PARROQUIA DE SANTIAGO APÓSTOL
LORCA
SABIDURIA
CAPITULOS
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Sabiduria 1
1Amad la justicia, los que juzgáis la tierra, pensad rectamente del
Señor y con sencillez de corazón buscadle.
2Porque se deja hallar de los que no le tientan, se manifesta a los que
no desconfian de él.
3Pues los pensamientos tortuosos apartan de Dios y el Poder, puesto a
prueba, rechaza a los insensatos.
4En efecto, en alma fraudulenta no entra la Sabiduria, no habita en
cuerpo sometido al pecado;
5pues el espiritu santo que nos educa huye del engaño, se aleja de los
pensamientos necios y se ve rechazado al sobrevenir la iniquidad.
6La Sabiduria es un espiritu que ama al hombre, pero no deja sin
castigo los labios del blasfemo; que Dios es testigo de sus riñones,
observador veraz de su corazón y oye cuanto dice su lengua.
7Porque el espiritu del Señor llena la tierra y él, que todo lo
mantiene unido, tiene conocimiento de toda palabra.
8Nadie, pues, que profiera iniquidades quedará oculto, ni le pasará por
alto la Justicia vengadora.
9Las deliberaciones del impio serán examinadas; el eco de sus palabras
llegará hasta el Señor para castigo de sus maldades.
10Un oido celoso lo escucha todo, no se le oculta ni el rumor de la
murmuración.
11Guardaos, pues, de murmuraciones inútiles, preservad vuestra lengua
de la maledicencia; que la palabra más secreta no se pronuncia en vano,
y la boca mentirosa da muerte al alma.
12No os busquéis la muerte con los extravios de vuestra, vida, no os
atraigáis la ruina con las obras de vuestras manos;
13que no fue Dios quien hizo la muerte ni se recrea en la destrucción
de los vivientes;
14él todo lo creó para que subsistiera, las criaturas del mundo non
saludables, no hay en ellas veneno de muerte ni imperio del Hades sobre
la tierra,
15porque la justicia es inmortal.
16Pero los impios con las manos y las palabras llaman a la muerte;
teniéndola por amiga, se desviven por ella, y con ella conciertan un
pacto, pues bien merecen que les tenga por suyos.
INICIO
Sabiduria 2
1Porque se dicen discurriendo desacertadamente: «Corta es y triste
nuestra vida; no hay remedio en la muerte del hombre ni se sabe de
nadie que haya vuelto del Hades.
2Por azar llegamos a la existencia y luego seremos como si nunca
hubiéramos sido. Porque humo es el aliento de nuestra nariz y el
pensamiento, una chispa del latido de nuestro
corazón;
3al apagarse, el cuerpo se volverá ceniza y el espiritu se desvanecerá
como aire inconsistente.
4Caerá con el tiempo nuestro nombre en el olvido, nadie se acordará de
nuestras obras; pasará nuestra vida como rastro de nube, se disipará
como niebla acosada por los rayos del sol y por su calor vencida.
5Paso de una sombra es el tiempo que vivimos, no hay retorno en nuestra
muerte; porque se ha puesto el sello y nadie regresa.
6Venid, pues, y disfrutemos de los bienes presentes, gocemos de las
criaturas con el ardor de la juventud.
7Hartémonos de vinos exquisitos y de perfumes, no se nos pase ninguna
flor primaveral,
8coronémonos de rosas antes que se marchiten;
9ningún prado quede libre de nuestra orgia, dejemos por doquier
constancia de nuestro negocijo; que nuestra parte es ésta, ésta nuestra
herencia.
10Oprimamos al justo pobre, no perdonemos a la viuda, no respetemos las
canas llenas de años del anciano.
11Sea nuestra fuerza norma de la justicia, que la debilidad, como se
ve, de nada sirve.
12Tendamos lazos al justo, que nos fastidia, se enfrenta a nuestro modo
de obrar, nos echa en cara faltas contra la Ley y nos culpa de faltas
contra nuestra educación.
13Se gloria de tener el conocimiento de Dios y se llama a si mismo hijo
del Señor.
14Es un reproche de nuestros criterios, su sola presencia nos es
insufrible,
15lleva una vida distinta de todas y sus caminos son extraños.
16Nos tiene por bastardos, se aparta de nuestros caminos como de
impurezas; proclama dichosa la suerte final de los justos y se ufana de
tener a Dios por padre.
17Veamos si sus palabras son verdaderas, examinemos lo que pasará en su
tránsito.
18Pues si el justo es hijo de Dios, él le asistirá y le librará de las
manos de sus enemigos.
19Sometámosle al ultraje y al tormento para conocer su temple y probar
su entereza.
20Condenémosle a una muerte afrentosa, pues, según él, Dios le
visitará.»
21Asi discurren, pero se equivocan; los ciega su maldad;
22no conocen los secretos de Dios, no esperan recompensa por la
santidad ni creen en el premio de las almas intachables.
23Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad, le hizo imagen
de su misma naturaleza;
24mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la
experimentan los que le pertenecen.
INICIO
Sabiduria 3
1En cambio, las almas de los justos están en las manos de Dios y no les
alcanzará tormento alguno.
2A los ojos de los insensatos pareció que habian muerto; se tuvo por
quebranto su salida,
3y su partida de entre nosotros por completa destrucción; pero ellos
están en la paz.
4Aunque, a juicio de los hombres, hayan sufrido castigos, su esperanza
estaba llena de inmortalidad;
5por una corta corrección recibirán largos beneficios. pues Dios los
sometió a prueba y los halló dignos de si;
6como oro en el crisol los probó y como holocausto los aceptó.
7El dia de su visita resplandecerán, y como chispas en rastrojo
correrán.
8Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos y sobre ellos el
Señor reinará eternamente.
9Los que en él confian entenderán la verdad y los que son fieles
permanecerán junto a él en el amor, porque la gracia
y la misericordia son para sus santos y su visita
para sus elegidos.
10En cambio, los impios tendrán la pena que sus pensamientos merecen,
por desdeñar al justo y separarse del Señor.
11Desgraciados los que desprecian la sabiduria y la instrucción;vana es
su esperanza, sin provecho sus fatigas, inútiles sus obras;
12sus mujeres son insensatas, malvados sus hijos, maldita su posteridad.
13Dichosa la estéril sin mancilla, la que no conoce lecho de pecado;
tendrá su fruto en la visita de las almas.
14Dichoso también el eunuco que con sus manos no obra iniquidad ni
fomenta pensamientos perversos contra el Señor; por su fidelidad se le
dará una escogida recompensa, una herencia muy agradable en el
Santurario del Señor.
15Que el fruto de los esfuerzos nobles es glorioso, imperecedera la
raiz de la prudencia.
16En cambio los hijos de adúlteros no llegarán a sazón, desaparecerá la
raza nacida de una unión culpable.
17Si viven largos años, no alcanzarán estima alguna y al fin su
ancianidad carecerá de honor.
18Y si mueren pronto, no tendrán esperanza ni consuelo en el dia de la
sentencia,
19pues duro es el fin de una raza inicua.
INICIO
Sabiduria 4
1Mejor es carencia de hijos acompañada de virtud, pues hay inmortalidad
en su recuerdo, porque es conocida por Dios y por los hombres;
2presente, la imitan, ausente, la añoran; en la eternidad, ceñida de
una corona, celebra su triunfo porque venció en la
lucha por premios incorruptibles.
3En cambio, la numerosa prole de los impios será inútil; viniendo de
renuevos bastardos, no echará raices profundas ni se
asentará sobre fundamento sólido.
4Aunque despliegue por su tiempo su ramaje, precariamente arraigada,
será sacudida por el viento, arrancada de raiz por la furia del
vendaval;
5se quebrarán sus ramas todavia tiernas, inútiles serán sus frutos, sin
sazón para comerlos, para nada servirán.
6Que los hijos nacidos de sueños culpables son testigos, en su examen,
de la maldad de los padres.
7El justo, aunque muera prematuramente, halla el descanso.
8La ancianidad venerable no es la de los muchos dias ni se mide por el
número de años;
9la verdadera canicie para el hombre es la prudencia, y la edad
provecta, una vida inmaculada.
10Agradó a Dios y fue amado, y como vivia entre pecadores, fue
trasladado.
11Fue arrebatado para que la maldad no pervitiera su inteligencia o el
engaño sedujera su alma;
12pues la fascinación del mal empaña el bien y los vaivenes de la
concupiscencia corrompen el espiritu ingenuo.
13Alcanzando en breve la perfección, llenó largos años.
14Su alma era del agrado del Señor, por eso se apresuró a sacarle de
entre la maldad. Lo ven las gentes y no comprenden, ni caen en cuenta
15que la gracia y la misericordia son para sus elegidos y su visita
para sus santos.
16El justo muerto condena a los impios vivos, y la juventud pronto
consumada, la larga ancianidad del inicuo.
17Ven la muerte del sabio, mas no comprenden los planes del Señor sobre
él ni por qué le ha puesto en seguridad;
18lo ven y lo desprecian, pero el Señor se reirá de ellos.
19Después serán cadáveres despreciables, objeto de ultraje entre los
muertos para siempre. Porque el Señor los quebrará lanzándolos de
cabeza, sin habla, los sacudirá de sus cimientos;
quedarán totalmentes asolados, sumidos en el dolor, y su recuerdo se
perderá.
20Al tiempo de dar cuenta de sus pecados irán acobardados, y sus
iniquidades se les enfrentarán acusándoles.
INICIO
Sabiduria 5
1Estará entonces el justo en pie con gran confianza en presencia de los
que le afligieron y despreciaron sus trabajos.
2Al verle, quedarán estremecidos de terrible espanto, estupefactos por
lo inesperado de su salvación.
3Se dirán mudando de parecer, gimiendo en la angustia de su espiritu:
4«Este es aquel a quien hicimos entonces objeto de nuestras burlas, a
quien dirigiamos, insensatos, nuestros insultos. Locura nos pareció su
vida y su muerte, una ignominia.
5¿Cómo, pues, ha sido contado entre los hijos de Dios y tiene su
herencia entre los santos?
6Luego vagamos fuera del camino de la verdad; la luz de la justicia no
nos alumbró, no salió el sol para nosotros.
7Nos hartamos de andar por sendas de iniquidad y perdición, atravesamos
desiertos intransitables; pero el camino del Señor, no lo conocimos.
8¿De qué nos sirvió nuestro orgullo? ¿De qué la riqueza y la jactancia?
9Todo aquello pasó como una sombra, como noticia que va corriendo;
10como nave que atraviesa las aguas agitadas, y no es posible descubrir
la huella de su paso ni el rastro de su quilla en las olas;
11como pájaro que volando atraviesa el aire, y de su vuelo no se
encuentra vestigio alguno; con el golpe de sus remos azota el aire
ligero, lo corta con agudo silbido, se abre camino batiendo las alas y
después, no se descubre señal de su paso;
12como flecha disparada al blanco; el aire hendido refluye al instante
sobre si y no sabe el camino que la flecha siguió.
13Lo mismo nosotros: apenas nacidos, dejamos de existir, y no podemos
mostrar vestigio alguno de virtud; nos gastamos en nuestra maldad.»
14En efecto, la esperanza del impio es como brizna arrebatada por el
viento, como espuma ligera acosada por el huracán, se desvanece como el
humo con el viento; pasa como el recuerdo del huésped de un dia.
15Los justos, en cambio, viven eternamente; en el Señor está su
recompensa, y su cuidado a cargo del Altisimo.
16Recibirán por eso de mano del Señor la corona real del honor y la
diadema de la hermosura; pues con su diestra los
protegerá y los escudará con su brazo.
17Tomará su celo como armadura, y armará a la creación para rechazar a
sus enemigos;
18por coraza vestirá la justicia, se pondrá por casco un juicio
sincero,
19tomará por escudo su santidad invencible,
20afilará como espada su cólera inexorable, y el universo saldrá con él
a pelear contra los insensatos.
21Partirán certeros los tiros de los rayos, de las nubes, como de arco
bien tendido, saltarán al blanco,
22de una ballesta se disparará furioso granizo; las olas del mar se
encresparán contra ellos, los rios los anegarán sin piedad;
23se levantará contra ellos un viento poderoso y como huracán los
aventará. Asi la iniquidad asolará la tierra entera y la maldad
derribará los tronos de los que están en el poder.
INICIO
Sabiduria 6
1Oid, pues, reyes, y enteded. Aprended, jueces de los confines de la
tierra.
2Estad atentos los que gobernáis multitudes y estáis orgullosos de la
muchedumbre de vuestros pueblos.
3Porque del Señor habéis recibido el poder, del Altisimo, la soberania;
él examinará vuestras obras y sondeará vuestras
intenciones.
4Si, como ministros que sois de su reino, no habéis juzgado rectamente,
ni observado la ley, ni caminado siguiendo la voluntad de Dios,
5terrible y repentino se presentará ante vosotros. Porque un juicio
implacable espera a los que están en lo alto;
6al pequeño, por piedad, se le perdona, pero los poderosos serán
poderosamente examinados.
7Que el Señor de todos ante nadie retrocede, no hay grandeza que se le
imponga; al pequeño como al grande él mismo los hizo y de todos tiene
igual cuidado,
8pero una investigación severa aguarda a los que están en el poder.
9A vosotros, pues, soberanos, se dirigen mis palabras para que
aprendais sabiduria y no faltéis;
10porque los que guarden santamente las cosas santas, serán reconocidos
santos, y los que se dejen instruir en ellas,
encontrarán defensa.
11Desead, pues, mis palabras; ansiadlas, que ellas os instruirán.
12Radiante e inmarcesible es la Sabiduria. Fácilmente la contemplan los
que la aman y la encuentran los que la buscan.
13Se anticipa a darse a conocer a los que la anhelan.
14Quien madruge para buscarla, no se fatigará, que a su puerta la
encontrará sentada.
15Pensar en ella es la perfección de la prudencia, y quien por ella se
desvele, pronto se verá sin cuidados.
16Pues ella misma va por todas partes buscando a los que son dignos de
ella: se les muestra benévola en los caminos y les sale al encuentro en
todos sus pensamientos.
17Pues su comienzo es el deseo más verdadero de instrucción, la
preocupación por la instrucción es el amor,
18el amor es la observancia de sus leyes, la atención a las leyes es la
garantia de la incorruptibilidad
19y la incorruptibilidad hace estar cerca de Dios;
20por tanto, el deseo de la Sabiduria conduce a la realeza.
21Si, pues, gustáis de tronos y cetros, soberanos de los pueblos,
apreciad la Sabiduria para reinéis eternamente.
22Qué es la Sabiduria y cómo ha nacido lo voy a declarar; no os
ocultaré los misterios, sino que seguiré sus huellas desde el comienzo
de su existencia, pondré su conocimiento al
descubierto y no me apartaré de la verdad.
23Tampoco me acompañará en mi camino la envidia mezquina, que nada
tiene que ver con la Sabiduria.
24Pues la abundancia de sabios es la salvación del mundo y un rey
prudente, la estabilidad del pueblo.
25Dejaos, pues, instruir por mis palabras: os serán útiles.
INICIO
Sabiduria 7
1Yo también soy un hombre mortal como todos, un descendiente del
primero que fue formado de la tierra. En el seno de
una madre fui hecho carne;
2durante diez meses fui modelado en su sangre, de una semilla de hombre
y del placer que acompaña al sueño.
3Yo también, una vez nacido, aspiré el aire común, cai en la tierra que
a todos recibe por igual y mi primera voz fue la de todos: lloré.
4Me crié entre pañales y cuidados.
5Pues no hay rey que haya tenido otro comienzo de su existencia;
6una es la entrada en la vida para todos y una misma la salida.
7Por eso pedi y se me concedió la prudencia; supliqué y me vino el
espiritu de Sabiduria.
8Y la preferi a cetros y tronos y en nada tuve a la riqueza en
comparación de ella.
9Ni a la piedra más preciosa la equiparé, porque todo el oro a su lado
es un puñado de arena y barro parece la plata en su presencia.
10La amé más que la salud y la hermosura y preferi tenerla a ella más
que a la luz, porque la claridad que de ella nace no conoce noche.
11Con ella me vinieron a la vez todos los bienes, y riquezas
incalculables en sus manos.
12Y yo me regocijé con todos estos bienes porque la Sabiduria los trae,
aunque ignoraba que ella fuese su madre.
13Con sencillez la aprendi y sin envidia la comunico; no me guardo
ocultas sus riquezas
14porque es para los hombres un tesoro inagotable y los que lo
adquieren se granjean la amistad de Dios recomendados por los dones que
les trae la instrucción.
15Concédame Dios hablar según él quiere y concebir pensamientos dignos
de sus dones, porque él es quien guia a la Sabiduria y quien
dirige a los sabios;
16que nosotros y nuestras palabras en sus manos estamos con toda
nuestra prudencia y destreza en el obrar.
17Fue él quien me concedió un conocimiento verdadero de los seres, para
conocer la estructura del mundo y la actividad de los
elementos,
18el principio, el fin y el medio de los tiempos, los cambios de los
solsticios y la sucesión de las estaciones,
19los ciclos del año y la posición de las estrellas,
20la naturaleza de los animales y los instintos de las fieras, el poder
de los espiritus y los pensamientos de los hombres,
las variedades de las plantas y las virtudes de las
raices.
21Cuanto está oculto y cuanto se ve, todo lo conoci, porque el artifice
de todo, la Sabiduria, me lo enseñó.
22Pues hay en ella un espiritu inteligente, santo, único, múltiple,
sutil, ágil, perspicaz, inmaculado, claro, impasible, amante del bien,
agudo,
23incoercible, bienhechor, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, que
todo lo puede, todo lo observa, penetra todos los espiritus, los
inteligentes, los puros, los más sutiles.
24Porque a todo movimiento supera en movilidad la Sabiduria, todo lo
atraviesa y penetra en virtud de su pureza.
25Es un hálito del poder de Dios, una emanación pura de la gloria del
Omnipotente, por lo que nada manchado llega a alcanzarla.
26Es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad
de Dios, una imagen de su bondad.
27Aun siendo sola, lo puede todo; sin salir de si misma, renueva el
universo; en todas las edades, entrando en las almas santas, forma en
ellas amigos de Dios y profetas,
28porque Dios no ama sino a quien vive con la Sabiduria.
29Es ella, en efecto, más bella que el sol, supera a todas las
constelaciones; comparada con la luz, sale vencedora,
30porque a la luz sucede la noche, pero contra la Sabiduria no
prevalece la maldad.
INICIO
Sabiduria 8
1Se despliega vigorosamente de un confin al otro del mundo y gobierna
de excelente manera el universo.
2Yo la amé y la pretendi desde mi juventud; me esforcé por hacerla
esposa mia y llegué a ser un apasionado de su belleza.
3Realza su nobleza por su convivencia con Dios, pues el Señor de todas
las cosas la amó.
4Pues está iniciada en la ciencia de Dios y es la que elige sus obras.
5Si en la vida la riqueza es una posesión deseable, ¿qué cosa más rica
que la Sabiduria que todo lo hace?
6Si la inteligencia es creadora, ¿quién sino la Sabiduria es el
artifice de cuanto existe?
7¿Amas la justicia? Las virtudes son sus empeños, pues ella enseña la
templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza: lo más provechoso
para el hombre en la vida.
8¿Deseas además gran experiencia? Ella conoce el pasado y conjetura el
porvenir, sabe interpretar las máximas y resolver los enigmas, conoce
de antemano las señales y los prodigios, asi como la sucesión de épocas
y tiempos.
9Decidi, pues, tomarla por compañera de mi vida, sabiendo que me seria
una consejera para el bien y un aliento en las preocupaciones y penas:
10«Tendré gracias a ella gloria entre la gente, y, aunque joven, honor
ante los ancianos.
11Apareceré agudo en el juicio y en presencia de los poderosos seré
admirado.
12Si callo, esperarán; si hablo, prestarán atención; si me alargo
hablando, pondrán la mano en su boca.
13Gracias a ella tendré la inmortalidad y dejaré recuerdo eterno a los
que después de mi vengan.
14Gobernaré a los pueblos, y las naciones me estarán sometidas.
15Oyendo hablar de mi, soberanos terribles temerán. Me mostraré bueno
entre las multitudes y valiente en la guerra.
16Vuelto a casa, junto a ella descansaré, pues no causa amargura su
compañia ni tristeza la convivencia con ella, sino satisfacción y
alegria».
17Pensando esto conmigo mismo y considerando en mi corazón que se
encuentra la inmortalidad en emparentar con la
Sabiduria,
18en su amistad un placer bueno, en los trabajos de sus manos
inagotables riquezas, prudencia en cultivar su trato y prestigio en
conversar con ella, por todos los medios buscaba la manera de
hacérmela mia.
19Era yo un muchacho de buen natural, me cupo en suerte un alma buena,
20o más bien, siendo bueno, vine a un cuerpo incontaminado;
21pero, comprendiendo que no podria poseer la Sabiduria si Dios no me
la daba, - y ya era un fruto de la prudencia saber de
quién procedia esta gracia - recurri al Señor y le
pedi, y dije con todo mi corazón:
INICIO
Sabiduria 9
1«Dios de los Padres, Señor de la misericordia, que hiciste el universo
con tu palabra,
2y con tu Sabiduria formaste al hombre para que dominase sobre los
seres por ti creados,
3administrase el mundo con santidad y justicia y juzgase con rectitud
de espiritu,
4dame la Sabiduria, que se sienta junto a tu trono, y no me excluyas
del número de tus hijos.
5Que soy un siervo tuyo, hijo de tu sierva, un hombre débil y de vida
efimera, poco apto para entender la justicia y las leyes.
6Pues, aunque uno sea perfecto entre los hijos de los hombres, si le
falta la Sabiduria que de ti procede, en nada será
tenido.
7Tú me elegiste como rey de tu pueblo, como juez de tus hijos y tus
hijas;
8tú me ordenaste edificar un santuario en tu monte santo y un altar en
la ciudad donde habitas, imitación de la Tienda santa que habias
preparado desde el principio.
9Contigo está la Sabiduria que conoce tus obras, que estaba presente
cuando hacias el mundo, que sabe lo que es agradable a tus ojos, y lo
que es conforme a tus mandamientos.
10Enviala de los cielos santos, mándala de tu trono de gloria para que
a mi lado participe en mis trabajos y sepa yo lo que te es agradable,
11pues ella todo lo sabe y entiende. Ella me guiará prudentemente en
mis empresas y me protegerá con su gloria.
12Entonces mis obras serán aceptables, juzgaré a tu pueblo con justicia
y seré digno del trono de mi padre.
13¿Qué hombre, en efecto, podrá conocer la voluntad de Dios? ¿Quién
hacerse idea de lo que el Señor quiere?
14Los pensamientos de los mortales son timidos e inseguras nuestras
ideas,
15pues un cuerpo corruptible agobia el alma y esta tienda de tierra
abruma el espiritu lleno de preocupaciones.
16Trabajosamente conjeturamos lo que hay sobre la tierra y con fatiga
hallamos lo que está a nuestro alcance; ¿quién, entonces, ha rastreado
lo que está en los cielos?
17Y ¿quién habria conocido tu voluntad, si tú no le hubieses dado la
Sabiduria y no le hubieses enviado de lo alto tu espiritu
santo?
18Sólo asi se enderezaron los caminos de los moradores de la tierra,
asi aprendieron los hombres lo que a ti te agrada y gracias a la
Sabiduria se salvaron.»
INICIO
Sabiduria 10
1Ella protegió al primer modelado, padre del mundo, que habia sido
creado solo; ella le sacó de su caida
2y le dio el poder de dominar sobre todas las cosas.
3Pero cuando un injusto, en su cólera, se apartó de ella, pereció por
su furor fraticida.
4Cuando por su causa la tierra se vio sumergida, de nuevo la Sabiduria
la salvó conduciendo al justo en un vulgar leño.
5En la confusión que siguió a la común perversión de las naciones, ella
conoció al justo, le conservó irreprochable ante Dios
y le mantuvo firme contra el entrañable amor a su
hijo.
6Ella, en el exterminio de los impios, libró al justo cuando escapaba
del fuego que bajaba sobre Pentápolis.
7Como testimonio de aquella maldad queda todavia una tierra desolada
humeando, unas plantas cuyos frutos no alcanzan sazón a
su tiempo, y, como monumento de un alma incrédula, se
alza una columna de sal.
8Pues, por haberse apartado del camino de la Sabiduria, no sólo
sufrieron la desgracia de no conocer el bien, sino que dejaron además a
los vivientes un recuerdo de su insensatez, para que
ni sus faltas pudieran quedar ocultas.
9En cambio, a sus servidores la Sabiduria los libró de sus fatigas.
10Ella al justo que huia de la cólera de su hermano le guió por caminos
rectos; le mostró el reino de Dios y le dio el conocimiento de cosas
santas; le dio éxito en sus duros trabajos y multiplicó el fruto de sus
fatigas;
11le asistió contra la avaricia de sus opresores y le enriqueció;
12le preservó de sus enemigos y le protegió de los que le tendian
asechanzas; y le concedió la palma en un duro combate para enseñarle
que la piedad contra todo prevalece.
13Ella no desamparó al justo vendido, sino que le libró del pecado;
14bajó con él a la cisterna y no le abandonó en las cadenas, hasta
entregarle el cetro real y el poder sobre sus tiranos, hasta mostrar
mentirosos a sus difamadores y concederle una gloria eterna.
15Ella libró de una nación opresora a un pueblo santo y a una raza
irreprochable.
16Entró en el alma de un servidor del Señor e hizo frente a reyes
temibles con prodigios y señales;
17pagó a los santos el salario de sus trabajos; los guió por un camino
maravilloso, fue para ellos cobertura durante el dia y lumbre de
estrellas durante la noche;
18les abrió paso por el mar Rojo y los condujo a través de las inmensas
aguas,
19mientras a sus enemigos los sumergió y luego los hizo saltar de las
profundidades del abismo.
20De este modo los justos despojaron a los impios; entonaron cantos,
Señor, a tu santo Nombre y unánimes celebraron tu mano protectora,
21porque la Sabiduria abrió la boca de los mudos e hizo claras las
lenguas de los pequeñuelos.
INICIO
Sabiduria 11
1Ella dirigió felizmente sus empresas por medio de un profeta santo.
2Atravesaron un desierto deshabitado y fijaron sus tiendas en parajes
inaccesibles;
3hicieron frente a sus enemigos y rechazaron a sus adversarios.
4Tuvieron sed y te invocaron: de una roca abrupta se les dio agua, de
una piedra dura, remedio para su sed.
5Lo mismo que fue para sus enemigos un castigo, fue para ellos en su
apuro un beneficio.
6En vez de la fuente perenne de un rio enturbiado por una mezcla de
sangre y barro
7en pena de su decreto infanticida, diste a los tuyos inesperadamente
un agua abundante,
8mostrándoles por la sed que entonces sufrieron de qué modo habias
castigado a sus adversarios.
9Pues cuando sufrieron su prueba - si bien con misericordia corregidos
- conocieron cómo los impios, juzgados con cólera,
eran torturados;
10pues a ellos los habias probado como padre que amonesta, pero a los
otros los habias castigado como rey severo que
condena.
11Tanto estando lejos como cerca, igualmente se consumian,
12pues una doble tristeza se apoderó de ellos, y un lamento con el
recuerdo del pasado:
13porque, al oir que lo mismo que era su castigo, era para los otros un
beneficio, reconocieron al Señor;
14pues al que antes hicieron exponer y luego rechazaron con escarnio,
al final de los acontecimientos le admiraron después de padecer una sed
bien diferente de la de los justos.
15Por sus locos e inicuos pensamientos por los que, extraviados,
adoraban reptiles sin razón y bichos despreciables,
les enviaste en castigo muchedumbre de animales sin
razón,
16para que aprendiesen que, por donde uno peca, por alli es castigado.
17Pues bien podia tu mano omnipotente - ella que de informe materia
habia creado el mundo - enviar contra ellos muchedumbre de osos o
audaces leones,
18o bien fieras desconocidas, entonces creadas, llenas de
furor,respirando aliento de fuego, lanzando humo hediondo o despidiendo
de sus ojos terribles centellas,
19capaces, no ya de aniquilarlos con sus ataques, sino de destruirlos
con sólo su estremecedor aspecto.
20Y aun sin esto, de un simple soplo podian sucumbir, perseguidos por
la Justicia, aventados por el soplo de tu poder. Pero tú todo lo
dispusiste con medida, número y peso.
21Pues el actuar con inmenso poder siempre está en tu mano. ¿Quién se
podrá oponer a la fuerza de tu brazo?
22Como lo que basta a inclinar una balanza, es el mundo entero en tu
presencia, como la gota de rocio que a la mañana baja sobre
la tierra.
23Te compadeces de todos porque todo lo puedes y disimulas los pecados
de los hombres para que se arrepientan.
24Amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces, pues, si
algo odiases, no lo habrias hecho.
25Y ¿cómo habria permanecido algo si no hubieses querido? ¿Cómo se
habria conservado lo que no hubieses llamado?
26Mas tú con todas las cosas eres indulgente, porque son tuyas, Señor
que amas la vida,
INICIO
Sabiduria 12
1pues tu espiritu incorruptible está en todas ellas.
2Por eso mismo gradualmente castigas a los que caen; les amonestas
recordándoles en qué pecan para que, apartándose del mal, crean en ti,
Señor.
3A los antiguos habitantes de tu tierra santa
4los odiabas, porque cometian las más nefastas acciones, prácticas de
hechiceria, iniciaciones impias.
5A estos despiadados asesinos de sus hijos, devoradores de entrañas en
banquetes de carne humana y de sangre, a estos
iniciados en bacanales,
6padres asesinos de seres indefensos, habias querido destruirlos a
manos de nuestros padres,
7para que la tierra que te era la más apreciada de todas, recibiera una
digna colonia de hijos de Dios.
8Pero aun con éstos, por ser hombres, te mostraste indulgente, y les
enviaste avispas, como precursoras de tu ejército,
que les fuesen poco a poco destruyendo.
9No porque no pudieses en batalla campal entregar a los impios en manos
de los justos, o aniquilarlos de una vez con feroces fieras o con
una palabra inexorable,
10sino que les concedias, con un castigo gradual, una ocasión de
arrepentirse; aun sabiendo que era su natural perverso, su malicia
innata, y que jamás cambiaria su manera de pensar
11por ser desde el comienzo una raza maldita. Tampoco por temor a nadie
concedias la impunidad a sus pecados.
12Pues ¿quién podria decirte: «¿Qué has hecho?» ¿Quién se opondria a tu
sentencia? ¿Quién te citaria a juicio por destruir naciones
por ti creadas? ¿Quién se alzaria contra ti como
vengador de hombres inicuos?
13Pues fuera de ti no hay un Dios que de todas las cosas cuide, a quien
tengas que dar cuenta de la justicia de tus juicios;
14ni hay rey ni soberano que se te enfrente en favor de los que has
castigado.
15Sino que, como eres justo, con justicia administras el universo, y
miras como extraño a tu poder condenar a quien no merece ser castigado.
16Tu fuerza es el principio de tu justicia y tu señorio sobre todos los
seres te hace indulgente con todos ellos
17Ostentas tu fuerza a los que no creen en la plenitud de tu poder, y
confundes la audacia de los que la conocen.
18Dueño de tu fuerza, juzgas con moderación y nos gobiernas con mucha
indulgencia porque, con sólo quererlo, lo puedes todo.
19Obrando asi enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser amigo del
hombre, y diste a tus hijos la buena esperanza de que, en el pecado,
das lugar al arrepentimiento.
20Pues si a los enemigos de tus hijos, merecedores de la muerte,con
tanto miramiento e indulgencia los castigaste dándoles tiempo y lugar
para apartarse de la maldad,
21¿con qué consideración no juzgaste a los hijos tuyos, a cuyos padres
con juramentos y pactos tan buenas promesas hiciste?
22Asi pues, para aleccionarnos, a nuestros enemigos los flagelas con
moderación, para que, al juzgar, tengamos en cuenta tu bondad y, al ser
juzgados, esperemos tu misericordia.
23Por tanto, también a los que inicuamente habian vivido una vida
insensata les atormentaste con sus mismas abominaciones.
24Demasiado, en verdad, se habian desviado por los caminos del error,
teniendo por dioses a los más viles y despreciables,
animales, dejándose engañar como pequeñuelos inconscientes.
25Por eso, como a niños sin seso, les enviaste una irrisión de castigo.
26Pero los que con una reprimenda irrisoria no se enmendaron, iban a
experimentar un castigo digno de Dios.
27A la vista de los seres que les atormentaban y les indignaban,de
aquellos seres que tenian por dioses y eran ahora su
castigo, abrieron los ojos y reconocieron por el Dios
verdadero a aquel que antes se negaban a conocer. Por
lo cual el supremo castigo descargó sobre ellos.
INICIO
Sabiduria 13
1Si, vanos por naturaleza todos los hombres en quienes habia ignorancia
de Dios y no fueron capaces de conocer por las cosas
buenas que se ven a Aquél que es, ni, atendiendo a
las obras, reconocieron al Artifice;
2sino que al fuego, al viento, al aire ligero, a la bóveda estrellada,
al agua impetuosa o a las lumbreras del cielo los
consideraron como dioses, señores del mundo.
3Que si, cautivados por su belleza, los tomaron por dioses, sepan
cuánto les aventaja el Señor de éstos, pues fue el Autor mismo de la
belleza quien los creó.
4Y si fue su poder y eficiencia lo que les dejó sobrecogidos, deduzcan
de ahi cuánto más poderoso es Aquel que los hizo;
5pues de la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por
analogia, a contemplar a su Autor.
6Con todo, no merecen éstos tan grave reprensión, pues tal vez caminan
desorientados buscando a Dios y queriéndole hallar.
7Como viven entre sus obras, se esfuerzan por conocerlas, y se dejan
seducir por lo que ven. ¡Tan bellas se presentan a
los ojos!
8Pero, por otra parte, tampoco son éstos excusables;
9pues si llegaron a adquirir tanta ciencia que les capacitó para
indagar el mundo, ¿cómo no llegaron primero a descubrir a su Señor?
10Desgraciados, en cambio, y con la esperanza puesta en seres sin vida,
los que llamaron dioses a obras hechas por mano de
hombre, al oro, a la plata, trabajados con arte, a representaciones de
animales o a una piedra inútil, esculpida por mano antigua.
11Un leñador abate con la sierra un árbol conveniente, lo despoja
diestramente de toda su corteza, lo trabaja con habilidad y fabrica un
objeto útil a las necesidades de la vida.
12Con los restos de su trabajo se prepara la comida que le deja
satisfecho.
13Queda todavia un resto del árbol que para nada sirve, un tronco
torcido y lleno de nudos. Lo toma y lo labra para llenar los ratos de
ocio, le da forma con la destreza adquirida en sus
tiempos libres; le da el parecido de una imagen de
hombre
14o bien la semejanza de algún vil animal. Lo pinta de bermellón,
colorea de rojo su cuerpo y salva todos sus defectos bajo la capa de
pintura.
15Luego le prepara un alojamiento digno y lo pone en una pared
asegurándolo con un hierro.
16Mira por él, no se le caiga, pues sabe que no puede valerse por si
mismo, que sólo es una imagen y necesita que le ayuden.
17Pues bien, cuando por su hacienda, bodas o hijos ruega, no se le cae
la cara al dirigirse a este ser sin vida.Y pide salud a un inválido,
18vida a un muerto, auxilio al más inexperto, un viaje feliz al que ni
de los pies se puede valer,
19y para sus ganancias y empresas, para el exito en el trabajo de sus
manos, al ser más desmañado le pide destreza.
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Sabiduria 14
1Otro, preparándose a embarcar para cruzar el mar bravio, invoca a un
leño más frágil que la nave que le lleva.
2Que a la nave, al fin, la inventó el afán de lucro, y la sabiduria fue
el artifice que la construyó;
3y es tu Providencia, Padre, quien la guia, pues también en el mar
abriste un camino, una ruta segura a través de las olas,
4mostrando asi que de todo peligro puedes salvar para que hasta el
inexperto pueda embarcarse.
5No quieres que queden inactivas las obras de tu Sabiduria; por eso, a
un minúsculo leño fian los hombres su vida, cruzan el
oleaje en una barquichuela y arriban salvos a puerto.
6También al principio, mientras los soberbios gigantes perecian, se
refugió en una barquichuela la esperanza del mundo,
y, guiada por tu mano, dejó al mundo semilla de una
nueva generación.
7Pues bendito es el leño por el que viene la justicia,
8pero el idolo fabricado, maldito él y el que lo hizo; uno por hacerle,
el otro porque, corruptible, es llamado dios,
9y Dios igualmente aborrece al impio y su impiedad;
10ambos, obra y artifice, serán igualmente castigados.
11Por eso también habrá una visita para los idolos de las naciones,
porque son una abominación entre las criaturas de
Dios, un escándalo para las almas de los hombres, un lazo para los pies
de los insensatos.
12La invención de los idolos fue el principio de la fornicación;su
descubrimiento, la corrupción de la vida.
13No los hubo al principio ni siempre existirán;
14por la vanidad de los hombres entraron en el mundo y, por eso, está
decidido su rápido fin.
15Un padre atribulado por un luto prematuro encarga una imagen del hijo
malogrado; al hombre muerto de ayer, hoy como un dios le venera y
transmite a los suyos misterios y ritos.
16Luego, la impia costumbre, afianzada con el tiempo, se acata como
ley.
17También por decretos de los soberanos recibian culto las estatuas.
Unos hombres que, por vivir apartados, no les podian
honrar en persona, representaron su lejana figura encargando una
imagen, reflejo del rey venerado; asi lisonjearian con su celo al
ausente como si presente se hallara.
18A extender este culto contribuyó la ambición del artista y arrastró
incluso a quienes nada del rey sabian;
19pues deseoso, sin duda, de complacer al soberano, alteró con su arte
la semejanza para que saliese más bella,
20y la muchedumbre seducida por el encanto de la obra, al que poco
antes como hombre honraba, le consideró ya objeto de
adoración.
21De aqui provino la asechanza que se le tendió a la vida: que,
victimas de la desgracia o del poder de los
soberanos, dieron los hombres a piedras y leños el
Nombre incomunicable.
22Luego, no bastó con errar en el conocimiento de Dios; viviendo además
la guerra que esta ignorancia les mueve, ellos a tan
graves males les dan el nombre de paz.
23Con sus ritos infanticidas, sus misterios secretos, sus delirantes
orgias de costumbres extravagantes,
24ni sus vidas ni sus matrimonios conservan ya puros. Uno elimina a
otro a traición o le aflige dándole bastardos;
25por doquiera, en confusión, sangre y muerte, robo y fraude,
corrupción, deslealtad, agitación, perjurio,
26trastorno del bien, olvido de la gratitud, inmundicia en las almas,
inversión en los sexos, matrimonios libres, adulterios, libertinaje.
27Que es culto de los idolos sin nombre principio, causa y término de
todos los males.
28Porque o se divierten alocadamente, o manifiestan oráculos falsos, o
viven una vida de injusticia, o con toda facilidad perjuran:
29como los idolos en que confian no tienen vida, no esperan que del
perjurio se les siga algún mal.
30Una justa sanción les alcanzará, sin embargo, por doble motivo: por
formarse de Dios una idea falsa al darse a los idolos
y por jurar injustamente contra la verdad con desprecio de toda
santidad.
31Que no es el poder de aquellos en cuyo nombre juran; es la sanción
que merece todo el que peca, la que persigue siempre la transgresión de
los inicuos.
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Sabiduria 15
1Mas tú, Dios nuestro, eres bueno y verdadero, paciente y que con
misericordia gobiernas el universo.
2Aunque pequemos, tuyos somos, porque conocemos tu poder; pero no
pecaremos, porque sabemos que somos contados por
tuyos.
3Pues el conocerte a ti es la perfecta justicia y conocer tu poder, la
raiz de la inmortalidad.
4A nosotros no nos extraviaron las creaciones humanas de un arte
perverso, ni el inútil trabajo de los pintores, figuras embadurnadas de
colores abigarrados,
5cuya contemplación despierta la pasión en los insensatos que codician
la figura sin aliento de una imagen muerta.
6Apasionados del mal son y dignos de tales esperanzas los que las
crean, los que las codician, los que las adoran.
7Un alfarero trabaja laboriosamente la tierra blanda y modela diversas
piezas, todas para nuestro uso; unas van destinadas a usos nobles,
otras al contrario, pero todas las modela de igual
manera y de la misma arcilla. Sobre el servicio
diverso que unas y otras han de prestar, es el
alfarero quien decide.
8Pero luego - ¡mala pena que se toma! - de la misma arcilla modela una
vana divinidad. Y la modela él, que poco ha nació de la tierra y que
pronto habrá de volver a la tierra de donde fue
sacado, cuando le reclamen la devolución de su alma.
9Pero no se preocupa de que va a morir, de que es efimera su vida;
antes rivaliza con orfebres y plateros, imita las obras del broncista y
se ufana de modelar falsificaciones.
10Escoria es su corazón, más vil que la tierra su esperanza, más
abyecta que la arcilla su vida,
11porque desconoció al que le modeló a él, al que le inspiró un alma
activa y le infundió un espiritu vivificante.
12Piensa que la existencia es un juego de niños y la vida, un lucrativo
mercado: «Es preciso ganar, dice, por todos los medios,
aun malos.»
13Este hombre más que nadie sabe que peca, como quien de una misma masa
de tierra fabrica frágiles piezas y estatuas de
idolos.
14Insensatos todos en sumo grado y más infelices que el alma de un
niño, los enemigos de tu pueblo que un dia le oprimieron;
15como que tuvieron por dioses a todos los idolos de los gentiles, que
no pueden valerse de los ojos para ver, ni de la nariz para respirar,
ni de los oidos para oir, ni de los dedos de las manos para tocar, y
sus pies son torpes para andar.
16Al fin, un hombre los hizo, uno que recibió en préstamo el espiritu
los modeló; y no hay hombre que modele un dios igual a si mismo;
17mortal como es, un ser muerto produce con sus manos impias. Vale
ciertamente más que las cosas que adora: él, un tiempo al menos, goza
de vida, ellos jamás.
18Adoran, además, a los bichos más repugnantes que en estupidez superan
a todos los demás;
19ni siquiera poseen la belleza de los animales que, a su modo, cautiva
al contemplarlos; están excluidos de la aprobación de Dios y de
su bendición.
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Sabiduria 16
1Por eso, mediante seres semejantes, fueron justamente castigados; una
multitud de bichos les sometieron a tormento.
2En vez de tal castigo, concediste favores a tu pueblo: para satisfacer
su voraz apetito, les preparaste como alimento un manjar exquisito:
codornices;
3para que aquéllos, aun ansiando el alimento, por el asqueroso aspecto
de los bichos que les enviabas, hasta el apetito
natural perdiesen, y éstos, pasadas unas breves privaciones, viniesen a
gustar manjares exquisitos.
4Era razón que aquéllos, los opresores, sufrieran un hambre
irremediable, mientras a éstos bastaba mostrarles la clase
de tormento que sus enemigos padecian.
5Incluso cuando cayó sobre ellos la ira terrible de animales feroces,
cuando por mordeduras de sinuosas serpientes
perecian, no persistió tu cólera hasta el fin.
6Como advertencia se vieron atribulados por breve tiempo, pues tenian
una señal de salvación como recuerdo del mandamiento
de tu Ley;
7y el que a ella se volvia, se salvaba, no por lo que contemplaba, sino
por ti, Salvador de todos.
8De este modo convenciste a nuestros enemigos de que tú eres el que
libras de todo mal:
9a ellos picaduras de langostas y moscas los mataban, - y bien merecian
que bichos tales los castigasen - sin que remedio hallaran para su
vida;
10a tus hijos, en cambio, ni dientes de serpientes venenosas los
vencieron, pues vino tu misericordia en su socorro y los sanó.
11Las mordeduras - pronto curadas - les recordaban tus preceptosno
fuera que, cayendo en profundo olvido, se vieran excluidos de tu
liberalidad.
12Ni los curó hierba ni emplasto alguno, sino tu palabra, Señor, que
todo lo sana.
13Pues tú tienes el poder sobre la vida y sobre la muerte, haces bajar
a las puertas del Hades y de alli subir.
14El hombre, en cambio, puede matar por su maldad, pero no hacer tornar
al espiritu que se fue, ni liberar al alma ya acogida en el Hades.
15Es imposible escapar de tu mano.
16Los impios que rehusaban conocerte fueron fustigados por la fuerza de
tu brazo; lluvias insólitas, granizadas, aguaceros
implacables los persigueron y el fuego los devoró.
17Y lo más extraño era que con el agua, que todo lo apaga, el fuego
cobraba una violencia mayor. El universo, en efecto, combate en favor
de los justos.
18Las llamas unas veces se amansaban para no consumir a los animales
enviados contra los impios, y darles a entender, por
lo que veian, que el juicio de Dios les hostigaba;
19pero otras, aun en medio de las aguas, abrasaban con fuerza superior
a la del fuego para destruir las cosechas de una tierra inicua.
20A tu pueblo, por el contrario, le alimentaste con manjar de ángeles;
les suministraste, sin cesar desde el ciel un pan ya
preparado que podia brindar todas las delicias y
satisfacer todos los gustos.
21El sustento que les dabas revelaba tu dulzura con tus hijos pues,
adaptándose al deseo del que lo tomaba, se tranformaba en lo que cada
uno queria.
22Nieve y hielo resistian al fuego sin fundirse, para que supieran que
el fuego, para destruir las cosechas de sus enemigos,
entre el granizo abrasaba y fulguraba entre la
lluvia,
23mientras que, para que los justos pudieran sustentarse, hasta de su
natural poder se olvidaba.
24Porque la creación, sirviéndote a ti, su Hacedor, se embravece para
castigo de los inicuos y se amansa en favor de los que en ti confian.
25Por eso, también entonces, cambiándose en todo, servia a tu
liberalidad que a todos sustenta, conforme al deseo de los necesitados.
26De este modo enseñabas a tus hijos queridos, Señor, que no son las
diversas especies de frutos los que alimentan al
hombre, sino que es tu palabra la que mantiene a los que
creen en ti.
27El fuego no alcanzaba a disolver lo que sencillamente derretia el
calor de un breve rayo de sol.
28Con ello le enseñabas que debian adelantarse al sol para darte
gracias y recurrir a ti al rayar el dia,
29pues la esperanza del ingrato como escarcha invernal se derrite y
corre como agua inútil.
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Sabiduria 17
1Grandes son en verdad tus juicios e inenarrables, por donde almas
ignorantes se vinieron a engañar.
2Imaginaban los impios que podrian oprimir a una nación santa; y se
encontraron prisioneros de tinieblas, en larga noche
trabados, recluidos en sus casas, desterrados de la
Providencia eterna.
3Creian que se mantendrian ocultos con sus secretos pecados bajo el
oscuro velo del olvido; y se vieron dispersos, presa de terrible
espanto, sobresaltados por apariciones.
4Pues ni el escondrijo que les protegia les libraba del miedo; que
también alli resonaban ruidos escalofriantes y se aparecian espectros
sombrios de lúgubre aspecto.
5No habia fuego intenso capaz de alumbrarles, ni las brillantes llamas
de las estrellas alcanzaban a esclarecer aquella odiosa noche.
6Tan sólo una llamarada, por si misma encendida, se dejaba entrever
sembrando el terror; pues en su espanto, al desaparecer la visión,
imaginaban más horrible aún lo que acababan de ver.
7Los artificios de la magia resultaron ineficaces; con gran afrenta
quedó refutado su pretendido saber,
8pues los que prometian expulsar miedos y sobresaltos de las almas
enloquecidas, enloquecian ellos mismos con ridiculos temores.
9Incluso cuando otro espanto no les atemorizara, sobresaltados por el
paso de los bichos y el silbido de los reptiles,
10se morian de miedo, y rehusaban mirar aquel aire que de ninguna
manera podian evitar.
11Cobarde es, en efecto, la maldad y ella a si misma se condena;acosada
por la conciencia imagina siempre lo peor;
12pues no es otra cosa el miedo sino el abandono del apoyo que presta
la reflexión;
13y cuanto menos se cuenta con los recursos interiores, tanto mayor
parece la desconocida causa que produce el tormento.
14Durante aquella noche verdaderamente inerte, surgida de las
profundidades del inerte Hades, en un mismo sueño sepultados,
15al invadirles un miedo repentino e inesperado, se vieron, de un lado,
perseguidos de espectrales apariciones y, de otro,
paralizados por el abandono de su alma.
16De este modo, cualquiera que en tal situación cayera, quedaba
encarcelado, encerrado en aquella prisión sin
hierros;
17ya fuera labrador o pastor, o bien un obrero dedicado en la soledad a
su trabajo, sorprendido, soportaba la ineludible necesidad,
18atados todos como estaban por una misma cadena de tinieblas. El
silbido del viento, el melodioso canto de las aves en la enramada, el
ruido regulado del agua que corria impetuosa,
19el horrisimo fragor de rocas que caian de las alturas, la invisible
carrera de animales que saltando pasaban, el rugido
de las fieras más salvajes, el eco que devolvian las oquedades de las
montañas, todo les aterrorizaba y les dejaba paralizados.
20Estaba entonces el mundo entero iluminado de luz esplendorosa,y, sin
traba alguna, se ocupaba en sus quehaceres;
21sólo sobre ellos se extendia pesada noche, imagen de las tinieblas
que les esperaban recibir. Aunque ellos a si mismos se eran más pesados
que las tinieblas.
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Sabiduria 18
1Entre tanto para tus santos habia una grandisima luz. Los egipcios,
que oian su voz aunque no distinguian su figura, les proclamaban
dichosos por no haber padecido ellos también;
2les daban gracias porque agraviados no se vengaban y les pedian perdón
por su conducta hostil.
3En vez de tinieblas, diste a los tuyos una columna de fuego, guia a
través de rutas desconocidas, y sol inofensivo en su gloriosa
emigración.
4Bien merecian verse de luz privados y prisioneros de tinieblas, los
que en prisión tuvieron encerrados a aquellos hijos
tuyos que habian de dar al mundo la luz incorruptible de
la Ley.
5Por haber decretado matar a los niños de los santos, salvándose de los
hijos expuestos uno tan sólo, les arrebataste en castigo la multitud de
sus hijos y a ellos, a una, les hiciste perecer bajo
la violencia de las aguas.
6Aquella noche fue previamente conocida por nuestros padres, para que
se confortasen al reconocer firmes los juramentos en que
creyeron.
7Tu pueblo esperaba a la vez la salvación de los justos y la
destrucción de sus enemigos.
8Y, en efecto, con el castigo mismo de nuestros adversarios, nos
colmaste de gloria llamándonos a ti.
9Los santos hijos de los buenos ofrecieron sacrificios en secreto y
establecieron unánimes esta ley divina: que los santos correrian en
común las mismas aventuras y riesgos; y, previamente,
cantaron ya los himnos de los Padres.
10A estos cánticos respondia el discordante clamor de sus enemigos, se
disfundian los lamentos de los que lloraban a sus
hijos.
11Un mismo castigo alcanzaba al esclavo y al señor; el hombre del
pueblo sufria la misma pena que el rey.
12Todos a la vez contaban con muertos innumerables abatidos por un
mismo género de muerte. Los vivos no se bastaban a darles sepultura,
como que, de un solo golpe, habia caido la flor de su
descendencia.
13Mantenidos en absoluta incredulidad por los artificios de la magia,
acabaron por confesar, ante la muerte de sus
primogénitos, que aquel pueblo era hijo de Dios.
14Cuando un sosegado silencio todo lo envolvia y la noche se encontraba
en la mitad de su carrera,
15tu Palabra omnipotente, cual implacable guerrero, saltó del cielo,
desde el trono real, en medio de una tierra condenada al exterminio.
Empuñando como afilada espada tu decreto irrevocable,
16se detuvo y sembró la muerte por doquier; y tocaba el cielo mientras
pisaba la tierra.
17Entonces, de repente, sueños y horribles visiones les sobresaltaron,
les sobrevinieron terrores imprevistos.
18Aqui y allá tendidos, ya moribundos, daban a conocer la causa de su
muerte,
19pues los sueños que les habian pertubado, se lo habian indicado a
tiempo para que no muriesen sin saber la razón de su
desgracia.
20También a los justos les alcanzó la prueba de la muerte; una multitud
de ellos pereció en el desierto. Pero no duró la Cólera mucho tiempo,
21que pronto un hombre irreprochable salió en su defensa. Con las armas
de su propio ministerio, la oración y el incienso expiatorio, se
enfrentó a la ira y dio fin a la plaga, mostrando con ello que era en
verdad siervo tuyo.
22Y venció a la Cólera no con la fuerza de su cuerpo, ni con el poder
de las armas, sino que sometió con su palabra al que traia
el castigo recordándole los juramentos hechos a los
Padres y las alianzas.
23Cuando ya los muertos, unos sobre otros, yacian hacinados, frenó,
interponiéndose, el avance de la Cólera y le cerró el camino hacia los
que todavia vivian.
24Llevaba en su vestido talar el mundo entero, grabados en cuatro
hileras de piedras los nombres gloriosos de los
Padres y tu majestad en la diadema de su cabeza.
25Ante esto, el Exterminador cedió y se atemorizó; pues era suficiente
la sola experiencia de tu Cólera.
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Sabiduria 19
1Pero, sobre los impios, descargó hasta el fin una ira sin
misericordia, pues Dios sabia de antemano lo que iban a tramar:
2que, luego de permitir marchar a su pueblo y apremiarle en su partida,
mudando de parecer, saldrian a perseguirle.
3Ocupados estaban todavia en su duelo y lamentándose junto a las tumbas
de sus muertos, cuando concibieron otro proyecto insensato: a los que
con ruegos despacharon, dieron en perseguirlos como
fugitivos.
4Una justa fatalidad los arrastraba a tales extremos y les borraba el
recuerdo de los sucesos precedentes; asi completarian con un nuevo
castigo lo que a sus tormentos faltaba,
5asi mientras tu pueblo gozaba de un viaje maravilloso, ellos
encontrarian una muerte extraña.
6Pues para preservar a tus hijos de todo daño, la creación entera,
obediente a tus órdenes, se rehizo de nuevo en su propia naturaleza.
7Se vio una nube proteger con su sombra el campamento, emerger del agua
que la cubria una tierra enjuta, del mar Rojo un camino expedito, una
verde llanura del oleaje impetuoso,
8por donde, formando un solo pueblo, pasaron los que tu mano protegia
mientras contemplaban tan admirables prodigios.
9Como caballos se apacentaban, y retozaban como corderos alabándote a
ti, Señor que los habias liberado.
10Recordaban todavia lo sucedido en su destierro, cómo, en vez de nacer
los mosquitos de animales, los produjo la tierra,
cómo, en vez de nacer las ranas de seres acuáticos,
las vomitó el Rio en abundancia.
11Más tarde, vieron además un modo nuevo de nacer las aves; cuando,
llevados de la gula, pidieron manjares delicados,
12para satisfacerles, subieron codornices desde el mar.
13Mas sobre los pecadores cayeron los castigos, precedidos, como aviso,
de la violencia de los rayos. Con toda justicia sufrian por sus propias
maldades, por haber extremado su odio contra el extranjero.
14Otros no recibieron a unos desconocidos a su llegada. pero éstos
redujeron a esclavitud a huéspedes bienhechores.
15Además habrá una visita para ellos porque recibieron hostilmente a
los extranjeros...
16pero éstos, después de acoger con fiestas a los que ya participaban
en los mismos derechos que ellos, los aplastaron con
terribles trabajos.
17Por eso, también fueron éstos heridos de ceguera, como aquéllos a las
puertas del justo, cuando, envueltos en inmensas tinieblas, buscaba
cada uno el acceso a su puerta.
18Los elementos se adaptaron de una nueva manera entre si como cambian
la naturaleza del ritmo los sonidos en un salterio
sin que cambie por eso su tonalidad, cosa que se puede deducir
claramente examinando lo sucedido.
19Seres terrestres se tornaban acuáticos, y los que nadan pasaban a
caminar sobre la tierra.
20El fuego aumentaba en el agua su fuerza natural y el agua olvidaba su
poder de apagar.
21Por el contrario, las llamas no consumian las carnes de los endebles
animales que sobre ellas caminaban, ni fundian aquel
alimento divino, parecido a la escarcha, tan fácil de derretirse.
22En verdad, Señor, que en todo engrandeciste a tu pueblo y le
glorificaste, y no te descuidaste en asistirle en todo tiempo y
en todo lugar.
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