JORNADA
MUNDIAL DE LOS POBRES 2025
16 -
noviembre - 2025
La Iglesia
celebra la IX
Jornada Mundial de los Pobres el
próximo domingo 16 de noviembre. En el contexto del Año Jubilar, el
lema seleccionado para este año ha sido tomado del salmo 71 y ahonda en
la idea de la esperanza: «Tú, Señor, eres mi esperanza» (cf. Sal 71, 5).
Mensaje
del Papa
En
su mensaje, el Papa subraya la necesidad de la fe, puesto que Dios es
nuestro refugio y solo en Su amor se encuentra esperanza ante las
dificultades y angustias de la vida: «De ahí nace la confianza
indefectible de que la esperanza en Él no defrauda». En el caso de los
pobres, sus vidas están marcadas por la precariedad y la marginación.
En lugar de confiar «en las seguridades del poder o del tener», el
pobre es víctima de ellas por lo que «su esperanza sólo puede reposar
en otro lugar«.
En
esta línea, León XIV apunta que «la pobreza más grave es no conocer a
Dios» y recuerda unas palabras de Francisco en su exhortación
apostólica Evangelii gaudium: «La peor discriminación que sufren los
pobres es la falta de atención espiritual. La inmensa mayoría de los
pobres tiene una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no
podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la
celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de
crecimiento y de maduración en la fe» (n. 200).
El
mensaje del Santo Padre también está marcado por la importancia de la
caridad. León XIV insiste en que la pobreza «tiene causas estructurales
que deben ser afrontadas y eliminadas». Sin embargo, mientras ello
sucede, «todos estamos llamados a crear nuevos signos de esperanza que
testimonien la caridad cristiana, como lo hicieron muchos santos y
santas de todas las épocas».
Así,
esta Jornada es un recordatorio para la Iglesia de que «los pobres
están en el centro de toda la acción pastoral«. «Los pobres no son una
distracción para la Iglesia, sino los hermanos y hermanas más amados,
porque cada uno de ellos, con su existencia, e incluso con sus palabras
y la sabiduría que poseen, nos provoca a tocar con las manos la verdad
del Evangelio«, escribe el Santo Padre.