabio por su sabiduria, ni se alabe
el valiente por su valentia, ni se alabe el rico por su riqueza;
23mas en esto se alabe quien se alabare: en tener seso y
conocerme, por que yo soy Yahveh, que hago merced, derecho y
justicia sobre la tierra, porque en eso me complazco - oráculo de
Yahveh -.
24He aqui que vienen dias - oráculo de Yahveh - en que he de visitar a
todo circuncidado que sólo lo sea en su carne:
25a Egipto, Judá, Edom y a los hijos de Ammón, a Moab, y a todos los de
sien rapada, los que moran en el desierto. Porque todas estas gentes lo
son. Pero también los de la casa de Israel son incircuncisos de corazón.
INICIO
Jeremias 10
1Oid la palabra que os dedica Yahveh, oh casa de Israel.
2Asi dice Yahveh: Al proceder de los gentiles no os habituéis, ni de
los signos celestes os espantéis. ¡Que se espanten de ellos los
gentiles!
3Porque las costumbres de los gentiles son vanidad: un madero del
bosque, obra de manos del maestro que con el hacha lo cortó,
4con plata y oro lo embellece, con clavos y a martillazos se lo sujeta
para que no se menee.
5Son como espantajos de pepinar, que ni hablan. Tienen que ser
transportados, porque no andan. No les tengáis miedo, que no hacen ni
bien ni mal.
6No hay como tú, Yahveh; grande eres tú, y grande tu Nombre en poderio.
7¿Quién no te temerá, Rey de las naciones? Porque a ti se te debe eso.
Porque entre todos los sabios de las naciones y entre todos sus reinos
no hay nadie como tú.
8Todos a la par son estúpidos y necios: lección de madera la que dan
los idolos.
9Plata laminada, de Tarsis importada, y oro de Ofir; hechura de maestro
y de manos de platero (de púrpura violeta y escarlata es su vestido):
todos son obra de artistas.
10Pero Yahveh es el Dios verdadero; es el Dios vivo y el Rey eterno.
Cuando se irrita, tiembla la tierra, y no aguantan las naciones su
indignación.
11(Asi les diréis: «Los dioses que no hicieron el cielo ni la tierra,
perecerán de la tierra y de debajo del cielo.»)
12El es quien hizo la tierra con su poder, el que estableció el orbe
con su saber, y con su inteligencia expandió los cielos.
13Cuando da voces, hay estruendo de aguas en los cielos, y hace subir
las nubes desde el extremo de la tierra. El hace los relámpagos para la
lluvia y saca el viento de sus depósitos.
14Todo hombre es torpe para comprender, se avergüenza del idolo todo
platero, porque sus estatuas son una mentira y no hay espiritu en
ellas.
15Vanidad son, cosa ridicula; al tiempo de su visita perecerán.
16No es asi la «Parte de Jacob», pues él es el plasmador del universo,
y aquel cuyo heredero es Israel; Yahveh Sebaot es su nombre.
17Recoge del suelo tu mercancia, oh tú, que estás sitiada:
18porque asi dice Yahveh: He aqui que yo voy a hondear a los moradores
del pais - ¡esta vez va de veras! - y les apremiaré de modo que den
conmigo.
19- «¡Ay de mi, por mi quebranto! ¡me duele la herida! Y yo que decia:
“Ese es un sufrimiento, pero me lo aguantaré”...
20Mi tienda ha sido saqueada, y todos mis tensores arrancados. Mis
hijos me han sido quitados y no existen. No hay quien despliegue ya mi
tienda ni quien ice mis toldos.»
21- Es que han sido torpes los pastores y no han buscado a Yahveh; asi
no obraron cuerdamente, y toda su grey fue dispersada.
22¡Se oye un rumor! ¡ya llega!: un gran estrépito del pais del norte,
para trocar las ciudades de Judá en desolación, guarida de chacales.
23Yo sé, Yahveh, que no depende del hombre su camino, que no es del que
anda enderezar su paso.
24Corrigeme, Yahveh, pero con tino, no con tu ira, no sea que me quede
en poco.
25Vierte tu cólera sobre las naciones que te desconocen, y sobre los
linajes que no invocan tu Nombre. Porque han devorado a Jacob hasta
consumirle, lo han devorado y su mansión han desolado.
INICIO
Jeremias 11
1Palabra que llegó de parte de Yahveh a Jeremias:
2Oid los términos de esta alianza y hablad a los hombres de Judá y a
los habitantes de Jerusalén,
3y diles: Asi dice Yahveh, el Dios de Israel: Maldito el varón que no
escuche los términos de esta alianza
4que mandé a vuestros padres el dia que los saqué de Egipto, del crisol
de hierro, diciéndoles: «Oid mi voz y obrad conforme a lo que os he
mandado; y asi seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios,
5en orden a cumplir el juramento que hice a vuestros padres, de darles
una tierra que mana leche y miel - como se cumple hoy.» Respondi y
dije: ¡Amén, Yahveh!
6Y me dijo Yahveh: Pregona todas estas palabras por las ciudades de
Judá y por las calles de Jerusalén: «Oid los términos de esta alianza y
cumplidlos:
7que bien adverti a vuestros padres el dia que les hice subir de
Egipto, y hasta la fecha he insistido en advertirselo: ¡Oid mi voz!
8Mas no oyeron ni aplicaron el oido, sino que cada cual procedió según
la terquedad de su corazón malo. Y asi he aplicado contra ellos todos
los términos de dicha alianza que les mandé cumplir y no lo hicieron.»
9Y me dijo Yahveh: Se ha descubierto una conjura entre los hombres de
Judá y entre los habitantes de Jerusalén.
10Han reincidido en las culpas de sus mayores, que rehusaron escuchar
mis palabras: se han ido en pos de otros dioses para servirles; han
violado la casa de Israel y la casa de Judá mi alianza, que pacté con
sus padres.
11Por ende, asi dice Yahveh: He aqui que yo les traigo una desgracia a
la que no podrán hurtarse; y aunque se me quejaren, no les oiré.
12¡Que vayan las ciudades de Judá y los moradores de Jerusalén, y que
se quejen a los dioses a quienes inciensan!, que lo que es salvarles,
no les salvarán al tiempo de su desgracia.
13Pues cuantas son tus ciudades, otros tantos son tus dioses, Judá; y
cuantas calles cuenta Jerusalén, otros tantos altares a la Vergüenza,
otros tantos altares hay de Baal.
14En cuanto a ti, no pidas por este pueblo, ni eleves por ellos
plegaria ni oración, porque no he de oir cuando clamen a mi por
su desgracia.
15¿Qué hace mi amada en mi Casa?; su obrar ¿no es pura doblez? ¿Es que
los votos y la carne consagrada harán pasar de ti tu desgracia?
Entonces si que te regocijarias.
16«Olivo frondoso, lozano, de fruto hermoso» te habia puesto Yahveh por
nombre. Pero con gran estrépito le ha prendido fuego, y se han quemado
sus guias.
17Yahveh Sebaot, que te plantó, te ha sentenciado, dada la maldad que
ha cometido la casa de Israel y la casa de Judá, exasperándome por
incensar a Baal.
18Yahveh me lo hizo saber, y me enteré de ello. Entonces me
descubriste, Yahveh, sus maquinaciones.
19Y yo que estaba como cordero manso llevado al matadero, sin saber que
contra mi tramaban maquinaciones: «Destruyamos el árbol en su
vigor; borrémoslo de la tierra de los vivos, y su nombre no vuelva a
mentarse.»
20¡Oh Yahveh Sebaot, juez de lo justo, que escrutas los riñones y el
corazón!, vea yo tu venganza contra ellos, porque a ti he manifestado
mi causa.
21Y en efecto, asi dice Yahveh tocante a los de Anatot, que buscan mi
muerte diciendo: «No profetices en nombre de Yahveh, y no morirás
a nuestras manos».
22Por eso asi dice Yahveh Sebaot: He aqui que yo les voy a visitar. Sus
mancebos morirán por la espada, sus hijos e hijas morirán de hambre,
23y no quedará de ellos ni reliquia cuando yo traiga la desgracia a los
de Anatot, el año en que sean visitados.
INICIO
Jeremias 12
1Tu llevas la razón, Yahveh, cuando discuto contigo, no obstante, voy a
tratar contigo un punto de justicia. ¿Por qué tienen
suerte los malos, y son felices todos los felones?
2Los plantas, y enseguida arraigan, van a más y dan fruto. Cerca estás
tú de sus bocas, pero lejos de sus riñones.
3En cambio a mi ya me conoces, Yahveh; me has visto y has comprobado
que mi corazón está contigo. Llévatelos como ovejas al matadero, y
conságralos para el dia de la matanza.
4(¿Hasta cuándo estará de luto la tierra y la hierba de todo el campo
estará seca? Por la maldad de los que moran en ella han
desaparecido bestias y aves.) Porque han dicho: «No ve Dios nuestros
senderos.»
5- Si con los de a pie corriste y te cansaron, ¿cómo competirás con los
de a caballo? Y si en tierra abierta te sientes seguro. ¿qué harás
entre el boscaje del Jordán?
6Porque incluso tus hermanos y la casa de tu padre, ésos también te
traicionarán y a tus espaldas gritarán. No te fies de ellos
cuando te digan hermosas palabras.
7Dejé mi casa, abandoné mi heredad, entregué el cariño de mi alma en
manos de sus enemigos.
8Se ha portado conmigo mi heredad como un león en la selva: me acosaba
con sus voces; por eso la aborreci.
9¿Es por ventura un pájaro pinto mi heredad? Las rapaces merodean sobre
ella. ¡Andad, juntaos, fieras todas del campo: id al yantar!
10Entre muchos pastores destruyeron mi viña, hollaron mi heredad,
trocaron mi mejor campa en un yermo desolado.
11La convirtieron en desolación lamentable, en inculta para mi.
Totalmente desolado está todo el pais porque no hay alli nadie que lo
sienta.
12Sobre todos los calveros del desierto han venido saqueadores (porque
una espada tiene Yahveh devorada), de un cabo al otro de la tierra no
hubo cuartel para alma viviente.
13Sembraron trigo, y espinos segaron, se afanaron sin provecho.
Vergüenza les dan sus cosechas, por causa de la ira ardiente de Yahveh.
14Asi dice Yahveh: En cuanto a todos los malos vecinos que han tocado
la heredad que di en precio a mi pueblo Israel, he aqui que yo los
arranco de su solar. (Y a la casa de Judá voy a arrancarla de en medio
de ellos.)
15Pero luego de haberlos arrancado, me volveré y les tendré lástima, y
les haré retornar, cada cual a su heredad y a su tierra.
16Y entonces, si de veras aprendieron el camino de mi pueblo jurando en
mi Nombre: «¡Por vida de Yahveh!» - lo mismo que ellos enseñaron
a mi pueblo a jurar por Baal - serán restablecidos a la par de mi
pueblo.
17Mas si no obedecen, arrancaré a aquella gente y arrancada quedará y
la haré perecer - oráculo de Yahveh -.
INICIO
Jeremias 13
1Yahveh me dijo asi: «Anda y cómprate una faja de lino y te la pones a
la cintura, pero no la metas en agua.»
2Compré la faja, según la orden de Yahveh, y me la puse a la cintura.
3Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh por la segunda vez:
4«Toma la faja que has comprado y que llevas a la cintura, levántate y
vete al Eufrates y la escondes alli en un resquicio de la peña.»
5Yo fui y la escondi en el Eufrates como me habia mandado Yahveh.
6Al cabo de mucho tiempo me dijo Yahveh: «Levántate, vete al Eufrates y
recoges de alli la faja que te mandé que escondieras alli.»
7Yo fui al Eufrates, cavé, recogi la faja del sitio donde la habia
escondido y he aqui que se habia echado a perder la faja: no valia para
nada.
8Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
9«Asi dice Yahveh: Del mismo modo echaré a perder la mucha soberbia de
Judá y de Jerusalén.
10Ese pueblo malo que rehúsa oir mis palabras, que caminan según la
terquedad de sus corazones y han ido en pos de otros dioses a servirles
y adorarles, serán como esta faja que no vale para nada.
11Porque asi como se pega la faja a la cintura de uno, de igual modo
hice apegarse a mi a toda la casa de Israel y a toda la casa de Judá -
oráculo de Yahveh - con idea de que fuesen mi pueblo, mi nombradia, mi
loor y mi prez, pero ellos no me oyeron.
12Diles este refrán: Asi dice Yahveh, el Dios de Israel: «Todo cántaro
se puede llenar de vino.» Ellos te dirán: «¿No sabemos de sobra que
todo cántaro se puede llenar de vino?»
13Entonces les dices: «Pues asi dice Yahveh: He aqui que yo lleno de
borrachera a todos los habitantes de esta tierra, a los reyes sucesores
de David en el trono, a los sacerdotes y profetas y a todos los
habitantes de Jerusalén,
14y los estrellaré, a cada cual contra su hermano, padres e hijos a una
- oráculo de Yahveh - sin que piedad, compasión y lástima me
quiten de destruirlos.»
15Oid y escuchad, no seáis altaneros, porque habla Yahveh.
16Dad gloria a vuestro Dios Yahveh antes que haga oscurecer, y antes
que se os vayan los pies sobre la sierra oscura, y esperéis la luz, y
él la haya convertido en negrura, la haya trocado en tiniebla densa.
17Pero si no le oyereis, en silencio llorará mi alma por ese orgullo, y
dejarán caer mi ojos lágrimas, y verterán copiosas lágrimas, porque va
cautiva la grey de Yahveh.
18Di al rey y a la Gran Dama: Humillaos, sentaos, porque ha caido de
vuestras cabezas vuestra diadema preciosa.
19Las ciudades del Négueb están cercadas, y no hay quien abra. Todo
Judá es deportado, deportado en masa.
20Alza tus ojos, Jerusalén, y mira a los que vienen del norte. ¿Dónde
está la grey que se te dio, tus preciosas ovejas?
21¿Qué dirás cuando te visiten con autoridad sobre ti? Pues lo que tú
les enseñabas a hacer sobre ti eran caricias. ¿No te acometerán dolores
como de parturienta?
22Pero acaso digas en tus adentros: «¿Por qué me ocurren estas cosas?»
Por tu gran culpa han sido alzadas tus faldas y han sido forzados tus
calcañales.
23¿Muda el kusita su piel, o el leopardo sus pintas? ¡También vosotros
podéis entonces hacer el bien, los avezados a hacer el mal!
24Por eso os esparci como paja liviana al viento de la estepa.
25Esa es tu suerte, el tanto por tu medida que te toca de mi parte -
oráculo de Yahveh -: por cuanto que me olvidaste y te fiaste de la
Mentira.
26Pues también yo te he levantado las faldas sobre tu rostro, y se ha
visto tu indecencia.
27¡Ah, tus adulterios y tus relinchos, la bajeza de tu prostitución!
Sobre los altos, por la campiña he visto tus Monstruos abominables. ¡Ay
de ti, Jerusalén, que no estás pura! ¿Hasta cuándo todavia...?
INICIO
Jeremias 14
1Palabra de Yahveh a Jeremias, a propósito de la sequia.
2Judá está de luto, y sus ciudades lánguidas: están sórdidas de tierra,
y sube el alarido de Jerusalén.
3Sus nobles mandaban a los pequeños por agua: llegaban a los aljibes y
no la encontraban; volvian con sus cántaros vacios. Quedaban
confundidos y avergonzados y se cubrian la cabeza.
4El suelo está consternado por no haber lluvia en la tierra. Confusos
andan los labriegos, se han cubierto la cabeza.
5Hasta la cierva en el campo parió y abandonó, porque no habia césped.
6Los onagros se paraban sobre los calveros, aspiraban el aire como
chacales, tenian los ojos consumidos por falta de hierba.
7Aunque nuestras culpas atesten contra nosotros, Yahveh, obra por amor
de tu Nombre. Cierto, son muchas nuestras apostasias, contra ti hemos
pecado.
8¡Oh esperanza de Israel, Yahveh, Salvador suyo en tiempo de angustia!
¿Por qué has de ser cual forastero en la tierra, o cual viajero que se
tumba para hacer noche?
9¿Por qué has de ser como un pasmado, como un valiente incapaz de
ayudar? Pues tú estás entre nosotros, Yahveh, y por tu Nombre se nos
llama, ¡no te deshagas de nosotros!
10Asi dice Yahveh de este pueblo: ¡Cómo les gusta vagabundear!, no
contienen sus pies. Pero Yahveh no se complace en ellos: ahora se va a
acordar de su culpa y a castigar su pecado.
11Y me dijo Yahveh: «No intercedas en pro de este pueblo.
12Asi ayunen, no escucharé su clamoreo; y asi levanten holocausto y
ofrenda, no me complacerán; sino que con espada, con hambre y con peste
voy a acabarlos.»
13Dije yo: «¡Ah, Señor Yahveh! Pues he aqui que los profetas están
diciéndoles: No veréis espada, ni tendréis hambre, sino que voy a daros
paz segura en este lugar.»
14Y me dijo Yahveh: «Mentira profetizan esos profetas en mi nombre. Yo
no les he enviado ni dado instrucciones, ni les he hablado. Visión
mentirosa, augurio fútil y delirio de sus corazones os dan por profecia.
15Por tanto, asi dice Yahveh: Tocante a los profetas que profetizan en
mi nombre sin haberles enviado yo, y que dicen: No habrá espada ni
hambre en este pais, con espada y con hambre serán rematados los tales
profetas,
16y el pueblo al que profetizan yacerá derribado por las calles de
Jerusalén, por causa del hambre y de la espada, y no habrá sepulturero
para ellos ni para sus mujeres, sus hijos y sus hijas; pues volcaré
sobre ellos mismos su maldad.»
17Les dirás esta palabra: Dejen caer mis ojos lágrimas de noche y de
dia sin parar, porque de quebranto grande es quebrantada la
doncella, hija de mi pueblo, de golpe gravisimo,
18Si salgo al campo encuentro heridos de espada; y si entro en la
ciudad, encuentro desfallecidos de hambre. Y aun el mismo profeta, aun
el mismo sacerdote andan errantes por el pais y nada saben.
19- ¿Es que has desechado a Judá? ¿o acaso de Sión se ha hastiado tu
alma? ¿Por qué nos has herido, que no tenemos cura? Esperábamos paz, y
no hubo bien alguno; el tiempo de la cura, y se presenta el miedo.
20Reconocemos, Yahveh, nuestras maldades, la culpa de nuestros padres;
que hemos pecado contra ti.
21No desprecies, por amor de tu Nombre, no deshonres la sede de tu
Gloria. Recuerda, no anules tu alianza con nosotros.
22¿Hay entre las Vanidades gentilicas quienes hagan llover? ¿o acaso
los cielos dan de suyo la llovizna? ¿No eres tú mismo, oh Yahveh? ¡Dios
nuestro, esperamos en ti, porque tú hiciste todas estas cosas!
INICIO
Jeremias 15
1Y me dijo Yahveh: Aunque se me pongan Moisés y Samuel por delante, no
estará mi alma por este pueblo. Échales de mi presencia y que
salgan.
2Y como te digan: «¿A dónde salimos?», les dices: Asi dice Yahveh:
Quien sea para la muerte, a la muerte; quien para la espada, a la
espada; quien para el hambre, al hambre, y quien para el cautiverio, al
cautiverio.
3Haré que se encarguen de ellos cuatro géneros (de males) - oráculo de
Yahveh -: la espada para degollar, los perros para despedazar,
las aves del cielo y las bestias terrestres para devorar y estragar.
4Los convertiré en espantajo para todos los reinos de la tierra, por
culpa de Manasés, hijo de Ezequias, rey de Judá, por lo que hizo en
Jerusalén.
5¿Quién, pues, te tendrá lástima, Jerusalén? ¿quién meneará la cabeza
por ti? ¿quién se alargará a saludarte?
6Tú me has abandonado - oráculo de Yahveh - de espaldas te has ido.
Pues yo extiendo mi mano sobre ti y te destruyo. Estoy cansado de
apiadarme,
7y voy a beldarlos con el bieldo en las puertas del pais. He dejado sin
hijos, he malhadado a mi pueblo, porque de sus caminos no se
convertian.
8Yo les he hecho más viudas que la arena de los mares. He traido sobre
las madres de los jóvenes guerreros al saqueador en el pleno mediodia.
He hecho caer sobre ellos de pronto sobresalto y alarma.
9Mal lo pasó la madre de siete hijos: exhalaba el alma, se puso su sol
siendo aún de dia, se avergonzó y se abochornó. Y lo que queda de
ellos, a la espada voy a entregarlo delante de sus enemigos - oráculo
de Yahveh -.
10¡Ay de mi, madre mia, porque me diste a luz varón discutido y
debatido por todo el pais! Ni les debo, ni me deben, ¡pero todos me
maldicen!
11Di, Yahveh, si no te he servido bien: intercedi ante ti por mis
enemigos en el tiempo de su mal y de su apuro.
12¿Se mella el hiero, el hierro del norte, y el bronce?
13Tu haber y tus tesoros al pillaje voy a dar gratis, por todos tus
pecados en todas tus fronteras,
14y te haré esclavo de tus enemigos en un pais que no conoces, porque
un fuego ha saltado en mi ira que sobre vosotros estará encendido.
15Tú lo sabes. Yahveh, acuérdate de mi, visitame y véngame de mis
perseguidores. No dejes que por alargarse tu ira sea yo arrebatado.
Sábelo: he soportado por ti el oprobio.
16Se presentaban tus palabras, y yo las devoraba; era tu palabra para
mi un gozo y alegria de corazón, porque se me llamaba por tu Nombre
Yahveh, Dios Sebaot.
17No me senté en peña de gente alegre y me holgué: por obra tuya,
solitario me senté, porque de rabia me llenaste.
18¿Por qué ha resultado mi penar perpetuo, y mi herida irremediable,
rebelde a la medicina? ¡Ay! ¿serás tú para mi como un espejismo, aguas
no verdaderas?
19Entonces Yahveh dijo asi: Si te vuelves por que yo te haga volver,
estarás en mi presencia; y si sacas lo precioso de lo vil, serás como
mi boca. Que ellos se vuelvan a ti, y no tú a ellos.
20Yo te pondré para este pueblo por muralla de bronce inexpugnable. Y
pelearán contigo, pero no te podrán, pues contigo estoy yo para
librarte y salvarte - oráculo de Yahveh -.
21Te salvaré de mano de los malos y te rescataré del puño de esos
rabiosos.
INICIO
Jeremias 16
1La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
2No tomes mujer ni tengas hijos ni hijas en este lugar.
3Que asi dice Yahveh de los hijos e hijas nacidos en este lugar, de sus
madres que los dieron a luz y de sus padres que los engendraron
en esta tierra:
4De muertes miserables morirán, sin que sean plañidos ni sepultados. Se
volverán estiércol sobre la haz del suelo. Con espada y hambre serán
acabados, y serán sus cadáveres pasto para las aves del cielo y las
bestias de la tierra.
5Si, asi dice Yahveh: No entres en casa de duelo, ni vayas a plañir, ni
les consueles; pues he retirado mi paz de este pueblo - oráculo
de Yahveh - la merced y la compasión.
6Morirán grandes y chicos en esta tierra. No se les sepultará, ni nadie
les plañirá, ni se arañarán ni se raparán por ellos,
7ni se partirá el pan al que está de luto para consolarle por el
muerto, ni le darán a beber la taza consolatoria por su padre o por su
madre.
8Y en casa de convite tampoco entres a sentarte con ellos a comer y
beber.
9Que asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: He aqui que voy a hacer
desaparecer de este lugar, a vuestros propios ojos y en vuestros
dias, toda voz de gozo y alegria, la voz del novio y la voz de la novia.
10Luego, cuando hayas comunicado a este pueblo todas estas palabras, y
te digan: «¿Por qué ha pronunciado Yahveh contra nosotros toda
esta gran desgracia? ¿cuál es nuestra culpa, y cuál nuestro pecado que
hemos cometido contra Yahveh nuestro Dios?»,
11tú les dirás: «Es porque me dejaron vuestros padres - oráculo de
Yahveh - y se fueron tras otros dioses y les sirvieron y adoraron, y a
mi me dejaron, y mi Ley no guardaron.
12Y vosotros mismos habéis hecho peor que vuestros padres, pues he aqui
que va cada uno en pos de la dureza de su mal corazón, sin escucharme.
13Pero yo os echaré lejos de esta tierra, a otra que no habéis conocido
vosotros ni vuestros padres, y serviréis alli a otros dioses dia y
noche, pues no os otorgaré perdón.»
14En efecto, mirad que vienen dias - oráculo de Yahveh - en que no se
dirá más: «¡Por vida de Yahveh, que subió a los hijos de Israel
de Egipto!»,
15sino: «¡Por vida de Yahveh, que subió a los hijos de Israel del pais
del norte, y de todos los paises a donde los arrojara!» Pues yo los
devolveré a su solar, que di a sus padres.
16He aqui que envio a muchos pescadores - oráculo de Yahveh - y los
pescarán. Y luego de esto enviaré a muchos cazadores, y los cazarán de
encima de cada monte y de cada cerro y de los resquicios de las peñas.
17Porque mis ojos están puestos sobre todos sus caminos: no se me
ocultan, ni se zafa su culpa de delante de mis ojos.
18Pagaré doblado por su culpa y su pecado, porque ellos execraron mi
tierra con la carroña de sus Monstruos abominables, y de sus
Abominaciones llenaron mi heredad.
19¡Oh Yahveh, mi fuerza y mi refuerzo, mi refugio en dia de apuro! A ti
las gentes vendrán de los confines de la tierra y dirán: ¡Luego Mentira
recibieron de herencia nuestros padres, Vanidad y
cosas sin provecho!
20¿Es que va a hacerse el hombre dioses para si? ¡aunque aquellos no
son dioses!
21Por tanto, he aqui que yo les hago conocer - esta vez si - mi mano y
mi poderio, y sabrán que mi nombre es Yahveh.
INICIO
Jeremias 17
1El pecado de Judá está escrito con buril de hierro; con punta de
diamante está grabado sobre la tabla de su corazón y en los cuernos de
sus aras,
2asi, recordarán sus hijos sus aras y sus cipos cabe los árboles
frondosos, sobre los oteros altos,
3mi monte, en la campiña. Tu haber y todos tus tesoros al pillaje voy a
dar, en pago por todos tus pecados de los altos, en todas tus
fronteras.
4Tendrás que deshacerte de tu heredad que yo te di, y te haré esclavo
de tus enemigos en un pais que no conoces, porque un fuego ha saltado
en mi ira que para siempre estará encendido.
5Asi dice Yahveh: Maldito sea aquel que fia en hombre, y hace de la
carne su apoyo, y de Yahveh se aparta en su corazón.
6Pues es como el tamarisco en la Arabá, y no verá el bien cuando
viniere. Vive en los sitios quemados del desierto, en saladar
inhabitable.
7Bendito sea aquel que fia en Yahveh, pues no defraudará Yahveh su
confianza.
8Es como árbol plantado a las orillas del agua, que a la orilla de la
corriente echa sus raices. No temerá cuando viene el calor, y estará su
follaje frondoso; en año de sequia no se inquieta ni se retrae de dar
fruto.
9El corazón es lo más retorcido; no tiene arreglo: ¿quién lo conoce?
10Yo, Yahveh, exploro el corazón, pruebo los riñones, para dar a cada
cual según su camino, según el fruto de sus obras.
11La perdiz incuba lo que no ha puesto; asi es el que hace dinero, mas
no con justicia: en mitad de sus dias lo ha de dejar y a la postre
resultará un necio.
12Solio de Gloria, excelso desde el principio, es el lugar de nuestro
santuario...
13Esperanza de Israel, Yahveh: todos los que te abandonan serán
avergonzados, y los que se apartan de ti, en la tierra
serán escritos, por haber abandonado el manantial de
aguas vivas, Yahveh.
14Cúrame, Yahveh, y sea yo curado; sálvame, y sea yo salvo, pues mi
prez eres tú.
15Mira que ellos me dicen: «¿Dónde está la palabra de Yahveh? ¡vamos,
que venga!»
16Yo nunca te apremié a hacer daño; el dia irremediable no he anhelado;
tú lo sabes: lo salido de mis labios enfrente de tu faz ha estado.
17No seas para mi espanto, ¡oh tú, mi amparo en el dia aciago!
18Avergüéncense mis perseguidores, y no me avergüence yo; espántense
ellos, y no me espante yo. Trae sobre ellos el dia aciago, y con doble
quebrantamiento quebrántalos.
19Yahveh me dijo asi: Ve y te paras a la puerta de los Hijos del
pueblo, por la que entran los reyes de Judá y por la que salen, y
asimismo en todas las puertas de Jerusalén,
20y les dices: Oid la palabra de Yahveh, reyes de Judá, y todo Judá y
los habitantes de Jerusalén que entráis por estas puertas.
21Asi dice Yahveh: «Guardaos, por vida vuestra, de llevar carga en dia
de sábado y meterla por las puertas de Jerusalén.
22No saquéis tampoco carga de vuestras casas en sábado, ni hagáis
trabajo alguno, antes bien santificad el sábado como mandé a
vuestros padres.
23Mas no oyeron ni aplicaron el oido, sino que atiesaron su cerviz sin
oir ni aprender.
24Que si me hacéis caso - oráculo de Yahveh - no metiendo carga por las
puertas de esta ciudad en sábado y santificando el dia de sábado
sin realizar en él trabajo alguno,
25entonces entrarán por las puertas de esta ciudad reyes que se sienten
sobre el trono de David, montados en carros y caballos, ellos y sus
oficiales, la gente de Judá y los habitantes de Jerusalén. Y durará
esta ciudad para siempre.
26Y vendrán de las ciudades de Judá, de los aledaños de Jerusalén, del
pais de Benjamin, de la Tierra Baja, de la Sierra y del Négueb a traer
holocaustos, sacrificios, oblaciones e incienso y a traer ofrendas de
acción de gracias a la Casa de Yahveh.
27Pero si no me oyereis en cuanto a santificar el sábado y no llevar
carga ni meterla por las puertas de Jerusalén en sábado, entonces
prenderé fuego a sus puertas, que consumirá los palacios de Jerusalén,
y no se apagará.
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Jeremias 18
1Palabra que fue dirigida a Jeremias de parte de Yahveh:
2Levántate y baja a la alfareria, que alli mismo te haré oir mis
palabras.
3Bajé a la alfareria, y he aqui que el alfarero estaba haciendo un
trabajo al torno.
4El cacharro que estaba haciendo se estropeó como barro en manos del
alfarero, y éste volvió a empezar, trasformándolo en otro cacharro
diferente, como mejor le pareció al alfarero.
5Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
6¿No puedo hacer yo con vosotros, casa de Israel, lo mismo que este
alfarero? - oráculo de Yahveh -. Mirad que como el barro en la
mano del alfarero, asi sois vosotros en mi mano, casa de Israel.
7De pronto hablo contra una nación o reino, de arrancar, derrocar y
perder;
8pero se vuelve atrás de su mal aquella gente contra la que hablé, y yo
también desisto del mal que pensaba hacerle.
9Y de pronto hablo, tocante a una nación o un reino, de edificar y
plantar;
10pero hace lo que parece malo desoyendo mi voz, y entonces yo también
desisto del bien que habia decidido hacerle.
11Ahora, pues, di a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén:
Asi dice Yahveh: «Mirad que estoy ideando contra vosotros cosa mala y
pensando algo contra vosotros. Ea, pues; volveos cada cual de su mal
camino y mejorad vuestra conducta y acciones.»
12Pero van a decir: «Es inútil; porque iremos en pos de nuestros
pensamientos y cada uno de nosotros hará conforme a la terquedad de su
mal corazón.»
13Por tanto, asi dice Yahveh: Vamos, preguntad entre las naciones:
¿Quién oyó tal cosa? ¡Bien fea cosa ha hecho la virgen de Israel!
14¿Faltará acaso de la peña excelsa la nieve del Libano? ¿o se agotarán
las aguas crecidas, frescas, corrientes?
15Pues bien, mi pueblo me ha olvidado. A la Nada inciensan. Han
tropezado en sus caminos, aquellos senderos de siempre, para irse por
trochas, por camino no trillado.
16Es para trocar su tierra en desolación, en eterna rechifla: todo el
que pasare se asombrará de ella y meneará la cabeza.
17Como el viento solano los esparciré delante del enemigo. La espalda,
que no la cara, les mostraré el dia de su infortunio.
18Entonces dijeron: «Venid y tramemos algo contra Jeremias, porque no
va a faltarle la ley al sacerdote, el consejo al sabio, ni al profeta
la palabra. Venid e hirámosle por su propia lengua: no estemos atentos
a todas sus palabras.»
19Estáte atento a mi, Yahveh, y oye lo que dicen mis contrincantes.
20¿Es que se paga mal por bien? (Porque han cavado una hoya para mi
persona.) Recuerda cuando yo me ponia en tu presencia para hablar en
bien de ellos, para apartar tu cólera de ellos.
21Por tanto, entrega a sus hijos al hambre y desángralos a filo de
espada; queden sus mujeres sin hijos y viudas, sean sus varones
asesinados, sus mancebos acuchillados en la guerra.
22Oigase griterio en sus casas, cuando traigas sobre ellos pillaje
repentino. Porque han cavado una hoya para prenderme, y trampas han
escondido para mis pies.
23Pero tú, Yahveh, conoces todo su plan de muerte contra mi. ¡No
disimules su culpa, no borres de tu presencia su pecado! ¡Que caigan
ante ti, al tiempo de tu ira, descarga en ellos!
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Jeremias 19
1Entonces Yahveh dijo a Jeremias: Ve y compras un jarro de cerámica;
tomas contigo a algunos ancianos del pueblo y algunos sacerdotes,
2sales al valle de Ben Hinnom, a la entrada de la puerta de las
Tejoletas, y pregonas alli las palabras que voy a decirte.
3Dirás: Oid la palabra de Yahveh, reyes de Judá y habitantes de
Jerusalén. Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: «He aqui que yo
traigo sobre este lugar una desgracia, que a todo el que la oyere le
zumbarán los oidos.
4Porque me han dejado, han hecho extraño este lugar y han incensado en
él a otros dioses que ni ellos ni sus padres conocian. Los reyes
de Judá han llenado este lugar de sangre de inocentes,
5y han construido los altos de Baal para quemar a sus hijos en el
fuego, en holocausto a Baal, - lo que no les mandé ni les dije ni me
pasó por las mientes -.
6Por tanto, he aqui que vienen dias - oráculo de Yahveh - en que no se
hablará más de Tofet ni del valle de Ben Hinnom, sino del “Valle
de la Matanza”.
7Vaciaré la prudencia de Judá y Jerusalén a causa de este lugar: les
haré caer a espada ante sus enemigos por mano de los que busquen
su muerte; daré sus cadáveres por comida a las aves del cielo y a las
bestias de la tierra,
8y convertiré esta ciudad en desolación y en rechifla: todo el que pase
a su vera se quedará atónito y silbará en vista de sus heridas.
9Les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas, y
comerán cada uno la carne de su prójimo, en el aprieto y la estrechez
con que les estrecharán sus enemigos y los que busquen su muerte.»
10Luego rompes el jarro a la vista de los hombres que vayan contigo
11y les dices: Asi dice Yahveh Sebaot: «Asimismo quebrantaré yo a este
pueblo y a esta ciudad, como quien rompe un cacharro de alfareria, que
ya no tiene arreglo. «Y se harán enterramientos en Tófet, hasta que
falte sitio para enterrar.
12Asi haré con este lugar - oráculo de Yahveh - y con sus habitantes,
hasta dejar a esta ciudad lo mismo que Tófet,
13y que sean las casas de Jerusalén y las de los reyes de Judá como el
lugar de Tófet: una inmundicia; todas las casas en cuyas azoteas
incensaron a toda la tropa celeste y libaron libación a otros dioses.»
14Partió Jeremias de Tófet a donde le habia enviado Yahveh a profetizar
y, parándose en el atrio de la Casa de Yahveh, dijo a todo el pueblo:
15«Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: He aqui que yo traigo a
esta ciudad y a todos sus aledaños toda la calamidad que he
pronunciado contra ella, porque ha atiesado su cerviz, desoyendo mis
palabras.»
INICIO
Jeremias 20
1El sacerdote Pasjur, hijo de Immer, que era inspector jefe de la Casa
de Yahveh, oyó a Jeremias profetizar dichas palabras.
2Pasjur hizo dar una paliza al profeta Jeremias y le hizo meter en el
calabozo de la Puerta Alta de Benjamin - la que está en la Casa
de Yahveh -.
3Al dia siguiente sacó Pasjur a Jeremias del calabozo. Dijole Jeremias:
No es Pasjur el nombre que te ha puesto Yahveh, sino «Terror en
torno».
4Porque asi dice Yahveh: «He aqui que yo te convierto en terror para ti
mismo y para todos tus allegados, los cuales caerán por la espada
de sus enemigos, y tus ojos lo estarán viendo. Y asimismo a todo Judá
entregaré en manos del rey de Babilonia, que los deportará a Babilonia
y los acuchillará.
5Y entregaré todas las reservas de esta ciudad y todo lo atesorado,
todas sus preciosidades y todos los tesoros de los reyes de Judá, en
manos de sus enemigos que los pillarán, los tomarán y se los llevarán a
Babilonia.
6En cuanto a ti, Pasjur, y todos los moradores de tu casa, iréis al
cautiverio. En Babilonia entrarás, alli morirás y alli mismo
serás sepultado tú y todos tus allegados a quienes has profetizado en
falso.»
7Me has seducido, Yahveh, y me dejé seducir; me has agarrado y me has
podido. He sido la irrisión cotidiana: todos me remedaban.
8Pues cada vez que hablo es para clamar: «¡Atropello!», y para gritar:
«¡Expolio!». La palabra de Yahveh ha sido para mi oprobio y befa
cotidiana.
9Yo decia: «No volveré a recordarlo, ni hablaré más en su Nombre.» Pero
habia en mi corazón algo asi como fuego ardiente, prendido en mis
huesos, y aunque yo trabajada por ahogarlo, no podia.
10Escuchaba las calumnias de la turba: «¡Terror por doquier!,
¡denunciadle!, ¡denunciémosle!» Todos aquellos con
quienes me saludaba estaban acechando un traspiés mio: «¡A ver si
se distrae, y le podremos, y tomaremos venganza de él!»
11Pero Yahveh está conmigo, cual campeón poderoso. Y asi mis
perseguidores tropezarán impotentes; se avergonzarán mucho de su
imprudencia: confusión eterna, inolvidable.
12¡Oh Yahveh Sebaot, juez de lo justo, que escrutas los riñones y el
corazón!, vea yo tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado
mi causa.
13Cantad a Yahveh, alabad a Yahveh, porque ha salvado la vida de un
pobrecillo de manos de malhechores.
14¡Maldito el dia en que naci! ¡el dia que me dio a luz mi madre no sea
bendito!
15¡Maldito aquel que felicitó a mi padre diciendo: «Te ha nacido un
hijo varón», y le llenó de alegria!
16Sea el hombre aquel semejante a las ciudades que destruyó Yahveh sin
que le pesara, y escuche alaridos de mañana y gritos de ataque al
mediodia.
17¡Oh, que no me haya hecho morir desde el vientre, y hubiese sido mi
madre mi sepultura, con seno preñado eternamente!
18¿Para qué haber salido del seno, a ver pena y aflicción, y a
consumirse en la vergüenza mis dias?
INICIO
Jeremias 21
1Palabra dirigida a Jeremias de parte de Yahveh, cuando el rey Sedecias
mandó donde él a Pasjur, hijo de Malkiyias, y al sacerdote Sofonias,
hijo de Maasias, a decirle:
2«Ea, consulta de nuestra parte a Yahveh, porque el rey de Babilonia,
Nabucodonosor, nos ataca. A ver si nos hace Yahveh un milagro de los
suyos, y aquél se retira de encima de nosotros.»
3Dijoles Jeremias: «Asi diréis a Sedecias:
4Esto dice Yahveh, el Dios de Israel: Mirad que yo hago rebotar las
armas que tenéis en las manos y con las que os batis contra el rey de
Babilonia y contra los caldeos que os cercan extramuros, y las
amontonaré en medio de esta ciudad.
5Yo voy a batirme contra vosotros con mano fuerte y tenso brazo, con
ira, con cólera y con encono grande.
6Heriré a los habitantes de esta ciudad, hombres y bestias, con una
gran peste; ¡morirán!
7Y tras de esto - oráculo de Yahveh - entregaré al rey de Judá,
Sedecias, a sus siervos y al pueblo que en esta ciudad quedare de
la peste, de la espada y del hambre, en manos de Nabucodonosor, rey de
Babilonia, y en manos de sus enemigos y de los que buscan su muerte. El
los herirá a filo de espada. No les dará cuartel, ni les tendrá
clemencia ni lástima.»
8Y a ese pueblo le dirás: «Asi dice Yahveh: Mirad que yo os propongo el
camino de la vida y el camino de la muerte.
9Quien se quede en esta ciudad, morirá de espada, de hambre y de peste.
El que salga y caiga en manos de los caldeos que os cercan,
vivirá, y eso saldrá ganando.
10Porque me he fijado en esta ciudad para su daño, no para su bien -
oráculo de Yahveh -: será puesta en manos del rey de Babilonia, que la
incendiará.»
11A la casa real de Judá. ¡Oid la palabra de Yahveh,
12casa de David! Asi dice Yahveh: Haced justicia cada mañana, y salvad
al oprimido de mano del opresor, so pena de que brote como fuego mi
cólera, y arda y no haya quien apague, a causa de vuestras malas
acciones.
13Mira que por ti va, población del valle, la Roca del Llano - oráculo
de Yahveh -: vosotros, los que decis: «¿Quién se nos
echará encima? ¿quién entrará en nuestras guaridas?»
14(Yo os visitaré según el fruto de vuestras acciones - oráculo de
Yahveh -.) Encenderé fuego en su bosque, y devorará todos sus contornos.
INICIO
Jeremias 22
1Yahveh dijo asi: Baja a la casa real de Judá y pronuncias alli estas
palabras.
2Dirás: Oye la palabra de Yahveh, tú, rey de Judá, que ocupas el trono
de David, y tus servidores y pueblo - los que entran por estas puertas
-.
3Asi dice Yahveh: Practicad el derecho y la justicia, librad al
oprimido de manos del opresor, y al forastero, al huérfano y a la
viuda no atropelléis; no hagáis violencia ni derraméis sangre inocente
en este lugar.
4Porque si ponéis en práctica esta palabra, entonces seguirán entrando
por las puertas de esta casa reyes sucesores de David en el
trono, montados en carros y caballos, junto con sus servidores y su
pueblo.
5Mas si no ois estas palabras, por mi mismo os juro - oráculo de Yahveh
- que en ruinas parará esta casa.
6Pues asi dice Yahveh respecto a la casa real de Judá: Galaad eras tú
para mi, cumbre del Libano: pero ¡vaya si te trocaré en desierto, en
ciudades deshabitadas!
7Voy a consagrar contra ti a quienes te destruyan: ¡cada uno a sus
hachas! Talarán lo selecto de tus cedros, y lo arrojarán al fuego.
8Muchas gentes pasarán a la vera de esta ciudad y dirán cada cual a su
prójimo: «¿Por qué ha hecho Yahveh semejante cosa a esta gran
ciudad?»
9Y les dirán: «Es porque dejaron la alianza de su Dios Yahveh, y
adoraron a otros dioses y les sirvieron.»
10No lloréis al muerto ni plañáis por él: llorad, llorad por el que se
va, porque jamás volverá ni verá su patria.
11Pues asi dice Yahveh respecto a Sallum, hijo de Josias, rey de Judá y
sucesor de su padre Josias en el reino, el cual salió de este
lugar: «No volverá más aqui,
12sino que en el lugar a donde le deportaron, alli mismo morirá, y no
verá jamás este pais.»
13¡Ay del que edifica su casa sin justicia y sus pisos sin derecho! De
su prójimo se sirve de balde y su trabajo no le paga.
14El que dice: «Voy a edificarme una casa espaciosa y pisos
ventilados», y le abre sus correspondientes ventanas; pone paneles de
cedro y los pinta de rojo.
15¿Serás acaso rey porque seas un apasionado del cedro? Tu padre, ¿no
comia y bebia? - «También hizo justicia y equidad.» - Pues mejor para
él.
16«- Juzgó la causa del cuitado y del pobrecillo.» - Pues mejor. ¿No es
esto conocerme? - oráculo de Yahveh -.
17Pero tus ojos y tu corazón no están más que a tu granjeria, - ¡Y a la
sangre inocente! - Para verterla. - ¡Y al atropello y al entuerto! -
Para hacer tú lo propio.
18Por tanto, asi dice Yahveh respecto a Yoyaquim, hijo de Josias, rey
de Judá: No plañirán por él: «¡Ay hermano mio!, ¡ay hermana mia!»; no
plañirán por él: «¡Ay Señor!, ¡ay su Majestad!»
19El entierro de un borrico será el suyo: arrastrarlo y tirarlo fuera
de las puertas de Jerusalén.
20Sube al Libano y clama, por Basán da voces y clama desde Abarim,
porque han sido quebrantados todos tus amantes.
21Te habia hablado en tu prosperidad. Dijiste: «No oigo.» Tal ha sido
tu costumbre desde tu mocedad, nunca oiste mi voz.
22A todos tus pastores les pastoreará el viento, y tus amantes cautivos
irán. Entonces si que estarás avergonzada y confusa de toda tu malicia.
23Tú, que te asentabas en el Libano, que anidabas en los cedros, ¡cómo
suspirarás, en viniéndote los dolores, el trance como de parturienta!
24Por mi vida - oráculo de Yahveh -, aunque fuese Konias, el hijo de
Yoyaquim, rey de Judá, un sello en mi mano diestra, de alli te
arrancaria.
25Yo te pondré en manos de los que buscan tu muerte, y en manos de los
que te atemorizan: en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en
manos de los caldeos;
26y te arrojaré a ti y a la madre que te engendró a otra tierra donde
no habéis nacido, y alli moriréis.
27Pero a la tierra a donde anhelan volver, no volverán.
28¿Es algún trasto despreciable, roto, este individuo, Konias?; ¿quizá
un objeto sin interés? Pues entonces, ¿por qué han sido arrojados él y
su prole, y echados a una tierra, que no conocian?
29¡Tierra, tierra, tierra! oye la palabra de Yahveh.
30Asi dice Yahveh: Inscribid a este hombre: «Un sin hijos, un fracasado
en la vida»; porque ninguno de su descendencia tendrá la suerte de
sentarse en el trono de David y de ser jamás señor en Judá.
INICIO
Jeremias 23
1¡Ay de los pastores que dejan perderse y desparramarse las ovejas de
mis pastos! - oráculo de Yahveh -.
2Pues asi dice Yahveh, el Dios de Israel, tocante a los pastores que
apacientan a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado las ovejas mias, las
empujasteis y no las atendisteis. Mirad que voy a pasaros revista por
vuestras malas obras - oráculo de Yahveh -.
3Yo recogeré el Resto de mis ovejas de todas las tierras a donde las
empujé, las haré tornar a sus estancias, criarán y se multiplicarán.
4Y pondré al frente de ellas pastores que las apacienten, y nunca más
estarán medrosas ni asustadas, ni faltará ninguna - oráculo de
Yahveh -.
5Mirad que dias vienen - oráculo de Yahveh - en que suscitaré a David
un Germen justo: reinará un rey prudente, practicará el derecho y la
justicia en la tierra.
6En sus dias estará a salvo Judá, e Israel vivirá en seguro. Y este es
el nombre con que te llamarán: «Yahveh, justicia nuestra.»
7Por tanto, mirad que vienen dias - oráculo de Yahveh - en que no se
dirá más: «¡Por vida de Yahveh, que subió a los hijos de Israel de
Egipto!»,
8sino: «¡Por vida de Yahveh, que subió y trajo la simiente de la casa
de Israel de tierras del norte y de todas las tierras a donde los
arrojara!», y habitarán en su propio suelo.
9A los profetas. Se me partió el corazón en mis adentros,
estremeciéronse todos mis huesos, me quedé como un borracho, como aquél
a quien le domina el vino, por causa de Yahveh, por causa de sus santas
palabras.
10«Porque de fornicadores se ha henchido la tierra. (A causa de una
maldición se ha enlutado la tierra, se han secado los
pastos de la estepa.) Se ha vuelto la carrera de ellos mala y su
esfuerzo no recto.
11Tanto el profeta como el sacerdote se han vuelto impios; en mi misma
Casa topé con su maldad - oráculo de Yahveh -.
12Por ende su camino vendrá a ser su despeñadero: a la sima serán
empujados y caerán en ella. Porque voy a traer sobre ellos una
calamidad, al tiempo de su visita» - oráculo de Yahveh -.
13En los profetas de Samaria, he observado una inepcia: profetizaban
por Baal y hacian errar a mi pueblo Israel.
14Mas en los profetas de Jerusalén he observado una monstruosidad:
fornicar y proceder con falsia, dándose la mano con los malhechores,
sin volverse cada cual de su malicia. Se me han vuelto todos ellos cual
Sodoma, y los habitantes de la ciudad, cual Gomorra.
15Por tanto, asi dice Yahveh Sebaot tocante a los profetas: He aqui que
les voy a dar de comer ajenjo y les voy a dar de beber agua
emponzoñada. Porque a partir de los profetas de Jerusalén se ha
propagado la impiedad por toda la tierra.
16Asi dice Yahveh Sebaot: No escuchéis las palabras de los profetas que
os profetizan. Os están embaucando. Os cuentan sus
propias fantasias, no cosa de boca de Yahveh.
17Dicen a los que me desprecian: «Yahveh dice: ¡Paz tendréis!» y a todo
el que camina en terquedad de corazón: «No os sucederá nada malo.»
18(Porque ¿quién asistió al consejo de Yahveh y vio y oyó su palabra?,
¿quién escuchó su palabra y la ha oido?)
19Mirad que una tormenta de Yahveh, su ira, ha estallado, un torbellino
remolinea, sobre la cabeza de los malos descarga.
20No ha de apaciguarse la ira de Yahveh hasta que la ejecute, y realice
los designios de su corazón. En dias futuros os percataréis de ello.
21Yo no envié a esos profetas, y ellos corrieron. No les hablé, y ellos
profetizaron.
22Pues si asistieron a mi consejo, hagan oir mi palabra a mi pueblo, y
háganle tornar de su mal camino y de sus acciones malas.
23¿Soy yo un Dios sólo de cerca - oráculo de Yahveh - y no soy Dios de
lejos?
24¿O se esconderá alguno en escondite donde yo no le vea? - oráculo de
Yahveh -. ¿Los cielos y la tierra no los lleno yo? - oráculo de Yahveh
-.
25Ya he oido lo que dicen esos profetas que profetizan falsamente en mi
nombre diciendo: «¡He tenido un sueño, he tenido un sueño!»
26¿Hasta cuándo va a durar esto en el corazón de los profetas que
profetizan en falso y son profetas de la impostura de su corazón?,
27¿los que piensan hacer olvidarse a mi pueblo de mi Nombre por los
sueños que se cuentan cada cual a su vecino, como olvidaron sus padres
mi Nombre por Baal?
28Profeta que tenga un sueño, cuente un sueño, y el que tenga consigo
mi palabra, que hable mi palabra fielmente. ¿Qué tiene que ver la paja
con el grano? - oráculo de Yahveh -.
29¿No es asi mi palabra, como el fuego, y como un martillo golpea la
peña?
30Pues bien, aqui estoy yo contra los profetas - oráculo de Yahveh -
que se roban mis palabras el uno al otro.
31Aqui estoy yo contra los profetas - oráculo de Yahveh - que usan de
su lengua y emiten oráculo.
32Aqui estoy yo contra los profetas que profetizan falsos sueños -
oráculo de Yahveh - y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con
sus falsedades y su presunción, cuando yo ni les he enviado ni dado
órdenes, y ellos de ningún provecho han sido para este pueblo - oráculo
de Yahveh -.
33Y cuando te pregunte este pueblo - o un profeta o un sacerdote -.
«¿Cuál es la carga de Yahveh?» les dirás: «Vosotros sois la carga, y
voy a dejaros en el suelo - oráculo de Yahveh -.»
34Y el profeta, el sacerdote o cualquiera que dijere: «Una carga de
Yahveh», yo me las entenderé con él y con su casa.
35Asi os diréis cada uno a su prójimo, y cada uno a su hermano: «¿Qué
ha respondido Yahveh?, ¿qué ha dicho Yahveh?»
36Pero de eso de la «carga de Yahveh» no os acordaréis más, porque tal
carga seria para cada uno su propia palabra. Porque trastornáis las
palabras del Dios vivo, Yahveh Sebaot nuestro Dios.
37Asi diréis al profeta: «¿Qué te ha respondido Yahveh?, ¿qué ha dicho
Yahveh?»
38Pero como habléis de «carga de Yahveh», entonces asi dice Yahveh:
«Por haber dicho eso de carga de Yahveh por más que os avisé que
no dijerais carga de Yahveh,
39por lo mismo, he aqui que yo os levanto en alto y os dejo caer a
vosotros y a la ciudad que os di a vosotros y a vuestros padres.
40Y os pondré encima oprobio eterno y baldón eterno que no será
olvidado.»
INICIO
Jeremias 24
1Hizome ver Yahveh, y he aqui que habia un par de cestos de higos
presentados delante del Templo de Yahveh - esto era después que
Nabucodonosor, rey de Babilonia, hubo deportado de Jerusalén al rey de
Judá, Jeconias, hijo de Yoyaquim, a los principales de Judá y a
los herreros y cerrajeros de Jerusalén, y los llevó a Babilonia -.
2Un cesto era de higos muy buenos, como los primerizos, y el otro de
higos malos, tan malos que no se podian comer.
3Y me dijo Yahveh: «¿Qué estás viendo Jeremias?» Dije: «Higos. Los
higos buenos son muy buenos; y los higos malos, muy malos, que no se
dejan comer de puro malos.»
4Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
5Asi habla Yahveh, Dios de Israel: Como por estos higos buenos, asi me
interesaré en favor de los desterrados de Judá que yo eché de
este lugar al pais de los caldeos.
6Pondré la vista en ellos para su bien, los devolveré a este pais, los
reconstruiré para no derrocarlos y los plantaré para no
arrancarlos.
7Les daré corazón para conocerme, pues yo soy Yahveh, y ellos serán mi
pueblo y yo seré su Dios, pues volverán a mi con todo su corazón.
8Pero igual que a los higos malos, que no se pueden comer de malos -
si, asi dice Yahveh -, asi haré al rey Sedecias, a sus principales y al
resto de Jerusalén: a los que quedaren en este pais, y a los que están
en el pais de Egipto.
9Haré de ellos el espantajo, una calamidad, de todos los reinos de la
tierra; el oprobio y el ejemplo, la burla y la maldición por
dondequiera que los empuje,
10daré suelta entre ellos a la espada, al hambre y a la peste, hasta
que sean acabados de sobre el solar que di a ellos y a sus padres.
INICIO
Jeremias 25
1Palabra que fue dirigida a Jeremias tocante a todo el pueblo de Judá
el año cuarto de Yoyaquim, hijo de Josias, rey de Judá, - o sea el año
primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia -,
2la cual pronunció e profeta Jeremias a todo el pueblo de Judá y a toda
la población de Jerusalén, en estos términos:
3Desde el año trece de Josias, hijo de Amón, rey de Judá, hasta este
dia, veintitrés años hace que me es dirigida la palabra de Yahveh, y os
la he comunicado puntualmente (pero no habéis oido.
4También os envió Yahveh puntualmente a todos sus siervos los profetas,
y tampoco oisteis ni aplicasteis el oido),
5diciendo: Ea, volveos cada cual de su mal camino y de sus malas
acciones, y volveréis al solar que os dio Yahveh a vosotros y a
vuestros padres, desde siempre hasta siempre.
6(No vayáis en pos de otros dioses para servirles y adorarles, no me
provoquéis con las hechuras de vuestras manos, y no os haré mal.)
7Pero no me habéis oido (- oráculo de Yahveh - de suerte que con las
hechuras de vuestras manos me provocasteis, para vuestro mal).
8Por eso, asi dice Yahveh Sebaot: Puesto que no habéis oido mis
palabras,
9he aqui que yo mando a buscar a todos los linajes del norte (- oráculo
de Yahveh - y a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia), y los
traeré contra esta tierra y contra sus moradores (y contra todas estas
gentes de alrededor); los anatematizaré y los pondré por pasmo,
rechifla y ruinas eternos,
10y haré desaparecer de ellos voz de gozo y voz de alegria, la voz del
novio y la voz de la novia, el ruido de la muela y la luz de la candela.
11Será reducida toda esta tierra a pura desolación, y servirán estas
gentes al rey de Babilonia setenta años.
12(Luego, en cumpliéndose los setenta años, visitaré al rey de
Babilonia y a dicha gente por su delito - oráculo de Yahveh - y a la
tierra de los caldeos trocándola en ruinas eternas).
13Y atraeré sobre aquella tierra todas las palabras que he hablado
respecto a ella, todo lo que está escrito en este libro. Lo que
profetizó Jeremias tocante a la generalidad de las naciones.
14(Pues también a ellos los reducirán a servidumbre muchas naciones y
reyes grandes, y les pagaré según sus obras y según la hechura de sus
manos.)
15Asi me ha dicho Yahveh Dios de Israel: Toma esta copa de vino de
furia, y hazla beber a todas las naciones a las que yo te envie;
16beberán, y trompicarán, y se enloquecerán ante la espada que voy a
soltar entre ellas.
17Tomé la copa de mano de Yahveh, e hice beber a todas las naciones a
las que me habia enviado Yahveh:
18(a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a sus reyes y a sus
principales, para trocarlo todo en desolación, pasmo, rechifla y
maldición, como hoy está sucediendo);
19a Faraón, rey de Egipto, a sus siervos, a sus principales y a todo su
pueblo,
20a todos los mestizos (a todos los reyes de Us); a todos los reyes de
Filistea: a Ascalón, Gaza, Ecrón y al residuo de Asdod;
21a Edom, Moab, y los ammonitas,
22a (todos) los reyes de Tiro, a (todos) los reyes de Sidón y a los
reyes de las islas de allende el mar;
23a Dedán, Temá, Buz; a todos los que se afeitan las sienes,
24a todos los reyes de Arabia y a todos los reyes de los mestizos
habitantes del desierto;
25(a todos los reyes de Zimri) a todos los reyes de Elam y a todos los
reyes de Media,
26a todos los reyes del norte, los próximos y los remotos, cada uno con
su hermano, y a todos los reinos que hay sobre la haz de la tierra. (Y
el rey de Sesak beberá después de ellos.)
27Y les dirás: Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Bebed,
emborrachaos, vomitad, caed y no os levantéis delante de la espada que
yo voy a soltar entre vosotros.
28Y si rehúsan tomar la copa de tu mano para beber, les dices: Asi dice
Yahveh Sebaot: Tenéis que beber sin falta,
29porque precisamente por la ciudad que lleva mi Nombre empiezo a
castigar; ¿y vosotros, quedaréis impunes?: ¡no, no quedaréis!, porque a
la espada llamo yo contra todos los habitantes de la tierra - oráculo
de Yahveh Sebaot -.
30Tú, pues, les profetizas todas estas palabras y les dices: Yahveh
desde lo alto ruge, y desde su santa Morada da su voz. Ruge contra su
aprisco: grita como los lagareros. A todos los habitantes de la tierra
31llega el eco, hasta el fin de la tierra. Porque pleitea Yahveh con
las naciones y vence en juicio a toda criatura. A los malos los entrega
a la espada - oráculo de Yahveh -.
32Asi dice Yahveh Sebaot: Mirad que una desgracia se propaga de nación
a nación, y una gran tormenta surge del fin del mundo.
33Habrá victimas de Yahveh en aquel dia de cabo a cabo de la tierra; no
serán plañidos ni recogidos ni sepultados más: se volverán estiércol
sobre la haz de la tierra.
34Ululad, pastores, y clamad; revolcaos, mayorales, porque se han
cumplido vuestros dias para la matanza, y caeréis como objetos
escogidos.
35No habrá evasión para los pastores ni escapatoria para los mayorales.
36Se oye el grito de los pastores, el ulular de los mayorales, porque
devasta Yahveh su pastizal,
37y son aniquiladas las estancias más seguras por la ardiente cólera de
Yahveh.
38Ha dejado el león su cubil, y se ha convertido su tierra en
desolación ante la cólera irresistible, ante la ardiente cólera.
INICIO
Jeremias 26
1Al principio del reinado de Yoyaquim, hijo de Josias, rey de Judá, fue
dirigida a Jeremias esta palabra de Yahveh:
2Asi dice Yahveh: Párate en el patio de la Casa de Yahveh y habla a
todas las ciudades de Judá, que vienen a adorar en la Casa de
Yahveh, todas las palabras que yo te he mandado hablarles, sin omitir
ninguna.
3Puede que oigan y se torne cada cual de su mal camino, y yo me
arrepentiria del mal que estoy pensando hacerles por la maldad de sus
obras.
4Les dirás, pues: «Asi dice Yahveh: Si no me ois para andar según mi
Ley que os propuse,
5oyendo las palabras de mis siervos los profetas que yo os envio
asiduamente (pero no habéis hecho caso),
6entonces haré con esta Casa como con Silo, y esta ciudad entregaré a
la maldición de todas las gentes de la tierra.»
7Oyeron los sacerdotes y profetas y todo el pueblo a Jeremias decir
estas palabras en la Casa de Yahveh,
8y luego que hubo acabado Jeremias de hablar todo lo que le habia
ordenado Yahveh que hablase a todo el pueblo, le prendieron los
sacerdotes, los profetas y todo el pueblo diciendo: «¡Vas a morir!
9¿Por qué has profetizado en nombre de Yahveh, diciendo: “Como Silo
quedará esta Casa, y esta ciudad será arrasada, sin quedar habitante”?»
Y se juntó todo el pueblo en torno a Jeremias en la Casa de Yahveh.
10Oyeron esto los jefes de Judá, y subieron de la casa del rey a la
Casa de Yahveh, y se sentaron a la entrada de la Puerta Nueva de la
Casa de Yahveh.
11Y los sacerdotes y profetas, dirigiéndose a los jefes y a todo el
pueblo, dijeron: «¡Sentencia de muerte para este hombre, por haber
profetizado contra esta ciudad, como habéis oido con vuestros propios
oidos!»
12Dijo Jeremias a todos los jefes y al pueblo todo: «Yahveh me ha
enviado a profetizar sobre esta Casa y esta ciudad todo lo que
habéis oido.
13Ahora bien, mejorad vuestros caminos y vuestras obras y oid la voz de
Yahveh vuestro Dios, y se arrepentirá Yahveh del mal que ha pronunciado
contra vosotros.
14En cuanto a mi, aqui me tenéis en vuestras manos: haced conmigo como
mejor y más acertado os parezca.
15Empero, sabed de fijo que si me matáis vosotros a mi, sangre inocente
cargaréis sobre vosotros y sobre esta ciudad y sus moradores, porque en
verdad Yahveh me ha enviado a vosotros para pronunciar en vuestros
oidos todas estas palabras.»
16Dijeron los jefes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas: «No
merece este hombre sentencia de muerte, porque en nombre de
Yahveh nuestro Dios nos ha hablado.»
17Y se levantaron algunos de los más viejos del pais y dijeron a toda
la asamblea del pueblo:
18«Miqueas de Moréset profetizaba en tiempos de Ezequias, rey de Judá,
y dijo a todo el pueblo de Judá: Asi dice Yahveh Sebaot:
Sión
será un campo que se ara, Jerusalén se hará un montón de ruinas, y el
monte de la Casa un otero salvaje.
19¿Por ventura le mataron Ezequias, rey de Judá, y todo Judá?, ¿no
temió a Yahveh y suplicó a la faz de Yahveh, y se arrepintió Yahveh del
daño con que les habia amenazado? Mientras que nosotros estamos
haciéndonos mucho daño a nosotros mismos.»
20Pero también hubo otro que decia profetizar en nombre de Yahveh -
Urias hijo de Semaias de Quiryat Yearim - el cual profetizó
contra esta ciudad y contra esta tierra enteramente lo mismo que
Jeremias,
21y oyó el rey Yoyaquim y todos sus grandes señores y jefes sus
palabras, y el rey buscaba matarle. Enteróse Urias, tuvo miedo, huyó y
entró en Egipto.
22Pero envió el rey Yoyaquim a Elnatán, hijo de Akbor, y otros con él a
Egipto,
23y sacaron a Urias de Egipto y lo trajeron al rey Yoyaquim, quien lo
acuchilló y echó su cadáver a la fosa común.
24Gracias a que Ajicam, hijo de Safán, defendió a Jeremias, impidiendo
entregarlo en manos del pueblo para matarle.
INICIO
Jeremias 27
1(Al principio del reinado de Sedecias, hijo de Josias, rey de Judá,
fue dirigida esta palabra a Jeremias de parte de Yahveh:)
2Asi me ha dicho Yahveh: «Hazte unas coyundas y un yugo, póntelo sobre
la cerviz,
3y envialos al rey de Edom, al rey de Moab y al rey de los ammonitas,
al rey de Tiro y al rey de Sidón por medio de los embajadores que
vienen a Jerusalén a ver a Sedecias, rey de Judá,
4y dales estas instrucciones para sus señores: «Asi dice Yahveh Sebaot,
el Dios de Israel: Asi diréis a vuestros señores:
5Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que hay sobre la haz de la
tierra, con mi gran poder y mi tenso brazo, y lo di a quien me plugo.
6Ahora yo he puesto todos estos paises en manos de mi siervo
Nabucodonosor, rey de Babilonia, y también los animales del campo
le he dado para servirle
7(y todas las naciones le servirán a él, a su hijo y al hijo de su
hijo, hasta que llegue también el turno a su propio pais - y le
reducirán a servidumbre muchas naciones y reyes grandes -).
8Asi que las naciones y reinos que no sirvan a Nabucodonosor, rey de
Babilonia, y que no sometan su cerviz al yugo del rey de Babilonia, con
la espada, con el hambre y con la peste los visitaré - oráculo de
Yahveh - hasta acabarlos por medio de él.
9Vosotros, pues, no oigáis a vuestros profetas, adivinos, soñadores,
augures ni hechiceros que os hablan diciendo: “No serviréis al rey de
Babilonia”,
10porque cosa falsa os profetizan para alejaros de sobre vuestro suelo,
de suerte que yo os arroje y perezcáis.
11Pero la nación que someta su cerviz al yugo de Babilonia y le sirva,
yo la dejaré tranquila en su suelo - oráculo de Yahveh - y lo labrará y
morará en él.»
12A Sedecias, rey de Judá, le hablé en estos mismos términos, diciendo:
«Someted vuestras cervices al yugo del rey de Babilonia, servidle a él
y a su pueblo, y quedaréis con vida.
13(¿A qué morir tú y tu pueblo por la espada, el hambre y la peste,
como ha amenazado Yahveh a aquella nación que no sirva al rey de
Babilonia?)
14¡No oigáis, pues, las palabras de los profetas que os dicen: “No
serviréis al rey de Babilonia”, porque cosa falsa os profetizan,
15pues yo no les he enviado - oráculo de Yahveh - y ellos andan
profetizando en mi Nombre falsamente; no sea que yo os arroje, y
perezcáis vosotros y los profetas que os profetizan.»
16Y a los sacerdotes y a todo este pueblo les hablé diciendo: «Asi dice
Yahveh: No oigáis las palabras de vuestros profetas que os
profetizan diciendo: “He aqui que el ajuar de la Casa de Yahveh va a
ser devuelto de Babilonia en seguida”, porque cosa falsa os profetizan.
17(No les hagáis caso. Servid al rey de Babilonia y quedaréis con vida.
¿Para qué ha de quedar esta ciudad arrasada?)
18Y si ellos son profetas y la palabra de Yahveh les acompaña, que
conjuren, ea, a Yahveh Sebaot para que los objetos que quedaron en la
Casa de Yahveh, en la casa del rey de Judá y en Jerusalén no vayan a
Babilonia.
19Porque asi dice Yahveh Sebaot de las columnas, del Mar, de las basas
y de los demás objetos que quedaron en esta ciudad,
20de los cuales no se apoderó Nabucodonosor, rey de Babilonia, al
deportar a Jeconias, hijo de Yoyaquim, rey de Judá, de Jerusalén a
Babilonia (asi como a todos los nobles de Judá y Jerusalén).
21Si, porque asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel, respecto a los
objetos que quedaron en la Casa de Yahveh, en la casa del rey de Judá y
en Jerusalén:
22A Babilonia serán llevados (y alli estarán hasta el dia que yo los
visite) - oráculo de Yahveh - (y entonces los subiré y devolveré
a este lugar).»
INICIO
Jeremias 28
1Aconteció en aquel mismo año - al principio del reinado de Sedecias,
rey de Judá, en el año cuarto, en el mes quinto - que se dirigió a mi
el profeta Jananias, hijo de Azzur, que era de Gabaón, en la Casa de
Yahveh, a vista de los sacerdotes y de todo el pueblo diciendo:
2«Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: He quebrado el yugo del
rey de Babilonia.
3Dentro de dos años completos yo hago devolver a este lugar todos los
objetos de la Casa de Yahveh que el rey de Babilonia,
Nabucodonosor, tomó de este lugar y llevó a Babilonia;
4y a Jeconias, hijo de Yoyaquim, rey de Judá, y a todos los deportados
de Judá que han ido a Babilonia, yo les hago volver a este lugar -
oráculo de Yahveh - en cuanto rompa el yugo del rey de Babilonia.»
5Dijo el profeta Jeremias al profeta Jananias, a vista de los
sacerdotes y de todo el pueblo, que estaban parados en la Casa de
Yahveh;
6dijo, pues, el profeta Jeremias: «¡Amen! Asi haga Yahveh. Confirme
Yahveh las palabras que has profetizado, devolviendo de Babilonia a
este lugar los objetos de la Casa de Yahveh, y a todos los deportados.
7Pero, oye ahora esta palabra que pronunció a oidos tuyos y de todo el
pueblo:
8Profetas hubo antes de mi y de ti desde siempre, que profetizaron a
muchos paises y a grandes reinos la guerra, el mal y la peste.
9Si un profeta profetiza la paz, cuando se cumpla la palabra del
profeta, se reconocerá que le habia enviado Yahveh de verdad.»
10Entonces tomó el profeta Jananias el yugo de sobre la cerviz del
profeta Jeremias y lo rompió;
11y habló Jananias delante de todo el pueblo: «Asi dice Yahveh: Asi
romperé el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, dentro de dos años
completos, de sobre la cerviz de todas las naciones.» Y se fue el
profeta Jeremias por su camino.
12Entonces fue dirigida la palabra de Yahveh a Jeremias en estos
términos, después que el profeta Jananias hubo roto el yugo de
sobre la cerviz del profeta Jeremias:
13«Ve y dices a Jananias: Asi dice Yahveh: Yugo de palo has roto, pero
tú lo reemplazarás por yugo de hierro.
14Porque asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Yugo de hierro he
puesto sobre la cerviz de todas estas naciones, para que sirvan a
Nabucodonosor, rey de Babilonia, y le servirán (y también los animales
del campo le he dado...).»
15Dijo también el profeta Jeremias al profeta Jananias: «Oye, Jananias:
No te envió Yahveh, y tú has hecho confiar a este pueblo en cosa falsa.
16Por eso, asi dice Yahveh: He aqui que yo te arrojo de sobre la haz
del suelo. Este año morirás (porque rebelión has predicado contra
Yahveh).»
17Y murió el profeta Jananias aquel mismo año, en el mes séptimo.
INICIO
Jeremias 29
1Este es el tenor de la carta que envió el profeta Jeremias desde
Jerusalén al resto de los ancianos de la deportación, a los sacerdotes,
profetas y pueblo en general, que habia deportado Nabucodonosor desde
Jerusalén a Babilonia
2- después de salir de Jerusalén el rey Jeconias y la Gran Dama, los
eunucos, los jefes de Judá y Jerusalén, los herreros y cerrajeros
-,
3por mediación de Elasá, hijo de Safán, y de Guemarias, hijo de
Jilquias, a quienes Sedecias, rey de Judá, envió a Babilonia, donde
Nabucodonosor, rey de Babilonia:
4«Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel, a toda la deportación que
deporté de Jerusalén a Babilonia:
5Edificad casas y habitadlas; plantad huertos y comed su fruto;
6tomad mujeres y engendrad hijos e hijas; casad a vuestros hijos y dad
vuestras hijas a maridos para que den a luz hijos e hijas, y medrad
alli y no mengüéis;
7procurad el bien de la ciudad a donde os he deportado y orad por ella
a Yahveh, porque su bien será el vuestro.
8Asi dice Yahveh Sebaot, el dios de Israel: No os embauquen los
profetas que hay entre vosotros ni vuestros adivinos, y no hagáis caso
de vuestros soñadores que sueñan por cuenta propia,
9porque falsamente os profetizan en mi Nombre. Yo no los he enviado -
oráculo de Yahveh -.
10«Pues asi dice Yahveh: Al filo de cumplirsele a Babilonia setenta
años, yo os visitaré y confirmaré sobre vosotros mi favorable promesa
de volveros a este lugar;
11que bien me sé los pensamientos que pienso sobre vosotros - oráculo
de Yahveh - pensamientos de paz, y no de desgracia, de daros un
porvenir de esperanza.
12Me invocaréis y vendréis a rogarme, y yo os escucharé.
13Me buscaréis y me encontraréis cuando me solicitéis de todo corazón;
14me dejaré encontrar de vosotros (- oráculo de Yahveh -; devolveré
vuestros cautivos, os recogeré de todas las naciones y lugares a donde
os arrojé - oráculo de Yahveh - y os haré tornar al sitio de donde os
hice que fueseis desterrados).
15«En cuanto a eso que decis: “Nos ha suscitado Yahveh profetas en
Babilonia”,
16asi dice Yahveh del rey que se sienta sobre el solio de David y de
todo el pueblo que se asienta en esta ciudad, los hermanos vuestros que
no salieron con vosotros al destierro;
17asi dice Yahveh Sebaot: He aqui que yo suelto contra ellos la espada,
el hambre y la peste, y los pondré como aquellos higos
reventados,, tan malos que no se podian comer.
18Los perseguiré con la espada, el hambre y la peste, y los convertiré
en espantajo para todos los reinos de la tierra: maldición, pasmo,
rechifla y oprobio entre todas las naciones a donde los arroje,
19por cuanto que no oyeron las palabras - oráculo de Yahveh - que les
envié por mis siervos los profetas asiduamente; pero no oisteis -
oráculo de Yahveh -.
20Vosotros, pues, oid la palabra de Yahveh, todos los deportados que
envié de Jerusalén a Babilonia.
21«Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel, sobre Ajab, hijo de
Colaias, y sobre Sedecias, hijo de Maasias, que os profetizan
falsamente en mi Nombre: He aqui que yo los pongo en manos de
Nabucodonosor, rey de Babilonia; él los herirá ante vuestros ojos,
22y de ellos tomarán esta maldición todos los deportados de Judá que se
encuentran en Babilonia: “Vuélvate Yahveh como a Sedecias y como
a Ajab, a quienes asó al fuego el rey de Babilonia”,
23porque obraron con fatuidad en Jerusalén, cometieron adulterio con
las mujeres de sus prójimos y fingieron pronunciar en mi Nombre
palabras que yo no les mandé. Yo soy sabedor y testigo - oráculo de
Yahveh -.»
24Semaias el najlamita despachó en su propio nombre cartas (a todo el
pueblo que hay en Jerusalén) a Sofonias, hijo del sacerdote
Maasias (y a todos los sacerdotes), diciendo:
26«Yahveh te ha puesto por sacerdote en vez del sacerdote Yehoyadá como
inspector en la Casa de Yahveh de todos los locos y
seudoprofetas: tú debes meterlos en los cepos y en el calabozo.
27Pues entonces, ¿por qué no has sancionado a Jeremias de Anatot que se
os hace pasar por profeta?
28Porque, en efecto, nos ha enviado a Babilonia un mensaje diciendo:
“Es para largo. Edificad casas y habitadlas; plantad huertos y comed su
fruto”»
29El sacerdote Sofonias leyó esta carta a oidos del profeta Jeremias.
30Entonces fue dirigida la palabra de Yahveh a Jeremias en estos
términos:
31«Envia este mensaje a todos los deportados: Asi dice Yahveh respecto
a Semaias el najlamita, por haberos profetizado sin haberle yo enviado,
inspirándoos una falsa seguridad.
32Si, por cierto, asi dice Yahveh: He aqui que yo voy a visitar a
Semaias el najlamita y a su descendencia. No habrá en ella ninguno que
se siente en medio de este pueblo ni que vea el bien que yo haga a mi
pueblo - oráculo de Yahveh - porque predicó la desobediencia a Yahveh.»
INICIO
Jeremias 30
1Palabra que fue dirigida a Jeremias de parte de Yahveh:
2Asi dice Yahveh el Dios de Israel: Escribete todas las palabras que te
he hablado en un libro.
3Pues he aqui que vienen dias - oráculo de Yahveh - en que haré tornar
a los cautivos de mi pueblo Israel (y de Judá) - dice Yahveh - y
les haré volver a la tierra que di a sus padres en posesión.
4Estas son las palabras que dirigió Yahveh a Israel (y a Judá).
5Asi dice Yahveh: Voces estremecedoras oimos: ¡Pánico, y no paz!
6Id a preguntar, y ved si pare el macho. Entonces ¿por qué he visto a
todo varón con las manos en las caderas, como la que da a luz, y todas
las caras se han vuelto amarillas?
7¡Ay! porque grande es aquel dia, sin semejante, y tiempo de angustia
es para Jacob; pero de ella quedará salvo.
8(Acontecerá aquel dia - oráculo de Yahveh Sebaot - que romperé el yugo
de sobre tu cerviz y tus coyundas arrancaré, y no te servirán más los
extranjeros,
9sino que Israel y Judá servirán a Yahveh su Dios y a David su rey, que
yo les suscitaré.)
10Pero tú no temas, siervo mio Jacob - oráculo de Yahveh - ni desmayes,
Israel, pues mira que yo acudo a salvarte desde lejos y tu linaje del
pais de su cautiverio; volverá Jacob, se sosegará y estará tranquilo, y
no habrá quien le inquiete,
11pues contigo estoy yo - oráculo de Yahveh - para salvarte: pues
acabaré con todas las naciones entre las cuales te dispersé. pero
contigo no acabaré; aunque si te corregiré como conviene, ya que impune
no te dejaré.
12Porque asi dice Yahveh: Irremediable es tu quebranto, incurable tu
herida.
13Estás desahuciado; para una herida hay cura, para ti no hay remedio.
14Todos tus amantes te olvidaron, por tu salud no preguntaron. Porque
con herida de enemigo te heri, castigo de hombre cruel, (por tu gran
culpa, porque son enormes tus pecados).
15¿Por qué te quejas de tu quebranto? Irremediable es tu sufrimiento;
por tu gran culpa, por ser enormes tus pecados te he hecho esto.
16No obstante todos los que te devoran serán devorados, y todos tus
opresores, todos ellos, irán al cautiverio; serán tus
despojadores despojados, y a todos tus saqueadores los entregaré al
saqueo.
17Si; haré que tengas alivio, de tus llagas te curaré - oráculo de
Yahveh -. Porque «La Repudiada» te llamaron. «Sión de
la que nadie se preocupa».
18Asi dice Yahveh: He aqui que yo hago volver a los cautivos de las
tiendas de Jacob y de sus mansiones me apiadaré; será
reedificada la ciudad sobre su monticulo de ruinas y
el alcázar tal como era será restablecido.
19Y saldrá de entre ellos loor y voz de gente alegre; los multiplicaré
y no serán pocos, los honraré y no serán menguados,
20sino que serán sus hijos como antes, su comunidad ante mi estará en
pie, y yo visitaré a todos sus opresores.
21Será su soberano uno de ellos, su jefe de entre ellos saldrá, y le
haré acercarse y él llegará hasta mi, porque ¿quién es el que se
jugaria la vida por llegarse hasta mi? - oráculo de Yahveh -.
22Y vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.
23Mirad que una tormenta de Yahveh ha estallado, un torbellino
remolinea: sobre la cabeza de los malos descarga.
24No ha de apaciguarse el ardor de la ira de Yahveh hasta que la
ejecute, y realice los designios de su corazón. En dias futuros os
percataréis de ello.
INICIO
Jeremias 31
1En aquel tiempo - oráculo de Yahveh - seré el Dios de todas las
familias de Israel, y ellos serán mi pueblo.
2Asi dice Yahveh: Halló gracia en el desierto el pueblo que se libró de
la espada: va a su descanso Israel.
3De lejos Yahveh se me apareció. Con amor eterno te he amado: por eso
he reservado gracia para ti.
4Volveré a edificarte y serás reedificada, virgen de Israel; aún
volverás a tener el adorno de tus adufes, y saldrás a bailar entre
gentes festivas.
5Aún volverás a plantar viñas en los montes de Samaria: (plantarán los
plantadores, y disfrutarán).
6Pues habrá un dia en que griten los centinelas en la montaña de
Efraim: «¡Levantaos y subamos a Sión, adonde Yahveh, el Dios nuestro!»
7Pues asi dice Yahveh: Dad hurras por Jacob con alegria, y gritos por
la capital de las naciones; hacedlo oir, alabad y decid: «¡Ha salvado
Yahveh a su pueblo, al Resto de Israel!»
8Mirad que yo los traigo del pais del norte, y los recojo de los
confines de la tierra. Entre ellos, el ciego y el cojo, la preñada y la
parida a una. Gran asamblea vuelve acá.
9Con lloro vienen y con súplicas los devuelvo, los llevo a arroyos de
agua por camino llano, en que no tropiecen. Porque yo soy para Israel
un padre, y Efraim es mi primogénito.
10Oid la palabra de Yahveh, naciones, y anunciad por las islas a lo
lejos, y decid: «El que dispersó a Israel le reunirá y le guardará cual
un pastor su hato.»
11Porque ha rescatado Yahveh a Jacob, y le ha redimido de la mano de
otro más fuerte.
12Vendrán y darán hurras en la cima de Sión y acudirán al regalo de
Yahveh: al grano, al mosto, y al aceite virgen, a las crias de ovejas y
de vacas, y será su alma como huerto empapado, no volverán a estar ya
macilentos.
13Entonces se alegrará la doncella en el baile, los mozos y los viejos
juntos, y cambiaré su duelo en regocijo, y les consolaré y alegraré de
su tristeza;
14empaparé el alma de los sacerdotes de grasa, y mi pueblo de mi regalo
se hartará - oráculo de Yahveh -.
15Asi dice Yahveh: En Ramá se escuchan ayes, lloro amarguisimo. Raquel
que llora por sus hijos, que rehúsa consolarse - por sus hijos - porque
no existen.
16Asi dice Yahveh: Reprime tu voz del lloro y tus ojos del llanto,
porque hay paga para tu trabajo - oráculo de Yahveh -: volverán de
tierra hostil,
17y hay esperanza para tu futuro - oráculo de Yahveh -: volverán los
hijos a su territorio.
18Bien he oido a Efraim lamentarse: «Me corregiste y corregido fui,
cual becerro no domado. Hazme volver y volveré, pues tú, Yahveh, eres
mi Dios.
19Porque luego de desviarme, me arrepiento, y luego de darme cuenta, me
golpeo el pecho, me avergüenzo y me confundo luego, porque aguanto el
oprobio de mi mocedad.»
20¿Es un hijo tan caro para mi Efraim, o niño tan mimado, que tras
haberme dado tanto que hablar, tenga que recordarlo todavia? Pues, en
efecto, se han conmovido mis entrañas por él; ternura hacia él no ha de
faltarme - oráculo de Yahveh -.
21Plántate hitos, ponte jalones de ruta, presta atención a la calzada
al camino que anduviste. Vuelve, virgen de Israel, vuelve a estas
ciudades.
22¿Hasta cuándo darás rodeos, oh discola muchacha? Pues ha creado
Yahveh una novedad en la tierra: la Mujer ronda al Varón.
23Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Todavia dirán este refrán
en tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo haga volver a sus
cautivos: «¡Bendigate Yahveh, oh estancia justa, oh monte santo!»
24Y morarán alli Judá y todas sus ciudades juntamente, los labradores y
los que trashuman con el rebaño,
25porque yo empaparé el alma agotada y toda alma macilenta colmaré.
26En esto, me desperté y vi que mi sueño era sabroso para mi.
27He aqui que dias vienen - oráculo de Yahveh - en que sembraré la casa
de Israel y la casa de Judá de simiente de hombres y ganados.
28Entonces, del mismo modo que anduve presto contra ellos para
extirpar, destruir, arruinar, perder y dañar, asi andaré respecto a
ellos para reconstruir y replantar - oráculo de Yahveh -.
29En aquellos dias no dirán más: «Los padres comieron el agraz, y los
dientes de los hijos sufren de dentera»;
30sino que cada uno por su culpa morirá: quienquiera que coma el agraz
tendrá la dentera.
31He aqui que dias vienen - oráculo de Yahveh - en que yo pactaré con
la casa de Israel (y con la casa de Judá) una nueva alianza;
32no como la alianza que pacté con sus padres, cuando les tomé de la
mano para sacarles de Egipto; que ellos rompieron mi alianza, y
yo hice estrago en ellos - oráculo de Yahveh -.
33Sino que esta será la alianza que yo pacte con la casa de Israel,
después de aquellos dias - oráculo de Yahveh -: pondré mi Ley en su
interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos
serán mi pueblo.
34Ya no tendrán que adoctrinar más el uno a su prójimo y el otro a su
hermano, diciendo: «Conoced a Yahveh», pues todos ellos me
conocerán del más chico al más grande - - oráculo de Yahveh - cuando
perdone su culpa, y de su pecado no vuelva a acordarme.
35Asi dice Yahveh, el que da el sol para alumbrar el dia, y gobierna la
luna y las estrellas para alumbrar la noche, el que
agita el mar y hace bramar sus olas, cuyo nombre es Yahveh Sebaot.
36Si fallaren estas normas en mi presencia - oráculo de Yahveh -
también la prole de Israel dejaria de ser una nación en mi presencia a
perpetuidad.
37Asi dice Yahveh: Si fueren medidos los cielos por arriba, y sondeadas
las bases de la tierra por abajo, entonces también yo renegaria de todo
el linaje de Israel por todo cuanto hicieron -
oráculo de Yahveh -.
38He aqui que vienen dias - oráculo de Yahveh - en que será
reconstruida la ciudad de Yahveh desde la torre de Jananel hasta
la Puerta del Angulo;
39y volverá a salir la cuerda de medir toda derecha hasta la cuesta de
Gareb, y torcerá hasta Goá,
40y toda la hondonada de los Cuerpos Muertos y de la Ceniza, y toda la
Campa del Muerto hasta el torrente Cedrón, hasta la esquina de la
Puerta de los Caballos hacia oriente será sagrado de Yahveh: no volverá
a ser destruido ni dado al anatema nunca jamás.
INICIO
Jeremias 32
1Palabra que fue dirigida a Jeremias de parte de Yahveh el año diez de
Sedecias, rey de Judá - o sea, el año dieciocho de Nabucodonosor:
2A la sazón las fuerzas del rey de Babilonia sitiaban a Jerusalén,
mientras el profeta Jeremias estaba detenido en el patio de la
guardia de la casa del rey de Judá,
3donde le tenia detenido Sedecias, rey de Judá, bajo esta acusación:
«¿Por qué has profetizado: Asi dice Yahveh: He aqui que yo entrego esta
ciudad en manos del rey de Babilonia, que la tomará,
4y el rey de Judá, Sedecias, no escapará de manos de los caldeos, sino
que será entregado sin remisión en manos del rey de Babilonia, con
quien hablará boca a boca, y sus ojos se encontrarán con sus ojos,
5y a Babilonia llevará a Sedecias, y alli estará (hasta que yo le
visite - oráculo de Yahveh. ¡Aunque luchéis con los caldeos, no
triunfaréis!)»
6Dijo Jeremias: He recibido una palabra de Yahveh que dice asi:
7«He aqui que Janamel, hijo de tu tio Sallum, va a dirigirse a ti
diciendo: “Ea, cómprame el campo de Anatot, porque a ti te toca el
derecho de rescate para comprarlo.”»
8Vino, pues, a mi Janamel, hijo de mi tio, conforme al dicho de Yahveh,
al patio de la guardia, y me dijo: «Ea, cómprame el campo de
Anatot - que cae en territorio de Benjamin - porque tuyo es el derecho
de adquisición y a ti te toca el rescate. Cómpratelo.» Yo reconoci en
aquello la palabra de Yahveh,
9y compré a Janamel, hijo de mi tio, el campo que está en Anatot. Le
pesé la plata: diecisiete siclos de plata.
10Lo apunté en mi escritura, sellé, aduje testigos y pesé la plata en
la balanza.
11Luego tomé la escritura de la compra, el documento sellado según ley
y la copia abierta,
12y pasé la escritura de la compra a Baruc, hijo de Neriyias, hijo de
Majseias, a vista de mi primo Janamel y de los testigos firmantes en la
escritura de la compra, y a vista de todos los judios presentes en el
patio de la guardia,
13y a vista de todos ellos di a Baruc este encargo:
14Asi dice Yahveh Sebaot el Dios de Israel: Toma estas escrituras: la
escritura de compra, el documento sellado y la copia abierta, y las
pones en un cántaro de arcilla para que duren mucho tiempo.
15Porque asi dice Yahveh Sebaot el Dios de Israel: «Todavia se
comprarán casas y campos y viñas en esta tierra.»
16Después de haber entregado la escritura de propiedad a Baruc, hijo de
Neriyias, oré a Yahveh diciendo:
17«¡Ay, Señor Yahveh! He aqui que tú hiciste los cielos y la tierra con
tu gran poder y tenso brazo: nada es extraordinario para ti,
18el que hace merced a millares, que se cobra la culpa de los padres a
costa de los hijos que les suceden, el Dios grande, el Fuerte, cuyo
nombre es Yahveh Sebaot,
19grande en designios y rico en recursos, que tiene los ojos fijos en
la conducta de los humanos, para dar a cada uno según su conducta y el
fruto de sus obras;
20tú que has obrado señales y portentos en Egipto, hasta hoy, y en
Israel y en la humanidad entera, y te has hecho un nombre, como
hoy se ve;
21y sacaste a tu pueblo Israel de Egipto con señales y prodigios y con
mano fuerte y tenso brazo y con gran aparato,
22y les diste esta tierra que habias jurado darla a sus padres: tierra
que mana leche y miel.
23Entraron en ella y la poseyeron, pero no hicieron caso de tu voz, ni
conforme a tus leyes anduvieron: nada de lo que les mandaste hacer
hicieron, y les conminaste con esta calamidad.
24He aqui que los terraplenes llegan a la ciudad para tomarla y la
ciudad está ya a merced de los caldeos que la atacan, por causa de la
espada y del hambre y de la peste; lo que habias dicho, ha sido, y tú
mismo lo estás viendo.
25¡Precisamente tú me has dicho, oh Señor Yahveh: “Cómprate el campo y
aduce testigos” cuando la ciudad está entregada a manos de los caldeos!»
26Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh como sigue:
27Mira que yo soy Yahveh, el Dios de toda carne. ¿Habrá cosa
extraordinaria para mi?
28Pues asi dice Yahveh: He aqui que yo pongo esta ciudad en manos de
los caldeos y en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que la
tomará,
29y entrarán los caldeos que atacan a esta ciudad y le prenderán fuego
incendiándola junto con las casas en cuyos terrados se incensaba
a Baal y se libaban libaciones a otros dioses para provocarme.
30Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho otra cosa
sino lo que me disgusta desde sus mocedades (porque los hijos de Israel
no han hecho más que provocarme con las obras de sus manos - oráculo de
Yahveh -).
31Porque motivo de mi furor y de mi ira ha sido para mi esta ciudad,
desde el dia en que la edificaron hasta hoy, que es como para
quitármela de delante,
32por toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de Judá,
que, para provocarme, obraron ellos, sus reyes, sus jefes, sus
sacerdotes y profetas, el hombre de Judá y el habitante de Jerusalén,
33y me volvieron la espalda, que no la cara. Yo les adoctriné
asiduamente, mas ellos no quisieron aprender la lección,
34sino que pusieron sus Monstruos abominables en la Casa que llaman por
mi Nombre, profanándola,
35y fraguaron los altos del Baal que hay en el Valle de Ben Hinnom para
hacer pasar por el fuego a sus hijos e hijas en honor del Moloc - lo
que no les mandé ni me pasó por las mientes -, obrando semejante
abominación con el fin de hacer pecar a Judá.
36Ahora, pues, en verdad asi dice Yahveh, el Dios de Israel, acerca de
esta ciudad que - al decir de vosotros - está ya a merced del rey de
Babilonia por la espada, por el hambre y por la peste.
37He aqui que yo los reúno de todos los paises a donde los empujé en mi
ira y mi furor y enojo grande, y les haré volver a este lugar, y les
haré vivir en seguridad,
38serán mi pueblo, y yo seré su Dios;
39y les daré otro corazón y otro camino, de suerte que me teman todos
los dias para bien de ellos y de sus hijos después de ellos.
40Les pactaré alianza eterna - que no revocaré después de ellos - de
hacerles bien, y pondré mi temor en sus corazones, de modo que no se
aparten de junto a mi;
41me dedicaré a hacerles bien, y los plantaré en esta tierra
firmemente, con todo mi corazón y con toda mi alma.
42Porque asi dice Yahveh: Como he traido sobre este pueblo todo este
gran perjuicio, asi yo mismo voy a traer sobre ellos todo el
beneficio que pronuncio sobre ellos,
43y se comprarán campos en esta tierra de la que decis vosotros que es
una desolación, sin personas ni ganados, y que está a merced de los
caldeos;
44se comprarán campos con dinero, anotándose en escritura, sellándose y
llamando testigos, en la tierra de Benjamin y en los contornos de
Jerusalén, en las ciudades de Judá, en las de la Montaña, en las de la
Tierra Baja y en las del Négueb, pues haré tornar a sus cautivos -
oráculo de Yahveh -.
INICIO
Jeremias 33
1De nuevo fue dirigida la palabra de Yahveh a Jeremias, que estaba aún
detenido en el patio de la guardia, en estos términos:
2Asi dice Yahveh, hacedor de la tierra, que la formó para hacerla
subsistir, Yahveh es su nombre:
3Llámame y te responderé y mostraré cosas grandes, inaccesibles, que
desconocias.
4Porque asi dice Yahveh, el Dios de Israel, tocante a las casas de esta
ciudad y a las de los reyes de Judá que han sido derruidas. Junto a los
terraplenes y a la espada,
5se traba combate con los caldeos para llenar la ciudad de cadáveres
humanos, a los que heri en mi ira y mi furor, y por cuya malicia oculté
mi rostro de esta ciudad.
6He aqui que yo les aporto su alivio y su medicina. Los curaré y les
descubriré una corona de paz y seguridad.
7Haré tornar a los cautivos de Judá y a los cautivos de Israel y los
reedificaré como en el pasado,
8y los purificaré de toda culpa que cometieron contra mi, y perdonaré
todas las culpas que cometieron contra mi, y con que me fueron rebeldes.
9Jerusalén será para mi un nombre evocador de alegria, será prez y
ornato para todas las naciones de la tierra que oyeren todo el
bien que voy a hacerle, y se asustarán y estremecerán de tanta bondad y
de tanta paz como voy a concederle.
10Asi dice Yahveh: Aún se oirá en este lugar, del que vosotros decis
que está abandonado, sin personas ni ganados, en todas las ciudades de
Judá y en las calles de Jerusalén desoladas, sin personas ni habitantes
ni ganados,
11voz de gozo y de alegria, la voz del novio y la voz de la novia, la
voz de cuantos traigan sacrificios de alabanza a la Casa de Yahveh
diciendo: «Alabad a Yahveh Sebaot, porque es bueno Yahveh, porque es
eterno su amor», pues haré tomar a los cautivos del pais, y volverán a
ser como antes - dice Yahveh -.
12Asi dice Yahveh Sebaot: Aún habrá en este lugar abandonado de hombres
y ganados y en todas sus ciudades, dehesa de pastores que hagan
acostarse a las ovejas:
13en las ciudades de la Montaña, y en las de la Tierra Baja, en las del
Négueb y en la tierra de Benjamin y en los contornos de Jerusalén y en
las ciudades de Judá, volverán a pasar ovejas ante la mano del que las
cuente - dice Yahveh.
14Mirad que dias vienen - oráculo de Yahveh - en que confirmaré la
buena palabra que dije a la casa de Israel y a la casa de Judá.
15En aquellos dias y en aquella sazón haré brotar para David un Germen
justo, y practicará el derecho y la justicia en la tierra.
16En aquellos dias estará a salvo Judá, y Jerusalén vivirá en seguro. Y
asi se la llamará: «Yahveh, justicia nuestra.»
17Pues asi dice Yahveh: No le faltará a David quien se siente en el
trono de la casa de Israel;
18y a los sacerdotes leviticos no les faltará quien en presencia mia
eleve holocaustos y queme incienso de oblación y haga sacrificio cada
dia.
19Fue dirigida la palabra de Yahveh a Jeremias como sigue:
20Asi dice Yahveh: Si llegareis a romper mi alianza con el dia y con la
noche, de suerte que no sea de dia o de noche a su debido tiempo,
21entonces también mi alianza romperiais con mi siervo David, de suerte
que le falte un hijo que reine sobre su trono y con los levitas
sacerdotes, mis servidores.
22Asi como es incontable el ejército de los cielos, e incalculable la
arena de la mar, asi multiplicaré el linaje de mi siervo David y
de los levitas que me sirven.
23Fue dirigida la palabra de Yahveh a Jeremias como sigue:
24¿No has visto qué ha dicho este pueblo?: «Los dos linajes que habia
elegido Yahveh, los ha rechazado», y a mi pueblo menosprecian,
como que ni lo tienen por nación.
25Pues bien, dice Yahveh: Si no he creado el dia y la noche, ni las
leyes de los cielos y la tierra he puesto,
26en ese caso también rechazaré el linaje de Jacob y de mi siervo
David, para no escoger más de su linaje a quienes imperen sobre
el linaje de Abraham, Isaac y Jacob, cuando yo haga tornar a sus
cautivos y les tenga misericordia.
INICIO
Jeremias 34
1Palabra que fue dirigida a Jeremias de parte de Yahveh, mientras
Nabucodonosor, rey de Babilonia, y todas sus fuerzas y todos los reinos
de la tierra sometidos a su poder y todos los pueblos atacaban a
Jerusalén y a todas sus ciudades:
2Asi dice Yahveh el Dios de Israel: Ve y dices a Sedecias, rey de Judá;
le dices: Asi dice Yahveh: «Mira que yo entrego esta ciudad en
manos del rey de Babilonia, y la incendiará.
3En cuanto a ti, no te escaparás de su mano, sino que sin falta serás
capturado, y en sus manos te pondré y tus ojos verán los ojos del rey
de Babilonia, y su boca hablará a tu boca, y a Babilonia irás.
4Empero, oye una palabra de Yahveh, oh Sedecias, rey de Judá: Asi dice
Yahveh respecto a ti: No morirás por la espada.
5En paz morirás. Y como se quemaron perfumes por tus padres, los reyes
antepasados que te precedieron, asi los quemarán por ti, y con el
«¡ay, señor!» te plañirán, porque lo digo yo - oráculo de Yahveh -.
6Y habló el profeta Jeremias a Sedecias, rey de Judá, todas estas
palabras en Jerusalén,
7mientras las fuerzas del rey de Babilonia atacaban a Jerusalén y a
todas las ciudades de Judá que quedaban: a Lakis y Azecá, pues estas
dos plazas fuertes habian quedado de todas las ciudades de Judá.
8Palabra que fue dirigida a Jeremias de parte de Yahveh, después de
llegar el rey Sedecias a un acuerdo con todo el pueblo de Jerusalén,
proclamándoles una manumisión,
9en orden a dejar cada uno a su siervo o esclava hebreos libres
dándoles la libertad de suerte que ningún judio fuera siervo de su
hermano.
10Todos los jefes y todo el pueblo que entraba en el acuerdo
obedecieron, dejando libres quién a su siervo, quién a su esclava,
dándoles la libertad de modo que no hubiese entre ellos más esclavos:
obedecieron y les dejaron libres.
11Pero luego volvieron a apoderarse de los siervos y esclavas que
habian manumitido y los redujeron a servidumbre y esclavitud.
12Entonces fue dirigida la palabra de Yahveh a Jeremias en estos
términos:
13Asi dice Yahveh, el Dios de Israel: yo hice alianza con vuestros
padres el dia que los saqué de Egipto, de la casa de servidumbre,
diciendo:
14«Al cabo de siete años cada uno de vosotros dejará libre al hermano
hebreo que se le hubiera vendido. Te servirá por seis años, y le
enviarás libre de junto a ti.» Pero no me hicieron caso vuestros padres
ni aplicaron el oido.
15Vosotros os habéis convertido hoy y habéis hecho lo que es recto a
mis ojos proclamando manumisión general, y llegando a un acuerdo
en mi presencia, en la Casa que se llama por mi Nombre;
16pero os habéis echado atrás y profanado mi Nombre, os habéis
apoderado de vuestros respectivos siervos y esclavas a quienes
habiais manumitido, reduciéndolos de nuevo a esclavitud.
17Por tanto, asi dice Yahveh: Vosotros no me habéis hecho caso al
proclamar manumisión general. He aqui que yo proclamo contra vosotros
manumisión de la espada, de la peste y del hambre - oráculo de Yahveh -
y os doy por espantajo de todos los reinos de la tierra.
18Y a los individuos que traspasaron mi acuerdo, aquellos que no han
hecho válidos los términos del acuerdo que firmaron en mi presencia, yo
los volveré como el becerro que cortaron en dos y por entre cuyos
pedazos pasaron:
19a los jefes de Judá, los jefes de Jerusalén, los eunucos, los
sacerdotes y todo el pueblo de la tierra que han pasado por entre los
pedazos del becerro,
20les pondré en manos de sus enemigos y de quienes buscan su muerte y
sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la
tierra.
21Y a Sedecias, rey de Judá, y a sus jefes les pondré en manos de sus
enemigos y de quienes buscan su muerte y del ejército del rey de
Babilonia que se ha retirado de vosotros.
22Mirad que yo lo ordeno - oráculo de Yahveh - y les hago volver sobre
esta ciudad, y la atacarán, la tomarán y le darán fuego, y las ciudades
de Judá las trocaré en desolación sin habitantes.
INICIO
Jeremias 35
1Palabra que fue dirigida a Jeremias de parte de Yahveh, en tiempo de
Yoyaquim, hijo de Josias, rey de Judá.
2«Ve a la casa de los rekabitas y les hablas. Les llevas a la Casa de
Yahveh, a una de las cámaras, y les escancias vino.»
3Tomé, pues, a Yazanias, hijo de Jeremias, hijo de Jabassinias, y a sus
hermanos, a todos sus hijos y a toda la casa de los rekabitas,
4y les llevé a la Casa de Yahveh, a la cámara de Ben Yojanán, hijo de
Yigdalias, hombre de Dios, la cual cámara está al lado de la de los
jefes, y encima de la de Maaseias, hijo de Sallum, guarda del umbral,
5y presentando a los hijos de la casa de los rekabitas unos jarros
llenos de vino y tazas, les dije: «¡Bebed vino!»
6Dijeron ellos: «No bebemos vino, porque nuestro padre Yonadab, hijo de
Rekab, nos dio este mandato: “No beberéis vino ni vosotros ni vuestros
hijos nunca jamás,
7ni edificaréis casa, ni sembraréis semilla, ni plantaréis viñedo, ni
poseeréis nada, sino que en tiendas pasaréis toda vuestra
existencia, para que viváis muchos dias sobre la faz del suelo, donde
sois forasteros.”
8Nosotros hemos obedecido a la voz de nuestro padre Yonadab, hijo de
Rekab, en todo cuanto nos mandó, absteniéndonos de beber vino de
por vida, nosotros, nuestras mujeres, nuestros hijos y nuestras hijas,
9y no edificando casas donde vivir, ni poseyendo viña ni campo de
sementera,
10sino que hemos vivido en tiendas, obedeciendo y obrando en todo
conforme a lo que nos mandó nuestro padre Yonadab.
11Pero al subir Nabucodonosor, rey de Babilonia, contra el pais,
dijimos: “Venid y entremos en Jerusalén, para huir de las fuerzas
caldeas y de las de Arán”, y nos instalamos en Jerusalén.»
12Entonces fue dirigida la palabra de Yahveh a Jeremias como sigue:
13Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Ve y dices a los hombres
de Judá y a los habitantes de Jerusalén: ¿ No aprenderéis la lección
que os invita a escuchar mis palabras? - oráculo de Yahveh -.
14Se ha cumplido la palabra de Yonadab, hijo de Rekab, que prohibió a
sus hijos beber vino, y no han bebido hasta la fecha, porque
obedecieron la orden de su padre. Yo me afané en hablaros a vosotros y
no me oisteis.
15Me afané en enviaros a todos mis siervos los profetas a deciros: Ea,
tornad cada uno de vuestro mal camino, mejorad vuestras acciones y no
andéis en pos de otros dioses para servirles, y os quedaréis en la
tierra que os di a vosotros y a vuestros padres; mas no aplicasteis el
oido ni me hicisteis caso.
16Asi, los hijos de Yonadab, hijo de Rekab, han cumplido el precepto
que su padre les impuso, mientras que este pueblo no me ha hecho
caso.
17Por tanto, asi ha dicho Yahveh, el Dios Sebaot, el Dios de Israel: He
aqui que yo traigo contra Judá y contra los habitantes de
Jerusalén todo el mal que pronuncié respecto a ellos, por cuanto les
hablé y no me oyeron, les llamé y no me respondieron.
18A la casa de los rekabitas dijo Jeremias: «Asi dice Yahveh Sebaot, el
Dios de Israel: Por cuanto que habéis hecho caso del precepto de
vuestro padre Yonadab y habéis guardado todos esos preceptos y obrado
conforme a cuanto os mandó,
19por lo mismo, asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: No faltará a
Yonadab, hijo de Rekab, quien siga ante mi faz todos los dias.»
INICIO
Jeremias 36
1Aconteció que en el año cuarto de Yoyaquim, hijo de Josias, rey de
Judá, fue dirigida esta palabra a Jeremias de parte de Yahveh:
2Tómate un rollo de escribir, y apuntas en él todas las palabras que te
he hablado tocante a Israel, a Judá y a todas las naciones, desde
la fecha en que te vengo hablando - desde los tiempos de Josias hasta
hoy -.
3A ver si la casa de Judá se entera de todo el mal que he pensado
hacerle, de modo que se convierta cada uno de su mal camino, y entonces
yo perdonaria su culpa y su pecado.
4Llamó, pues, Jeremias a Baruc, hijo de Neriyias, y apuntó Baruc al
dictado de Jeremias todas las palabras que Yahveh le habia hablado, en
un rollo de escribir.
5Dio Jeremias a Baruc estas instrucciones: «Yo estoy detenido; no puedo
ir a la Casa de Yahveh.
6Asi que, vete tú, y lees en voz alta el rollo en que has apuntado al
dictado mio las palabras de Yahveh, a oidos del público de la
Casa de Yahveh el dia del ayuno, y las lees también a oidos de todos
los de Judá que vienen de sus ciudades;
7a ver si presentan sus súplicas a Yahveh, y se vuelven cada uno de su
mal camino; porque grande es la ira y el furor que ha expresado Yahveh
contra este pueblo.»
8Hizo Baruc, hijo de Neriyias, conforme a todo cuanto le habia mandado
el profeta Jeremias, y leyó en el libro las palabras de Yahveh en
la Casa de Yahveh.
9Precisamente en el año quinto de Yoyaquim, hijo de Josias, rey de
Judá, el mes noveno, se proclamaba ayuno general delante de Yahveh,
tanto para el pueblo de Jerusalén como para toda la gente venida de las
ciudades de Judá a Jerusalén.
10Baruc, pues, leyó en el libro las palabras de Jeremias en la Casa de
Yahveh, en la cámara de Guemarias, hijo de Safán el escriba, en
el patio alto, a la entrada de la Puerta Nueva de la Casa de Yahveh, a
oidos de todo el pueblo.
11Oye Miqueas, hijo de Guemarias, hijo de Safán, todas las palabras de
Yahveh según el libro,
12baja a la casa del rey, al cuarto del escriba, y se encuentra con que
alli estaban todos los jefes sentados: el escribano Elisamá, Delaias,
hijo de Semaias, Elnatán, hijo de Akbor, Guemarias, hijo de Safán,
Sedecias, hijo de Jananias, y todos los demás jefes.
13Y Miqueas declaró todas las palabras que habia oido leer a Baruc en
el libro a oidos del pueblo.
14Entonces todos los jefes enviaron a Yehudi, hijo de Netanias, hijo de
Selemias, hijo de Kusi a decir a Baruc: «Toma en tus propias manos el
rollo en el que has leido en voz alta al pueblo y vente.» Baruc, hijo
de Neriyias, tomó el rollo en sus manos y se dirigió adonde ellos.
15Dicenle: «Ea, siéntate y ten a bien leérnoslo a nosotros.» Y Baruc se
lo leyó.
16Como oyeron todas aquellas palabras, se asustaron y dijeron cada cual
a su vecino: «Anunciemos sin falta al rey todas estas palabras.»
17Y a Baruc le pidieron: «Explicanos cómo has escrito todas estas
palabras.»
18Diceles Baruc: «Al dictado. El me recitaba todas estas palabras y yo
las iba escribiendo en el libro con tinta.»
19Dicen los jefes a Baruc: «Vete, escondeos tú y Jeremias, y que nadie
sepa dónde estáis.»
20Y entraron adonde el rey, a la corte (el rollo lo consignaron en la
cámara de Elisamá el escriba) y anunciaron a oidos del rey todas
aquellas palabras.
21Entonces envió el rey a Yehudi a apoderarse del rollo, y éste lo tomó
del cuarto de Elisamá el escriba. Y Yehudi lo leyó en voz alta al rey y
a todos los jefes que estaban en pie en torno al rey.
22El rey estaba sentado en la casa de invierno, - era en el mes noveno
-, con un brasero delante encendido.
23Y asi que habia leido Yehudi tres hojas o cuatro, él las rasgaba con
el cortaplumas del escriba y las echaba al fuego del brasero, hasta
terminar con todo el rollo en el fuego del brasero.
24Ni se asustaron ni se rasgaron los vestidos el rey ni ninguno de sus
siervos que oian todas estas cosas,
25y por más que Elnatán, Delaias y Guemarias suplicaron el rey que no
quemara el rollo, no les hizo caso.
26Luego el rey ordenó a Yerajmeel, hijo del rey, a Seraias, hijo de
Azriel, y a Selemias, hijo de Abdel, apoderarse del escriba Baruc y del
profeta Jeremias, pero Yahveh los ocultó.
27Entonces fue dirigida la palabra de Yahveh a Jeremias - tras de haber
quemado el rey el rollo y las cosas que habia escrito Baruc al dictado
de Jeremias - como sigue:
28«Vuelve a tomar otro rollo y escribe en él todas las cosas que antes
habia en el primer rollo que quemó Yoyaquim, rey de Judá.
29Y a Yoyaquim, rey de Judá, le dices: Asi dice Yahveh: Tú has quemado
aquel rollo, diciendo: “¿Por qué has escrito en él: Vendrá sin falta el
rey de Babilonia y destruirá esta tierra y se llevará cautivos de ella
a hombres y bestias?”
30Por tanto, asi dice Yahveh a propósito de Yoyaquim, rey de Judá: No
tendrá quien le suceda en el trono de David y su propio cadáver
yacerá tirado, expuesto al calor del dia y al frio de la noche.
31Yo pasaré revista a sus culpas y las de su linaje y sus siervos, y
traeré sobre ellos y sobre todos los habitantes de Jerusalén y
los hombres de Judá todo el mal que les dije, sin que hicieran caso.»
32Entonces Jeremias tomó otro rollo, que dio al escriba Baruc, hijo de
Neriyias, y éste escribió al dictado de Jeremias todas las palabras del
libro que habia quemado Yoyaquim, rey de Judá, e incluso se añadió a
aquéllas otras muchas por el estilo.
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Jeremias 37
1Vino a reinar, en vez de Konias, hijo de Yoyaquim, el rey Sedecias,
hijo de Josias, al que Nabucodonosor, rey de Babilonia, puso por
rey en tierra de Judá,
2pero tampoco él ni sus siervos, ni el pueblo de la tierra, hicieron
caso de las palabras que Yahveh habia hablado por medio del profeta
Jeremias.
3El rey Sedecias envió a Yukal, hijo de Selemias, y al sacerdote
Sofonias, hijo de Maaseias, a decir al profeta Jeremias: «¡Ea!
Ruega por nosotros a nuestro Dios Yahveh.»
4Y Jeremias iba y venia en público, pues no le habian encarcelado.
5Las fuerzas de Faraón salieron de Egipto, y al oir hablar de ellos los
caldeos que sitiaban a Jerusalén, levantaron el sitio de
Jerusalén.
6Entonces fue dirigida la palabra de Yahveh al profeta Jeremias:
7Asi dice Yahveh, el Dios de Israel: Asi diréis al rey de Judá que os
envia a mi, a consultarme: He aqui que las fuerzas de Faraón que salian
en vuestro socorro se han vuelto a su tierra de Egipto,
8y volverán los caldeos que atacan a esta ciudad, la tomarán y la
incendiarán.
9Asi dice Yahveh: No cobréis ánimos diciendo: «Seguro que los caldeos
terminarán por dejarnos y marcharse»; porque no se marcharán,
10pues aunque hubieseis derrotado a todas las fuerzas de los caldeos
que os atacan y les quedaren sólo hombres acribillados, se levantarian
cada cual en su tienda e incendiarian esta ciudad.
11Cuando las tropas caldeas estaban levantando el sitio de Jerusalén,
replegándose ante las tropas del Faraón, aconteció que
12Jeremias salia de Jerusalén para ir a tierra de Benjamin a asistir a
un reparto en el pueblo.
13Y encontrándose él en la puerta de Benjamin, donde habia un vigilante
llamado Yiriyias, hijo de Selemias, hijo de Jananias, éste prendió al
profeta Jeremias diciendo: «¡Tú te pasas a los caldeos!»
14Dice Jeremias: «¡Falso! Yo no me paso a los caldeos.» Pero Yiriyias
no le hizo caso, y poniendo preso a Jeremias, le llevó a los jefes,
15los cuales se irritaron contra Jeremias, le dieron de golpes y le
encarcelaron en casa del escriba Jonatán, convertida en prisión.
16Asi que Jeremias ingresó en el calabozo y en las bóvedas y permaneció
alli mucho tiempo.
17El rey Sedecias mandó traerle, y le interrogó en su casa, en secreto:
«¿Hay algo de parte de Yahveh?» Dijo Jeremias: «Lo hay.» Y
añadió: «En mano del rey de Babilonia serás entregado.»
18Y dijo Jeremias al rey Sedecias: «¿En qué te he faltado a ti, a tus
siervos y a este pueblo, para que me hayáis puesto en prisión?
19¿Pues dónde están vuestros profetas que os profetizaban: “No vendrá
el rey de Babilonia contra vosotros ni contra esta tierra?
20Ahora, pues, oiga el rey mi señor, caiga bien en tu presencia mi
petición de gracia y no me vuelvas a casa del escriba Jonatán, no
muera yo alli.»
21Entonces el rey Sedecias mandó que custodiasen a Jeremias en el patio
de la guardia y se le diese un rosco de pan por dia de la calle de los
panaderos, hasta que se acabase todo el pan de la ciudad. Y Jeremias
permaneció en el patio de la guardia.
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Jeremias 38
1Oyeron Sefatias, hijo de Mattán, Guedalias, hijo de Pasjur, hijo de
Malkiyias, las palabras que Jeremias hablaba a todo el pueblo:
2«Asi dice Yahveh: Quien se quede en esta ciudad, morirá de espada, de
hambre y de peste, mas el que se entregue a los caldeos vivirá, y eso
saldrá ganando.
3Asi dice Yahveh: Sin remisión será entregada esta ciudad en mano de
las tropas del rey de Babilonia, que la tomará.»
4Y dijeron aquellos jefes al rey: «Ea, hágase morir a ese hombre,
porque con eso desmoraliza a los guerreros que quedan en esta ciudad y
a toda la plebe, diciéndoles tales cosas. Porque este hombre no procura
en absoluto el bien del pueblo, sino su daño.»
5Dijo el rey Sedecias: «Ahi le tenéis en vuestras manos, pues nada
podria el rey contra vosotros.»
6Ellos se apoderaron de Jeremias, y lo echaron a la cisterna de
Malkiyias, hijo del rey, que habia en el patio de la guardia,
descolgando a Jeremias con sogas. En el pozo no habia agua, sino fango,
y Jeremias se hundió en el fango.
7Pero Ebed Mélek el kusita - un eunuco de la casa del rey - oyó que
habian metido a Jeremias en la cisterna. El rey estaba sentado en la
puerta de Benjamin.
8Salió Ebed Mélek de la casa del rey, y habló al rey en estos términos:
9«Oh mi señor el rey, está mal hecho todo cuanto esos hombres han hecho
con el profeta Jeremias, arrojándole a la cisterna. Total lo mismo se
iba a morir de hambre, pues no quedan ya viveres en la ciudad.»
10Entonces ordenó el rey a Ebed Mélek el kusita: «Toma tú mismo de aqui
treinta hombres, y subes al profeta Jeremias del pozo antes de que
muera.»
11Ebed Mélek tomó consigo a los hombres y entrando en la casa del rey,
al vestuario del tesoro, tomó alli deshechos de paños y telas, y
con sogas los descolgó por la cisterna hasta Jeremias.
12Dijo Ebed Mélek el kusita a Jeremias: «Hala, ponte los deshechos de
paños y telas entre los sobacos y las sogas.» Asi lo hizo Jeremias,
13y halando a Jeremias con las sogas le subieron de la cisterna. Y
Jeremias se quedó en el patio de la guardia.
14Entonces el rey Sedecias mandó traer al profeta Jeremias a la entrada
tercera que habia en la Casa de Yahveh, y dijo el rey a Jeremias: «Yo
te pregunto una cosa: no me ocultes nada.»
15Dijo Jeremias a Sedecias: «Si te soy sincero, seguro que me matarás;
y aunque te aconseje, no me escucharás.»
16El rey Sedecias juró a Jeremias en secreto: «Por vida de Yahveh, y
por la vida que nos ha dado, que no te haré morir ni te entregaré
en manos de estos hombres que andan buscando tu muerte.»
17Dijo Jeremias a Sedecias: «Asi dice Yahveh, el Dios Sebaot, el Dios
de Israel: Si sales a entregarte a los jefes del rey de Babilonia,
vivirás tú mismo y esta ciudad no será incendiada: tanto tú como los
tuyos viviréis.
18Pero si no te entregas a los jefes del rey de Babilonia, esta ciudad
será puesta en manos de los caldeos e incendiada, y tú no escaparás de
sus manos.»
19Dijo el rey Sedecias a Jeremias: «Me preocupan los judios que se han
pasado a los caldeos, no vaya a ser que me entreguen en sus
manos, y éstos hagan mofa de mi.»
20Pero replicó Jeremias: «No te entregarán. ¡Ea!, oye la voz de Yahveh
en esto que te digo, que te resultará bien y quedarás con vida.
21Mas si rehusas a salir, esto es lo que me ha mostrado Yahveh.
22Mira que todas las mujeres que han permanecido en la casa del rey de
Judá serán sacadas adonde los jefes del rey de Babilonia, e irán
diciendo: Te empujaron y pudieron contigo aquellos con quienes te
saludabas. Se hundieron en el lodo tus pies, hiciéronse atrás.
23Y a todas tus mujeres y tus hijos irán sacando adonde los caldeos, y
tú no escaparás de ellos, sino que en manos del rey de Babilonia serás
puesto, y esta ciudad será incendiada.»
24Entonces dijo Sedecias a Jeremias: «Que nadie sepa nada de esto, y no
morirás.
25Aunque se enteren los jefes de que he estado hablando contigo, y
viniendo a ti te digan: “Decláranos qué has dicho al rey sin
ocultárnoslo, y asi no te mataremos, como también lo que el rey te ha
hablado”,
26tú les dirás: “He pedido al rey la gracia de que no se me devuelva a
casa de Jonatán a morirme alli.”»
27En efecto, vinieron todos los jefes a Jeremias, le interrogaron, y él
les respondió conforme a lo que queda dicho que le habia mandado el
rey: y ellos quedaron satisfechos, porque nada se sabia de lo hablado.
28Asi quedó Jeremias en el patio de la guardia, hasta el dia en que fue
tomada Jerusalén. Ahora bien, cuando fue tomada Jerusalén...
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Jeremias 39
1En el año nueve de Sedecias, rey de Judá, el décimo mes, vino
Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército contra Jerusalén,
y la sitiaron.
2En el año once de Sedecias, el cuarto mes, el nueve del mes, se abrió
una brecha en la ciudad,
3y entraron todos los jefes del rey de Babilonia y se instalaron en la
Puerta Central: Nergal Sareser, Samgar Nebo, Sar Sekim, jefe superior,
Nergal Sareser, alto funcionario y todos los demás jefes del rey de
Babilonia.
4Al verles Sedecias, rey de Judá, y todos los guerreros, huyeron de la
ciudad salieron de noche camino del parque del rey por la puerta que
está entre los dos muros, y se fueron por el camino de la Arabá.
5Las tropas caldeas les persiguieron y dando alcance a Sedecias en los
llanos de Jericó, le prendieron y le subieron a Riblá, en tierra de
Jamat, adonde Nabucodonosor, rey de Babilonia, que lo sometió a juicio.
6Y el rey de Babilonia degolló a los hijos de Sedecias en Riblá a la
vista de éste; luego el rey de Babilonia degolló a toda la aristocracia
de Judá,
7y habiendo cegado los ojos a Sedecias le ató con doble cadena de
bronce para llevárselo a Babilonia.
8Los caldeos incendiaron la casa del rey y las casas del pueblo y
demolieron los muros de Jerusalén;
9cuanto al resto del pueblo que quedaba en la ciudad, a los desertores
que se habian pasado a él y a los artesanos restantes los deportó
Nebuzaradán, jefe de la guardia, a Babilonia.
10En cuanto a la plebe baja, los que no tienen nada, hizoles quedar
Nebuzaradán, jefe de la guardia, en tierra de Judá, y en aquella
ocasión les dio viñas y parcelas.
11Nabucodonosor, rey de Babilonia, habia dado instrucciones a
Nebuzaradán, jefe de la guardia, respecto a Jeremias en este sentido:
12«Préndele y tenle a la vista; y no le hagas daño alguno, antes harás
con él lo que él mismo te diga.»
13Entonces (Nebuzaradán, jefe de la guardia) Nebusazbán, jefe superior,
Nergal Sareser, oficial superior, y todos los grandes del rey de
Babilonia
14enviaron en busca de Jeremias, y lo confiaron a Godolias, hijo de
Ajicam, hijo de Safán, para que le hiciese salir a casa, y
permaneció entre la gente.
15Estando Jeremias detenido en el patio de la guardia, le habia sido
dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
16Vete y dices a Ebed Mélek el kusita: Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios
de Israel: Mira que yo hago llegar mis palabras a esta ciudad para su
daño, que no para su bien, y tú serás testigo en aquel dia,
17pero yo te salvaré a ti aquel dia - oráculo de Yahveh - y no serás
puesto en manos de aquellos cuya presencia evitas temeroso,
18antes bien te libraré, y no caerás a espada. Saldrás ganando la
propia vida, porque confiaste en mi - oráculo de Yahveh.
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Jeremias 40
1Palabra dirigida a Jeremias de parte de Yahveh, luego que Nebuzaradán,
jefe de la guardia, le dejó libre en Ramá, cuando le tomó aparte,
estando él esposado con todos los deportados de Jerusalén y Judá que
iban camino de Babilonia.
2En efecto, el jefe de la guardia tomó aparte a Jeremias y le dijo: «Tu
Dios Yahveh habia predicho esta desgracia a este lugar,
3y lo ha cumplido. Yahveh ha hecho conforme habia predicho. Y esto os
ha sucedido porque pecasteis contra Yahveh y no oisteis su voz.
4Ahora bien, desde hoy te suelto las esposas de tus muñecas. Si te
parece bien venirte conmigo a Babilonia, vente, y yo miraré por ti.
Pero si te parece mal venirte conmigo a Babilonia, déjalo. Mira, tienes
toda la tierra por delante; adonde mejor y más cómodo te parezca ir,
vete.»
5Aún no habia dado media vuelta cuando le dijo: «Vuelve adonde
Godolias, hijo de Ajicam, hijo de Safán, a quien el rey de
Babilonia ha encargado de las ciudades de Judá, y quédate a vivir con
él entre esta gente. En suma, vete adonde mejor te acomode.» Luego el
jefe de la guardia le proporcionó algunos viveres y ayuda de costa y le
despidió.
6Jeremias, por su parte, vino al lado de Godolias, hijo de Ajicam, a
Mispá, y se quedó a vivir con él entre la población que habia quedado
en el pais.
7Todos los jefes de guerrilleros, asi como sus hombres, oyeron cómo el
rey de Babilonia habia encargado del pais a Godolias, hijo de
Ajicam, y cómo le habia encargado de los hombres, mujeres, niños y de
aquella gente baja de la tierra, que no habian sido deportados a
Babilonia,
8y fueron donde Godolias, a Mispá, Ismael, hijo de Netanias, Yojanán y
Jonatán, hijo de Caréaj, Seraias, hijo de Tanjumet, los hijos de Efay
el netofita y Yaazanias de Maaká en compañia de sus hombres.
9Godolias, hijo de Ajicam, hijo de Safán, les hizo un juramento a ellos
y a sus hombres: «No temáis ser siervos de los caldeos. Quedaos en el
pais y servid al rey de Babilonia, y os irá bien.
10Por mi parte, aqui me tenéis establecido en Mispá, para responder a
los caldeos que vengan a nosotros; y vosotros cosechad vino,
mieses y aceite, metedlo en vuestras vasijas, y vivid en las ciudades
que hayáis recuperado.»
11También todos los judios que habia en Moab, entre los ammonitas, y en
Edom, y los que habia en todos los demás paises oyeron que habia dejado
el rey de Babilonia un resto a Judá y que habia encargado de él a
Godolias, hijo de Ajicam, hijo de Safán.
12Todos estos judios regresaron de los distintos lugares adonde se
habian refugiado y venidos al pais de Judá, junto a Godolias, a Mispá,
cosecharon vino y mieses en gran abundancia.
13Entonces Yojanán, hijo de Caréaj, y todos sus jefes de guerrilleros
vinieron adonde Godolias a Mispá
14y le dijeron: «¿Sabes que Baalis, rey de los ammonitas, ha enviado a
Ismael, hijo de Netanias, para asesinarte?» Godolias, hijo de Ajicam,
no les dio crédito.
15Entonces Yojanán, hijo de Caréaj, dijo a Godolias secretamente en
Mispá: «Ea, iré yo y asestaré el golpe a Ismael, hijo de Netanias, sin
que nadie lo sepa. ¿Por qué tiene que asesinarte él a ti, lo que
supondria la desbandada de todo Judá, apiñado en torno tuyo, y la
pérdida del resto de Judá?»
16Godolias, hijo de Ajicam, replicó a Yojanán, hijo de Caréaj: «No
hagas eso, porque es falso lo que dices de Ismael.»
INICIO
Jeremias 41
1Pues bien, el mes séptimo, Ismael, hijo de Netanias, hijo de Elisamá,
de linaje real, se dirigió en compañia de algunos grandes del rey y
diez hombres a Godolias, hijo de Ajicam, a Mispá, y alli en Mispá
comieron juntos.
2Se levantó Ismael, hijo de Netanias, y los diez que estaban con él, y
acuchillaron a Godolias, hijo de Ajicam, hijo de Safán, y dieron muerte
a aquel a quien el rey de Babilonia habia encargado del pais.
3También mató Ismael a todos los judios que estaban con él, con
Godolias, en Mispá y a los guerreros caldeos que se hallaban alli.
4Era al dia siguiente del asesinato de Godolias, y nadie lo sabia.
5Unos hombres venian de Siquem de Silo y de Samaria, ochenta entre
todos, la barba raida, harapientos y arañados, portadores de oblaciones
e incienso que traian a la Casa de Yahveh.
6Salió Ismael, hijo de Netanias, a su encuentro desde Mispá. Iba
llorando mientras caminaba, y llegando junto a ellos, les dijo:
«Venid adonde Godolias, hijo de Ajicam.»
7Y asi que hubieron entrado dentro de la ciudad, Ismael, hijo de
Netanias, los degolló con la ayuda de sus hombres, y los echó dentro de
una cisterna.
8Entre aquellos hombres hubo diez que dijeron a Ismael: «No nos mates,
que en el campo tenemos escondites de trigo, cebada, aceite y miel.» Y
no les mató como a sus hermanos.
9La cisterna adonde echó Ismael todos los cadáveres de los hombres que
mató, era la cisterna grande. Es la que hizo el rey Asá para prevenirse
contra Basá, rey de Israel; Ismael, hijo de Netanias, la llenó de
asesinados.
10Luego Ismael hizo prisioneros a todo el resto del pueblo que quedaba
en Mispá, a las hijas del rey y a todo el pueblo que quedaba en Mispá,
que Nebuzaradán, jefe de la guardia, habia encomendado a Godolias, hijo
de Ajicam; y de madrugada se fue Ismael, hijo de Netanias, a pasarse a
los ammonitas.
11Oyó Yojanán, hijo de Caréaj, y todos los jefes de las fuerzas que le
acompañaban, todos los crimenes que habia hecho Ismael, hijo de
Netanias.
12Tomando a todos sus hombres fueron a luchar con Ismael, hijo de
Netanias, al que encontraron junto a la gran alberca, que está en
Gabaón.
13Apenas toda la gente que esta con Ismael vio a Yojanán, hijo de
Caréaj, y a todos los jefes de las fuerzas que le acompañaban, se
llenaron de gozo,
14y dando media vuelta toda aquella gente que Ismael llevaba prisionera
de Mispá, regresaron al lado de Yojanán, hijo de Caréaj,
15en tanto que Ismael, hijo de Netanias, se escapaba de Yojanán con
ocho hombres, rumbo a los ammonitas.
16Yojanán, hijo de Caréaj, y todos los jefes de las fuerzas que le
acompañaban recogieron de Mispá a todo el resto de la gente que Ismael,
hijo de Netanias, habia hecho prisionera después que hubo matado a
Godolias, hijo de Ajicam - hombres, gente de guerra, mujeres, niños y
eunucos -, a los cuales hizo volver de Gabaón.
17Ellos se fueron y se instalaron en el Refugio de Kimham, que está al
lado de Belén, para seguir luego hasta Egipto
18huyendo de los caldeos, pues les temian por haber matado Ismael, hijo
de Netanias, a Godolias, hijo de Ajicam, a quien el rey de
Babilonia habia encargado del pais.
INICIO
Jeremias 42
1Entonces se llegaron todos los jefes de las fuerzas, asi como Yojanán,
hijo de Caréaj, Azarias, hijo de Hosaias y el pueblo en masa, del chico
al grande,
2y dijeron al profeta Jeremias: «Caiga bien nuestra demanda de favor
ante ti, y ruega a tu Dios Yahveh por nosotros, por todo este resto,
pues hemos quedado pocos de muchos que éramos, como tus ojos están
viendo,
3y que nos indique tu Dios Yahveh el camino por donde hemos de ir y lo
que hemos de hacer.»
4Diceles el profeta Jeremias: «De acuerdo: ahora mismo me pongo a rogar
a vuestro Dios Yahveh como decis, y sea cual fuere la respuesta
de Yahveh para vosotros, yo os la declararé sin ocultaros palabra.»
5Y ellos dijeron a Jeremias: «Séanos Yahveh testigo veraz y leal, si no
obramos conforme a cualquier mensaje que tu Dios Yahveh te envia para
nosotros.
6Sea grata o sea ingrata, nosotros oiremos la voz de nuestro Dios
Yahveh a quien te enviamos, por cuanto que bien nos va cuando oimos la
voz de nuestro Dios Yahveh.»
7Pues bien, al cabo de diez dias fue dirigida la palabra de Yahveh a
Jeremias.
8Este llamó a Yojanán, hijo de Caréaj, a todos los jefes de las fuerzas
que habia con él y al pueblo todo, del chico al grande,
9y les dijo: «Asi dice Yahveh, el Dios de Israel, a quien me habéis
enviado en demanda de su favor:
10Si os quedáis a vivir en esta tierra, yo os edificaré y no os
destruiré, os plantaré y no os arrancaré, porque me pesa del mal que os
he hecho.
11No temáis al rey de Babilonia, que tanto os asusta: no temáis nada de
él - oráculo de Yahveh - que con vosotros estoy yo para salvaros
y libraros de su mano.
12Haré que se os tenga compasión y él os la tendrá y os devolverá a
vuestro suelo.
13Pero si decis vosotros: “No nos quedamos en este pais”, desoyendo asi
la voz de vuestro Dios Yahveh,
14diciendo: “No, sino que al pais de Egipto iremos, donde no veamos
guerra, ni oigamos toque de cuerno, ni tengamos hambre de pan, y
alli nos quedaremos”;
15¡pues bien! en ese caso, oid la palabra de Yahveh, oh resto de Judá.
Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Si vosotros enderezáis rumbo
a Egipto, y entráis como refugiados alli,
16entonces la espada que teméis os alcanzará alli en Egipto, y el
hambre que receláis, allá os irá pisando los talones; y alli, en Egipto
mismo, moriréis.
17Asi sucederá que todos los que enderecen rumbo a Egipto como
refugiados morirán por la espada, por el hambre y por la peste, y no
les quedará superviviente ni evadido del daño que yo traiga sobre ellos.
18Porque asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Como se vertió mi
ira y mi cólera sobre los habitantes de Jerusalén, asi se verterá mi
cólera contra vosotros como entréis en Egipto, y seréis tema de
imprecación y asombro, de maldición y oprobio, y no veréis más este
lugar.
19Ha dicho Yahveh respecto a vosotros, resto de Judá: “No entréis en
Egipto.” Podéis estar seguros que os lo he avisado hoy,
20que os estáis engañando a vosotros mismos, pues que vosotros me
habéis enviado a vuestro Dios Yahveh diciendo: “Ruega por nosotros a
nuestro Dios Yahveh, y cuanto diga nuestro Dios Yahveh nos lo declaras,
que lo haremos.”
21Yo os lo he declarado hoy, pero no hacéis caso de vuestro Dios Yahveh
en nada de cuanto me ha enviado a deciros.
22Ahora, pues, podéis estar seguros de que por la espada, el hambre y
la peste moriréis en aquel lugar adonde deseáis refugiaros.»
INICIO
Jeremias 43
1Ahora bien, asi que hubo acabado Jeremias de transmitir a todo el
pueblo el recado de Yahveh su Dios, que Yahveh le habia dado para ellos,
2dijo Azarias, hijo de Hosaias, y también Yojanán, hijo de Caréaj, y
todos los hombres insolentes se pusieron a decir a Jeremias:
«Estás mintiendo. No te ha encargado nuestro Dios Yahveh decir: “No
vayáis a Egipto como refugiados alli”».
3Sino que Baruc, hijo de Neriyias, te azuza contra nosotros con objeto
de ponernos en manos de los caldeos para que nos hagan morir y nos
deporten a Babilonia.
4Además, ni Yojanán, hijo de Caréaj, ni ninguno de los jefes de las
tropas, ni nadie del pueblo escuchó la voz de Yahveh que mandaba
quedarse en tierra de Judá;
5antes bien, Yojanán, hijo de Caréaj, y todos los jefes de las tropas
tomaron consigo a todo el resto de Judá, los que habian
regresado, para habitar en tierra de Judá, de todas las naciones adonde
habian sido rechazados:
6a hombres, mujeres, niños, a las hijas del rey y a toda persona que
Nebuzaradán, jefe de la guardia, habia dejado en paz con
Godolias, hijo de Ajicam, hijo de Safán, y también al profeta Jeremias
y a Baruc, hijo de Neriyias,
7y entrando en la tierra de Egipto, - pues desoyeron la voz de Yahveh
-, se adentraron hasta Tafnis.
8Entonces fue dirigida la palabra de Yahveh a Jeremias en Tafnis como
sigue:
9Toma en tus manos piedras grandes, y las hundes en el cemento de la
terraza que hay a la entrada del palacio de Faraón en Tafnis, a vista
de los judios,
10y les dices: Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: He aqui que
yo mando en busca de mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, y
pondrá su sede por encima de estas piedras que he enterrado, y
desplegaré su pabellón sobre ellas.
11Vendrá y herirá a Egipto, quien sea para la muerte, a la muerte;
quien para el cautiverio, al cautiverio; quien para la espada, a la
espada;
12y prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto, los
incendiará, y a los dioses les hará cautivos. Despiojará a Egipto
como despioja un pastor su zalea, y saldrá de alli victorioso.
13Romperá los cipos de Bet Semes que hay en Egipto, y los templos de
los dioses egipcios abrasará.
INICIO
Jeremias 44
1Palabra que fue dirigida a Jeremias con destino a todos los judios
establecidos en territorio egipcio en Migdol, Tafnis, Nof, y en
territorio de Patrós.
2Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Vosotros habéis visto la
calamidad que he acarreado a Jerusalén y a todas las ciudades de
Judá, y ahi las tenéis arruinadas hoy en dia, sin que haya en ellas
habitante,
3en vista de la maldad que hicieron para irritarme, yendo a incensar y
servir a otros dioses desconocidos de ellos, de vosotros y de vuestros
padres.
4Yo me afané por enviaros a todos mis siervos, los profetas, a deciros:
«Ea, no hagáis esta abominación que detesto.»
5Mas no oyeron ni aplicaron el oido para convertirse de su malicia y
dejar de incensar a otros dioses.
6Derramóse mi cólera y mi ira y ardió en las ciudades de Judá y en las
calles de Jerusalén, que fueron reducidas a ruinas desoladas,
como lo están hoy dia.
7Ahora, pues, asi dice Yahveh, el Dios Sebaot, el Dios de Israel: ¿Por
qué os hacéis tanto daño a vosotros mismos, hasta borraros a hombre y
mujer, niño y lactante de en medio de Judá sin que os quede resto,
8irritándome con las hechuras de vuestras manos, quemando incienso a
otros dioses en Egipto, adonde habéis venido como refugiados, como
queriendo acabar de borraros a vosotros mismos y acabar en tema de
maldición y oprobio en todas las naciones de la tierra?
9¿Si será que habéis olvidado las maldades de vuestros padres y las de
los reyes de Judá y de sus caudillos, y las propias vuestras y las de
vuestras mujeres; maldades que hacian en tierra de Judá y en las calles
de Jerusalén?
10No se han compungido hasta la fecha, ni han temido ni andado en la
Ley y los preceptos que propuse a vosotros y a vuestros padres.
11Por tanto, asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Mirad que yo me
fijo en vosotros para mal, y para raer a todo Judá.
12Echaré mano al resto de Judá - los que enderezaron rumbo a Egipto,
para entrar alli como refugiados - y serán acabados todos ellos
en Egipto, y caerán por la espada, por el hambre serán acabados. Del
chico al grande por la espada y por el hambre morirán, y serán tema de
imprecación y asombro, de maldición y oprobio.
13Visitaré a los que viven en Egipto, lo mismo que visité a Jerusalén:
con la espada, el hambre y la peste,
14y del resto de Judá, que, como refugiados vinieron acá a Egipto, no
quedará evadido ni superviviente para volver a tierra de Judá, adonde
se prometen volver para quedarse alli, porque ya no volverán más que
algunos huidos.
15Respondieron a Jeremias todos los hombres que sabian que sus mujeres
quemaban incienso a otros dioses, y todas las mujeres presentes -
una gran concurrencia - y todo el pueblo establecido en territorio
egipcio, en Patrós:
16«En eso que nos has dicho en nombre de Yahveh, no te hacemos caso,
17sino que cumpliremos precisamente cuanto tenemos prometido, que es
quemar incienso a la Reina de los Cielos y hacerle libaciones,
como venimos haciendo nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y
nuestros jefes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén,
que nos hartábamos de pan, éramos felices y ningún mal nos sucedia.
18En cambio, desde que dejamos de quemar incienso a la Reina de los
Cielos y de hacerle libaciones, carecemos de todo, y por la espada y el
hambre somos acabados.»
19«Pues y cuando nosotras quemábamos incienso a la Reina de los Cielos
y nos dedicábamos a hacerle libaciones, ¿ acaso sin contar con nuestros
maridos le haciamos pasteles con su efigie derramando libaciones?»
20Jeremias dijo a todo el pueblo, a hombres, a mujeres y a todos sus
interlocutores:
21«¿No es aquel incienso que ofreciais en las ciudades de Judá y en las
calles de Jerusalén vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y jefes
y el pueblo de la tierra lo que ha recordado Yahveh y le ha venido a
las mientes?
22¿Y no pudiendo Yahveh aguantar más el espectáculo de vuestras malas
acciones, de las abominaciones que habiais hecho, ha venido a ser
la tierra vuestra una ruina, tema de pasmo y maldición y sin habitantes
- como lo es hoy dia -;
23y porque ofrecisteis incienso y pecasteis contra Yahveh y desoisteis
la voz de Yahveh, y no os condujisteis según su Ley, sus
preceptos y sus estatutos, pronunció contra vosotros esta calamidad,
como sucede hoy dia?»
24Y dijo Jeremias a todo el pueblo y a todas las mujeres: «Oid la
palabra de Yahveh - todo Judá, los que vivis en Egipto -.
25Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Vosotros y vuestras
mujeres hablasteis con vuestras bocas, y con vuestras manos
cumplisteis lo dicho: “Sin falta realizaremos los votos que hicimos de
quemar incienso a la Reina de los Cielos y de hacerle libaciones.”
Mantened, pues, vosotras vuestros votos y realizad vuestros votos sin
falta.
26Empero, oid la palabra de Yahveh, todo Judá, los que vivis en Egipto.
Mirad que yo he jurado por mi gran Nombre - dice Yahveh - que no será
más mi Nombre pronunciado por boca de ninguno de Judá que diga: “¡Por
vida del Señor Yahveh!” en toda la tierra de Egipto.
27Mirad que yo estoy alerta sobre ellos para mal, no para bien, y serán
consumidos todos los de Judá que están en Egipto, por la espada y el
hambre hasta su acabamiento,
28sólo unos pocos, escapados de la espada, volverán de Egipto a Judá y
sabrá todo el resto de Judá, los que han venido a Egipto como
refugiados aqui, qué palabra se mantendrá: si la mia o la suya.
29Y esto será para vosotros señal - oráculo de Yahveh - de que os
visito yo en este lugar, de suerte que sepáis que han de mantenerse sin
falta mis palabras para desgracia vuestra.
30Asi dice Yahveh: Mirad que yo entrego al Faraón Jofrá, rey de Egipto,
en manos de sus enemigos y de los que buscan su muerte, como
entregué a Sedecias, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de
Babilonia, su enemigo, que buscaba su muerte.»
INICIO
Jeremias 45
1Palabra que dijo el profeta Jeremias a Baruc, hijo de Neriyias, cuando
éste copiaba estas palabras en un libro al dictado de Jeremias, en el
año cuarto de Yoyaquim, hijo de Josias, rey de Judá.
2Asi dice Yahveh, el Dios de Israel, respecto a ti, oh Baruc:
3Tú dijiste: «¡Ay de mi, que añade Yahveh congoja a mi sufrimiento! Me
he agotado en mi jadeo, pero sosiego no hallé.»
4Asi le dirás: Esto dice Yahveh: Mira que lo que edifiqué, yo lo
derribo, y aquello que planté, yo lo arranco, esto por toda la
tierra.
5¡Y tú andas buscándote grandezas! No las busques porque mira que yo
traigo desgracia sobre toda carne - oráculo de Yahveh - pero a ti te
daré la vida salva por botin a donde quiera que vayas.
INICIO
Jeremias 46
1Lo que fue dicho por Yahveh al profeta Jeremias sobre las naciones.
2Para Egipto. Sobre el ejército del Faraón Nekó, rey de Egipto, que
estuvo sobre el rio Eufrates, en Karkemis, al cual batió Nabucodonosor,
rey de Babilonia, el año cuarto de Yoyaquim, hijo de Josias, rey de
Judá.
3Ordenad escudo y pavés, y avanzad a la batalla.
4Uncid los caballos y montad, caballeros. Poneos firmes con los cascos,
pulid las lanzas, vestios las cotas.
5¡Pero qué veo! Ellos se desmoralizan, retroceden, y sus valientes son
batidos y huyen a la desbandada sin dar la cara. Terror por doquier -
oráculo de Yahveh -.
6No huirá el ligero, ni escapará el valiente: al norte, a la orilla del
Eufrates, tropezaron y cayeron.
7¿Quién es ése que como el Nilo sube, y como los rios de entrechocantes
aguas?
8Egipto como el Nilo sube, y como rios de entrechocantes aguas. Y dice:
«Voy a subir, voy a cubrir la tierra. Haré perecer a la ciudad y a los
que viven en ella.
9Subid, caballos, y enfureceos, carros, y salgan los valientes de Kus y
de Put que manejan escudo, y los ludios que asestan el arco.»
10Aquel dia será para el Señor Yahveh, dia de venganza para vengarse de
sus adversarios. Devorará la espada y se hartará y se abrevará de su
sangre; pues será la matanza de Yahveh Sebaot en la tierra del norte,
cabe el rio Eufrates.
11Sube a Galaad y recoge bálsamo, virgen, hija de Egipto; en vano
menudeas las curas: alivio no hay para ti.
12Han oido las naciones tu deshonra, y tu alarido llenó la tierra,
porque valiente contra valiente tropezaron, a una cayeron entrambos.
13La palabra que habló Yahveh al profeta Jeremias acerca de la venida
de Nabucodonosor, rey de Babilonia, para atacar a Egipto.
14Anunciad en Egipto y hacedlo oir en Migdol, y hacedlo en Nof y en
Tafnis. Decid: Tente tieso y erguido, que ha devorado la espada tus
contornos.
15¡Cómo es que ha huido Apis y tu forzudo no se ha sostenido! Es que
Yahveh le empujó.
16Hizo menudear los tropezones, hasta hacer caer al uno sobre el otro;
y decia: «Arriba, y volvamos a nuestro pueblo y a nuestra patria, ante
la espada irresistible.»
17Llamad a Faraón, rey de Egipto: «Ruido. - Dejó pasar la ocasión.»
18¡Por vida mia! - oráculo del Rey cuyo nombre es Yahveh Sebaot - que
cual el Tabor entre los montes, y como el Carmelo sobre el mar ha de
venir.
19Avios de destierro haz para ti, población, hija de Egipto, porque Nof
parará en desolación, y quedará arrasada sin habitantes.
20Novilla hermosisima era Egipto: un tábano del norte vino sobre ella.
21Asimismo sus mercenarios que habia en ella eran como novillos de
engorde. Pues también ellos volvieron la cara, huyeron a una, sin
pararse, cuando el dia de su infortunio les sobrevino, el tiempo de su
castigo.
22Una voz emite como de serpiente que silba, mientras en torno suyo
andan y con hachas le acometen, como leñadores.
23Talaron su selva - oráculo de Yahveh - porque era impenetrable, pues
eran más numerosos que la langosta, y no se les podia contar.
24Han puesto en vergüenza a la hija de Egipto: ha sido entregada al
pueblo del norte.
25Dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: He aqui que yo visito a Amón
de No, a Faraón y a Egipto y a sus dioses y reyes, a Faraón y a los que
confian en él,
26y los pongo en manos de los que buscan su muerte, en manos de
Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de sus siervos; tras
de lo cual será repoblado como antaño - oráculo de Yahveh.
27Pero tú no temas, siervo mio Jacob, ni desmayes, Israel, pues mira
que yo acudo a salvarte desde lejos y a tu linaje del pais de su
cautiverio; volverá Jacob, se sosegará y estará tranquilo, y no habrá
quien le inquiete.
28Tú no temas, siervo mio Jacob, - oráculo de Yahveh - que contigo
estoy yo, pues acabaré con todas las naciones adonde te empujé, pero
contigo no acabaré; aunque si te corregiré como conviene, ya que impune
no te dejaré.
INICIO
Jeremias 47
1Lo que fue dicho por Yahveh al profeta Jeremias sobre los filisteos,
en visperas de batir el Faraón a Gaza.
2Asi dice Yahveh: He aqui unas aguas que suben del norte y se hacen
torrente inundante, y van a inundar la tierra y lo que la llena, la
ciudad y los que moran en ella; y clamará la gente, y ululará todo
morador de la tierra
3al son del galopar de los caballos de sus adalides, al ruido de sus
carros y al estrépito de sus ruedas. No se volverán padres a hijos, por
el cansancio de sus brazos,
4hasta que llegue el dia de asolar a toda Filistea, y de raer a Tiro y
a Sidón todo auxiliar fugado, porque va a asolar Yahveh a Filistea,
residuo de la isla de Kaftor.
5Llegó la rapadura a Gaza, muda ha quedado Ascalón; tú, el resto de su
valle, ¿hasta cuándo te arañarás?
6¡Ay, espada de Yahveh! ¿Cómo va a estarse quieta? Recógete a tu vaina,
date reposo y calla.
7¿Cómo va a estarse quieta, si Yahveh la mandó? En Ascalón y el litoral
maritimo, allá la citó.
INICIO
Jeremias 48
1Sobre Moab. Asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: ¡Ay de Nebo,
porque ha sido saqueada! Está confusa, ha sido tomada Quiryatáyim. Está
confusa la acrópolis y anonadada.
2Ya no existe la prez de Moab. En Jesbón han planeado su ruina: «Vamos
y borrémosla de entre las naciones.» También a ti, Madmén, se te hará
callar. La espada te va a la zaga.
3Gritos desde Joronáyim, devastación y quebranto grande.
4Quebrantada fue Moab. Hácense oir los gritos de sus pequeños.
5La cuesta de Lujit, llorando se la suben, y a la bajada de Joronáyim
gritos desgarrados se oyen.
6«Huid, poneos en salvo, haced como el onagro en el desierto.»
7En réplica a tu confianza en tus obras y tus tesoros, también tú eres
tomada, y sale Kemós desterrado, sus sacerdotes y jefes a una,
8Viene el devastador a todas las ciudades, y ni una ciudad se salva. Y
se pierde el valle, y es asolada la meseta: tal ha dicho Yahveh.
9Dad alas, a Moab, porque ha de salir volando, y sus ciudades se
volverán desolación sin nadie que las habite.
10(Maldito quien haga el trabajo de Yahveh con dejadez, y maldito el
que prive a sus espada de sangre).
11Tranquilo estaba Moab desde su mocedad, y quieto se estaba en sus
atalayas. Nunca fue trasegado, ni al destierro marchó. Por eso le
duraba su gusto, y su sabor no se picó.
12Empero, he aqui que dias vienen, - oráculo de Yahveh - en que yo le
he de enviar decantadores que lo decanten. Sus vasijas vaciarán, y sus
odres reventarán.
13Se avergonzará Moab de Kemós, como se avergonzó la casa de Israel de
Betel, en el que confiaba.
14¿Cómo decis: «Valientes somos, y hombres fuertes para la guerra»?
15Moab está devastado; han escalado sus ciudades, y la flor de sus
mancebos bajaron a la matanza - oráculo del Rey cuyo nombre es Yahveh
Sebaot.
16El infortunio de Moab es inminente, y su calamidad se precipita.
17Lloradle, todos sus vecinos y todos los que conocen su nombradia.
Decid: «¿Cómo ha sido quebrantada la vara poderosa, el báculo
precioso?»
18Desciende del honor y siéntate en la tierra seca, población hija de
Dibón, porque el devastador de Moab ha subido contra ti, ha destruido
tus fortalezas.
19En el camino párate y otea, población de Aroer; pregunta al fugitivo
y al escapado; di: «¿Qué ha sucedido?»
20Confuso está Moab porque fue destruido. Ululad y clamad. Anunciad en
el Arnón que ha sido saqueado Moab.
21Y la sentencia ha llegado a la meseta, a Jolón, a Yahsá y a Mefaat,
22a Dibón, a Nebo y a Bet Diblatáyim,
23a Quiryatáyim, a Bet Gamul y a Bet Maón,
24a Queriyyot, a Bosrá y a todas las ciudades de la tierra de Moab, las
lejanas y las cercanas.
25«Se partió el cuerno de Moab y su brazo se rompió», - oráculo de
Yahveh -.
26Emborrachadle porque contra Yahveh se engrandeció. Moab se revolcará
en su vómito, y quedará en ridiculo él también.
27Pues qué, ¿no te pareció a ti ridiculo Israel? ¿o quizá entre
ladrones fue sorprendido, que siempre que hablas de él meneas la
cabeza?
28«Dejad las ciudades y acomodaos en la peña, habitantes de Moab, sed
como la paloma cuando anida en las paredes de las simas...»
29Hemos oido la arrogancia de Moab: ¡es muy arrogante!, su orgullo, su
arrogancia, su altaneria y la soberbia de su corazón.
30Conozco - oráculo de Yahveh - su presunción, y que sus bravatas no
son como sus hechos.
31Asi que, por Moab ulularé y por Moab entero gritaré; por los hombres
de Quir Jeres suspiraré:
32Más que se lloró a Yazer lloraré por ti, ¡oh viña de Sibmá! Tus
sarmientos pasaban la mar, hasta Yazer alcanzaban. Sobre tu cosecha y
sobre tu vendimia el saqueador se abatió,
33y fue quitada alegria y alborozo de Carmelo y del pais de Moab, y el
vino a los trujales he quitado, no se oye el grito alegre del pisador,
ya no se oyen gritos.
34De tanto gritar en Jesbón, hasta Elalé, hasta Yahas llegaron las
voces desde Soar hasta Joronáyim, - Eglat Selisiyyá -, porque también
las aguas de Nimrim se han trocado en aridez.
35Quitaré a Moab - oráculo de Yahveh - de subirse al alto e incensar a
sus dioses.
36Por eso mi corazón por Moab como flauta resuena, porque cuanto habian
guardado se perdió,
37pues toda cabeza ha sido rapada y toda barba raida: en todas las
manos arañazos y en todos los lomos saco,
38en todos los terrados de Moab y por sus calles todo el mundo se
lamentaba, porque he quebrantado a Moab como vaso de desecho - oráculo
de Yahveh -.
39¡Cómo has sido destruida! ululad. ¡Cómo ha vuelto la espalda Moab con
vergüenza, y ha venido a ser Moab la burla y el
espanto de todos sus vecinos!
40Porque asi ha dicho Yahveh: (Ved cómo cual un águila se remonta y
extiende sus alas sobre Moab.)
41Tomadas fueron las plazas, y las fortalezas ocupadas. (Vendrá a ser
el corazón de los valientes de Moab en aquel dia como
corazón de mujer en parto.)
42Devastado está Moab que ya no es pueblo, porque contra Yahveh se
engrandeció.
43Pánico, hoya y trampa contra ti, morador de Moab, - oráculo de
Yahveh.
44El que huya del pánico, caerá en la hoya y el que suba de la hoya
será preso en la trampa, porque voy a hacer que se llegue a ella, a
Moab, el año de su castigo - oráculo de Yahveh -.
45A la sombra de Jesbón se pararon sin fuerza los fugitivos, cuando
fuego salió de Jesbón y llama de la casa de Sijón, y devoró las sienes
de Moab y el cráneo de los hijos del ruido.
46¡Ay de ti Moab! Pereció el pueblo de Kemós, pues han sido tomados sus
hijos en cautiverio y sus hijas en cautividad.
47Pero yo haré volverse a los cautivos de Moab en dias futuros -
oráculo de Yahveh -. Hasta aqui la sentencia de Moab.
INICIO
Jeremias 49
1A los ammonitas. Asi dice Yahveh: ¿Hijos no tiene Israel? ¿o heredero
no tiene? Entonces ¿por qué ha heredado Milkom a Gad, y su pueblo en
las ciudades de éste habita?
2Por eso, he aqui que dias vienen - oráculo de Yahveh - en que haré oir
a Rabbá de los ammonitas el clamoreo del combate y ella parará el
monticulo de ruinas; y sus hijas serán abrasadas y heredará Israel a
los que le heredaron - oráculo de Yahveh -.
3Ulula, Jesbón, porque Ar ha sido devastada. Gritad, hijas de Rabbá,
ceñios de sayal, lamentaos y discurrid por las cercas. Porque Milkom al
destierro va, sus sacerdotes y sus jefes a una.
4¿Por qué te jactas de tu Valle, criatura independiente, confiada en
sus tesoros: «¿Quién llegará hasta mi?»
5Mira que yo traigo sobre ti espanto - oráculo del Señor Yahveh Sebaot
- por todos tus alrededores, y seréis ahuyentados cada uno por su lado
y no habrá quien reúna a los errantes.
6(Tras de lo cual haré volverse a los cautivos, de los ammonitas -
oráculo de Yahveh -.)
7A Edom. Asi dice Yahveh Sebaot: ¿No queda ya sabiduria en Temán?
¿Pereció la prudencia de los entendidos, se evaporó su sabiduria?
8Huid, dad media vuelta, buscad profunda morada, moradores de Dedán,
porque el infortunio de Esaú he traido sobre él, la hora de su visita.
9Si vinieran a ti vendimiadores, ¿no dejarian rebuscos? Si ladrones por
la noche, dañarian hasta donde les bastase.
10Pues bien, yo he desnudado a Esaú, he descubierto sus secretos, estar
oculto no puede. Ha sido aniquilado su linaje, sus hermanos y vecinos,
y él mismo no aparece.
11Deja a tus huérfanos, yo haré que vivan, y tus viudas en mi confiarán.
12Pues asi dice Yahveh: Conque los que no tienen por qué beber la copa
la beben, ¿y tú precisamente vas a quedar impune? No quedarás impune,
antes sin falta la beberás.
13Porque por mi lo he jurado - oráculo de Yahveh - que en desolación se
convertirá Bosrá, y todas sus ciudades se convertirán en ruinas
eternas.
14Una nueva he oido de parte de Yahveh, un mensajero entre las naciones
enviado: «Juntaos y venid contra él y poneos en pie de guerra.»
15Porque es cierto que pequeño te hice yo entre las naciones,
despreciable entre los hombres.
16El espanto que infundias te engañó, la soberbia de tu corazón, tú, el
que habitas en las hendiduras de la roca, que ocupas lo alto de la
cuesta. Aunque pongas en alto, como el águila, tu nido, de alli te haré
bajar - oráculo de Yahveh
17Edom parará en desolación: todo el que pase a su vera se asombrará y
silbará al ver todas sus heridas.
18Cual la catástrofe de Sodoma y Gomorra y sus vecinas - dice Yahveh -
donde no vive nadie, ni reside en ellas ser humano.
19Vedlo como león que sube del boscaje del Jordán hacia el pastizal
perenne, cuando en un instante le haré salir huyendo de alli, para
colocar alli a quien me plazca. Porque ¿quién como yo, y quién me
emplazará, y quién es el pastor que aguante en mi presencia?
20Asi pues, oid la decisión que Yahveh ha tomado sobre Edom y sus
planes sobre los moradores de Temán. Juro que les han de llevar a
rastras las crias de los rebaños, que asolarán sobre
ellos sus pastizales.
21Al son de su caida retumbó la tierra y el griterio hasta el mar de
las Cañas se dejó oir.
22Ved cómo cual un águila sube, se remonta y extiende sus alas sobre
Bosrá; y vendrá a ser el corazón de los valientes de Edom
en aquel dia como corazón de mujer en parto.
23A Damasco. Avergonzadas están Jamat y Arpad. Porque una noticia mala
oyeron, su corazón tembló de espanto; como el mar que no se puede
calmar.
24Flaqueó Damasco, dio vuelta para huir y escalofrios la sobrecogieron:
apuro y dolores la acometieron como a parturienta.
25¡Cómo! ¿No fue abandonada la ciudad celebrada, la villa de mi
contento?
26En verdad, caerán sus jóvenes escogidos en sus plazas, y todos los
guerreros perecerán aquel dia - oráculo de Yahveh Sebaot -.
27Prenderé fuego a la muralla de Damasco, y consumirá los alcázares de
Ben Hadad.
28A Quedar y a los reinos de Jasor, que batió Nabucodonosor, rey de
Babilonia. Asi dice Yahveh: Alzaos, subid a Quedar y saquead a los
hijos de oriente.
29Sus tiendas y rebaños serán tomados; sus toldos y todo su ajuar y sus
camellos les serán arrebatados, y a ellos se les llamará «Terror por
doquier».
30Huid, emigrad muy lejos, buscad profunda morada, moradores de Jasor -
oráculo de Yahveh - porque ha tomado contra vosotros Nabucodonosor, rey
de Babilonia, una decisión, y ha trazado un plan contra vosotros.
31Alzaos, subid contra la nación pacifica que vive confiada - oráculo
de Yahveh -. Ni puertas ni cerrojos tiene. En aislamiento viven.
32Y serán sus camellos objeto del pillaje y el tropel de sus ganados
para botin, y esparciré a todo viento a los que se afeitan
las sienes, y de todos sus aledaños traeré su
infortunio - oráculo de Yahveh -.
33Y vendrá a ser Jasor guarida de chacales, desolación sempiterna,
donde no se asienta nadie y en la que no reside ser humano.
34Lo que fue dicho por Yahveh al profeta Jeremias tocante a Elam en el
principio del reinado de Sedecias, rey de Judá.
35Asi dice Yahveh Sebaot: He aqui que yo rompo el arco de Elam,
primicia de su fuerza
36y voy a traer sobre Elam los cuatro vientos desde los cuatro cabos de
los cielos, y a ellos les esparciré a todos estos vientos, y no habrá
nación a donde no lleguen los arrojados de Elam.
37Haré desmayar a Elam ante sus enemigos y ante los que buscan su
muerte y traeré sobre ellos cosa mala, el ardor de mi ira - oráculo de
Yahveh - y soltaré tras ellos la espada hasta acabarlos.
38Pondré mi trono en Elam y haré desaparecer de alli a rey y jefes -
oráculo de Yahveh -.
39Luego, en dias futuros, haré volver a los cautivos de Elam - oráculo
de Yahveh -.
INICIO
Jeremias 50
1La palabra que habló Yahveh contra Babilonia, contra el pais de los
caldeos, por medio del profeta Jeremias.
2Anunciadlo y hacedlo oir entre las gentes; levantad bandera; hacedlo
oir; no lo calléis; decid: Ha sido tomada Babilonia, está confuso Bel,
desmayó Marduk, están confusos sus idolos, (desmayaron sus
inmundicias).
3Porque subió contra ella una gente del norte, que va a convertir su
territorio en desolación, y no habrá en él habitante. Tanto personas
como bestias emigraron, se fueron.
4En aquellos dias y en aquella sazón - oráculo de Yahveh - vendrán los
hijos de Israel, (y los hijos de Judá junto con ellos), andando y
llorando, en busca de Yahveh su Dios.
5De Sión preguntaron por el camino, allá se dirigen: «Venid y aliémonos
a Yahveh con pacto eterno, inolvidable.»
6Ovejas perdidas era mi pueblo. Sus pastores las descarriaron,
extraviándolas por los montes. De monte en collado
andaban, olvidaron su aprisco.
7Cualquiera que les topaba los devoraba, y sus contrarios decian: «No
cometemos ningún delito, puesto que ellos pecaron
contra Yahveh, ¡el pastizal de justicia y la esperanza de sus
padres - Yahveh!»
8Emigrad de Babilonia, y del pais de los caldeos salid. Sed como los
machos cabrios al frente del rebaño.
9Porque mirad que yo hago que despierte y suba contra Babiloniauna
confederación de grandes naciones del norte, que se organizarán contra
ella. Y por alli será tomada. Sus saetas, cual de valiente experto, no
volverán de vacio.
10Entonces será entregada Caldea al saqueo: todos los que la saqueen se
hartarán, - oráculo de Yahveh.
11Porque os alegrasteis, porque gozasteis, depredadores de mi heredad,
porque dabais corcovos como novilla en dehesa, y relinchos como
animales fuertes.
12Vergonzosa está vuestra madre sobremanera, abochornada la que os dio
a luz. Es ahora la última de las naciones: desierto, sequedad y
paramera.
13Por la cólera de Yahveh no será poblada, mas estará desolada toda
ella. Todo el que pase a la vera de Babilonia quedará atónito, y
silbará al ver todas sus heridas.
14Ordenaos contra Babilonia en derredor, todos los que asestáis arco;
tirad contra ella, no escatiméis las flechas pues ha pecado contra
Yahveh.
15Dad gritos contra ella en derredor. Ella tiende su mano. Fallaron sus
cimientos, se derrumbaron sus muros. Era la venganza de Yahveh. Tomad
venganza de ella: Tal cual hizo, haced con ella.
16Suprimid de Babilonia al sembrador y al que maneja la hoz al tiempo
de la siega. Ante la espada irresistible, cada uno enfilará hacia su
pueblo, cada uno huirá a su tierra.
17Rebaño disperso es Israel: leones lo ahuyentaron. El rey de Asiria lo
devoró el primero, y Nabucodonosor, rey de Babilonia,
lo quebrantó después.
18Por tanto, asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: He aqui que yo
visito al rey de Babilonia y su territorio, lo mismo que visité al rey
de Asiria.
19Y devolveré a Israel a sus pastizal, y pacerá el Carmelo y el Basán,
y en la montaña de Efraim y Galaad se saciará.
20En aquellos dias y en aquella sazón - oráculo de Yahveh -, se buscará
la culpa de Israel y no la habrá, y el pecado de Judá
y no se hallará, porque seré piadoso con el resto que yo deje.
21«Sube a la tierra de Meratáyim, sube contra ella; y a los habitantes
de Pecod pásalos a espada y dalos al anatema hasta el último - oráculo
de Yahveh -: haz en todo según te lo he mandado.»
22Ruido de guerra en el pais y quebranto grande.
23¡Cómo se partió y fue quebrado el martillo de toda la tierra! ¡Cómo
vino a ser pasmo Babilonia entre las naciones!
24Te puse lazo y quedaste atrapada, Babilonia, sin darte cuenta; se dio
contigo y fuiste capturada, porque contra Yahveh te sublevaste.
25Abrió Yahveh su arsenal y sacó las armas de su ira. Era la tarea del
Señor Yahveh Sebaot en tierra de caldeos.
26«Venid a ella desde el confin, abrid sus almacenes. Haced con ellos
montones y dadlos al anatema: no quede de ella reliquia.
27Acuchillad todos sus bueyes, bajen a la degollina. ¡Ay de ellos, que
llegó su dia, la hora de su castigo!»
28¡Voces de huidos y escapados del pais de Babilonia anunciando en Sión
la venganza de Yahveh nuestro Dios, la venganza de su santuario!
29Haced leva de flecheros contra Babilonia, todos los que asestáis arco
acampad en torno suyo. Que no se escape nadie. Pagadle lo que vale su
trabajo, Tal cual hizo, haced con ella, porque contra Yahveh se
insolentó, contra el Santo de Israel.
30En verdad, caerán sus mancebos escogidos en sus plazas, y todos sus
guerreros perecerán aquel dia - oráculo de Yahveh -.
31Heme aqui contra ti, «Insolencia», - oráculo del Señor Yahveh Sebaot
- porque ha llegado tu dia, la hora en que yo te castigue.
32Tropezará «Insolencia» y caerá, sin tener quien la levante. Prenderé
fuego a sus ciudades, y devorará todos sus contornos.
33Asi dice Yahveh Sebaot: Oprimidos estaban los hijos de Israel y los
hijos de Judá a una. Todos sus cautivadores los retenian, se negaban a
soltarlos.
34Su Redentor esforzado, Yahveh Sebaot se llama. El tomará la defensa
de su causa hasta hacer temblar la tierra y estremecerse a los
habitantes de Babilonia.
35¡Espada a los caldeos - oráculo de Yahveh - y a los habitantes de
Babilonia, a sus jefes y a sus sabios!
36Espada a sus adivinos, y quedarán por necios. Espada a sus valientes,
y desmayarán.
37Espada a sus caballos y a sus carros, a toda la mezcolanza de gentes
que hay dentro de ella, y serán como mujeres. Espada
a sus tesoros y serán saqueados.
38¡Sequia a sus aguas y se secarán; porque tierra de idolos es aquélla,
y por sus Espantos pierden la cabeza!
39Por eso vivirán las hienas con los chacales y vivirán en ella las
avestruces, y no será habitada nunca jamás ni será poblada por siglos y
siglos.
40Como en la catástrofe causada por Dios a Sodoma, Gomorra y sus
vecinas - oráculo de Yahveh - donde no vive nadie, ni reside en ellas
ser humano.
41Mirad que un pueblo viene del norte, una gran nación, y muchos reyes
se despiertan de los confines de la tierra.
42Arco y lanza blanden, crueles son y sin entrañas. Su voz como la mar
muge, y a caballo van montados, ordenados como un solo hombre para la
guerra contra ti, hija de Babel.
43Oyó el rey de Babilonia nuevas de ellos y flaquean sus manos.
Angustia le asaltó, dolor como de parturienta.
44Vedlo como león que sube del boscaje del Jordán hacia el pastizal
perenne, cuando en un instante le haré salir huyendo de alli, para
colocar alli a quien me plazca. Porque ¿quién como yo, y quién me
emplazará, y quién es el pastor que aguante en mi presencia?
45Asi pues, oid la decisión que Yahveh ha tomado sobre Babilonia y sus
planes sobre el pais de los caldeos. Juro que les han de llevar a
rastras las crias de los rebaños, que asolarán sobre
ellos sus pastizales.
46Al son de la conquista de Babilonia retumbó la tierra, y el griterio
de las naciones se dejó oir.
INICIO
Jeremias 51
1Asi dice Yahveh: Mirad que yo despierto contra Babilonia y los
habitantes de Leb Camay un viento destructor.
2Enviaré a Babilonia beldadores que la bielden y dejen vacio su
territorio, porque se la acosará por todas partes el dia aciago.
3El arquero que no aseste su arco, ni se jacte de su cota. No tengáis
piedad para sus jóvenes escogidos: dad al anatema todo su ejército.
4Caerán heridos en tierra de Caldea, y traspasados en sus calles.
5Pero no ha enviudado Israel ni Judá de su Dios, de Yahveh Sebaot. Sus
tierras estaban llenas de delitos contra el Santo de Israel.
6Huid del interior de Babilonia, (y salvad cada cual vuestra vida), no
perezcáis por su culpa, pues es hora de venganza para Yahveh: le está
pagando su merecido.
7Copa de oro era Babilonia en la mano de Yahveh, que embriagaba toda la
tierra. De su vino bebieron las naciones, lo que las hizo enloquecer.
8De pronto cayó Babilonia y se rompió. Ululad por ella, tomad bálsamo
para su sufrimiento, a ver si sana.
9Hemos curado a Babilonia, pero no ha sanado, dejadla y vayamos, cada
cual a su tierra, porque ha llegado a los cielos el juicio contra ella,
se ha elevado hasta las nubes.
10Yahveh hizo patente nuestra justicia; venid y cantemos en Sión las
obras de Yahveh nuestro Dios.
11Aguzad las saetas, llenad las aljabas. Ha despertado Yahveh el
espiritu de los reyes de Media, porque sobre
Babilonia está su designio de destruirla,
porque esta será la venganza de Yahveh, la venganza
de su santuario.
12Sobre las murallas de Babilonia izad bandera, reforzad la guardia,
apostad centinelas, preparad celadas; que también Yahveh ha tomado un
acuerdo, también él va a cumplir lo que dijo sobre
los habitantes de Babilonia.
13Tú, la que estás instalada sobre ingentes aguas, la de ingentes
tesoros, llegó tu fin, el término de tus ganancias.
14Lo ha jurado Yahveh Sebaot por si mismo: Yo he de colmarte de hombres
como de langostas, y entonarán contra ti el cantar de
los lagareros.
15El es quien hizo la tierra con su poder, el que estableció el orbe
con su saber, y con su inteligencia expandió los cielos.
16Cuando da voces, hay estruendo de aguas en los cielos, y hace subir
las nubes desde el extremo de la tierra. El hace los relámpagos para la
lluvia y saca el viento de sus depósitos.
17Todo hombre es torpe para comprender, se avergüenza del idolo todo
platero, porque sus estatuas son una mentira y no hay espiritu en
ellas.
18Vanidad son, cosa ridicula; al tiempo de su visita perecerán.
19No es asi la «Parte de Jacob», pues él es el plasmador del universo,
y aquel cuy heredero es Israel; Yahveh Sebaot es su nombre.
20Un martillo eras tú para mi, un arma de guerra: contigo machaqué
naciones, contigo destrui reinos,
21contigo machaqué caballo y caballero, contigo machaqué el carro y a
quien lo monta.
22contigo machaqué a hombre y mujer, contigo machaqué al viejo y al
muchacho, contigo machaqué al joven y a la doncella,
23contigo machaqué al pastor y su hato, contigo machaqué al labrador y
su yunta, contigo machaqué a gobernadores y magistrados.
24Y haré que Babilonia y todos los habitantes de Caldea paguen por todo
el daño que hicieron en Sión, delante de vuestros ojos - oráculo de
Yahveh -.
25Heme aqui en contra tuya, montaña destructora - oráculo de Yahveh -,
destructora toda la tierra. Voy a echarte mano y a hacerte rodar desde
las peñas, y a convertirte en montaña quemada.
26No tomarán de ti piedra angular ni piedra de cimientos, porque
desolación por siempre serás - oráculo de Yahveh -.
27Alzad bandera en la tierra, tocad cuerno en las naciones. Haced leva
santa contra ella en las naciones, citad contra ella a los reinos. de
Ararat, Minni y Askenaz, estableced contra ella reclutador, haced que
ataque la caballeria cual langosta.
28Haced leva santa contra ella en las naciones, los reyes de Media, sus
gobernadores y todos sus magistrados y todo el pais de su dominio.
29Y retiembla la tierra, y da vueltas, por haberse cumplido contra
Babilonia los planes de Yahveh, de convertir la
tierra de Babel en desolación sin habitantes.
30Cesaron de guerrear los valientes de Babilonia, se han quedado en las
fortalezas. Agotóse su bravura, se volvieron mujeres; quemaron sus
aposentos, se rompieron sus barras.
31Correo al alcance de correo corre, e informador al alcance de
informador, para informar al rey de Babilonia que ha sido tomada su
ciudad de cabo a cabo,
32y sus vados fueron ocupados y los cañaverales incendiados, y los
guerreros se atemorizaron.
33Porque asi dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: La hija de Babel es
como era al tiempo de apisonarla; un poco más, y le habrá llegado el
tiempo de la siega.
34Me comió, me arrebañó el rey de Babilonia, me dejó como cacharro
vacio, me tragó como un dragón, llenó su vientre con mis buenos trozos,
me expulsó.
35«Mi atropello y mis sufrimientos sobre Babilonia», dirá la población
de Sión; y «mi sangre sobre los habitantes de Caldea», dirá Jerusalén.
36Por tanto, asi dice Yahveh: Heme aqui, que defiendo tu causa y vengo
tu venganza, y deseco el mar de el y dejo enjuto su hontanar,
37y vendrá a ser Babilonia montón de piedras, guarida de chacales, tema
de pasmo y rechifla, sin ningún habitante.
38A una cual leones rugen, gruñen como cachorros de leonas.
39En teniendo ellos calor les serviré su bebida y les embriagaré de
modo que se alegren, y dormirán un sueño eterno y no se despertarán -
oráculo de Yahveh -.
40Les haré bajar como corderos al matadero, como carneros y machos
cabrios.
41¡Cómo fue tomada Sesac, y ocupada la prez de toda la tierra! ¡Cómo
vino a ser pasmo Babilonia entre las naciones!
42Subió contra Babilonia el mar, por el tropel de sus olas quedó
cubierta.
43Vinieron a quedar sus ciudades devastadas, tierra reseca y yerma, no
vive en ellas nadie, ni discurre por ellas ser humano.
44Visitaré a Bel en Babilonia, y le sacaré su bocado de la boca, y no
afluirán a él ya más las naciones. Hasta la muralla de Babilonia ha
caido.
45Salid de en medio de ella, pueblo mio, que cada cual salve su vida
del ardor de la ira de Yahveh.
46Y que no se marchite vuestro corazón y tengáis miedo por el rumor que
se oirá en la tierra. Cierto correrá un año tal rumor, y luego al año
siguiente, otro distinto: violencia en la tierra, y domeñador sobre
domeñador.
47Pues bien, mirad que vienen dias en que visitaré a los idolos de
Babilonia, y todo su territorio se abochornará, y todos sus heridos
caerán en medio de ella.
48Y harán corro contra Babilonia cielos y tierra y todo cuanto hay en
ellos, cuando del norte lleguen los devastadores - oráculo de Yahveh -.
49También Babilonia caerá, oh heridos de Israel. También por Babilonia
cayeron los heridos de toda la tierra.
50Escapados de la espada, andad, no os paréis, recordad desde lejos a
Yahveh, y que Jerusalén os venga en mientes.
51- «Quedamos abochornados al oir tal afrenta; cubrió la vergüenza
nuestros rostros. ¡Habian penetrado extranjeros hasta los santuarios de
la Casa de Yahveh!»
52- Pues bien, mirad que vienen dias - oráculo de Yahveh - en que
visitaré a sus idolos, y en todo su territorio se quejarán los heridos.
53Aunque suba Babilonia a los cielos y encastille en lo alto su poder,
de mi parte llegarán saqueadores hasta ella - oráculo de Yahveh -.
54Suenan gritos de socorro desde Babilonia, y un fragor desde Caldea.
55Es que devasta Yahveh a Babilonia, apaga de ella el gran ruido, y
mugen sus olas como las de alta mar, cuyo son es estruendoso.
56Es que viene sobre ella, sobre Babilonia el devastador, van a ser
apresados sus valientes, se han aflojado sus arcos.
Porque Dios retribuidor es Yahveh: cierto pagará.
57Yo embriagaré a sus jefes y a sus sabios, a sus gobernadores y a sus
magistrados y a sus valientes, y dormirán un sueño
eterno y no se despertarán - oráculo del Rey cuyo nombre es Yahveh
Sebaot -.
58Asi dice Yahveh Sebaot: Aquella ancha muralla de Babilonia ha de ser
socavada, y aquellas sus altas puertas con fuego han de ser quemadas, y
se habrán fatigado pueblos para nada, y naciones para el fuego se
habrán cansado.
59Orden que dio el profeta Jeremias a Seraias, hijo de Neriyias, hijo
de Majseias, al partir éste de junto a Sedecias, rey de Judá, para
Babilonia el año cuarto de su reinado, siendo Seraias jefe de etapas.
60Escribió, pues, Jeremias todo el mal que habia de sobrevenir a
Babilonia en un libro - todas estas palabras arriba escritas acerca de
Babilonia -
61y dijo Jeremias a Seraias: «En llegando tú a Babilonia, mira de leer
en voz alta todas estas palabras,
62y dirás: “Yahveh, tú has hablado respecto a este lugar, de destruirlo
sin que haya en él habitante, ya sea persona o animal, sino que
soledad por siempre será.”
63Luego, en acabando tú de leer en voz alta ese libro, atas a él una
piedra y lo arroja al Eufrates,
64y dices: “Asi se hundirá Babilonia y no se recobrará del mal que yo
mismo voy a traer sobre ella.”» Hasta aqui las palabras de Jeremias.
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Jeremias 52
1Veintiún años tenia Sedecias cuando comenzó a reinar y reinó once años
en Jerusalén; el nombre de su madre era Jamital, hija de
Jeremias, de Libná.
2Hizo el mal a los ojos de Yahveh, enteramente como habia hecho
Yoyaquim.
3Esto sucedió a causa de la cólera de Yahveh contra Jerusalén y Judá,
hasta que los arrojó de su presencia. Sedecias se rebeló contra el rey
de Babilonia.
4En el año noveno de su reinado, en el mes décimo, el diez del mes,
vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército,
contra Jerusalén, acampó contra ella, y la cercaron con una empalizada.
5La ciudad estuvo sitiada hasta el año once del rey Sedecias.
6El mes cuarto, el nueve del mes, cuando arreció el hambre en la ciudad
y no habia pan para la gente del pueblo,
7se abrió una brecha en la ciudad y al verlo el rey y todos los
guerreros, huyeron de la ciudad saliendo de noche, por el camino de la
puerta que está entre los dos muros que dan al jardin del rey, mientras
los caldeos estaban alrededor de la ciudad, y se fueron por el camino
de la Arabá.
8Las tropas caldeas persiguieron al rey Sedecias y le dieron alcance en
los llanos de Jericó; entonces todo el ejército se dispersó de su
lado.
9Capturaron al rey y lo subieron a Riblá, en la tierra de Jamat, donde
el rey de Babilonia, que le sometió a juicio.
10Los hijos de Sedecias fueron degollados a su vista, y lo mismo a
todos los jefes de Judá degolló en Riblá.
11A Sedecias le sacó los ojos, lo encadenó con cadenas de bronce, y el
rey de Babilonia lo llevó a Babilonia, donde lo tuvo en prisión
hasta el dia de su muerte.
12En el mes quinto, el diez del mes, en el año diecinueve de
Nabucodonosor, rey de Babilonia, Nebuzaradán, jefe de la guardia, uno
de los que servian ante el rey de Babilonia, vino a Jerusalén.
13Incendió la Casa de Yahveh y la casa del rey y todas las casas de
Jerusalén.
14Todas las tropas caldeas que habia con el jefe de la guardia
demolieron las murallas que rodeaban a Jerusalén.
15Cuanto (a una parte de los pobres del pais) al resto del pueblo que
quedaba en la ciudad, los desertores que se habian pasado al rey de
Babilonia y el resto de los artesanos, Nebuzaradán, jefe de la guardia,
los deportó,
16Nebuzaradán el jefe de la guardia, dejó algunos de entre la gente
pobre como viñadores y labradores.
17Los caldeos rompieron las columnas de bronce que habia en la Casa de
Yahveh, las basas, el Mar de bronce de la Casa de Yahveh, y se llevaron
todo el bronce a Babilonia.
18Tomaron también los ceniceros, las paletas, los cuchillos, los
acetres, las cucharas y todos los utensilios de bronce de que se
servian.
19El jefe de la guardia tomó las vasijas, los incensarios y los
aspersorios, los ceniceros, los candeleros, las cucharas y las tazas,
cuanto habia de oro y plata.
20Cuanto a las dos columnas, el Mar, los doce bueyes de bronce que
estaban bajo el Mar y las basas que Salomón habia hecho para la Casa de
Yahveh, no se pudo calcular el peso de bronce de todos aquellos objetos.
21La altura de una columna era de dieciocho codos, un hilo de doce
codos media su perimetro; su grosor era de cuatro dedos y era hueca por
dentro,
22y encima tenia un capitel de bronce; la altura del capitel era de
cinco codos; habia un trenzado y granadas en torno al capitel, todo de
bronce. Lo mismo para la segunda columna.
23Habia noventa y seis granadas que pendian a los lados. En total habia
cien granadas rodeando el trenzado.
24El jefe de la guardia tomó preso a Seraias, primer sacerdote, y a
Sefanias, segundo sacerdote, y a los tres encargados del umbral.
25Tomó a un eunuco de la ciudad, que era inspector de los hombres de
guerra, siete hombres de los cortesanos del rey, que se encontraban en
la ciudad, al secretario del jefe del ejército, encargado del
alistamiento del pueblo de la tierra y sesenta hombres de la tierra que
se hallaban en la ciudad.
26Nebuzaradán, jefe de la guardia, los tomó y los llevó a Riblá, donde
el rey de Babilonia,
27y el rey de Babilonia los hirió haciéndoles morir en Riblá, en el
pais de Jamat. Asi fue deportado Judá, lejos de su tierra.
28Este es el número de los deportados por Nabucodonosor. El año
séptimo: 3.023 de Judá;
29el año dieciocho de Nabucodonosor fueron llevadas de Jerusalén 832
personas;
30el año veintitrés de Nabucodonosor, Nebuzaradán, jefe de la guardia,
deportó a 745 de Judá. En total: 4.600 personas.
31En el año treinta y seis de la deportación de Joaquin, rey de Judá,
en el mes doce, el veinticinco del mes, Evil Merodak, rey de Babilonia,
hizo gracia en el año en que comenzó a reinar, a Joaquin, rey de Judá,
y lo sacó de la cárcel.
32Le habló con benevolencia y le dio un asiento superior al asiento de
los reyes que estaban con él en Babilonia.
33Joaquin se quitó sus vestidos de prisión y comió siempre en la mesa
del rey, todos los dias de su vida.
34Le fue dado constantemente su sustento de parte del rey de Babilonia,
dia tras dia, hasta el dia de su muerte, todos los dias de su
vida.
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